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¿Qué son las células somáticas? El término “somático” significa derivado del cuerpo. ¿QUE ES?
El conjunto de células de diferente origen que se pueden encontrar en la secreción de la glándula mamaria
constituyen las células somáticas de la leche. Las mismas están constituidas principalmente por glóbulos
blancos y escasas células epiteliales de tejidos secretores de leche. Cuando las bacterias causantes de
mastitis ingresan a través del pezón a la ubre producen irritación, inflamación y daño celular. Debido a ello
son atraídos los glóbulos blancos de la sangre a la leche, como mecanismo de defensa natural de la vaca
para dirigirse al lugar de infección y combatir la misma.
Los glóbulos blancos aumentan en la leche en respuesta a la lesión o infección, mientras que las células
epiteliales aparecen como resultado de la lesión o infección. Al aumentar el número de glóbulos blancos en
la leche, se incrementa el conteo de células somáticas en la leche de tanque. Debido a la lesión o destrucción
de tejidos productores de leche por las bacterias presentes, se produce una disminución en la producción de
leche. Es por ello que a mayor número de células somáticas en la leche, menor será la producción de la
misma. Debido a la relación inversa existente entre conteo celular somático y producción de leche, se debe
tener como objetivo llegar a la meta de obtener un conteo de células somáticas de 200.000 cel/ml ó menos
en leche de tanque.
Si bien las bonificaciones por calidad de leche son muy importantes, la pérdida mayor está dada debido a
la leche que se deja de producir por la mastitis subclínica.
En algunos establecimientos se evalúa la enfermedad de acuerdo a los casos de mastitis clínica. Sin
embargo, la misma es responsable de solamente el 30% de las pérdidas económicas. La forma subclínica
es la que produce el 70% de las mismas por la leche que dejamos de producir.
Desconocer este aspecto implica una disminución de la producción y calidad de leche, mayor contagio y
descarte de animales; y transformar en un gasto en lugar de una inversión los insumos utilizados en la
lechería para nutrición, genética y programa de prevención y control de mastitis. A modo de ejemplo, un
establecimiento con 400.000 cel/ml en leche de tanque, pierde un 5% de producción de leche todos los días
los 365 días del año por mastitis subclínica (independiente de la bonificación) vs. el objetivo de <200.000
cel/ml. Cuando existe un elevado CCS se debe identificar el problema mediante un diagnóstico de situación,
implementar las medidas para resolver el mismo y utilizar un sistema de monitoreo para obtener
periódicamente un bajo CCS.
Diagnóstico de Situación
Se debe evaluar mediante una visita a campo la implementación de las medidas tendientes a la prevención
de las nuevas infecciones y la eliminación de las existentes:
• Rutina de ordeño: Independientemente de la rutina utilizada siempre se debe colocar la unidad de ordeño
sobre pezones limpios y secos, no más allá del minuto a minuto y medio de iniciada la preparación
preordeño. El despunte es una medida muy importante para la detección precoz de la mastitis clínica. Corte
de vacío al retirar la unidad de ordeño. Evitar el sobre ordeño. Desinfectar los pezones inmediatamente
después de retirada la unidad de ordeño para prevenir las nuevas infecciones por patógenos contagiosos.
Evaluar la organización de la rutina territorial o secuencial, para cumplir los objetivos mencionados.
Ordeñar primero a las vaquillas (si existe un lote de las mismas).
• Manejo de animales: Evaluar el trato de los animales previo a la rutina de ordeño y durante el ordeño.
• Medidas de higiene: corte de pelos de la cola, flameado de ubres y uso de guantes descartables por parte
de los ordeñadores.
• Desinfección de pezones post-ordeño: Utilizar productos con buena actividad bactericida y cosmética.
Evitar que las vacas se echen hasta 1 hora post-ordeño, ya que este es el período crítico donde permanece
abierto el esfínter del pezón. Se las puede enviar a comederos o pasturas para estimularlas a que
permanezcan paradas. Correcto mantenimiento de accesos y salidas; medio ambiente lo más seco e
higiénico posible (evitar que las vacas se echen en el barro). Utilizar la inmersión con la taza vertical y
desinfectar todo el pezón. Lavado de tazas del sellador. Envases del sellador opacos y cerrados.
• Condición del pezón: Se deben identificar las causas si se observa más de un 20% de vacas con: pezones
enrojecidos (congestionados) o azulados (cianóticos); inflamación o anillos palpables en o cerca de la base
del pezón; las puntas de los pezones firmes, duras o inflamadas; 1 ó más de los orificios del pezón abiertos;
1 ó más puntas de los pezones moderadamente rugosas o más del 10% muy rugosas con respecto al grado
de hiperqueratosis; con respecto al daño vascular si más del 10% de las vacas tienen pezones con petequias;
y si más del 5% de las vacas tienen lesiones abiertas de la piel del pezón (cortada o agrietada) en uno o más
pezones.
• Tratamiento de los casos de mastitis clínica: Detección precoz a través del despunte y correcto
tratamiento, completando la serie indicada por el laboratorio. Ordeñar al final los animales tratados y
descartar la leche de los cuatro cuartos durante el tratamiento y después de finalizado el mismo de acuerdo
a las indicaciones del laboratorio. Desinfección de la punta del pezón con algodón con alcohol 70º ó las
toallas antisépticas provistas por el laboratorio antes de administrar la jeringa intramamaria y uso de cánula
corta. Utilizar productos aprobados para vacas lactantes. No enviar leche con mastitis y antibióticos a la
crianza (chequear si se realiza el corte de pezones supernumerarios). Tratamiento combinado
intramamarioinyectable: chequear de no combinar bactericidas con bacteriostáticos. Recordar que la
bacteriología de casos clínicos y antibiogramas permiten conocer la población bacteriana del hato y la
sensibilidad antibiótica a los mismos, evitando los tratamientos a ciegas.
• Terapia al secado: Secado brusco. Tratamiento de todos los cuartos de todas las vacas al secado.
Recordar que al secado es el momento de elección para el tratamiento de la mastitis subclínica. Por otra
parte esta medida previene las nuevas infecciones intramamarias cuya probabilidad de ocurrir puede ser
hasta seis veces mayor con respecto a la lactancia. Desinfectar la punta del pezón antes de administrar la
jeringa intramamaria, comenzando por los pezones más alejados y finalizando con los más cercanos.
Administrar las jeringas de secado comenzando por los pezones más cercanos y finalizando con los pezones
más alejados. Las muestras de vacas post-parto permiten evaluar la terapia al secado y las de vaquillas
detectar precozmente animales infectados. Uso de selladores internos y externos.
• Descarte de vacas con mastitis crónica: Se considera a toda aquella vaca que presente tres episodios de
mastitis clínica en la misma lactancia, con un intervalo de 2 a 3 semanas entre episodios. Recordar que estas
vacas no se curan con tratamiento antibiótico, contagian al resto del hato y contribuyen a la elevación del
conteo de células somáticas en leche de tanque. Es importante para su correcta identificación llevar
registros. Si contamos con datos de bacteriología, se considera vaca crónica a aquella que continúa infectada
en el postparto y no se curó con la terapia al secado. Descarte de vacas con cuartos perdidos y/o fibrosados.
• Chequeo de animales comprados: Es importante el chequeo bacteriológico de estos animales para saber
si están infectados con patógenos contagiosos de mastitis, antes de mezclarlos con el rodeo de vacas en
ordeño. Palpación de cuartos para detectar fibrosis.
• Parición: Chequear higiene de potreros de parición. Descalostrado de animales con el equipo de ordeño
a las 12 hs. post-parto. Terapia de mastitis severas por coliformes.
Los patógenos de mastitis se pueden clasificar en dos grupos: contagiosos y ambientales. Los primeros son
principalmente el Streptococcus agalactiae y Staphylococcus aureus. Tienen como reservorio primario la
glándula mamaria infectada y se transmiten durante el ordeño. Se debe chequear también la presencia
de Mycoplasma bovis. Una alta prevalencia de Corynebacterium bovis, indica ineficacia del sellador de
pezones post-ordeño.
Objetivos a lograr:
- Conteo de células somáticas en vaquillas: <100.000 cel/mL. <15% de vaquillas con un CCS <150.000
cel/mL en su primer control y <5% de casos clínicos al parto.
Streptococcus agalactiae: Por tratarse de un parásito obligado de la glándula mamaria es un patógeno que
puede ser erradicado de un hato mediante la identificación y tratamiento de los animales infectados. El
mismo puede realizarse obteniendo muestras de leche para análisis bacteriológico de todas las vacas de un
hato y tratando a los animales con ubres infectadas por este patógeno con un producto antibiótico apropiado.
Cuando un hato entra en un programa de erradicación de Streptococcus agalactiae, se deben implementar
rigurosamente todos los puntos del Plan Preventivo de Mastitis. Streptococcus agalactiae responde bien a
productos intramamarios con antibióticos beta-lactámicos en vacas lactantes y secas. El uso de otras clases
de antibióticos resulta en bajas tasas de curación.
Los errores observados por el cual no se erradica este patógeno son porque: no se detectan todos los
animales infectados, no se realiza el tratamiento antibiótico adecuado, no se chequean los animales tratados
para evaluar la curación bacteriológica, no se descartan los animales crónicos, no se realiza un monitoreo
de la erradicación mediante un análisis bacteriológico de la leche de tanque para comprobar la ausencia del
mismo en el hato, se incorporan animales comprados sin chequeo previo y no se chequean cuando paren
los animales que fueron secados antes de implementar el programa de erradicación.
Staphylococcus aureus: La prevención y control se puede lograr mediante la implementación del “Plan de
los cinco puntos”. El objetivo es prevenir la diseminación de patógenos de vacas infectadas a sanas durante
el ordeño y la eliminación de las infecciones existentes. La desinfección de los pezones post-ordeño y la
terapia al secado son los pilares del plan. Para prevenir las infecciones por este patógeno es necesario limitar
la diseminación de este organismo de vaca a vaca para reducir al mínimo el número de vacas infectadas en
el hato. Es por ello que las vacas infectadas, no deben entrar en contacto con las vacas sanas. Las vacas
infectadas con Staphylococcus aureus deben identificarse y ordeñarse al final, o con una unidad diferente
a la utilizada para vacas sanas. Este método de segregación ha sido efectivo para controlar hatos infectados
con este patógeno.
La alimentación de las terneras con leche de vacas infectadas y las moscas han sido implicadas como
posibles fuentes de contagio en las vaquillas. El uso de un producto desinfectante post-ordeño efectivo es
una medida muy importante para reducir la tasa de nuevas infecciones intramamarias a este patógeno.
Sistema de Monitoreo
El principal factor que aumenta del nivel de células somáticas es el estado de infección. Sin embargo, se
debe tener en cuenta que el conteo de células somáticas no indica infección, sólo inflamación. Las células
somáticas se encuentran aumentadas en el calostro y en vacas de baja producción al final de la lactancia
(efecto de dilución) y en ambos casos no existe infección.
Los factores estresantes producen inmunosupresión (disminución de las defensas), aumentando el riesgo
de nuevas infecciones intramamarias o exacerbando las infecciones subclínicas existentes (manifestándose
clínicamente). La etapa de lactancia, número de lactancia de la vaca, estación del año y estresantes, son
factores menores que influencian el conteo de células somáticas en ubres sanas. Estos factores se ven
potenciados en el caso de ubres infectadas. Por lógica una vaca con muchas lactancias tiene mayor
probabilidad de estar infectada, pero si su ubre está sana (no infectada) presentará un nivel normal de células
somáticas.
A nivel de vacas se considera un valor normal menor a 200.000 cel/mL y menor a 100.000 cel/mL para
vaquillas.
El número de células somáticas en la leche no es estático, ya que parte de un proceso dinámico que es la
infección. Por lo tanto se debe tener en cuenta que evaluar un hato en base a una sola muestra puede llevar
a un error de diagnóstico o clasificación. Para evitar estos errores, se debe contar con varias muestras para
evaluar la tendencia del establecimiento y conocer el nivel de células somáticas del mismo. Ello puede
verse claramente en el gráfico 1:
En Febrero de 1998 se produjo una elevación del CCS a 400.000 cel/mL debido a un brote de mastitis
por Streptococcus uberis. Luego de implementar las medidas correctivas, se logra disminuir el nivel a
menos de 200.000 cel/mL. En 1999 se produce un incremento del CCS en Marzo por adquisición de
animales con elevado CCS infectados por Staphylococcus aureus sin un chequeo previo de los mismos.
Mediante el control del problema se logra una reducción del CCS y a partir de Octubre el mismo es menor
a las 200.000 cel/mL. Durante el año 2000 el CCS fue siempre inferior a 200.000 cel/mL. Para diagnosticar
el problema se puede evaluar el conteo de células somáticas por grupos de vacas (etapa y número de
lactancia). Si el problema se presenta principalmente en los animales de principio de lactancia el mismo
puede ocurrir por parición en un medio ambiente embarrado (mastitis ambiental) o fallas en la terapia al
secado. Si el CCS se incrementa a medida que progresa la lactancia el problema puede deberse a mastitis
contagiosa.
Es importante controlar cuidadosamente que no se envíe calostro al tanque, ya que el mismo eleva
significativamente el CCS. Ello se manifiesta con mayor frecuencia en los meses de mayor cantidad de
pariciones y en establecimientos con pariciones estacionadas. Otro factor a tener en cuenta es ver si existen
muchos animales con lactancias alargadas (mayor a 300 días) y baja producción. Generalmente estos
animales presentan elevado conteo de células somáticas. El secado anticipado de los mismos permite una
reducción del nivel de células somáticas en leche de tanque y la terapia al secado la curación de las
infecciones subclínicas existentes.
La interpretación de los CCS de vacas individuales, no debe basarse en un sólo conteo. En el gráfico
podemos observar el conteo de células somáticas de 3 vacas a lo largo de su lactancia. La vaca 3 siempre
presenta valores inferiores a las 200.000 cel/ml y por lo tanto puede considerarse sana. La vaca 4 presenta
valores normales, pero en el mes de Julio se eleva a 1.000.000 cel/mL. Sin embargo al mes siguiente baja
a 300.000 cel/mL y continúa descendiendo a valores normales. En este caso se produjo una mastitis clínica
y luego el animal tratado se curó. Finalmente la vaca 6 presenta valores fluctuantes, pero siempre anormales,
por lo tanto es muy probable que esté infectada. En el laboratorio se identificó Staphylococcus aureus.
Es importante determinar también si el problema de elevado CCS está dado por pocos animales o es a nivel
del hato.
Si bien ambos hatos tienen el mismo nivel de células somáticas en leche de tanque, el hato A presenta un
problema con pocos animales; mientras que en el establecimiento B el problema es a nivel del hato.
El siguiente cuadro muestra como impactan 4 vacas crónicas en el CCS de leche de tanque del hato A (200
vacas en ordeño) y la reducción lograda a medida que se descartan las mismas. Cuando las cuatro son
descartadas, la leche de tanque se reduce de 300.000 a 195.000 cel/ml.
Terapia de mastitis subclínica en la lactancia La curación bacteriológica de los animales con mastitis
subclínica en la lactancia puede obtenerse a través de la terapia extendida y la selección correcta de los
animales a tratar.
Un trabajo americano (Barlow, 2005) menciona que se debe evaluar la relación costo/beneficio de tratar la
mastitis subclínica en la lactancia, teniendo en cuenta los siguientes parámetros:
Beneficios indirectos (hato): Reducción del contagio y nueva tasa de infección intramamaria (IIM) y
reducción del CCS del hato y mejoramiento de la calidad de leche.
Costos por no tratar: Retrasar el retorno a leche de alta calidad, incremento del riesgo de exposición al
hato resultando en nuevas o recurrentes IIM, incremento del descarte y reducción del bienestar animal.
Costos del tratamiento: Incremento de costos de tratamiento (labor y diagnóstico), incremento de leche
descartada e innecesario descarte de leche si el tratamiento no es necesario para curar.
Un trabajo holandés (Swinkels, 2005) que analiza los beneficios económicos del tratamiento de la mastitis
subclínica en la lactancia causada por Streptococcus uberis o dysgalactiae menciona que los datos
necesarios para el análisis económico son los siguientes: Probabilidad de curación luego de la terapia,
probabilidad de curación espontánea, IIM crónicas y mastitis clínica, probabilidad de transmisión a otras
vacas, incremento potencial de la rentabilidad (ej. incremento de producción de leche o incremento de
bonificaciones por calidad de leche), reducción potencial de costos (ej. prevención de casos recurrentes de
mastitis clínica, prevención de nuevas IIM, reducción del descarte y reducción de pérdidas productivas),
reducción de ingresos (ej. incremento de leche descartada) y costos adicionales (labor, diagnóstico y
tratamiento).
Se recomienda tratar la mastitis subclínica en animales en el primer tercio de lactancia, que tengan hasta 3
lactancias, con IIM por Staphylococcus aureus y Streptococcus spp. y con nuevas infecciones y sin
cronicidad del secado.
Conclusiones
Las medidas que disminuyen el nivel de células somáticas son aquellas que tienen por objeto la prevención
de las nuevas infecciones y la eliminación de las existentes.
No se puede pretender obtener este objetivo solamente a través del descarte de vacas crónicas y tratamiento
de los casos clínicos. Al igual que en un sistema de producción o alimentación, no existen recetas para la
implementación de un programa de prevención y control de mastitis.
El mismo debe resolver los problemas del establecimiento y adecuarse a las necesidades del mismo,
teniendo en cuenta la mayor relación costo/beneficio posible desde un punto de vista práctico.
Un trabajo holandés de Barkema H. W. et al. (1998. J. Dairy Sci. 81:1917-1927), concluye que los factores
asociados que diferenciaron los hatos con bajos y altos conteos de células somáticas fueron el uso de la
desinfección de los pezones postordeño, terapia al secado, rutina de ordeño higiénica y duración del
tratamiento de los casos clínicos. Otro estudio en EE.UU. de Wilson D. J. et al. (1997. J Am Vet Med
Assoc; 210: 1466-1469) presenta similares conclusiones y agrega como un importante factor asociado con
la disminución del conteo de células somáticas en leche de tanque, el uso de un Servicio regular de
Prevención y Control de Mastitis.
Aquellos hatos que lo implementaban presentaban un conteo de células somáticas inferior con respecto a
los establecimientos que no utilizaban dicho servicio. Un trabajo en Argentina de Izak, E. et al. (1999. Proc.
38th Annual Meeting NMC, Pg. 195) menciona que las prácticas de manejo asociadas con el descenso en
el conteo de células somáticas en leche de tanque fueron las siguientes: desinfección de los pezones post-
ordeño, detección temprana y duración del tratamiento de los casos clínicos, rutina de ordeño, terapia al
secado y descarte de vacas crónicamente infectadas.
Dufour et al. (2011), menciona las siguientes prácticas asociadas con bajo CCS: uso de guantes descartables
para ordeñar, retiradores automáticos de pezoneras, desinfección de pezones postordeño, ordeño de vacas
problemas al final, chequeo del equipo de ordeño, mantener las vacas paradas post-ordeño, terapia al
secado, etc.
Un programa eficaz de control de mastitis debe basarse en la prevención de los problemas y no solamente
en la corrección de los mismos.
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