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Treatment of Dyslipidemias to Prevent Cardiovascular

Disease in Patients with Type 2 Diabetes

La enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ASCVD) es la principal causa de


morbilidad y mortalidad en personas con dislipidemia y diabetes tipo 2, por tanto el
mejorar el estilo de vida y la calidad de la misma son indispensables para la
reducción de riesgo de ASCVD.
En pacientes con diabetes mellitus tipo 2 o resistencia a la insulina, el metabolismo
de las lipoproteínas se encuentra alterado, por ejemplo se ha encontrado que en
estos pacientes existe un aumento en la absorción de ácidos grasos, de igual
manera se ha encontrado que las concentraciones de VLDL aumentan y compiten
con LPL disminuyendo así el mecanismo de lipolisis por musculo y tejido adiposo,
de igual manera hay un aumento de LDL que lleva a un aumento de riesgo de
enfermedad cardiovascular, además se ha demostrado que la resistencia a la
insulina disminuye las concentraciones de HDL (por disminución en la síntesis de
apoA-1).
El principal método de prevención y tratamiento para ASCV en pacientes con
dislipidemias y diabetes tipo 2 es el control de la dieta (principalmente la restricción
calórica), hábitos de ejercicio y el control de peso, es decir la intervención en el estilo
de vida es clave para un tratamiento exitoso.
Los agentes reductores de la glucosa en la dislipidemia han demostrado tener
algunos efectos positivos sobre los lípidos, incluyendo metformina, agonistas del
receptor de GLP-1 (Exanatida o Liraglutida), inhibidores de DPP-4 (Sitagliptina),
inhibidores de alfa-glucosidasa (como acarbosa o miglitol), colesevelam, y la
insulina. Pioglitazona también tiene efectos reductores en cuanto a los niveles de
triglicéridos.
El tratamiento con estatinas es la piedra angular de la reducción del riesgo
cardiovascular en los pacientes con DM2 y se considera el tratamiento de primera
línea para la hiperlipidemia en todos los pacientes, incluyendo aquellos sin diabetes.
Teniendo en cuenta además que la AHA/ACC del 2013 apoya el uso de estatinas
para el tratamiento de dislipidemias en grupos de mínimo y alto riesgo. Las estatinas
reducen el LDL (18 a 55%) mediante la inhibición de la biosíntesis de colesterol, que
mediante la reducción de las concentraciones de colesterol hepático, reducen el
HDL (5 a 15%) y reducen los triglicéridos (7 a 30%).
Los fibratos se han utilizado para disminuir los niveles elevados de triglicéridos y
aumentar los niveles de HDL. Sin embargo ensayos con uso de fibratos como
fenofibrato no han mostrado reducir las tasas de incidencia de eventos
cardiovasculares de manera importante. Otros fármacos como bezafibrato
mostraron ligeramente un mayor beneficio.
Actualmente se encuentra aún en investigación si el uso de nuevos fármacos puede
tener efectos favorables similares al uso de estatinas, por ejemplo los inhibidores
de CETP. Otro ejemplo son los inhibidores de PCSK9 (Evolocumab y Alirocumab)
que han mostrado reducir los niveles de LDL hasta en un 50 a 70%.

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