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COMPETENCIA LINGÜíSTICA
Y COMPETENCIA COMUNICATIVA

Roman Jakobson (ver esquema de la comunicación y funciones del lenguaje en apunte de Néstor
Sexe) planteaba que en todo proceso lingüístico, un emisor envía un mensaje a un destinatario. Para que
este mensaje sea operativo se requiere un referente. Y para que sea perceptible por el destinatario, un código
común entre emisor y receptor y un canal físico de conexión. La eliminación de alguno de estos factores hace
imposible la comunicación.

Este modelo tradicional sobre el cual se han basado muchísimos modelos posteriores, lo tomamos como
punto de partida para cuestionarlo. La comunicación no se reduce a un esquema lineal abstracto, sino que es
un fenómeno mucho más complejo. No hay roles totalmente fijados de antemano, no hay linealidad.
Los aportes de la teoría del enunciado de Mijail Bajtin -1926- son un buen punto de partida para
repensar este esquema sin reducirnos al modelo abstracto de la lengua.

Bajtin propone pensar este modelo anclado en la experiencia vivencial de los sujetos, el momento en
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que el lenguaje deja de ser una virtualidad para ponerse en juego la interacción comunicativa. Hace hincapié
en el horizonte comÚn de los locutores: el enunciado es producido necesariamente en un contexto (Ej:
así es. Horizonte común: nieva todo el año).
Bajtin plantea el carácter social del enunciado: está orientado a alguien y el locutor -o destinatario- es
también un ser social (hasta el llanto del bebe está orientado a su madre). Esta teoría es el origen de la ciencia
de los discursos en tanto sociales. Todo discurso está ´habitado’ de antemano, por la voz del destinatario.
El sentido no es construido totalmente por el enunciador sino que hay cierta indeterminación en el
mensaje, termina de construirse en la recepción. Y tal vez no debamos ver esa deriva o desvíos del sentido
como infortunios sino como la posibilidad misma del lenguaje y la comunicación.

Por otra parte, otro tema del que se ha ocupado la sociolingüística, es de la desigualdad de roles o po-
siciones de emisor y destinatario, que no siempre es simétrica, y dependerá del capital simbólico -cf. Pierre
Bourdieu- de cada uno de ellos.


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origen de la
MIJAIL BAJTIN

teoría de los discursos sociales

Mijail Bajtín
Nació en Orel, al sur de Moscú, en 1895, pero vivió su infancia en Vilnius (Lituania) y Odessa. Murió en 1975.
Estudió filosofía y letras en la Universidad de San Petersburgo. Junto a otros intelectuales creó el llamado
“círculo Bajtiní, estudioso del pensamiento contemporáneo y de las nuevas corrientes de la ciencia. Sus obras
alcanzaron gran prestigio en los círculos académicos moscovitas de los años 60, pero su figura, que fue cono-
cida en occidente después de su muerte (1975), no tuvo el gran reconocimiento de su país hasta los años 90
de pasado siglo. Su obra y la de quienes formaron el círculo intelectual y académico del autor está en el origen
de la nueva lingüística, la sociolingüística, la narratología, la antropología literaria e, incluso, de los estudios
culturales y las construcciones hipertextuales.
Frente al carácter discursivo unidireccional, impositivo y dominador de la retórica clásica, alumbra una construcción
participativa, integradora, social, en la que cabe la diversidad, la multiplicidad de voces, el escenario “polifónico”,
en la que muchos autores ven rasgos que anticipan las futuras derivas de los estudios culturales.
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Bajtin establece una similitud entre el acto y la palabra, y el acto es el hecho concreto de la comunicación.
Frente a la lingüística tradicional, propone el estudio de la lengua como un fenómeno de comunicación, siempre
relacionada con un contexto.

Teoría del enunciado de Mijail Bajtín


Concepto de HORIZONTE COMÚN

Aunque sus obras tuvieron gran prestigio en la Rusia de los años sesenta, su pensamiento sólo se
conoció en Occidente tras su muerte en 1975. Hizo contribuciones originales a la nueva lingüística,
la sociolingüística, la narratología, la antropología literaria e, incluso, a los estudios culturales y las
construcciones hipertextuales.
La concepción bajtiniana de los géneros literarios y la retórica es dialógica, se funda en el diálogo y
más genéricamente en los procesos de comunicación. Plantea un retórica dialógica y dialéctica,
determinada por la posición cultural, psicológica, etc. de los actores que se comunican. Esto supone
una innovación frente al carácter discursivo unidireccional, y alumbra una construcción participativa,
integradora, social, en la que cabe la diversidad, la multiplicidad de voces, el escenario “polifónico”,
en la que muchos autores ven rasgos que anticipan las futuras derivas de los estudios culturales.
Frente a la lingüística tradicional, propone estudiar la lengua como fenómeno de comunicación rela-
cionado con un contexto y unos valores de interlocución definidos por los protagonistas del diálogo.
Distingue además el alcance de la comunicación según los “géneros” expresivos, el “volumen”
semántico, la naturaleza dialogante de sus actores, la situación en la que se produce y sus alcances
extralingüísticos y metalingüísticos.

Bajtín propone que el enunciado es producto de la interacción entre la lengua y el contexto. Es


social, histórico. No individual.
(1926) El discurso en la vida y el discurso en la poesía, de Valentín Voloshinov es un texto conside-
rado manifiesto fundacional de la nueva ciencia de los discursos.
En ese texto, propone que el material lingüístico es solo una parte del enunciado. Existe una parte
no verbal, que es el contexto de enunciación (los enunciados mínimos como el ejemplo “así es”
que aparece en el artículo, así lo demuestran.
Esa parte no verbal, compuesta de elementos espacio temporales (donde), semánticos (qué) y
evaluativos es sobreentendida, y la denomina HORIZONTE COMÚN.


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origen de la
teoria de los discursos sociales

El contexto del enunciado está sobreentendido para el sujeto social.


Este carácter social del enunciado tiene un doble origen:
- está dirigido a alguien
- el locutor es también un ser social
El enunciado resulta de la interacción entre ambos: es decir, “incluye” la reacción del auditor. Así,
el enunciado “construye” dos personas socialmente organizadas. Hasta cuando el interlocutor no
está presente, SE LO PRESUPONE.
Siempre el enunciado está orientado al interlocutor. “El enunciado más primitivo es ya organizado
en las condiciones del medio social. Hasta el llanto del bebé se orienta a su mamá”. Por lo tanto,
todo enunciado puede ser formulado formando parte de un diálogo.
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Toda comunicación es intercambio de enunciados, por lo tanto diálogo.

Ampliacíón
La conversación: entre lo que se dice y lo que se calla
Portal educativo de la Nación: educ.ar

Dos amigas caminan por la calle y se cruzan con un chico. Una mira a la otra y le dice: “¿viste?”.
¿Por qué las chicas entienden perfectamente el sentido de esa expresión, y un observador ocasional
no, a pesar de haber escuchado el comentario?
En primer término, las chicas comparten un mismo espacio y tiempo. Para alguien que estuviera
caminando con ellas, es probable que la expresión “¿viste?” resultara más clara. Supongamos
que el observador es un señor que está sentado en un bar cercano cuando ve la escena. Ve a las
amigas, ve al chico, y piensa que el comentario se debe a que pasó el muchacho, pero en realidad
puede ser el final de una conversación anterior. Imaginemos ahora que realmente el comentario
se debe al chico que se cruzó con ellas: falta saber si era un conocido, si era la primera vez que
se lo cruzaban o si ya lo habían visto en otras ocasiones y, por supuesto, si el chico les gusta o
no. En resumen: el habla en la vida cotidiana, la conversación, no se agota en las palabras que la
componen. El enunciado , lo que se dice, no puede separarse del contexto de enunciación.
Los que participan en la conversación comparten algunas cosas que son necesarias para compren-
der lo que se dice. Estos elementos no verbales son los siguientes:
Horizonte espacial común: vimos que el observador no compartía exactamente el mismo
espacio. Supone que las chicas vieron al muchacho, pero no está seguro.
Saber común: los datos que las amigas conocen. Si el chico es un conocido o no, si es el
novio de otra amiga, si es una estrella de la televisión.
Evaluación común: es una opinión compartida. Una parte de esa opinión está en el tono
con que se dijo el comentario, o puede estar en las frases que forman una conversación más larga,
pero siempre partimos de una opinión compartida sobre el tema de la conversación. En el caso an-
terior, se comparte la opinión de que el chico merece un comentario (favorable o desfavorable).
Con el horizonte espacial común, el saber común y la evaluación común, se conforma el
sobreentendido que es la parte no verbal de toda comunicación. Pero si analizamos cada uno de
esos elementos vemos que pueden cambiar, y cada cambio significa un pasaje del sobreentendido
(lo que no se dice porque no es necesario) al enunciado. El sobreentendido no siempre es estable,
puede modificarse y de ese modo modificar el contenido de lo dicho. Veamos algunos ejemplos
de dichos cambios.
Horizonte espacial común: cuando la conversación es telefónica no se comparte el mismo
espacio. En ese caso, muchas veces se hace referencia en el enunciado (lo dicho) al lugar en donde

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cada uno se encuentra.


Saber común: en el caso que imaginamos al principio, es fácil ver cómo cambiaría la
conversación si una de las amigas conociera al chico y la otra no, o una de ellas estuviera
enterada de una situación que desconoce la otra. Cuando no se comparte un saber común
es frecuente que haya malentendidos.
Evaluación común: la opinión compartida muchas veces tiene que ver con el grupo al
que pertenecen los participantes de la conversación: si tienen la misma edad, o van a
los mismos lugares, o simpatizan con el mismo equipo de fútbol, o escuchan la misma
música. Si en lugar de una charla entre dos amigas adolescentes se hubiera tratado de
una conversación entre padre e hija, es probable que el comentario no hubiera existido,
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porque tal vez padre e hija no compartirían la idea de que ese chico merecía un comen-
tario.
En conclusión, no se trata de ser un “buen entendedor”, como sugiere el refrán que elegimos
como título, sino que se trata de estar en la situación adecuada y saber de qué se trata.

Bibliografía
BAJTIN, Mijail; Estética de la creación verbal; Siglo XXI Editores; México; 1982.
BAJTIN, Mijail por TODOROV, T.; Mikhail Bakhtine, Le principe dialogique; Du Seuil; París; 1981.
VOLOSHINOV, V.; ´El discurso en la vida y el discurso en la poesíaª en TODOROV, T.; Le principe dialogique;
Seuil; París; 1981.
Voloshinov, Valentin, El signo ideológico y la filosofía del lenguaje, Buenos Aires, Nueva Visión, 1976.

Aclaración:
De Mijáil Mijáilovich Bajtín se publicaron algunas obras bajo el seudónimo de V. N. Voloshinov, en las que
señala posiciones que, tal vez, no habrían sido compatibles con la ideología expresada bajo su nombre
auténtico, de prestigio mundial.


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COMPETENCIA LINGÜíSTICA
Y COMPETENCIA COMUNICATIVA

Competencia lingüística

La palabra competencia proviene del griego agón, que da origen a agonistes, persona que competía
en los juegos olímpicos con el fin de ganar.
N. Chomsky, en su gramática generativa transformacional, recupera una posición naturalista del
lenguaje. Parte del supuesto de que existe un mecanismo propio del hombre que posibilita su de-
sarrollo, explica además los universales lingüísticos y sus procesos subyacentes. Hace la distinción
entre competencia lingüística y actuación o desempeño.
Este enfoque estructuralista logró grandes avances dándole cierta autonomía a la lingüística pero
a la vez cayó en un reduccionismo al no interesarse más que por el funcionamiento de la lengua
como entidad abstracta, dejando de lado el desempeño y el uso individual del lenguaje.
Chomsky se propuso construir una nueva teoría sobre la adquisición de la lengua. En 1957 acuñó
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el término competencia que definió como “capacidades y disposiciones para la interpretación y


la actuación.”
Para Chomsky, la competencia lingüística es el conocimiento que el hablante - oyente tiene
de su propia lengua. Este conocimiento es intuitivo, inconsciente, está interiorizado, y permite
al individuo producir un número potencialmente infinito de oraciones gramaticales en su propia
lengua. El “corpus” principal de conocimientos de la competencia lingüística es innato y configura
la gramática universal.
Por su parte Chomsky hace la distinción entre competencia lingüística y actuación o desempeño.
En el primer caso se refiere al conocimiento que tiene el sujeto del sistema de reglas de la lengua
y en el segundo caso a la utilización que hace el sujeto de ese sistema de reglas en su vida diaria.
Al igual que Saussure opina que el interés del lingüísta es la competencia, la cual se refiere a un
terreno puramente lingüístico, no se centra sobre el sujeto, sino sobre la descripción del sistema
de normas de la lengua por lo cual no le interesa el uso cotidiano del lenguaje, pero si la capaci-
dad subyacente que hace posible que la gente formule juicios de gramaticalidad en situaciones
ideales.

Competencia comunicativa

Ningún acto de comunicación sucede en el vacío, dos personas que se comunican pueden actuar
significativamente tan sólo si poseen una competencia comunicativa suficientemente homogénea,
que no quiere decir simplemente uniformidad de códigos (aspecto formal) sino convergencia de
disposiciones pragmáticas y por consiguiente socioculturales, cognitivas y afectivas.
El acto comunicativo no se entiende como algo estático, ni como un proceso lineal, sino como
un proceso cooperativo de interpretación de intenciones. No se limita a la expresión oral, de
manera simultánea se puede dar en diferentes modalidades (escuchar, hablar, leer y escribir), por
esto requiere la capacidad de codificar y decodificar mensajes atendiendo a las finalidades de la
comunicación.

El enfoque comunicativo aborda la competencia comunicativa como el conjunto de habilidades o


capacidades que posibilita una participación apropiada en situaciones comunicativas específicas.
Es decir, consiste en cumplir con los propósitos de la comunicación personal; esto es, lograr lo
que se quiere o necesita y hacerlo dentro de lo socialmente aceptable (sentido y coherencia).
La competencia comunicativa incluye los procesos lingüísticos, psicolingüísticos y sociolingüís-
ticos, por esta razón, trasciende el sentido propio del conocimiento del código lingüístico, para
entenderse como una capacidad de saber qué decir a quién, cuándo, cómo decirlo y cuándo callar
que implica aceptar que la competencia comunicativa no es reductible al aspecto lingüístico, que
tienen que considerarse, además, los aspectos sociológicos y psicológicos implicados.


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COMPETENCIA LINGÜíSTICA
Y COMPETENCIA COMUNICATIVA

La comunicación lingüística se logra mediante el dominio de la competencia comunicativa, tér-


mino que acuñó Hymes (1971, 1972, 1974) de la etnografía de la comunicación (entrecruce de la
antropología y la lingüística), corriente antropológica que empieza a desarrollarse a mediados de los
años sesenta y a comienzos de los setenta (Gumperz y Hymes 1964, 1972). Propone Hymes que
la competencia comunicativa se ha de entender como un conjunto de habilidades y conocimientos
que permiten que los hablantes de una comunidad lingüística puedan entenderse. En otras palabras,
es nuestra capacidad de interpretar y usar apropiadamente el significado social de las variedades
lingüísticas, desde cualquier circunstancia, en relación con las funciones y variedades de la lengua
y con las suposiciones culturales en la situación de comunicación. Se refiere, en otros términos, al
uso como sistema de las reglas de interacción social. La competencia comunicativa resulta ser
una suma de competencias, que incluye la competencia lingüística y la paralingüística.
Competencia lingüística: el hablante debe tener capacidad de contextualización, dominio del lenguaje
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de acuerdo a las situaciones. La competencia paralingüística, junto a la lingüística, constituyen la


competencia comunicativa, que es la capacidad de producir enunciados aceptables. La compe-
tencia comunicativa es un conjunto de habilidades y conocimientos que poseen los hablantes de
una lengua, que les permiten comunicarse pudiendo hacer uso de dicha lengua en situaciones de
habla, eventos de habla y actos de habla. Lo que decimos y hacemos tiene significado dentro de
un marco de conocimiento cultural.

LA COMPETENCIA COMUNICATIVA, ÍNTEGRA:

Competencia lingüística
Conocimientos que los sujetos poseen acerca del código -sea este la lengua u otro tipo de código,
ej. el lenguaje visual- (estructura sintáctica, reglas gramaticales, etc.)

Competencia paralingüística
que incluye:

-Conocimiento de roles y status

-Tiempo y espacio

-Nivel de formalidad de la situación

-Dominio y especialidad
Ej: análisis significa cosas diferentes para un periodista, un médico, un psicoanalista o un mate-
mático.

-Ideológicas y culturales
Se incluyen aquí los conocimientos de cada individuo sobre el mundo (competencia cultural) y
los sistemas de valores con los que se ubica frente a él (competencia ideológica)
generalmente compartidos por su grupo social.

-Determinaciones psicológicas
Se refieren a los estados afectivos o emocionales del individuo que marcan tanto la
producción como la recepción. Lo que resulta personal en cada emisor o destinatario.

-Problemas del universo discursivo


Esta competencia tiene que ver con el conocimiento que el sujeto tiene de las
características de los textos o de las variedades discursivas que circulan socialmente.
Funciona como factor de reconocimiento. Por ejemplo, los llamados géneros: es diferente un
mensaje en forma de relato que un diálogo o una exposición. En diseño, un afiche político, por
ejemplo, tiene particularidades propias del “género”.

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COMPETENCIA LINGÜíSTICA
Y COMPETENCIA COMUNICATIVA

La lingüista francesa Catherine Kerbrat Orecchioni, también reformuló el esquema de la comunica-


ción de Roman Jakobson, a partir de la consideración de la competencia comunicativa, que como
vemos en el siguiente cuadro, explica con algunas diferencias respecto de Hymes, pero dando
cuenta de los mismos aspectos intervinientes
en toda situación comunicativa.
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COMPETENCIA
COMUNICATIVA


1 lecturas/07 NOAM CHOMSKY

APENDICE. AMPLIACIóN SOBRE


COMPETENCIA LINGÜíSTICA
Y COMPETENCIA COMUNICATIVA

Noam Chomsky

Nació en 1928 en Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos, hijo de un emigrante ruso. Estudió filosofía y lingüística
en la Universidad de Pensilvania, donde se doctoró en 1955, año de su ingreso en el Massachusetts Institute of
Technology (MIT). En 1961 obtuvo una cátedra en el Departamento de Lingüística y Filosofía del MIT, al tiempo
que desarrolló otras actividades académicas en las Universidades de Princeton, Oxford, Cambridge, etc.
Militante de la izquierda intelectual norteamericana, que algunos han calificado de socialismo libertario, se
destacó en la oposición a la guerra de Vietnam, dentro de una actitud contra-sistema que ha mantenido a lo
largo de su trayectoria profesional y política.
En doctor ëhonoris causaí de una treintena de universidades, entre ellas las de Londres, Chicago, Georgetown,
Buenos Aires, Columbia, Pisa, Harvard y Nacional de Colombia.
El trabajo académico e intelectual a lo largo de medio siglo abarca los campos de la lingüística, la comunicación,
la política y la sociología.
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Su trabajo central se sitúa en el ámbito de la lingüística, con proyecciones a ámbitos como los de la política,
la economía, la sociología, la comunicación, etcétera. Su posición crítica frente a la política mundial de los
Estados Unidos, que se hijo ya patente a raíz de la guerra de Vietnam, convierte sus análisis en una de las
reflexiones internas más significativas para la interpretación de la política exterior de Washington y, al tiempo,
de los mecanismos de creación del imaginario colectivo y de la opinión pública a partir de los medios y de las
industrias culturales.
En numerosos artículos e intervenciones públicas, sitúa a los medios norteamericanos como instrumentos
estratégicos de poder, subordinados o dependientes de los poderes políticos y económicos, que contribuyen a
describir y alimentar el discurso hegemónico de la idea de América y su proyección externa. Asimismo, analiza
los mecanismos de censura y las debilidades del sistema democrático en el campo de la comunicación.
Sus aportaciones al campo de la lingüística le convierten en el padre de la gramática generativa transformacio-
nal. Según Chomsky, el ser humano posee una facultad natural que desarrolla el lenguaje, como mecanismo
necesario de comunicación, lo que permite suponer que existe una ëgramática universalí, en la que se contiene
el conjunto de lenguas, por lo que es posible establecer reglas universales de análisis. A partir de este principio,
desarrolla su teoría sobre la formación gramatical de la comunicación a través de la lengua.


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APENDICE. ACEPTABILIDAD.
pierre bourdieu

LEGITIMIDAD DISCURSIVA. CAPITAL SIMBóLICO

Pierre Bourdieu
Nació un 1º de Agosto en la localidad pirenaica de Denguin, una aldea pobre ubicada al sudoeste de Francia. Este
hecho no es menor para Pierre ya que luego, en sus años de éxito académico, dirá (con sus propias palabras)
que el haber nacido en un pueblo agrícola, en el interior de Francia, lo convirtió en un académico no-parisino,
relativamente marginal, vislumbrado en sus costumbres y en su marcado acento provinciano, por ejemplo.
Pese a su humilde origen, es el propio padre de Bourdieu (un aparcero devenido en cartero que nunca terminó
el secundario) quien lo impulsa a formar parte de los reductos educativos más exclusivos de Francia, incri-
biéndolo en el Lycée de Pau (1941 a 1947) y luego en el Lycée Louis-Le-Grand (1948 a 1951) para culminar
su prolífica carrera estudiantil en la prestigiosa …cole Normale Supériure (1951 a 1954), una de las grandes
escuelas francesas, considerada en su momento como la más importante y lugar de origen de reconocidos
intelectuales como Sartre o Levy-Strauss, por citar algunos.
(...) Tratar de sintetizar el legado teórico bourdieuliano no es tarea sencilla ya que, como muchos grandes pen-
sadores sociales, arribó todos aquellos aspectos de la vida relacionados a la desigualdad social. No está mal, de
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pronto, afirmar que el eje temático de su obra sea, ni más ni menos, que el ser humano y sus padecimientos.
Tal vez haya sido el ejercicio de la enseñanza o bien su experiencia de niño humilde que estudia en la ENS, que
lo llevaron a reflexionar sobre el sistema de enseñanza en libros como “La Reproduction”, “Noblese DíEtat” y
principalmente “La Distinction” (incluído por la Asociación Sociológica Internacional como una de las 10 obras
de sociología más importantes del siglo XX)., su primer gran obra donde desmantela la mecánica perversa de
un sistema educativo con un estructural mecanismo de separación y legitimación de las diferencias sociales
los distintos mecanismos culturales de diferenciación social.
Con originales categorías como ´Violencia Simbólicaª donde expone y explica la imposición de un arbitrio cultural
determinado, es decir, nos habla de una escuela que reproduce el sentido común de los sectores sociales
medios, enseña y califica a los alumnos desde ese bagaje que opera como un filtro “a priori” de la instrucción
y la evaluación, y ´Habitusª que nos permite entender el principio interiorización-exteriorización de los sujetos
dentro de estructuras-estructurantes y estructurables y, que (ojo!), el autor toma no como limitante del accionar
humano sino como elemento que permite entender mejor la predisposición a la acción de los actores a partir
de su relación con la sociedad. “Quiero demostrar que la cultura y la educación no son meros pasatiempos ni
su influencia es secundaria. Son importantísimos para afirmar y reproducir las diferencias entre grupos y clases
sociales”. Ahora bien, el autor encuentra que el “campo educativo” (entendiendo como “campo” al lugar de
de luchas materiales y simbólicas donde se produce un tipo de capital particular (social, cultural, político, cien-
tífico, etc) y donde se establece una lógica de funcionamiento acorde al mismo. no es el único escenario de
dominación moderna) no es el único campo de dominación moderna sino que el más sobresaliente es el de la
comunicación que, contrario a su propaganda de transparencia y audacia, desarrolla estrategias, desplegando
cierta violencia simbólica que establece qué se considera normal y que no. Obviamente dichas concepciones
se engloban en una teorización más general que podríamos ubicar dentro del plano cultural. En este sentido el
planteamiento del autor ha sido eficaz no sólo contra el “culturalismo” (cultura pensada al margen del poder)
sino también como una vertiente importante para cuestionar la teoría misma al concebirla como un poder no-
motético capaz de decretar la unión y la separación de lo legítimo y lo ilegítimo. Lo simbólico, de esta manera,
se levanta como un principio generador de cambio, al desenmascarar el “poder de hacer”, de “imponer”
costumbres, gustos, maneras de ser, pensar, vestir, oír, etc. Pensar en clave bourdieuliana significa “salir” de
los lugares comunes ubicarse en el lugar de la duda pensando en dos alternativas posibles que el intelectual
plantea: la reproducción o el cambio social, implícitamente ubicados entre estructuras y prácticas. Pensar la
cultura es para Bourdieu, pensar en un ámbito lleno de “tensiones” libradas en los distintos campos, entre
los cuales el lugar privilegiado lo detenta el “campo del poder” (innovador término con el cual decidió llamar al
Estado) ya que el capital que está en disputa es el “estatal” y que funciona a modo de ´tasa de cambioª valo-
rizando o desvalorizando las demás especies de capital. Como dijimos toda la teoría de Bourdieu no tendrían
real sentido sino hubiesen sido acompañadas por un accionar de lucha y oposición acordes a las denuncias
establecidas. A medida que su carrera académica va madurando el Bourdieu académico se implica más aún
en el accionar político, bajo el presupuesto de desarrollar una sociología práctica. Para él la tarea intelectual era
Pensar y Actuar, no entendiendo el sentido de una sin la otra.
Siempre apoyó movimientos alternativos de izquierda (incluso en 1980 respaldó al humorista Coluche en su
candidatura a la presidencia). Justamente dentro de su faceta de activista político publicó uno de sus libros
más conocidos: “La Miseria del Mundo” (1993) donde denuncia (una vez más!) un sistema desigual y el
sufrimiento humano de los desamparados y ´desheredadosª, señalando-sin dudar- como único culpable al
modelo neoliberal
Pierre Bourdieu falleció el 23 de Enero de 2002, en ese día, solemne y oscuro para todos aquellos que amamos
las teorías reveladoras y el compromiso de vida, un colega dijo : “Para él, la vida era un compromiso”. Recor-
dando... A lo largo de su carrera su principal búsqueda fue la construcción de una práctica interdisciplinaria a
favor del avance científico de la ciencia y a favor de los sectores sociales dominados. Algunas de sus obras más


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APENDICE. ACEPTABILIDAD.
LEGITIMIDAD DISCURSIVA. CAPITAL SIMBóLICO

conocidas lo ejemplifican: - Sociología de Argelia (1958), Trabajo y Trabajadores de Argelia (1963), El Desarraigo
(1964), Los Herederos (1964), El Amor del Arte (1966), El Oficio del Sociólogo (1968), Teoría de La Práctica
(1972), La Reproducción: elementos para una teoría del sistema de enseñanza (1979), La Distinción (1979),
El Sentido Práctico (1980), Lo que Hablar significa (1982), Homo Academicus (1984), La Ontología Práctica
de Martín Heidegger (1988), La Nobleza del Estado, Las Reglas del Arte (1992), La Miseria del Mundo (1993),
Razones prácticas: Sobre la Teoría de la Acción (1997), Sobre la Televisión (1997), Meditaciones Pascalianas
(1977), La Domincación Masculina (1998), Estructuras Sociales de la Economía (2000).
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«A veces temo que la gente se despierte


cuando sea demasiado tarde»

´El sociólogo Pierre Bourdieu, nacido en un hogar pobre en una aldea de los Pirineos, murió a los 71 años
en un hospital de París como consecuencia de un cáncer. Desde hace décadas era considerado el sociólogo
francés más reconocido a nivel internacional. Bourdieu, desde 1981 profesor titular de sociología en el famoso
College de France, daba mucho que hablar y en todas partes. Para él, la sociedad planteaba a los individuos una
competencia feroz cuyo premio es el prestigio. El francés documentó sus estudios con minuciosos trabajos
de campo. En sus libros, centrados en las estructuras de poder, analizó casi todos los aspectos de la cultura
francesa, desde las universidades hasta los “opinadores” de los noticieros, intentando demostrar cómo la
mayoría de las instituciones y convenciones sirven para mantener el “statu quo” y sus desigualdades. Fue, en
buena medida, un faro para los contestarios, que veían en él un pensamiento de síntesis entre la academia y
las luchas sociales. “Era el gurú de la lucha contra la globalización”, definió ayer un diario vespertino francés.
En gesto que parecía imitar los de Jean Paul Sartre en los 60, Bourdieu comenzó a relacionarse a partir de los
90 con sindicatos, movimientos de desocupados, desamparados y grupos de mujeres que luchaban contra
el neoliberalismo y su influencia en la política actual. (...) La miseria del mundo retrató la miseria de los des-
amparados y desheredados de la modernización, a la pregunta sobre quién es responsable de esa situación
respondía sin dudar: el neoliberalismo. Sabine Glaubitz

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APENDICE. ACEPTABILIDAD.
LEGITIMIDAD DISCURSIVA. CAPITAL SIMBÓLICO

Bourdieu plantea que la realidad es relacional. Que lo que existe en el mundo social son relaciones. Un CAMPO
es una red de relaciones. (Campo artístico, cultural, intelectual, religioso). El estado de las relaciones de fuerza
entre los jugadores determina la estructura del campo. Se trata entonces de un campo de fuerzas, de lucha
por la preservación o transformación de la configuración de dichas fuerzas.

La fuerza relativa en el juego, la posición y estrategias posibles para jugar dependen de la cantidad de fichas,
que es lo que Bourdieu llama CAPITAL.

Las relaciones de poder se realizan en relaciones de PODER SIMBOLICO, a nivel lingüístico. Por eso habla de
campo simbólico, capital simbólico y RELACIONES DE FUERZA SIMBOLICAS. La lucha dentro del campo es
por la producción del sentido común DOXA y el monopolio de la LEGITIMIDAD DISCURSIVA. Bourdieu plantea
que no todo enunciado es aceptable, aunque sea gramatical, porque las relaciones de fuerza determinan que
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haya una LENGUA LEGITIMA.


COMPETENCIA COMUNICATIVA es la capacidad de producir enunciados legítimos, adecuados, que
sean escuchados y aceptados. Esta capacidad -la CC- es el capital simbólico, que incluye la capacidad de
hacerse escuchar.
Competencia comunicativa es el derecho al lenguaje legítimo -autorizado y con autoridad-que impone la
recepción. El discurso legítimo es el proferido por un locutor legítimo, enunciado en una situación legítima,
codificado con un sistema legítmo y un registro adecuado a la situación.

El intercambio lingüístico es una red de relaciones de fuerza entre un locutor -dotado de una autoridad social
específica- y su interlocutor -que reconoce su autoridad-.
Cualquier acto lingüístico es un acto de poder, más cuando los interlocutores ocupan posiciones asimétricas
en la distribución del capital pertinente.
El acceso al lenguaje legítimo es desigual y la competencia comunicativa esta monopolizada por pocos.
Esta desigualdad se ve en una charla cotidiana, en una entrevista de trabajo, en la TV, en la publicidad.
Hay monopolios en el mercado de bienes lingüísticos como en el económico. Los portavoces del monopolio
no hablan en favor del interlocutor sino de ellos mismos.
El poder simbólico entonces radica en las relaciones que legitiman las palabras y locutores y hacen que exista
un auditor.

Bourdieu llama VIOLENCIA SIMBÓLICA a la violencia que se ejerce sobre un agente social con consentimiento
del mismo. Contribuye -el agente- a producir la eficacia de aquello que lo determina. Es una forma inadvertida
de la violencia cotidiana porque es una violencia sutil e invisible.
El análisis de la aceptación dóxica del mundo es el fundamento de una teoría de la política (el mundo social opera
en base a prácticas, mecanismos aceptados sin conocerlos. Ej. cuanto mas descendemos en las clases sociales,
más cree la gente en la naturalidad de las dotes intelectuales, es decir, aceptan su propia exclusión).
De todas las formas de persuasión la más implacable es la ejercida, simplemente, por el orden natural de las
cosas (escuela, familia, publicidad, etc.)
La violencia simbólica se ubica más allá del conocimiento y la voluntad. Para entenderla hay que estudiaar la
oposición coerción-consentimiento, imposición externa-impulso interno.

Por ejemplo, el arte es un lugar de creación de lo simbólico. Manet produce una revolución simbólica en las
categorías de percepción y apreciación del mundo: incorpora el paisaje urbano en su trivialidad. Rompe jerar-
quías intelectuales y sociales. Trastorna estructuras mentales. Esta es la revolución por excelencia. Lo mismo
las vanguardias artísticas de principio de siglo. “Las palabras pueden hacer estragosí decía Sartre, cuando
salen ´a hacer ver”. Es este un largo y viejo tema de discusiones entre los diseñadores: cuál es el margen -si
lo hay- que le queda al diseño para no ser reproductor de violencia simbólica.

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APENDICE. ACEPTABILIDAD.
LEGITIMIDAD DISCURSIVA. CAPITAL SIMBÓLICO
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Fragmentos de
La noción de violencia simbólica en la obra de Pierre Bourdieu: una aproximación crítica
J. Manuel FERNÁNDEZ
Universidad Complutense de Madrid

«La violencia simbólica es esa violencia que arranca sumisiones


que ni siquiera se perciben como tales apoyándose en unas «expectativas
colectivas», en unas creencias socialmente inculcadas» Bourdieu

Bourdieu ha desplegado toda su energía investigadora para comprender cómo emerge, cómo se ejerce y cómo
se reproduce el poder simbólico en campos tan diferentes como el educativo, el lingüístico, el religioso, el
científico, el cultural, el familiar o el político. (...) Existe un poder simbólico lo mismo que un poder económico;
ésta es la razón que alega para centrar sus investigaciones en el rol que juegan los procesos, productores e ins-
tituciones culturales en la producción y reproducción de la desigualdad en las sociedades contemporáneas.
El modo que tiene Bourdieu de pensar el poder simbólico se relaciona con su modo de conceptualizar los di-
ferentes sistemas simbólicos, arte, religión, ciencia, o el mismo lenguaje. En una síntesis de varias tradiciones
teóricas diferentes presentada del modo más conciso en su artículo “Sur le pouvoir symbolique” (1977b), y de
forma más detallada en “Génesis y estructura del campo religioso” (1971a) y en La reproducción (Bourdieu y
Passeron, 2002), Bourdieu argumenta que los sistemas simbólicos, fundamentados todos ellos en un arbitrario
cultural, realizan simultáneamente tres funciones interrelacionadas pero diferentes: conocimiento, comuni-
cación y diferenciación social. Los sistemas simbólicos son instrumentos de comunicación y de dominación,
hacen posible el consenso lógico y moral, al mismo tiempo que contribuyen a la reproducción del orden social
(Bourdieu, 1971a, 1977b; Swartz, 1997: 82-83).
Inspirándose en el estructuralismo francés y su modelo lingüístico, Bourdieu concibe los sistemas simbólicos
como sistemas de clasificación bipolar enraizados en la oposición fundamental dominante/dominado. Pero
a diferencia de los lingüistas y semiólogos estructuralistas, centrados en la organización interna de los siste-
mas simbólicos, él, siguiendo en este punto a Durkheim, enfatiza la conexión entre las estructuras sociales
y cognitivas. (...)
Las distinciones simbólicas binarias se correlacionan dialécticamente con las distinciones sociales transformando
las clasificaciones simbólicas en expresiones de jerarquía social. Así pues, aunque Bourdieu se inspira en la
teoría estructuralista de signos y símbolos para desarrollar su teoría del poder simbólico, sin embargoidentifica
la fuente de ese poder en la relación de los sistemas simbólicos con la estructura social más que dentro de
los mismos sistemas simbólicos.

DOMINACIÓN, VIOLENCIA SIMBÓLICA Y LEGITIMACIÓN


Con la expresión “violencia simbólica” Bourdieu pretende enfatizar el modo en que los dominados aceptan
como legítima su propia condición de dominación. El poder simbólico no emplea la violencia física
sino la violencia simbólica, es un poder legitimador que suscita el consenso tanto de los dominadores como
de los dominados, un “poder que construye mundo” (worldmaking power) en cuanto supone la capacidad de
imponer la “visión legítima del mundo social y de sus divisiones” (Bourdieu) y la capacidad
de imponer los medios para comprender y adaptarse al mundo social mediante un sentido común que repre-
senta de modo disfrazado el poder económico y político, contribuyendo así a la reproducción intergeneracional
de acuerdos sociales desigualitarios.

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APENDICE. ACEPTABILIDAD.
LEGITIMIDAD DISCURSIVA. CAPITAL SIMBÓLICO

LENGUAJE Y VIOLENCIA SIMBÓLICA


La violencia simbólica en el campo del lenguaje, como en cualquier otro, se ejerce mediante lo que Bourdieu
llama el orden de las cosas, en este caso a través de la censura y la formalización inherentes al mismo; es la
propia estructura del campo la que rige la expresión regulando a la vez el acceso a la expresión y a la forma de
expresión. La censura resulta especialmente eficaz e invisible cuando los agentes no dicen más que aquello
que están objetivamente autorizados a decir o cuando se excluye a determinados agentes de la comunicación
excluyéndoles de los grupos que hablan o de los lugares donde se habla con autoridad. Y para comprender
lo que puede y no puede decirse en un grupo, no sólo hay que tener en cuenta las relaciones de fuerza sim-
bólicas que se establecen en ese grupo y que impiden a ciertos individuos hablar (por ejemplo a las mujeres)
o les obligan a conquistar por la fuerza su derecho a la palabra, sino también las leyes mismas de formación
del grupo (por ejemplo, la lógica de la expulsión consciente o inconsciente), que funcionan como una censura
previa (Bourdieu).
(...)La lengua en ejercicio es siempre, según él, la lengua oficial autorizada por algún grupo, una lengua
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reconocida comúnmente como legítima, sin intención deliberada o aceptación de una norma, tanto
por los que hablan como por los que escuchan. Cuando se trata de ver cómo se impone el poder en el
reino simbólico, una explicación social e histórica de la razón práctica debería evitar apelar a la intención del
hablante o a las reglas lingüísticas.
Si consideramos, por ejemplo, el fenómeno de la intimidación verbal, vemos que éste es uno de los muchos
actos de habla cuyo éxito depende de la posición social del que habla en relación con los que escuchan: tendrá
éxito sólo en virtud de quien está hablando, no de lo que se dice o cómo se dice. Lo importante para Bourdieu
no es, sin duda, el acto de intimidación en sí mismo, éste sólo tendrá éxito en una persona predispuesta para
sentirla, mientras que otros la ignorarán. Buscaríamos causas falsas si mirásemos a los rasgos del acto de inti-
midación o a alguna intención oculta. Lo que explica la violencia simbólica de un acto de intimidación verbal es
el habitus, las disposiciones inculcadas en el agente por los aspectos insignificantes de la vida cotidiana,
en el comportamiento corporal o en los múltiples modos de ver las cosas o hablar de ellas (Bourdieu).
En Ce que parler veut dire, Bourdieu (1982) propone un modelo alternativo a la lingüística estructural que, para
simplificar, trata el lenguaje como un instrumento o un soporte de las relaciones de poder que debe ser estudiado
en los contextos interaccionales y estructurales de su producción y su circulación, más que como un simple
modo de comunicación. En su opinión, la lingüística saussuriana, al adoptar el punto de vista de un espectador
imparcial, otorga la primacía a la perspectiva sincrónica y estructural o interna por relación a las determinaciones
históricas, sociales, económicas o externas al lenguaje, y traslada esta ´intención hermenéuticaª a los agentes
sociales, haciendo de ella el principio de sus prácticas y neutralizando así las funciones que desempeña el uso
ordinario del lenguaje 20.
En opinión de Bourdieu, todos los presupuestos del estructuralismo y todas las dificultades que resultan de
ello se derivan de la filosofía intelectualista de la acción humana subyacente, a la que él contrapone su teoría
de la práctica, con la que cree superar las insuficiencias de un análisis o puramente económico o puramente
lingüístico del lenguaje y destruir la oposición ordinaria entre el materialismo y el culturalismo. Ambas posicio-
nes contrapuestas tienen, sin embargo, algo en común: “olvidar que las relaciones lingüísticas son siempre
relaciones de fuerza simbólica a través de las cuales las relaciones de fuerza entre los locutores y sus grupos
respectivos se actualizan bajo un forma transfigurada.” Bourdieu pretende demostrar que ´una parte muy
importante de lo que se produce en la comunicación verbal, hasta el contenido mismo del mensaje, permane-
ce ininteligible en tanto no se tenga en cuenta la totalidad de la estructura de relaciones de fuerza presente,
aunque en estado invisible, en el intercambio”. Según él, “todo intercambio lingüístico contiene la virtualidad
de un acto de poder”, especialmente cuando se produce entre ´agentes que ocupan posiciones asimétricas
en la distribución del capital pertinente Bourdieu (1992) .
Lo mismo que cualquier otra práctica, todo acto, habla o discurso es el resultado del encuentro entre un habitus
y un campo. “La competencia lingüística no es una simple capacidad técnica, sino también una capacidad
estatuaria... El acceso al lenguaje legítimo es desigual y la competencia teóricamente universal, tan
liberalmente distribuida a todos por los lingüistas, es en realidad monopolizada por algunos” (Bour-
dieu-Wacquant 1992: 122). La violencia simbólica en la esfera del habla, nunca se manifiesta tan claramente,
de acuerdo con Bourdieu, “como en las correcciones ócoyunturales o constantesó que los dominados, por un
desesperado esfuerzo hacia la corrección, llevan a cabo, consciente o inconscientemente, sobre los aspectos
estigmatizados de su pronunciación, de su léxico ócon todas las formas de eufemismosó y de su sintaxis; o en
la angustia que les hace ´perder los nervios” incapacitándoles para “encontrar palabras” como si súbitamente
se vieran desposeídos de su propia lengua (Bourdieu, 2001)
Recomendamos
Bourdieu, Pierre (1999) La miseria del mundo, Akal, Madrid.
Bourdieu, Pierre (2000) Cosas dichas, 2™ reimpresión, Gedisa, Barcelona.
Bourdieu, Pierre (2001) øQuÉsignifica hablar? Economía de los intercambios lingüísticos, Akal, Madrid.

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1 lecturas/07 DELL HYMES
APENDICE.
COMPETENCIA COMUNICATIVA. HYMES

Dell Hymes
(Portland, 1927) Sociolingüista y antropólogo estadounidense. Estudioso de la dimensión etnográfica del len-
guaje, es autor de Pidginización y mestizaje de las lenguas (1971), Antropología radical (1973) y Fundamentos
de sociolingüística (1974).
Es el creador del término Competencia Comunicativa y “sostiene que el conocimiento lingüístico de una lengua
implica todos aquellos aspectos culturales de una comunidad, reflejados lingüísticamente, que un individuo
necesita saber para poder desenvolverse en ella”.

En su trabajo On Communicative Competence, Dell Hymes ofrece un primer concepto de competencia co-
municativa en reacción al concepto de competencia que Noam Chomsky introduce en las primeras páginas
de su Aspects of the Theory of Syntax (1965), donde establece una distinción entre la dicotomía competen-
cia/actuación.
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Desde entonces hasta finales de la década del 80 del siglo pasado, las reacciones, interpretaciones y usos que
se le han dado al concepto competencia comunicativa han sido muy diversos

Hymes (1971) propuso el establecimiento de un enfoque que se ocupara de investigar las reglas de uso de
una lengua en su medio ambiente, es decir, en los diversos contextos sociosituacionales en que se realiza
la comunicación verbal de una comunidad. Este enfoque tendría que dar cuenta de las reglas que configuran
la competencia comunicativa de los miembros de dicha comunidad. Hizo notar que la dicotomía chomskiana
competencia y actuación era insuficiente para explicar las reglas de uso para la interacción lingüística en la
sociedad. La competencia lingüística es el conocimiento tácito de la lengua de un hablante-oyente ideal que
posee un grupo limitado de reglas para producir un número infinito de oraciones en esa lengua. La actuación
lingüística, por su parte, es el uso real de esa lengua en situaciones concretas. La actuación puede ser influi-
da por factores psicológicos tales como temor, descuido, nerviosismo, etc.; por factores fisiológicos, tales
como dolor o cansancio; factores ambientales como ruido, un nuevo ambiente, etc. Hymes (1972) criticó esta
dicotomía afirmando que la teoría generativo-transformacional “propone objetos ideales (hablante-oyente)
abstraídos de los rasgos socioculturales que podrían entrar en esta descripción”, ya que tanto la distinción
competencia/actuación como la de langue/parole de Saussure surgen de la observación de las fluctuaciones
de la gramaticalidad del habla de los individuos, habla que no refleja directamente su conocimiento gramatical.
Si se supone que el conocimiento de un hablante adulto de una lengua no fluctúa de momento a momento,
tal como lo hace la gramaticalidad de sus enunciados, la tarea del lingüista será la de describir el conocimiento
permanente de su lengua: su competencia lingüística. Se deja al psicolingüista o al sociolingüista el describir
cómo estos factores psicológicos, fisiológicos o ambientales interfieren o interactúan con la competencia
lingüística para producir los enunciados “agramaticales” que son típicos de las situaciones interaccionales de
la comunicación diaria.
Según Hymes, la adquisición de la competencia para el uso puede formularse en los mismos términos que la
adquisición de la gramática: en la matriz social dentro de la cual el niño aprende un sistema gramatical adquiere
al mismo tiempo un sistema para su uso, que incluye personas, lugares, propósitos, junto a las actitudes y
creencias vinculadas a ellos. Aprende, además, pautas del uso secuencial del lenguaje en la conversación,
formas de tratamiento, rutinas estándares, etc. En tal proceso de adquisición reside la competencia comuni-
cativa del niño, su habilidad para participar en la sociedad no sólo como un miembro parlante, sino también
como un miembro comunicante. Se desprende de lo anterior que un modelo de lengua no sólo debe reflejar
los aspectos de la competencia lingüística, sino también los factores sociales y culturales que circunscriben al
hablante-oyente en su vida social y en su comunicación. La comunidad lingüística debe ser definida en términos
del conocimiento compartido y de la competencia de sus miembros para la producción e interpretación del
habla socialmente apropiada.

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