Como sabemos, el concepto de desarrollo sostenible se propone reconciliar el
crecimiento económico, los recursos naturales y la sociedad, evitando
comprometer las posibilidades de vida de las generaciones venideras. Para dar cabida a la preocupación ambiental a escala global, en 1983 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) crearía la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CMMAD), responsable del Informe Brundtland de 1987 e inicialmente denominado Our Common Future (traducido como Nuestro futuro común).
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano,
celebrada en Estocolmo en 1972, puso las bases para una conciencia medioambiental al hacer un llamamiento para mejorar la comprensión de los impactos de la acción humana sobre el planeta y sus repercusiones futuras, con el Plan de Acción para el Medio Ambiente Humano. En 1972 también ve la luz el Informe del Club de Roma titulado “Los límites al crecimiento “, que generó una fuerte polémica, la cual ayudó a ir madurando el concepto de sostenibilidad. Las primeras aportaciones sobre el concepto de uso y gestión sostenible de los recursos naturales en el contexto del desarrollo económico y social, se pueden encontrar en las propuestas de proyectos conjuntos y colaborativos, que a mediados de los años setenta, la UNESCO elevó en el marco de su Programa intergubernamental sobre “El Hombre y la Biosfera “(MAB) al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUMA). En 1980, la Estrategia Mundial para la Conservación (UICN / PNUMA / WWF), ya promueve abiertamente el concepto de desarrollo s Un humano promedio en el transcurso de su vida consume alrededor de un millón de litros de agua, 7550 litros de leche, bebe 74.802 tazas de té e ingiere 30.000 píldoras y medicinas, además se alimenta de los granos suficientes como para llenar una bañera, lo que se traduce a que cada persona producirá 40 toneladas de basura.
Al calcular la huella ecológica es posible conocer la
magnitud con que las actividades humanas contribuyen al tamaño total. Es importante recordar que la huella ecológica se refiere, en parte, a la superficie necesaria para absorber los residuos generados, es por ello que la quema de combustibles fósiles figura como la actividad más significativa, tal y como se muestra a continuación:
47.5% Quema de Combustibles Fósiles
22.0% Agricultura 7.6% Madera, Pulpa y Papel. 6.7% Pesca 6.3% Ganadería 3.6% Energía Nuclear 3.6% Asentamientos Urbanos o ciudades 2.7% Obtención de Leña El objetivo fundamental de calcular las huellas ecológicas consiste en evaluar el impacto sobre el planeta de un determinado modo o forma de vida y compararlo con la biocapacidad del planeta. Se trata, pues, de un indicador clave para la sostenibilidad. La ventaja de medir la huella ecológica para entender la apropiación humana está en aprovechar la habilidad para hacer comparaciones.
POLÍTICA NACIONAL DEL AMBIENTE
Política es uno de los principales instrumentos de
gestión para el logro del desarrollo sostenible en el país y ha sido elaborada tomando en cuenta la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y Desarrollo.
La Política Nacional del Ambiente se
presenta a la ciudadanía en cumplimiento del mandato establecido en el artículo 67º de la Constitución Política del Perú y en concordancia con la legislación que norma las políticas públicas ambientales.
En tal sentido, en base al proceso de integración de los aspectos sociales,
ambientales y económicos de las políticas públicas y la satisfacción de las necesidades de las actuales y futuras generaciones, la Política Nacional del Ambiente es un instrumento de cumplimiento obligatorio, que orienta las actividades públicas y privadas. Asimismo, esta política sirve de base para la formulación del Plan Nacional de Acción Ambiental, la Agenda Nacional de Acción Ambiental y otros instrumentos de gestión pública ambiental en el marco del Sistema Nacional de Gestión Ambiental. La Política Nacional del Ambiente considera los lineamientos de las políticas públicas establecidos por la Ley N° 29158, Ley Orgánica del Poder Ejecutivo y las disposiciones de la Ley N° 28611, Ley General del Ambiente. Define los objetivos prioritarios, lineamientos, contenidos principales y estándares nacionales de obligatorio cumplimiento. Conforma la política general de gobierno en materia ambiental, la cual enmarca las políticas sectoriales, regionales y locales.