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Investigación

Claves para hablar en público


Por: Marco Antonio Yuca Yhui

Las 7 claves para hablar en público sin nervios.

1. Piensa: ¿A qué le tienes miedo? ...


2. Gánate a la audiencia con una buena introducción. ...
3. Cuanto mejor te lo sepas, menos nervios tendrás. ...
4. Si te da un ataque de pánico en medio de charla. ...
5. “Antes muerta que sencilla” ...
6. Engáñate a ti mismo. ...
7. Y pase lo que pase, ¡sonríe!
Hablar en público es una actividad desagradable para muchos y cuanto
mayor sea la importancia del evento, peor el miedo. Sin embargo, como
emprendedor, deberás enfrentarte constantemente a exposiciones y
presentaciones, ya sea ante tu equipo, socios, clientes o posibles
inversionistas. Y debes hacerlo de la forma correcta para conectarte con
tu audiencia.
Pero hablar en público en realidad no es tan difícil. No es otra cosa que
conversar, y eso lo haces prácticamente todo el tiempo. El misterio
desaparece una vez que se ha aprendido cómo hacerlo.
Aquí te entregamos algunas claves para convertirte en un buen orador y
aprender a expresar tus ideas ante una audiencia, ya sea de diez, cien o
mil personas:

1. Exprésate con sencillez


La gente que te escuche captará una o dos de las principales ideas que
expongas. Si no puedes expresar en un par de enunciados el punto que
propones comunicar, entonces tu alocución no está bien definida. Y si no
sabes con previsión lo que quieres decir, mucho menos lo sabrás decir en
público.
2. Organízate
Sea larga o corta tu disertación, es importante ordenar los elementos de la
misma. Hay que prever la introducción, los puntos principales que se van a
exponer y la conclusión.
A veces, una buena forma de comenzar resulta ser la frase final. Una vez
que sabes a dónde te diriges, puedes escoger el camino que más te plazca
para llegar allí. Es decisivo tener un final poderoso y contundente, pues en
la mayoría de los casos es lo que la gente mejor recuerda.
3. Sé breve
La duración de los números en los espectáculos de variedades suele ser,
como máximo, de 12 a 15 minutos. Si una cuadrilla de bailarines y
cantantes que ponen toda el alma en su trabajo no logran entretener al
público por más tiempo, ¿qué le hace pensar que tú sí podrás? Evita los
discursos demasiado largos y rolleros.
4. Sé sincero
Si tratas de ser distinto a como eres (poco natural), probablemente no vas
a convencer a nadie. Si no te parece graciosa una anécdota, no esperes
que el público se ría con ella. Si la información que pretendes transmitir
no te despierta un verdadero interés, tampoco lo despertará en los
demás.

Si tomas la palabra es porque has tenido una experiencia que los oyentes
desconocen; compártela con ellos. Trata de que sientan lo mismo que tú
sentiste: una profunda emoción, o indiferencia; miedo, o tristeza; fastidio,
o perplejidad.
La primera persona del singular (yo) puede ser un arma eficaz, pero debes
ser cauto y ubicarte correctamente en el espacio, tiempo y tipo de público
que te escucha.
5. Aduéñate de la situación
En los primeros momentos de un discurso se establece el vínculo entre el
público y el expositor. Sonríe, agradece a la persona que te presentó y
luego espera un momento.

No empieces hasta que hayas captado la atención de todos los presentes.


Cada una de esas personas comprenderá inmediatamente que el orador le
está hablando a ella, y su cerebro se dispondrá a prestarle atención. Eso es
precisamente lo que quieres.

Cuando el público se haya puesto atento, establece contacto visual.


Escoge tres caras amigables: una a la derecha, una a la izquierda, y una al
centro. Dirígete entonces a una, luego a otra, y así lograrás abarcar a todo
el auditorio.

6. No leas, habla
Leer ante un auditorio no resulta tan eficaz como hablar directamente y
con el corazón; la expresión espontánea quizá no sea tan pulida, pero
definitivamente es mejor.

No es recomendable redactar discursos, pero sí lo es llevar notas para


recordar lo que quieres decir, y saber en qué parte va uno. Una buena
idea es hacer bullets con los puntos principales o con datos importantes
que quieras dar a conocer.

7. Relájate
Cuando estamos sometidos a tensión nerviosa, a menudo olvidamos cómo
respirar correctamente. Toda persona que acostumbra presentarse o
actuar en público conoce la importancia de la respiración.
No inhales profunda y forzadamente, ni respires con mayor rapidez que de
lo normal; te puedes hiperventilar. Para relajarte, sólo tienes que mover el
diafragma suave y rítmicamente y dar inhalaciones largas y profundas.

OTROS TIPS

1. Aprende de los mejores


Si te estás preparando para una presentación, investiga acerca de qué
hace que los buenos oradores sean tan buenos. Busca las últimas charlas
TED y presta atención a los ademanes, hábitos y comportamientos de los
presentadores y trata de incorporarlos.

2. Conoce bien tu material


Improvisar no es una buena idea. Aunque seguir la corriente y ser
espontáneo es recomendable, confiar en que tu presentación será buena
sin una pizca de preparación es algo que ni siquiera los mejores oradores
harían. Investiga. Conoce íntimamente el tema y qué dirás y cómo vas a
decirlo. Saber de lo que se habla es una de las mejores maneras de aplacar
los nervios.

3. Practica, practica y practica otra vez


Una vez que tu presentación esté armada, revísala. Luego, revísala de
nuevo. Practica tu discurso frente a un espejo, y luego practica frente a un
familiar o amigo. Cada vez que repitas tu presentación te sentirás más
cómodo, y la idea de llevarla a cabo frente a una audiencia será menos
intimidante.

4. Prepara un “Plan B”
Pensar en “qué puede pasar si…” genera ansiedad. “¿Qué pasa si el
computador no reconoce la presentación de PowerPoint?”, “¿Qué pasa si
alguien interrumpe constantemente?” y “¿Qué hago si el proyector no
funciona?” son alguna de las interrogantes que pueden sembrar el pánico
en cualquier orador.

Es por esta razón que debes crear planes de contingencia y así estar más
preparado si ocurre lo peor, aunque probablemente no ocurra.

5. No esperes al último momento…


…para chequear que el micrófono funcione, que el proyector proyecte o
que la iluminación ilumine. Todo esto debe estar preparado de antemano.
En caso de que algo falle, sonríe y trata de mantener la compostura
mientras tú mismo u otros se encargan del problema. Lo más importante
es cómo reaccionas.

6. Cuida tu apariencia
Por más que lo más importante es lo que digas y cómo lo digas, tu
apariencia personal no deja de ser un elemento a tener en cuenta a la
hora de dar una presentación eficaz. Cuanto más prolijo y profesional sea
tu aspecto, más confianza sentirás frente a la audiencia. Asegúrate de lucir
lo mejor que puedas.

7. No te excuses
Se suele recomendar a los oradores inexpertos que transmitan sus
inseguridades a la audiencia, es decir, que al comienzo de la presentación
digan cosas del estilo “Perdón, es que estoy nervioso” o “No soy bueno en
esto”. Si puedes evitarlo, mejor. Prepárate lo suficiente para poder hablar
en público sin tener que dar excusas.

8. Emplea los recursos visuales como apoyo


Contar con una buena presentación de PowerPoint e incluso proporcionar
material a la audiencia te quitará un poco de presión, ya que los ojos del
público no estarán siempre posados en ti y tendrás algo en qué basarte si
te quedas en blanco.

Recuerda, sin embargo, que las diapositivas no deben tener mucho texto,
ya que en ese caso nadie escuchará lo que dices. Si toda la presentación te
pasas leyendo directamente de un papel o de las diapositivas, mostrarás
falta de confianza y conocimiento en lo que dices. Es recomendable que
solo uses los recursos visuales como un apoyo extra, no como muletas.

9. Háblale a una persona a la vez


Uno de los aspectos de dar discursos que más terror pueden generar es el
público. Quizás la sola idea de pararte frente a muchas personas
expectantes, esperando escuchar tus palabras, pueda hacerte sentir
escalofríos. La mejor manera de superar este miedo es hablarle a una
persona a la vez.

Elige tres personas del público y alterna tu mirada entre ellos, como si
estuvieran teniendo una conversación en un café. Y míralos a los ojos.

Lo más importante: no te quedes mirando al piso, al cielorraso ni a tus


apuntes, esto demostrará que no estás lo suficientemente preparado ni
tienes confianza en lo que dices.

10. Incorpora tu opinión personal


Cualquiera puede “copiar y pegar un tema” y repetirlo mecánicamente
frente a una audiencia. Lo que hará la diferencia en tu presentación es lo
que tú le puedas aportar desde tu experiencia y conocimientos
personales. Al momento de dar tu discurso, intenta incluir,
ocasionalmente, algunos pensamientos y opiniones propias. Aunque estas
debe ser previamente planificadas y preparadas, trata de que luzcan
espontáneas. Brindar un poco de ti a la presentación hará que se sienta
más descontracturada e interesante a los ojos del público.
11. Habla claro
Hablar a una velocidad excesivamente rápida es uno de los delatores más
indiscretos del nerviosismo. Por más que tu discurso sea brillante, si nadie
puede entenderte este tiene el mismo valor que si dictaras tu lista de
compras. Intenta hablar de forma pausada y clara, incluso un poco más
lento de lo normal.

12. Sé breve
Lamentablemente, existen muchos oradores que alargan su presentación
hasta lo impensable con discursos de nunca acabar, sin importarles aburrir
mortalmente a la audiencia ni respetar su tiempo. No seas uno de ellos.
Ten claro qué es lo que se espera de tu presentación y respétalo, ni más ni
menos.

13. Relájate
Los seres humanos solemos ser los peores críticos de nosotros mismos. Si
te olvidas de una frase de tus apuntes o si te salteas una diapositiva sin
querer, no es el fin del mundo. Es solo una presentación.

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