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Lección de sociología; Emile Durkheim

(Lección IV) Definición de Estado.

La lección cuarta inicia abordando las relaciones que el individuo mantiene con un grupo, más
extenso que el familiar, doméstico, profesional, es decir, con el grupo político. Estudiar cómo
se lleva adelante dicha relación requiere entrever las reglas sancionadas que la moral cívica
impone. Previo a ello, es necesario determinar cómo se consuma una sociedad política y sus
grupos.

¿Qué se entiende por sociedad política? Un elemento esencial que entra en la noción de todo
grupo político es la oposición de gobernantes y gobernados, la relación existente entre una
autoridad y los que se someten a ella. Otro elemento fundamental radica en que no hay
sociedad política que no contenga en su seno una pluralidad de familias distintas o de grupos
profesionales distintos, o unos y otros a la vez. Entonces, la sociedad política puede definirse
como una formada por la reunión de un número más o menos considerable de grupos sociales
secundarios, sometidos a una misma autoridad. La característica observable es que en las
sociedades políticas existen grupos secundarios, por otro lado, no se puede concluir que los
grupos parciales, las partes, formen al todo organizado, es decir que ésta nazca de la primera.

Visto los signos que conforman la sociedad política para analizar la moral que se le vincula
habrá que adentrarse en la relación existente entre los individuos y la autoridad soberana. A
su vez y más allá del mencionado vínculo habrá que identificar qué es y cómo se conforma el
Estado. Entonces, ¿Cómo se define el Estado? El Estado es un grupo de funcionarios sui
generis, allí se elaboran representaciones y voliciones que comprometen a la colectividad,
aunque no sean obra de la colectividad. Sus representaciones colectivas se caracterizan por
poseer mayor grado de conciencia y reflexión. Así mismo el Estado no se reduce a la
producción teórica sino que acciona a través de sus funciones prácticas para dirigir la
conciencia colectiva.

(Lección V) Relación del Estado con el individuo.

Perdida al principio en el seno de la masa social, la personalidad individual se desprende de


ella. Lo individual poco a poco se convierte en el objeto eminente del respeto moral, ya no el
tradicionalismo que ponderaba a la religión cómo objetivo perseguido por el Estado. Si el
individuo es la realidad moral, él es quien debe servir de norma a la conducta pública como a
la conducta privada. Las funciones del Estado se multiplican sin que resulte por ello una
disminución del individuo, la actividad del Estado sería esencialmente la liberadora del
individuo. Pero la fuerza colectiva que es el Estado, para ser liberadora del individuo, necesita
un contrapeso (para no convertirse en fuerza tiránica), debe ser contenida por otras fuerzas
colectivas, los grupos secundarios. Estos grupos secundarios son condición indispensable para
la emancipación individual.

(Lección VI) El Estado y el individuo – la patria

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