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La muerte o la libertad
Tradiciones Peruanas
El cura iracundo le ordeno también AL RINCÓN QUITA CALZÓN, Más que de un enfermo se trataba ya de un moribundo, pero de un
pero como el niño se retiraba refunfuñando algo entre dientes, el moribundo de inmortal renombre.
sacerdote insistió por el que murmuraba. Pasado un fuerte acceso, el enfermo se sumergió en profunda
meditación, y al cabo de algunos minutos dijo con voz muy débil:
Entonces el niño le propuso una interrogante al maestro: ¿Cuantas
- ¿Sabe usted, doctor, lo que me atormenta al sentirme ya próximo a
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la tumba?
- No, mi general.
Y por más que el cura trató de recordar no pudo hacerlo; entonces el
niño también lo envió a él ¡al rincón quita calzón! La burla de los - La idea de que tal vez haya edificado sobre arena movediza y arado
estudiantes fue total. en el mar.
Y un suspiro brotó de lo más íntimo de su alma y volvió a hundirse en
El cura no tuvo más remedio que perdonar a todos el castigo su meditación.
propuesto y se retiró completamente avergonzado.
Transcurrido gran rato, una sonrisa tristísima se dibujó en su rostro y
dijo pausadamente:
- ¿No sospecha usted, doctor, quiénes han sido los tres más insignes
majaderos del mundo?
- Ciertamente que no, mi general.