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Muchas son las familias que en algún momento de la infancia de sus hijos se
preguntan: ¿es nervioso o... tendrá hiperactividad? También son cada vez más los
profesores que insisten a los padres para que realicen una consulta con un
especialista, ya que observan que, entre otras conductas, el niño es muy
«movido», se desmotiva rápidamente y le cuesta prestar atención.
La confusión en la vida diaria entre nerviosismo y TDAH viene dada por la similitud
de ciertas conductas que pueden presentar algunos niños durante la infancia,
entre las que cabe destacar el exceso de movimiento, la irritabilidad, la
desatención, los trastornos del sueño y el llanto frecuente. Ante estas conductas,
muchos padres y profesores se preguntan si su hijo o su alumno tendrán TDAH.
Pero lo cierto es que muchos niños pueden mostrarse nerviosos, ser inquietos o
portarse mal sin que esto quiera decir que tienen TDAH.
Considerando que, dentro de las variables normales del desarrollo, hay niños más
nerviosos, si los padres observan, no obstante, que el estado de nerviosismo del
niño se prolonga e influye negativamente en su vida diaria, es el momento de
acudir a la consulta de un psicólogo.
Síntomas de la hiperactividad