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El ambiente trasciende la idea de espacio físico y descansa, fundamentalmente, en las distintas

relaciones humanas que dan sentido a su existencia. Implica un espacio y un tiempo donde los
participantes construyen conocimientos y desarrollan capacidades, habilidades y valores.

A manera de introducción:

Amplia resulta la historia de los esfuerzos del gobierno estatal Sinaloense y del Sistema educativo
mexicano en general en su política para mejorar los ambientes de aprendizaje, desde el Acuerdo
para la Modernización Educativa en 1992, pasando por la reforma constitucional en materia
educativa de 2013, hasta la creación del INEE consecuencia de dicha reforma. A pesar de ello “Es
antigua la pretensión de influir en las escuelas mediante medidas legislativas; en realidad, las leyes
guardan una relación complicada con la realidad escolar cotidiana. Entre disposiciones que legislan
cambios ya logrados y las que fijan un deber ser inalcanzable encontramos toda la gama de
resultados, desde los que instauran nuevos organismos y servicios, hasta los que tienen efectos
perversos o simplemente permanecen como letra muerta. En general, es improbable que una ley
determine por sí sola la orientación y calidad del desempeño docente en las aulas, aunque
posiblemente influya en la práctica.” (Rockwell, 2013).

De lo anterior hay que resaltar la natural posibilidad de que la legislación actual influirá en el
desempeño docente. Así “El desafío consiste en encontrar entre las múltiples iniciativas que
pretenden mejorar la calidad educativa (en la mesa se encuentran propuestas para regular desde la
lectura y la convivencia hasta la cultura financiera y el ajedrez) aquellas que tienen posibilidad de
consolidar y garantizar condiciones institucionales equitativas para que quienes estén encargados
de realizar la tarea educativa formal (directivos y profesores) puedan hacer mejor su trabajo.”
(IDEM, 2013).

En este tenor, si bien la reforma más reciente en materia educativa contiene y se fundamenta en
certezas y hechos sociales, paradigmas pedagógicos vigentes, reflexiones, foros y congresos, así
como las más recientes investigaciones en desarrollo humano tanto desde el enfoque psicosocial
como el sustentable, la dificultad radica en la falta de aterrizaje en las aulas, es decir, en la realidad
educativa. Ello es a causa de “…diversos factores como son: el desencantamiento por la profesión,
la incomprensión e irreflexión en los procesos de análisis de los nuevos planes y programas de
estudio, la escasa calidad en los procesos de profesionalización docente y la incongruencia entre los
‘contenidos profesionalizadores’ y las ‘necesidades de profesionalización’, así mismo considera el
desencantamiento de la escolarización, los modelos actuales bajo los cuales funciona la escuela, no
son una invitante para que los alumnos quieran estar en la escuela.”(Viveros, 2016)

El ambiente de aprendizaje, diseño y organización

Loughlin y Suina (2002) rechazan rápidamente la arquitectura, los libros de texto, el tamaño de las
mesas o de las sillas o el número de pizarras y de tablones de anuncios como determinantes críticos
del entorno. Centran por el contrario su atención en el pensamiento del profesor y en la toma de
decisiones. Tienden por ejemplo, a preguntar en respuesta a la preocupación del enseñante por
falta de independencia de los niños.
El concepto de ambiente de aprendizaje ha dejado el paradigma tradicional que se centraba en el
aspecto físico. “…el ambiente de clase es muchos más que un lugar para almacenar libros, mesas y
materiales. Cuidadosa y diestramente dispuesto, añade una dimensión significativa a la experiencia
educativa del estudiante, atrayendo su interés, brindando información, estimulando el empleo de
destrezas, comunicando límites y expectativas, facilitando las actividades de aprendizaje,
promoviendo la propia orientación y respaldando y fortaleciendo a través de estos efectos el deseo
de aprender”. (Loughlin, 2002).

Propuestas alternativas para construir un ambiente de aprendizaje en el aula.

1. Partiendo de que “La instalación arquitectónica determina las condiciones básicas de luz,
sonido, temperatura y la intrusión o la separación entre grupos de personas. Proporciona
cualidades como el color, la textura, el nivel y la suavidad o la dureza de los espacios que
cabe disponer para el aprendizaje de los niños”(IDEM, 2002), el docente debe, contrario a
lo que muchos pudiera opinar, eliminar materiales didácticos (sobre todo visuales) que
innecesariamente se posicionen en las paredes del aula y que funjan como distractores
dentro de una sesión de trabajo. Así mismo es recomendable maximizar el
aprovechamiento de la luz natural. En lo que refiere al sonido, de utilizarse recursos
multimedia estos deben ser accesibles en audio e imagen para todos los alumnos dentro
del aula.

Esta propuesta en apariencia haría referencia al concepto tradicional de ambiente de aprendizaje,


sin embargo se realiza por la finalidad de partir de lo básico para posteriormente hacer propuestas
relativas a las interrelaciones personales, actitudes, etc.

2. Prever conflictos de conducta entre alumnos: Resulta esencial que el profesor anticipe a
una actividad, dinámica o estrategia de organización, cualquier conflicto o disyuntiva. Con
ello podrá charlar con los alumnos usando frases como “Es posible que no acuerden
inmediatamente tal o cual cosa al trabajar en equipos, por lo que es importante que lo
tengan presente desde este momento y eviten caer en discusiones; por ello les recomiendo
que usen estrategias como la votación, el consenso o el azar”. (El docente debe involucrar
previamente a los alumnos en la comprensión de estas estrategias).
3. Promover la participación de los alumnos en la elección y organización de las actividades
didácticas: Esto fomenta la independencia de los alumnos al permitirse la selección del
camino a recorrer para conseguir los objetivos didácticos.
4. Disponer los materiales de la sesión al alcance de los alumnos: Exhibirlos uno al lado de
otro para sugerir relación entre estos. Permitir que el alumno los vaya tomando conforme
los requiera, es mejor que darlos individualmente entre los lugares (mesas de trabajo), ya
que así se reduce la intervención del profesor y se favorece la ya mencionada independencia
del alumno.
5. Cambiar la disposición del mobiliario: Dicha propuesta puede aplicar a actividades como la
lectura. Es posible recorrer las mesas o butacas de modo que el alumno pudiera acomodarse
a leer en el piso (usando un tapete, por ejemplo). Esta disposición permite la relajación del
alumno y el goce intelectual asociado a la lectura. Representa un cambio sencillo, pero
ampliamente significativo dentro del aula.
6. Música de fondo dentro del aula: Aunque en la actualidad es bien sabido que la música
clásica fomenta el aprendizaje partiendo de las bases neurofisiológicas del pensamiento, a
menudo es factible siempre que la actividad didáctica lo permita, reproducir música “de
moda” aunque esta pudiera no estar siquiera cerca de la música clásica o de aquella
considera como culta. Esto potencializa en los alumnos considerarse como individuos con
gustos musicales que son respetados por el profesor.
7. Generar confianza a través de un uso adecuado del lenguaje: Para ello el profesor debe
evitar alzar la voz, de lo contrario el alumno no se reconoce como individuo capaz de
priorizar el diálogo y se corre el riesgo de fomentar la repetición de patrones de violencia
verbal o arrebatos emocionales.
8. Participar de las actividades manuales con los alumnos: Por citar un ejemplo, si se le asigna
al alumno la tarea de elaborar para la asignatura de educación artísticas, un modelo en
plastilina, el profesor podría elaborar también uno al tiempo que lo hacen también sus
estudiantes. Esto permite que el alumno observe que el profesor también aprende a través
del ensayo – error y de el esfuerzo sistemático, a su vez, puede ver que el arte es sinónimo
de disfrute.
9. Evitar los patrones rutinarios: Por ejemplo para pasar lista o para la revisión de la tarea. El
docente está obligado a diversificar estas dinámicas.
10. Verse uno mismo en el lugar del niño: Recorrer los lugares y pedirle a los alumnos que
permitan que el docente se instale momentáneamente en ellos para observar factores que
no favorezcan el proceso de aprendizaje. Ponerse en el lugar del niño también es una
metáfora, es decir, procurar antes de cada actividad empatizar con el alumno y reflexionar
si ésta será atractiva para él y le invitará a la participación activa.

Fuentes de consulta:

Rockwell E. (2013). La complejidad del trabajo docente y los retos de la evaluación: resultados
internacionales y procesos nacionales de reforma educativa, en La Reforma constitucional en
materia educativa: alcances y desafíos. Rodolfo Ramírez Raymundo, Coordinador. México: Senado
de la República, Instituto Belisario Domínguez.

Viveros I. (2016). Ambientes de aprendizaje: Una opción para mejorar la calidad de la educación.
México: Universidad Euro hispanoamericana.
Loughlin C. (2002). El ambiente de aprendizaje: diseño y organización. España: Ediciones Morata.

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