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Cuando los judíos se encontraban esclavos en Babilonia, a eso del siglo VI a.C.,
preguntaron algo básico y fundamental como esto: ¿quiénes somos? ¿De dónde
venimos? ¿Cuáles son nuestros orígenes? Un autor, o quizá varios, inspirados por el
Espíritu Santo dieron respuesta a estas preguntas con las narrativas de la creación que
aparecen en la Biblia desde el Génesis cap. 1 hasta el cap. 11.
Libros como Josué y Jueces se escribieron en dos etapas. La primera cuando en el
reinado de Josías hubo un despertar de apetitos por la Palabra de Jehová y por
obedecerla. La otra etapa donde se termina de pulir los escritos de Josué y Jueces, es
en el exilio babilónico.
Quizá el esfuerzo de Josué y Jueces, entre otras, sea responder a la siguiente pregunta:
¿Por qué estamos viviendo los tormentos del exilio? ¿Qué hicimos para merecer todo
este sufrimiento? ¿Por qué Dios ha permitido esta tragedia israelita?
Dentro de las muchas historias narradas en el AT, vamos a recoger una parábola que
desnuda el corazón humano. Una parábola muy diciente para nuestras actualidades.
La parábola se encuentra en el libro de Jueces 9.8-16
Cuando los pueblos viven una fe pendular y cada quien hace lo que bien le
parezca, el poder queda en manos del malvado. La justicia en manos del injusto.
La economía en manos del ignorante. La paz en manos de la guerra.
LA PARÁBOLA DE LA ZARZA
cuando la injusticia se sienta en el poder
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La Parábola de la Zarza
Ed. Ramírez Suaza, P.ThM
el pueblo debía tomar posesión de la tierra que se les había asignado, echando fuera y
exterminando a los Cananeos restantes, a la vez que debía construir y establecer la
nación teocrática. Pero los israelitas se cansaron pronto de sus tareas, y a menudo se
pusieron en términos amistosos con los cananeos y hasta en algunas ocasiones
adoptaron sus dioses. Por tanto, como castigo, se les entregó a sus enemigos. Sin
embargo, cuando se arrepintieron, el Señor levantó jueces. Pero tan pronto como
moría el juez, el pueblo caía nuevamente en la apostasía. Vemos, por tanto, en el libro
de los Jueces un período de vida pendular: una vida en pecado y religiones paganas.
Luego eran esclavizados como juicio divino. Ellos se arrepentían. Dios levantaba un
juez y los libraba. Después, la misma ruleta.
El texto clave para entender todo el libro de los Jueces son estos: Jue 17,6; 21,25 que
dicen: «En aquellos días no había rey en Israel y cada uno hacía lo que le parecía»
Uno de los grandes protagonistas en las narrativas del libro de los Jueces es Gedeón.
Un hombre quien inicialmente fue tímido y temeroso, trabajaba las tierras de su padre
y escondía las cosechas para que los enemigos no les robaran su pan.
Dios lo llama para que lo sirva como juez, como guerrero libertador de su pueblo. En
efecto, en eso se convirtió, en el “Simón Bolívar” de su tiempo.
Ahora miremos lo que dice Jueces 8.32-35:
32 Y murió Gedeón hijo de Joás siendo ya muy anciano, y lo sepultaron en Ofrá
de los abiezeritas, en el sepulcro de Joás, su padre. 33 Pero a la muerte de
Gedeón los israelitas volvieron a corromperse, y adoraron a Baal Berit. 34 Se
olvidaron del Señor, su Dios, que los había librado de todos los enemigos que los
rodeaban, 35 y tampoco se mostraron agradecidos con la tribu de Gedeón, es
decir, Yerubaal, a pesar de todo el bien que éste había hecho a Israel.
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La Parábola de la Zarza
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El capricho
La parábola de Yotán trata de un bosque cuyos árboles empezaron a buscar, entre
ellos, a uno que los gobernara. La fábula no muestra ni da indicios de que necesiten un
gobernador. Pareciera ser un capricho.
La vida en el bosque fue tranquila en tanto no tenían rey, pero el capricho de querer
tener uno les “robó” la calma.
El bosque que busca entre los árboles un rey es caprichoso, no tienen un perfil
elaborado que muestres los requisitos del futuro rey. Los árboles no tienen unos
estándares mínimos de moral, de capacidad política, de fuerza militar, dotes
administrativos, liderazgo, en fin. A ellos no les importa quién pueda ser, sólo quieren
un rey. Eso es capricho.
Entre todos los árboles aptos para gobernar en un bosque, ellos eligieron la zarza. El
menos indicado. He ahí una evidencia de querer un gobernante sólo por capricho.
La búsqueda
Los árboles del bosque de Yotán emprendieron a buscar un candidato. Así que
acudieron a uno de los árboles más respetados de su territorio, el olivo.
Las plantas de olivo ocuparon el primer renglón de la economía palestina de aquellos
días. El aceite de olivas es una de las riquezas que mueve y movieron la economía del
país. No en vano, es que la fábula acude en primer lugar al olivo. Ya que nos generas
tanta prosperidad y que el comercio contigo es significativo por los aceites que ofreces
al mundo, querido Olivo, ¡ven, reina sobre nosotros! Pero el olivo, aunque ideal y apto
para gobernar, no quiso reinar en ese bosque. Luego los árboles acudieron a la higuera,
cuyos frutos eran la base del mercado de exportación. Sus higos fueron frutos muy
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Roberto J. Walton. “The Parables According to Paul Ricoeur and Michel Henry”. Cuestiones Teológicas. Vol. 39 | No. 92
| Julio-Diciembre • 2012 | pp. 259-282
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apetecidos, la demanda comercial era cuantiosa y costosa. Así que por lógica,
acudieron a otro árbol que podría llevar al bosque a condiciones prósperas por tanta
exportación que pudiesen producir, pero la higuera tampoco quiso. Fueron los árboles
en busca de la vid. No es un árbol, pero sí es una planta muy significativa en el mundo
entero, pues sus fruto es perfectamente ideal para producir vino. Otro elemento del
consumo diario entre los hombres, además de muy apetecido. Infortunadamente, la
vid tampoco quiso gobernar. Fueron entonces los árboles a la planta menos indicada, a
la zarza, una planta fácil de marchitarse, espinosa y no tiene frutos que ofrecer no
ramas buenas para dar sombra. En Palestina se considera como maleza, matorral. En
climas de tanto calor como Palestina, la zarza es causante de incendios forestales por
ser una planta seca. Cuando los árboles del bosque le piden que sea ella quien los
gobierne, sin pensarlo dos veces acepta la oferta “democrática”.
La ironía
Esta parábola fabulesca de Yotán tiene una alta dosis de ironía, note Ud. que los
árboles aptos, capacitados, capaces, buenos para gobernar, con las mejores opciones
para llevar prosperidad al bosque no aceptaron. Pero, la peor planta del bosque, la que
solo puede ofrecerles destrucción y miseria, aceptó con todo el gusto.
El primer candidato del bosque fue el señor Olivo. Ideal, perfecto para ser el
gobernante, pero el argumento de su rechazo es muy significativo. Dijo Mr. Olivo:
“¿Quieren que deje de producir mi aceite, con el que se honra a Dios y a los hombres,
para hacerme grande entre los árboles?” En otras palabras: “No dejaré de honrar a
Dios por ir a ser su alcalde.”
El segundo candidato fue la higuera. Doña Higuera rechazó la oferta por la siguiente
razón: ¿Y debo abandonar la dulzura de mis frutos, para ir y hacerme grande entre los
árboles? En otras palabras: “No dejaré de deleitar el paladar humano por ir a ser su
alcaldesa.” La tercera candidata fue doña Vid. La señora Vid respondió: “¿Y voy a dejar
de producir mi vino, que es la alegría de Dios y de los hombres, sólo para hacerme
grande entre los árboles?” En otras palabras: “no dejaré de traer alegría al cielo y a la
tierra por ir a ser su alcaldesa.” El olivo, la higuera y la vid tenían cosas más
importantes que hacer en servicio a Dios y a los hombres como para rebajarse a ser el
gobernador del bosque. Pero, la zarza que no tiene nada bueno que ofrecer a Dios ni a
los hombres, tampoco al bosque, aceptó ser alcalde de todo el parque. ¡Qué ironía! ¡No
le parece?
La tragedia
La parábola de Yotán termina su parábola fabulesca en un incendio. La zarza qu ees
pequeña y no tiene ramas sino chamizos le dijo a los demás, “vengan y busquen refugio
bajo mi sombra. Pero si no me obedecen, saldrá fuego de mí y quemará los cedros del
Líbano.” ¿Refugio bajo la sombra de una zarza?
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La Parábola de la Zarza
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Esa fue la tragedia del bosque, darle poder a una zarza. Se destruye la zarza y destruye
la comunidad.
Cuando tomo conciencia de estas realidades, sólo puedo orar el Padrenuestro. Oro el
Padrenuestro por la Iglesia en Colombia. Oro el Padrenuestro por nuestro país. Oro el
Padrenuestro por las familias:
“Padre nuestro, que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
10 Venga tu reino.
Hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
12 Perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
13 No nos metas en tentación,
sino líbranos del mal.”
[Porque tuyo es el reino,
el poder, y la gloria,
por todos los siglos. Amén.]