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El dolor a través de la historia 1

PODER, SOCIEDAD Y ESTRUCTURA.


UNA MIRADA AL DOLOR DESDE
LA PERSPECTIVA SOCIAL

ERRNVPHGLFRVRUJ
2 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 5)
El dolor a través de la historia 3

Poder, sociedad y estructura.


Una mirada al dolor desde
la perspectiva social
Patricia Rosa Linda Trujillo Mariel
Médico Cirujano con Maestría en Medicina Forense
y Doctorado en Ciencias Pedagógicas en el área
de Reeducación y Readaptación Social.

ERRNVPHGLFRVRUJ
Editorial Alfil
4 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 5)

Poder, sociedad y estructura. Una mirada al dolor desde la perspectiva social

Todos los derechos reservados por:


E 2009 Editorial Alfil, S. A. de C. V.
Insurgentes Centro 51–A, Col. San Rafael
06470 México, D. F.
Tels. 55 66 96 76 / 57 05 48 45 / 55 46 93 57
e–mail: alfil@editalfil.com
www.editalfil.com

ISBN 978–607–7504–50–4

Dirección editorial:
José Paiz Tejada

Editor:
Dr. Jorge Aldrete Velasco

Diseño de portada:
Arturo Delgado

Impreso por:
In Ideas Printing Group, S. A. de C. V.
Pitágoras 724, Col. Narvarte
03020 México, D. F.
Julio de 2009
Esta obra no puede ser reproducida total o parcialmente sin auto-
rización por escrito de los editores.
Acerca de la autora

La Doctora Patricia Rosa Linda Trujillo Mariel es Médico Ciru-


jano con Maestría en Medicina Forense y Doctorado en Ciencias
Pedagógicas en el área de Reeducación y Readaptación Social.
Estancias Posdoctorales en el área de Criminología. Doctorado
Honoris Causa en Ciencias de la Salud, en el área de Calidad de
Vida. Académica, e Investigadora de la Universidad Veracruza-
na. Maestra con Perfil Promep Nivel II y Miembro del Sistema
Nacional de Investigadores Nivel I.

5
6 Manual de transportación aeromédica (Acerca del autor)
Contenido

1. Poder, sociedad y estructura . . . . . . . . . . . . . . . 7


2. El poder y el caso Midas . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
3. La persona humana ante el poder . . . . . . . . . . 31
4. ¿Por qué, para qué y de qué manera
se produce el dolor? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
5. El dolor a través de la historia . . . . . . . . . . . . . 57
6. Las pérdidas y el dolor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
7. El hombre ante la crisis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
8. Las clases sociales y el poder de pertenencia . . 98
9. ¿Qué retos ofrece la sociedad actual? . . . . . . . 107
10. Limpia tu casa mental . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117

7
Introducción

Cuando se analizan los fenómenos que inciden de manera tenaz


en la sociedad, se aprecian paralelismos a lo largo de la historia.
Dentro del proyecto para caracterizar el maltrato familiar en
el Distrito Judicial de Veracruz Boca del Río y generar con ello
la posibilidad de crear un módulo que promueva una vida saluda-
ble, fue ineludible realizar un análisis de la sociedad actual.
Se intentó ser totalmente imparcial y objetivo en el estudio so-
cial, donde se apreciaron como palabras clave: SOCIEDAD, PO-
DER, ESTRUCTURA Y DOLOR.
De una manera muy directa se generó el énfasis en criterios
que prevalecen a lo largo de la historia y, sin pretensiones más
allá de las que la investigación social permite, se conformó un
conjunto de ensayos para brindar una visión holística sobre lo
que dentro de la investigación se captó a nivel social, las relacio-
nes de poder y la estructura que de este vínculo se genera.

9
10 Poder, sociedad y estructura (Introducción)

Asimismo, se apreció que dentro de esta especial composición


el dolor desempeña un papel importante.
Así, sin caer en extremos de disertaciones neurofisiológicas,
se plasma de manera breve por qué, para qué y de qué manera se
expresa el dolor.
Se considera que este texto puede aportar una mirada dinámica
sobre la sociedad, bajo una perspectiva humanista, seria y com-
prometida con la caracterización de un fenómeno que no se aleja
de la humanidad: la violencia.
Sin ser reiterativos en situaciones de maltrato, cada capítulo
presenta reflexiones que pueden apoyar la generación de análisis
propios. Y en algunos apartados se ofrecen estrategias en forma
de propuestas prácticas para apoyar la superación de conflictos
tanto personales como en relaciones grupales.
Se considera que este trabajo tiene una sola finalidad: SERVIR
y DEVELAR lo que el área socioantropológica forense puede
aportar a toda la comunidad interesada en conocer qué pasa con
la sociedad actual, de qué manera influye el sentimiento de poder
en la persona y los grupos, cuáles son los elementos que estructu-
ran a la comunidad y de qué forma el intrincado paradigma social
actual puede generar dolor y las estrategias que se proponen para
superarlo.
Los invito a leer con ánimo este trabajo, que es particularmen-
te apreciado por quién hoy les escribe.
Deseo que cada capítulo les permita un viaje al interior de la
conciencia social y al exterior de la conciencia universal.

Con un fraternal saludo,

Patty
Muy especialmente a mi Creador.

A mi padre Gil Trujillo, por su ejemplo


de santidad y sabiduría.

En memoria de mi madre Lupita,


estrella brillante que sigue iluminando mi sendero.

En reconocimiento al impulso vital


que mis hijos me brindan:

Mariellita, Sophia de los Ángeles y José David.

A Teté Cortés Bruno y a su familia,


por su gran y valioso apoyo.

Respetuosa y cariñosamente al Sr. José Paiz


y a su entusiasta equipo de trabajo,
por su confianza e invaluable amistad.

A todos los que llevo en mi corazón y a quienes


contribuyeron en la realización de esta obra,
por su ánimo, entusiasmo y paciencia.

¡GRACIAS Y BENDICIONES ETERNAS!


1
Poder, sociedad y estructura

La sociedad humana actual es una composición especial que con-


juga arte, creatividad, sentimiento y esperanza.
México constituye un mosaico de formas, colores, aromas y
expresiones. Aun cuando cada región expresa sensaciones dis-
tintas. La calidad de ser mexicano es lo que nos identifica.
Un mexicano es soñador, emprendedor y nato animador. Un
sujeto que se lanza y busca, que abre puertas y corazones, que
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siente y entiende. Que no se deja vencer y que día a día encuentra


una nueva forma para celebrar su vida.
Un mexicano es un sujeto capaz de sonreír ante la situación
más adversa. De secar sus lágrimas y encontrar una respuesta de
aliento para otros. Un mexicano es un arco iris viviente que gana
el amor de quien tiene enfrente con sólo expresar una canción.
Sin embargo, el mexicano tiene sentimientos y oculta su emo-
ción, la cual transforma en creaciones. Y es por ello que el dolor

13
14 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 1)

es un fuerte estímulo para la expresión sensible del más poético


de los humanos.
Desde la época de la Conquista, el mexicano expresaba su
culto al dolor y la capacidad para resistirlo fue lo que le permitió
su supervivencia, mientras que otras culturas desaparecieron
ante el embate del nuevo mundo. Las etnias de nuestro país
aprendieron a recrearse con la visión panorámica que el otro con-
tinente le generaba.
Gracia, color y belleza instituyeron en el habitante de este gran
país un marco sensible de su quehacer.
La etnia más antigua de Mesoamérica, la olmeca, permite divi-
sar que en México el camino hacia la perfección se entendía
como una necesidad de perfeccionamiento; por tanto, el dolor era
un medio para transformarse. Los guerreros lo utilizaban para
perfeccionarse y los pueblos que aprendieron a cultivarlo se
constituyeron como invencibles.
Entre los olmecas, la postura de transformación, cambio y uni-
dad era la clave para alcanzar las metas más insospechadas.
En la cultura olmeca se aprecia la necesidad de transmitirle al
hombre que es creador no sólo de sus propios pensamientos, sino
del Universo. La capacidad de visualización que de éste genere
es lo que traerá como consecuencia su percepción y su acción.
Los olmecas eran hombres de acción y creación. Sus monu-
mentales esculturas y la dedicación de tiempo completo de quie-
nes las elaboraban permiten percibir la gran sensibilidad que po-
seían.
Talento y creatividad son competencias que se heredan genéti-
camente, y todos los mexicanos tenemos algo de ello.
El olmeca consideraba que el ser humano debía enfrentar la
vida como un reto continuo, que los fracasos eran oportunidades
por superar y que cada día la posibilidad de cambio dependía de
vencer las propias debilidades. Las debilidades humanas equiva-
Poder, sociedad y estructura 15

lían a la falta de confianza en su potencial. Había que estar ajeno


completamente al juicio de los demás y atento a la autocrítica.
Algo muy especial en el pensamiento olmeca era la capacidad
para visualizar la cosmovisión como un medio para triunfar y no
para obstaculizar el propio camino.
Los olmecas descubrieron la esencia de la vitalidad humana,
el respeto al cambio y la confianza en el potencial para lograrlo.
La sociedad refleja su evolución en la medida en que cada
sujeto se responsabiliza por sus propias acciones.

PODER

Poder es sinónimo de fuerza. Por extensión, con este término se


pueden apreciar diversos significados, que quizá se engloban en
dos grupos: poder en el sentido físico y poder en el sentido social.
Poder significa capacidad, facultad, dominio, influencia, auto-
ridad, eficacia y control.
Desde el punto de vista social, una persona que tiene poder es
capaz de lograr que sus deseos se cumplan. Su influencia es tan
alta, que logra vencer o minimizar la oposición o resistencia de
otros. Por otro lado, poder también significa dominio de la vo-
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luntad propia para alcanzar la meta a pesar de fuerzas externas.


Tal vez la parte más sobresaliente del significado del poder es
la influencia que un individuo ejerce tanto en personas como en
grupos. Es una fuerza tal, que un solo hombre puede modificar
el destino de otros.
Por desgracia, para lograr un fin, en ocasiones no se miden los
medios, los cuales pueden ser psicológicos y utilizar el terror, la
amenaza y el miedo, o todos en conjunto.
Si bien es cierto, un sujeto con poder es la diferencia a lo largo
de la historia. La estructura de su personalidad es determinante
para cuantificar los efectos de su acción.
16 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 1)

El sujeto que tiene poder puede admitirlo de manera consciente


y ejecutar con responsabilidad el liderazgo que el mismo le brinda
si su construcción cognitiva es positiva y preactiva, mas si se da el
descubrimiento de esta capacidad en sujetos con alteraciones en su
mentalidad, con desórdenes mentales transitorios y en situaciones
de conflictos internos no resueltos, e incluso en personas con pato-
logías orgánicas o funcionales, los resultados del ejercicio de su ac-
ción serán lamentables.
Un ejemplo del primer caso es Miguel Hidalgo y Costilla, un
niño criollo, de familia acaudalada, con una personalidad con po-
der, capaz, inteligente, responsable, altruista y asertivo en su pen-
sar y actuar, que detectó la problemática de su entorno, determinó
su vocación, ejerció un plan de acción y convenció con sus actos.
Este personaje se rodeó de personas que compartían sus ideales
y lo respetaban, y aseguró que lograría sus ideales mediante una
visión perspectiva y prospectiva. Y los individuos que integra-
ban su equipo compartían con él su deseo de libertad. Él expresó
su dominio con mejoramiento, su valor lo proporcionó su estilo
de vida; visitó, cooperó, participó y compartió, e hizo un espacio
común en su vida en el cual las personas entraron sin imposición.
Su personalidad promovió por sí misma el cambio y tuvo la forta-
leza para oponerse a la resistencia al cambio que la época le im-
ponía.
El ejemplo contrario es Adolfo Hitler, quien tenía problemas
de personalidad y una familia rígida y complejos de oposición a
la autoridad paterna.
Su desviación de personalidad no fue obstáculo para que ejer-
ciera su poder contra un grupo social estable. Su odio, dolor y
crueldad fueron compartidos. De alguna manera, sus ideales se
extendieron entre comunes que, abusando de su postura, consoli-
daron un imperio de miedo que promovió la fuerza y desvirtuó
la vida y la propia especie humana. Perdió el sentido de la auto-
Poder, sociedad y estructura 17

crítica y la prospectiva y generó una de las etapas más reprocha-


bles de la historia de la humanidad.
Dados estos ejemplos, vale la pena analizar que hay sujetos en
los que el poder y la autoridad se expresan al mismo tiempo.
Hidalgo y Hitler tenían tanto poder como autoridad, sólo que
los emplearon con distintos y muy opuestos objetivos.
Hoy se emplea con gran frecuencia el término “empodera-
miento”, que muchos sujetos asocian con la extensión del domi-
nio y la subyugación a otros. Para quienes no están muy relacio-
nados con dicha palabra, de entrada implica la adquisición de
mayor poder; es decir, asocian el empoderamiento con un evento
que traduce el incremento de fuerza de un particular. Y esto no
es así. Su significado se asume en dos ámbitos. En el primero
constituye un proceso cuyo objetivo es lograr que las oportunida-
des básicas sean obtenidas por los grupos marginados. Este paso
se planifica mediante acciones directas o indirectas.
Y en segundo concepto conlleva el oponer que las personas
que presentan carencias las superen.
Tal vez el sentido bello de este término es lograr que en los su-
jetos exista la conciencia para el desarrollo de habilidades que les
permitan alcanzar autosuficiencia y, por ende, un mejoramiento
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en la calidad de vida.
Así, el ejercicio de poder y empoderamiento preceden y com-
binan las luchas sociales que se promovieron en la humanidad.
Al principio se la estructura social de la fase comunitaria de
vida a la propiedad privada.
De los excesos de la propiedad privada se derivó la lucha con-
tra el poder que los terratenientes ejercieron en la población. Des-
pués de esto vinieron la lucha por la igualdad y el ascenso de cla-
ses, y sobre todo por el dominio de la supraestructura económica
que gobierna en un país. No es el poder que da la cara de quien
realmente gobierna; existe un poder oculto que es el que mueve
18 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 1)

a la población; un poder que no está definido de forma transpa-


rente, pero que puede llegar a ser letal.
Socialmente, el poder no es único y no puede ser definido de
forma general, ya que depende de las personas que conforman la
comunidad, del propio espacio y del tiempo. De ahí que los gru-
pos que controlan el destino social son particulares aunque com-
parten características esenciales.
Un poder social es positivo cuando logra que los habitantes de
un entorno determinado superen sus deficiencias, identificándo-
las primero, admitiéndolas y encontrando una ruta propia que
comparta ideales comunes.
Lo contrario traería como consecuencia la destrucción del in-
dividuo y el inicio de un caos, que al principio repercutiría en un
ámbito reducido, pero más adelante se extendería a todo el sis-
tema y generaría daños sustanciales que borrarían el futuro de la
población.
Ante este escenario, es indispensable apreciar los poderes que
influyen en nuestra sociedad; los que desde los estudios básicos
se aprecian con especial atención: el poder ejecutivo, el legisla-
tivo y el judicial, avocados a dirigir, decidir y normar las pautas
de conducta social que logren el progreso paulatino y ascendente
de un pueblo. Sin embargo, existe un poder que en esta época
ejerce una repercusión total en la humanidad globalizada: el po-
der mediático o cuarto poder.
Es increíble, pero esta fuerza no se detectó en la llamada era
del conocimiento, sino siglos antes, en el siglo XVIII.

Concepto de poder
El poder abarca múltiples conceptos de acuerdo con el campo de
que se trate. En un nivel básico, el poder suele identificarse con
la noción de fuerza (por ejemplo, la fuerza pública); sin embargo,
la noción de poder suele estar más relacionada con la acción so-
Poder, sociedad y estructura 19

cial colectiva que con la fuerza física. También se entiende como


la capacidad para cambiar la realidad.
Definiciones enciclopédicas de poder:

S Capacidad, reunión de las condiciones, para hacer lo que


se expresa.
S Facultad para hacer algo.
S Dominio o influencia que uno tiene sobre alguna cosa.
S Posesión actual o tenencia de una cosa.
S Fuerza, capacidad, eficacia.
S Capacidad para provocar ciertos efectos.
S Autorización para hacer algo dada por una autoridad com-
petente para hacerlo.

El poder organizacional es la capacidad de influir en las personas


y los sucesos. El poder es la base del líder; es la manera que tiene
para extender su influencia en los demás. El poder es diferente
a la autoridad. La autoridad es delegada por la gerencia de un nivel
superior. El poder se gana y lo obtienen los líderes con base en sus
respectivas personalidades, actividades y situaciones donde ope-
ran. Hay diferentes definiciones según los siguientes autores:
Para Weber, “el poder es la probabilidad de que un actor dentro
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de un sistema social esté en posición de realizar su propio deseo,


a pesar de las resistencias”.
El concepto de poder para Tawney se centra en la imposición
de la propia voluntad sobre otras personas. Literalmente, “el po-
der se puede definir como la capacidad de un individuo o grupo
de individuos para modificar la conducta de otros individuos o
grupos en la forma deseada y para impedir que la propia conducta
sea modificada en la forma en que no se desea”.
En un sentido amplio, el poder se refiere a todos los tipos de
influencia entre personas o grupos, incluyendo los que se ejercen
en las transacciones de intercambio.
20 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 1)

Convendría ampliar la definición de poder hasta decir que es


la capacidad de las personas o grupos para imponer su voluntad
sobre otros, a pesar de la resistencia, utilizando el recurso del
miedo, retirando las recompensas regularmente ofrecidas o bien
los castigos, en la medida en que tanto lo primero como lo segun-
do constituyen una sanción negativa.

Concepto de “empoderamiento”

El término empoderamiento incrementó su uso en los últimos


años y se define como el proceso de lograr que las oportunidades
básicas puedan ser obtenidas por los que están marginados, sea
mediante la ayuda directa o a través de personas no marginaliza-
das que comparten su propio acceso a estas oportunidades. El
empoderamiento también involucra atacar cualquier intento de
negar a las personas esas oportunidades e implica fomentar y de-
sarrollar habilidades para la autosuficiencia, con un énfasis en la
eliminación de la necesidad de caridad. Éste es un proceso difícil
de implementar efectivamente.
Una estrategia de empoderamiento consiste en asistir a la gen-
te marginalizada para que cree sus propias organizaciones sin
ánimo de lucro bajo el razonamiento de que sólo las personas
marginalizadas saben lo que su gente necesita y que el control de
la organización por personas fuera del grupo puede acentuar la
marginalización. Las organizaciones de caridad dirigidas por
personas fuera del grupo de marginalizados pueden acentuar el
efecto de marginalización de la comunidad al crear dependencia
de ésta.
El empoderamiento es el proceso que habilita a alguien a ganar
poder, autoridad e influencia sobre otros, las instituciones o la
sociedad, y probablemente se constituye por la totalidad de las
siguientes capacidades:
Poder, sociedad y estructura 21

S Poder de decisión propio.


S Acceso a la información y los recursos para tomar una
decisión apropiada.
S Una gama de opciones de donde escoger.
S Habilidad para ejercer asertividad en la toma de decisiones
colectivas.
S Pensamiento positivo y habilidad para hacer cambios.
S Habilidad para aprender y mejorar su propio poder perso-
nal o del grupo.
S Habilidad para cambiar las percepciones por medios
democráticos.
S Mejorar la autoimagen y superar la estigmatización.
S Involucrarse en un proceso autoiniciado de crecimiento y
cambios continuos.

El concepto de empoderamiento se utiliza en el contexto de la


ayuda al desarrollo económico y social para hacer referencia a la
necesidad de que las personas objeto de la acción de desarrollo
se fortalezcan en su capacidad para controlar su propia vida. El
empoderamiento también puede ser interpretado como un pro-
ceso político en el que se garantizan los derechos humanos y la
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justicia social en un grupo marginado de la sociedad.


Sólo se logra un cambio significativo en el desarrollo de las so-
ciedades si se cuestionan directamente los patrones de poder
existentes. Una definición positiva concibe este término como el
poder de hacer, de ser capaz y de sentirse con un mayor control
de las situaciones.
De acuerdo con este enfoque, el individuo tiene un rol activo
y puede actuar en cualquier programa de cooperación gracias a
la actitud crítica que ha desarrollado. Esta noción rompe con la
idea de que el individuo es un ser pasivo de la cooperación, pues-
to que se convierte en un actor legítimo.
22 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 1)

Con frecuencia se utiliza el concepto de empoderamiento en


referencia a la mujer. Los programas de empoderamiento se
orientan muchas veces a permitir el acceso de las mujeres a los
recursos y a la toma de decisiones individuales y colectivas, para
conseguir que ellas se perciban a sí mismas capaces y legítimas
para ocupar un espacio en la toma de decisiones. El empodera-
miento se incentiva cuando se fomentan la autoconfianza, la se-
guridad en sí misma y la asertividad; es el poder para tener autori-
dad para tomar decisiones, realizar cambios y resolver
problemas, y la capacidad de organizarse con otras personas para
alcanzar una meta común.
El empoderamiento se ha convertido en el paradigma de las
teorías del desarrollo. Este concepto ha permitido que los indivi-
duos y las sociedades que hasta ahora estaban marginados de la
toma de decisiones constituyan ahora el eje central de las inter-
venciones. Sin embargo, los diversos obstáculos, como la falta
de una definición consensuada y el limitado trabajo empírico re-
lacionado con este enfoque, han impedido que las políticas de
cooperación internacional incorporen adecuadamente esta ter-
minología.

Luchas sociales
Las luchas sociales son manifestaciones de la población en aras
de un objetivo de bienestar gremial o multitudinario. Es posible
que no tengan un propósito definido y sean una muestra de re-
chazo sin determinación objetiva, un proceder guiado por el ma-
lestar social. Las luchas sociales son parte de la historia del hom-
bre. Las luchas sociales de cada tiempo dan cuenta, de manera
fiel, de las transformaciones sociales de cada periodo histórico.
Por eso mismo, la historia oficial tiende a obviar muchos de esos
procesos, los cuales se convierten en lo que Walter Benjamin lla-
maba “las ruinas de la historia”.
Poder, sociedad y estructura 23

Los dos tipos principales de luchas sociales de la historia mo-


derna son las revoluciones burguesas y las revoluciones obreras.

S Revoluciones burguesas: las revoluciones burguesas fue-


ron las luchas sociales de la ascendente burguesía comer-
cial y artesanal en contra de los privilegios de la aristocra-
cia terrateniente en lo político; la consolidación del Estado
moderno, profesionalizado y de derecho, y del Estado feu-
dal y absolutista estuvieron contra el dominio de la religión
en la vida privada por la libertad de culto. En determinados
casos —no siempre— las luchas estaban guiadas por el li-
brecambismo contra el mercantilismo y el proteccionismo
que bloqueaba las libertades económicas de los ciudada-
nos.
S Revoluciones obreras: desde las revoluciones burguesas
están las luchas obreras que constantemente se las suele
emparentar con la lucha de clases. En este sentido, un antes
y un después lo marca la teoría de Marx, donde el proleta-
riado logra su definición como sujeto histórico (aunque
esta definición fue precedida por el concepto de conciencia
de clase de Pierre–Joseph Proudhon). La introducción al
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manifiesto comunista de Karl Marx y Federico Engels pue-


de tomarse como la piedra fundacional de ese cambio his-
tórico en la conciencia del hombre: “La historia del hom-
bre es la historia de luchas de clases”.

Cuarto poder

Es la expresión con la cual solía designarse a la prensa, en alusión


a la extraordinaria influencia que ésta ejercía en los años previos
a la Revolución Francesa hasta la llegada de los todavía más po-
derosos medios de comunicación: TV, radio, Internet, etc.
24 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 1)

Es el más poderoso de todos, porque emite su propia opinión,


sea correcta o no. La prensa puede hacer creer que es cierto lo que
dice.
Su creación es atribuida al famoso e influyente escritor, orador
y político anglo–irlandés Edmund Burke (1729–1797), dando
con ella una prueba casi profética de perspicacia política, ya que
en aquel momento la prensa no había logrado, ni siquiera en In-
glaterra, el extraordinario poder que alcanzaría más tarde en to-
dos los países libres.
El supuesto cuarto poder era sólo el cuarto tras los poderes le-
gislativo, ejecutivo y judicial. En tiempos modernos, muchos
consideran este cuarto poder el más poderoso de todos, porque
no se limita a reflejar la opinión pública en la que supuestamente
se basa toda democracia, sino que puede crear esa misma opinión
pública, proporcionando casi la totalidad de la información con
la que ésta cuenta en cualquier momento dado.
Considerando el tremendo impacto que los nuevos medios de
comunicación tienen en las autopistas de la información de la
nueva aldea global y la facilidad con que éstos manipulan el
consciente y el subconsciente colectivos, su poder real es consi-
derado por muchos el primero, inmenso y creciente.

Poder político
Es una consecuencia lógica del ejercicio de las funciones por par-
te de las personas que ocupan un cargo representativo dentro de
un sistema de gobierno en un país. Por ello, el poder político se
identifica en sistemas democráticos con los poderes ejecutivo y
legislativo, mientras que el tercer poder del Estado “el poder
judicial” está dentro de un esquema distinto, puesto que su legiti-
midad no está sostenida por el voto del pueblo, como ocurre en
los otros dos poderes, si no por el fiel cumplimiento del ejercicio
de sus funciones.
Poder, sociedad y estructura 25

El poder político es legítimo cuando es elegido conforme a las


leyes del país (Constitución). En los países democráticos tiene
como sustento la legitimidad otorgada por el pueblo mediante el
voto popular (elecciones). El poder político es abusivo cuando se
excede en el ejercicio de sus funciones e incursiona en materias
que están dentro del ámbito de los otros poderes (intromisión de
poderes). El poder político es ilegítimo cuando utiliza mecanis-
mos no autorizados por la leyes y se adueña del poder guberna-
mental (ejecutivo–legislativo) sin tener la legitimidad del pue-
blo, otorgada por el voto popular.
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26 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 1)
2
El poder y el caso Midas

“En la vida...” es una frase que inicia una plática y con ella se abre
este capítulo.
El interés personal es un estimulante muy peculiar para gene-
rar en las personas situaciones de triunfo, aunque en algunos ca-
sos constituye el obstáculo más grande para crecer y evolucionar
en lo particular y en la colectividad.
Los cambios más grandes en la historia de la humanidad se
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derivaron del trabajo grupal guiado por una iniciativa personal


que se traduce en el bienestar colectivo.
Se alegra singularmente mi pensamiento al imaginar el lide-
razgo que ejerció Don Miguel Hidalgo para conformar un grupo
de trabajo comprometido con ideales universales. Qué ingre-
diente tan especial debió tener su presentación para alcanzar el
corazón y el pensamiento de quienes ahora son los héroes de la
independencia de México.

27
28 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 2)

Cuando un conjunto de sujetos se suma en pro de una tarea que


será trascendente, la misma vida va abriendo los caminos que son
conducentes y cierra los que desvían la trayectoria.
El poder es un medio y un instrumento, y las personas, en su
afán de poseerlo, pueden incluso generar movimientos en los que
ocultan su verdadera ambición. Aunque al principio son atracti-
vos y cuentan con un gran número de seguidores, el peso de su
ambición los deja destruidos al final de su objetivo.
Me encanta la historia del rey Midas. Midas era un campesino
de escasos recursos que llegó a ser rey de Frigia; era un hombre
muy ambicioso, pero de buen corazón, que en una ocasión le
brindó una ayuda muy especial a Sileno. Este singular personaje,
con afición al alcohol y muy sátiro, era un gran amigo del dios
Baco. Gracias a su buena conducta, Midas recibió la oportunidad
de elegir un don que el dios Baco le ofrecía. Midas, sin pensarlo,
dijo: “Quiero que se convierta en oro todo lo que toque”.
Midas se puso muy feliz por su nuevo poder. Tocó sus vestidos,
unas ramas, un árbol y hasta a su perro, y todo se transformó en
oro. El problema fue cuando quiso comer, pues se dio cuenta de
su grave error. Salió corriendo en busca de Baco, quien al verlo
tan afligido le dijo que no podía librarlo del don que le dio, pero
que lo intentaría, que no se diera por vencido. Le pidió que se me-
tiera en el río Pactolo, pues al bañarse allí tenía la posibilidad de
quedar libre de su don.
Midas fue al río y obedeció la indicación; se sumergió repeti-
das veces y al salir y tocar nuevamente unas ramas, éstas perma-
necieron frescas y verdes.
Comprendió muy bien la lección. Volvió a casa y construyó
con sus propias manos una vivienda sencilla, donde vivió el resto
de sus días.
Midas cayó en el extremo y le dio prioridad al poder de poseer,
que al poder de servir. De acuerdo con la mitología, el dios Baco
El poder y el caso Midas 29

le ofreció la oportunidad de tener poder y Midas la tomó para su


anhelo personal. Jamás pensó en un bien grupal y su ambición es-
tuvo a punto de matarlo.
Esto ocurre aun en la actualidad, al no concebir la prioridad del
bien común. Se privilegia el bien personal y si bien al principio
se observan beneficios, finalmente aniquila.
La priorización del bien particular genera aislamiento, soledad
y marginación, y éstos en conjunto pueden condicionar el marco
para una enfermedad o trastorno mental.
Midas es un sujeto singular que reconoce su ambición y lucha
por ella, pero al darse cuenta de su error pide ayuda. Obedece la
instrucción para mejorar. Se sumerge en el río y logra su objetivo:
transformar su forma de pensar y de vivir.
Por desgracia, el poder es muy atractivo que brinda confort, el
cual genera un estado de bienestar del que es difícilmente subs-
traerse, a menos que se encuentre un mejor sitio para disfrutar ese
estatus.
La mayor parte de las sociedades humanas buscan encontrar
el bienestar a través del poder. En ocasiones lo alcanzan mediante
eventos bélicos y en otras con situaciones de alarma, alerta y, por
ende, control. Algunas veces más mediante estrategias económi-
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cas que subyugan y paralizan a los pueblos con estructuras que


no están completamente desarrolladas.
La vida que genera el poder es una vida sumamente atractiva
para quienes aman la fantasía.
Una persona poderosa puede actuar de dos formas.
La primera consiste en que se considera completamente omni-
potente y convierte a los individuos que la rodean en siervos,
pues utiliza hasta su último talento en pro de su propio bienestar.
Acosa sus pasos, dispone de su desarrollo e incluso controla su
vida a favor del “supuesto mejoramiento” de su calidad de vida,
cuando lo único que realmente quiere es sentir el poder de contro-
30 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 2)

larlos. Y llega a ser tan grande esta adicción por controlar, que si
el sujeto controlado intenta alejarse, no miden sus acciones con
el propósito de no perderlo.
Tener a quien controlar es sinónimo de poder. En las empresas,
los grandes maestros en el quehacer de la competitividad siempre
buscan rodearse de individuos talentosos. La mayor parte de los
entes brillantes en la creación de esquemas productivos, las fór-
mulas innovadoras, los productos de primera necesidad de alta
calidad e incluso los esquemas de control sobresalientes tienen
algo en común: carecen de recursos financieros propios.
Parece extraño, pero lo más brillantes, desde el punto de vista
académico, son los menos favorecidos económicamente.
Parece contradictorio, pero existe un paradigma del científico
emprendedor, del empleado eficiente, del organizador brillante
que llegan a casa y con dificultad logran comprar un café para ce-
nar. No todos los que alcanzan los mejores lugares en el colegio
son los más dotados en materia financiera.
Esto lo saben quienes tienen y desarrollaron eficientemente el
modo fácil de vivir controlando y ejerciendo poder. Los controla-
dores son brillantes, saben “venderse” y son absolutamente ob-
servadores.
Conocen perfectamente lo que requiere su probable compra-
dor. Pero, como la mayoría de las personas, tienen problemas con
la seguridad y la autoestima. Son expertos adulando, ofreciendo
amistad, consideración, respeto y una postura de mansos corde-
ros que siempre y generalmente los llevan a obtener sus objetivos
con sumo éxito. Aprecian de especial forma la buena vida y son
excelentes actores, cuyo mayor reto es tener sin trabajar; y lo lo-
gran. Consiguen estrategias ampliamente probadas e inician su
proceso de manipulación desde temprana edad. Generalmente
son “víctimas carismáticas”. Cuentan una triste y conmovedora
historia completamente argumentada. Realizan un escenario per-
El poder y el caso Midas 31

fecto para atrapar a un débil. Y el débil, que tiene tendencias ha-


cia las relaciones destructivas, no sólo en la pareja, sino en el tra-
bajo, cae fácilmente en las redes.
El controlador no trabaja, dirige. Siempre justifica su ausencia
con excusas muy convincentes y maneja el sentido y el senti-
miento de culpa de tal forma, que es difícil de evadir. Normal-
mente trasladan sus conflictos y logran dominar los pensamien-
tos de sus apoderados, recordándoles siempre lo mucho que los
quieren, todo lo que invierten en ellos y los beneficios de los que
se privan para seguir impulsando su desarrollo profesional.
Todo lo anterior ocurre a nivel empresarial. Pero a nivel fami-
liar es caótico; están los padres que se fingen enfermos, los espo-
sos o esposas celosas, los hijos maltratados en la escuela y los pa-
rientes pobres, entre otros.
Siempre hay argumentos. Los manipuladores tienen una espe-
cial habilidad para mentir y lo hacen incorporando todos los me-
dios que tienen en sus manos. Con el lenguaje corporal son bri-
llantes, pues en ocasiones su forma de mirar convence más que
sus palabras. Logran representar un esquema de confianza tal ha-
cia sus apoderados, que éstos sin pensarlo, le dan criterios de cer-
teza y validez a todos sus actos.
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Son geniales, mienten por oficio y sus apreciaciones de la rea-


lidad siempre están estigmatizadas. O bien son el “centro del
mundo” y “humildemente” se apenan por ello.
Asimismo, son los gestores de todos los cambios sociales, eco-
nómicos, culturales, deportivos e incluso sociales personales de
la comunidad donde viven. Son farsantes disfrazados de elegan-
tes; titiriteros con piel de ofidios, que cada vez que mueven los
“hilos” logran avanzar en su control.
Dado que son extremadamente observadores, los controlado-
res generan adicción en sus apoderados. Saben lo que les gusta
y lo que no, por lo que actúan facilitando su propia vida.
32 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 2)

Encuentran las palabras adecuadas, los mejores detalles y las


frases que el apoderado deseaba escuchar. Estudian cada uno de
los movimientos de los sujetos a controlar. Su poder radica en la
mirada que detenida y concienzudamente generan del entorno,
incluidos los sujetos que lo rodean.
Desafortunadamente, dañan mucho a sus apoderados, porque
ellos, en su afán de por sentir reconocimiento, afecto e incluso
“amistad”, se entregan de forma total. Trabajan de más e invier-
ten más tiempo en el controlador que en su familia e incluso que
en su propia persona.
Si el controlador es la pareja, el apoderado se despersonaliza
en busca de la conservación de esa “afortunada” relación.
Si el controlador es alguno de los padres, pueden llegar a des-
hacer la relación del controlado, que va desde amistades hasta el
matrimonio.
Los controladores se sienten dueños del conocimiento abso-
luto del Universo y consideran que la única persona que debe ser
feliz en el planeta está justo enfrente de su espejo, sin apreciar su
nivel de peligrosidad.
Y así es como la víctima desarrolla adicción por su controla-
dor. Sin embargo, quien ejerce el poder también se vuelve depen-
diente de su victimario, con lo cual se inicia un círculo vicioso.
“Hoy te controlo porque debes mejorar.” “Mañana te controlo
porque te quiero y pasado mañana te dejo porque no me dejas
controlar ni tu vida ni la de quienes te rodean.” Creo que esto es
lo más grave de las personas que ejercen el poder como control
en otras, pues llegan a obsesionarse tanto por el sujeto al que con-
trolan, que cuando ven que alguien empieza a ejercer un tipo de
control, optan por dos caminos. Primero intentan controlar a ese
alguien, pero si éste no se deja, la segunda vía es la más sencilla...
lo eliminan del área de influencia; ¿de qué manera? Sencillo...
introduciendo información falsa en el contexto, fabricada con tal
El poder y el caso Midas 33

certeza, que se la “obsequian” al controlado. Normalmente, lo


que dicen del tercero es totalmente falso, pero como conocen
bien a su controlado, saben qué términos lo harán reaccionar in-
mediatamente. De esta forma los controladores tienen una forma
elegante de eliminar a sus posibles rivales y hasta logran aparen-
tar que no tuvieron nada que ver en el hecho. Todo para que nadie
ponga en peligro su “quehacer de control”.
El éxito más grande de los controladores consiste en la mani-
pulación. Su habilidad se fundamenta en una visión deformada
de la realidad, que le transmiten a su apoderado. Y lo hacen con
tan gran talento, que el apoderado la asume como propia. Es tal
el poder que los controladores expresan sobre quien controlan,
que hay casos en los que inducen el suicidio.
Cabe mencionar que el sujeto que controla no soportará evi-
dencias de que su poder se merma. Prefiere retirarse antes que ser
retirado. Y ya que conoce a la perfección lo que daña a su contro-
lado, lo ejecuta. Primero lo envuelve y cuando el controlado está
totalmente seguro de que su controlador lo acompañará por siem-
pre, lo deja, porque lo acostumbró a ser dependiente, favoreció
su inactividad y promovió que el controlado no pensara, sino que
sólo actuará cuando él se lo indicara.
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Como generalmente los controladores tienen capacidad me-


siánica, todo lo que hacen es “perfecto”. Así, si el que todo lo
hace bien y dice de qué manera hacerlo se lo deja a su controlado,
éste sencillamente... se muere.
Lo anterior se reitera no sólo en las relaciones socioempresa-
riales, sino en las relaciones de amistad, matrimonio y filiales.
La clave radica en que el sujeto que controla ejerce poder. Su
poder se expresa en control. Cuanto más controlada tenga a la
persona, mayor fuerza obtendrá. Su seguridad depende de esta
acción. Si el sujeto controlado se “revela”, pierde fuerza. Y como
en sus arquetipos ser débil es no valer, protesta y arremete con
34 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 2)

toda su fuerza contra el sujeto que controla. Bien para incremen-


tar su manipulación, bien para destruirlo y buscar un nuevo pros-
pecto de control.
Desafortunadamente, día a día se aprecia este tipo de persona,
que daña el ambiente y se daña a sí mismo sin darse cuenta.
En la otra ruta está el sujeto que es controlador, pero que ejerce
su poder a favor de la comunidad y aunque esto no es del todo
sano, la sociedad obtiene beneficios.
Un ejemplo lo constituyen los líderes de los grandes movi-
mientos a nivel mundial. Ellos no sólo eran carismáticos, sino
que tenían un matiz de controladores en su personalidad, que los
hacía conducir a sus seguidores a cumplir el objetivo de los idea-
les que enarbolaban.
El poder de la mente es infinito y absoluto. Y los sujetos que
ejercen el poder sobre otros lo saben.
En una ocasión escuché el comentario de que las parejas fun-
cionan cuando se encuentran inmersas en alguna de estas tres
vías:

S La mujer controla totalmente al esposo y éste lo acepta.


S El varón controla a la esposa y ésta lo acepta.
S Existe alternancia de control y dirección entre la pareja.

Y esto se extiende a los hijos y para algunos los niños educados


son los niños totalmente controlados.
¿Qué se aprecia entonces de la vida y el poder?
El poder bien empleado beneficia a quien lo ejerce y trasciende
a la sociedad de forma creativa e innovadora. Sin embargo, si
quien ejerce el poder sólo lo hace para satisfacer una carencia
propia y propiciar el control de otros sujetos, lo único que logrará
es su propia autodestrucción.
Porque quien es controlado y “despierta” de su letargo conscien-
te de su posición y dispuesto a mejorar, se aleja del controlador.
El poder y el caso Midas 35

Dado que existe una relación bidireccional de dependencia en-


tre el controlado y el controlador, la lesión psicológica puede in-
crementarse, sobre todo en los sujetos con factores previos relati-
vos a la depresión.
Quien controla, lo justifica; quien es controlado, lo acepta...
¿Cuál de los dos es el verdadero culpable?
¿Existe la culpa compartida en situaciones de control excesivo
hacia la persona?
Son cuestiones que se dejan al aire, para invitarlos a una auto-
rreflexión.
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36 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 2)
3
La persona humana ante el poder

La construcción que hace el hombre de su actitud social corres-


ponde de forma exacta al significado literal de la palabra “per-
sona”.
“Persona” viene del griego máscara y del latín personare, “ha-
cer notar”.
Cada sujeto edifica su propia personalidad, cuya realización
está mediada por el medio que lo rodea, las influencias biológi-
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co–organicistas y sobre todo su visión psíquica del Universo.


Si se analizan los documentos que exhiben la conducta y las
normas del hombre, se apreciará, tristemente, que la concupis-
cencia del hombre no cambia.
A continuación se presentan algunos aspectos sociales de la
persona humana, con una retrospectiva sobre las principales
fuentes del pensamiento humano, el cual se dividirá en cinco fases:

S El pensamiento griego.
S El pensamiento medieval.

37
38 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 3)

S El pensamiento moderno.
S El pensamiento contemporáneo.
S El pensamiento en la sociedad del conocimiento.

Antes de iniciar con el pensamiento griego, es necesario comen-


tar el pensamiento babilónico.
El código de Babilonia, también denominado código de Ham-
murabi, muestra el tipo de delitos que se sancionaban, lo cual
orienta sobre la conducta que esta cultura intentó cimentar. Así,
el control social de la expresión negativa que en Babilonia se pre-
vió a través de sus normas, hoy en día sería válido.
En lo que respecta al pensamiento griego, las preguntas bási-
cas que conforman el pensamiento del hombre vislumbraron
cómo se construyó la persona en esa época.
Los cuestionamientos planteados incluyen:

S ¿Qué es el hombre?
S ¿Existe el alma?
S ¿Qué relación existe entre el hombre y el alma?
S ¿Es material o inmaterial el alma?

Al principio, la escuela jónica atribuía la propia esencia de la vida


a la fuerza natural, bien fuese el agua, el aire o el fuego.
Anaxímenes es particularmente sobresaliente, puesto que afir-
maba que el cambio era la base de todo y que era responsable in-
cluso de la actitud humana.
El principio del cambio estaba presente y la finalidad del mis-
mo era el progreso y el desarrollo del hombre.
Más adelante se consideró que Sócrates, Platón y Aristóteles
fueron los más altos representantes del pensamiento griego,
puesto que explicaron qué es el hombre, qué es el alma y de qué
manera se construye ésta.
La persona humana ante el poder 39

El filósofo griego Sócrates respondió que el hombre es un ser


que se integra por dos elementos: alma y cuerpo. Él consideraba
que el alma existe en el ser, pero que éste tiene la capacidad de
reconocerla a través de los sentidos.
Para Sócrates, el alma es racional y corresponde a la forma en
la que se comporta el hombre. Además, agregó que la felicidad
corresponde a las decisiones que se toman como resultado de
nuestros conceptos.
Así, una persona es feliz cuando piensa racionalmente, si se
identifica el conocimiento del bien con la conducta buena y lo
contrario de ella, lo que conlleva vicio y destrucción.
Un ignorante es un enfermo del alma, que no puede delimitar
entre el bien y el mal.
Otro grande de la filosofía griega es Platón, quien señaló que
el sujeto está compuesto por un binomio: alma y cuerpo.
Para Platón, el alma se puede clasificar en tres grupos: racional
(principio del conocimiento racional), concupiscible (en la que
existe una tendencia hacia el placer) e irascible (donde el deseo
de control y poder es supremo).
En el alma racional, el conocimiento guía hacia la felicidad. Es
feliz quien tiene conocimiento, pues éste permite que el alma se
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exprese en plenitud.
El alma concupiscible está en el sujeto que tiene una afición
desmedida por vivir para el placer y por el placer.
En el alma irascible, en la que el sujeto quiere controlar todo, la
afición por el poder es grande y de ahí su falta de raciocinio e infeli-
cidad. Platón propuso para el logro de la felicidad el cultivo de cua-
tro virtudes: la prudencia, la templanza, la fortaleza y la justicia.

S Prudencia. Literalmente significa moderar. Se habla de la


fuerza para contener todos los excesos, por lo que pro-
mueve el perfeccionamiento del alma racional. Incentiva
40 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 3)

la felicidad y el intelectualismo, por lo que se ubica contra-


ria a la ignorancia.
S Templanza. Alude a la moderación de todos los apetitos
y las pasiones. Apoyada en la prudencia, condiciona la
mensura del placer.
S Fortaleza. Capacidad para vencer las dificultades y, por
ende, el temor que estas conllevan.
S Justicia. Dar a cada cual lo que le pertenece por derecho.
Platón consideraba que su ejercicio engloba necesaria-
mente a las otras tres virtudes.

Cuando Platón disertó sobre el alma, el cuerpo, el vivir y el morir,


consideró con respecto al alma que:

a. El alma conoce la esencia de las cosas.


b. El alma se adhiere al cuerpo.
c. El alma es inalterable.
d. El alma es depositada en el cuerpo.
e. El alma no se puede descomponer.

En lo referente al cuerpo, expuso que es el depósito del alma que


puede alterarse, descomponerse y, por lo tanto, morir.
En relación con la vida del hombre, señaló que presupone la
relación armónica entre el cuerpo y el alma, aunque esto no es ne-
cesariamente así. Platón expuso que el cuerpo y el alma tienen
dos categorías de relación:

a. En la que de forma accidental el alma se vincula con el


cuerpo, pero no necesita de él para existir. Son dos elemen-
tos muy diferentes, cuya relación causa tensión.
b. En la relación violenta, donde existen grandes diferencias
entre ambos elementos y de ella se deriva un alto grado de
tensión en la relación que se establece.
La persona humana ante el poder 41

En lo que respecta al concepto de muerte, Platón señaló que cuan-


do el hombre muere, pierde su fase material: el cuerpo, pero que
el alma continúa inalterable, porque es inmortal.
Los motivos por los cuales el alma, bajo esta circunstancia,
deja el cuerpo son múltiples. Generalmente son condicionados
por enfermedades que se derivan de los antivalores de las cuatro
virtudes cardinales.
Por ende, un hombre se enferma por imprudencia, intemperan-
cia, cobardía e injusticia.
En Platón sobresale también una alegoría que se incluye den-
tro de los diálogos de la República, titulada “La caverna”. En ella
relata cómo un hombre se atreve a salir de la caverna en busca de
la luz y el rechazo tan grande que encuentra al regresar a la caver-
na a comunicar su descubrimiento, así como las diferentes postu-
ras de reacción humana que se captan tanto en el momento del
hallazgo como en la comunicación del mismo a los habitantes de
la caverna.
La luz es el conocimiento; el conocimiento que se vislumbra
bajo una visión más amplia; no reducida, sin mermar el mérito
social del conocimiento, la autosuperación, la producción propia
de los conceptos. Esa experiencia única que da el saber es lo que
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Platón argumenta. La base actual para la generación del conoci-


miento sensible y significativo, el despertar del letargo y la ac-
ción de asumir una postura creadora, creativa y capaz de salir del
entorno que domina y subyuga; responsabilizarse del pensar, del
hacer, del sentir y sobre todo del ser.
Platón expresó a la persona humana: sé responsable y crece.
Otro gran filósofo griego fue Aristóteles, quien destaca por su
carácter humanista, naturista y gran capacidad para describir el
psiquismo humano.
Considerado el padre de la psicología, Aristóteles sentó las ba-
ses para el estudio y el conocimiento de la ética.
42 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 3)

Siendo un biólogo comprometido, describió al ser humano


como un ser natural a partir de la física, al cual asumió de tal for-
ma porque creía en el movimiento y, por ende, en el cambio. Al
respecto, Aristóteles opina:
“La característica principal de los seres naturales es el cambio,
un cambio que se produce para algo; persiguiendo un fin, que es
la perfección de su naturaleza. Consiste ésta en la realización de
todas las posibilidades que tiene ese ser como tal clase de ser. Su
fin coincide con su bien.”
Sentó las bases para la taxonomía moderna al establecer el lla-
mado “árbol de Porfirio”, una estructura esquemática que sinte-
tiza la manera en que debe esquematizarse un criterio definitorio.
El árbol de Porfirio representa también el principio de lo que
hoy se conoce como “mapa mental” y “mapa conceptual”.
En relación con las preguntas esenciales, Aristóteles argumen-
tó con respecto al alma: El alma es el complemento del cuerpo.
Es el principio de vida, puesto que todos los seres tienen alma.
Así, distinguió los diferentes tipos de alma:

S Vegetativa: se encarga de las funciones de nutrición, cre-


cimiento, producción y muerte.
S Sensitiva: a través de la cual se generan las funciones ve-
getativas, el conocimiento sensitivo y el movimiento local.
Además de que ejerce las llamadas reacciones instintivas
de ataque, defensa y huída.
S Racional: posee las mismas funciones que las dos anteriores
categorías, pero además incluye a la razón, entendida como
la capacidad para generar conocimiento teórico y práctico.
S Considera que el alma es finita, puesto que no cree en su
inmortalidad.
S El cuerpo y el alma forman una unidad, representada por
el hombre.
La persona humana ante el poder 43

S Cuando el hombre muere, muere el cuerpo y, por ende, el


alma.

Esta afirmación es la que condujo en la época del cristianismo a


elegir en gran parte el pensamiento aristotélico, porque habla en
sus conceptos de la finitud del hombre, a diferencia de Platón,
que consideró la inmortalidad del alma.
Más adelante se apreció la influencia aristotélica en el cristia-
nismo.
El pensamiento medieval se identifica con el dogma cristiano.
El cristianismo considera un pensamiento teocéntrico. Para el
cristianismo, se debe analizar dos puntos en cuanto a la persona
humana (término que fue el primero en utilizar al referirse al
hombre): creación —hacer algo de la nada— y ser creado ...ser
compuesto de cuerpo, alma y espíritu.
En el cristianismo se afirmó que el hombre es un ser creado por
Dios. Su creación se genera a imagen y semejanza de un ser su-
premo infinito, principio y fin de todas las cosas, y dueño de todo,
tanto de lo visible como de lo invisible.
El hombre es un ser con capacidad para amar. Tiene naturaleza
espiritual, libre e inmortal. La felicidad del hombre no está en
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este mundo, sino en la salvación.


En esta fase dominaba el pensamiento aristotélico con un en-
foque cristiano. Se consideraba que las autoridades eclesiásticas
manipulaban y deformaban el verdadero dogma. Se aseguraban
el conocimiento en exclusividad sólo para quienes profesaban la
fe cristiana y ningún sujeto que estuviera alejado de una orden o
congregación religiosa tenía la oportunidad de obtener de mane-
ra lícita el conocimiento.
Esto equivalía a la centralización del saber, por lo que evitar
un saber distinto al que escolásticamente se transmitía, era una
forma de manipular su poder.
44 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 3)

Llegó a ser tan grande el dominio, que con el pretexto de salva-


guardar el dogma se cometieron asesinatos a los que se atrevían
a ser y pensar de forma distinta, cuando la doctrina religiosa cris-
tiana tiene como fundamento el amor a Dios y al prójimo. La san-
ta Inquisición se encargó de expresar con sus acciones un signifi-
cado erróneo de la fe.
Tan grave fue este conjunto de acciones que se dio pauta para
la creación de nuevos enfoques del cristianismo, de los que se de-
rivaron las distintas religiones que giran en torno al pensamiento
teocéntrico.
Se apreció entonces la necesidad de renacer y de presentar
nuevos enfoques sobre la persona humana, y surgió el pensa-
miento moderno en la antropología filosófica del pensar.
Entre de los pensadores más destacados, que para este capítulo
se seleccionaron, se menciona a Descartes, un destacado pensa-
dor, filósofo y matemático, que inició la teoría del racionalismo
retomando a Platón. Él identificó al alma con el YO. Consideró
que todos los seres humanos tienen conciencia de sí mismos y
que ésta es el alma.
Para Descartes existen dos elementos importantes:

S El YO, sustancia pensante (res cogitans).


S La evidencia racional (res extensa).

Partiendo de la máxima: “Pienso, luego existo”, Descartes inau-


guró la corriente filosófica moderna, que compartió con Santo
Tomás, Kant y Hume, sólo por citar algunos de los más importan-
tes.
Para Descartes, el hombre es:

“Un compuesto de sustancia pensante y sustancia extensa;


la existencia del alma no necesita demostración, sino que
se conoce por intuición de una manera directa.”
La persona humana ante el poder 45

Descartes condujo su argumento a la subjetividad individual auto-


consciente. Se le consideró como el iniciador de la Modernidad,
con sus pretensiones revolucionarias de autonomía de la razón.
Para Descartes, es la mente —una sustancia no extensa— la
que permite acoger la verdad plena a través de la influencia divi-
na. Rechaza la soledad absoluta y recomienda que para salir de
la propia mente hacia los demás debe establecerse la “duda metó-
dica”. Dios es el garante que ayuda a salir del solipsismo y ayuda
a dar un vuelco hacia la naturaleza.
La base consiste en considerar que la mente se descubre a sí
misma mediante la acción de su pensamiento y la construcción
de su propio conocimiento.
En lo que respecta al pensamiento contemporáneo, Kant es un
digno representante.
Él definió a la persona como “libertad e independencia frente
al mecanismo de la naturaleza entera”. El hombre se somete a le-
yes propias, que son prácticas establecidas por la razón.
Kant señaló que: “La persona es la libertad de un ser racional
sometido a leyes morales”.
Para Kant, la razón es la guía del impulso para la acción y el
tribunal. Kant consideró que la razón aunada a la experiencia
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sensible conduce al conocimiento pleno y verdadero. Asimismo,


estableció algunas máximas, entre las que destacan:

S “Obra de tal manera que puedas querer que el motivo por


el cual tú haces lo que haces pudieras quererlo para todos
los hombres.”
S “Obra del tal manera que siempre respetes la dignidad del
hombre, tanto en la persona de los demás como en tu propia
persona.”
S “No debo nunca utilizar a los demás como medio, porque
todo hombre es un fin en sí mismo. Dos cosas llenan de ad-
46 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 3)

miración mi espíritu: el cielo estrellado sobre mi cabeza y


la ley moral sobre mi corazón.”

En lo que respecta al personalismo, es una corriente filosófica


que centra su expresión en la capacidad del hombre y parte del
concepto de que el hombre es un ser social; por ende, su trascen-
dencia y desarrollo están fundados en la posibilidad de asociarse.
Genera una conexión directa con Dios, puesto que expresa que
al comunicarse el hombre, debe hacerlo con los principios funda-
mentales del bienestar y el respeto a los demás.
El hombre debe ser responsable de construir un modelo social
acorde con cada hombre, con cada comunidad.
En el personalismo se aprecia como representante a Mounier.
Él señala que la persona es “un ser espiritual e independiente.
Mantiene su subsistencia mediante su adhesión a una jerarquía
de valores libremente adoptados, asimilados y vividos en un
compromiso responsable y en una constante conversión. La per-
sona unifica toda su actividad en la libertad, desarrollando a im-
pulsos de actos creadores la singularidad de su vocación”. Esto se
estructura a partir de tres dimensiones:

S Vocación: se refiere a la trascendencia humana y, por lo


tanto, va más allá del ser.
S Encarnación: dimensión descendente que lleva al compro-
miso con las realidades mundanas.
S Comunión: dimensión horizontal, que consiste en el des-
prendimiento de sí mismo y la donación a los otros.

Algunas máximas que ejemplifican esta corriente de pensamien-


to humano incluyen:

S “Pensar es comprender que no se había comprendido.”


S “La persona no se puede definir, sino vivir.”
La persona humana ante el poder 47

S “La persona es un ser encarnado en cuanto su pensamiento


es comunal y no individual.”
S “La persona es un ser con vocación en cuanto se entrega
como donación a los demás.”
S La persona como ser integrada es la que encuentra que “El
fin de la educación no es adiestrar al niño para una función
o amoldarle a cierto conformismo, sino hacer que madure
y descubra esa vocación, que es su mismo ser y el centro
de reunión de sus responsabilidades de hombre”.
S “La persona es libre en cuanto se responsabiliza de la con-
quista de su propia libertad.”
S “La persona es esencialmente comunitaria.”
S De acuerdo con Aristóteles: “El hombre es un ser social”.
S De acuerdo con la persona como ser trascendente: “Sólo el
hombre como persona puede trascender en su existencia,
descubriendo el sentido de su vida. Es original en el mun-
do.”
S “Un manifiesto personalista es aquel argumento que per-
mite vivir a cada hombre como PERSONA.”

La conducta del ser humano es libre y lleva a expresar hábitos y


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costumbres, que si son positivos, consolidan las virtudes, y si son


negativos, conducen a la destrucción. Se respeta el principio de
la libertad por el cual toda persona es digna. Y la dignidad huma-
na consiste en el ejercicio de la libertad de forma inteligente.
Finalmente está el pensamiento en la sociedad del conoci-
miento:

La sociedad del conocimiento se caracteriza por la preva-


lencia y el uso intensivo de las tecnologías de información
y comunicación tendientes a la construcción y generación
de conocimiento, adquiriendo éste valor de cambio, rele-
vancia económica, fuente de poder y ausencia de naciona-
48 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 3)

lidad. Situación que en sí misma es novedosa en el desarro-


llo de la civilización.

Este término fue empleado a partir de la segunda mitad del siglo


XX por Drucker, Mansell, Sther y Castels, que se distingue del
de la sociedad de la información básicamente por su aplicación
y el entorno que engloba.
La sociedad del conocimiento suma diversos aspectos de la
realidad: cultural, educativo, económico, social, artístico y reli-
gioso, y genera una composición que permite que el conocimien-
to se desarrolle e incremente. Esto ocurre a través de las nuevas
tecnologías de la información y el conocimiento, con la finalidad
del bien común.
La misión de la sociedad del conocimiento no sólo consiste en
acumular el conocimiento que se produce en la sociedad contem-
poránea. También se refiere a la relevancia económica que ha ad-
quirido el conocimiento, sobre todo en un mundo global y posin-
dustrializado. Tal vez lo más interesante es que se diversifican las
opciones para dar respuesta a las múltiples demandas que el mun-
do globalizado genera hoy en día.
El poder del pensamiento refleja el poder social. Y para enten-
derlo se debe entender y comprender cuál fue la evolución de las
corrientes filosóficas que constituyen la antropología histórica
del pensamiento humano, las cuales se presentaron de manera
muy sintética en el presente capítulo.
4
¿Por qué, para qué y de qué
manera se produce el dolor?

El dolor es una expresión natural de advertencia, cuya percep-


ción es singular y específica en cada sujeto.
Sentir dolor a nivel orgánico constituye un signo de daño. El
dolor se enmarca dentro de los criterios fundamentales que iden-
tifican a la inflamación. Cuando el dolor se percibe, significa que
fueron vencidas todas las reservas de defensas. Así que su mani-
festación, además de alertar, apoya la pronta restauración del ele-
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mento dañado.
En alguna ocasión se consideró en el desarrollo de la humani-
dad que tolerar el dolor era condición de supervivencia y control.
De tal forma que controlar al máximo el dolor era sinónimo de
poder.
La sociedad actual refleja el dolor de múltiples maneras, las
cuales dependen de la condición cultural y de la tradición.
Hay familias que promueven que el dolor se oculte y familias
que le dan culto. Es decir, hay sujetos que desde pequeños les

49
50 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 4)

enseñaron que era muy propio y educado no manifestar el dolor.


(Controlar la autonocipercepción se interpreta como poder.) Pero
también hay individuos que fueron educados de tal forma que la
manifestación de dolor les genera poder y es así que cuando lo
poseen, se sienten fuertes. Tienen ahora el control no tan sólo de
quienes les son cercanos, sino de los que los rodean.
Esto explica los visitantes asiduos a los consultorios médicos
y los pacientes que con frecuencia manifiestan síntomas y más
aún, a los que les encanta estar internados y, por qué no, ser some-
tidos a una nueva intervención quirúrgica, misma que cuanto más
complicada sea, más beneficios traerá a su casa mental, total-
mente afectada por una deformación sociocultural de la eficacia
del dolor.
Pero, ¿qué piensan los jóvenes sobre el dolor? Al grupo de se-
gundo semestre de la Carrera de Técnico Superior Universitario
de Histopatólogo y Embalsamador del Instituto de Medicina Fo-
rense, de la Universidad Veracruzana, integrado por jóvenes ba-
chilleres entre los 17 y los 19 años de edad, se les cuestionó sobre
el significado que tienen del dolor y la clasificación que le da
cada uno al mismo.
A continuación se transcriben las respuestas, con la debida au-
torización, que dieron:

PRIMERA PREGUNTA: ¿QUÉ ES EL DOLOR?

S “El dolor es una sensación que hace que sientas algo des-
agradable o una expresión.”
S “Para mí, es una sensación emotiva que puede ser contro-
lada por el sistema nervioso y algunas veces por la mente.
Para otras personas puede ser algo excitante.”
S “Es una sensación desagradable para nuestro organismo y
sirve para detectar alguna patología.”
¿Por qué, para qué y de qué manera se produce el dolor? 51

S “El dolor es una expresión, el cual aparece por un padeci-


miento moral, sentimental, físico, etc.”
S “Pues yo siento que es como la respuesta a los estímulos
que se presentan para dar a conocer alguna patología.”
S “Es una respuesta que sufre nuestro cuerpo a los estímulos
externos o sensaciones que nos afectan internamente.”
S “Es una respuesta del cuerpo a algo que anda mal en noso-
tros; es como para decirnos: ‘¡Hey!, hazme caso, estás
mal... ¡Atiéndete!’”
S “Es una manifestación o reacción producida por un cambio
en el organismo. Muchas veces ayuda a descubrir si la per-
sona afectada sufre alguna enfermedad. En la mayoría de
las ocasiones suele ser intensa.”
S “Es una reacción producida por algún cambio en el orga-
nismo, el cual ayuda a descubrir si hay algún problema,
patología, etc. Muchas veces suele ser muy intenso y otras
sólo un pequeño malestar.”
S “Es una manifestación extrema de una anomalía en el inte-
rior de una persona. Así como la enfermedad comienza
cuando hay un desequilibrio en las dos partes más impor-
tantes (voluntad y entendimiento) de la persona y éstas no
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son atendidas; como paso último se externa ese mal en los


tejidos llegando a provocar el dolor.”
S “Es una sensación de malestar; afecta de manera sensorial
y la experimenta cualquier organismo que cuente con un
sistema nervioso.”
S “Para mí, el dolor puede ser un sentimiento, por ejemplo
cuando muere una persona muy querida. También puede
ser una sensación la cual tenemos cuando hay algo que nos
lastima físicamente, como un golpe, una herida, una infla-
mación o cuando tenemos una enfermedad.”
S “Es la manifestación de una inconformidad que presenta
52 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 4)

nuestro sistema nervioso indicándonos la presencia de al-


guna patología; el dolor sentimental suele darse por la pre-
sencia de sentimientos encontrados.”
S “Es una sensación incómoda y molesta en la mayoría de los
casos que se da como respuesta a un daño en el organismo.”
S “El dolor es la sensación de malestar que se presenta en el
cuerpo humano.”
S “Para mí, el dolor es una sensación de malestar muy fea;
éste puede ser físico y sentimental.”
S “Para mí, el dolor es un impulso nervioso que expresa cual-
quier anormalidad en el cuerpo.”
S “El dolor es una reacción o manifiesto de sentimiento.
Cuando nos golpeamos con algún objeto; también se puede
considerar al dolor cuando un ser querido fallece, sólo que
eso es otro tipo de dolor.”
S “Es una sensación que estimula los nervios, ya sea senso-
rial o emocional, que experimentan los seres que tienen sis-
tema nervioso; la reacción varía en cada persona; también
influye la resistencia que se tenga hacia el dolor.”
S “El dolor es el proceso por el cual el cuerpo identifica algo
anormal en su funcionamiento.”
S “Creo que es la respuesta a estímulos que van a nuestro ce-
rebro. Dichos estímulos son respuesta a las acciones que
nos pueden causar algún tipo de daño físico o mental.”
S “Es la manifestación más común de que algo en nuestro
cuerpo no está funcionando correctamente. Es el malestar
generado por alguna patología presente en nosotros.”
S “Es cuando sentimos un malestar o sensación en nuestro
cuerpo que nos incomoda y altera nuestro sistema nervioso.”
S “El dolor puede ser un síntoma de alguna enfermedad y es
cuando sentimos un malestar en alguna parte de nuestro
cuerpo.”
¿Por qué, para qué y de qué manera se produce el dolor? 53

S “Es un impulso, una sensación que está presente en noso-


tros como un síntoma de malestar, de irritación; nos permi-
te saber cuando algún agente externo hace contacto con no-
sotros, como aviso de que estamos siendo lastimados y
debemos quitar la parte sentida de ese lugar. El dolor es a
veces bueno; sin él no podríamos notar lo que nos afecta,
no nos daríamos cuenta de lo que nos daña; sin él segura-
mente podríamos sufrir hasta mutilaciones sin que lo pu-
diéramos saber.”
S “Es cuando sentimos incomodidad a causa de sensaciones
que afectan nuestro organismo, nuestra vida, incluso el
alma.”
S “Es una reacción del sistema neurológico indicado como
producto de una patología en nuestro cuerpo.”
S “Sensación incómoda que se presenta en el organismo por
un desequilibrio que es causado por enfermedad, golpe,
etc. Respuesta incómoda del organismo ante algunos agen-
tes.”
S “El dolor, para mí, es la respuesta a un estímulo externo o
interno; es como una respuesta del cuerpo.”
S “Es un malestar que se presenta en el cuerpo humano, que
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.

puede ser de manera sentimental por alguna culpa o amo-


roso.”
S “Es una experiencia desagradable que puede presentar
cualquier persona en alguna o algunas partes de su cuerpo,
el dolor está muy relacionado con nuestro sistema ner-
vioso, es por eso que nos permite sentir diversas sensacio-
nes cuando lo presentamos; por ejemplo, ganas de llorar,
enojo.”

El tema del dolor se vinculó con el estudio del sistema neuroen-


docrino, de ahí que muchos lo enunciaran en su respuesta.
54 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 4)

En la revisión de estas expresiones se aprecia que hay quienes


relacionan el dolor con la enfermedad, la incomodidad, la tristeza
o el enojo. Una respuesta considera que el dolor es excitante; asi-
mismo, existe una asociación del dolor con un mecanismo de
protección.
Ahora se presenta la clasificación que cada alumno hace del
dolor.

SEGUNDA PREGUNTA: SI PUDIERAS CLASIFICAR


EL DOLOR, ¿CUÁNTOS TIPOS OBTENDRÍAS
Y QUÉ PONDERACIÓN LE DARÍAS?

S “Yo lo clasificaría en dos: en dolor físico y dolor emocio-


nal. El dolor físico lo dividiría en leve e intenso.”
S “Leve e intenso.”
S “Dolor temporal, dolor constante, dolor intenso, dolor psi-
cológico.”
S “Pues sería dependiendo de la intensidad y de donde se pre-
sente el dolor.”
S “Pues un número concreto de cuántos la verdad no sabría,
pero creo que podríamos clasificarlos por el lugar donde se
presenta.”
S “El dolor por alguna pena, el dolor por alguna patología y
el dolor por algún agente externo.”
S “En dos: soportable e insoportable, y le daría la numera-
ción del 1 al 10; y la insoportable del 11 al 20, que es cuan-
do dices: ‘¡Me quiero morir buey!’ y la soportable cuando
dices: ‘Mamá no quiero ir a la escuela’.”
S “Existen varios tipos: leve, constante, intenso por lapsos,
intenso constante.”
S “Tipos: leve, constante, intenso por lapsos, intenso por lap-
sos.”
¿Por qué, para qué y de qué manera se produce el dolor? 55

S “Yo lo clasificaría en dos tipos: tangible e intangible. El


intangible sería el dolor emocional que una persona mani-
fiesta cuando su estado neurológico no está en equilibrio;
y por otro lado el “tangible”, que sería aquél que se siente
en los tejidos y se presenta después del que llamamos in-
tangible, puesto que cuando una persona no esta bien emo-
cionalmente; es decir, que su interior no se encuentra en
equilibrio, su organismo posteriormente manifestará ese
dolor con signos y síntomas que lo tornarían enfermo. Le
daría una gran importancia al dolor emocional o a esos
cambios visibles en la actitud de la persona y no esperar a
que se manifiesten en enfermedad. Considero que el ma-
lestar interior es lo más importante, pues es lo que mantie-
ne con vida y función a la persona.”
S “Dos tipos. Dolor físico: el malestar es producido por al-
gún golpe, torcedura, etc. En alguna parte del cuerpo se
pueden producir hematomas. Este dolor puede ser dolor
somático. Dolor espiritual: esta sensación es susceptible y
se puede presentar de diversas formas, es un dolor difícil
de curar o de tratar, se requiere que la sintomatología se
modifique por la persona; este dolor lo padecen (en este
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.

caso) los familiares de un fallecido y supongo que lo ayuda


a estabilizar la tanatología.”
S “Yo lo calificaría o clasificaría como, leve, moderado,
fuerte y grave. Dolor leve: puede ser cuando nos damos un
golpe sin querer. Dolor moderado: cuando nos caemos y
nos lastimamos alguna parte del cuerpo. Dolor fuerte:
cuando nos quebramos un hueso. Dolor grave: cuando te-
nemos alguna enfermedad o el dolor de parto.”
S “A mi ver, existen dos tipos de dolores: dolor patológico
y dolor sentimental. Pero en un rango dado a estos tipos de
dolores sería un 50% para ambos, debido a que he presen-
56 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 4)

ciado ambos y pues con esos tipos de dolores se sufre mu-


cho.”
S “Dolor muscular, dolor de cabeza, dolor emocional. Yo
creo que el dolor emocional es el más fuerte.”
S “El dolor se puede clasificar de acuerdo con la intensidad,
ya que hay dolores que uno puede resistir; sin embargo,
hay otros que son tan fuertes que son inaguantables y hay
necesidad de ir al doctor. También existe el dolor sentimen-
tal cuando hay una ruptura amorosa.”
S “Se puede clasificar de acuerdo a la situación; por ejemplo,
si nos golpean, duelen los golpes, pero si nos causan un do-
lor emocional, es mucho mayor que el dolor físico.”
S “Tipo: dolor físico; clasificación del 1 al 10. Dolor emocio-
nal: clasificación del 1 al 5.”
S “Dos; obtendría dos tipos de dolor. Uno de ellos sería el
dolor físico, que sería el que sentimos cuando nos golpea-
mos y el otro sería el dolor sentimental que es el dolor cuan-
do alguien fallece o termina alguna relación de muchos
años.”
S “Se podrían clasificar en el tipo de dolor (punzante, intenso,
ardor, excoriación) y su clasificación variaría de cada uno.
Existen muchos tipos de dolor; influye el tiempo, el lugar y
la fisiología de cada uno para darle un lugar en la lista.”
S “Pues el dolor se clasifica en muchos tipos pero los más im-
portantes, para mí, son el dolor sentimental y el dolor cor-
poral. Hasta ahora son los únicos que he experimentado.”
S “Leve, moderado, intenso continuo, intenso momentáneo,
dolor psicológico.”
S “En leve y agudo. El leve sería el que no necesitaríamos
algún medicamento para controlarlo. El agudo sería aquel
en que tendría que aplicar algún tipo de medicamento para
el dolor.”
¿Por qué, para qué y de qué manera se produce el dolor? 57

S “Dolor emocional o sentimental. Dolor por alguna enfer-


medad. El dolor lo podemos sentir dependiendo de la situa-
ción en la que nos encontremos.”
S “Pues dolores hay muchos, pero lo que yo considero más
molesto o bravo, sería el de cabeza, estomacal, de músculo,
de dientes o de una herida.”
S El dolor se puede calificar como dolor emocional, que es
afectado el sistema nervioso por situaciones sociales o
conflictos. Aunque en algunas ocasione puede ser placen-
tero. Este dolor puede ser constante y ocasional. No puede
poner como dolor de bajo nivel a algunos pequeños golpes,
algún rasguño, una pequeña cefalea. Dolor constante y mo-
derado cuando es un golpe contundente. El extremo del do-
lor, en caso de que pueda a ver una fractura o en el peor de
los casos el dolor de huesos.”
S “Dolor físico. Dolor emocional o sentimental y creo que la
intensidad del dolor depende de la situación en que nos en-
contramos y la reacción que tengamos.”
S “Leve, agudo, grave”.
S “Crónico: se encuentra constante en el organismo. Súbito:
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.

respuesta violenta ante un golpe, etc. Leve: sensación incó-


moda. Agudo: sensación muy incomoda.”
S “Pues a ciencia cierta no se podrían clasificar, porque nin-
gún dolor es igual y ningún dolor tiene la misma intensi-
dad.”
S “Existen dos tipos. Dolor sentimental: que tendría un ran-
go menor; dolor de alguna parte del cuerpo humano: que
sería provocado por el malestar de algunos aparatos o siste-
mas y este lo calificaría con un rango mayor. También po-
dría ser ocasionado por alguna caída grave.”
S Lo calificaría realizando una escala del 1 al 10 (figura 4–1).
58 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 4)

0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

SSS SSS
o clasificarlo en poco Moderado
SSS SSS
Leve Fuerte

Figura 4–1.

Es inevitable apreciar que los jóvenes ponderan y dan mayor je-


rarquía al dolor condicionado por factores emocionales que al
que se genera como respuesta a un daño interno. La mayoría de
las veces vinculan el dolor sentimental o emocional con la pérdi-
da o la ruptura de una relación de años. Algunos más consideran
que el dolor físico puede ser precedido por el que condiciona un
desequilibrio emocional. Llama mucho la atención quien escribe
que el dolor puede ser tangible o intangible, y que es éste último
el que puede dañar más a la persona.
Pero, ¿qué es el dolor? El dolor es una respuesta a un estímulo
que de forma específica se produce en el organismo. Es total-
mente personal en cuanto a su percepción y su vía de producción
es universal. Es una consecuencia de una situación nociva al or-
ganismo, que está íntimamente vinculada con el sistema nervio-
so y la integridad del mismo. Su expresión en el organismo se in-
tegra como el proceso de comunicación, donde participan los
siguientes elementos:

S Receptores del dolor: se distribuyen en el organismo vivo.


S Vías nerviosas: transmiten los estímulos de los receptores
nerviosos a las llamadas vías del dolor o vías ascendentes.
S Centro supraespinales: son los sitios que a nivel del siste-
ma nervioso reciben el estímulo y lo interpretan para gene-
rar una respuesta generalmente motora.
¿Por qué, para qué y de qué manera se produce el dolor? 59

S Vías descendentes: son las que llevan el mensaje de la ac-


ción a generar, para atenuar, disminuir o evadir el dolor.

De una forma sencilla se expresa la manera en que se presenta la


cascada del dolor en el sujeto: existe un mensaje que parte de la
zona dañada y viaja por las vías ascendentes, hacia centros su-
praespinales; allí es percibido, se interpreta la sensación, se tra-
duce y se decodifica, y se produce una respuesta. Este proceso es
extremadamente rápido y depende concretamente del estímulo
doloroso, la percepción y la conducción del mismo, y de la inter-
pretación que el sistema nervioso le da y la acción que de la inter-
pretación de la sensación el organismo genera para proteger al
cuerpo humano.
Todo este proceso entre percibir, enviar, transmitir y regresar
la acción ante el estímulo doloroso se denomina nocicepción, y
consta de cuatro etapas:

1. Transducción: los estímulos nerviosos se captan, se tradu-


cen y se envían.
2. Transmisión: el estímulo nervioso se propaga de forma
central y ascendente del sistema nervioso periférico al sis-
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tema nervioso central.


3. Modulación o antinocicepción: es la fase donde el dolor
puede ser modulado, sea por aprendizaje o por mecanis-
mos intrínsecos de reacción.
4. Percepción: conlleva la suma de las tres anteriores e influi-
da por la experiencia previa al mismo emite una reacción.

En el cuadro 4–1 se intenta resumir su clasificación.


Debido que es en la fase de modulación en la que se decide fi-
nalmente cómo actuará el organismo ante el dolor, se resalta el
elemento psicológico del mismo.
60 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 4)

Cuadro 4–1.
Tipo Nomenclatura
Por tiempo de dura- Agudo y crónico
ción
Por localización Depende directamente del sitio afectado
Por evolución Agudo o crónico
Por el mecanismo de Es nociceptivo cuando es consecuencia de un
su producción estímulo dañino y se cuenta con la integridad
del sistema nervioso
Es neuropático cuando se deriva de una lesión
directa en la médula espinal que condiciona
que, aun cuando no exista daño en el ser vivo,
se perciba dolor
Por la percepción del Es físico cuando se asocia con daño somático o
individuo visceral
Es emocional cuando se vincula con las relacio-
nes humanas, generalmente la pérdida de un
ser querido, sea por fallecimiento o por ruptura
de una relación sentimental

Existen sustancias que participan en el mecanismo de control


del dolor, denominadas neurotransmisores. Entre ellos destacan
las endorfinas, que producen efectos placenteros y que junto con
las encefalinas, atenúan la sensación del dolor. Asimismo, se re-
conoce la participación de la capsaicina, una sustancia que a fina-
les del siglo XX se descubrió que tiene un receptor denominado
VR1.
De igual forma, la compañía Roche (1995) encontró el recep-
tor P2X3 y lo relacionó directamente con la sensación del dolor,
al involucrar a las bradiquininas, las prostaglandinas y el adeno-
sín trifosfato (ATP).
Sea uno u otro receptor, los nocirreceptores, las vías ascenden-
tes, la médula espinal, el tálamo, la corteza cerebral y las vías des-
cendentes son las estructuras anatómicas que permiten concebir
el dolor, y los neurotransmisores, adjuntos a sus respectivos re-
¿Por qué, para qué y de qué manera se produce el dolor? 61

ceptores, son los que participan en la expresión fisiológica del


mismo; y se suma la experiencia personal.
La ruta que genera un estímulo nocivo sumado al contexto es
lo que puede modularlo. Por ello, la respuesta al dolor es perso-
nal. Aunque su producción pueda ser estudia de manera objetiva.
Cada sujeto experimenta el dolor de forma muy particular y
puede aprender a controlarlo, omitirlo, exagerarlo o incluso anu-
larlo. Los efectos de estas modulaciones en su conducta son per-
ceptibles, ya que si logra omitirlo o atenuarlo, se considera fuer-
te, y si logra exagerarlo, se convierte también en un sujeto fuerte,
porque aprende a manipular y a controlar a todos los que lo ro-
dean con un simple lamento.
Hay dolores que no se borran. Y mediante la historia de la hu-
manidad se comprueba que afecta más un dolor psíquico que un
dolor físico. Por lo tanto, el poder que ejerce quien condiciona un
dolor psíquico es mayor. Una deficiencia o una pérdida corporal
condicionan una alteración estructural y fisiológica que puede
superarse. Pero un daño emocional, un dolor condicionado por
la pérdida de alguien apreciado o de algo poseído, difícilmente
se supera. Siempre queda una sensación de vacío, de tristeza y de
pérdida de poder. Aun cuando la persona se muestre fuerte, se
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convierte en débil, porque el poder también es sinónimo de pose-


sión. Y el hecho de dejar de poseer lo que se cree que es de total
pertenencia altera la psiquis y el propio contexto del individuo.
Si la persona identifica, reconoce y acepta que el cambio trans-
forma, buscará ayuda. Y con la intervención de un equipo multi-
disciplinario logrará de manera paulatina y ascendente superar la
pérdida y el daño, y modelar el dolor en aprendizaje.
62 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 4)
5
El dolor a través de la historia

Gran parte del impulso del movimiento humano está gestado por
el dolor. El sentimiento es el que mueve al hombre. Más que la
razón, el impulso es el responsable de los cambios y las transfor-
maciones sociales.
La familia —célula social primaria— crece con dolor. El dolor
empodera a la persona que lo produce y da fortaleza a quien lo
sufre. Durante años ha existido la tradición de que “lo que cuesta,
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duele”, porque a “golpes se aprende” y después de un “gran do-


lor” se logra “una gran felicidad”.
Así en la sociedad actual, el crecimiento, la evolución y el
cambio están basados en antecedentes de dolor.
La consolidación de nuestro estado de derecho fue precedida
por luchas, que condicionaron en la sociedad la afirmación de
quien condiciona dolor tiene poder. Pero al mismo tiempo expre-
saron que quienes soportan el poder generan nueva fuerza.

63
64 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 5)

Desde las culturas prehispánicas el sufrimiento ha traído como


reconocimiento honores. Así se ubican las culturas étnicas como
la olmeca, la tolteca, la maya y la azteca. En estos grupos, las mu-
tilaciones estéticas, los tatuajes, las deformaciones craneales e
incluso las perforaciones constituían situaciones que generan do-
lor, fortalecen el espíritu y generan un estatus de poder a quienes
las superan.
En la conformación del Nuevo Mundo, la llegada de los espa-
ñoles a México no fue apacible. La implantación de una nueva
cultura no se negoció, se impuso. La violencia a través de la cual
se estableció un nuevo régimen sociopolítico, religioso y cultural
trascendió a umbrales no imaginados de dolor. Un dolor que fue
compartido tanto por los conquistados como por los conquista-
dores.
La llamada necesidad de catequizar fracturó los propios cáno-
nes del catolicismo, religión que se malinterpretó y que se insti-
tuyó a fuerza de destrucción, agresiones y obligación, deforman-
do el ideal del amor, respeto y alegría que caracterizan el
acercarse a un Dios todopoderoso, perfecto y misericordioso que
lo fundamentó.
El dolor no fue propio ni exclusivo en estas dos épocas. Des-
pués de la conquista de México, la nación encontró un nuevo con-
flicto. Los intereses de los criollos, la desigualdad del trato entre
ellos y los españoles, así como el mestizaje, que conflictuaron
nuevamente a la joven población.
Y otra vez el dolor hizo acto de presencia. Castigos inhumanos
para los naturales, violencia social, discriminación e inequidad
fueron argumentos sustentados para que los criollos fomentaran
en la conciencia a la recién formada comunidad de mestizos, que
el dolor que sufrían sólo podría apaciguarse con la liberación, y
la liberación tendría que ser, asimismo, cruenta; es decir, dolo-
rosa.
El dolor a través de la historia 65

Al inicio de la lucha independentista se vivió un cambio radi-


cal en el pensamiento contemporáneo. La influencia del pensa-
miento liberal francés, el sentimiento de arraigo por parte de los
criollos y su necesidad de posicionamiento condujo a un nuevo
sendero de expresión. Un sentimiento hacía la patria que no estu-
vo ajeno de situaciones de maltrato, conflicto armado, sufrimien-
to, separación, muerte y, otra vez, dolor.
El logro de la independencia de México representó un poder
hacer, el cual se transformó en un sentir. Un sinnúmero de fami-
lias destruidas se recuperaron de la nada, algunas se consolidaron
en la batalla, otras se extinguieron y algunas más se transforma-
ron, pero todas sufrieron.
Poco tiempo duró la estabilidad nacional. Después de la inde-
pendencia, algunos grupos no estuvieron completamente confor-
mes con lo sucedido. Nuevamente ideas, pensamientos y corrien-
tes sociofilosóficas del exterior que se arraigaban en México
movieron los sentimientos y las acciones de los mexicanos.
Las luchas internas continuaron. Y contradictoriamente a lo
previsto, se estableció un nuevo imperio, el cual, si bien es cierto
fue de corta duración, demostró que el hombre aún más compro-
metido, puede caer en la tentación de tener y ejercer poder.
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Lograr rescatar el ideal de la independencia y autonomía no


tan sólo al exterior sino al interior del recién integrado país tuvo
un alto costo social.
Y en este juego de intereses la persona humana tiene una defi-
nición que no cambia a lo largo de la historia.
El hombre prioriza su estado de confort, su estado de poder, y
no le importa sacrificar lo que está a su proximidad; sólo le inte-
resa su bienestar.
Generalmente acomoda sus acciones de tal suerte que él mis-
mo se ubique en una situación de heroísmo. Crea un maquillaje
social que se descubre al analizar el por qué de sus acciones.
66 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 5)

¿Es creíble que un sujeto que “ama” a una comunidad la des-


truya en pro de formar un nuevo espacio?
Así, se ligan una serie de luchas aisladas. Algunas no narradas
y otras deformadas por la propia historia. Retos que se vencen y
acciones que se construyen en escenarios poco gratos, pero tras-
cendentes.
Benito Juárez es un representante del gran poder que da el do-
lor. Cuando reflexiono acerca de las consideraciones de los gran-
des tratadistas del perfil criminógeno que configuran la génesis
de la delincuencia en la pobreza, viene a mi mente Juárez, un niño
en extrema pobreza y de oficio pastor, que carecía de la protec-
ción que una familia nuclear genera. Desde pequeño se alejó de
su natal Guelatao, para convertirse en un humilde y muy pequeño
sirviente en la casa de la familia Maza. Qué contradicción: un jo-
ven pastor, de precarios recursos, con antecedentes de familia
disfuncional, sin un núcleo social primario estable y con nula
preparación académica se convirtió algunas décadas más tarde
en uno de los más grandes próceres de América Latina. Es decir,
trascendió más allá de su propia frontera nacional y estableció las
bases de la convivencia pacífica con su máxima, que reza: “Entre
los individuos y las naciones, el respeto al derecho ajeno siempre
es la paz”.
El respeto es la base de las relaciones humanas, el principio de
autonomía entre los seres, la expresión de autoestima en un suje-
to, porque quien se respeta, se valora. Y quién se valora, no daña.
Y quién no daña, se ama y ama a los demás.
Qué buen bálsamo fue el dolor para Benito Juárez, una viven-
cia que lo acompañó a lo largo de su vida, en mayor o menor gra-
do, pero que siempre estuvo presente en su desarrollo. Para él, el
dolor era un incentivo para adquirir nueva fuerza, para delimitar
estrategias de acción que establecieron cambios impactantes no
sólo en la sociedad mexicana, sino en todo el mundo. Y que hasta
El dolor a través de la historia 67

este día se siguen comentando. No sólo se trató de discursos, sino


de acciones que traspasaron las fronteras de nuestra patria. Don
Benito Juárez García experimentó diferentes expresiones del do-
lor; a muy temprana edad sufrió la muerte de sus familiares más
queridos, después se enfrentó a la imposibilidad de acceder a los
sueños que en su juventud se generaron en pro de su propio desa-
rrollo personal y profesional, pero logró vencerlos. Y cuando es-
taba en un punto de crecimiento máximo, experimentó hasta el en-
carcelamiento, el desdén y al abandono. Juárez en medio del
sufrimiento, no se hundió. El dolor le dio poder; lo superó y nos
legó un ejemplo de nacionalismo, tenacidad, paciencia y perseve-
rancia. Su nobleza, la humildad de su persona y su alto sentido
social no fueron adjetivos que Juárez adquirió en medio del con-
fort; los adquirió y perfeccionó en medio de un gran dolor que no
fue solitario, sino que compartió con sus compañeros de batalla,
con su paciente y amorosa esposa, y con una nación entera que le
fue fiel y que creyó en el cambio.
¿Qué hubo después de Juárez? ¿México vivió una etapa de opu-
lencia? ¿Se retomaron los ideales liberales? ¿El país progresó hacia
entornos de nuevos escenarios? No, nada fue así. Con la muerte de
Juárez, México sufrió. El país no lograba encontrar un punto exacto
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.

de equilibrio social permanente, pero no se dio por vencido.


Así, años más tarde, llegó un héroe a la presidencia. Su histo-
rial en la Batalla de Puebla y su victoria épica lo convirtieron en
sujeto de admiración. Inició con un programa ambicioso, se
rodeó de científicos y proyectó una Plan de Acción Nacional que
generó cambios sociales sustanciales, muchos de los cuales re-
percuten hasta la fecha. Si bien es cierto que con transformacio-
nes en forma, la esencia de los mismos permanece. Los primeros
años de este personaje en el poder eran loados, mas perdió la vi-
sión del dolor, se ensimismó y creyó que a su alrededor sólo exis-
tían alabanzas. Demeritó la conciencia social y basó sus juicios
68 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 5)

en percepciones manipuladas. Destrozó los principios que fun-


damentaron su quehacer social y utilizó el poder del dolor para
gobernar. Si bien es cierto existieron grupos que se privilegiaron
con su mandato. Porfirio Díaz, el personaje al que describo, tras-
tornó su brújula social, se olvidó de su dolor personal en sus pri-
meras etapas y omitió su infancia. Desplegó barreras impactan-
tes ante la realidad de su patria y cultivó una realidad inexistente,
misma que permitió la llegada de un nuevo personaje que demos-
tró que la educación se emplea para servir y ayudar; jamás para
oprimir y dañar. Este hombre es Francisco I. Madero. Un niño
que vivió el dolor para crecer como ser humano.
Este hombre pertenecía a una familia con recursos económi-
cos suficientes y tuvo la sensibilidad para apreciar lo que la ca-
rencia representa para quienes la padecen. Era un escolar que lle-
gaba a su casa con ropa distinta, pero al apreciar que un
compañero de clase no tenía una vestimenta ni zapatos como él,
cambio su atuendo y aunque fue reprendido en su hogar, fue feli-
citado por la historia, porque esta acción demostró su capacidad
de resolución, su visión y sobre todo su sensibilidad y empatía
hacía las causas sociales.
Estableció un movimiento llamado “Revolución Mexicana”,
que logró nuevamente la aparición del dolor en el panorama cen-
tral de México. Familias enteras fueron separadas y los cursos vi-
tales alterados. Grupos en contra alentados y espacios comunita-
rios destruidos. Se evitaba que trascendiera una dictadura y se
sembraba un gran dolor nacional.
Se logró el cambio y esto no fue agradable para algunos. El
país se estremeció, porque ¿cómo queda un país después de una
revolución? Inestable. Se presentan nuevas luchas y batallas in-
ternas por el poder. Los grupos que aparentemente se habían uni-
do por un ideal común despliegan sus banderas en pro de aspira-
ciones propias.
El dolor a través de la historia 69

El dolor de la comunidad queda nuevamente a un lado. Y se


ejerce el poder sin importar el daño que éste genera en la propia
patria.
Otra vez surge el divisionismo, originado por las luchas por
ejercer el control total de una nación que tenía una sobrecarga tan
grande de dolor, que no se percataba del daño que esta ambición
condicionaría más tarde en sus propios habitantes.
Qué ironías del destino. Cuándo se inició la conquista de nues-
tra patria, la conflagración fue generada por el encuentro de dos
mundos. En la independencia participaron sujetos del exterior
con connacionales. En el periodo de la reforma, los grupos ex-
tranjeros hicieron acto de presencia. Qué decir en la fase dictato-
rial. Y en la revolución la presencia de inmigrantes extranjeros
le brindó un nuevo espíritu al proceso. No todos los revoluciona-
rios eran mexicanos, pues se sumaron personajes que enriquecie-
ron con su presencia el concepto de solidaridad internacional.
Debo reconocer aquí la presencia del general Francisco de Padua
Mariel, originario de Torraca, Italia, que no llevaba sangre mexi-
cana en sus venas, pero aprendió al ver el dolor de los mexicanos.
Creció y fortaleció su espíritu y no le importó luchar y sufrir por
un país que no lo vio nacer.
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Él formó parte del grupo de don Venustiano Carranza, con un


desempeño fiel y acertado. Sin embargo, cuando murió Carranza
fue señalado por grupos opositores como traidor. Sufrió desola-
ción, marginación e incluso encarcelamiento. Más la justicia le
asistió y liberado continuo adelante con su ideal.
¿El dolor lo minimizó? ¿El juicio popular lo desanimó en su
desasosiego? No. El dolor lo impulsó.
Terminó la revolución. ¿Qué pasó con los héroes? ¿Regresa-
ron triunfantes? ¿Qué es el triunfo? ¿Recuperaron la vida los que
en la Revolución participaron? ¿México se consolidó internacio-
nalmente como ejemplo de cambio? ¿Se estableció una nueva
70 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 5)

ruta hacia la independencia y autonomía real del pueblo mexi-


cano?
Encuentro un Estado contradictorio en el que las desigualda-
des se dejaron entrever. Los grupos en el poder consolidaron sus
aspiraciones y los marginados continuaron siendo marginados.
Se establecieron nuevas clases de familias, se destruyó el con-
cepto de una mejor vida y aparecieron nuevos y más grandes re-
tos. Sin embargo, pese a esta alteración que constituyó una ante-
sala y escenario de dolor, el país creció.
Hubo un gran dolor personal y un inmenso dolor familiar. Un
estremecedor clamor popular, pero la nación siguió adelante. Se
aprendió la lección y el país siguió su marcha.
Quedó el México posrevolucionario, con tantas anécdotas e
historias que comentar. Increíblemente, al mismo tiempo que el
país estaba superando un gran dolor, el mundo entero se estreme-
ció con el primer conflicto bélico internacional: la Primera Gue-
rra Mundial.
¿Por qué el hombre no puede vivir en paz?
La muerte de los archiduques y el trance que generó la reac-
ción de este hecho, así como el fallecimiento de dos personas tras-
cendieron en la muerte de miles más.
Un dolor confinado a un grupo que propició los intereses ocul-
tos de grupos ansiosos por el poder derivó en un dolor mayor: el
dolor del poder.
Qué tristes son la ambición, el control, el manejo de emociones
malintencionadas y la destrucción masiva de ciudades.
Qué gran avance condicionaron las armas, opinaron algunos.
Sí, es un avance en el conocimiento de que el hombre se destruye
con la finalidad de seguir destruyéndose.
Es como una tendencia de autoaniquilación acendrada. El or-
ganismo humano sólo se autodestruye por motivos específicos,
cuando existen patrones anormales de crecimiento, con la pre-
El dolor a través de la historia 71

sencia de virus, por errores innatos del metabolismo o bien por


la introducción de agentes extraños, pero nunca para devastarse,
por el contrario, busca protegerse y generar un mejor entorno or-
gánico.
Si el hombre es un conjunto de sistemas y aparatos armónica-
mente estructurado, si un sistema es un conjunto de órganos de
distinta naturaleza y un aparato representa a órganos de la misma
naturaleza articulados, si cada órgano se concibe como un con-
junto de tejidos y los tejidos representan la conglomeración celu-
lar, y si la célula es la unidad anatómica y funcional básica en la
vida de un sujeto que posee las características esenciales de un
ser, ¿por qué el hombre busca su destrucción? ¿Por qué el ser hu-
mano visualiza en su vida acciones de las cuales se deriva dolor?
¿Por qué esto lo hace a lo largo de toda su historia como un patrón
repetitivo de conducta?
Veamos, qué pasó después de la Revolución Mexicana y des-
pués de la Primera Guerra Mundial en la que si bien es cierto el
país no participó por completo, si mandó un escuadrón de avio-
nes en solidaridad con el grupo que más adelante resultó triunfa-
dor. Sencillamente, continuó el dolor. Se establecieron políticas
con filosofías europeas que propugnaban un mal entendido co-
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munismo. Esa ocasión se atacó a otro sector: a la Iglesia y a todos


los que en ella participaban, y esto no incluía sólo al grupo cleri-
cal, sino también a quienes trasmitían conocimientos, a los maes-
tros. ¡Qué increíble!
Era totalmente increíble que el sector religioso que inició en
la independencia el movimiento de libertad, después de la Revo-
lución y de la aparente cordura nacional fuera perseguido y ata-
cado.
No juzgaré si la participación de la Iglesia fue o no positiva.
Sin embargo, por qué en un estado de avance social relativo se
considera nuevamente como opción el daño. No es congruente.
72 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 5)

Se superó la época “cristera” en México y después se inició la


lucha por el poder, con el establecimiento de posturas partidistas
definidas. Se generaron cambios en el interior del partido en el
poder y se fundamentaron los estatutos de su desarrollo. Más ade-
lante incluso se añadieron nuevas visiones, de las cuales se deriva-
ron no sólo los llamados partidos políticos, sino las formas me-
diante las cuales se gestaron situaciones de traición, coalición y
deterioro en la integración del país.
Mientras tanto, el mundo siguió su marcha. Los desequilibrios
económicos impactaron el interior de las grandes potencias y se
inició una Segunda Guerra Mundial, donde México se mantuvo
en una postura no intervencionista, pero finalmente envió apoyo.
La gente se conmovió ante la tragedia de Hiroshima y Naga-
saki. Habían surgido nuevas formas de dolor como resultado del
desarrollo científico. El llamado Proyecto Manhatan aniquiló a
dos poblaciones y su poder de destrucción trascendió hasta el día,
ya que penetra en la conciencia mundial y en la propia estructura
genética de los sujetos que sobrevivieron, que condicionó altera-
ciones hereditarias en la descendencia de los mismos.
Qué decir del dolor del pueblo judío, utilizado como vía de es-
cape por una mente criminal; masacrado severa y cruelmente por
un grupo cegado por el liderazgo de un sujeto que ejercía en pleno
el dolor para obtener poder.
Pero el daño no quedo ahí. La sociedad padeció el embate bé-
lico y también existió un sufrimiento moral; una deformación
que generó un dolor cultural. Todos los que participaron directa-
mente en la conflagración se afectaron y los espectadores, aun-
que en menor grado, también sufrieron las consecuencias.
Mientras tanto, México seguía con luchas internas por el po-
der. Socialmente existía una aparente paz. Pero no era del todo
creíble. La comunidad se sentía oprimida y los grupos que inten-
taron protestar fueron silenciados; algunos de forma elegante,
El dolor a través de la historia 73

otros con encarcelamiento y algunos más con su defunción,


mientras la comunidad estudiantil era “controlada” en Octubre
rojo.
A nivel mundial el dolor que se vivía por la discriminación, el
hambre, la desigualdad y la inequidad de género no logró parali-
zarlo. Si se aprecia con detalle, tanto embate entre pueblos, entre
sociedades hermanas y entre familias impulsó una transforma-
ción en el pensamiento social. Se inició una explosión de protesta
con actitudes de rebeldía e inconformidad por la forma en la que
los cambios se gestaban. Surgió una nueva forma de apreciar el
planeta, que décadas más tarde traería como consecuencia un
movimiento “pacifista” que fue desviado por las consecuencias
de las adicciones destructivas.
Y pese a ello, el hombre no entendió y la guerra se convirtió
en un medio para generar dividendos. Las potencias enfrentaron
con pretextos muy poco sustentados a poblaciones de menor ca-
pacidad y precarios recursos de resistencia. Pero las poblaciones
con gran voluntad sobrevivieron al dolor de una guerra y a la des-
trucción social que esta derivó en el interior de sus pobladores.
Buenos días Vietnam es un filme que refleja de una manera
muy especial la forma en que se generaba el dolor y las estrate-
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gias mediante las cuales se intentaba rescatar al ser que lo sufría.


Y llegamos a la década de 1980, ¡qué rápido viaje! México si-
guió paso a paso su avance.
74 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 5)
6
Las pérdidas y el dolor

Desde pequeños, los seres humanos conciben la visión del triun-


fo asociada con la posesión.
Los más grandes héroes de la historia clásica, moderna y con-
temporánea se identifican por sus posesiones, sean cualidades
personales, grupos o territorios. Pero el sentido de poseer y perte-
necer está estrechamente vinculado con el poder, por lo que la ca-
rencia se interpreta como perder. Y perder condiciona dolor en
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la mayoría de los sujetos.


Se insiste en que este dolor es más sentido cuando el senti-
miento del apego se acrecienta. Cuando uno ama a alguien no lo
ama verdaderamente como debería hacerlo. El amor para mu-
chos es sinónimo de posesión o dependencia. “Te amo en cuanto
estás conmigo.” “Te amo en cuanto me das tu tiempo, tu vida, tu
persona entera. Y si te pierdo, me pierdo contigo.”
Esto no es amor. Es el principio del dolor, el inicio de un tra-
yecto que le va a doler demasiado al que lo inicia, aun sin darse

75
76 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 6)

cuenta de que no está amando correctamente a la persona. Somos


seres vivos y cumplimos un ciclo en nuestro planeta, aunque a
veces se nos olvida que nacemos, crecemos, nos reproducimos
y morimos. Se cree en la inmortalidad física y se prioriza la mate-
ria vs. el espíritu. El apego es dañino y cuesta entender que la ver-
dadera libertad está en el propio pensamiento, en la concepción
que cada uno tiene sobre su propia existencia.
Nacemos y amarramos nuestra vida a algo o a alguien, porque
así nos lo enseñaron.
Nadie es nada si no tiene algo. Esto se afirma de manera reite-
rada a lo largo del devenir del ser humano. Si eres niño, debes te-
ner a tus dos padres; si eres joven, debes tener novia; si estás ca-
sado, debes tener hijos; y si tienes hijos, debes esperar a los
nietos. Creemos en la individualidad, pero generalizamos los
conceptos sobre los seres humanos y en la mayoría de los casos
se aprecia un sentimiento de superioridad y de poder hasta en
nuestra forma de proceder. Y aunque lo neguemos, lo expresa-
mos con gran fuerza; nuestro comportamiento convierte nuestra
experiencia vital en un escenario de egoísmo.
Nadie es nada si no tiene algo... Basta ver a los niños, que son
felices con nada. No tienen dinero en el bolsillo, pero ríen. No
ven a veces más allá de lo que la cuna les permite y viven. No
aprecian otra visión que la que sus padres les permiten y pese a
todo crecen.
Pero somos inmunes y siempre pensamos que todo le pasará
a los demás menos a nosotros. Y cuando alguien pierde a un ser
muy querido, hasta creemos que lo entendemos; lo acompaña-
mos y lo consolamos. Pero en realidad no lo sentimos realmente
si no lo hemos vivido.
Y todo por qué... por nuestra pérdida de amor hacia la vida, por
nuestra falta de visión hacia el amor y porque creemos que el po-
der lo otorga un puesto, un lugar en un evento, un aplauso o un
Las pérdidas y el dolor 77

saludo de quienes consideramos importantes, pero jamás de los


sujetos a los que consideramos nuestros.
Qué triste que el sujeto se devalúe y devalúe a los que lo ro-
dean... Cuando se espera un bebé, la madre y el médico procuran
que los tres primeros meses sean los de mayor cuidado, pero... ¿el
segundo y tercer trimestres dónde quedan? Cuando nace el niño,
los tres primeros meses le brindan toda la atención si no es que an-
tes lo llevan a la guardería... y después... ¿dónde queda el amor?
Cuando entra a clases lo acompañan el primer día, pero des-
pués, ¿dónde queda la ilusión?
Y qué decir cuando son adolescentes. En EUA está permitido
abandonar a los adolescentes bajo la llamada Ley de protección.
Sí, si no estás convencido de que tu hijo hace lo que tú quieres
ni se comporta como tú quieres, puede abandonarlo; eso sí, en un
Estado que “lo protegerá” porque te declaras incompetente para
gobernar a una extensión de tu ser que no supiste educar...
En México no se espera a la adolescencia. Al igual que en otros
países desde muy pequeños los bebés son abandonados. Claro,
si tienen la suerte de nacer...
Los adultos se creen todopoderosos; ahora no pueden ser
abandonados, pero sí pueden abandonar. Buscan tener relaciones
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múltiples. Encuentros de fin de semana o de tarde. Y lo que ini-


ciaron... ¿para qué seguirlo? La sociedad corrompe su esencia y
se transfigura en un reflejo egoísta de un mundo que no entiende
la diferencia entre amar, poseer, crecer, vivir y aceptar.
Morir es una forma tácita de separación. Pero hay quienes
mueren en vida para sus semejantes. Y ello no duele; duele cuan-
do ya no se puede ver.
Pareciera que es importante la percepción sensorial de un su-
jeto para entender todo lo que no se le apoyó cuando estuvo vivo.
Mi trabajo, mis reuniones, mis viajes, mis juntas... todo lo
mío... Pareciera que la fase egocéntrica del desarrollo psicológi-
78 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 6)

co del ser humano se quedara hoy en nuestros días más acentuada


en todos.
Y cuando llega el fin... cuando ya no es posible tocar, sentir, ver,
escuchar y acariciar al ser que supuestamente se quería, entonces
uno expresa: cómo me duele...
¿Qué es el dolor por una pérdida? La respuesta al egoísmo, el
castigo que la misma vida invita a tomar, el remordimiento por
un comportamiento poco caritativo. “No voy a ver a mi ser querido
porque me duele verlo así.” Y después: “Cómo me duele no verlo”.
“No aguanto ver sufrir a mi familiar; debería mejor morir para que
no sea tan lastimado.” Y cuando muere: “Cómo lo extraño”.
Qué dilema... y así un gran número de sujetos viven y mueren
al mismo tiempo. Viven por vivir y mueren al no prever que su
propia vida es una pérdida. La cual, si no es corregida a tiempo,
va a doler. Y sí duele.
Existe una ciencia que estudia la forma de modular la tenden-
cia de dolor natural hacia la muerte, llamada tanatología.
La tanatología se asoció originalmente con el estudio de los fe-
nómenos cadavéricos que se producen en un sujeto derivados de
su fallecimiento.
Hoy en día se explica además en una fase clínica, que estudia
la expresión integral del hombre ante la muerte.
El término de tanatología fue descrito en 1904 por primera vez
por el médico ruso Elías Metchnikoff. En 1930 se asoció su estu-
dio con las muertes hospitalarias. Más adelante, en 1950 se vincu-
ló con el estudio de pacientes en fase terminal.
A mediados del siglo XX los médicos psiquiatras Eissler (El
psiquiatra y el paciente moribundo) y Elisabeth Kübler–Ross
(Sobre la muerte y los moribundos) le dieron a la tanatología otro
enfoque.
El vocablo tanatos se deriva del griego Thanatos, nombre que
en la mitología griega que se le daba a la diosa de la muerte, hija
Las pérdidas y el dolor 79

de la noche, denominada Eufrone o Eubolia, que quiere decir


“madre del buen consejo”.
La noche tuvo a su hija (la muerte o Thanatos) sin la participa-
ción de un varón, por lo cual muchos la consideran diosa; no obs-
tante, también la diosa de la muerte es representada algunas ve-
ces como un genio alado.
La muerte es hermana del sueño, al cual se le daba el nombre
de Hipnos o Somnus, que también era hijo de la noche (Eufrone),
pero él si tenía padre y éste era Erebo o el infierno, quien además
de esposo era hermano de la noche y tanto él como ella eran hijos
de Caos. De ahí que la muerte o Thanatos sea sobrina de Erebo
o el Infierno, y nieta de Caos.
Thanatos (la muerte) es representada con una guadaña, un án-
fora y una mariposa. La guadaña indica que los hombres son ce-
gados en masa como las flores y las yerbas efímeras, el ánfora
sirve para guardar las cenizas y la mariposa que vuela es emble-
ma de esperanza en otra vida.
A la muerte se le ubicaba geográficamente en una región com-
prendida entre dos territorios de la antigua Hélade: a la derecha
el territorio de la noche (su madre) y a la izquierda el territorio
del sueño (su hermano).
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La muerte o Tanatos es una deidad capaz de sanar todos los


males, pero como es la única entre todos los dioses que no acepta
dádivas, nunca cura a nadie.
Logos se deriva del griego y tiene varios significados: palabra,
razón, estudio, tratado, discurso, sentido, etc. La mayoría de los
filósofos griegos le daban la acepción de sentido, pero el hecho
de que haya prevalecido como estudio, tratado u otro se debe a
errores interpretativos con el transcurso del tiempo. De ahí que
la tanatología pueda definirse etimológicamente como la ciencia
encargada de encontrarle sentido al proceso de la muerte. Es de-
cir, dar razón a la esencia del fenómeno.
80 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 6)

La Dra. Elisabeth Kübler–Ross se dio cuenta de los fenómenos


psicológicos que acompañan a los enfermos en fase terminal du-
rante el proceso de muerte y es así como define a la tanatología
moderna como “una instancia de atención a los moribundos”; ra-
zón que la ubica como la fundadora de esta nueva ciencia.
Con su labor, la Dra. Kübler promovió que los agonizantes sin-
tieran que son miembros útiles y valiosos de la sociedad. Creó
clínicas y centros cuyo lema es “ayudar a los enfermos en fase
terminal a vivir gratamente, sin dolor y respetando sus exigencias
éticas”.
“La muerte es sólo un paso más hacia la forma de vida en otra
frecuencia y el instante de la muerte es una experiencia única, be-
lla, liberadora, que se vive sin temor y sin angustia.”
Elisabeth Kübler–Ross consideró que la nueva tanatología
tiene el objetivo de fomentar y desarrollar holísticamente las po-
tencialidades del ser humano.
La nueva tanatología enfatiza en particular en la actitud de los
jóvenes para enfrentar con éxito la difícil pero gratificante tarea de
contrarrestar los efectos destructivos de la “cultura de la muerte”.
Kübler consideró que para contrarrestar la cultura de la muer-
te, se debe vivir en una existencia cargada de sentido, optimismo
y creatividad, en la que el trabajo sea un placer y el humanismo
una realidad. Fue así como expresó: “Con un pensamiento conti-
nuo de crecimiento y la visión de que todos los días... comienza
de nuevo la vida...”
Todo el mundo sabe que Florence Nightingale fue la enferme-
ra cuyo altruismo y energía en el cuidado de los soldados durante
la guerra de Crimea transformó los hospitales e hizo de la enfer-
mería una verdadera profesión. Su homóloga contemporánea fue
otra británica, Cicely Saunders (1918–2005), una gran tanatólo-
ga que el 14 de julio de 2005 culminó una vida dedicada al cuida-
do de los moribundos.
Las pérdidas y el dolor 81

La contribución más reconocida de Saunders fue el inicio del


moderno movimiento Hospice en 1967. Ahora hay cientos de
hospices para moribundos en Gran Bretaña y en más de 95 países.
Sin su trabajo, el movimiento pro eutanasia hubiera sido, sin
duda, mucho más convincente y la eutanasia legalizada se hubie-
ra extendido mucho más. El logro de Dame Cicely (en 1980 reci-
bió el título de Dama del Imperio Británico) demostró que era
posible morir en paz y sin grandes dolores. Debido en parte a su
influencia, los cuidados paliativos han llegado a ser reconocidos
como una especialidad médica.
El triunfo de Dame Cicely consistió en saber que cuidar a los
moribundos no se reduce a tratar el dolor. Por eso desarrolló la
teoría del “dolor total”, que incluye elementos sociales, emocio-
nales y espirituales. “La experiencia total del paciente compren-
de ansiedad, depresión y miedo; la preocupación por la pena que
afligirá a su familia; y a menudo la necesidad de encontrar un sen-
tido a la situación, una realidad más profunda en la que confiar.”
La vida de Dame Cicely se abrió camino con mucho esfuerzo.
Su acomodado padre no aprobó su interés por la enfermería, así
que se matriculó en la Universidad de Oxford. Sin embargo,
cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, estudió enfermería,
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pero sufrió problemas de espalda y tuvo que cambiarse a los estu-


dios de trabajo social. En 1945 sus padres se divorciaron y ella
dejó se ser agnóstica para convertirse en cristiana evangélica.
Su conversión ocurrió súbitamente durante unas vacaciones
en Cornwall con unos amigos cristianos. “Fue como si de repente
sintiera el viento detrás de mí en vez de en mi cara”, comentó más
tarde. “Me dije a mí misma: por favor, deja que esto sea real. Recé
para saber cómo servir mejor a Dios.”
La respuesta vino al año siguiente, cuando se enamoró de un
judío polaco moribundo llamado David Tasma, el primero de sus
tres amores polacos. “David necesitaba ponerse en paz con el
82 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 6)

Dios de sus padres y tiempo para resolver quién era —recordaba


Dame Cicely. Hablamos sobre la idea de un sitio donde él habría
podido hacerlo mejor que en una concurrida sala de hospital.”
Cuando Tasma murió, le legó a Saunders 500 libras, una suma no
pequeña en aquellos días, para empezar un hospicio.
Ahora estaba clara su misión en la vida: fundar una casa donde
los moribundos recibieran el mejor cuidado médico, con afecto
y comprensión.
Un médico le dijo que la gente no le haría caso a una enfer-
mera, así que a los 33 años de edad comenzó a estudiar la carrera
de medicina. En 1957 obtuvo el título y una beca para investigar
el tratamiento del dolor en enfermos incurables, a la vez que tra-
bajaba en un hospicio para moribundos pobres guiado por las
Hermanas de la Caridad.
Allí encontró al segundo polaco de su vida, Antoni Michnie-
wicz, quien le enseñó cómo puede ser la muerte cuando se está
rodeado de cuidado amoroso.
Él le inspiró el nombre de su futuro hospicio para personas en
el tramo final del viaje de su vida: San Cristóbal, patrón de los
viajeros.
En 1967 abrió St. Christopher’s en Londres. Al principio tenía
54 camas y un servicio de cuidados a domicilio. Los años de pre-
paración previos a la apertura sacaron a la luz otras excelentes
cualidades de Dame Cicely como administradora médica, recau-
dadora de fondos y publicista para su sueño.
Tres años después de la muerte de Antoni, vio un cuadro de la
crucifixión en una galería y pensó que quedaría bien en el hospi-
cio. Contactó con el artista, el polaco Marian Bohusz–Szyszko,
y terminó enamorándose de él, aunque era 18 años mayor que
ella. Era un ferviente católico que todavía mantenía a su esposa,
de la que estaba separado, y no se casó con Dame Cicely hasta
que enviudó. Ella tenía 61 años y él 79, y una salud frágil. Dame
Las pérdidas y el dolor 83

Cicely le proporcionó cuidados constantes, hasta que Marian ter-


minó sus días en St. Christopher’s en 1995.
Dame Cicely nunca dejó de trabajar, aunque abandonó su par-
ticipación activa en St. Chistopher’s en 1985. En 2002 constituyó
la Cicely Saunders Foundation, para promover la investigación
en cuidados paliativos.
Según una nota necrológica del Times de Londres, hace mu-
chos años Cicely dijo que preferiría morir de cáncer, pues le daría
tiempo para reflexionar sobre su vida y poner en orden sus asun-
tos materiales y espirituales. Y así ocurrió: murió de cáncer de
mama en St. Christopher’s.
Desde el punto de vista médico, Cicely Saunders seguramente
será recordada por un método relativamente novedoso para ali-
viar el dolor: administrar sedación continua para dejar al paciente
en una situación estable en la que esté consciente y tenga una ra-
zonable calidad de vida, en vez de una sedación intermitente ante
cada aumento del dolor. Se opuso a la eutanasia, con el argumen-
to de que todo el mundo tenía derecho a bien morir, sin dolor y
con dignidad, y que la muerte podía ser una experiencia positiva.
Fue también una mujer de convicciones cristianas profundas,
cuyos hospicios estaban abiertos a personas de todas las creencias.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Era capaz de hablar de la muerte como una parte natural y posi-


tiva de toda una vida, traduciendo algunos rasgos de su propio
enfoque cristiano a un lenguaje profano.
“Los que trabajan en cuidados paliativos han de tener en cuen-
ta que también ellos deben encarar esta dimensión para sí mis-
mos.” Muchos cuidadores y pacientes, viven en una sociedad se-
cularizada y carecen de lenguaje religioso. Por supuesto, algunos
tienen raíces religiosas y encontrarán ayuda para sus necesidades
espirituales en una devoción, una liturgia o un sacramento. Pero
otros no. En su caso, las sugerencias bienintencionadas, pero fal-
tas de sensibilidad, pueden no ser bien recibidas.
84 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 6)

Saunders opinaba: “Sin embargo, si ponemos en juego no sólo


nuestra capacidad profesional, sino también nuestra común y
vulnerable humanidad, no necesitaremos palabras, sino sólo una
escucha atenta. Para los que no desean compartir sus preocupa-
ciones interiores, el modo en que se les cuida puede llegar a lo
más profundo de su intimidad. Los sentimientos de miedo o cul-
pabilidad pueden ser inconsolables, pero muchos de nosotros he-
mos advertido cuándo ha tenido lugar un viaje interior y si una
persona próxima al final de su vida ha encontrado la paz. En ese
momento pueden crecer o restablecerse relaciones importantes
y desarrollarse un nuevo sentido de autoestima”.
Las voces que hoy se oyen más en los debates sobre la eutana-
sia son a menudo las de sus defensores. Pero a la larga será la voz
suave y más humana de Dame Cicely Saunders quien ayudará a
muchos a morir en paz: “Importas porque eres tú, e importas has-
ta el último momento de tu vida”.
Uno de sus legados es el cambio en el manejo del dolor. Los
cuestionados profesionales de Saunders temían que sus pacien-
tes moribundos se volverían adictos a los medicamentos. En vez
de responder al dolor con una sedación intermitente, el novedoso
método de control del dolor de Saunders proveía un estado esta-
ble, en el cual el paciente moribundo podía permanecer cons-
ciente y mantener una buena calidad de vida.
Yendo más allá del dolor físico, una de las últimas contribucio-
nes al cuidado de la salud fue el concepto del “dolor total”, que
incluye elementos físicos, emocionales, sociales y espirituales.
Ella se centraba en el cuidado de la persona en su totalidad, invo-
lucrando a los amigos y familiares en el cuidado, lo cual llevó al
desarrollo de una nueva especialidad —el cuidado paliativo— y
la filosofía moderna del hospicio.
Cicely Saunders ofreció muchas conferencias, publicó artícu-
los, editó y escribió libros, y creó la Fundación Cicely Saunders
Las pérdidas y el dolor 85

para promover la investigación del cuidado paliativo. La formi-


dable líder hizo a Dame comandante del Imperio Británico y ga-
nadora del premio Templeton Prize (el premio anual más rico del
mundo otorgado a un individuo); asimismo recibió la prestigiosa
Orden del Mérito de la Reina Elizabeth II. En 2001, el Hospicio
St. Christopher’s obtuvo el premio Conrad N. Hilton Humanita-
rian Prize —el premio humanitario más grande del mundo— y
la organización honró a Dame Cicely. En 2005 la National Por-
trait Gallery reveló otro retrato de ella.
Dame Cicely Saunders tuvo un gran impacto en nuestro mun-
do y su filosofía era simple. El pensamiento de Saunders era alta-
mente positivo, con una tendencia bellamente humanista y de
crecimiento.
Valorado en profundidad, se considera que gran parte del pen-
samiento positivo de la humanidad tiene sus orígenes en la Anti-
güedad.
Uno de los filósofos que apreciaba el cuidado de las relaciones,
la vida, el alma y el pensamiento era Aristóteles.
Él se desempeñó, entre otras tareas, como preceptor de Alejan-
do Magno y fue tal su influencia en este brillante conquistador,
que Alejandro comentó: “mi padre me bajó del cielo a la Tierra,
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.

pero mi maestro me llevó de la Tierra al cielo”. Y esto se refleja


muy bien cuando Alejandro expresa, acorde con la leyenda, sus
deseos sobre su funeral:

S Que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por


los mejores médicos de la época.
S Que los tesoros que había conquistado (plata, oro, piedras
preciosas), fueran esparcidos por el camino hasta su tum-
ba, y
S Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera
del ataúd, y a la vista de todos.
86 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 6)

Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le pre-


guntó a Alejandro cuáles eran sus razones. Alejandro argumentó
al respecto:

“Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar
que ellos NO tienen, ante la muerte, el poder de curar.
Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver
que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen.
Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan
ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos,
cuando se nos termina el más valioso tesoro que es el tiempo.”

Alejandro añadió: “El tiempo es el tesoro más valioso que tene-


mos, porque es limitado”.
Podemos producir más dinero, pero no más tiempo. Al morir
nada material te llevas, te llevarás las buenas acciones que su-
piste realizar. Muchas personas sufren verdaderamente tanto por
el apego que tuvieron a las personas como por la falta de tiempo
que le brindaron.
Cuando le dedicamos tiempo a una persona, le estamos entre-
gando una porción de nuestra vida, pues el mejor regalo que se
le puede dar a alguien es el propio tiempo.
Por todo lo antes expuesto, la pérdida y el dolor que en la socie-
dad origina se deriva del apego. Puede ser también causada por
una falla que se detecte en el comportamiento que tuvimos con
la persona. Asimismo, representa una falta de control en los
eventos y en las vidas.
Quienes mayor sentimiento de desesperanza tienen al perder algo
o a alguien, poco se valoran. No reconocen la independencia de los
fenómenos ni de los sujetos.
Con el inmenso don que tiene de ser libre, el ser humano nace,
crece, se reproduce y muere en un tiempo propio.
Hay pérdidas que no condicionan la muerte de la persona,
como en el caso de las separaciones. Y cuando éstas se dan, lo
Las pérdidas y el dolor 87

único que reflejan es la necesidad de aislamiento que alguno de


los dos miembros tiene y la falta de adaptación a la primera célula
social y un nivel muy bajo de inteligencia emocional de quien
promueve la disolución con sus actos y de quien lamenta que ésta
se presente.
El dolor es una fuerza revitalizante cuando se asume que puri-
fica, limpia y ordena la vida de un sujeto.
El hecho de que alguien se retire de la vida familiar no debe
cambiar el rumbo de la existencia que cada sujeto ya tiene pre-
destinada. El tirarse al suelo, dejarse llevar por la depresión y por
las emociones es tanto como admitir que otros piensan y hacen
por nosotros. Los pensamientos construyen las emociones y el
entorno vital y mental es el que fabrica nuestras ideas.
Cuando se reconoce, identifica y acepta la pérdida física, ma-
terial y espiritual como una fase en la vida que conduce al creci-
miento, el individuo se transforma de un ser viviente a un ser pen-
sante.
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88 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 6)
7
El hombre ante la crisis

El carácter de un sujeto se conoce en situaciones de tensión. Es


en los momentos de crisis cuando las personas revelan su propia
identidad.
Hay muchas personas que asumen una postura total y radical-
mente distinta a la que expresan día a día. De hecho, ellos son los
más sorprendidos en el análisis de su propio comportamiento.
Por lo general, los sujetos tienen una tendencia muy marcada
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.

a reaccionar con temor ante situaciones extremas. El temor los


lleva a desarrollar mecanismos de defensa inexplicables para el
propio sujeto.
Comúnmente las personas tienden a llevar la responsabilidad
de sus actos a terceras personas. Es decir, cuando sucede algo que
está fuera del control del ser, lo primero que hace es trasladar la
culpa. De esta forma descansa: por una parte retira de su persona
un yugo y por otra encuentra un medio para descargar su ira.

89
90 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 7)

Normalmente se llevan todos los sentimientos adversos a los


sujetos a quienes se les tiene más confianza, a los que representan
figuras de autoridad o a los que se les encuentra —de acuerdo con
la visión personal— un estatus de mayor valor al que ellos mis-
mos se atribuyen.
En la crisis, el sujeto reconoce que es incapaz de resolver el
evento. Lo hace de manera subconsciente. Por ello, de manera
consciente, su impedimento lo atribuye a una tercera fuerza. Lo
justifica con especial cuidado. Argumenta, sustenta y sostiene
que toda su inmovilidad proviene del obstáculo que la persona
que eligió para tal fin está ubicando en su contra.
La elección del “culpable” se realiza con un historial perfecta-
mente delineado por el autor. Jamás elegirá a la primera persona
que cruce por su pensamiento. Su selección se basa en un cuida-
doso proceso previamente articulado, donde casi siempre tendrá
la posición de víctima y la persona “responsable” será el victima-
rio.
Aquí se mueven otros mecanismos, como el llamado “rencor
social”, que es un fenómeno ampliamente difundido. Es un ata-
que silencioso, pero eficaz, que en una situación de extrema ten-
sión sale a relucir con especial detalle.
¿Qué es el rencor? Es un sentimiento en el cual se tiene una
profunda tristeza por la incapacidad hacia la acción, que se tras-
lada con resentimiento a una persona, al grupo o a una comunidad
específica. Se justifica mentalmente aceptando todo lo que con-
lleva su expresión. Se culpa al tercero de su expresión y se deja
a un lado todo comportamiento sano. De manera muy concreta,
se cita que el rencor es un sentimiento tenaz de ira. Es decir, per-
manece en la persona de forma arraigada.
¿Cómo surge el rencor? El ser humano quiere o espera algo de
alguien, que no llega. Pero si otra persona lo obtiene, lo hace sen-
tirse primero dañado y después marcado o discriminado hasta
El hombre ante la crisis 91

por la propia vida, y en tercer lugar, impotente ante el logro de


la persona. Esta situación lo lleva a “vengarse”. Su visión defor-
mada de la realidad está atenta para el ataque; y se dice que es una
visión deformada, porque cada quien le atribuye un peso especí-
fico a los fenómenos que enfrenta de acuerdo con su propia expe-
riencia o, en el peor de los casos, a las experiencias de otros con
respecto de una situación dada.
En los más atroces episodios de la historia humana el odio y
el rencor fueron los sentimientos que condicionaron los daños
más graves.
Incluso en la propia literatura clásica, los personajes que en-
frentan las más grandes batallas tienen un antecedente de rencor.
Si revisamos la literatura griega, Afrodita inició la batalla de
Troya por odio, rencor y envidia ante la belleza de una mortal.
Otro ejemplo de odio, inseguridad y rencor es el clásico de Sha-
kespeare, Romeo y Julieta, y qué decir de Otelo. En la literatura
clásica infantil hay un cuento muy especial, Los viajes de Gulli-
ver, de Jonathan Swift, donde el personaje central se enfrenta con
los habitantes de Lilliput que, a pesar de su corta estatura, pri-
mero lo atormentan; después, cuando logra entablar amistad con
ellos, se da cuenta de que participaban en una guerra. Entonces
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.

los cuestiona por el motivo y ellos sencillamente le contestan que


no lo saben, que entablaban una guerra generacional sin saber por
qué; simplemente peleaban porque debían sentir odio y, por lo
tanto, tenían que pelear.
De este modo, los modelos sociales invitan al ser humano a ge-
nerar odio y este odio parece alegrar a las personas. Es un tanto
contradictorio, pero con suma frecuencia se escucha: “Te odio
porque te amo”, “Perdono, pero no olvido”, “Soy valiente y ten-
go coraje”, “Mi capacidad es mayor cuando odio que cuando
amo”. Y la persona que expresa estas frases incluso adopta una
situación de poder.
92 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 7)

Pobre del ser humano que admite que el odio es perjudicial y


qué mal visto es quien perdona. Se le califica automáticamente
como débil, incapaz y poco afortunado.
Por ello, el alimento del rencor es como una estrategia de blin-
daje de la sociedad. Y así se cultiva el odio por los demás.
Desde pequeños nos enseñan a odiar a los “malos” en las pelí-
culas. Odiar y sentir rencor van de la mano con la identidad de
los grupos. “Si Pedro le pegó a tu hermano, tú tienes que dejar de
hablarle.” “Si no se obedece la orden, se pagan las consecuen-
cias.” “Si perdonas, te va a pisar.” “El que perdona, pierde.” “Si
dejas a tu enemigo vivo, te destruirá.” “Debes tener a tu amigo
cerca, pero a tu enemigo más.”
Así, la sociedad cultiva y fomenta el odio por cualquier situa-
ción; desde un disgusto o conflicto escolar mínimo hasta una
conflagración internacional, sin dejar a un lado los eventos de-
portivos, donde el rencor social se expresa al máximo, sobre todo
con el equipo vencedor o de mayor potencial.
Los autobuses son dañados, las casas, los autos; todo lo que re-
presenta lo que no se puede obtener debe dañarse.
Cuándo daño algo, me “robo” algo de lo que alteré y algo mío
se queda en ello. Así, de alguna manera, un fragmento de mí tiene
lo que el total de mi ser quiere tener.
Esto no sólo se da entre individuos externos. También se apre-
cia entre hermanos consanguíneos, como Caín y Abel conforme
narra la historia bíblica en el Génesis. En la actualidad, a los her-
manos menos favorecidos les llaman “hermanos incómodos”.
Es el rencor social el que mueve a las personas a las más inex-
plicables acciones: dañar por dañar, lesionar para resarcirse, ata-
car de manera justificada.
La argumentación varía, pero el evento es el mismo. Si tengo
poder, es porque puedo dañar. Mis conflictos internos los expreso
con daño. Mí valía está en relación directa con mi forma de
El hombre ante la crisis 93

enfrentar una crisis y el valor que yo expreso en la crisis es sinó-


nimo de mi poder. Y el valor sólo lo expreso en la medida que ate-
morizo. Si logro convencer de que soy muy “malo”, entonces los
demás asumirán que soy muy bueno para el rol que desempeño.
“Más vale ser temido que ser amado” es una frase que se asume
como dogma de vida y que se malversó del planteamiento que
Nicolás Maquiavelo citó en El Príncipe sobre la forma idónea de
gobierno. En el capítulo XVII de esta obra, Maquiavelo reflexio-
na sobre la crueldad y la clemencia, y sobre la importancia de ser
amado o ser temido. Él plantea una disyuntiva coyuntural de aná-
lisis y expresa, que al príncipe le conviene ser temido, para seguir
gobernando. Pero que es imperante que sea amado, porque si es
odiado su tiempo en el trono será muy corto. Cuando narra los
sentimientos de temor y amor, considera que en un tiempo de re-
volución es probable que las personas se olviden del amor hacia
su gobernante. Mas el temor para el mismo no lo olvidarán. Aquí
valdría la pena compartir que la palabra temor se refiere al respe-
to, a la fidelidad, al seguimiento que una persona por su liderazgo
inspira. Pese a ello, cada sujeto asume los pensamientos maquia-
vélicos de acuerdo con su propia expresión. Es decir, estos pensa-
mientos se interpretan de acuerdo con los conceptos personales
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.

y justifican en su discurso el por qué de una actitud poco humana


ante los demás.
En las relaciones cotidianas se aprecia que una gran parte de
las personas que están en puestos de atención son malhumoradas,
otras no sonríen y algunas más están enojadas, serias o incluso
deprimidas.
Es verdad que no todos tienen lo que creen merecer ni todos
trabajan en el espacio que imaginaron al principio, pero no se
puede responsabilizar de ello a terceros. Y en ocasiones se traslada
a culpa. Así, quién está frente a mí es responsable de mi infelicidad
y debe pagar por mi poca creatividad para tener un espacio digno.
94 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 7)

Por ello, muchas relaciones humanas son defectuosas. En la


pareja uno se esmera por entregarse y el otro se fortalece en re-
chazos continuos. Ambos temen ser felices. Quien da en exceso,
no quiere perder. Y quién rechaza todo, no quiere ser ganado; es
decir, tampoco quiere perder.
El punto central es la falta de valor y aceptación de cada sujeto,
que hace que esté donde esté no se sienta satisfecho y aunque sea
un empleado destacado, en su casa será un malhumorado, tradu-
cirá su incapacidad para adaptarse a las demandas de su entorno,
minimizará las posibilidades de cambio, establecerá un reto con-
tinuo con los que tienen lo que él desea o cree merecer, y difícil-
mente encontrará paz. Asimismo, buscará desesperadamente
condicionar situaciones que lo lleven a la victimización, para así
salvar un poco la carencia de estrategias para enfrentar la vida.
Vivir no es sinónimo de triunfar con medallas o diplomas;
vivir es sinónimo de felicidad.
A continuación se presentan conceptos sobre la felicidad de
muy diversos autores, que vale la pena reflexionar y analizar para
superar cualquier tipo de crisis.
El placer es el principio y el fin de vivir alegremente.
Epicurus
Aunque viajamos el mundo para encontrar lo hermoso,
nosotros debemos llevarlo con nosotros o no lo encontra-
remos.
Ralph Waldo Emerson
Ríase y el mundo reirá con usted, llore y usted llorará solo.
E. W. Wilcox
Una felicidad compartida es doble felicidad, una tristeza
compartida es media tristeza...
Anónimo
El hombre ante la crisis 95

La felicidad es elusiva —en el momento que nosotros em-


pezamos a entrar en el estado de felicidad empezamos a
vacilar, como un caballo que se niega a saltar una barrera.
¿Es nuestro miedo de no lograr la felicidad o tememos al
hecho de ser felices?
Anónimo

Una alegría dispersa cien pesares.


Proverbio chino

Llenar la hora —ésa es felicidad; llenar la hora, y no dejar


ninguna hendidura para arrepentimiento o aprobación.
Ralph Waldo Emerson

La felicidad universal mantiene las ruedas girando sin


parar; la verdad y la belleza no pueden.
Aldous Huxley

Su alegría es su dolor desenmascarado y la mismísima


fuente que sus risas llenaran, fue frecuentemente llena de
sus lágrimas.
Kahlil Gibran
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La filosofía es un tipo de jornada, siempre aprendiendo


aunque nunca llegando a la perfección ideal de la verdad.
Alberto Pike

Un campesino y un filósofo pueden ser igualmente satisfe-


chos, pero no igualmente felices. Felicidad consiste en la
multiplicidad de la conciencia conforme.
Samuel Jonson

Antes de que nos convenzan, deseamos pensar que la feli-


cidad nunca será encontrada, y deseamos creer que es po-
96 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 7)

seída por los demás, para mantener viva la esperanza de


obtenerla para sí mismo.
Samuel Jonson

¿Cuál es el uso de preocuparse?


Nunca valió la pena,
Entonces, empaca tus problemas en la bolsa de las cosas
viejas,
Y sonríe, sonría, sonrisa.
George Asaf

Pensar es un acto experimental con cantidades pequeñas


de energía, así como un general mueve las figuras en mi-
niatura encima de un mapa antes de poner sus tropas en
acción.
Sigmund Freud

Yo no hago nada que sea una pena para mí. No me gusta


que me hagan sentir nerviosa o enfadada. Cualquier mo-
mento que usted se perturbe su sistema nervioso se des-
truye.
Mae West
La sonrisa de alegría está mucho más cerca de las lágri-
mas que de la risa.
Víctor Hugo

El paso más difícil de cualquier jornada es el primero.


Proverbio chino

La lucha no siempre pertenece al más fuerte y el más veloz


no siempre gana la carrera. Pero las probabilidades indi-
can que el tahúr siempre apostará de esa manera.
Runyon de Damon
El hombre ante la crisis 97

Cada hombre ve la felicidad de diferente manera y por


medios diferentes, y así se constituyen los modos diferentes
de vida y formas de gobierno.
Aristóteles

La mayoría de las veces que pensamos que estamos enfer-


mos, es sólo en nuestra mente.
Thomas Wolfe

La mente es su propio lugar y dentro de sí puede hacer un


cielo del infierno, o un infierno del cielo.
John Milton

La felicidad se apoya en filosofía donde la insensatez de


ayer se vuelve la sabiduría de mañana.
Anónimo

Quizá no hay nada tan malo y tan peligroso en la vida


como el miedo.
Jawaharlal Nehru

Si yo pudiera caer muerto ahora mismo, ¡sería el hombre


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vivo más feliz!


Samuel Godwyn

El pesimismo dice que todo va mal cuando todo va bien


—aquí yace la infelicidad. El optimismo invierte los mis-
mos momentos reconociendo que todo estará bien después
de que haya estado mal —aquí dentro yace la felicidad.
Anónimo

Él que no sabe cómo estar de otra manera está feliz.


Thomas Fuller
98 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 7)

Volverse el espectador de la propia vida es escapar al su-


frimiento de la misma.
Oscar Wilde

No importa cuán aburrido, o cuán cruel, o cuán sabio sea


un hombre; él siente que la felicidad es su derecho indiscu-
tible.
Hellen Keller

La alegría es como la llamarada de un relámpago que


rompe la oscuridad de las nubes y centellea por un mo-
mento; la alegría mantiene presente una especie de luz en
la mente. Y la llena con una serenidad firme y perpetua.
Joseph Addison

Todo está en su mente... el futuro... el pasado... su mente es


capaz de todo, inclusive de felicidad. No permitas que las
cosas pequeñas te hundan. Mantén una perspectiva am-
plia en tu modo de ver las cosas.
Anónimo

Ni un grado alto de inteligencia ni imaginación, ni ambos


juntos van en la fabricación de un genio. Amor, amor,
amor, ésta es el alma del genio.
Wolfgang Amadeus Mozart

No ser y no tener dan una libertad inmensurable.


Jan Willem van de Wetering

La infelicidad la debemos imaginar como el invierno, el


tiempo del año visto como incultivable, yermo, pero que
realmente es la estación que se prepara para la vida y da
nacimiento a la primavera.
Anónimo
El hombre ante la crisis 99

La alegría del corazón es la vida de hombre.


Eclesiástico

La naturaleza de la felicidad es un círculo en el que el cen-


tro está por todas partes y la circunferencia no está en nin-
guna.
Anónimo

Una cosa bella es para siempre una alegría: su encanto


aumenta; nunca pasará a ser nada.
John Keats

Cada día en que nosotros no hayamos bailado por lo me-


nos una vez debemos considerarlo perdido. Y debemos lla-
mar cada verdad falsa cuando no haya sido acompañada
por lo menos por una risa.
Friedrich Nietzsche

La felicidad es como un rayo de sol, que la menor sombra


intercepta.
Proverbio chino
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Raramente ocurre que una felicidad venga tan pura como


para no ser templada y apaciguada por alguna mezcla de
dolor.
Miguel de Cervantes

La felicidad yace en la realización del espíritu a través del


cuerpo.
Cyril Connolly

La ilusión de alegría es frecuentemente más valiosa que la


tristeza genuina.
René Descartes
100 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 7)

Bastarse a sí mismo es una forma de felicidad.


Aristóteles

Sólo puede ser feliz siempre el que sepa ser feliz con todo.
Confucio

La felicidad del cuerpo se funda en la salud. La del enten-


dimiento en el saber.
Tales de Mileto

La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto no depen-


de de lo que poseemos, sino de lo que somos.
Henry van Dyck

La felicidad para mí consiste en gozar de buena salud, en


dormir sin miedo y despertarme sin angustia.
Francoise Sagan

El último escalón de la mala suerte es el primero de la


buena.
Carlos Dossi

Quien produce con alegría y se alegra de lo producido, es


feliz.
Johann Wolfgang von Goethe

El éxito consiste en obtener lo que se desea. La felicidad


en disfrutar de lo que se tiene.
Ralph Waldo Emerson

El hombre es desdichado porque no sabe que es feliz.


Fiador Mijailovich Dostoievski
El hombre ante la crisis 101

Cualquiera que sea feliz, hará felices a los demás.


Anna Frank

Uno de los secretos de una vida feliz está en darse peque-


ños gustos.
Iris Murdoch

Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mien-


tras esperan la gran felicidad.
Pearl S. Buck

El disfrutar, no el poseer, es lo que nos hace felices.


Michel de Montaigne

El hombre más feliz es el que hace más feliz al mayor nú-


mero de gente.
Denis Diderot

La felicidad es como las nieblas ligeras: cuando estamos


dentro de ellas no las vemos.
Amado Nervo
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Muchos buscan la felicidad como otros buscan el sombre-


ro: lo llevan puesto y no se dan cuenta.
Nikolaus Lena

El hombre feliz no es el que lo parece ante los demás, sino


el que así lo parece ante sí mismo.
Publio Sirio

Los hombres pasan la vida en la expectativa, programando


ser extremadamente felices en este o aquel momento,
cuando tengan tiempo.
102 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 7)

Pero el presente tiene una ventaja sobre todos los demás


momentos: es nuestro. Las oportunidades pasadas se fue-
ron, las futuras aún están por llegar.
Charles Caleb Colton

Si quieres ser feliz, sélo.


León Tolstoi

El hombre más feliz del mundo es el que cree serlo.


Louis Auguste Commerson

La felicidad es sentir que la vida no se acaba aunque la tor-


menta esté presente. Es tener la voluntad y fortaleza de se-
guir caminando aunque la carga y la jornada sean exte-
nuantes. La felicidad está en ti y es creada por ti. ¿Qué
esperas para activarla?
Patricia Trujillo Mariel

Este capítulo se cierra con el bello poema de Walt Whitman titu-


lado “Crece, sueña y sé feliz”:
No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido
feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento. No permitas que nadie te quite el
derecho a expresarte, que es casi un deber. No abandones las ansias de hacer
de tu vida algo extraordinario. No dejes de creer que las palabras y las poe-
sías sI pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta. Somos seres llenos de
pasión.
La vida es desierto y oasis. Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos
convierte en protagonistas de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa: tú puedes
aportar una estrofa. No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el
hombre. No caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive
en un silencio espantoso. No te resignes. Huye.
“Emito mis alaridos por los techos de este mundo”, dice el poeta.
El hombre ante la crisis 103

Valora la belleza de las cosas simples. Se puede hacer bella poesía sobre
pequeñas cosas, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca tener la vida por delante.
Vívela intensamente, sin mediocridad. Piensa que en ti está el futuro y
encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte. Las experiencias de quienes nos
precedieron, de nuestros “poetas muertos”, te ayudan a caminar por la vida.
La sociedad de hoy somos nosotros. Los “poetas vivos”. No permitas
que la vida te pase a ti sin que la vivas... No la dejes ir.
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104 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 7)
8
Las clases sociales
y el poder de pertenencia

La historia de la humanidad enmarca la presencia de la conducta


delictiva con el surgimiento de la propiedad privada. Así, una so-
ciedad que surge como clan, cooperativa y centralizada en un
miembro como jefe, se convierte paulatinamente en un ente diná-
mico en el que los roles se asumen de manera cíclica, sólo cuando
la propia necesidad del entorno lo demanda.
Hoy en día las clases sociales son más que evidentes. Existe
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una exagerada necesidad personal de promover ante los miem-


bros de la comunidad que en un grupo existe bonanza económica.
De esta manera, la moda señala que tener una casa de tres nive-
les en el fraccionamiento de más reciente construcción y poseer
dos carros deportivos y una camioneta familiar son sinónimos de
pertenencia a la clase social media alta. Porque para participar de
la clase alta se requieren por lo menos tres camionetas, dos auto-
móviles convencionales y una casa, cuyas dimensiones equival-
gan a una manzana completa.

105
106 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 8)

Existe una gran similitud en los extremos de las clases; la clase


social baja y la clase alta ostentan grandes similitudes:

1. En las dos, el liderazgo es ejercido por un miembro del


grupo.
2. Existe disciplina para la designación de roles.
3. La familia ostenta una imagen social de unión y trabajo
conjunto.
4. Asisten a lugares públicos de manera integrada.
5. En caso de celebraciones personales o familiares, invitan
a todas las personas que conocen, sobre todo a sus familia-
res cercanos.
6. Todos los miembros visten de acuerdo con lo que dicta la
moda.
7. Les agrada ser populares.
8. Son devotos y practicantes comprometidos de la religión.
9. Intentan generar espacios de intercambio.
10. Pueden llegar a poseer adicciones destructivas que encu-
bren por temor al rechazo de la comunidad.
11. Alguno o algunos de sus miembros intentan superar las
adicciones destructivas y los malos hábitos.
12. Sus miembros son extremadamente sensibles.
13. Poseen al menos un héroe nacional.
14. Dependen de manera extraordinaria de la familia nuclear.

Esto ocurre en los grupos de familias nucleares, que en forma ex-


pedita se transforman en familias in extenso.
Dentro de cada familia existe una lucha interna entre los pro-
pios hermanos, por lo que resultaría realmente extraño que la
conflagración no se diera entre vecinos, siendo que en los con-
sanguíneos se expresa con claridad.
En cada núcleo existe un sujeto con una gran habilidad para
apoyarse en situaciones de apremio. Sin embargo, el miembro
Las clases sociales y el poder de pertenencia 107

que desacata las orientaciones y mandatos del clan es excluido.


La marginación se observa primero de forma paulatina y después
de manera definitiva y drástica.
Se aprecia al de más valor, dándole todas las oportunidades,
atención, afecto y admiración, y a quien es diferente a las expec-
tativas esperadas por los padres sólo le dan castigo y rechazo.
Gran parte de esto se genera por ignorancia. La falta de conoci-
miento en la conformación de la persona trae como consecuencia
la deformación personal que genera la carencia y la falta de ex-
pectativas de motivación en las personas. Por ello afirmo que la
lucha de clases inicia desde el ámbito familiar.
Allí surge todo. Cuando los padres inician su relación sólo
piensan, desean y anhelan lo mejor.
Pero, ¿qué es lo mejor? Lo que la sociedad transmite y delinea
como tal. Así, una familia perfecta actualmente debe tener un pa-
dre triunfador, que llegue a casa con lo suficiente para subsanar
desde las necesidades básicas hasta las aspiraciones de algún
miembro de su clan de convertirse en príncipe o princesa. De no
ser así, el padre buscará trabajos alternativos para lograrlo.
Es posible que la clase media sea la más castigada. En ella
existe una indefinición total de los roles familiares, puesto que
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la madre y el padre laboran, y los niños están al cuidado de terce-


ras personas, que pueden ser hermanos mayores, abuelos, tíos,
padrinos, vecinos o servidoras domésticas. Los niños son los más
afectados; ellos sufren las consecuencias de una lucha por el as-
censo de clase que para muchas familias es eterno.
El padre prioriza el trabajo. No importa dónde o de qué manera
se lo ofrezcan; el trabajo siempre es primero. Si la familia queda
en un lugar geográfico distinto, para el padre no es problema; él
le da preferencia a la suficiencia de recursos, que en la realidad
no es tal. Su anhelo de quedar como esforzado y, sobre todo, de
realizar sus aspiraciones es prioritario y tiene el pretexto de que
108 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 8)

les brinda satisfactores a los miembros de su familia. Sale del


hogar y deja un gran vacío en la figura que representa. Recuerdo
muy bien el comentario de una joven que conocí en un sitio de
entretenimiento para niños. Me contaba: “—Mi padre nunca es-
tuvo con nosotros. Siempre trabajó fuera. Cuando estábamos pe-
queños al principio lo extrañábamos mucho. Más adelante lo
veíamos como un extraño— ahora no lo conocemos. Llega y se
instala en la casa y aun cuando nos quiere dar consejos, la verdad
no lo escuchamos. Siempre nos dijo que salía a trabajar por noso-
tros. Pero el dinero nunca alcanzó. Mandaba muy poco. Mi ma-
dre tenía que salir a trabajar para que pudiéramos subsistir. Ella
cargó con la triple tarea de ser mamá, ser papá y trabajar...” Y esa
es una gran realidad. Salir del hogar con el afán de mejorar no es
malo, pero sí es una situación que marca a la familia. Los hijos
reciben el mensaje que indica que es primero el trabajo y después
la familia. Que el lugar de origen no es idóneo para trabajar y que
necesariamente se debe salir si se quiere tener dinero. Y eso no
es totalmente cierto, porque si lo fuera, todos los padres trabaja-
rían fuera y las familias permanecerían fragmentadas con un me-
dio inestable. Gran parte de la vida de las personas gira en torno
al dinero. Se prioriza. La sociedad alaba a quienes tienen dinero
y devalúa a quienes no lo poseen. La sociedad se materializa a tal
grado, que su esencia es cien por ciento monetaria.
Las posesiones en abundancia constituyen una tendencia as-
cendente que atrapa a los sujetos y los llena hasta paralizarlos.
Automatiza cada uno de sus pasos y los lleva de manera directa
a la autodestrucción.
En la situación actual, las monedas son altamente importantes
para las personas, pero también para las estructuras que gobier-
nan.
La supraestructura económica es básica, pero no es total ni
definitoria en la vida de los hombres. Cuando los sujetos apren-
Las clases sociales y el poder de pertenencia 109

den a valorar su propia existencia, priorizan sus necesidades


afectivas ante sus necesidades económicas.
La tasa de divorcios y separaciones crece día con día y es de
gran magnitud, sobre todo en las familias de la clase media, don-
de las presiones van en ascenso. Por una parte, este grupo tiene
temor de descender de estatus económico, pero por otra, entran
en conflicto al ver que no escalan de nivel.
La lucha se aprecia en los más distintos escenarios: en la es-
cuela, en los centros recreativos, deportivos, artísticos y cultura-
les, y hasta en las congregaciones religiosas. La espiritualidad se
cambia por el dinero.
No es que la sociedad esté en decadencia, sino que la sociedad
valora la posesión. Cuanto más se posee, más se afianzan un indi-
viduo, una empresa y una comunidad. El problema radica en que
las posesiones no son eternas y la pérdida parcial o total de las mis-
mas altera por completo la dinámica de la persona que la sufre.
Qué panorama exhibe hoy el mundo; es un territorio globali-
zado, donde la inequidad, la marginación, la desigualdad de
oportunidades y los abusos hacia los eternos grupos de riesgo
—mujeres, niños y personas en adultez plena— son mayores. La
discriminación se hace cada vez más ostentosa; no se extiende
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sólo a las clases marginadas, sino a los habitantes de países con


una situación económica endeble.
Con el pretexto de proteger la estabilidad de una población, se
vejan y deterioran al nivel más ínfimo los derechos universales
que todo ser humano tiene.
A los emigrantes se les brinda un trato infrahumano total y se
manipula la información sobre su comportamiento, cuando su
único delito es querer progresar. Los Centros de Ejecuciones y
Sanciones en la frontera del país están superpoblados y gran parte
de los sujetos que ahí están recluidos son emigrantes. Ellos sólo
querían alcanzar una mejor calidad de vida para su familia y, por
110 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 8)

qué no, para ellos mismos, pero lo único que lograron fue su auto-
destrucción. De ahí se deriva la escasa valoración que se le da a
la integridad familiar y el exaltamiento que se le da a la posesión.
Dentro de todo este panorama se presentan las llamadas “en-
fermedades sociales”:

S Niños desatendidos y maltratados.


S Violencia en casa.
S Violencia en las relaciones sociales.
S Violencia en el trabajo.
S Violencia en el trato comunal.
S Alcoholismo.
S Drogodependencia.
S Adicción a relaciones destructivas.
S Incremento en el número de suicidios.
S Alza en los índices de muertes violentas.
S Desórdenes mentales.
S Depresión.
S Dependencias.
S Menor producción.
S Baja competitividad.
S Autoestima en deterioro.
S Baja capacidad de concentración.
S Fatiga en el trabajo.
S Deserciones escolares.
S Separaciones.
S Divorcios.
S Maltrato a las personas de la tercera edad.
S Abandono de infantes.
S Migración.
S Conflictos personales, grupales y comunales en continuo
ascenso.
Las clases sociales y el poder de pertenencia 111

Y todo esto, ¿por qué? Por la necesidad de sentir valor a través


de los recursos financieros. El ser humano no piensa en el hoy;
está acostumbrado a vivir entre el ayer y el mañana. Sufre por lo
que pasó y se preocupa por lo que aún no pasa.
La distracción en el hoy y la falta de enfoque a lo que se da día
a día es la peor equivocación que la sociedad actual tiene. Es tan
fuerte la tendencia a vivir asincrónicamente, que la humanidad
se despersonaliza: ¿Qué van a comer mis hijos mañana? ¿Qué
haré para pagar sus estudios? ¿Qué haré si no trabajo en un año?
Es tan marcada esta actitud, que las personas viven obsesionadas,
lo cual repercute incluso en su capacidad de socialización. Se ale-
jan de los demás en búsqueda de refugio personal o bien buscan
compañías en exceso para no pensar. Y en uno o ambos extremos,
se olvidan de las personas que tienen enfrente.
Con esto no quiero decir que hay que dejar que las cosas y la
vida pasen, y se esquive la responsabilidad que cada día trae. NO.
Simplemente se invita a reflexionar que la actitud que se toma
con respecto al presente es muy vana. Se minimiza el momento
y se le da prioridad a lo que ya ocurrió y a lo que probablemente
va a ocurrir; así, bajo esta caracterización, se paraliza la persona
y, por ende, los que la rodean.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.

La sociedad vive en una dinámica dominó. Ningún ser está


completamente alejado de otro y aun cuando la distancia entre
ambos sea grande, lo que un sujeto hace repercute necesariamen-
te en otro y en otros más.
Por eso la lucha de clases influye a todos. Los de la clase alta
combaten para tener cada día más, los de la clase baja luchan por
no sucumbir y los de la clase media viven atemorizados, porque
no quieren descender, quieren avanzar y guardan apariencias de
una vida que no tienen. Tal vez es duro escribir... incluso se ven-
den por alcanzar una vida que no les corresponde. No porque no
tengan derecho o competencia para lograrlo, sino porque no tra-
112 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 8)

bajaron con una intensidad continua y permanente que les per-


mita mediante situaciones lícitas alcanzarla.
El juego de poder en las clases es cerrado. Es fácil que la clase
baja reciba a la clase media que descendió, pero es difícil que la
clase alta acepte totalmente a los que ellos mismos llaman “nue-
vos ricos”. El gremio es excluyente. Los que integran la clase alta
constituyen familias cuyos apellidos son, en su mayoría, de ori-
gen español o extranjero y han prevalecido a lo largo de la histo-
ria. Son herencias que se acrecentaron y no el producto de 10 o
30 años de trabajo; son cúmulos de propiedades, dinero y accio-
nes que se trasladan de generación en generación.
El hombre vive inmerso en una lucha personal, que se magni-
fica cuando la propia sociedad le exige ser el mejor. Y ser el me-
jor, reitero, es sinónimo de posesión.
Ésta es la sociedad actual, la que garantiza la subsistencia del
más fuerte y apoya a quien le puede generar beneficios.
Sí hay movimientos que tienden al rescate del hombre por el
hombre mismo, pero la fuerza que mueve actualmente es la eco-
nomía y si la estructura está tambaleante, la sociedad corre riesgo.
El poder económico mueve la historia del hombre, siempre y
cuando éste se deje mover y asuma como dogma que el dinero es
“un poderoso caballero”.
9
¿Qué retos ofrece
la sociedad actual?

La sociedad actual es una comunidad de desafíos, donde el sujeto


está sometido a muy diversas fuerzas —sociales, culturales, eco-
nómicas, religiosas, artísticas y políticas— y la estabilidad es la
clave para la subsistencia en un sistema de retos.
Hay una fábula que nos ayudará a entender algunas luchas. Se
trata de una serpiente que va persiguiendo a una luciérnaga. Su
persecución es atroz y cuando logra alcanzarla, la luciérnaga se
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arma de valor y le dice: “¿Te puedo hacer tres preguntas?” Y la


serpiente le responde: “Sí, de todos modos te voy a matar. ¿Qué
preguntas me quieres hacer?” La luciérnaga contesta: “¿Perte-
nezco a tu cadena alimenticia?” Y la serpiente contesta: “Por su-
puesto que no”. La luciérnaga continúa: “¿Hice algo que te mo-
lestara de forma directa o indirecta?” La serpiente responde que
no. Y la luciérnaga hace la tercera pregunta: “Entonces, ¿por qué
me quieres matar?” La serpiente arremete y le dice: “porque bri-
llas más que yo”.

113
114 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 9)

Como puede imaginarse, esta situación es real. En los trabajos,


si el sujeto que más sobresale no tiene la jerarquía más alta por
mandato o por derecho, se busca distraer de su camino. Lo pre-
sionan, intentan controlarlo hasta el último de sus pasos, le exi-
gen más, le ponen obstáculos a su desarrollo, lo desaniman y en-
tonces le roban sus ideas, sus triunfos y hasta sus decisiones.
Buscan que su estabilidad sea nula en todos los ámbitos y si logra
sobrevivir a esos embates, lo marginan.
Las presiones que experimenta el sujeto las lleva consigo a
casa. Las traduce en enfermedades psicosomáticas y puede trans-
formarlas en adicciones o en ira, y desplegarlas en contra de su
familia, amigos o, por qué no, él mismo. Si el sujeto es un recién
egresado de la universidad, se decepciona e interrumpe su trayec-
toria; genera rutas de autoderrota y quiere evadir esa “soledad
laboral”, pero en este tránsito comete muchos errores que lo afec-
tan directamente. Al ver que el sujeto está derrotado, los que tie-
nen el poder se acercan a él y entonces lo “animan” y lo “apoyan”,
haciéndolo trabajar bajo sus reglas y con todos los logros dona-
dos a su propio beneficio. Lo convierten en máquina de trabajo,
lo utilizan y lo “matan profesionalmente”.
En pocas ocasiones se aprecian personas clave en puestos cla-
ve, lo cual también decepciona a la sociedad.
Muchos se preguntan de qué sirve su preparación profesional
si en la práctica no son los méritos académicos los que ubican a
la persona en una actividad remunerada. Sin embargo, los crite-
rios dependen de otros cauces.
La frustración priva y el sujeto se agota; entonces acepta traba-
jar de lo que sea y en dónde sea, con tal de subsistir. En cambio,
hay individuos que son obstinados y aunque no trabajan donde
soñaron, se muestran reacios a laborar si no es donde quieren y
no desvían sus fuerzas de su objetivo, pero en esa lucha intensa,
llevan al deterioro su persona y la de quienes los rodean.
¿Qué retos ofrece la sociedad actual? 115

Se muestran violentos, inconformes y malhumorados, y se


enferman. Son críticos sociales férreos y no hay actividad en su
entorno mental que no se dirija a lanzar mordaces opiniones so-
bre los demás. No validan el ascenso de nadie y esperan entusias-
mados la caída de los que admiran.
Y la sociedad sigue adelante, buscando quién produce, resiste,
calla, participa, apoya e incluso adula la participación de la auto-
ridad. La sociedad también protege a los críticos férreos que reci-
ben beneficios al oponerse de manera constante a las manifesta-
ciones de la autoridad. Pero finalmente la sociedad consolida a
los que desde el principio se integraron como un grupo y, como
los antiguos soldados romanos, forman una unidad de batalla.
El hombre que subsiste en sociedad debe ser gregario y contar
con un sistema de redes sociales que le permitan conectarse con
el medio. Requiere estar inmerso en la gama de posibilidades que
esa red puede crear tanto para él como para los que lo rodean.
La sociedad en red es la sociedad que condiciona mejores posi-
bilidades de desarrollo, preparación y crecimiento para un sujeto
que quiere progresar.
Una perspectiva dentro de esta lucha social que priva en el ini-
cio del siglo XXI es el afianzamiento de algunos sectores que
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estaban apagados, como el religioso, donde la congregación de


algunos grupos origina la fortaleza de sus miembros.
Hay cambios impactantes de conductas y modificaciones acti-
tudinales. Las proyecciones de comportamientos idóneos social-
mente hablando se expresan cuando el individuo se compromete
a participar efectivamente en un grupo religioso.
De manera silenciosa, pero ascendente, la espiritualidad co-
mienza a modificar las pautas del comportamiento social.
La resistencia a los embates que la comunidad manifiesta ante
los distintos sectores sociales es realmente enfrentada con crite-
rios de fe.
116 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 9)

Existen dos factores más que propician la supervivencia en la


vida actual: la sátira y la indiferencia.
El mexicano está universalmente identificado por la capaci-
dad imaginativa que desborda al enfrentar con una sonrisa o una
broma las situaciones de alto riesgo. La actitud que expresa ante
las situaciones de apremio burlándose de todo y de todos es muy
característica. Burlarse equivale a la diversión o el ridículo que se
hace de alguien o algo, en ocasiones por rechazo. Nos identifica-
mos con una cultura que tiene humor, se ríe y satiriza la existencia.
Si bien se dice que la conducta de un sujeto se deriva de su
libertad de expresión, esto no es del todo válido, puesto que los
sujetos no viven aislados; están inmersos en un Estado que con-
trola de manera cabal sus acciones.
Quienes las asumen son libres, quiénes no lo son, enfrentan un
proceso legal o sufren conflictos personales.
Bajo el criterio de una sociedad que de predominio rural prioriza
ahora a los gremios urbanos se vislumbran grandes diferencias.
En una ciudad urbana existen cotos de poder que obstaculizan
el desarrollo equitativo y en los márgenes citadinos se observan
las expresiones de un desequilibrio social grave.
Tal vez el concepto del personalismo no se explota por com-
pleto en nuestro país, porque se genera un modelo sociopolítico
único, que aunque prevé el desarrollo de los habitantes, no lo lo-
gra, debido a la pluralidad de culturas, tradiciones, hábitos, cos-
tumbres y hasta religiones que existen en México.
Aunado a ello está la transculturación creciente, donde la iden-
tidad del mexicano se empieza a diluir.
De acuerdo con Guadalupe Loaeza, en la cultura del consu-
mismo el mexicano de hoy dice: “existo en cuanto compro”, lo
cual trae nuevas formas de expresión y también marginación y
discriminación, porque si la capacidad de compra es mínima, la
existencia también.
¿Qué retos ofrece la sociedad actual? 117

Aunado a ello está el estereotipo del “eterno charro”, que el me-


xicano quiere perpetuar y no porque ser charro sea peyorativo, sino
porque el sujeto así definido es un individuo “macho”, violento,
bromista, burlón, chantajista, alcohólico, alburero, improductivo,
falso y con doble moral. La mujer a su vez es concebida como su-
frida, aguantadora, madre de más de cuatro hijos, resignada y dis-
puesta a soportar todo. Y no es que esto sea malo, lo deprimente es
que aún se asuma como una certeza.
En zonas fronterizas del norte de la República existe la moda
de entrar en los Centros de Ejecuciones y Sanciones como una
vía de poder. “Soy poderoso porque fui detenido”, y cuanto más
grave sea el delito, mayor será la fuerza del sujeto. La violencia
se convierte en sinónimo de poder.
El atemorizar se equipara con el ganar, la destrucción con el
triunfo y el dolor con la fuerza. Así, los grupos que alcanzan a ge-
nerar mayor violencia, destrucción y dolor son los más atractivos.
Es increíble que en los medios electrónicos y en las páginas
web más visitadas o de mayor tendencia a crecimiento sean los
que más exhiban a personas que cumplen estas características.
Lo que más desconcierta es que los antihéroes son sumamente
atractivos no sólo para los adolescentes, sino para gran parte de
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la población. Esto se aprecia en los medios impresos e, insisto, en


los medios electrónicos que globalizan y diversifican el conoci-
miento humano. Y qué decir de la moda, en especial la que se ubica
sobre todo a nivel corporal: como las perforaciones y los tatuajes.
Antiguamente, los tatuajes en el cuerpo humano eran sinóni-
mo de consagración, mayoría de edad o fuerza creativa. Hoy son
sinónimo de fuerza que atemoriza. Y para mí constituyen la
moda del dolor, del automartirio y del riesgo.
Tuve la oportunidad de darle una plática a un grupo de tatuado-
res profesionales, dentro de un curso que pretendió generar una
profesionalización con aspectos sanitarios de su labor.
118 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 9)

Era impresionante apreciar que ellos mismos consideraban


que el proceso era doloroso, riesgoso y sumamente delicado el
proceso. Asumían el riesgo tanto para ellos, como para quiénes
los solicitan.
La pregunta es... ¿por qué me tatúo? Porque me gusta, porque
me lo solicitó alguien o porque siento tanto dolor, que quiero ma-
nifestarlo públicamente. O, ¿por qué no? Por todas las opciones
anteriores.
Y qué decir de las perforaciones en el cuerpo. Por cualquier
motivo y aun sin el mismo, los jóvenes y adultos de distinta posi-
ción social y preparación académica acuden a solicitarlos. Y las
cuestiones en este campo son semejantes: ¿qué me lleva a portar
elementos metálicos en el cuerpo y sobre todo a exhibir que los
porto?
Las modas sociales también son cuestionables. Hoy en día no
se critica que convivan los jóvenes, los adultos o los mayores sin
ningún vínculo en una misma casa habitación. Las llamadas co-
habitaciones mixtas, donde se forman grupos heterogéneos, re-
presentan pequeñas comunidades de convivencia totalmente aje-
nas a los principios que la institución social primaria demanda.
Aquí entran también los padres de fin de semana: papá trabaja
fuera, mamá trabaja todo el día y los fines de semana son familia
con los hijos... Son familias de fin de semana en las que sólo que-
da la imagen.
Lo mismo ocurre en todos los niveles. Hay una mayor convi-
vencia con los compañeros de trabajo, empresa o despacho que
con los miembros de la familia. Y las familias que se atreven a
subsistir con los esquemas tradicionales son tiradas fuertemente
por las fuerzas sociales que les cuestionan por qué no progresan...
Las cuestiones actuales que preocupan a la población son la
salud, la pobreza, la falta de empleo, la carencia de oportunida-
des, la economía y la política. Las pláticas que pueden llegar a ser
¿Qué retos ofrece la sociedad actual? 119

completamente apasionadas e incluso generar conflicto son las


de política, religión y economía. Y la fuerza que impulsa a los su-
jetos son los medios de comunicación.
Todo lo que la sociedad percibe y exhibe está directamente
vinculado con los medios de comunicación, principalmente los
audiovisuales. Pese a todo, la sociedad aún presenta cualidades
que la sostienen y que son las que verdaderamente le dan identi-
dad y poder al mexicano:

S Fortaleza.
S Humildad.
S Creatividad.
S Imaginación.
S Solidaridad.
S Esperanza.
S Fe.

De todas éstas, la que se consolida con mayor fuerza y que puede


generar o promover la aparición de las otras es la FE. La fe im-
plica la confianza de lo que se espera; la certeza de lo esperado.
Y el mexicano tiene esa fuerza, ese poder que lo estructura y que
lo ayuda a vencer el dolor.
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Ante los más graves embates o calamidades que se puedan pre-


sentar, la identidad nacional está estrechamente vinculada con la
capacidad de expresar FE.
Y cierro este capítulo con la transcripción del poema escrito
por el poeta Ricardo López Méndez, nacido en 1903 en Izamal,
Yucatán, titulado “El credo mexicano”.
Considero que su expresión concluye el conjunto de conceptos
que el poder, la sociedad, la estructura y los embates que se entre-
mezclan en su conformación brindan al México de hoy. Que pese
a todo y en contra de todo el país SIGUE DE PIE y por el que
afirmo contundentemente: ¡CREO EN TI, MÉXICO!
120 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 9)

El credo mexicano
México, creo en ti,
como en el vértice de un juramento.
Tú hueles a tragedia, tierra mía,
y sin embargo, ríes demasiado,
acaso porque sabes que la risa
es la envoltura de un dolor callado.
México, creo en ti,
sin que te represente en una forma
porque te llevo dentro, sin que sepa
lo que tú eres en mí; pero presiento
que mucho te pareces a mi alma,
que sé que existe, pero no la veo.
México, creo en ti,
en el vuelo sutil de tus canciones
que nacen porque sí, en la plegaria
que yo aprendí para llamarte Patria:
algo que es mío en mí como tu sombra,
que se tiende con vida sobre el mapa.
México, creo en ti,
en forma tal que tienes de mi amada
la promesa y el beso que son míos,
sin que sepa por qué se me entregaron:
no sé si por ser bueno o por ser malo
o porque del perdón nazca el milagro.
México, creo en ti
sin preocuparme el oro de tu entraña:
es bastante la vida de tu barro
que refresca lo claro de las aguas
en el jarro que llora por los poros
la opresión de la carne de tu raza.
México, creo en ti,
¿Qué retos ofrece la sociedad actual? 121

porque creyendo te me vuelves ansia


y castidad y celo y esperanza.
Si yo conozco el cielo, es por tu cielo,
si conozco el dolor, es por tus lágrimas
que están en mí aprendiendo a ser lloradas.
México, creo en ti,
en tus cosechas de milagrerías
que sólo son deseo en las palabras.
Te consagras de auroras que te cantan
¡y todo el bosque se te vuelve carne!,
¡y todo el hombre se te vuelve selva!
México, creo en ti,
porque nací de ti, como la flama
es compendio del fuego y de la brasa;
porque me puse a meditar que existes
en el sueño y materia que me forman
y en el delirio de escalar montañas.
México, creo en ti,
porque escribes tu nombre con la equis,
que algo tiene de cruz y de calvario;
porque el águila brava de tu escudo
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se divierte jugando a los volados


con la vida y, a veces, con la muerte.
México, creo en ti,
como creo en los clavos que te sangran,
en las espinas que hay en tu corona,
y en el mar que te aprieta la cintura
para que tomes en la forma humana
hechura de sirena en las espumas.
México, creo en ti,
porque si no creyera que eres mío
el propio corazón me lo gritara
122 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 9)

y te arrebataría con mis brazos


a todo intento de volverte ajeno
sintiendo que a mí mismo me salvaba.
México, creo en ti,
porque eres el alto de mi marcha
y el punto de partida de mi impulso.
¡Mi credo, Patria, tiene que ser tuyo,
como la voz que salva y como el ancla...!
10
Estructura, sociedad y poder

La estructura de un Estado es, para muchos, sinónimo de jerar-


quía, orden y organización. Literalmente, el concepto de estruc-
tura social refiere a un conjunto de formas mediante las cuales los
individuos o grupos establecen relaciones entre sí, se organizan
y se relacionan en los distintos escenarios sociales.
La anatomía fue la primera disciplina en manejar el término de
estructura en el siglo XVII. La definición concebía las relaciones
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de las partes con respecto a un todo. Más adelante, en el siglo XIX


Comte, Marx y Spencer propiciaron el empleo de “estructura” en
el área social, lo cual se debió a que compararon a la sociedad con
un organismo vivo. Se trata de una fuerza vital que establece con-
tactos e interacciones, y tales acciones motivan los cambios y las
modificaciones del entorno.
Pero, ¿quién fue Comte? August Comte (1798–1857) fue un
filósofo francés de naturaleza rebelde, con un rechazo al tradicio-
nalismo y a los dogmas católicos tradicionales. Vinculado e in-

123
124 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 10)

fluido por la doctrina y el pensamiento de Henri de Rouvroy, con-


de de Saint–Simon, Comte generó una nueva visión hacia la
estructura social. Propuso que el cambio social sólo se puede ges-
tar a través de la ciencia y estableció la llamada “ley de los tres
estadios”. En ella se afirma que el saber se transforma en la mente
del hombre a través de tres estadios:

1. El teológico o ficticio.
2. El metafísico o abstracto.
3. Y el científico o positivo.

En el primero todo se explica por voluntad divina.


En el segundo todo se explica a través de las doctrinas filosófi-
cas. Y para Comte, el más valioso es el tercero, ya que es me-
diante la racionalidad que se logra la explicación científica de las
“leyes efectivas” del Universo.
Vincula también estos estadios con las actitudes políticas que
se exponen en el cuadro 10–1.
El ideal de gobierno para Comte estaba representado por un
grupo de poder con conocimiento científico, que si no abundante
en número de sujetos, si tuviera un pleno dominio del método
científico.

Cuadro 10–1.
Nombre del estadio Explicación Relación con la política
Teológico o ficticio Fuerza suprema Delegación de poder divino
a los reyes
Metafísico o abs- Aplicación de las Contrato social
tracto doctrinas
d i filosófi-
fil ófi Soberanía
cas Igualdad de las personas
Positivo o científico Análisis científico y Análisis científico o socioló-
racional de los gico de la organización
fenómenos política del hombre
Estructura, sociedad y poder 125

Comte afirmaba que el método científico apoyado en la racio-


nalidad era el mejor medio para combar los problemas en la so-
ciedad. Además de establecer las condiciones de mejora en bene-
ficio de la propia comunidad.
En su obra Sistema de política positiva (1851–1854), contra-
riamente a su rechazo a la educación católica tradicional, Comte
consideró a la religión como un elemento muy importante para
contribuir a una sociedad estable.
Cuando se habla de “estructura social”, después de analizar a
Comte, es imprescindible ubicar a Marx.
El alemán Karl Marx creó con Friederich Engels el socialismo
científico, influido fuertemente por Hegel, autor —junto con En-
gels— en 1847 del Manifiesto comunista, cuyo origen primario
fue el establecimiento de la declaración de principios que permi-
tiera la unificación de la llamada Liga de los Justos.
Marx presenta un planteamiento sobre la estructura social
(cuadro 10–2) y señala la existencia de la infraestructura y la su-
perestructura.
Para Marx y Engels las fuerzas productivas son la base de la
estructura social y económica. Las fuerzas productivas represen-
tan el conjunto de medios de producción que la sociedad utiliza
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para obtener los bienes de subsistencia; estos abarcan:

S Riquezas naturales o materias productivas.


S Los conocimientos y medios técnicos utilizados.
S La propia fuerza productiva del hombre.

En el pensamiento de Marx y Engels a las fuerzas productivas se


le suman las relaciones de producción. Las relaciones de produc-
ción representan las interacciones que se establecen entre los
hombres derivadas de la producción o el trabajo, y pueden clasi-
ficarse en dos grupos:
126 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 10)

Cuadro 10–2. Estructura Social en Marx


Estructura Características
Infraestructura También denominada estructura económica
Es la base material de la estructura social, el desarrollo
y el cambio
De ella depende la superestructura
Representa la suma de las fuerzas productivas y la
relaciones de producción
Superestructura Conjunto de elementos de la vida social dependientes
de la infraestructura
Incluye:
S Religión
S Moral
S Ciencia
S Filosofía
S Arte
S Derecho
S Instituciones políticas
S Instituciones jurídicas
La historia de la superestructura depende de los intere-
ses de clase de los grupos que la originaron
Los cambios en la superestructura son consecuencia
de los cambios en la infraestructura

1. Relaciones técnicas.
2. Relaciones sociales.

Las relaciones técnicas se conciertan entre el agente, el medio de


producción y el proceso de trabajo, lo cual puede gestar una rela-
ción técnica individual y otra grupal.
Las relaciones sociales dan pauta a las clases sociales, que son
de dos tipos:

1. Los propietarios de los medios de producción.


2. Los no propietarios de los medios de producción.
Estructura, sociedad y poder 127

De esto se derivan los dos tipos de relaciones que se aprecian en-


tre las personas y los medios de producción. En una existe un vín-
culo de explotador y explotado. En la otra hay un proceso de cola-
boración recíproca en la que no se da explotación y se considera
la base del comunismo primitivo y futuro comunismo.
Así, las relaciones de producción no son consecuencia de la
voluntad de las personas, sino de las condiciones materiales que
corresponden a cada momento histórico, las cuales impactan so-
bre los medios de producción.
Los medios de producción se resumen con las formas median-
te las cuales la sociedad produce los bienes necesarios para la
subsistencia y están estrechamente vinculados entre las fuerzas
productivas y las relaciones de producción en el momento histó-
rico que les competa.
Para una exposición más clara y una mejor visualización de la
evolución que consideraron Marx y Engels en relación con los
medios de producción se recomienda revisar el cuadro 10–3.
Ahora corresponde presentar a Spencer. El inglés Herbert Spen-
cer (1820–1903) estaba abocado al estudio teórico social sobre el
cambio en la sociedad desde la perspectiva evolucionista y tenía
una fuerte influencia de Lamarck, quien sustentaba la importan-
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cia de la herencia en los rasgos adquiridos por un organismo.


Spencer consideró la importancia de la evolución en el ser hu-
mano, dio prioridad al concepto de libertad individual y a la cien-
cia, y visualizó la sistematización del conocimiento y la evolu-
ción como un aspecto de peculiar importancia en la construcción.
Talcott Parsons (1902–1979) es un destacado sociólogo norte-
americano del siglo XX que estudia los mecanismos de la acción
social y los principios organizativos que subyacen en las estruc-
turas sociales.
Parsons consideraba que la preservación del orden social, el
abastecimiento de bienes y servicios, y la protección de la infan-
128 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 10)

Cuadro 10–3.
Momento histórico Características
Comunidad tribal Al principio era de tipo nómada
Posteriormente, con la aparición de la agricul-
tura, fue sedentaria
Es el medio más antiguo de producción
Representa la reunión de familias
Tenía escasa producción
Era muy poca la productividad
Contaba con una mínima división de roles
No existían las clases sociales
Sociedad asiática Rural
Carente de propiedad privada
Liderada por los jefes de familia, consejo o
déspota
Existe interés común
Sociedad grecorromana Agrupación de tribus
El poder está en la polis (ciudad)
La organización social es militar
El poder está en el conflicto bélico
Existe propiedad del Estado
Aparece la propiedad individual o privada
El Estado representa a los hombres libres o
ciudadanos
Existen dos clases sociales: ciudadanos y
esclavos
Sociedad feudal Al principio fue rural y posteriormente urbana
La tierra es propiedad de los señores feudales
El trabajo lo realizan los siervos
Hay división de trabajo
Existen las clases sociales
La jerarquía social incluye artesanos: oficiales
y aprendices
Sociedad capitalista bur- Es consecuencia del desarrollo industrial y
guesa comercial
Hay desarrollo técnico y división del trabajo
Existen clases sociales diferenciadas
Domina la burguesía urbana
Estructura, sociedad y poder 129

Cuadro 10–3. (Continuación)


Momento histórico Características
Aparece el proletariado
Producción masiva
Concentración del trabajo en las urbes

cia eran algunas de las necesidades básicas prioritarias, cuya


satisfacción promovía la autorregulación y la autosuficiencia en
la sociedad que, en consecuencia, impactaban funcionalmente en
su estructura.
Quizá descuidó en su trabajo la función del cambio social y los
conflictos que esto conlleva, lo cual le mereció algunas posturas
críticas a su legado.
Otro importante sociólogo fue Alfred Radcliffe–Brown (1881–
1955), de origen inglés, que realizó sus estudios en el área antro-
pológica social y estimó que la vida debía ser considerada como
un sistema funcional.
Fue alumno destacado de Durkheim y conoció de cerca los
conceptos sobre valores compartidos y “conciencia colectiva”,
y la importancia del estudio del método científico hacia las socie-
dades que su maestro enarbolaba.
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Llegó a sustentar que la evolución de la ciencia antropológica


era semejante a la evolución de los organismos biológicos y los
sistemas dentro de una sociedad.
Claude Lévi–Strauss (nacido en 1908) es otro destacadísimo
sociólogo francés, que afirma que las diferentes culturas de los
seres humanos, su comportamiento, su forma de actuar, su capa-
cidad de expresar lenguaje e incluso sus mitos y leyendas mues-
tran esquemas comunes a toda la existencia del hombre.
Aquí hay que hacer una pausa y analizar de forma contrastada
las dos corrientes sociológicas que son representadas por los au-
tores citados.
130 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 10)

En primer lugar está el funcionalismo, una teoría que asume


que la sociedad representa un conjunto de partes, donde le mal
funcionamiento de una de ellas condiciona el reajuste de las
otras.
De tal forma que la sociedad es la suma del conjunto de institu-
ciones que se relacionan y trabajan a favor del sistema. Mali-
nowski afirmó en su teoría de la cultura que la existencia de las
instituciones sociales dependía de la capacidad de satisfacer las
necesidades psicológicas del hombre. Mientras tanto, Radcliffe–
Brown consideró que son cuestiones sociales y no las motivacio-
nes psicológicas las que explican la integración y la estructura en
la sociedad. Esto se problematiza aún más cuando se pretende
que el funcionalismo dé explicación a sociedades complejas.
Es justo ahora cuando debe analizarse el estructuralismo, una
teoría que se originó en la década de 1950 en Francia y considera
que los productos culturales encuentran explicación en el interior
del sistema en el que surgen y no fuera de él. Su objetivo es anali-
zar de qué manera se da este surgimiento, cuáles son las reglas
de operación, las limitaciones, su significado e incluso el comu-
nicado que de las mismas se expande a la sociedad. Destacan
Foucault, Barthes y Lacan como sus más dignos representantes.
El estructuralismo no se limita a la sociología, sino que se ex-
tiende a la filosofía, a la literatura e incluso a la investigación an-
tropológica.
Pero, ¿qué se encuentra actualmente en la estructura social en
México? Lo que se aprecia es una sociedad con marcadas des-
igualdades, donde el poder es connotación de grupos muy selec-
tos. Hay pocas oportunidades de empleos bien remunerados y la
mayoría de los ciudadanos aspiran a tener satisfactores sociales
que sobrepasan en sus expectativas a los sueldos que el mercado
laboral ofrece. Pareciera contradictorio, pero cuanto mayor es la
capacitación, mayor es el desempleo.
Estructura, sociedad y poder 131

Existen oportunidades para empleos informales y son pocos


los espacios en los que se oferta una oportunidad de empleo con
características de base. Y cuando esto ocurre, los accesos son
muy acotados.
Aunque existe voluntad política para aminorar el desempleo,
la vocación sobrepasa a la demanda.
Hay carreras profesionales con sobrepoblación y aun cuando
existe la posibilidad de generar autoempleo, el usuario potencial
no cuenta con recursos para solventar las necesidades ideales de
quienes se lanzan como emprendedores.
Sólo los empresarios afianzados con marcas reconocidas o las
franquicias de alto renombre pueden asegurar rentabilidad en su
apertura. Sin embargo, quienes laboran en ellas no pueden aspi-
rar a sueldos extraordinarios.
En las grandes empresas, producto de la mercadotecnia y el re-
nombre de la franquicia que ostentan, la mayor parte del personal
está constituido por jóvenes, quienes desarrollan una corta vida
laboral por varias razones:

S Cursan estudios de nivel medio superior o universitario.


S Su sueldo es muy bajo y las exigencias de horario sobrepa-
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san la oportunidad de estudiar y trabajar al mismo tiempo


en programas educativos que demandan la asistencia dis-
continua del joven.
S Hay probabilidades de crecimiento, pero las exigencias
son mayores y el sueldo no corresponde al esfuerzo.

Por otra parte, las perspectivas económicas no sólo han cambiado


en lo individual, sino también en lo familiar.
Las demandas de los miembros que integran una familia de
clase media no son subsanadas con un solo sueldo, lo cual deriva
en una reorganización en la estructura social primaria: la familia.
132 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 10)

Ambos padres tienen el deber de trabajar. En ocasiones esto se


asume y compromete a la pareja. En otras, es un cónyuge el que
trabaja en demasía para sustentar a la familia y aunque el otro tra-
baje no es suficiente para tener una vida holgada.
Así, el sistema fordista en el cual un solo sueldo mantenía una
familia, se sustituye por uno donde el conjunto de varios salarios
trae como resultado un ingreso económico aceptable para la rea-
lidad familiar.
Gran parte de la estrategia para sobrevivir bajo estas caracte-
rísticas estructurales es el apoyo en redes.
En las clases sociales menos favorecidas, el apoyo entre fami-
liares y amigos muy cercanos es lo que consolida la permanencia
en la familia. La familia que se apreciaba con todos en casa y el
padre trabajando se modificó. Ahora todos o la mayoría trabajan.
Sólo no lo hacen quienes aún no cumplen con los requisitos para
hacerlo, lo cual ocurre en familias que se unen para progresar.
En otros casos, insisto, es un solo miembro el que se entrega
totalmente con más de dos trabajos para sostener las exigencias
del gasto familiar.
De una u otra forma, la estructura social se modificó. La convi-
vencia se vio seriamente afectada, la estructura se debilitó y la
mayoría de las familias tienen un nivel de convivencia muy bajo.
Las oportunidades de interacción se ubican generalmente los
fines de semana, pero en otras circunstancias se considera la In-
ternet o el radio. Los contactos son generalmente efusivos, pero
pueden derivar en conflictos.
Los miembros de la familia tienen una dinámica muy indivi-
dualizada. Cada uno se acostumbra a estar “solo”. Y la conviven-
cia es difícil, porque el estar en familia implica compartir.
Los integrantes se consideran “familia” por tener lazos con-
sanguíneos y en ocasiones legales. Pero realmente son grupos de
trabajo.
Estructura, sociedad y poder 133

Los hijos representan al sector más afectado, junto con los


adultos plenos, pues exigen tiempo, compañía, atención y afecto.
Y en algunos casos lo obtienen, aunque en cantidades muy bajas.
Se sienten poco valiosos por no lograr la atención que el tra-
bajo confiere a los miembros activos de la familia.
En los niños no es posible entender que existan compañeros en
los que sus padres participan de todas las actividades escolares,
mientras que en su casa en ocasiones uno de los dos progenitores
es el que asiste y dicha asistencia siempre está medida por los per-
misos laborales y el tiempo, lo cual marca aún más la desigualdad
social.
Para unos es fácil tenerlo todo: dinero, tiempo, afecto, amor y
atención, y para otros hay que elegir lo que se debe dar y de qué
manera darlo.
Todo esto parece grave cuando hay oportunidad de provisión
en la familia y se torna completamente complicado cuando no
hay trabajo. Se presenta paulatinamente ascendente el proceso de
exclusión social. Es decir, el sujeto que no trabaja se va aislando
socialmente.
No es voluntad propia, sino un evento que se deriva de su falta
de contacto con la sociedad económicamente activa, lo cual im-
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pacta también en la estructura social, ya que los sujetos que no


laboran empiezan a generar una doble problemática tanto en el
interior —que influye en lo personal y en lo familiar— como en
el exterior, acrecentando los indicadores de desempleo y la po-
breza del país. Además de expresar una dificultad real de empatía
en los círculos sociales en los que se gesta el quehacer nacional.
Aun los sujetos que poseen un trabajo por contrato o constituyen
personal eventual o de confianza, y reconocen la vulnerabilidad
de su puesto, que en cualquier momento pueden perder.
En el siglo XX, sobre todo en la década de 1950 cursar una ca-
rrera profesional constituía una gran seguridad, pues auguraba
134 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 10)

equilibrio económico y un rol definido dentro de la estructura


social.
Había profesiones que predeterminaban el éxito: ser abogado,
médico, maestro o ingeniero era una garantía.
Hoy en día, en el siglo XXI, es improbable afirmar que la licen-
ciatura terminada sea la vía para alcanzar bienestar. Las exigen-
cias de un mundo globalizado impactaron fuertemente en la rea-
lidad social.
Una mayor comunicación, producto de un desarrollo tecnoló-
gico creciente, modificó las necesidades y los requerimientos de
formación, así como la propia realidad de la estructura social del
siglo XXI. Hay trabajos mal pagados en economías globalizadas
y empleos rígidos que impactan en la creación de nuevas oportu-
nidades. La flexibilidad laboral global no logra las metas de crear
nuevas propuestas y en los casos más graves se observa la pér-
dida del llamado “estado de bienestar”.
Día a día se entiende que la postura del estado de bienestar es
sinónimo de calidad y que calidad de vida es para algunos sinó-
nimo de estabilidad económica, mientras que para otros equivale
a la disminución de los indicadores de deterioro social.
Personalmente considero que la calidad de vida es la forma de
visualizar que existe vida y, con ella, esperanza. Hoy en día la
“estructura social” se entiende como sistema y organización.
En sí misma, la estructura social se aboca más a los tipos de inte-
rrelaciones que a la propia jerarquía de valores que la enmarcan.
Cuestioné a un grupo de alumnos sobre el concepto de estruc-
tura social y entre todas las respuestas me llamó la atención parti-
cularmente una, emitida por un joven del que causalmente se mo-
fan todos: “Estructura es la jerarquía de funciones que se
establecen en un sistema para crear una organización”. Todos
quedamos gratamente sorprendidos, en especial porque se apre-
cia con una lógica muy pensada.
Estructura, sociedad y poder 135

Una estructura implica una construcción que, para ser sólida,


necesita afianzar y definir los roles de sus integrantes. A lo largo
de la historia hay muy diversas teorías y modelos de explicación
de la dinámica social. Independientemente de las tendencias, to-
dos se ubican en la relación del hombre con el hombre mismo,
del hombre con el medio y del medio con el hombre, y la regla-
mentación que se establece para la interacción.
Tal vez faltaría agregar que en el nuevo concepto de estructura
hay que añadir las redes, donde cada persona representa en sí
misma una estructura. Ésta se conecta con un sinfín de sujetos
que a su vez generan nuevos contactos.
Por ende, la base de permanencia de la estructura social está
vinculada con el número de relaciones que cada sujeto realiza y
con el proceso de socialización que cada uno desarrolla a lo largo
de su vida.
En México esa es la clave de la supervivencia en la estructura
social. Las clases con menor poder adquisitivo sobreviven así.
Son como los equipos de fútbol americano: se ajustan de tal
forma que las familias nucleares y las extensas afianzan sus nive-
les de relaciones, y apoyan para que alguno de los miembros se
ubique en un puesto de impacto. Al lograr esto, el sujeto que lo-
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gró posicionarse tiene la responsabilidad de “jalar” a los demás.


Y lo hace.
Generalmente la creatividad del mexicano logra que posicione
a parientes que no son directamente consanguíneos; es decir,
cuñados, concuños o terceros o cuartos sobrinos, para solventar
que no sean “parientes cercanos los beneficiados”.
Con esta táctica sobrevive la familia. Por desgracia, cuando
esto no se logra en el lugar de origen, se promueve la migración,
que en ocasiones ocurre de zonas rurales a urbanas, de estado a
estado y, las más tristes, de países menos desarrollados a nacio-
nes más desarrolladas.
136 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 10)

Todos estos cambios estructurales se gestan y se aprecian con


gran claridad en países como el nuestro, debido a las implicacio-
nes económicas. La economía de un país es un elemento del desa-
rrollo integral del mismo, independientemente de la estructura
política, social y cultural, que también participan en la estructura
de la población.
El impacto en la economía se debe a que su naturaleza es el re-
sultado de las relaciones de producción, circulación, distribución
y consumo de una sociedad, que se gestan por los sectores indus-
triales, agropecuarios, comerciales, de servicio, externos y gu-
bernamentales. Pero, ¿quién participa en todo esto? El hombre.
Es el hombre quien debe generar un accionar eficiente, para
que las inversiones sean productivas, la distribución se realice
con rapidez y eficiencia, y el consumo sea un estímulo a la pro-
ducción y a la distribución, lo cual indica una demanda de mer-
cado para los bienes que se producen y distribuyen. Lo ideal es
que sean equitativos, oportunos, pertinentes y logren alcanzar si
no a toda la población, sí a la mayoría.
Hay que crear una distribución social igualitaria y con ello
orientar la política hacia el desarrollo ascendente, en el cual la
educación, la investigación y la toma de decisiones estén orienta-
das no sólo al crecimiento de un grupo, sino al crecimiento global.
Todo esto debe hacerse sin perder la capacidad de apreciar el
valor del hombre por el hombre mismo y no tomándolo como
parte de un sistema de producción. Con ello debe asumirse que
la estructura base de una sociedad es el hombre y que el hombre,
con valor y con valores, ejerce el poder con justicia, y que justicia
significa dar a cada quien lo que merece; no dar por dar, porque
un acto justo es un acto de reflexión en el que la estructura y la
organización de un grupo se equiparan con un sistema eficiente
de comunicación, donde el mensaje logra ser retroalimentado
cuando el contexto, el código y sobre todo el emisor y el receptor
Estructura, sociedad y poder 137

hablan un mismo lenguaje, que en el caso de la estructura, que


impulsa la sociedad y genera el poder, es la honestidad.
Por tanto, se puede concluir que así como cada uno de nosotros
somos portadores de una herencia biológica, somos también re-
presentantes de una estructura social, que la estructura social re-
presenta la organización de un sistema y que dicho sistema —lla-
mado nación, Estado, entidad, región o municipio— es un ente
vivo.
Su evolución depende de la pieza clave que lo compone: el
hombre. Es por ello que el hombre mismo debe reflexionar en el
interior de su propio sistema para identificar, diagnosticar, tratar,
prevenir y en su caso rehabilitar las zonas erróneas de su actua-
ción social. Una actuación responsable y continua se reflejará en
la sociedad.
Todos constituimos un gran dominó, donde una ficha que cam-
bia condiciona el cambio social.
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138 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 10)
11
Limpia tu casa mental

Tradicionalmente, cada vez que inicia un año se realizan propósi-


tos. La mayoría de las veces se priorizan situaciones que compe-
ten cuestiones económicas; en otras ocasiones se toman en cuen-
ta los beneficios estéticos y por alguna razón extraña se deja hasta
el final, y en ocasiones en el olvido, nuestra casa mental. Pero en
una sociedad como la nuestra, la necesidad de individuos sanos
es suprema.
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Nuestras emociones, pensamientos y sentimientos son cons-


truidos por nuestra visión del mundo y gran parte de los conflic-
tos que se generan en las relaciones están vinculados con expre-
siones de ira, la cual traduce un dolor y una amargura escondidos.
Somos lo que pensamos; los pensamientos se construyen por
el ambiente que rodea al sujeto y la visión que del mismo tiene
cada persona.
Un sujeto puede ser feliz en condiciones adversas si su plan-
teamiento mental le brinda argumentos para tal fin; en cambio,

139
140 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 11)

puede habitar en un palacio y ser totalmente desdichado. Su con-


trol es pobre y su expresión emocional totalmente vana.
Un sentimiento responsable de mantener en desorden la casa
mental es la ira y se clasifica como una emoción. Es decir, es la
manifestación de una conducta humana que puede considerarse
por su origen natural.
La ira cumple una misión definida en la dinámica de la perso-
nalidad del sujeto; permite expresar su postura personal frente a
una situación y exponer su reacción ante situaciones límites.
Cuando se dice que la ira es un espectro conductual, es porque
se engloba una gama de acciones que la caracterizan. Un espectro
representa un patrón definido de actos; es un marco de acciones
muy bien delimitado que prioriza la descarga adrenérgica sobre
un objeto o un sujeto determinado.
Por lo tanto, es una vía de expresión. En sí, la ira se puede con-
siderar como una manifestación sana cuando es eventual, pero la
cotidianidad de su expresión, que la lleva a ubicarse como una
característica del sujeto, es totalmente patológica; es decir, enfer-
miza y perjudicial para el individuo y su entorno.
El diccionario proporciona las diferentes acepciones de ira:

1. Pasión del alma, que causa indignación y enojo.


2. Apetito o deseo de venganza.
3. Furia o violencia de los elementos.
4. Repetición de actos de saña, encono o venganza.

Cuando se expresa que la ira es una pasión del alma, se asume que
la capacidad de razonar del sujeto queda bloqueada. Un sujeto
que actúa pasionalmente responde ante los instintos básicos de
supervivencia, ricamente sustentados y magnificados por los
efectos de la emoción.
Y quien así procede, no reflexiona sobre el tipo de conducta
que está por ejercer. Mucho menos alcanza a divisar el posible
Limpia tu casa mental 141

resultado de la misma. Ésta en un estado que en inglés se llamaría


black out.
La confusión domina la mente del hombre; se ciega y procede
con furor en contra de quien considera el o la designada para reci-
bir su descarga. A esto se le añade una percepción de daño, donde
el más perjudicado es el sujeto iracundo, que se considera agre-
dido, humillado y minusvalorado; es decir, totalmente carente de
valor hacia quien va a expresar su malestar.
En esos momentos, su deseo de “sacar afuera” su enojo no en-
cuentra medida. Se convierte en un apetito voraz o deseo de ven-
ganza, que inicia con sentimientos de furia o violencia de los ele-
mentos que acorde a su entorno mental condicionaron su disgusto.
Y puede contundir, atacar e incluso privar de la vida al sujeto
“diana” por el simple hecho de sacar su encono.
Pero, ¿qué produce la ira? La ira puede ser condicionada por
factores biológicos, psicoafectivos, sociales o incluso por la
combinación de dos o de todos los factores.
Particularmente considero que la suma de los tres factores da
como resultado la expresión iracunda en un sujeto.
En el factor biológico sobresale el temperamento. Se sabe, que
junto con la creatividad, el temperamento se hereda; por lo tanto,
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la forma de reaccionar de cada individuo es de esencia ancestral.


Por otra parte, existen patologías y malformaciones que pueden
promover una alteración en la descarga hormonal. Existen casos
donde una hipersecreción adrenérgica y una baja producción de
serotonina explican la depresión y la conducta maniacodepresiva
en un sujeto.
Al principio de la fundamentación de la criminología como
ciencia, Lombroso, padre de la antropología criminal, condicio-
naba incluso los rasgos físicos de un sujeto con tendencias a la
criminalidad. Y obviamente con franca predisposición a sacar
fuera su “mal genio”.
142 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 11)

Pero el hombre no sólo es un ente biológico; también es un ser


psicoafectivo. La forma en la que se conforma la personalidad
del individuo está en dependencia directa de sus relaciones y vín-
culos de amor.
El amor es un sentimiento perfecto y quien no lo posee para sí
mismo, no puede expresar una conducta ideal. Cuando se señala
la conducta ideal, se considera que una persona asume los valores
sociales y los principios de convivencia, y cuenta con un código
de ética en su comportamiento.
No se requiere pertenecer a un colegio profesional para asumir
un código de ética. Como personas, debemos y tenemos el dere-
cho de defender nuestros principios y expresar nuestros valores
de forma colegiada, individual y grupal, siempre con una postura
personal que enmarque un temperamento educado. El carácter es
el temperamento que pasó por el modelado del ambiente, la con-
ciencia social y la cultura contemporánea.
Por ello, el carácter de una persona es algo más que una expre-
sión. Es el resultado de un proceso oculto que reviste de gala el
accionar de cada sujeto. Por lo tanto, la personalidad, la conducta
y la ira tienen una línea muy delicada que puede expresar males-
tar de muy diversas formas.
La personalidad constituye el conjunto de factores internos y
externos que coinciden en tiempo y espacio de manera armónica
en la identidad de un sujeto.
La conducta es el resultado de esta combinación y existen con-
ductas sociales, parasociales, asociales, antisociales y bipolares.
En todas se puede expresar la ira, pero sólo en la conducta so-
cial se controla de forma adecuada, para evitar el daño personal
y social.
Por ello, es importante valorar qué tipo de visión del mundo
tiene cada persona, pues con base en él se desarrolla la propia per-
sonalidad. La determinación de la construcción de la visión del
Limpia tu casa mental 143

sujeto trae como resultado el tipo de personalidad que cada per-


sona manifiesta en su comunidad.
La visión del mundo está constituida por el conjunto de expe-
riencias, vivencias e interacciones que el hombre tiene con su en-
torno. Manifestándolo de acuerdo con el color del cristal que
cada quien le pone a su vida. Hay quienes todo lo ven color de
rosa y son felices, y hay quienes gozan con ver un color negro
continuo y aun cuando no vean con claridad son felices también.
Existe otro grupo donde a ratos se ve todo rosado y en otros se
ve todo oscuro, y existe uno más, donde ni siquiera se le propor-
cionan colores a la existencia.
Por ello, la expresión de la conducta está mediada por los re-
sultados que en su desempeño el hombre manifiesta en su con-
ducta. Los entornos familiar y social son determinantes.
La familia puede alentar el desarrollo de una visión normal y
compartirla, pero no imponerla. Si de la familia dependiera crear
la visión del sujeto, se tendrían muy pocos estudios sobre preva-
lencia de la criminalidad. Esto se afirma cuando la familia está
constituida por integrantes que conciben su autovalor, cuando
anteponen los principios de crecimiento y desarrollo, cuando sa-
ben levantarse de todas las caídas y cuando consideran que las
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derrotas son la antesala del triunfo.


Sino es así, la propia familia puede generar una visión defor-
mada de la realidad. La calidad de la familia se ve en la calidad
de las relaciones y los triunfos se observan en las relaciones de
sus integrantes.
La funcionalidad perfecta en una familia no se mide en los ani-
versarios de bodas cumplidos, sino en la satisfacción y vida salu-
dable de sus miembros.
Hay familias extensas y nucleares. Las familias extensas las
constituyen los padres, hijos, abuelos, tíos, primos y hermanos,
todos bajo un régimen patriarcal, donde existe jerarquía de edad.
144 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 11)

En la que todos trabajan como una comunidad y se apoyan para


el crecimiento. Muestran sentimientos solidarios y participan de
todos los problemas con el afán de resolverlos. Estas familias son
muy características en las poblaciones rurales o aisladas y en
ellas existe una satisfacción entre el medio de subsistencia, que
generalmente es la tierra, y las necesidades familiares. Si no es
así, su comportamiento es como el de las familias nucleares.
Las familias nucleares actuales priorizan el trabajo. General-
mente ambos padres trabajan y viven con sus hijos apenas conec-
tados con sus demás familiares. Los miembros son independien-
tes, pueden vincularse en espacios cortos y los integrantes operan
normalmente si son saludables con menor problemática que las
familias nucleares en las que existe codependencia en alguno de
sus miembros.
Estas familias nucleares que caracterizan la vida urbana actual
también se extienden a las zonas rurales cuando los habitantes no
encuentran la subsistencia a través de las actividades vinculadas
con la Tierra.
Bien sean unas u otras, las familias tienen peso en el comporta-
miento de los hijos y, por ende, de la sociedad. Una familia enfer-
ma genera entes enfermos que derivarán en sociedades enfermas.
Una familia sana procrea entes sanos, que lo demuestran con una
adaptación y construcción social favorable.
La sustentabilidad es sinónimo de sanidad. Un sujeto con si-
tuaciones no resueltas es candidato a expresar ira a corto plazo,
en especial cuando sus necesidades profesionales tampoco son
subsanadas. Y si a ello se le añaden las altas expectativas de su
progreso mermadas por la realidad de la mayor parte de los esta-
dos capitalistas del planeta, la ira es más que una amenaza: es una
realidad temprana que pronto aparecerá.
Si la familia es el obstáculo para la realización del sujeto, se
abren dos posibilidades: la primera, que el sujeto se estanque y
Limpia tu casa mental 145

no avance más; la segunda, que haga un lado a la familia y delinee


su crecimiento. Si es así, se generan nuevas opciones: que al cre-
cer regrese a la familia y la apoye, que al crecer se olvide de la
familia y despegue solo, que al crecer lo haga con apoyo de ami-
gos que lo enriquezcan en los ámbitos espiritual y material, o que
al crecer lo haga con sujetos que sólo promoverán en su vida la
destrucción. Si en el trayecto de estas rutas el individuo no re-
suelve sus necesidades, aparecerán nuevas, que aunadas a un sen-
timiento de culpa generado por el remordimiento de salir del
seno familiar traerán como consecuencia una paulatina y ascen-
dente propensión a la ira. El sujeto puede promover la ira hacia
su propia persona y actuar con irresponsabilidad hacia su cuida-
do personal, desvalorizando su propia existencia —pese a sus
éxitos profesionales— o la existencia de quienes lo rodean.
La sociedad, por lo tanto, después de la familia es un factor
muy poderoso para propiciar que la ira se presente en un sujeto.
La sociedad delinea el tipo de personas que para ella son valio-
sas; indica cómo deben vestirse esas personas y qué deben hacer;
prioriza los hábitos destructivos como tomar, fumar y ser anoré-
xico y comprador compulsivo, así como tener una mansión, un
carro deportivo, un novio fuerte, alto y vigoroso o una novia del-
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gada, rubia y muy adinerada.


Si se quiere pertenecer a la “clase mediática” habrá que vestir
lo que el consumismo invita diariamente y cada segundo a reali-
zar. Con vestir me refiero a todo lo que esto conlleva: desde la ac-
titud hasta el calzado.
La sociedad indica de qué manera hablar, qué idioma aprender,
qué sitios visitar, a dónde vacacionar, qué especialidad elegir y
en qué universidad, y hasta el posgrado que asegura obtener
“triunfos”.
Si un sujeto con una marcada carencia de autovalor acepta
como “dogma” lo que el consumismo mediático proyecta, se
146 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 11)

frustrará si no lo alcanza y, con el paso del tiempo, dicha frustra-


ción se derivará en ira.
La ira se exacerba en la medida en que el tiempo transcurre y
no se logra obtener lo que la mayoría alcanza. Primero refleja esta
ira para consigo mismo y posteriormente para su entorno prima-
rio, representado por su pareja, sus hijos o sus compañeros de tra-
bajo; incluso llega a desatarla contra todas la personas que con-
vive.
Normalmente quien recibe la descarga de ira del sujeto es la
persona más próxima a él, puesto que la ira siempre se descarga
con quien más amor le muestra a la persona, con la persona que
se siente más afín o quien podría considerarse su espejo. El espe-
jo lo constituye la persona a la que admiramos, pero también a
la que vemos con muchos defectos.
Todos recordamos si cuando éramos pequeños los padres, los
hermanos, los maestros e incluso los amigos nos dijeron palabras
malsonantes o poco cordiales. Si uno es capaz de recordarlas y
acordarse de quien las dijo, podrá descubrir qué defectos ocul-
taba.
Si alguien te gritaba “inútil”, simplemente exponía: tú eres útil
y yo no. Si alguien te gritaba “malo” o “mala”, sólo hablaba en voz
fuerte para autosancionarse. Si esto fuera de dominio común, se
evitarían muchos problemas, porque sabríamos con certeza que
todo lo que los demás nos “gritan” representa lo que ellos son o
lo que a ellos les hicieron sentir que son.
En muchas ocasiones le damos un peso excesivo al juicio de
los demás y lo hacemos con tal magnitud, que no razonamos al
realizarlo, porque actúa la emoción. Si yo considero a alguien
con valor, es porque lo considero emocionalmente importante
para mí.
Si actúa la emoción, se bloquea el raciocinio y si mi padre o
mi madre me gritan “eres una tonta”, les creo, simplemente por-
Limpia tu casa mental 147

que ellos me lo dicen. Ellos son autoridad, los quiero y tienen más
experiencia. Pero esto no sólo lo creo, sino que lo asumo como
criterio de vida y empiezo a actuar como tonta, porque así me ven
mis padres y así debo ser. Todos mis esfuerzos se encaminarán
a parecer tonta y puede ser que triunfe en cualquier aspecto profe-
sional, pero en mi ser personal siempre seré feliz siendo tonta.
Así, buscaré una relación donde mi pareja me diga “eres una ton-
ta” y me voy a sentir muy feliz, porque me recordará con esa lo-
cución lo que toda mi vida mis padres me dijeron. Pero un día,
entrada en desajustes emocionales, reaccionaré y expresaré mi
ira ante la sola mención de “tonta” y pagaré las consecuencias de
mi reacción.
Y lo mismo hará el hombre al que le dijeron lo mismo o algo
mucho más ofensivo. Porque la persona sabe que no lo es, mas
entra en conflicto al reconocer que es diferente a la percepción
que sus seres queridos tienen de él o ella, pero como los ama
tanto, no quiere contradecirlos y por eso calla. De este modo se
instala la ira, que va a crecer y estallar contra quien menos se que-
ría proyectar.
Así surgen los actos violentos, donde la violencia constituye
un uso excesivo del poder. En el área familiar equivale al abuso
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de la autoridad que intenta controlar el pensamiento, la acción y


la voluntad de los miembros, sin respeto a su libertad de acción.
Se reconoce como violencia familiar, porque se dirige contra uno
de los miembros con los cuales se cohabita. Sin las características
de reiteratividad y cohabitación, no es violencia familiar.
La violencia familiar se convierte en un fenómeno cotidiano,
donde el padre les grita a la madre y a los hijos. La madre contun-
de a los hijos para “educarlos” y los hijos se pelean entre sí. La
familia crece, pero de forma enferma.
Cuando los hijos integran su propio camino, buscan repetir los
patrones, y lo logran. Reiteran lo que vieron en su hogar, sea posi-
148 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 11)

tivo o negativo, o en el peor de los casos con innovaciones que


superan la imaginación de la destrucción humana.
La inseguridad es el sentimiento que guía cada paso. La inse-
guridad conlleva los celos, los conflictos y, por ende, el germen
de la ira que inyectarán en cada hijo. Si alguien no corta con este
fenómeno, sólo se engendrarán dolor y destrucción.
La ira es un fenómeno biológico, un factor de afectación psi-
coafectivo y una herencia social que menoscaba al ser humano.
La ira es emoción y, por ello, puede modelarse.
Limpia tu casa de ira si es posible y hazlo de forma seria, pro-
gramada y tenaz. Para que se exprese la ira se requiere un entor-
no, un escenario y los actores. Tú puedes dejar ser protagonista
de episodios que te dañen o en los que dañes. Se tiene sólo una
oportunidad de vivir, ¡aprovéchala!
Ahora me gustaría compartir contigo el proceso para limpiar
tu casa mental:

1. Identifica las situaciones que te incomodan.


2. Visualiza el entorno que rodea a dichas situaciones.
3. Aprecia a las personas que condicionan dicha situación.
4. Valora la frecuencia que tiene esa situación.
5. Ordena todos los sucesos que motivaron que se presentara.
6. Enfoca tu participación de manera panorámica; es decir,
crítica tus acciones y aprecia qué te gustó y qué no te gustó
bajo este contexto.
7. Mira detenidamente una situación que te condicionó gra-
ves problemas y proporciona alternativas de comporta-
miento distinto al que en ese momento tuviste.
8. Admite errores si los encuentras y felicítate si hay acier-
tos.
9. Siente alegría por vivir.
10. Cree que todo es posible si se sueña, se trabaja y se enfoca.
Limpia tu casa mental 149

11. Todo lo que aprecias a tu alrededor primero fue soñado,


después ejecutado y ahora está a tu servicio.
12. La limpieza de tu casa mental inicia con el simple deseo
de cambiar y cambiar significa hacer algo diferente a lo
que normalmente se hace.

En todo el ser humano, desde su creación, existe la posibilidad


de cambio. El deseo de mejora es una realidad cuando se trabaja
todos los días de manera incesante.
El cambio se da en la medida en que se asume la posibilidad
de ser mejor para servir mejor.
Si cada persona se responsabiliza por “limpiar su casa men-
tal”, la humanidad vivirá en un ambiente saludable.
Cada persona posee una valiosa herencia que enmarca un teso-
ro muy grande, llamado vida. Y la misma se construye día a día.
Ser feliz es una decisión y la decisión está en ti.
La fuerza suprema que te otorga la vida, también te da la liber-
tad de decidir. Tú tienes la responsabilidad de condicionar una
nueva existencia y ponerla al servicio de tu comunidad.
Un individuo sano genera una sociedad sana. Y dentro de este
ámbito, el poder se utiliza para servir y no para ser servido.
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Así, las distintas porciones que conforman la estructura social


generan espacios saludables y, en consecuencia, territorios posi-
tivos para el progreso y el bienestar.
150 Poder, sociedad y estructura (Capítulo 11)

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