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Reglas para los términos

El silogismo no puede tener más de tres términos [editar


Esta ley se limita a cumplir la estructura misma del silogismo: la comparación
de dos términos con un tercero. Aunque la regla es clara, su aplicación no
siempre lo es. Es lo que algunos llaman silogismo de cuatro patas, ya que se
introduce equivocadamente un cuarto término o quaternio terminorum.
Ejemplo: Consideremos el siguiente silogismo erróneo:

Premisa Mayor Los hombres son esencialmente libres.

Premisa Menor Las mujeres no son hombres.

Conclusión Las mujeres no son libres.

Los términos que aparecen como evidentes son las


palabras hombre, libre, mujer. Pero, a modo de non sequitur (un tipo de error
lógico) en la supuesta premisa mayor se utiliza la palabra hombre en su
acepción de especie (Homo sapiens) mientras que en la supuesta premisa
menor del quaternio terminorum se ha trocado el significado de la
palabra hombre utilizando la acepción de género (hombre como sinónimo
de varón). Es decir, se ha incluido subrepticiamente un cuarto término, de allí
que la conclusión del quaternio terminorum es errónea, un sofisma.
Los términos no deben tener mayor extensión en la conclusión que en las
premisas
Por la misma estructura del silogismo; únicamente podremos obtener
conclusiones acerca de lo que hemos comparado en las premisas.
El término medio no puede entrar en la conclusión
Por la misma estructura del silogismo la función del término medio es servir de
intermediario, como término de la comparación.
El término medio ha de tomarse en su extensión universal por lo menos
en una de las premisas
Para que la comparación sea tal, es necesario que el término medio sea
comparado en su totalidad. De otra forma, podría ser comparado un término
con una parte y el otro con la otra, constituyéndose en realidad entonces un
silogismo de cuatro términos.
Ejemplo: Consideremos el siguiente silogismo erróneo:

Premisa Mayor Todos los andaluces son españoles.

Premisa Menor Algunos españoles son gallegos.


Conclusión Por tanto, algunos gallegos son andaluces.

Lo que evidentemente no es un modo válido, puesto que "españoles" en la


premisa mayor al ser predicado de una afirmativa está tomado en su extensión
particular.
Reglas de las premisas
De dos premisas negativas no puede obtenerse conclusión alguna
Dos premisas negativas no se adaptan a la estructura del silogismo, ya que si
negamos S de M, y P de M, no sabemos qué relación puede haber entre S y P.
Para establecer la relación, por lo menos uno de los términos tiene que
identificarse con M. Por tanto una de las dos premisas tiene que ser afirmativa.
De dos premisas afirmativas no puede sacarse una conclusión negativa
En efecto, si S se identifica con M, y P también se identifica con M, no tiene
sentido establecer una relación negativa con entre S y P. La conclusión será
afirmativa.
La conclusión siempre sigue la parte más débil. Se entiende por parte
débil a la negativa frente a la afirmativa, y a la particular frente a la
universal
Veamos los dos casos separadamente:
Conclusión negativa de una premisa afirmativa y la otra negativa.
Si se afirma una relación entre dos términos (X, M), pero se niega la de
uno de ellos con otro (Y, M), siendo M el término medio, no puede haber
más conclusión que negar la relación que pueda haber entre el primero
(X) y el último (Y) siendo uno sujeto y el otro predicado de la conclusión.

Conclusión particular de una premisa universal y otra particular


(teniendo en cuenta que dos premisas particulares no puede ser,
como veremos en la regla siguiente).
Pueden darse dos casos: Que una sea afirmativa y la otra negativa, o
que las dos sean afirmativas.

1. Dos afirmativas. (El predicado de una afirmativa está tomado en


su extensión particular, y el predicado de una negativa en su
extensión universal).
Al ser ambas afirmativas sus predicados son particulares. El
término de la universal tiene necesariamente que ser el término
medio, la conclusión debe tener un sujeto particular.
2. Una afirmativa y otra negativa: tiene que haber dos términos
universales. Uno de ellos tiene que ser el término medio, el otro
tiene que ser el predicado de la conclusión, pues la conclusión
tendrá que ser negativa, (caso a) de esta misma regla). Por tanto
el término que queda será el sujeto de la conclusión con
extensión particular.
De dos premisas particulares no se obtiene conclusión válida
También tiene dos casos posibles: que una sea afirmativa y la otra
negativa o que ambas sean afirmativas.
Afirmativa y negativa
Algún A es B - Algún A no es C.
Sólo hay un término universal que es el predicado de la negativa, que
por tanto tiene que ser el término medio. La conclusión tendrá que ser
negativa (caso a) de la regla anterior), y por tanto el predicado tendrá
que ser universal, y no puede ser el término medio por tanto no puede
haber conclusión.
Dos afirmativas
Algún A es B - Algún A es C.
Los tres términos son particulares, y por tanto no puede haber término
medio con extensión universal, y por tanto no hay conclusión posible.
Teoría de la argumentación
La teoría de la argumentación, o la argumentación, es el estudio
interdisciplinario de la forma en que se obtienen conclusiones a través de
la lógica, es decir, mediante premisas. Incluye el arte y la ciencia del debate
civil, el diálogo, la conversación y la persuasión. Estudia las reglas de
la inferencia, la lógica y las reglas procedimentales, tanto en el mundo real
como en sistemas artificiales.

La teoría de la argumentación incluye el debate y la negociación, los cuales


están dirigidos a alcanzar conclusiones de mutuo acuerdo aceptables. También
incluye el diálogo erístico, una rama del debate social en el cual la principal
motivación es la victoria sobre un oponente. Este arte y ciencia es con
frecuencia el medio por el cual algunas personas protegen sus creencias o
propios intereses en un diálogo racional, en simples coloquios o durante el
proceso de argumentación o defensa de ideas.

La argumentación es usada en los juicios para probar y/o refutar la validez de


ciertos tipos de evidencias. Los estudiosos de la argumentación estudian las
racionalizaciones post hoc mediante las cuales un individuo puede justificar
decisiones que originalmente pudieron haber sido realizadas de forma
irracional.

Historia
Desde la antigüedad, la argumentación ha sido objeto de interés en todas las
áreas donde se practica el arte de hablar y de escribir de manera persuasiva.
En la actualidad, el estudio de la argumentación ha recobrado vigencia debido
a la gran influencia que los medios de comunicación tienen sobre la sociedad.
Esta influencia se manifiesta en el planteamiento de estrategias argumentativas
para convencer al público acerca de ciertos valores e ideas. Ejemplo de esto
son los discursos argumentativos relacionados con la publicidad o el
pensamiento político. Así pues, la principal motivación del estudio de la
argumentación (por parte de los argumentadores) consiste en establecer si
el razonamiento planteado es verosímil, es decir, si quien es objeto de la
argumentación estará dispuesto a aceptarla.
Un argumento no es solamente la afirmación de algunas opiniones, ni tampoco
simplemente es una disputa. Son intentos de apoyar opiniones con razones.

De este modo son esenciales. Lo es así porque es una forma de tratar de


documentarse acerca de qué opiniones son mejores que las demás, ya que no
todos los puntos de vista son iguales para las personas. Algunas conclusiones
pueden apoyarse en buenos razonamientos, mientras que otras tienen un
sustento más débil, pero frecuentemente se desconoce cuál es cuál. Por ello,
se tienen que dar argumentos en favor de las conclusiones, para luego
valorarlos y considerar cuán fuertes y verdaderos son.

Por lo tanto, argumentar es importante por otro motivo, ya que una vez que se
ha llegado a una conclusión apoyada en razones se explica y se la defiende
mediante argumentos.1

Componentes de la argumentación

 Una tesis o conclusión principal a favor de la cual se quiere argumentar.


 Un conjunto de premisas desde las cuales se pretende inferir la tesis.
 Un argumento que muestre cómo de las premisas se sigue la tesis.
 Identificar y entender la presentación de un argumento, explícito o implícito,
las metas o propósitos de los participantes en los diferentes tipos de
diálogo.
 Identificar la conclusión y sus premisas, es decir, la conclusión es derivada
de éstas.
 Establecer el Onus probandi o carga de la prueba para determinar quién
hizo la afirmación inicial y por consiguiente el responsable de proveer las
evidencias por las que su posición merece ser aceptada.
 Se pone en orden las evidencias para su posición con objeto de convencer
o forzar la aceptación del oponente. El método por el cual esto es realizado
es mediante válidos, atinados y convincentes argumentos, faltos de
flaqueza y no fácilmente atacables, criticables o impugnables.
 Identificar fallos en el argumento o razonamiento del oponente para poder
atacar las razones o premisas del mismo y proveer contraejemplos, si es
posible, para identificar falacias que muestren que una conclusión válida no
puede ser derivada de las razones o argumentos que el oponente ha
mostrado.

Tipos de argumentación

Se reconocen tres tipos de discursos persuasivos: la demostración, la


argumentación y la descripción:

 La demostración trata de llegar a una conclusión partiendo


de premisas mediante razonamientos deductivos. En la demostración no
aparece ninguna marca del sujeto que la enuncia. Aparentemente se habla
de hechos y no de opiniones.
 La argumentación trata de causas y consecuencias, se evalúa en relación a
una situación dada y se expresa con palabras comunes. En esta situación
es donde se comprueba si la argumentación ha logrado su objetivo
primordial: convencer al destinatario para que adopte un determinado punto
de vista o realice cierta acción u omisión.
 La descripción se ubica en una línea intermedia entre ambos discursos. Se
la acepta o rechaza en relación a lo que ha sido explicado, por lo cual es
necesario el debate donde se expresan y defienden una opinión.

Contexto de la argumentación

Cuando alguien desarrolla una argumentación para convencer a otro de que


acepte su tesis, lo hace en un determinado contexto. Éste abarca las creencias,
las costumbres, las ideas de la comunidad a la cual ambos pertenecen.
Además, el contexto determina las convenciones lingüísticas que ambos usan,
es decir, el valor semántico de las palabras empleadas. Cuando el contexto en
el que se desarrolla la argumentación, no es común a sus participantes, alguien
puede fácilmente utilizar palabras que resulten molestas o agravantes para los
demás.

Condiciones de la argumentación

Para plantear un discurso argumentativo es necesario conocer las condiciones


de propiedad y legitimidad. Las condiciones de propiedad son las
características que tiene que reunir el destinatario a quien se dirige el
argumentador, es necesario conocerlas para que el argumento sea efectivo.
Las condiciones de legitimidad tienen que ver con la autenticidad de la figura
del argumentador.

De acuerdo con las condiciones de propiedad, en primer lugar se argumenta


partiendo de que el otro no adhiere a la tesis pero puede llegar a convencerse
de ella. En segundo lugar, se argumenta a partir del supuesto de que el otro
tiene la inteligencia y los conocimientos necesarios para comprender los
argumentos.

En cuanto a las condiciones de legitimidad, a veces, cuando el argumentador


no está seguro de que el otro confía en su legitimidad, puede apelar a
enunciados justificativos.

El argumentador también debe suponer que el otro puede ser persuadido


mediante una argumentación adecuada: si encuentra resistencia será posible
desplegar las estrategias persuasivas necesarias para hacerlo cambiar de
opinión. La argumentación es legítima cuando hay una concesión mutua de
derechos entre los interlocutores. En este campo inciden no sólo el contexto de
la situación sino también los roles de autoridad que se establecen entre ellos...

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