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Un análisis de la estructura productiva guatemalteca

MARCO CONCEPTUAL BÁSICO

Reformas económicas: La apertura comercial

Latinoamérica sostuvo durante muchos años políticas proteccionistas de comercio


exterior, caracterizadas por altas tarifas a las importaciones, y prohibiciones, las
cuales de acuerdo a Sebastian Edwards generaron un severo sesgo antiexportador
que inhibió el crecimiento y la diversificación de las exportaciones. De acuerdo a la
evidencia empírica de los trabajos de Bela Balassa (1971); Little, Scitovsky, y Scott
(1970) citados por Edwards5 el alto nivel de protección otorgado a la producción
industrial en Latinoamérica ocasionó en una seria discriminación contra las
exportaciones, inversión ineficiente, deterioro de la distribución del ingreso y mala
asignación de recursos.

Este fenómeno ha llevado a las economías a realizar una serie de reformas


económicas dirigidas a fortalecer una economía de libre mercado, dentro de las que
se incluye la apertura comercial. Desde el punto de vista del crecimiento económico,
el objetivo fundamental de las reformas comerciales es transformar el comercio
internacional en el motor de crecimiento. La evidencia empírica, basada en
diversidad de modelos, indica que en general, países con menos distorsión en su
sector externo crecen a mayor velocidad que aquellos con mayor número de
distorsiones. Dentro de la estrategia de liberalización la política cambiaria juega un
papel importante. Varios autores citados por Edwards6sostienen que el primer paso
dentro de un proceso de reforma comercial debe ser una amplia devaluación, debido
a que ante la presencia de cuotas y licencias de importación, una depreciación de
la tasa de cambio real reduce las rentas de los importadores, cambiando los precios
relativos a favor de las actividades exportadoras y, consecuentemente, disminuye
el sesgo antiexportador.

Otro problema que debe ser enfrentado para el diseño de la estrategia de reformas
lo constituye la secuencia de las mismas. Actualmente es aceptado que resolver el
problema del déficit fiscal debe ser la prioridad dentro del programa. La mayoría de
los expertos también están de acuerdo sobre que la liberalización del comercio debe
preceder a la liberalización de la cuenta de capital y que la reforma financiera debe
ser implementada solamente cuando se haya establecido un marco de supervisión
moderno y eficiente. McKinnon (1991), citado por Edwards7, argumenta que con el
propósito de asegurar una liberalización ordenada y exitosa, la privatización del
sector bancario debe realizarse hacia el final del proceso de reforma.

El comportamiento de la tasa de cambio real es el problema central de la discusión


sobre la secuencia de la liberalización. El problema fundamental es que la
liberalización de la cuenta de capital, bajo ciertas condiciones, ocasiona un fuerte
ingreso de capitales y, por consiguiente una apreciación del tipo de cambio real. El
problema es que la apreciación de la tasa de cambio real envía una señal errónea
al sector real, frustrando la reasignación de recursos que persigue la reforma
comercial. Los efectos de la apreciación del tipo de cambio real son particularmente
serios si el período de transición es caracterizado por grandes entradas de capital
que pueden ser definidas como anormales (o atípicas), lo cual resulta en
apreciaciones temporales del tipo de cambio real y genera grandes e insostenibles
déficits de la cuenta corriente (como fue el caso de México, 1993-1994, Edwards8).
De acuerdo a este punto de vista, si la apertura de la cuenta de capital es pospuesta,
el sector real se puede ajustar y la nueva asignación de recursos se consolida y es
en este momento cuando la cuenta de capital puede ser liberalizada.

Resumiendo, la política proteccionista implementada por Latinoamérica generó


altos niveles de ineficiencia en la industria; mala asignación de recursos; deterioró
la distribución del ingreso y produjo economías muy vulnerables a los shocks
externos. Como consecuencia, la mayoría de países latinoamericanos han
implementado reformas cuyo objetivo es la eliminación de las distorsiones del
comercio, de tal manera que sea el libre mercado el que asigne los recursos. Sin
embargo, la liberalización del comercio debe ir acompañada de una amplia
depreciación del tipo de cambio real, que cree los incentivos necesarios para que
las empresas produzcan para el mercado externo. Adicionalmente, de acuerdo a la
estrategia del programa de reformas, las reformas financieras deben ejecutarse sólo
hasta cuando se hayan consolidado las reformas comerciales, de lo contrario el
efecto podría ser opuesto al deseado. Esto implica que la cuenta de capital debe
ser abierta sólo hacia el final del proceso de reformas.

EVIDENCIA EMPIRICA

Antecedentes

Durante la década de los 80s la economía guatemalteca experimentó serias


dificultades para superar los desequilibrios macroeconómicos, tanto de origen
externo como interno. Después de presentar tasas de evolución económica
negativas durante los primeros cinco años de dicha década, a partir de 1986 la
economía empezó a presentar sus primeros signos de recuperación, impulsados
principalmente por la puesta en marcha de un programa de estabilización y
crecimiento a partir de ese año. Para tal efecto fue utilizado como ancla nominal el
tipo de cambio. El programa de estabilización fue acompañado por unas ligeras
medidas de ajuste, con las que se pretendía lograr una mayor eficiencia en la
asignación de los recursos, dentro de las distintas actividades económicas, y
subsanar los recurrentes desequilibrios del sector externo. A partir de 1986 se inició
el proceso de liberalización de los principales precios de la economía, liberalizando
gradualmente los precios de algunos bines y servicios regulados por el Ministerio
de Economía, proceso que se concluyó en 1991.

Las tasas de interés y el tipo de cambio fueron liberalizados en 1989, con lo que se
pretendía alcanzar una mayor eficiencia en la asignación de los recursos financieros
domésticos y promover la actividad exportadora, a través del establecimiento de un
tipo de cambio competitivo, resultante de la dinámica de la oferta y demanda en el
mercado de divisas. De igual manera se inició el proceso de desgravación
arancelaria y de apertura comercial, la apertura externa se ha caracterizado por una
liberalización comercial moderada, fundamentada principalmente en la suscripción
de acuerdos de integración regional. El cambio de giro en la política económica y el
esfuerzo por reducir la proporcionalidad de los déficit fiscal reflejaban la búsqueda
de fuentes que sustentaran el crecimiento económico y el empleo, con una clara
orientación hacia el mercado externo.

Evolución de los precios relativos y del tipo de cambio real

En el gráfico 7 se presenta el índice de precios al consumidor, de los bienes


transables y no transables, como resultado de las estimaciones realizadas con
información del índice de precios al consumidor (IPC) calculado por el Instituto
Nacional de Estadística (INE), el IPC de los no transables mostró un crecimiento
relativo mayor al IPC de los bienes pertenecientes al sector de transables 18, lo que
es congruente con el comportamiento del tipo de cambio real estimado por la
sección de Balanza de Pagos del Banco de Guatemala.

Las estimaciones realizadas para los últimos 5 años del IPC, permiten ilustrar de
mejor forma el fenómeno en estudio a lo largo de este trabajo, los precios al
consumidor de los bienes pertenecientes al sector de no transables se han
incrementado en un porcentaje mayor que los precios de los bienes del sector de
transables, por consiguiente esto explica el hecho de que la inversión se haya
dirigido en mayor proporción a este rubro de la economía, lo que se puede entender
como un comportamiento racional de los agentes privados.

ANÁLISIS COMPARATIVO LATINOAMERICANO DE LA ESTRUCTURA


PRODUCTIVA

En este apartado se presenta de forma general las características de la estructura


económica de otros países latinoamericanos en la década de los 90s, con el objeto
de mostrar que la mayor importancia relativa del sector de no transables en la
conformación del PIB dentro de la economía guatemalteca, no es un fenómeno
propio de nuestro país, sino es un hecho común a la mayoría de economías
latinoamericanas. Las reformas comerciales y la liberalización de los mercados
financieros y cambiarios han desempeñado un papel fundamental en la nueva
orientación macroeconómica de los países latinoamericanos, pues han
incrementado las relaciones económicas entre países y orientado los esfuerzos de
crecimiento hacia el mercado externo. Se ha aumentado el volumen y valor de las
transacciones comerciales y financieras intrarregión y extrarregión. De igual
manera, la globalización económica ha contribuido a la expansión acelerada de los
disturbios económicos entre países, como se demostró en 1994 con la crisis de
México, que rápidamente se trasladó a otras economías de la región.

La expansión en la demanda estuvo asociada a la estabilización macroeconómica


de la región, al mayor crecimiento económico y al fuerte ingreso de capitales
privados. Durante los 80s varios países de la región experimentaron tasas de
inflación superior al 200% (Argentina, Bolivia, Brasil, Nicaragua y Perú), entre tanto,
para 1996 la inflación se redujo considerablemente en la mayoría de países; la
inflación promedio simple en la región fue de 15.4% (únicamente Venezuela,
México, Uruguay y Jamaica tuvieron tasas de inflación superiores al 25%), reflejo
claro del éxito alcanzado por los países en el control de la inflación a través de los
programas de estabilización. En el período 1991-1996 las economías
latinoamericanas crecieron en promedio 3.6%, crecimiento superior al observado
entre 1980 y 1990 que fue de 1.0%, lo que reflejó una marcada recuperación
económica. Los ingresos de capitales privados a la región crecieron
considerablemente en el primer quinquenio de los 90s, pues de representar 1.2%
entre 1983-1989 pasaron a un 4.1% del PIB entre 1990-199421, lo que fue motivado
por caída de las tasas de interés internacionales, y en muchos casos, por tasas de
interés domésticas altas.

Entonces, se podría decir que en general todas las economías de la región han
experimentado cambios en su estructura durante la presente década, la magnitud
de los cambios en las economías particulares depende de la sensibilidad a los
factores externos y de la orientación de la política económica doméstica. Por
ejemplo, un país que está recibiendo grandes ingresos de capitales y una política
fiscal expansiva; el impacto del ingreso de capitales sobre la estructura económica
será reforzado por la política doméstica, con lo que la demanda interna será mayor,
partiendo del supuesto de una política monetaria neutral. Así, la magnitud de los
cambios estructurales ha sido diferente entre países, pero en general la tendencia
ha sido la misma en la mayoría de ellos.

La tercerización de las economías no necesariamente es un fenómeno perjudicial,


lo importante es analizar las causas que la generan. En Rowthorn y Ramaswamy
(1999), se señala que la elasticidad de la demanda por productos industriales es
alta en los países pobres, pero baja en los países ricos y esto explica el hecho de
que la proporción de la industria en el producto total crece en la primera etapa del
desarrollo, y disminuye en la medida que los países avanzan. En los países
desarrollados se ha producido un proceso de desindustrialización, lo cual se ha
debido principalmente a: Una baja elasticidad de la demanda de productos
industriales (alrededor de 0.7); y, el incremento del volumen de comercio entre
países, lo que ha permitido una especialización internacional entre productos
industriales y, por consiguiente, un incremento en la productividad; algunos países
exportan productos intensivos en trabajo calificado, e importan bienes industriales
intensivos en trabajo no calificado (vestuario, juguetes, etc.).

En contraste, el cambio producido en las economías latinoamericanas, en la


presente década, se podría decir que ha sido un proceso inducido, pues la
elasticidad de la demanda de productos industriales no ha experimentado cambios
significativos, como sucedió en los países industrializados, ya que los niveles de
ingreso de los países en desarrollo no han evolucionado de forma similar. La
inducción del cambio ha sido propiciada por la globalización de los mercados de
capitales y de la economía en general, pues la apertura comercial de la región ha
influenciado, en alguna medida, todo este cambio. La transformación de las
economías no puede verse de forma prejuiciosa, como un fenómeno negativo, pues
entre tanto las economías estén creciendo, el empleo crecerá también. Un país
puede especializarse en exportar servicios (como en el caso panameño, o un país
con gran potencial turístico), e importar bienes transables, sustentando así su
crecimiento, el cual obviamente puede ser menos rápido que si su crecimiento se
sustentara en la producción de bienes transables, ya que la productividad de los
bienes transables crece más rápido que la de los bienes no transables.

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