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28 ERRORES ANTES DEL ÉXITO

Nací y crecí en una mediana ciudad del interior del Perú, una ciudad pujante de gente “mona”
con muchas ganas de surgir y seguir adelante, de gente que no teme a intentar ni a fracasar.

A los 14 años, por oportunidades laborales de mis padres migramos a la capital económica del
Ecuador (Guayaquil), allí pasé el “trance” de la adolescencia, terminé los estudios secundarios e
inicié la vida del educando superior. Con ideas no muy definidas en mi cabeza sobre lo que
realmente quería “ser” en el futuro, empecé estudiando Ingeniería en Puertos y Aduanas en una
universidad privada, en ese momento, era algo que me atraía (como todo en realidad), aunque
para ser sinceros, había obtenido un bachillerato para estudiar Ingeniería en Sistemas o algún
tipo de ingeniería Informática, pero no fue así, luego me di cuenta que lo mío “realmente” era
componer formas, dar color a figuras, editar textos, crear nuevos formatos, mi inteligencia era
muy VISUAL CREATIVA, pero como todo inteligente visual, no era muy asertivo con lo que
realmente quería conseguir en la vida. Me retiré de la carrera de Puertos y Aduanas y pasé a
estudiar Diseño Gráfico Publicitario con especialización en Marketing, en aquel momento, era
lo que “realmente” me gustaba, podía dar rienda suelta a mi instinto visual creativo. No puedo
dejar de mencionar, que ya para aquel entonces me llamaba mucho la atención la Electrónica,
alguna parte de la medicina, la mecánica automotriz, la industria textil y hasta cierta parte de la
botánica, quizá no pretendía estudiar ninguna de ellas, pero de verdad me interesaba saber
mucho de estas ciencias.

ERROR UNO: No tener en mente algo claro y definido

Al terminar de estudiar Diseño y Marketing, me desempeñé en lo propio, hice algunos


brochures, dípticos, flyers, tarjetas, etc. Para varios negocios pequeños y medianos; el mercado
laboral para éste arte en Guayaquil es literalmente competitivo, ya en 2005 hice algunos viajes
hacia Tarapoto para llevar a cabo algunos proyectos de terceros, desarrollamos algunas guías
turísticas de la ciudad, banners, logotipos, etc. Me sentía contento por que trabajaba en lo que
me gustaba, aunque algunas veces la paga remunerativa era tardía y otras veces tenía que
“echarle tierrita”, aún era muy joven y pensaba que tenía muchísimo por delante.

De regreso en Guayaquil y con la ayuda económica de mis padres, monté una “agencia de
diseño” equipé la oficina con dos ordenadores, un plotter mediano, guillotinas y otros utensilios.

Logré atender a muchos negocios, diseñé banners, logotipos, afiches, etiquetas y demás, me
caracterizaba por ser un muchacho “entrador”, sin miedo de llegar a algún local o comercio y
pedir hablar con el gerente o encargado para proponerle algún trabajo de diseño o sugerirle
algún tip de marketing para que su negocio funcionara mejor; muchas veces esto funcionó y así
conseguí más clientes.

Hasta ese momento de mi vida yo pensaba que sabía de lo que realmente quería vivir el resto el
mi vida, pero como a todos, nos llega ese momento de incertidumbre juvenil en el que te
preguntas que si todo lo que estás haciendo o llevando a cabo es lo correcto o lo que ¿realmente
quieres?

Para finales de 2006 mis padres tuvieron que regresar al Perú y yo juntamente con ellos, tenía
20 años de edad y aún me sentía cómodo viviendo en casa de ellos, así que hice mis maletas y
regresamos juntos, dejé de lado la posibilidad de un masterado en finas artes en España, al que
estaba postulando y me regresé con ellos, a decir verdad yo tenía una extensión de la visa de mi
padre y me costaría realmente mucho dinero en ese momento adquirir una por mi cuenta.

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