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La mastitis bovina es la enfermedad más

costosa en la industria láctea


Posteado en OTROS mayo 04, 2018
La mastitis bovina es la enfermedad más costosa
en la industria láctea. Cada caso clínico puede
costar a un ganadero de leche más de $400 y
daña tanto el producto futuro de la vaca como su
comodidad.
La mastitis bovina generalmente se trata con antibióticos, pero con la amenaza
potencial de resistencia antimicrobiana y el daño a largo plazo de la enfermedad
a la teta del animal, los investigadores del Colegio de Medicina Veterinaria de la
Universidad de Cornell están sentando las bases para terapias alternativas
derivadas de las células madre.
“Los antibióticos pueden matar a los insectos”, dijo Gerlinde Van de Walle, el
Profesor Asistente de Harry M. Zweig en Equine Health, “pero no ayudan con la
regeneración del tejido dañado “.
La mastitis bovina daña el tejido de la glándula mamaria de la vaca cuando las
bacterias causan inflamación. Las bacterias pueden entrar en la tetilla de la vaca
cuando entra en contacto con una máquina de ordeño contaminada, una mano
o materiales de cama. Este tejido mamario dañado contribuye a la pérdida de
producción de leche, problemas de calidad y aumento de los costos de mano de
obra.
“La mastitis bovina es la enfermedad más costosa en la industria láctea “, dijo
Daryl Nydam, DVM, Ph.D., profesor de medicina de la población y ciencias del
diagnóstico. “El segundo más costoso casi no vale la pena mencionar en
comparación”.
Según el Departamento de Agricultura de EE. UU., El 96.9 por ciento de las
instalaciones lecheras usan antibióticos para tratar casos clínicos de mastitis. Si
bien son efectivos contra las bacterias, los antibióticos por sí solos no pueden
restaurar el tejido mamario dañado. En su artículo del 16 de marzo en Scientific
Reports , Van de Walle y Nydam exploran cómo las secreciones de las células
madre mamarias bovinas pueden estimular la curación y el recrecimiento del
tejido dañado, así como eliminar las bacterias dañinas de la glándula mamaria.
“Incluso después de que se elimina el error con el tratamiento con antibióticos,
la producción de leche generalmente no alcanzará los niveles más altos previos
debido a ese daño en los tejidos”, dijo Van de Walle, autor principal del artículo.
“Ahí es donde entra en juego esta terapia alternativa”.
Van de Walle y Nydam son los primeros en detallar qué secretan las células
madre mamarias bovinas . Otros han examinado el secretoma de células madre
de otras especies, pero no bovino. “Es una nueva área de investigación”, dijo
Nydam, y ha llevado a una serie de descubrimientos.
Su informe encuentra que los factores secretados de estas células madre tienen
múltiples efectos positivos. Desempeñan un papel en la formación de nuevos
vasos sanguíneos y promueven la migración de las células, ambas integrales en
la curación del tejido dañado por la mastitis. Algunos factores secretados
protegen a las células epiteliales del daño causado por las toxinas bacterianas,
y otros resultaron ser péptidos antimicrobianos que desempeñan un papel en la
eliminación de bacterias.
“Además de la regeneración de los tejidos”, dijo Van de Walle, “también podría
ayudar a que los antibióticos funcionen mejor, ya que producen algunas de esas
propiedades antibióticas”.
Los investigadores también encontraron que los factores secretados eran más
efectivos contra las toxinas producidas por bacterias gramnegativas, que
generalmente son más resistentes a los anticuerpos debido a sus paredes
celulares más gruesas. Las bacterias que causan la mastitis bovina pueden ser
grampositivas o gramnegativas.
“Los antimicrobianos intramamarios aprobados por la FDA son más efectivos
contra las bacterias gram-positivas”, dijo Nydam. “Así que este sería un buen
complemento para eso”.
Este documento es parte de un esfuerzo concentrado para la facultad de ciencias
básicas y aplicadas para unir sus prácticas de investigación y abordar una
enfermedad importante. El laboratorio de Van de Walle en el Baker Institute for
Animal Health realiza investigación básica sobre patogénesis viral y biología de
células madre , y Nydam es directora de Quality Milk Production Services, un
programa que aborda problemas de calidad de la leche para productores, como
control de enfermedades y uso de antibióticos.
“Sobre la base de los efectos positivos del secretoma de células madre bovinas
que observamos en el laboratorio, ahora tenemos que llevarlo al siguiente nivel
y evaluar si también funciona en vacas con mastitis”, dijo Van de Walle.
Más información: Melissa M. Ledet et al. El secretoma de las células derivadas
de mammosfera bovina (MDC) promueve la angiogénesis, la migración de
células epiteliales y contiene factores asociados con la defensa y la inmunidad,
Scientific Reports (2018

Última actualización: jueves 14 junio 2018

Autor (es): Dr. Eial Izak


Servicio de prevención y control de Mastitis - Buenos Aires - Argentina

Estrategias para reducir el conteo de células


somáticas
El conteo de células somáticas (CCS) en leche de tanque (parámetro utilizado por la industria para el pago
por calidad de leche) es un indicador del nivel de mastitis subclínica en el rodeo y de calidad de leche.

¿Qué son las células somáticas? El término “somático” significa derivado del cuerpo. ¿QUE ES?

El conjunto de células de diferente origen que se pueden encontrar en la secreción de la glándula mamaria
constituyen las células somáticas de la leche. Las mismas están constituidas principalmente por glóbulos
blancos y escasas células epiteliales de tejidos secretores de leche. Cuando las bacterias causantes de
mastitis ingresan a través del pezón a la ubre producen irritación, inflamación y daño celular. Debido a ello
son atraídos los glóbulos blancos de la sangre a la leche, como mecanismo de defensa natural de la vaca
para dirigirse al lugar de infección y combatir la misma.

Los glóbulos blancos aumentan en la leche en respuesta a la lesión o infección, mientras que las células
epiteliales aparecen como resultado de la lesión o infección. Al aumentar el número de glóbulos blancos en
la leche, se incrementa el conteo de células somáticas en la leche de tanque. Debido a la lesión o destrucción
de tejidos productores de leche por las bacterias presentes, se produce una disminución en la producción de
leche. Es por ello que a mayor número de células somáticas en la leche, menor será la producción de la
misma. Debido a la relación inversa existente entre conteo celular somático y producción de leche, se debe
tener como objetivo llegar a la meta de obtener un conteo de células somáticas de 200.000 cel/ml ó menos
en leche de tanque.

Si bien las bonificaciones por calidad de leche son muy importantes, la pérdida mayor está dada debido a
la leche que se deja de producir por la mastitis subclínica.

En algunos establecimientos se evalúa la enfermedad de acuerdo a los casos de mastitis clínica. Sin
embargo, la misma es responsable de solamente el 30% de las pérdidas económicas. La forma subclínica
es la que produce el 70% de las mismas por la leche que dejamos de producir.

Desconocer este aspecto implica una disminución de la producción y calidad de leche, mayor contagio y
descarte de animales; y transformar en un gasto en lugar de una inversión los insumos utilizados en la
lechería para nutrición, genética y programa de prevención y control de mastitis. A modo de ejemplo, un
establecimiento con 400.000 cel/ml en leche de tanque, pierde un 5% de producción de leche todos los días
los 365 días del año por mastitis subclínica (independiente de la bonificación) vs. el objetivo de <200.000
cel/ml. Cuando existe un elevado CCS se debe identificar el problema mediante un diagnóstico de situación,
implementar las medidas para resolver el mismo y utilizar un sistema de monitoreo para obtener
periódicamente un bajo CCS.
Diagnóstico de Situación

Se debe evaluar mediante una visita a campo la implementación de las medidas tendientes a la prevención
de las nuevas infecciones y la eliminación de las existentes:

• Equipo de ordeño: Chequeo estático y dinámico. Correcto uso, funcionamiento, dimensionamiento y


mantenimiento. Correcta higiene y lavado. Chequeo de la calidad bacteriológica del agua de pozo y tanque
utilizada para el lavado del equipo de ordeño, frío y pezones. Renovación de las pezoneras cuando cumplen
su vida útil. Observar si las vacas se ordeñan bien, tiempo de ordeño, condición de los pezones,
comportamiento de los animales durante el ordeño, deslizamientos y caídas de pezoneras, funcionamiento
de extractores automáticos de pezoneras. Colocación de pezones artificiales en pezoneras de cuartos
perdidos.

• Rutina de ordeño: Independientemente de la rutina utilizada siempre se debe colocar la unidad de ordeño
sobre pezones limpios y secos, no más allá del minuto a minuto y medio de iniciada la preparación
preordeño. El despunte es una medida muy importante para la detección precoz de la mastitis clínica. Corte
de vacío al retirar la unidad de ordeño. Evitar el sobre ordeño. Desinfectar los pezones inmediatamente
después de retirada la unidad de ordeño para prevenir las nuevas infecciones por patógenos contagiosos.
Evaluar la organización de la rutina territorial o secuencial, para cumplir los objetivos mencionados.
Ordeñar primero a las vaquillas (si existe un lote de las mismas).

• Manejo de animales: Evaluar el trato de los animales previo a la rutina de ordeño y durante el ordeño.

• Medidas de higiene: corte de pelos de la cola, flameado de ubres y uso de guantes descartables por parte
de los ordeñadores.

• Desinfección de pezones post-ordeño: Utilizar productos con buena actividad bactericida y cosmética.
Evitar que las vacas se echen hasta 1 hora post-ordeño, ya que este es el período crítico donde permanece
abierto el esfínter del pezón. Se las puede enviar a comederos o pasturas para estimularlas a que
permanezcan paradas. Correcto mantenimiento de accesos y salidas; medio ambiente lo más seco e
higiénico posible (evitar que las vacas se echen en el barro). Utilizar la inmersión con la taza vertical y
desinfectar todo el pezón. Lavado de tazas del sellador. Envases del sellador opacos y cerrados.

• Condición del pezón: Se deben identificar las causas si se observa más de un 20% de vacas con: pezones
enrojecidos (congestionados) o azulados (cianóticos); inflamación o anillos palpables en o cerca de la base
del pezón; las puntas de los pezones firmes, duras o inflamadas; 1 ó más de los orificios del pezón abiertos;
1 ó más puntas de los pezones moderadamente rugosas o más del 10% muy rugosas con respecto al grado
de hiperqueratosis; con respecto al daño vascular si más del 10% de las vacas tienen pezones con petequias;
y si más del 5% de las vacas tienen lesiones abiertas de la piel del pezón (cortada o agrietada) en uno o más
pezones.

• Tratamiento de los casos de mastitis clínica: Detección precoz a través del despunte y correcto
tratamiento, completando la serie indicada por el laboratorio. Ordeñar al final los animales tratados y
descartar la leche de los cuatro cuartos durante el tratamiento y después de finalizado el mismo de acuerdo
a las indicaciones del laboratorio. Desinfección de la punta del pezón con algodón con alcohol 70º ó las
toallas antisépticas provistas por el laboratorio antes de administrar la jeringa intramamaria y uso de cánula
corta. Utilizar productos aprobados para vacas lactantes. No enviar leche con mastitis y antibióticos a la
crianza (chequear si se realiza el corte de pezones supernumerarios). Tratamiento combinado
intramamarioinyectable: chequear de no combinar bactericidas con bacteriostáticos. Recordar que la
bacteriología de casos clínicos y antibiogramas permiten conocer la población bacteriana del hato y la
sensibilidad antibiótica a los mismos, evitando los tratamientos a ciegas.

• Terapia al secado: Secado brusco. Tratamiento de todos los cuartos de todas las vacas al secado.
Recordar que al secado es el momento de elección para el tratamiento de la mastitis subclínica. Por otra
parte esta medida previene las nuevas infecciones intramamarias cuya probabilidad de ocurrir puede ser
hasta seis veces mayor con respecto a la lactancia. Desinfectar la punta del pezón antes de administrar la
jeringa intramamaria, comenzando por los pezones más alejados y finalizando con los más cercanos.
Administrar las jeringas de secado comenzando por los pezones más cercanos y finalizando con los pezones
más alejados. Las muestras de vacas post-parto permiten evaluar la terapia al secado y las de vaquillas
detectar precozmente animales infectados. Uso de selladores internos y externos.

• Descarte de vacas con mastitis crónica: Se considera a toda aquella vaca que presente tres episodios de
mastitis clínica en la misma lactancia, con un intervalo de 2 a 3 semanas entre episodios. Recordar que estas
vacas no se curan con tratamiento antibiótico, contagian al resto del hato y contribuyen a la elevación del
conteo de células somáticas en leche de tanque. Es importante para su correcta identificación llevar
registros. Si contamos con datos de bacteriología, se considera vaca crónica a aquella que continúa infectada
en el postparto y no se curó con la terapia al secado. Descarte de vacas con cuartos perdidos y/o fibrosados.

• Chequeo de animales comprados: Es importante el chequeo bacteriológico de estos animales para saber
si están infectados con patógenos contagiosos de mastitis, antes de mezclarlos con el rodeo de vacas en
ordeño. Palpación de cuartos para detectar fibrosis.

• Parición: Chequear higiene de potreros de parición. Descalostrado de animales con el equipo de ordeño
a las 12 hs. post-parto. Terapia de mastitis severas por coliformes.

El diagnóstico de situación se complementa a través de los siguientes análisis de laboratorio: conteo de


células somáticas, conteo de bacterias viables, bacteriología de leche de tanque para búsqueda de patógenos
de mastitis y bacteriologíaantibiograma de los casos clínicos para conocer la población bacteriana del hato
y la sensibilidad a los antibióticos disponibles en el mercado veterinario. El análisis bacteriológico del agua
de tanque y pozo utilizada para el lavado de los pezones y equipo de ordeño junto con el análisis del
antiséptico de pezones utilizado pre o post-ordeño son de suma utilidad para un programa preventivo.
Mediante la evaluación a campo y de los análisis de laboratorio se establece el diagnóstico de situación. Se
debe determinar si el problema es producido por mastitis contagiosa o ambiental.

Los patógenos de mastitis se pueden clasificar en dos grupos: contagiosos y ambientales. Los primeros son
principalmente el Streptococcus agalactiae y Staphylococcus aureus. Tienen como reservorio primario la
glándula mamaria infectada y se transmiten durante el ordeño. Se debe chequear también la presencia
de Mycoplasma bovis. Una alta prevalencia de Corynebacterium bovis, indica ineficacia del sellador de
pezones post-ordeño.

Los ambientales son principalmente Estreptococos ambientales (Streptococcus uberis y Steptococcus


dysgalactiae) y Coliformes (Escherichia coli, Klebsiella spp. y Enterobacter spp.). Su reservorio primario
es el medio ambiente de las vacas.
El cuadro 1 describe los parámetros distintivos de ambas formas de mastitis. Los datos de conteo de células
somáticas y conteo de bacterias viables también son de ayuda para el diagnóstico de situación:

Objetivos a lograr:

- Conteo de células somáticas: <200.000 cel/mL.

- Conteo de células somáticas en vaquillas: <100.000 cel/mL. <15% de vaquillas con un CCS <150.000
cel/mL en su primer control y <5% de casos clínicos al parto.

- 85% del hato: <200.000 cel/mL.

- Vacas >1.000.000 cel/mL: <2%

- % nuevas infecciones: <5% mensual.

- % descarte: <5% anual.

- % mastitis clínica: <2-3 casos/100 vacas/ mes ó <25 vacas/100 vacas/año.

- % vacas con cuartos perdidos: <5%.


Resolución del Problema

La mastitis contagiosa es producida principalmente por Staphylococcus aureus, responsable de la mayoría


de los problemas de elevados conteos de células somáticas. Con respecto a Streptococcus agalactiae, este
patógeno se identifica frecuentemente en establecimientos que adquieren animales sin un chequeo previo
de los mismos antes de mezclarlos con el resto del rodeo de vacas en ordeño. En cuanto a los patógenos
ambientales generalmente producen un incremento de los casos clínicos y no generan problemas de elevado
conteo de células somáticas. Sin embargo en algunas ocasiones la mastitis ambiental producida
principalmente por Streptococcus uberis (puede comportarse como contagioso), puede elevar el conteo de
células somáticas a 400.000 cel/mL, repercutiendo en las pérdidas productivas y de calidad de leche.

Streptococcus agalactiae: Por tratarse de un parásito obligado de la glándula mamaria es un patógeno que
puede ser erradicado de un hato mediante la identificación y tratamiento de los animales infectados. El
mismo puede realizarse obteniendo muestras de leche para análisis bacteriológico de todas las vacas de un
hato y tratando a los animales con ubres infectadas por este patógeno con un producto antibiótico apropiado.
Cuando un hato entra en un programa de erradicación de Streptococcus agalactiae, se deben implementar
rigurosamente todos los puntos del Plan Preventivo de Mastitis. Streptococcus agalactiae responde bien a
productos intramamarios con antibióticos beta-lactámicos en vacas lactantes y secas. El uso de otras clases
de antibióticos resulta en bajas tasas de curación.

Los errores observados por el cual no se erradica este patógeno son porque: no se detectan todos los
animales infectados, no se realiza el tratamiento antibiótico adecuado, no se chequean los animales tratados
para evaluar la curación bacteriológica, no se descartan los animales crónicos, no se realiza un monitoreo
de la erradicación mediante un análisis bacteriológico de la leche de tanque para comprobar la ausencia del
mismo en el hato, se incorporan animales comprados sin chequeo previo y no se chequean cuando paren
los animales que fueron secados antes de implementar el programa de erradicación.

Staphylococcus aureus: La prevención y control se puede lograr mediante la implementación del “Plan de
los cinco puntos”. El objetivo es prevenir la diseminación de patógenos de vacas infectadas a sanas durante
el ordeño y la eliminación de las infecciones existentes. La desinfección de los pezones post-ordeño y la
terapia al secado son los pilares del plan. Para prevenir las infecciones por este patógeno es necesario limitar
la diseminación de este organismo de vaca a vaca para reducir al mínimo el número de vacas infectadas en
el hato. Es por ello que las vacas infectadas, no deben entrar en contacto con las vacas sanas. Las vacas
infectadas con Staphylococcus aureus deben identificarse y ordeñarse al final, o con una unidad diferente
a la utilizada para vacas sanas. Este método de segregación ha sido efectivo para controlar hatos infectados
con este patógeno.

El tratamiento antibiótico en lactancia de infecciones en vaquillas e iniciales detectadas precozmente ofrece


buenos resultados. Mediante tratamientos combinados intramamario-inyectable se obtuvieron mayores
tasas de curación. Sin embargo en infecciones subclínicas crónicas, la tasa de curación es baja. La terapia
al secado ofrece mejores resultados para las infecciones subclínicas, pero no curará todos los casos crónicos.
El descarte de los animales crónicos debe tenerse en cuenta para controlar este patógeno.
Si bien no puede ser erradicado, el mismo puede ser controlado teniendo como objetivo menos del 5% de
vacas infectadas en el hato. En hatos con problemas de Staphylococcus aureus, deben mantenerse separadas
las vaquillas preñadas de las vacas secas. Se debe tener en cuenta que las vaquillas de primer parto pueden
constituir una categoría infectada con este patógeno y ser en algunos casos la vía de entrada de este patógeno
al hato.

La alimentación de las terneras con leche de vacas infectadas y las moscas han sido implicadas como
posibles fuentes de contagio en las vaquillas. El uso de un producto desinfectante post-ordeño efectivo es
una medida muy importante para reducir la tasa de nuevas infecciones intramamarias a este patógeno.

Sistema de Monitoreo

Un programa de prevención y control aunado a un correcto manejo epidemiológico de la problemática de


mastitis, permiten lograr un nivel de 200.000 cel/mL ó menos en leche de tanque. Para mantener ese nivel
es importante realizar un monitoreo periódico a través del CCS en leche de tanque y de vacas individuales,
bacteriología de leche de tanque, casos clínicos y animales paridos y registros de los casos de mastitis
clínica. El chequeo bacteriológico de los animales comprados es una práctica a tener en cuenta para prevenir
la transmisión de bacterias contagiosas a los animales sanos del hato. Todos estos análisis fueron descritos,
con excepción del CCS de vacas individuales. Es por ello que mencionaremos los factores a tener en cuenta
con respecto al mismo.

El principal factor que aumenta del nivel de células somáticas es el estado de infección. Sin embargo, se
debe tener en cuenta que el conteo de células somáticas no indica infección, sólo inflamación. Las células
somáticas se encuentran aumentadas en el calostro y en vacas de baja producción al final de la lactancia
(efecto de dilución) y en ambos casos no existe infección.

Los factores estresantes producen inmunosupresión (disminución de las defensas), aumentando el riesgo
de nuevas infecciones intramamarias o exacerbando las infecciones subclínicas existentes (manifestándose
clínicamente). La etapa de lactancia, número de lactancia de la vaca, estación del año y estresantes, son
factores menores que influencian el conteo de células somáticas en ubres sanas. Estos factores se ven
potenciados en el caso de ubres infectadas. Por lógica una vaca con muchas lactancias tiene mayor
probabilidad de estar infectada, pero si su ubre está sana (no infectada) presentará un nivel normal de células
somáticas.

A nivel de vacas se considera un valor normal menor a 200.000 cel/mL y menor a 100.000 cel/mL para
vaquillas.

El número de células somáticas en la leche no es estático, ya que parte de un proceso dinámico que es la
infección. Por lo tanto se debe tener en cuenta que evaluar un hato en base a una sola muestra puede llevar
a un error de diagnóstico o clasificación. Para evitar estos errores, se debe contar con varias muestras para
evaluar la tendencia del establecimiento y conocer el nivel de células somáticas del mismo. Ello puede
verse claramente en el gráfico 1:
En Febrero de 1998 se produjo una elevación del CCS a 400.000 cel/mL debido a un brote de mastitis
por Streptococcus uberis. Luego de implementar las medidas correctivas, se logra disminuir el nivel a
menos de 200.000 cel/mL. En 1999 se produce un incremento del CCS en Marzo por adquisición de
animales con elevado CCS infectados por Staphylococcus aureus sin un chequeo previo de los mismos.

Mediante el control del problema se logra una reducción del CCS y a partir de Octubre el mismo es menor
a las 200.000 cel/mL. Durante el año 2000 el CCS fue siempre inferior a 200.000 cel/mL. Para diagnosticar
el problema se puede evaluar el conteo de células somáticas por grupos de vacas (etapa y número de
lactancia). Si el problema se presenta principalmente en los animales de principio de lactancia el mismo
puede ocurrir por parición en un medio ambiente embarrado (mastitis ambiental) o fallas en la terapia al
secado. Si el CCS se incrementa a medida que progresa la lactancia el problema puede deberse a mastitis
contagiosa.

Es importante controlar cuidadosamente que no se envíe calostro al tanque, ya que el mismo eleva
significativamente el CCS. Ello se manifiesta con mayor frecuencia en los meses de mayor cantidad de
pariciones y en establecimientos con pariciones estacionadas. Otro factor a tener en cuenta es ver si existen
muchos animales con lactancias alargadas (mayor a 300 días) y baja producción. Generalmente estos
animales presentan elevado conteo de células somáticas. El secado anticipado de los mismos permite una
reducción del nivel de células somáticas en leche de tanque y la terapia al secado la curación de las
infecciones subclínicas existentes.

La interpretación de los CCS de vacas individuales, no debe basarse en un sólo conteo. En el gráfico
podemos observar el conteo de células somáticas de 3 vacas a lo largo de su lactancia. La vaca 3 siempre
presenta valores inferiores a las 200.000 cel/ml y por lo tanto puede considerarse sana. La vaca 4 presenta
valores normales, pero en el mes de Julio se eleva a 1.000.000 cel/mL. Sin embargo al mes siguiente baja
a 300.000 cel/mL y continúa descendiendo a valores normales. En este caso se produjo una mastitis clínica
y luego el animal tratado se curó. Finalmente la vaca 6 presenta valores fluctuantes, pero siempre anormales,
por lo tanto es muy probable que esté infectada. En el laboratorio se identificó Staphylococcus aureus.
Es importante determinar también si el problema de elevado CCS está dado por pocos animales o es a nivel
del hato.

Si bien ambos hatos tienen el mismo nivel de células somáticas en leche de tanque, el hato A presenta un
problema con pocos animales; mientras que en el establecimiento B el problema es a nivel del hato.

El siguiente cuadro muestra como impactan 4 vacas crónicas en el CCS de leche de tanque del hato A (200
vacas en ordeño) y la reducción lograda a medida que se descartan las mismas. Cuando las cuatro son
descartadas, la leche de tanque se reduce de 300.000 a 195.000 cel/ml.

Terapia de mastitis subclínica en la lactancia La curación bacteriológica de los animales con mastitis
subclínica en la lactancia puede obtenerse a través de la terapia extendida y la selección correcta de los
animales a tratar.
Un trabajo americano (Barlow, 2005) menciona que se debe evaluar la relación costo/beneficio de tratar la
mastitis subclínica en la lactancia, teniendo en cuenta los siguientes parámetros:

Beneficios directos (vaca): Incremento de la tasa de curación y reducción de la duración de la infección,


reducción de casos de mastitis clínica, reducción del CCS individual e incremento del bienestar animal.

Beneficios indirectos (hato): Reducción del contagio y nueva tasa de infección intramamaria (IIM) y
reducción del CCS del hato y mejoramiento de la calidad de leche.

Costos por no tratar: Retrasar el retorno a leche de alta calidad, incremento del riesgo de exposición al
hato resultando en nuevas o recurrentes IIM, incremento del descarte y reducción del bienestar animal.

Costos del tratamiento: Incremento de costos de tratamiento (labor y diagnóstico), incremento de leche
descartada e innecesario descarte de leche si el tratamiento no es necesario para curar.

Un trabajo holandés (Swinkels, 2005) que analiza los beneficios económicos del tratamiento de la mastitis
subclínica en la lactancia causada por Streptococcus uberis o dysgalactiae menciona que los datos
necesarios para el análisis económico son los siguientes: Probabilidad de curación luego de la terapia,
probabilidad de curación espontánea, IIM crónicas y mastitis clínica, probabilidad de transmisión a otras
vacas, incremento potencial de la rentabilidad (ej. incremento de producción de leche o incremento de
bonificaciones por calidad de leche), reducción potencial de costos (ej. prevención de casos recurrentes de
mastitis clínica, prevención de nuevas IIM, reducción del descarte y reducción de pérdidas productivas),
reducción de ingresos (ej. incremento de leche descartada) y costos adicionales (labor, diagnóstico y
tratamiento).

Se recomienda tratar la mastitis subclínica en animales en el primer tercio de lactancia, que tengan hasta 3
lactancias, con IIM por Staphylococcus aureus y Streptococcus spp. y con nuevas infecciones y sin
cronicidad del secado.

Conclusiones

Las medidas que disminuyen el nivel de células somáticas son aquellas que tienen por objeto la prevención
de las nuevas infecciones y la eliminación de las existentes.

No se puede pretender obtener este objetivo solamente a través del descarte de vacas crónicas y tratamiento
de los casos clínicos. Al igual que en un sistema de producción o alimentación, no existen recetas para la
implementación de un programa de prevención y control de mastitis.

El mismo debe resolver los problemas del establecimiento y adecuarse a las necesidades del mismo,
teniendo en cuenta la mayor relación costo/beneficio posible desde un punto de vista práctico.

Un trabajo holandés de Barkema H. W. et al. (1998. J. Dairy Sci. 81:1917-1927), concluye que los factores
asociados que diferenciaron los hatos con bajos y altos conteos de células somáticas fueron el uso de la
desinfección de los pezones postordeño, terapia al secado, rutina de ordeño higiénica y duración del
tratamiento de los casos clínicos. Otro estudio en EE.UU. de Wilson D. J. et al. (1997. J Am Vet Med
Assoc; 210: 1466-1469) presenta similares conclusiones y agrega como un importante factor asociado con
la disminución del conteo de células somáticas en leche de tanque, el uso de un Servicio regular de
Prevención y Control de Mastitis.

Aquellos hatos que lo implementaban presentaban un conteo de células somáticas inferior con respecto a
los establecimientos que no utilizaban dicho servicio. Un trabajo en Argentina de Izak, E. et al. (1999. Proc.
38th Annual Meeting NMC, Pg. 195) menciona que las prácticas de manejo asociadas con el descenso en
el conteo de células somáticas en leche de tanque fueron las siguientes: desinfección de los pezones post-
ordeño, detección temprana y duración del tratamiento de los casos clínicos, rutina de ordeño, terapia al
secado y descarte de vacas crónicamente infectadas.

Dufour et al. (2011), menciona las siguientes prácticas asociadas con bajo CCS: uso de guantes descartables
para ordeñar, retiradores automáticos de pezoneras, desinfección de pezones postordeño, ordeño de vacas
problemas al final, chequeo del equipo de ordeño, mantener las vacas paradas post-ordeño, terapia al
secado, etc.

Un programa eficaz de control de mastitis debe basarse en la prevención de los problemas y no solamente
en la corrección de los mismos.

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El recuento de células somáticas


Publicado el: 20/2/2017
Autor/es: Mario Lopez, PhD. Technology Manager MQAH. DeLaval

1156 16 Estadísticas

En la industria lechera, el conjunto de células somáticas (y su


cuantificación, el recuento de células somáticas, RCS), ha sido usado
como un buen indicador de mastitis, la inflamación de la glándula
mamaria. Estas células del sistema inmune, cuya función es la de vigilar
y de actuar en caso de infección, se han usado por varias décadas como
un buen indicador del estado de salud de la vaca. En la leche bovina
normal, y cuando no existe inflamación, el RCS está compuesto
primordialmente por macrófagos (~80%), seguido por poblaciones de
glóbulos blancos (también llamados leucocitos). La mayoría de estos
leucocitos son los linfocitos (~15%), y en mínimas proporciones por
glóbulos blancos polimorfonucleares (<5%). Generalmente cuando la
vaca está libre de infección, el RCS es <100,000 células/ml.
Cuando existe infección, las células inmunes actúan rápidamente. La
infección ocurre cuando una bacteria supera las barreras naturales de
protección del pezón y entra a la glándula mamaria. En esta instancia,
el microorganismo invasor se encuentra en un medio ideal para
colonizar y multiplicarse. Los macrófagos, haciendo alusión a su
nombre griego, son los encargados de fagocitar (comer) estos
organismos y evitar que su población aumente. Este proceso se conoce
con el nombre de inmunidad innata. Su trabajo es sumamente
importante, ya que aunque quizás los macrófagos no sean capaces de
eliminar por completo una invasión microbiana, si son capaces de
promover el proceso de inflamación. La actividad de estas células
conlleva a la secreción y reconocimiento de sustancias químicas por
otras células, las cuales a su vez desencadenan la inmunidad celular
adquirida.
El proceso de inflamación es una alarma para el organismo. En este
momento, se desencadenan mecanismos que permiten que poblaciones
celulares del sistema inmune entren a la glándula mamaria desde la
sangre. El objetivo es claro, identificar y eliminar lo más rápido posible
al enemigo. Cuando hay inflamación, la proporción de células inmunes
en la leche se incrementa en forma exponencial. Fácilmente, el RCS
puede pasar de 100,000 células/ml a >1,000,000 células/ml en cuestión
de pocas horas. Las proporciones de células también varían
enormemente durante esta etapa. En su mayoría (>90%), las células
son neutrófilos (parte del grupo de los glóbulos blancos
polimorfonucleares). Este grupo de células es más especializado en su
función de reconocer y de fagocitar los elementos foráneos.
Dependiendo de la eficacia de la respuesta inmune y del tipo de
microorganismo, el RCS puede volver a su estado normal en cuestión
de horas o días. Cuando el RCS es moderado, i.e. >200,000-400,000
células/ml, se considera que existe mastitis subclínica, y se asume que
hay inflamación debido a una infección bacteriana. En un estado
subclínico, no hay un cambio físico evidente en la leche, pero la vaca si
puede ser una fuente de contagio hacia otra si no es identificada
adecuadamente. La mastitis clínica, en cambio, se caracteriza por
cambios visibles en la leche. Lo más usual en estos casos es tratar a la
glándula mamaria con antibióticos para apoyar a la vaca en su lucha
para eliminar al patógeno. Un RCS de este tipo de casos será
usualmente >1,000,000 celulas/ml y es fácilmente distinguible por los
ordeñadores. Es importante resaltar que existe una asociación muy
fuerte entre el aumento en RCS y calidad y producción de leche. En
pocas palabras, un alto RCS es sinónimo con perdidas en calidad de
leche, perdidas en producción de leche y perdidas asociados con los
gastos de tratamiento. Es por eso que es importante monitorear en
forma precisa cambios en RCS, tanto a nivel de hato como a nivel de
vaca.
Existen varias formas de medir el RCS. Algunos métodos son más
antiguos y poco exactos (ejemplo California Mastitis Test), mientras que
otros son más precisos y a la vez prácticos de usar (ejemplo DeLaval
DCC). Otros sistemas permiten que el RCS se pueda medir mientras la
vaca se ordeña, requiriendo poca intervención humana. Estas
herramientas ayudan a que el nivel de compromiso que el ganadero
tenga con la salud de la vaca y las metas de calidad de leche por hato
se cumpla apropiadamente. Sin embargo, como objetivo especifico, el
ganadero debe tratar de identificar aquellas vacas que pueden estar en
estado subclínico y evitar llegar a un estado clínico o crónico, y tener
protocolos establecidos para actuar con rapidez.

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