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Paz Inverencial: Este es mi relato de poder, mi nombre físico es Emmanuel Adonay.

Relataré mi segunda experiencia con medicina madre Ayahuasca. Por supuesto, la primera fue tan
importante como la segunda, pero en ésta obtuve mucho mas entendimiento y comprensión de
do*, de la existencia universal y visiones.

Previo al primer vaso de Medikuni, el chamán Carlos1 me hizo rapé, con el que obtuve el
desprendimiento de la mente, la claridad y por sobre todo calma.

Antes de empezar, el hermano Gop me dio un consejo: cerrar los ojos y bailar al son de los
calabazos. Así hice, no enturbié mi frecuencia con la mente.

Tomé el primer vaso, comencé haciendo ritmos con los calabazos sentado y sentí la necesidad
inmediata de ponerme de pie y bailar. En menos de los cinco primeros minutos comenzaron las
visiones. Con los ojos cerrados se manifestó el espíritu de la Chakruna, colores que rápidamente se
intensificaron hasta volverse tan intensos como un arcoíris. Entré a un templo en donde sentí me
esperaban hace mucho tiempo. El templo tenía pilares con franjas de colores verticales. Esos
pilares tenían rostros (parecidos al arte de Alex Gray). En ese entretanto en el que todos y todas
hacíamos sonidos en la sala (en total éramos 11 almas en la habitación, incluyendo a Carlos y a la
Madre) se cantaba a los nahuales, animales de poder para que se manifestasen. Siento que la
madre ayahuasca en ese momento me otorgó un regalo, que fue mi voz en baja frecuencia con
sonidos guturales, algo que nunca había practicado ni dominado antes; me otorgó esta llave para
entrar al portal.
Así pude agradecerle y pedir que me tomara y llevara al sol. Sucedió en pocos segundos, me vi
tomado por ella viajando por el espacio, flotando, tranquilo hacia un agujero en el sol. Por dentro
lo visualicé como una carpa, una gran carpa de fuego, en donde mi temperatura subió y sentí un
calor en el pecho y una sensación de felicidad inmensa, felicidad pura.
Cuando decidí volver, lo hice en forma de animal Nahual. Comencé a sentir desde mis omoplatos
una tensión que me obligó a moverlos; cuando lo hice se desprendieron alas, que sentía y
vislumbré en forma de luz, vi mi cuerpo lleno de plumas (con los ojos cerrados) y sentí la
curiosidad de abrirlos y ver mi cuerpo físico; lo hice y realmente mis brazos tenían plumas, y mis
pies tenían una forma extraña. Volví a cerrar los ojos y me vi volando y bailando mientras lo hacía,
siempre en ascensión, volando de manera vertical.
Con los ojos abiertos y ya traspasadas dimensiones seguí la danza y el ritmo. Thor abrió la mesa
para un segundo vaso de Medikuni. Tomé; miré con los ojos abiertos la habitación templo
vibrando, las paredes, los dibujos e imágenes, el suelo comunicando; el ambiente era como estar
en medio de la selva.
Avancé hacia el centro a seguir el machitún, cantando gutural. Fue cuando se me presentó el
segundo animal de poder. Fue una transición de animal. Me vi como halcón, sentí mis alas e
instintivamente quise sacarme con las garras el pico, como lo hacen los halcones; pero en el
intento de hacerlo mis garras cambiaron de forma, se alargaron y ensancharon. Cuando me di
cuenta de que ya no tenía plumas y tenía escamas comencé a batir las alas fuertemente. Me sentí
fuerte, el color de mis escamas era negra, con destellos rojos. Mis colmillos gigantes, los mostraba.
Fui un dragón. Quise tirar fuego, pero no pude inmediatamente, tuve que acumular calor en el
pecho para lograrlo. Después de un rato de estar batiendo las alas tiré fuego a gusto. Me visualicé
volando por el espacio, por entre estrellas, revoloteando.
Volví a la habitación templo, la frecuencia estaba muy elevada en ese momento, se percibían
muchos planos y la danza de la familia sagrada seguía.
En el centro, comencé la danza en posición de indio, en cuclillas. En ese momento se me presentó
el tigre o león nagual, corriendo por un paisaje árido que sentí como África. En el plano físico
saltaba de adelante hacia atrás, mostrando los dientes. En medio de un salto me convertí en una
cebra; pero esto solo por un mínimo instante.
Volví a la danza y a la habitación templo, de cuclillas seguí el ritmo. De pronto comencé a
hundirme, me vi desde arriba como un cadáver de animal en putrefacción siendo absorbido por la
madre pacha; llegué al núcleo de la tierra, sentí su dolor, estuve sumergido unos momentos que
sentí muy lentos; fue cuando sentí la mano de la Madre, dándome su apoyo desde arriba. Con su
mano me dio la fuerza para ascender nuevamente. Me reincorporé a la danza.
Mi cuerpo físico sintió la necesidad de orinar y me encaminé al baño del templo. En el baño me
miré al espejo y puse en práctica algo que había mencionado el hermano Pracriti, de mirar un
punto fijo entre los ojos en el reflejo. Pasó que me biloqué, sentí mi alma surgir del cuerpo y
revolotear en otro lugar, y mi rostro lo vi tal como era, horrible en esa dimensión, todos los
demonios con los que en ese momento estaba luchando. Los conjuré y lancé rayos para
apartarlos, y así fue. Luego aparecieron manchas en mi rostro, como ojeras negras grandes, y se
tornó como a un rostro de felino, parecido a un jaguar. Volví a la habitación templo.

Luego, invocando con guturales al espíritu de Toe pude lograr el desdoblamiento, mientras bailaba
y hacía sonar los cascabeles. Visité a mi madre física en la casa donde vivimos en Santiago de Chile,
La Pintana. Le decía lo maravilloso que era descubrir la real existencia, que todo iba a ir bien, que
comenzaría el tiempo de la sanación. Corté con rayos algunas sombras que vi en ella. A mi padre,
que dormía a su lado, también le hablé, verbalizando que un nuevo paisaje se asomaría en su vida.

Mientras seguía la danza y el ritmo, instintivamente comencé a mover la mano derecha, a recibir
algo que venía de arriba. Lo visualicé como un huevo de luz que tragué. Seguí el machitún.

Regresión a vidas pasadas: Fui vikingo. Sentí sabor a carne en mi boca, mucho sabor a carne y me
vi bajando desde el cielo a una fiesta vikinga a la intemperie, donde había música, seres comiendo,
seres gritando. Avanzaba rasgando el aire a mordiscos; el aire era de carne. Avanzaba comiendo.
Dos vikingos me llevaron colgando de los brazos hasta frente a un árbol que tenía un rostro
redondo y blanco en el centro, rostro que me hablaba no recuerdo qué.
Cuando me iba retirando de la visión, pensaba en lo mucho que en esa vida necesité la carne, pero
verbalizando que ahora, en el estado de consciencia y en el cuerpo que me encuentro no la
necesito, ni yo ni mi familia genética. En ese momento me convertí en el Nagual Dragón. Con el
fuego sagrado quemé los lazos que mi familia genética sostenía con la carne. Lo visualicé como un
triángulo donde mi madre física estaba en lo más alto, en un nivel de importancia mayor. El fuego
de dragón todo lo consumió y los cadáveres y los lazos se hicieron cenizas hasta desaparecer.

Fui por segunda vez al baño por una necesidad imperiosa de vomitar, sabía lo que tenía que botar.
Era todo el mal de mis padres físicos. Todo el daño, todo el karma que enfrentaron durante los 24
años juntos a pesar de ser un matrimonio hermoso (mis padres se están separando). Fui al baño
donde frente al espejo me levanté la polera y vi este ser entre mis costillas, era monstruoso y
deforme. Comencé a exorcizarlo, exorcizarme. Tuve que ayudarme con la mano derecha hasta
dejarlo en la garganta. Ahí lo vomité en el w.c y se fue por fin. Luego oriné y enfrente de mi se
presentó el espíritu de la ayahuasca. La veía dorada, parecido a la cábala. Vi en el centro superior
el Tetragramaton sagrado de fuego. Éste descendió hasta la altura de mi ombligo; fue cuando las
dimensiones se unieron, avanzando hacia mí. Fue un regalo que mamita ayahuasca me otorgó, el
tetragrámaton en mi interior, en mi vientre tatuado en fuego.
Cuando volví a la habitación seguí la danza. Vi a la hermana Josephine con la necesidad de botar
algo y comencé un machitún para ella. La veía desde arriba, embarazada con su vientre hinchado y
acariciándolo.
Luego de todo sentí mucho cansancio del cuerpo físico y me recosté. Miré hacia al lado y vi a la
hermana Jo como la estatua del buda, gigantesca hacia arriba.
Después todo fue viaje pasivo. Descansando. La hermana Jo se acercó a mi y nos miramos mucho
tiempo, frente a frente. La veía como un ser acuático, parecida a una serpiente, flotando, de color
azul y con muchos ojos superpuestos en los suyos. Nos comunicábamos sin verbalizar.

Mis últimos recuerdos de la visión son ver al hermano Gop, el danzante, haciendo los últimos
esfuerzos por mantener en alta frecuencia a todes en el templo.

Éste fue mi relato de poder,


Paz inverencial!

¡JAYAYA!

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