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CARLOS BACA

A principios del año 2000, Jaime Núñez fue nombrado Superintendente del almacén de la
Sucursal de Star Oil Company, en Cali, Colombia (Anexo1). La oficina central de la
empresa Star radicaba en Bogotá y distribuía productos petrolíferos por todo el país a
través de una red de oficinas divisionales, por ciudades. Al hacerse cargo del puesto,
Núñez, que contaba con 40 años, se venía desempeñando como Director de Sucursal de
una compañía petrolífera de la competencia más pequeña; sustituyó en la Star Oil a un
empleado que había alcanzado la edad de la jubilación. En su nuevo puesto, Núñez
estaba al frente de 30 hombres, la mayor parte de los cuales trabajaban en el almacén.
Sin embargo, algunos eran conductores de camión y vendedores que repartían los
productos de la empresa a los clientes.

Cuando Núñez asumió el cargo, pensó que las circunstancias del almacén podían
mejorarse considerablemente. Durante el primer año hizo varios cambios relativamente
menores que, por lo general, se consideraron beneficiosos. Sustentaba firmemente el
criterio, y lo expresaba con frecuencia, de que los hombres a sus órdenes debían tener
mentalidad de vendedor, particularmente los conductores de los camiones que mantenían
constante y directa relación con la clientela. En el curso del segundo año en la empresa,
atacó de una forma especialmente intensa este problema.

Uno de los hombres a sus órdenes era Carlos Baca, de 52 años, caleño de nacimiento.
Individuo alto y corpulento, había trabajado en la empresa durante 19 años. Contratado
inicialmente como conductor de camión para repartir aceite de lubricación a un sector de
la comarca agrícola, había trabajado desde entonces como almacenero y conductor,
indistintamente. En los últimos años, Baca había trabajado como vendedor en un camión
de plataforma, transportando productos de la empresa a los cliente al por mayor,
distribuidores mayoristas de estaciones de servicio. Además del reparto y la redacción de
pedidos de venta, facturas y partes diarios de caja, la tarea requería habilidad como
vendedor y ciertos conocimientos de los productos y precios de la empresa.

Núñez había recibido varias quejas de la oficina y de los clientes acerca de la forma en
que Baca registraba sus ventas. Núñez le había hablado a propósito de esto, pero Baca
no había corregido sus métodos. Por añadidura, Núñez había tenido dificultades para que
Baca observara otras indicaciones. Cargaba en camión a su modo y cuando Núñez
intentó conseguir que lo cargara de forma que el peso se distribuyera por igual, Baca se
negó alejando que de aquella forma le era más difícil la descarga, exigía un innecesario
trabajo de montar y desmontar y, además, le producía mayor cansancio, al propio tiempo
que agravaba una dolencia en la espalda que en ocasiones le producía molestias.

A principios del 2001, como continuación de sus esfuerzos para conseguir que los
conductores y vendedores de ruta prestaran preferente atención a las ventas, Núñez
habló con su Jefe, el Director de Distrito, Ricardo Jarrín, y le recomendó que un hombre
más joven, con más habilidad como vendedor, y que fuera mejor acogido por los clientes,
sustituyera a Baca. Jarrín, que llevaba en la empresa bastante tiempo, pero que era
nuevo en su actual cargo, se mostraba dispuesto a autorizar el cambio siempre que el
Consejo de Empresa de la Planta lo aprobara.

El Consejo de Empresa era un grupo patrocinado por la compañía formado por 2


miembros elegidos por los empleados y 2 nombrados por la empresa, con el Director de la
División en calidad de Presidente. Los ejecutivos de la oficina central de la compañía,
estaban muy orgullosos de estos consejos e insistían que se reunieran mensualmente y
remitieran las minutas de las reuniones a la oficina central. El Consejo de Empresa de la
sucursal de Cali y los grupos similares de otras sucursales, habían demostrado su eficacia
en cuanto hacía referencia a obtener mejora para los empleados. Una de estas mejoras
consistía en un plan de jubilación muy liberal, para los empleados que alcanzaran la edad
de 65 años. Los empleados de 55 años, que por causas físicas o de otro orden no
pudieran trabajar, podrían percibir una pensión fija.

 En la época en que el caso de Baca se vio en el Consejo, los miembros elegidos


eran Pedro Barúa, un vendedor con camión cuba (Camión Cisterna), y Fernando
Deústua, almacenero. Jarrín y Núñez figuraban como miembros nombrados por la
empresa y J.C. Figueroa era el Presidente del Consejo. No sin ciertos recelos,
estos hombres decidieron, que un hombre más joven sustituyera a Baca en su
trabajo y que este último fuera trasladado al almacén. Los miembros del Consejo
temían que Baca protestara por el cambio, puesto que su nuevo empleo le
significaba una reducción del sueldo de US$ 100 mensuales. Sin embargo, Núñez
creía que Baca, aunque tal vez a regañadientes, aceptaría el puesto ofrecido,
debido a que el menor esfuerzo físico que exigía compensaba la reducción de la
paga. Para que a Baca le resultara todo más llevadero, el Consejo convino atribuir
el traslado al menor esfuerzo físico que el nuevo puesto representaba, sin
mencionar para nada las reclamaciones de los clientes y los errores en la
facturación.

Cuando Núñez le informa acerca de la decisión del Consejo, Baca reaccionó


violentamente, alegando que se trataba de una tentativa para deshacerse de él Después,
manifestó que en lugar de pedirle que aceptara una reducción de su sueldo, creía que
debía habérsele permitido ocupar el puesto de vendedor en un camión cuba, en la nueva
unidad de reparto que la División se disponía a añadir. El resultado de la conversación fue
que Baca comunicaría a Núñez, al día siguiente, si aceptaba el traslado.

Al día siguiente, Baca comunicó a Núñez que no había cambiado su forma de pensar, y
que se proponía recurrir al Consejo de la empresa a fin de que anulara su decisión.

Núñez transmitió el mensaje a Jarrín, quién juntamente con Núñez hablo a Baca. Jarrin
aclaró, como ya había hecho Núñez, que en opinión de la empresa, el actual trabajo de
Baca era demasiado pesado para un hombre de su edad y constitución, y que
consideraba que el cargo al que pensaban destinarle beneficiaría su salud. Como sea que
Baca mantuvo su opinión, se convocó una reunión especial del Consejo para el día
siguiente por la tarde. También Barúa y Deúesta hablaron con Baca, pero ninguno de los
dos pudo persuadirle de que cambiara de opinión. En todas sus conversaciones con
Baca, ninguno de ellos aludió a otras razones que justificaran su traslado.

En la reunión del Consejo, antes de que Baca entrara en la misma, Barúa, que contaba
con 55 años y era conductor de un camión cuba, mostró cierta simpatía por la actitud de
Baca. También expresó su temor que el apartamiento de los hombres de edad se
convirtiese en política de la empresa. Pero Núñez y Jarrín, que actúa de Presidente
porque Figueroa se hallaba ausente, le recordaron que la empresa no traslada a Baca a
causa de su edad, sino por su poca predisposición a cooperar en la política de venta de
Núñez. El hecho de que hubieran evitado decirle a Baca sinceramente el motivo de su
traslado, dio lugar a una discusión, en el trascurso de la cual los miembros decidieron que
no debía ocultársele a Baca por más tiempo el motivo real de su traslado.

Cuando Baca apareció en la reunión estaba visiblemente alterado, Reiteró su enojo por el
traslado propuesto y repitió lo que anteriormente había manifestado a Núñez y a los
demás. Dijo que había perdido muchas horas de sueño a causa de este asunto y que
creía que el Superintendente abrigaba animosidad en contra de él. Solicitó finalmente a
todos porque habían tomado aquella decisión, ya que él pensaba que Núñez tan solo
quería deshacerse de su persona.

En este momento, Núñez le explicó cuidadosamente que él creía que el trabajo en el


camión con plataforma era excesivamente arduo para un hombre del peso y edad de
Baca. Hizo incapié en los riesgos implícitos en la carga y descarga desde la parte trasera
del camión particularmente teniendo en cuanta lo dolencia de Baca en la espalda. Acabó
diciendo que era demasiado difícil para un hombre tan pesado como Baca, alzar y
acarrear bidones de aceite de 25 a 30 Kgs. y depositarlo en los diversos y tan menudo
inusitado lugares que exigían los clientes y la tarea.

A partir de este momento la conversación se desarrolló de la siguiente manera:

JARRIN: Pero, Sr. Núñez, Carlos no cree que no sea capaz de efectuar su trabajo de una
manera satisfactoria.

BACA: En efecto. He padecido ciertas molestias en la espalda, pero no es nada grave, y


no han obstaculizado mi trabajo. Además, si me dejan actuar de vendedor en un camión
cuba, a lo cual creo tener derecho, no tendré que acarrear ningún peso, puedo conducir
como el mejor de los conductores y, además, no me seduce volver al almacén para hacer
rodar barriles con todos estos nuevos empleados.

BARÚA: Si, Carlos habló de esto conmigo y con Deústua y estuvimos de acuerdo en que
no padece deficiencia física alguna que le impida conducir un camión de reparto de una
forma satisfactoria.

BACA: (Dirigiéndose a Núñez). Diga usted los accidentes que he sufrido. Lo que usted
intenta es deshacerse de mí para poner a uno de sus amigos en el puesto.
NÚÑEZ: Eso no es cierto. Desde que ocupé mi cargo en la planta, hemos tenido mucho
trabajo en nuevos encargos y nos ha resultado difícil mantener los camiones en buenas
condiciones. En varias ocasiones le dije que no pusiera toda la carga a un solo lado del
camión, ya que las ballestas no podían soportarlo y se rompían, pero usted siguió
haciéndolo. Y no solamente esto, sino que usted procede a la descarga con lentitud y
siempre regresa un poco antes de las 5PM con el camión vacío, cuando sabe muy bien
que a aquella hora si hubiera trabajado como es debido y sin perder tiempo, se podrían
haber hecho muchos más repartos todos los días.

BACA: He intentado cargar el camión tal como usted dice, pero no da resultado.

NÚÑEZ: Al margen de las operaciones en su camión, he recibido numerosas


reclamaciones de los clientes y de la oficina acerca del modo en que usted extiende las
facturas. La mitad de las veces no pueden descifrar su caligrafía y hay multitud de errores.
Se lo he dicho más de una vez.

BACA: Hace años que vengo extendiendo facturas y partes, nunca hubo demasiadas
quejas. Todos cometemos errores.

JARRIN: Si, Carlos, pero la correcta confección de las facturas y partes es un asunto muy
importante, especialmente estando tan ocupados como estamos. Tiene mucha
importancia en nuestras relaciones con los clientes, y, como usted ya sabe, deseamos
conservar las buenas relaciones con ellos.

DEÚSTUA: Si la empresa ha decidido definitivamente retirar a Baca de este camión, ¿No


hay posibilidad de darle un puesto que no le obligue a salir fuera y que no signifique
forzosamente reducir sus ingresos?

JARRÍN: Eso no es posible bajo nuestro sistema actual de evaluación de puestos de


trabajo, en el que cada tarea tiene un valor establecido. Carlos únicamente puede ganar
más como capataz o conductor. Carlos, usted se equivoca cuando afirma que intentamos
deshacernos de usted. No hemos pensado en eso. El señor Núñez me ha asegurado que
puede encontrarle un puesto adecuado a usted en el almacén, pero el sueldo será US$
100 menos al mes, porque las escalas no permiten más.

BARÚA: ¿Por qué no prueba este trabajo en el interior durante una temporada, Carlos?
Puede que le convenga más de lo que cree ahora.

BACA: (Exasperado) No, no me conviene. El Sr. Núñez se la ha tomado conmigo y me


parece que es inútil que me quede aquí, cualquiera que sea el puesto. Desde que empecé
a oír hablar de eso estoy alterado y por las noches duermo mal. Tanto mi esposa como
Yo creemos que es un trato muy duro para un hombre que lleva 19 años de servicios en
la empresa y lo mejor ante esto será que me vaya.

JARRÍN: No adopte usted una decisión precipitada, Carlos, de la que pueda arrepentirse
más tarde. Píenselo usted unos cuantos días.
BACA: De acuerdo. Sabrán de mi respuesta el lunes por la mañana. (Abandona la
reunión).

BARÚA: Me imagino que es todo lo que se puede hacer en semejante caso, pero me
temo que los compañeros más viejos de la planta vayan a preocuparse desde ahora por
la estabilidad de su empleo.

JARRÍN: Pedro, quisiera usted y Fernando tranquilizar a sus compañeros de más edad
respecto a eso. Nadie ha de verse afectado en tanto realice sus obligaciones de una
manera razonablemente satisfactoria, pues nosotros deseamos ser absolutamente justos
en el trato de nuestros empleados.

A la mañana siguiente, Núñez, recibió una carta de Baca en la cual le comunicaba que se
despedía, aunque no decía cuándo. Varios días más tarde cuando el Sr. Figueroa regresó
a su oficina, encontró entre su correspondencia una carta de L.F. Madueño, el Vice-
Director de la compañía, Jefe de la sección de marketing de la oficina de Bogotá,
solicitando un informe completo sobre el caso Baca. Se adjuntaba la siguiente carta
enviada por Baca.

_______________________

Señor Noviembre, 2001


L.F. Madueño
Star Oil COmpany
Cali, Colombia

Estimado Señor.
Le escribo a usted a propósito de ciertos hechos de los que me figuro habrá oído hablar. Hace dos
semanas, el Sr. Núñez, nuestro Superintendente de almacén, me llamó a su oficina para decirme
que había pensado que el trabajo que desempeñaba era demasiado duro para mí e iba a darme
un trabajo menos pesado en el almacén El trabajo que venía desempeñando era el de conducir un
camión plataforma y nunca me había quejado de que el trabajo fuera demasiado pesado para mí.
Según me dijeron, el sueldo que se me ofrecía en el almacén suponía una reducción de unos US$
100 mensuales.

Después de discutir el asunto, le dije al Sr. Núñez que le haría saber al día siguiente mi respuesta
sobre si aceptaba o no.

A la mañana siguiente, el Sr. Núñez me dijo que el Sr. Jarrín (en representación del Sr. Figueroa,
director de Cali) deseaba verme por la tarde.

Aquella tarde el Sr. Jarrín me dijo en presencia del Sr. Núñez que creía que cuando un hombre
cuenta con 50 años no debe conducir un camión, a causa de los posibles accidentes, etc., y que
los nervios y reflejos no son tan buenos como cuando se es joven. Pregunté entonces al Sr. Jarrín
si mi trabajo no era satisfactorio o si había alguna otra cosa contra mí, y él me contestó que no
había motivo de queja, y que mi trabajo era satisfactorio. No estoy de acuerdo con la opinión del
Sr Jarrín ya que actualmente todavía hay hombres de más edad que Yo que conduces camiones
o cubas.
Cuando comencé a trabajar en la Star Oil Company era un vendedor en un camión cuba, vendía
gas y lubricantes a granjeros. Esto duró cerca de 11 años, transcurridos los cuales, se retiraron las
cubas de las comarcas agrícolas y se me destinó a un camión plataforma en la ciudad, trabajo que
he desempeñado hasta ahora.

Hace algún tiempo, en ocasión de una reunión que presidió el Sr. Figueroa, éste dijo a todos los
empleados que si se dieran oportunidades de ascender a un empleado a un puesto de más
responsabilidad, la Star Oil estaría muy satisfecha de hacerlo.

Hace acerca de 2 meses, se jubiló el Sr. Gutiérrez, quien conducía un camión cuba de distribución
a las estaciones de servicio. Dije al Sr. Jarrín que si obraba de buena fe conmigo, podría
ofrecerme el puesto del Sr. Gutiérrez, a lo cual el Sr. Jarrín no contesto. Dijo que la dirección
quería que Yo dejara el camión plataforma y pasara a almacén con un sueldo inferior en US$ 100
mensuales. El joven conductor a quién se le confió la cuba que dejó el Sr. Gutiérrez sufrió un
accidente hace poco, lo cual prueba que un joven no siempre es mejor que un hombre de edad.
Juzgo que si todos los conductores de la empresa pudieran exhibir un historial de conductor
semejante al mío, la compañía no necesitaría asegurar sus camiones.

Al día siguiente sostuve otra entrevista con el Sr. Núñez y el Consejo de la empresa. Expliqué mi
caso al Consejo de empresa y opinaron que el empleo de almacén no era más fácil que el del
camión de plataforma.

Luego de reflexionar sobre la situación, decidí que el puesto en el almacén no sería más cómodo,
pues tendría que estar de pie todo el día trajinando barriles y cajas desde los vagones del
ferrocarril a los lugares de almacenamiento, por lo que decidí que si la Star Oil Company no podía
encontrar un trabajo mejor para un empleado que ha dedicado los mejores años de su vida al
servicios de la empresa, lo mejor era irme, y al día siguiente presenté al Sr. Núñez mi dimisión.

Por lo demás, no creo que el Presidente de la Star Oil Company permita una situación como ésta
sin hacer nada para remediarla.

La razón de que escriba esta carta consiste en mi disconformidad con que la empresa intente
rebajar el sueldo de un hombre, sin que haya motivo más poderoso que el que se me ha
comunicado. Si lo hay, me gustaría conocerlo.

Muy atentamente.

Carlos Baca (Firmado)


______________

El Sr. Figueroa solicitó a Jarrín un detallado informe puesto al día y convocó a una
reunión especial del Consejo para la noche siguiente. Por la mañana, antes de la reunión,
comentó la situación a Jarrín y Núñez.
STAR OIL COMPANY
ORGANIGRAMA PARCIAL – SUCURSAL CALI

L.F. MADUEÑO
VICE-DIRECTOR MKTG.
OF. CENTRAL – BOGOTÁ

J.C. FIGUEROA
DIRECTOR DE DIVISIÓN
CALI

R. JARRÍN
DIRECTOR DE DISTRITO

J. NUÑEZ
SUPERINTENDENTE
DE ALMACEN

ALMACEN CAMIONES CAMIONES


PLATAFMA. CUBA
(C.BACA)

PREGUNTAS A RESOLVER

1. En función de los hechos descritos, realizar un análisis del caso y explicar en función
de cada uno de los actores intervinientes y los hechos descritos, su interpretación
sobre: ¿qué se hizo mal? y ¿qué se debió hacer?

2. Ante una situación como la actual y bajo el contexto de la ocurrencia de los hechos
descritos, ¿qué alternativas plantearía a fin de solucionar la situación del Sr. Carlos
Baca?. (Explique y Detalle)

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