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Qué duda cabe que desde que el hombre es hombre, el pecado capital
ha estado siempre presente en su persona. De hecho, incluso se podría
decir que desde el hecho primigenio en el que Adán muerde la manzana
que le dio a probar Eva, conforma en sí mismo todos y cada uno de ellos.
Y, quién sabe, si quizá por ello, en la actualidad, en pleno siglo XXI, el
hombre digital sigue condenado.
¿Qué es el pecado?
¿Son todos los pecados iguales?
El pecado mortal y el pecado venial
Ni que decir tiene que, por norma general, tanto hombres como mujeres,
tenemos a comportarnos de una manera, de un modo acorde con lo que
se espera de nosotros. Sin embargo, resulta extraño ver como, por
mucho que lo intentemos y por muchos esfuerzos que pongamos en ello,
alguno de los 7 pecados capitales recaen sobre nosotros como una
pesada losa ante la que, por mucho que nos cueste admitir, no podemos
hacer nada. ¿O es que alguien, nunca mejor dicho, está libre de pecado?
Por supuesto que no.
1849 El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia
recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a
causa de un apego perverso a ciertos bienes. Hiere la naturaleza del
hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sido definido como
“una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna” (San
Agustín, Contra Faustum manichaeum, 22, 27; San Tomás de
Aquino,Summa theologiae, 1-2, q. 71, a. 6) )
1850 El pecado es una ofensa a Dios: “Contra ti, contra ti sólo pequé,
cometí la maldad que aborreces” (Sal 51, 6). El pecado se levanta contra
el amor que Dios nos tiene y aparta de Él nuestros corazones. Como el
primer pecado, es una desobediencia, una rebelión contra Dios por el
deseo de hacerse “como dioses”, pretendiendo conocer y determinar el
bien y el mal (Gn 3, 5). El pecado es así “amor de sí hasta el desprecio
de Dios” (San Agustín, De civitate Dei, 14, 28). Por esta exaltación
orgullosa de sí, el pecado es diametralmente opuesto a la obediencia de
Jesús que realiza la salvación (cf Flp 2, 6-9).
1852 La variedad de pecados es grande. La Escritura contiene varias
listas. La carta a los Gálatas opone las obras de la carne al fruto del
Espíritu: “Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza,
libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas,
divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas
semejantes, sobre las cuales os prevengo como ya os previne, que
quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios” (5,19-21;
cfRm 1, 28-32; 1 Co 6, 9-10; Ef 5, 3-5; Col 3, 5-8; 1 Tm 1, 9-10; 2 Tm 3,
2-5).
Ni que decir tiene que, por norma general, tanto hombres como mujeres,
tenemos a comportarnos de una manera, de un modo acorde con lo que
se espera de nosotros. Sin embargo, resulta extraño ver como, por
mucho que lo intentemos y por muchos esfuerzos que pongamos en ello,
alguno de los 7 pecados capitales recaen sobre nosotros como una
pesada losa ante la que, por mucho que nos cueste admitir, no podemos
hacer nada. ¿O es que alguien, nunca mejor dicho, está libre de pecado?
Por supuesto que no.
Sería complicado decir cuál de ellos es peor o puede tener peores repercusiones.
De hecho, y por comentarlos en el orden en el que los hemos mencionado decir
que si bien es cierto que la gula muchos no lo consideran un pecado, en los libros
sagrados sí se tiene en cuenta como tal.
Pero es que la avaricia, la codicia ni siquiera está bien visto en la sociedad de hoy
en día. De hecho, el simple hecho de llamar a una persona avariciosa, puede
incluso tener connotaciones un tanto peyorativas. Y qué decir de la ira, la cual, se
podría considerar como uno de los pecados capitales por excelencia y ante la que
nada podemos hacer cuando nos toca ya que, algo que no podemos describir nos
invade y solo podemos desear que pase lo más rápidamente posible.
La pereza, para qué vamos a engañarnos, siempre nos llega a todos y cada uno de
nosotros en algún momento de nuestra vida con las consecuencias, nefastas por
cierto, que puede llegar a tener para muchos. Pero es que la lujuria no es mejor
ya que nos puede crear muchos problemas. Unos problemas que vienen desde
tiempos remotos ya que nunca ha estado bien visto por nadie.
otros pecados.
Lujuria, provocada por el estado de embriaguez tras el consumo
de bebida.
Además, el consumo excesivo de comida y bebida, también causa los
siguientes efectos:
Debilita el organismo
Empobrece las muestras de afecto
Destruye la paz familiar
Te aísla de la sociedad, de forma especial con la bebida.
El odio a Dios