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Como en el poema “Masa” de César Vallejo, el ordenamiento territorial (OT) en el Perú: “¡Ay

siguió muriendo”.
Desde su aparición, la institución denominada ordenamiento territorial ha sido devaluada y
debilitada sistemáticamente por años. La promesa de la Ley General del Ambiente, de contar con
un instrumento que ayude a tomar decisiones públicas sobre el uso del territorio, basados en su
potencial, colocando ciencia de por medio, intentando niveles óptimos de participación en la toma
de decisiones, ha sido vapuleada en varias ocasiones y ahora (creo yo) se ha dado la estocada
final con la aprobación (el viernes 28 de abril) del flamante Reglamento de Organización y
Funciones del Ministerio del Ambiente (ROF del Minam).

Con esta norma, el Ejecutivo ha decidido quitarle al Minam la competencia sobre el


ordenamiento territorial, regulando que ahora este se encargará del “Ordenamiento
Territorial Ambiental”. Es decir, se coloca un “apellido” al término que lo constriñe a su
competencia sectorial (lo ambiental), entendemos, para que se “meta en sus asuntos” como
rezaba uno de los mandamientos del presidente PPK. De esta manera se estaría cambiando el
sentido que le daba la Ley General del Ambiente y la Ley de creación del Minam, donde el
ordenamiento territorial era una herramienta transversal que buscaba consensos a lo largo de los
diferentes sectores, como también en los diferentes niveles de gobiernos. Y, ¡ay, siguió muriendo!

La pregunta que salta a la vista, entonces, es ¿qué pasará con los avances en Ordenamiento
Territorial (así, con letras capitales y sin “apellido”) que han realizado y finalizado o
comenzado los diferentes gobiernos subnacionales en el Perú? ¿Serán ahora subsumidos
en procedimientos de “Ordenamiento Territorial Ambiental”? ¿Qué efecto tendrán con relación
al ordenamiento de otras instancias sectoriales como la forestal, infraestructura, producción,
minero-energético, etcétera? ¿Será obligatorio considerar (“tomar en cuenta”) el OT avanzado
(aunque como se sabe, y se dejó claro en repetidas ocasiones: “no era mandatorio o vinculante”)
en la planificación de políticas y proyectos con impactos considerables y acumulativos? ¿Si no se
respetaba el OT cuando era OT, ahora respetarán los sectores el OTA? ¿Qué es eso de “coordinar
con la institución a cargo del OT a nivel nacional”, quiere decir que habrá un ente de mayor nivel
que si tenga esa competencia territorial, pero todavía no lo crean o no lo han pensado? Y, ¡ay,
siguió muriendo!

El fin principal del OT es aportar con información y planificar para la toma de decisiones
públicas sobre el territorio, sobre los ecosistemas, las ciudades, sobre el país. Es decidir
inversiones, entregar derechos y decidir usos en base a información y en base a la ciencia.
Encontrar un balance que favorezca a las presentes y futuras generaciones. Darle sentido al
rol del Estado, o más precisamente, al Gobierno con el que firmamos un contrato social para
vivir de acuerdo a un estado de derecho. La visión de ese ordenamiento es de diversa índole
(incluyendo la ambiental, la social, la económica y otras) pero debe observarse una visión
integradora, de conjunto y estratégica. Una visión que pretendía tener la Dirección General de OT
y el Viceministerio de Desarrollo Estratégico de los RRNN (que dicho sea de paso cambió su
nombre también). Para ello, debía implementar el monitoreo y evaluación del territorio y de los
procesos en él, es decir, ocupación, suelo, cambios de cobertura, uso del territorio, entre otros.
Asimismo, debía dar lineamiento, ordenar y dirigir los procesos de ordenamiento territorial de los
distintos niveles subnacionales (regional y local), incluyendo el registro de nacional de procesos
llevados a cabo en todo el país. Y con ellos ir conformando progresivamente un ordenamiento
territorial que abarque la integración de diversos sectores y diversos ámbitos de gobierno, que
determine los mejores usos y genere un verdadero estado de derecho en el país. Esa era la
promesa del OT. ¿Pudo más el miedo de quienes piensan que el OT es limitar derechos o
arrebatarlos en aras de “lo ambiental”? ¿Es tan difícil explicar las ventajas y posibilidades que nos
daría como país contar con un OT?

OT y la reconstrucción del Perú


El sábado 29 de abril se aprobó la norma para la “Reconstrucción con cambio” (Ley 30556), que
debería llevarnos a planificar rápida y eficazmente una serie de inversiones importantes para las
ciudades afectadas, las cuencas que requieren infraestructura natural y gris renovada, una agresiva
restauración de ecosistemas, reforestación, entre muchos otros aspectos que deben favorecer
(primero) a los ciudadanos que hoy la pasan mal y la podrían pasar peor en algunos años.

Para esta reconstrucción se exonera a las acciones de una serie de formalidades y


requisitos. Preocupa por ejemplo qué pasará con la certificación ambiental de diferentes
proyectos –la norma menciona 7 días en los cuales es materialmente imposible realizar una
certificación–. Hubiera sido ideal considerar y aplicar el ordenamiento territorial avanzado; sin
embargo, ¿se tomará en cuenta?, ¿será esa una prioridad en la cabeza del nuevo no-zar de la
reconstrucción con cambio que tiene rango de ministro?, ¿cómo compatibilizamos ese OT con la
competencia actual de un Minam que parece convidado de piedra en el tema de la reconstrucción
según propias declaraciones de su ministra? Y, ¡ay, siguió muriendo!

¿Quién saldrá a defender el OT en el Perú? ¿Quién lo abrazará, al final? ¿Serán los gobiernos
subnacionales (regionales o locales) que la han implementado? ¿Serán los pueblos
indígenas que han pedido por décadas que se respete dentro él sus planes de vida y su
manera de entender el desarrollo? ¿Serán las organizaciones de base y productores que quieren
seguir sembrando, conservando o viviendo en armonía con otras actividades? ¿Será la cooperación
internacional que ha buscado colocar en el centro del debate al OT como herramienta para alcanzar
un desarrollo sostenible, luego un crecimiento verde, después un desarrollo bajo en emisiones, y
cuanta moda vendrá después? ¿Será algún partido político que lo haya tenido como eje clave de
su discurso preelectoral? ¿Serán las organizaciones no gubernamentales? ¿Seremos, tal vez,
todos? No me atrevo aquí a colocar el estribillo…

Queremos un país moderno, que toma en serio y actúa en consecuencia con contar con información
sobre el territorio y los ecosistemas, su relación con la vida de los ciudadanos. Aplicar políticas
claras a favor del mejor uso de este, y que las actividades que causan mayores impactos sean
realmente evaluadas y se intenten consensuarlas con información y justicia. Dejar morir al OT no
es propio de un país moderno y bicentenario, no es de un país que se acerca a tener
participación en OCDE o cumplir las metas de desarrollo sostenible, ni qué decir de
contribuciones nacionales de mitigación sobre el cambio climático y otras cuestiones más
sofisticadas. Es más bien propio de un país que haría sonrojar al propio Vallejo cuando
pensó en una masa, un ciudadano, que podría/debería ser más consciente de lo que le
espera y lo que debe hacer para vivir, vivir mejor.

Lo que digo es lo siguiente: Para resolver un problema se necesita trabajar sobre sus causas; no
sobre sus efectos. De ahí la importancia de entender la historia del OT y su debilitamiento. Ahora,
si tienes otra manera de resolverlo, me encantaría conocerla
Estimado Jose Luis, el Ordenamiento Territorial tiene en la practica partida de nacimiento de larga
data, mas alla de las leyes a la que haces referencia, cito algunos elementos que subsisten y
tangibilizan el Ordenamiento Territorial que nuestros antepasados dejaron: ciudades sostenibles
"Machu Picchu", Infraestructura "Qhapac Ñan" y andenes para la agricultura sostenible, los mapas
y las zonificaciones no estan visibles, pero sina duda han existido, pero lo que valen son los
resultados.
Ver el Ordenamiento Territorial desde una mirada de instrumentos, sin visión estrategica y sin un
enfoque por resultados (incluye planificacion, monitoreo pero sobre todo programacion e
indicadores), es algo en lo que hemos avanzado poco. Hay que reconocer que el tema es amplio y
complejo, y por eso se requiere de estrategas/lideres/articuladores, combinación politica y tecnica
escasa, pero no inexistente.
Cuando el Estado otorga: propiedad (predios/CCNN/CC), concesiones (de todos los tipos), o
creamos/estabecemos ANPs, Reservas Territoriales para PIACI y otras categorias territoriales y
estas son invadidas, estamos frente a un problema de Ordenamiento Territorial, por que no es un
asunto solo de crear u otorgar, hay que preveer lo colateral y prepararnos.
Un esfuerzo por hacer economia, articular, simplificar procesos e instrumentos: Zonificación
Ecológica Económica, Zonificación Forestal, Capacidad de Uso Mayor de Tierras, Plan de
Acondicionamiento Territorial, Zonificación de Peligros, etc. es un tema de OT.
Tener un Catastro Integral (Urbano/Rural) es fundamental, ojo que no hay catastro integral sin un
mapa base adecuado, entonces las imagenes del satelite peruano (sub-metrico) ya deberán estar
siendo suministradas por CONIDA y procesadas por el IGN (debería ser así), y la informacion
Catastral existente analoga y digital estar ordenada para su automatización (coordinada con los
GORES y entidades del nivel central), geotecnología para procesar hay (avaces en la IDER por los
GORES también).
Los mapas de peligros que existen de varias fuentes, si no estan al alcance de los usuarios, se
desarrolla la asistencia tecnica apropiada y se hace fiscalización y control de su uso, en los niveles
correspondiente, no será efectiva para reducir la magnitud de los desastres (como los recientes),
no estamos generando el valor público en la inversión del Estado. Recuerdo que cuando diseñamos
GEOBOSQUES más alla del instrumento teniamos claro el Valor Público de su uso y por ello nos
preocupamos de hacer difusión y docencia en su uso. Sistematizar el buen uso de la ZEE, como
en el GORE San Martin, para dar viabiliad o no a la demanda de servicios públicos solicitados por
los Asentamientos o para otorgar su reconocimiento, son experiencias utiles pero poco difundidas,
asi habran otras, pero cuantas ZEE estaran subutilizadas o no utilizadas.
Estos y muchos mas, son temas de OT y vamos retrazados.
Lo que puede ocurrir en este escenario, es que el Ordenamiento Territorial "Sectorial" seguirá como
antes, generando contradicciones y conflictos y nos alejará más de la posibilidad de construir un
Territorio Competitivo (en lo economico, social y ambiental); "pero" queda abierta la posibilidad de
avanzar hacia un OT inteligente, que genere resultados de corto plazo y exponga en otros plazos
elementos de gran escala (como los incialmente mencionados), hacerlo desde todos los frentes
expuestos que mencionas es posible, creo en verdad que va a ocurrir así y en ese sentido el ente
competente tendrá esa gran oportunidad.
Interesante reflexión Gustavo, tomo nota de tus comentarios y aportes en un tema que seguramente
has estudiado mucho y por eso leo claramente tu preocupación. Lo técnico-científico tiene un
correlato en las políticas públicas y las regulaciones. No respetar éstas no es coherente y debe
mencionarse con claridad. Una consulta aprovechando tu mensaje: Me podrías indicar cuál es el
"Ente competente" que mencionas. Porque la modificación del ROF menciona uno encargado del
OT Nacional... El MINAM lo es según su norma de creación y la LGA... ¿Es algo que ya se ha
pensado? ¿Es algo que tendrá coherencia con lo avanzado? ¿Quién dirigirá y en base a qué
criterios ese OT Nacional?
Jose Luis, tuve un lapsus me referia a la "entidad a cargo del Ordenamiento Territorial a nivel
Nacional" referida en los literales a, b del artículo 60 del Decreto Supremo Nº 002-2017-MINAM, no
tengo conocimiento mas alla del DS,
Es necesario saber pronto los detalles de lo que se tiene previsto, para poder colaborar y evitar las
especulaciones que luego hacen tanto daño.
Valdría delimitar por qué causas continúa el desorden, qué beneficia que se mantenga, y a quién
perjudica/beneficia que no lo solucionemos.
En la sociología se utilizó ampliamente el territorio, como soporte o contenedor de los fenómenos
y relaciones sociales. Alguna vez, como en la ecología humana, se consideraba también la
influencia del soporte sobre los fenómenos sociales, sobre la producción de lo social. En general,
se puso énfasis en la ciudad como un ecosistema, el ecosistema urbano.
En los años 1990 se empezó a utilizar ampliamente en diversas disciplinas sociales.
Eventualmente, en Estados Unidos y en Europa se ha desarrollado incluso una Sociología del
Territorio o Sociología Territorial. El objetivo de este campo está claramente relacionado con la
sociología urbana y rural, con atención al espacio en que se desarrollan los fenómenos estudiados.
Esta especialización tiene también reflejo en algunas licenciaturas de sociología en universidades
de España y países americanos38 .
Los objetivos específicos de estos cursos o estudios afirman, en la línea de la ecología humana
tradicional, la necesidad de “comprender la importancia del territorio y del espacio urbano como
determinante de los procesos sociológicos”; también, de “vincular el territorio con los procesos de
desarrollo y cambio socio-cultural, y entender el vinculo de lo urbano con el proceso de fundación
de la sociología, con los paradigmas de la sociedad global y teoría de la exclusión hoy en día”39 .

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