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La paradoja de la omnipotencia: Aprovechando una objeción burda para dar lugar a

una comprensión más profunda

By danteaurbina in Preguntas y respuestas on 07/08/2017.


Pregunta

“Hola, Dante. Soy creyente y estuve leyendo sobre la llamada ´paradoja de la omnipotencia´
(aquella de ‘¿Podría Dios crear una piedra tan pesada que ni siquiera Él mismo pudiera
levantar?’) y he visto varias refutaciones teístas a la misma. Sin embargo, también he
encontrado cuestionamientos ateos a esas refutaciones teístas y me gustaría conocer tu
comentario al respecto. Los cuestionamientos son básicamente los siguientes:

1) La apelación teísta de que la omnipotencia significa no que Dios puede hacerlo todo sino
que puede hacer todo lo que es lógicamente posible es una redefinición arbitraria del término
para escapar a la paradoja y, por tanto, implica una falacia de hipótesis ad hoc.

2) Sea que se apele a esa redefinición o a decir que la omnipotencia de Dios consiste en que
puede hacer todo lo que no atente contra su propia naturaleza, la escapatoria resulta nula pues
así también se podría decir que todos nosotros somos omnipotentes porque ninguno de
nosotros puede hacer algo lógicamente imposible ni actuar contra su propia naturaleza.

3) Pero incluso si se aceptase la redefinición como válida el problema no quedaría resuelto


pues el crear algo tan grande que ni uno mismo pueda levantarlo no es algo lógicamente
imposible. Todo lo contrario: es algo que podemos ver en nuestra experiencia cotidiana (uno,
por ejemplo, puede construir una casa que, obviamente, no será capaz de levantar).

4) No es válido apelar al concepto mismo de omnipotencia para resolver la paradoja pues


ello implicaría caer en una tautología. La omnipotencia debe ser probada antes que supuesta”.

PT – Perú

Respuesta de Dante A. Urbina

Excelente. Desde ya felicito tu actitud de creyente intelectualmente honesto y sincero, la cual


se evidencia en que has profundizado este tema y buscas un entendimiento sólido y claro al
respecto. Efectivamente, la llamada “paradoja de la omnipotencia” se suele formular como
“¿Podría Dios crear una piedra tan pesada que ni siquiera Él mismo pudiera levantar?” y con
ella se intenta probar la no-existencia de Dios (al menos tal como lo define el teísmo clásico)
apelando a que es imposible la existencia de un ser omnipotente pues, siguiendo con el
ejemplo, si puede crear la piedra, ya no sería omnipotente al no poder levantarla, y, si no la
puede crear, ya no sería omnipotente al no poder crear algo. En mi libro ¿Dios existe?: El
libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer ya he dado refutación directa a ese
pretendido argumento contra la existencia de Dios, así que aquí me limitaré a citar el párrafo
de conclusión respectivo: “Hay que decir que todo el ´argumento´ de la Omnipotencia se
constituye como una falacia de blanco móvil ya que parte de un concepto de Omnipotencia
que no es el teísta. En consecuencia, la pretendida paradoja de la Omnipotencia (con todo y
el ejemplo de la roca) no es más que una falacia de falso dilema originada por el error
anterior. Y es que, como ya es costumbre con los intentos ateos por refutar la existencia de
Dios, una falacia lleva a la otra y se hunden cada vez más en una espiral de falacias…” (1).

Pues bien, dando esto por sobreentendido, pasaré interactuar con los puntos sobre los que
solicitas mi comentario mostrando que esas que parecen objeciones más o menos inteligentes
a primera vista, son en realidad bastante burdas. Entro en materia (seguiré el mismo orden y
temática de los puntos presentados):

1) Bien, la clásica réplica atea de que los teístas estamos realizando una redefinición arbitraria
del concepto de omnipotencia para escapar a la objeción. Mi respuesta: la acusación de que
los teístas caemos en una falacia de hipótesis ad hoc a este respecto implica unafalacia de
hombre de paja y/o una falacia de premisa falsa o indemostrada por parte de los ateos. Y es
que es simplemente mentira que aquí haya “redefinición” del concepto de omnipotencia. Por
ejemplo, en mi mencionado libro defino, “sin darle mayores vueltas”, el referido concepto
como “plenitud y totalidad del poder” (2). Como se puede ver, se trata de una definición
bastante escueta ¡y en ningún momento requerí cambiarla luego para refutar la paradoja de
la omnipotencia sino que explícitamente la usé para ello! Entonces se me dirá: “Bah, eso no
cambia las cosas. Simplemente se trata de una definición que tú estás utilizando ahora, pero
no es algo general del teísmo”. Pero resulta que ese tipo de definición, junto con la
comprensión de que lo contradictorio no anula la omnipotencia divina puesto que
simplemente no tiene ser en cuanto tal (por ejemplo, un “círculo cuadrado” no representa
ningún tipo de “algo”), ¡es lo que se ha usado siempre en el teísmo clásico! Así que no se
trata de un invento ad hoc. Y eso lo he mostrado en mi libro ¿Dios existe? citando
específicamente para refutar la paradoja de la omnipotencia al famoso apologista C. S. Lewis
(3). “Pero, Dante, ¡C. S. Lewis es recién del siglo XX!”, se dirá. Está bien, vayamos más
atrás: también está la cita de Santo Tomás de Aquino que puse en la misma sección (4).
“Pero, Dante, Santo Tomás de Aquino es del siglo XIII”, insistirá un inconsistente para quien
el Aquinate resulta “muy antiguo” cuando se trata de valorar su pensamiento pero al mismo
tiempo “muy reciente” cuando se trata de acusar a los teístas de “redefinición”. Bien,
entonces vamos al siglo IV con San Agustín cuya cita reproduzco aquí como evidencia: “Dios
no puede morir o equivocarse. Cierto que no lo puede, pero si lo pudiera su poder sería,
naturalmente, más reducido. Así que muy bien está que llamemos Omnipotente a quien no
puede morir ni equivocarse. (…) Si esto tuviera lugar, jamás sería Omnipotente. De ahí que
algunas cosas no le son posibles,precisamente por ser Omnipotente” (5). Estando, pues, ya
esta comprensión del concepto de omnipotencia presente en los más grandes representantes
del teísmo clásico (Santo Tomás de Aquino y San Agustín) ¡resulta una total estolidez decir
que se está haciendo una “redefinición”! “Lo que sea, pero esa supuesta comprensión más
sofisticada de la omnipotencia es un invento posterior de esos filósofos pues no aparece en
la Biblia. ¡Jaque mate, cristiano!”, insistirá un obstinado. Bueno, más allá del hecho de que
la Biblia no es un manual de definiciones filosóficas, de modo que sería impertinente tratarla
de ese modo; hay que decir en ese contexto que, como todo teísta cristiano sabe o debería
saber, para interpretar correctamente la Biblia se la debe tomar en su conjunto y no en
términos de pasajes aislados. Pues bien, dado ello, resulta que… ¡hay pasajes de la Biblia
que muestran una comprensión de la omnipotencia divina que se corresponde perfectamente
con la de Aquino y Agustín! Por ejemplo, en Hebreos 6:18 se menciona que “es imposible
que Dios mienta”. “Bah, pero ese es el Nuevo Testamento, ¿por qué no usas el Antiguo si es
que no hay redefinición alguna?”, podría insistir alguno frente a cuya testarudez uno ya no
sabría si reír o llorar. Pero démosle gusto a este hipotético testarudo. En 1 Samuel 15:29 se
explica que no cabe en Dios mentir ni arrepentirse “porque Él no es hombre para que cambie
de propósito”. Y ahora el “golpe final”: la etimología. Si alguien nos acusa de redefinir
arbitrariamente una palabra la mejor forma de refutarlo es yendo al origen mismo de esa
palabra. Pues bien, la palabra “omnipotencia” viene del latín, específicamente de los
vocablos omni, que significa “totalidad” o “todo”, y potens, que significa “poderoso” o
“poder”. Ergo, definir la omnipotencia como “plenitud y totalidad del poder”, tal como
aparece en mi libro, en lugar de un simplón “poder hacer cualquier cosa (incluyendo absurdos
y tonterías)”, es lo más cercano al origen mismo de la palabra y dicha definición es
consistente con la solución dada a la paradoja de la omnipotencia y con los pasajes bíblicos
citados pues si Dios no puede mentir ni cambiar de propósito es precisamente porque si lo
hiciera no estaría demostrando la plenitud y totalidad del poder sino más bien deficiencia de
poder. Frente a estas evidencias, quien siga clamando “¡Redefinición ad hoc!” solo lo podría
hacer por ignorancia o malicia.

2) Con la frase “todos nosotros somos omnipotentes porque ninguno de nosotros puede hacer
algo lógicamente imposible ni actuar contra su propia naturaleza” se pretende hacer quedar
en ridículo a la respuesta teísta a la paradoja de la omnipotencia, pero en realidad ¡lo único
que queda en ridículo es tal réplica atea! Y es que hay que ser (¿cómo decirlo para que no
suene “feo”?) muy “limitado de mente” para confundir “Poder hacer todo lo lógicamente
posible” (proposición 1) con “No poder hacer lo lógicamente imposible” (proposición 2).
¡Son cosas distintas! Por ejemplo, yo no puedo hacer cosas lógicamente imposibles como
dibujar un “círculo cuadrado” ¡pero eso no implica que sea capaz de hacer todo lo
lógicamente posible! No puedo, por mencionar algo, llegar de un solo salto a Neptuno a pesar
de que ello no sea lógicamente imposible (tal vez podría ser empíricamente imposible, pero
no lógicamente). En otras palabras, todos estamos sujetos a la proposición 2 pero al mismo
tiempo ninguno de nosotros es capaz de cumplir con lo de la proposición 1 así que es una
tremenda estolidez (y obvia falacia de hombre de paja) el pretender ridiculizar la respuesta
teísta como si implicara que “todos somos omnipotentes”. Y lo mismo vale para aquello de
que “ninguno de nosotros puede (…) actuar contra su propia naturaleza”. Se trata de un
principio al que estamos sujetos todos los seres ¡pero eso no nos hace omnipotentes! ¿Por
qué? Debería ser obvio: porque nuestras naturalezas no abarcan la plenitud y sustento mismo
del ser (que es el que constituye cualquier tipo de poder). Eso es exclusivo del Ser
Subsistente, es decir, de Dios. Así, es propio del ser de Dios la “plenitud y totalidad del
poder” y si hay algo que contraviene su naturaleza ¡es porque contraviene también al poder
en sí mismo! De este modo, si Dios hiciera algo contra su naturaleza, como equivocarse, ello
no demostraría más poder sino menos poder. Así que el que Dios “no pueda” hacer cosas
fuera de su naturaleza ¡es demostración de poder! Caso distinto es con nosotros. El que no
sea propio de nuestra naturaleza el poder llegar de un solo salto a Neptuno no es una
demostración de poder sino de falta de poder.

3) Decir que “el crear algo tan grande que ni uno mismo pueda levantarlo no es algo
lógicamente imposible” apelando a que lo “podemos ver en nuestra experiencia cotidiana
(uno, por ejemplo, puede construir una casa que, obviamente, no será capaz de levantar)” es
una total falacia de falsa analogía y también una falacia non sequitur. En efecto, no es un
imposible lógico que yo pueda construir una casa que no sea capaz de levantar pero de ello
no se sigue necesariamente lo mismo para un ser omnipotente. Para mostrarlo con claridad
y contundencia partiré de la consabida pregunta de la paradoja de la omnipotencia, a saber,
“¿Podría Dios crear una piedra tan pesada que ni siquiera Él mismo pudiera levantar?”, y la
despojaré de elementos coyunturales (en este caso, la piedra). Así, la formulación en términos
lógicos puros sería: “¿Podría un ser omnipotente generar algo que no sea capaz de hacer?”.
Pero esto es equivalente a “¿Podría un ser que tiene por esencia la plenitud y totalidad del
poder hacer de por sí algo que implique una limitación y falta de totalidad de ese poder?”.
En otras palabras: “¿Podría un ser omnipotente no ser omnipotente?”. De este modo,
desnudando a la paradoja de sus atavíos distractivos, queda en evidencia que ¡el absurdo y
contradicción no radica en el concepto de omnipotencia sino en la pregunta retórica de
cuestionamiento a la misma!

4) Se dice que “no es válido apelar al concepto mismo de omnipotencia para resolver la
paradoja pues ello implicaría caer en una tautología”. Pues bien, acepto que resolver la
paradoja de la omnipotencia implica tautología (que no es una falacia), pero ello no es culpa
del teísta ¡sino del ateo por formular una pregunta tonta! En efecto, como hemos visto,
despojada de disfraces como el ejemplo de la piedra, la paradoja de la omnipotencia en
términos puros pregunta: “¿Podría un ser omnipotente no ser omnipotente?”. Si frente a ello
yo respondo: “¡Pues obviamente que un ser omnipotente no puede no ser omnipotente por
el mismo hecho de que es omnipotente!”, ello es una tautología (simple reafirmación de
información ya conocida) pero no es mi “culpa” pues ¡frente a una pregunta tan obvia solo
cabe una respuesta obvia! Y nótese como esto a su vez deja “sin piso” a la acusación de
“redefinición” pues lo único que se está haciendo es reafirmar el concepto inicial, no
cambiarlo. Pero entonces se insistirá en que para resolver la paradoja no se puede ni siquiera
apelar al concepto de omnipotencia ya que esta “debe ser probada antes que supuesta”. ¡Pero
eso sería un total absurdo! ¿Cómo se puede pretender que si se nos cuestiona la coherencia
de un concepto ¡no podamos ni siquiera usar ese concepto para resolver el
cuestionamiento!? Es como cuando hay ateos que cuestionan a creyentes cristianos con la
Biblia ¡y luego se quejan de que estos creyentes usen la misma Biblia para refutar el
cuestionamiento! Y es que cuando el teísta usa el concepto de omnipotencia para refutar la
paradoja lo que en realidad está haciendo es ganarle al ateo en su propio juego. En efecto,
en este contexto, no es el teísta el que arbitrariamente, “de la nada”, introduce el concepto de
omnipotencia sino que es el ateo quien lo hace. Es el ateo quien, al formular la paradoja,
comienza diciendo algo como: “¿Podría un ser omnipotente…?”. Por tanto, el teísta, al apelar
al correcto entendimiento del concepto de omnipotencia, está tomando el mismo punto de
partida que el ateo y mostrándole que no deviene en inconsistencia. Ni siquiera necesita
demostrar la existencia real de un ser que se corresponda con el concepto porque aquí el
argumento ateo es que el concepto de omnipotencia en sí mismo es absurdo, así que basta
con asumir el solo concepto para demostrarle que no. Con ello queda refutado ese argumento
en contra de la existencia de un ser omnipotente pero, por supuesto, de allí no estoy infiriendo
que ya con eso queda demostrada la existencia de tal ser (si alguien me acusara de esto, me
estaría difamando). Creo que se puede inferir de modo racional la existencia de un ser
omnipotente pero por otros métodos. Básicamente mi metodología es la siguiente: 1)
demuestro que por necesidad lógica el Ser Subsistente (Dios) debe ser omnipotente; 2)
desarrollo argumentos que, partiendo de aspectos del mundo real, llegan a la conclusión
racional de que realmente debe existir un Ser Subsistente; 3) por tanto, de (1) y (2) llego a
que realmente debe existir el ser omnipotente. Así que dentro de mi metodología (que puede
verse desarrollada en detalle a lo largo de mi libro ¿Dios existe?) puedo probar el concepto
de omnipotencia antes que suponerlo. Pero, como se vio, ni siquiera ello es necesario para
dejar bien refutado este argumento ateo.

En suma, es de verdad gracioso: hay ateos que pretenden cerrar todas las supuestas
“escapatorias” teístas a la paradoja de la omnipotencia, pero en ello, luego de haber “corrido”
rápidamente con diversas falacias, terminan encontrándose con múltiples “callejones” sin
salidas. Por tanto, queda en evidencia que las referidas réplicas ateas a las respuestas teístas
a la paradoja de la omnipotencia solo constituyen en conjunto una objeción burda. Pero en
todo caso resulta beneficioso interactuar con ello pues así más teístas (y, esperemos, también
ateos) pueden tener una comprensión más profunda de la noción de omnipotencia.

Referencias:

1. Dante A. Urbina, ¿Dios existe?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá)
leer, Ed. CreateSpace, Charleston, 2016, p. 184.

2. Dante A. Urbina, ¿Dios existe?: El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá)
leer, Ed. CreateSpace, Charleston, 2016, p. 31.

3. Cfr. C. S. Lewis, El Problema del Dolor, Magdalen College, Oxford, 1940, pp. 9-10.

4. Cfr. Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, I, q. 25, art. 4, rpta.

5. San Agustín, La Ciudad de Dios, Lib. V, cap. X.

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