UNIVERSIDAD FERMÍN TORO

VICE-RECTORADO ACADÉMICO
DECANATO DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES
BARQUISIMETO, ESTADO LARA

PRIMEROS AUXILIOS

Participante: Jhonnely Peña

Asignatura: Educación Física
Sección: M-711
Facilitador: Carlos Giménez

BARQUISIMETO, JUNIO 2018

 Primeros Auxilios

Los accidentes, lesiones o heridas son cosas que pueden pasarle a

cualquier persona en su vida diaria, por lo que es muy importante saber
cómo actuar si esto llegase a ocurrir. Una manera práctica y muy conocida
de hacerlo tiene que ver con los primeros auxilios, que son la atención
inmediata que se le da a una persona enferma, lesionada o accidentada en
el lugar de los acontecimientos, antes de ser trasladada a un centro
asistencial u hospitalario.

De acuerdo con el manual de Primeros Auxilios de la Universidad de la

Rioja los primeros auxilios son un «Conjunto de actuaciones y técnicas que
permiten la atención inmediata de un accidentado, hasta que llegue la
asistencia médica profesional, con el fin de que las lesiones que ha sufrido
‘NO EMPEOREN’» (pág. 1).

Con relación a lo mencionado anteriormente, si se encontrara a alguna

persona inconsciente o con sospecha de haber recibido una descarga
eléctrica o electrocución, la persona que la atenderá debe estar segura que
no le va a ocurrir lo mismo. De igual forma, debe revisar que la zona sea
segura y proceder a aplicar los primeros auxilios cuidosamente a la víctima,
para así no empeorar su situación.

Entre las lesiones más comunes que puede sufrir una persona se
encuentran las quemaduras, contusiones, hemorragias, fracturas y
luxaciones, y la pérdida de la consciencia. Ante cualquiera de estas
situaciones lo primero que debe hacer la persona que prestará los primeros
auxilios al lesionado, es realizar una evaluación del entorno, si hay alguien
más en el lugar del accidente, pedir ayuda médica de inmediato.
 Por otra parte, en la evaluación primeria del paciente debe comenzar
por la valoración de la consciencia. En esta preguntará a la víctima cómo
está o cómo se encuentra. Si contesta, es símbolo inequívoco de que respira
y tiene pulso. En caso que no conteste, debe pellizcar levemente en los
hombros, de manera que si reacciona, puede seguir la conducta anterior; en
caso de muerte, llamar a los servicios de emergencias cuanto antes.

Una manera rápida de valorar la consciencia del lesionado es

determinando si responde o no, la cual se divide en cuatro etapas: 1) alerta:
si la víctima se encuentra despierto o habla; 2) verbal: cuando responde al
llamado que le hace la persona que lo está auxiliando; 3) dolor: en caso que
responda al dolor, por ejemplo, si al pellizcarle reacciona con gestos o
gruñidos. Y por último, la etapa 4) inconsciente: que es cuando el herido no
responde.

Sin embargo, también se realiza una valoración de la respiración, en la

que la persona que está atendiendo al lesionado debe acercarse a la boca
de la víctima con la mejilla e intentar sentir el aliento a la vez que dirige la
mirada al tórax, puesto que si el individuo respira, se moverá. Es importante
destacar que en caso de que exista respiración, hará falta explorar el pulso
ya que puede o no tenerlo.

La valoración del pulso se hace a través del pulso central, bien sea en
las arterias carótidas situadas a ambos lados de la nuez de Adán en una
pequeña depresión o en la garganta; para sentirlo se debe presionar
levemente con los dedos índice y mayor, nunca con el pulgar, porque sino la
persona que atiende a la víctima sentiría su propio pulso, y del pulso
periférico, que constituye las arterias radiales, es decir, en la cara externa de
la muñeca, aunque este es menos recomendable ya que en caso de
accidente y pérdida del conocimiento, la sangre se redistribuye hacia los
órganos vitales, y no a las extremidades, por lo que a veces este método
puede resultar engañoso.

Con relación en lo anterior, si no se logra encontrar el pulso, se

recomienda proceder a la reanimación cardiopulmonar (RCP). Contrario a
esto, según las pautas del European Resuscitation Council (ERC) que se
publicaron en 2010, el pulso no es un criterio para decidir sobre empezar la
reanimación cardiopulmonar. En lugar de eso, la respiración es más
importante porque es más fácil verificar si una persona respira.

Los primeros auxilios están encaminados a lesiones graves y lesiones

de menos importancia. En las lesiones graves se debe hacer todo lo posible
por mantener a la víctima con vida hasta que llegue el personal sanitario
calificado. Mientras que en las lesiones graves, lo primordial es evitar que se
presenten complicaciones. Debido a esto, todo hogar, escuela, lugar público,
centro de trabajo y automóvil debe contar con un botiquín que contenga lo
necesario para salvar una vida y evitar complicaciones provocadas por un
accidente. Por ejemplo, material de curación ―gasas, alcohol, algodón― y
medicamentos que no supongan un riesgo para las personas.

Es importante resaltar que siempre se debe preguntar al herido en

caso que esté consciente, sobre una posible alergia o reacción negativa ante
cualquier medicina o sustancia, antes de administrarlos, para que no haya un
daño mayor. Además, se debe revisar periódicamente la fecha de caducidad
de los medicamentos contenidos en un botiquín de primeros auxilios para
sustituirlos en caso necesario.

Para atender una emergencia, el botiquín debe incluir un directorio de

un médico cercano, solución antiséptica, paños antisépticos, tratamiento para
quemaduras, parche ocular con adhesivo, solución para lavado ocular, tela
adhesiva, gasas esterilizadas, vendas limpias de al menos 3 tamaños, tijeras
limpias, es decir, que no estén oxidadas, termómetro, agua oxigenada,
mínimo dos pares de guantes de látex o guantes estériles, entre otros.

Aunque la evaluación primeria del herido se hace igual ante cualquier

accidente que pueda haber tenido, la manera de proceder ante los tipos de
lesiones, heridas o accidente no es la misma. Si una persona sufre una
hemorragia, se debe identificar si esta es externa, interna o exteriorizada. La
externa es aquella donde la sangre sale al exterior; la interna, por otra parte,
se produce en el interior del organismo; y la hemorragia exteriorizada se
produce en el interior del organismo pero la sangre sale al exterior a través
de un orificio natural del cuerpo.

Para atender una hemorragia externa se debe presionar la herida con

apósitos durante 10 minutos, y si las lesiones lo permiten se puede elevar el
miembro afectado. Si este no cede, se debe realizar la compresión arterial a
distancia. Es importante tener en cuenta que nunca se debe retirar el primer
apósito de la herida, y en caso que exista una fractura, no se debe aplicar la
presión directa. Ante una hemorragia interna, se debe acudir al médico de
inmediato, puesto que estas pasas desapercibidas. Su presencia se
sospecha tras un accidente violento o si la víctima presenta síntomas y
signos de shock.

Ante el shock se debe actuar controlando los signos vitales, tratando

las lesiones que lo provocan, aflojando todo lo que comprima a la víctima,
entre otros. Por otra parte, las hemorragias externas se pueden identificar si
hay una sangrado por el oído, la nariz o boca. Si el sagrado ocurre por el
oído, se debe facilitar la salida de sangre y nunca intentar nunca parar la
hemorragia. Si ocurre por la nariz, presionar directamente sobre el orificio
sangrante, contra el tabique nasal durante 5 minutos e inclinar la cabeza
hacia adelante. Y si ocurre por la boca, controlar los signos vitales y
trasladar a un centro sanitario.

Cuando ocurre una luxación, que es el desplazamiento de un extremo

del hueso fuera de la articulación, se debe aplicar frío e inmovilizar en la
posición que se encuentre. Mientras que en las fracturas, que son la pérdida
de continuidad de un hueso, si son cerradas ―cuando el hueso se rompe
pero la piel que lo recubre queda intacta―, no se debe mover la extremidad,
pero sí aplicar frío local, quitar todo lo que apriete la herida e inmovilizar la
articulación; y si son fracturas abiertas ―cuando el hueso se rompe y la piel
que lo recubre también lo hace― se debe cubrir la herida con gasas estériles
o trapos muy limpios y humedecidos, y no intentar introducir el hueso dentro
de la extremidad. Contener la posible hemorragia y buscar ayuda médica.

Los primeros auxilios permiten a las personas capacitadas contar con

la habilidad de asistir y prestar su ayuda en situaciones de emergencias. En
la Comunicación Social, es importante tener conocimiento sobre los primeros
auxilios puesto que, como comunicadores, se puede llevar el conocimiento
de su aplicabilidad a muchos lugares. A este respecto, La Facultad de
Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí
(UASLP), a través del Verano de la Ciencia 2017, desarrolló un proyecto de
educación Inclusiva de primeros auxilios para débiles visuales en conjunto
con Protección Civil Universitaria y otros organismos.

Los primeros auxilios son de vital importancia para la salud de la

víctima. Estos pueden hacer la diferencia entre una situación u otra, e incluso
salvar una vida. Estar capacitado para realizarlos también es muy importante,
además de tener al alcance un botiquín de primeros auxilios que faciliten su
aplicación y el bienestar de la persona a la que se le presta la atención
inmediata. Al igual que tener en cuenta la manera de proceder ante las
distintas heridas o lesiones que se pueda padecer.

A través de la Comunicación Social se pueden impartir talleres sobre

los primeros auxilios, y así capacitar a las personas para que sepan cómo
actuar ante un accidente, herida o lesiones, hasta que la víctima pueda ser
trasladada a un centro de salud u hospitalario. También se pueden crear
programas de prevención y control de riesgos, así como proporcionar a las
personas herramientas útiles para llevarlo a cabo.
 Referencias bibliográficas

Manual de Primeros Auxilios de la Universidad de la Rioja

http://extintoressecom.mx/blog-secom/prevencion/primeros-auxilios/

http://www.uaslp.mx/Comunicacion-
Social/Paginas/Divulgacion/Gaceta/Notas/2017/Julio/030717/Primeros-
auxilios-para-debiles-visuales.aspx