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Jerusalén?
Sadrac Meza, Ph.D.
Seminario ESEPA
28 de Julio, 2009
Introducción
¿Qué tiene que ver Tibás2 con Jerusalén? Podría ser una instancia de
actualización de la cuestión planteada por Tertuliano. En otras palabras,
¿cuál es la relación de los llamados apóstoles el día de hoy con los apóstoles
de Jerusalén? Este tema en los últimos años se ha convertido en un asunto
global y seguramente, no por casualidad. Cuando colegas ministeriales
comienzan a llamarse apóstoles necesitamos preguntarnos no solamente por
sus atestados: ¿Quiénes son estos nuevos apóstoles? ¿Quién los nombró?
¿Cuál es su doctrina? ¿Cuál es su estilo de vida?; sino también por los
nuestros: ¿Qué significa ser una iglesia apostólica? ¿Cuál es nuestra relación
con los apóstoles de Jerusalén? ¿Cómo entender el ministerio del Espíritu el
día de hoy? ¿Qué significa vivir un estilo de vida como el de Jesús? Lo que
está en juego no es solamente la posibilidad y realidad de que existan
herejes y se enseñen herejías el día de hoy (y que puedan y deban ser
señalados por nosotros), sino que lo que está en juego también es nuestra
propia identidad, nuestra razón de ser como cristianos, y el mover redentor
de Dios en nuestros tiempos.
1
Roberts, Alexander ; Donaldson, James ; Coxe, A. Cleveland: The Ante-Nicene Fathers Vol.
III : Translations of the Writings of the Fathers Down to A.D. 325. Oak Harbor : Logos
Research Systems, 1997, S. 246. La pregunta viene de la Prescripción en contra de los
herejes, capítulo 7.
2
Tibás es distrito de San José, Costa Rica, en donde existe una iglesia evangélica dirigida
por una persona que se denomina apóstol.
1
El imperativo herético3 ha llegado a nosotros. Tenemos que elegir. Tenemos
que escoger. A los que no aceptamos ser parte del movimiento “la nueva
reforma apostólica” se nos llama odres viejos. Se nos acusa de estar bajo la
influencia de un grupo de demonios llamado “el espíritu corporativo de la
religión”. Se nos acusa de no escuchar lo que el Espíritu dice a las iglesias el
día de hoy.4
Desde finales del siglo IV los creyentes hemos confesado creer en una iglesia
que es una, santa, universal y apostólica (Credo in… unam, sanctam,
catholicam et apostolicam Ecclesiam).5 Estas marcas de la iglesia verdadera
siempre han sido creídas tanto por católico-romanos como por protestantes.
El historiador de la iglesia Jaroslav Pelikan acertadamente comenta que esta
afirmación une a los católicos y protestantes y a la vez, revela lo que nos
desune (Pelikan, 1959). Por ejemplo, que la iglesia sea una significa que la
iglesia está fundamentada en Cristo. Cristo es uno. La unidad se fundamenta
en lo que Dios ha hecho en Cristo por su iglesia y no en lo que el ser humano
haya hecho o pueda hacer. Las diferencias con el catolicismo surgen cuando
venimos a la aplicación histórica de esta verdad teológica: ¿es indispensable,
para que la iglesia sea una, que exista bajo una única organización mundial?
¿Es necesaria la sucesión apostólica para garantizar esta unidad de la
iglesia? Históricamente la iglesia católica-romana ha contestado
afirmativamente estas dos preguntas, mientras que los protestantes han
respondido negativamente, afirmando que la unidad histórica de la iglesia es
obra de Cristo a través de su Espíritu. De paso comentemos que algunos de
los así llamado apóstoles el día de hoy andan ofreciendo “cobertura
apostólica” a otras iglesias y pastores con el fin de que éstos estén en
condiciones adecuadas para recibir la bendición de Dios. Lo cual presupone
un acercamiento, tan equivocado como inconsciente, a la posición católica-
romana.
2
indispensable para recibir el perdón de los pecados: Agustín sostuvo la
validez objetiva y la santidad de los sacramentos de la iglesia
independientemente de la santidad o carencia de ella por parte de aquellos
que los administran (Pelikan, 1959). Una posición evangélica debe incluir que
el perdón de pecado viene a una persona cuando ha creído en el Señor y se
arrepiente de sus pecados. De nuevo es muy llamativo el ver que en algunos
ministerios llamados “apostólicos” el día de hoy se vuelve a sostener la
efectividad de la gracia de Dios a través de medios externos (a veces en
forma mágica) como son elementos o prendas “ungidas”, ofrendas o siembra
de dinero, etc., sin una clara enseñanza sobre la entrega incondicional que
significa creer en Cristo Jesús como Señor y Salvador.
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los apóstoles para su fe y práctica. En el siglo XVI los reformadores
protestantes apelaron a las Escrituras, al NT, como el testimonio apostólico y
al consenso doctrinal de los primeros concilios ecuménicos. Jenkins comenta
que “para el protestantismo la apostolicidad de un ministerio es probada por
su conformidad de su predicación y de su práctica sacramental con la
doctrina de los apóstoles, tal y como está declarada en las Escrituras y como
se ha desarrollado y hecho precisa en las proposiciones de la teología
dogmática”(Jenkins). Es mi convicción que la iglesia evangélica actual
necesita recobrar este énfasis en la autoridad apostólica, en la herencia
recibida de los apóstoles y en un retorno a ser y servir como una iglesia
apostólica. Fidelidad a Jesucristo a través del testimonio apostólico es lo que
significó el énfasis primitivo en la sucesión apostólica, en la sucesión de la
tradición de la fe apostólica, en el sometimiento a la autoridad apostólica, en
la búsqueda de un estilo de vida apostólico (el martirio era la imitación
suprema de la vida de Cristo y de los apóstoles en el siglo II y III). Apostolado
significa participar de la vida de Cristo y no el formalismo de ser designado
o llamado apóstol.
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El único ministro que va ser oído el día de hoy y la única iglesia que
prevalecerá es un ministro y una iglesia apostólica. ¿Vamos a dejar que nos
roben la palabra, el concepto? ¿Por qué vamos a permitir que los falsos y
herejes nos roben nuestro nombre? ¿Acaso nació con los herejes o con los
falsos el nombre de apostólico? ¿Qué nos enseña este movimiento? ¿En qué
hemos fallado? ¿Estamos confrontando hoy a las personas con el evangelio
apostólico?
Facundo Cabral canta que “cuando la cosa se ponga fulera, hay que decidir a
quién salvar”; en este caso, ya la cosa se puso fulera y hay que decidir a
dónde ir por ayuda. ¿A quién iremos Señor, solamente tú tienes palabras de
vida eterna? Cuando la cosa se pone fulera, lo mejor es volver a Jerusalén y
preguntar a los testigos originales que son los apóstoles originales sobre una
posible conexión Tibaseña. Si los neo-apóstoles objetan este procedimiento
diciendo que su existencia como apóstoles depende de una nueva etapa en
la revelación o una nueva etapa en el mover de Dios, y específicamente, que
dependen de una nueva etapa en el mover del Espíritu de Dios, tendremos
que recordarles que el ministerio del Espíritu es el cumplimiento de profecías
veterotestamentarias, y que su significado ha sido dado desde este
contexto. Lo cual significa que el ministerio del Espíritu es uno de los dos
elementos centrales del ministerio de Cristo y que por lo tanto, como
ministerio, como revelación, y como etapa histórica de salvación no tiene
autonomía sino que depende totalmente de la obra de Cristo en el Calvario.
Así como el Hijo no podía hacer nada por sí mismo, sino lo que veía al Padre
hacer, y decía solamente lo que el Padre decía, de igual manera el Espíritu
Santo, su revelación y obra, depende totalmente de la salvación efectuada
en Cristo. Necesitamos hacer lo que hizo el médico amado: “muchos han
intentado hacer un relato de las cosas que se han cumplido entre nosotros,
tal y como nos las transmitieron los que desde el principio fueron testigos
presenciales y servidores de la palabra. Por lo tanto, yo también,
excelentísimo Teófilo [tú que amas a Dios], habiendo investigado todo esto
con esmero desde su origen, he decidido escribírtelo ordenadamente, para
que llegues a tener plena seguridad de lo que te enseñaron” (Lucas 1:1-4
NVI).
Marcando la cancha
Los apóstoles tienen una relación vertical que tiene que ver con el origen de
su apostolado y su conciencia de llamado. Los apóstoles han sido llamados
por Cristo y Dios a ser apóstoles. Pero también existe la relación horizontal,
como se expresa en Hechos 1, en donde para ser un apóstol hay que ser un
discípulo de Cristo con ciertas características. Aparece, entonces, una
paradoja: en su relación y función horizontal, como colegio de 12, ellos son
fundadores de la iglesia, de su doctrina, de su organización.
6
Douglas, J.D.: Nuevo Diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami :
Sociedades Bı́blicas Unidas, 2000
6
el uso en 2 Corintios 8:23 y Filipenses 2:25. Ver también Hechos 14:4 y 14.
¿Podrían haber apóstoles temporales? ¿Que cuando regresan ya no son
apóstoles y terminó su misión?
“Así que la única conclusión que podemos sacar de una revisión del uso del
término parece ser que, dejando a un lado el uso específico militar y
comercial, el significado de ‘mensajero’, aunque poco atestiguado en los
documentos, ha estado disponible desde Herodoto” (Korteweg, 2004). Antes
del cristianismo no existía en ninguna parte una institución llamada apóstol o
apostolado. Las cartas de Pablo son los únicos documentos antiguos sobre
los que se pueda reconstruir una conciencia apostólica. Aquí está la idea de
representación de la autoridad.
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convierte a nadie en falso apóstol, pero la falta de conocimiento sí convierte
a un orador bueno o malo, en falso apóstol. Este punto es crucial porque nos
enseña que la apostolicidad de una persona o de una iglesia depende de la
doctrina, del contenido, del conocimiento que se atesora y transmite.
Recibir dinero para vivir no hace a un apóstol ser falso (11:9) pero sí la
estafa (11:13). Desear ser un apóstol no convierte a una persona en un falso
apóstol (11:12) pero sí el jactarse de lo que uno hace; en otra palabras, el
vanagloriarse (11:13, 18). Los “superapóstoles”, dice Pablo, esclavizan,
explotan, se aprovechan de los hermanos. Se comportan con altanería y
como si les dieran bofetadas a los hermanos (11:20). En otras palabras, los
falsos apóstoles se conocen por su estilo de vida, sus actitudes, sus valores y
sus prácticas. También hay señales poderosas que autentican o demuestran
el apostolado como son señales, prodigios y milagros, pero ellas no
convierten a un “superapóstol” como el descrito antes, en un verdadero
apóstol (2 Corintios 12:12). La prueba definitiva del apóstol (Apocalipsis 2:2)
es su doctrina y su vida, porque estas cosas no pueden falsificarse. Se
pueden esconder por un tiempo, puede haber dudas durante cierto tiempo,
pero no se pueden falsificar.
Algunas veces se nos ha dicho que una pregunta no puede estar equivocada.
Puede ser. Pero a veces las preguntas que hacemos nos llevan a caminos sin
salida. A veces se ha preguntado, ¿existen hoy los apóstoles o deberíamos
llamar apóstoles a algunas personas el día de hoy? A esto se ha respondido
históricamente en sentido negativo. Es decir, una investigación histórica de
la época pos-apostólica demuestra que no hay indicios de que los apóstoles
nombraron a otros apóstoles en su lugar. Aún autores católicos y episcopales
que apoyan la sucesión apostólica y la necesidad de un episcopado
reconocen que “es dudoso que haya suficiente evidencia [histórica] a favor o
en contra para probar conclusivamente cualquiera de las posiciones o para
refutar alguna de ellas conclusivamente”(Casserley, 1961, p. 419). La
investigación bíblica tampoco ofrece resultados como para hablar de una
continuidad apostólica, en el sentido de colegio apostólico, durante la
existencia terrenal de la iglesia. Sin embargo, todavía las tradiciones
cristianas representadas por la iglesia católica-romana, las iglesias
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ortodoxas, y las iglesias protestantes episcopales hablan de sucesión
apostólica y de apóstoles (bajo el nombre de obispos) el día de hoy. Parece
ser que esta pregunta es un camino sin salida.
Estas y otras preguntas son posibles. También hay una variedad de opciones
que podemos seguir. Por ejemplo, podríamos hablar de una cualidad
(apostolicidad), pero no de apóstol o colegio apostólico. Es desde este punto
de vista que se puede hablar de un ministerio apostólico, de desempeñar
funciones apostólicas o de obtener resultados apostólicos. Otra opción sería
de hablar del reconocimiento que se puede hacer hoy en día de personas o
ministerios apostólicos, sin que esto signifique institucionalizarlos. En otras
palabras, un reconocimiento de un apóstol el día de hoy por parte de una
congregación o varias, por parte de una denominación, etc., no significa que
se obtiene un título jurídico, con autoridad, o que confiera privilegios que de
otra manera no se tendrían. Sería algo así como se reconocen reyes y reinas
en ciertos países, o se confieren doctorados honoris causa.
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2000). De acuerdo a Phidas la sede de Roma ponía más énfasis en la
sucesión apostólica en el sentido de haber sido fundada la sede por un
apóstol (supuestamente Pedro) y la iglesia griega ponía más el énfasis en la
sucesión de la fe para la importancia de la sede en Constantinopla (Phidas,
2000).
Apostolado Histórico
Por el enfoque histórico quiero decir que los apóstoles se conciben como
personas a quienes se les ha confiado y encargado con una misión para
cumplir. Por eso, son enviados y también dispersados en el mundo. Esto
implica que se conciben como individuos que poseen un mensaje específico
y autoridad sobrenatural. El apostolado histórico es ver a los apóstoles desde
el ángulo de la misión, y por lo tanto, existe la posibilidad de aplicar el
término apóstol y apostólico a personas que se definen a sí mismas como
enviadas por Cristo a proclamar el evangelio bajo su autoridad (lo que
debería ser el caso de todo cristiano).
Zizioulas explica que “el punto que nos interesa aquí es que en un enfoque
inspirado por la idea de misión, los apóstoles representan un punto de unión
(link) entre Cristo y la iglesia y forman parte de un proceso histórico con un
decisivo y tal vez normativo rol que jugar. Así que la idea de misión y la de
proceso histórico van juntas en el NT y llevan a un esquema de continuidad
en un movimiento lineal: Dios envía a Cristo – Cristo envía a los apóstoles –
los apóstoles transmiten el mensaje de Cristo al establecer iglesias y
ministerios. Podemos llamar entonces a este enfoque “histórico” (Zizioulas,
1974).
Cf. 1 Clement.
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“The apostles were delivered the gospel for us from the Lord Jesus Christ; Jesus Christ was
sent from God Christ therefore is from God and the apostles are from Christ... When they
received his commands and were fully convinced by the resurrection of our Lord Jesus
Christ and had full faith in the word of God, they went forth in the confidence that the Holy
Spirit gives, preaching the gospel that the kingdom of God is about to come”.
“We may contrast the way Ignatius of Antioch a few years later grounds his view of a
threefold ministry of one bishop, presbyters, and deacons. Instead of appealing to
apostolic institution of the offices, he portrays "the bishop presiding in the place of God
and the pre*yters in the place of the council of the apostles, and the deacons.. .entrusted
with the ministry of Jesus Christ" One bishop is like the one God the Father, the plurality of
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presbyters is like the college of apostles, and the deacons are like Christ in continuing his
serving ministry.” (Ferguson)
Apostolado Teológico
“El cambio más radical traído por los nuevos odres es este: la cantidad de
autoridad espiritual delegada por el Espíritu Santo a los individuos” (Wagner,
31).
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Algunos lineamientos pastorales
Al que viniendo a vosotros os enseñare todo lo dicho, aceptadle. Pero si el mismo maestro,
extraviado, os enseña otra doctrina para vuestra disgregación, no le prestéis oído; si, en
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cambio, os enseña para aumentar vuestra justicia y conocimiento del Señor, recibidle como
al mismo Señor. Con los apóstoles y profetas, obrad de la siguiente manera, de acuerdo con
la enseñanza evangélica: todo apóstol que venga a vosotros, sea recibido como el Señor. No
se detendrá sino un solo día, y, si fuere necesario, otro más. Si se queda tres días, es un
falso profeta. Cuando el apóstol se vaya no tome nada consigo si no es pan hasta su nuevo
alojamiento. Si pide dinero, es un falso profeta.
No pongáis a prueba ni a examen ningún profeta que habla en espíritu. Porque todo pecado
será perdonado, pero este pecado no será perdonado. Con todo, no todo el que habla en
espíritu es profeta, sino el que tiene el modo de vida del Señor. En efecto, por el modo de
vida se distinguirá el verdadero profeta del falso. Todo profeta que manda poner una mesa
en espíritu, no come de ella: de lo contrario, es un falso profeta. Todo profeta que predica la
verdad, si no cumple lo que enseña es un falso profeta. Todo profeta probado como
verdadero, que trabaja en el misterio de la Iglesia en el mundo, si no enseña a hacer lo que
él hace, no lo juzgaréis, pues su juicio está en Dios. Así lo hicieron también los antiguos
profetas. Pero al que dice en espíritu: Dame dinero, o cualquier otra cosa, no le prestéis
oído. En cambio si dice que se dé a otros necesitados, nadie lo juzgue.
A todo el que viniere en nombre del Señor, recibidle. Luego examinándole le conoceréis por
su derecha y por su izquierda, pues tenéis discernimiento. Al que pasa de camino le
ayudaréis en cuanto podáis: pero no se quedará con vosotros sino dos o tres días, si fuere
necesario. Si quiere quedarse entre vosotros, teniendo un oficio, que trabaje para su
sustento. Si no tiene oficio, proveed según prudencia, de modo que no viva entre vosotros
cristiano alguno ocioso. Si no quiere aceptar esto, se trata de un traficante de Cristo: tened
cuidado con tales gentes.
Todo auténtico profeta que quiera morar de asiento entre vosotros es digno de su sustento.
Igualmente, todo auténtico maestro merece también, como el trabajador, su sustento. Por
tanto, tomarás siempre las primicias de los frutos del lagar y de la era, de los bueyes y de
las ovejas, y las darás como primicias a los profetas, pues ellos son vuestros sumos
sacerdotes. Si no tenéis profeta, dadlo a los pobres. Si haces pan, toma las primicias y dalas
conforme al mandato. Si abres una jarra de vino o de aceite, toma las primicias y dalas a los
profetas. De tu dinero, de tu vestido y de todas tus posesiones, toma las primicias, según te
pareciere, y dalas conforme al mandato (cap. 11-13).
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