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EL CAMINO SABIO
Cómo superar el sufrimiento
y expandir la conciencia
Karsten Ramser
Maribel Rosado
Título: El camino sabio
Autor: Karsten Ramser
Diseño de cubierta: Vicente Carbona
Primera edición: noviembre 2011
©2011 by Karsten Ramser
©2011 by Integralia la casa natural S.L
C/ Moratín, 11‐27B
46002 Valencia (España)
www.edicionesi.com
info@edicionesi.com
Edita: Ediciones i
Imprime: Gráficos
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ISBN: 978‐84‐96851‐76‐4
Depósito legal:
Impreso en España
Maquetación EPUB: Converbooks
Edición libro electrónico: febrero 2012
ISBN EPUB: 978‐84‐96851‐77‐1
Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la
autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones
establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por
cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento
informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o
préstamo públicos.
Este libro es para aquellos que lo abren.
Solo cuando descubrimos
El SABIO en nuestro interior
podemos transformarnos
y vivir sin sufrimiento.
Es la sabiduría
la que acaba con la locura del egoísmo.
Son los SABIOS los que crean
un nuevo mundo,
un mundo consciente.
La puerta hacia este mundo es
EL CAMINO SABIO.
Es nuestra decisión emprender este camino.
INDICE
Agradecimientos 15
Introducción 19
Capítulo Uno
EL CAMINO SABIO 23
La vida consciente 24
La decisión 26
La intención 28
La cualidad buena fundamental 30
Capítulo Dos
LA INVESTIGACIÓN DE LOS PENSAMIENTOS 31
Pensamiento y realidad 32
Los pensamientos no son la realidad 33
La inconsciencia es la conceptualización de la realidad 35
Pensar es una función corporal 37
Los pensamientos crean al pensador 38
La identidad del pensador, el Yo 40
No somos lo que vemos 43
Capítulo Tres
LAS PREGUNTAS (LA MENTE JOVEN) 45
Las preguntas 46
¿Cómo podemos saber que algo es negativo? 48
¿Qué beneficios tenemos cuando nos negamos a la
vida? 50
¿Cómo nos sentimos cuando rechazamos la realidad y
pensamos que es negativa? 51
¿Cómo nos sentimos sin pensamientos negativos? 52
¿Quién pregunta? 53
La mente joven 55
Capítulo Cuatro
SUFRIR ES APRENDER 57
El sufrimiento es el comienzo de la comprensión
creativa y profunda de la vida 58
El sufrimiento es un pensamiento y no es una
realidad 59
Investigar el sufrimiento 61
Sufrimiento no es dolor 62
El sufrimiento no es personal 64
La adicción a sufrir 66
El fin del sufrimiento 69
Capítulo Cinco
EL COMPRENDER (EL ENTRENAMIENTO DE LA 71
MENTE)
El entrenamiento de la mente 72
Buscar implica la falta de algo 73
3D ‐ Disciplina, dualidad y drama 75
Pensar es una cosa, ser consciente es algo totalmente
diferente 77
Ser consciente no es pensar positivo 80
Los pensamientos enfocan las emociones y sus
respectivos sentimientos crean la realidad 81
El creativo y consciente proceso de la creación de
nuestra realidad 83
Aceptar/reconocer el subconsciente y el inconsciente 86
La aceptación de qué es, es el final de la lucha y el
comienzo de paz 87
Resistencia es inútil 89
¿Quién se resiste? 90
¿Contra qué o quién nos estamos resistiendo? 91
No tenemos control 93
El Ser controla 95
Capítulo Seis
PRESENCIAR EL MUNDO 97
Todo está bien tal como es 98
Atención es vida 100
La alegría del Ser 102
Con la humildad se hace visible la plenitud 103
Con humildad somos libres 104
Entregarse no es una opción 105
Gratitud es ser consciente 106
Servir es la conexión consciente con la vida 108
La compasión surge con la comprensión de las conexiones 109
Compasión no es compartir el sufrimiento 111
En el condenar no hay paz 112
Lo que es y el Ser 114
El silencio del mundo 115
El testigo 116
El fluir 117
El eterno momento 119
Capítulo Siete
YO SOY 123
¿Quién soy? 124
Yo Soy 125
La preparación 129
El camino 130
Capítulo Ocho
LA MEDITACIÓN DEL SER 131
La meditación es la puerta al mundo real 132
Los dos niveles de la meditación 133
La meditación del Ser 134
Resumen del libro 136
La decisión 137
La investigación de los pensamientos 137
La no‐identificación con los pensamientos 138
La meditación del ser 139
Epílogo 141
En memoria
Más información
La vida misma es el milagro,
vivir en esta conciencia es el camino.
AGRADECIMIENTOS
Gracias.
15
16
Gracias
Doy gracias al Ser por regalarme la vida.
Doy gracias a la tierra que me alimenta.
Doy gracias al agua que me enseña el fluir.
Doy gracias por el aire
que me revela los secretos de la respiración.
Doy gracias a este momento presente
que me enseña quién soy.
Gracias.
17
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INTRODUCCIÓN
El propósito del libro es ayudarnos a comprender y a
realizar nuestra auténtica naturaleza, enseñarnos el camino
de la sabiduría y que el sabio ya está en nuestro interior.
Contiene toda la información necesaria para poner fin
al sufrimiento y vivir una vida consciente, plena y en paz.
Nos ayuda a encontrar lo que buscamos y a mirar hacia
nuestro interior, ahí y solo ahí descubriremos quiénes
somos y lo que es real. De este modo, comprenderemos que
el sufrimiento, como toda forma de negatividad, es inútil y
su única función es la de enseñarnos a mirar más allá de las
apariencias y a desarrollar una comprensión creativa de la
realidad.
La negatividad y el sufrimiento son la interpretación
errónea de la realidad, son solo una forma de pensar.
Vivimos confundidos creyendo que los pensamientos son la
realidad.
Nuestra forma de pensar determina nuestros
sentimientos y ellos determinan la vida que vivimos. Si
cambiamos nuestra forma de pensar, cambiará nuestra
vida.
La clave en el proceso de transformación de la
conciencia es la no‐identificación con los pensamientos.
Cuando nuestra identidad deja de estar basada en los
pensamientos y comenzamos a identificarnos con el Ser (la
vida que somos), experimentamos una profunda
transformación, sin pasar por el largo y doloroso proceso de
sanar las heridas del pasado.
La reestructuración de nuestra manera de pensar y la
experiencia directa del Aquí y Ahora, es lo que hace posible
19
la transformación de la conciencia humana. De esta forma
se genera la consciente conexión con el Ser, la experiencia
de que no somos la identidad del pequeño Yo separado,
sino el Ser mismo.
El Ser, de donde nace la vida, es la esencia y la razón
de nuestra existencia, es nuestra más íntima naturaleza, es
quién somos en realidad. No hay nada más que el Ser, es lo
único que es real. Vivir en esta conciencia es el camino
sabio; es la comprensión lo que es real.
En nuestras manos está tomar la decisión para vivir
conscientemente, o seguir viviendo una vida de
limitaciones y sufrimientos. Somos nosotros los que
creamos nuestra realidad, y todas las excusas por las que no
podemos vivir una vida consciente y en paz son una
negación a la fuerza creativa que obra en nosotros.
El camino sabio no es una práctica espiritual, ni una
técnica de desarrollo personal, es un camino práctico y
directo para manifestar la sabiduría en nuestras vidas, que
transciende cualquier creencia, filosofía o dogma religioso.
No soy un maestro, ni un profesor espiritual, ni un
iluminado, ni tengo ningún don especial, simplemente he
tomado la decisión y estoy dispuesto a dar los pasos
necesarios para vivir una vida consciente.
Estos pasos implican llevar el conocimiento mental
hacia el corazón. Se trata de sentir la sabiduría. No solo hay
que tener el conocimiento intelectual, hay que
experimentarlo y para esto existe un camino: practica,
practica y deja fluir, deja que suceda.
El beneficio de este libro te llega cuando se lee desde el
corazón. Siente las palabras en tu interior, déjalas que se
desplieguen y cuando la profunda verdad te impacte y te
toque, deja que repose en tu interior. El entendimiento
20
mental pasa a un segundo plano, no se trata de añadir más
información o aprender algo nuevo e interesante, se trata de
ir más allá de la mente y conectar con tu verdadera
naturaleza.
Sé consciente.
21
22
CAPÍTULO UNO
EL CAMINO SABIO
Aquí, dentro de nosotros, en nuestro interior,
está la sabiduría.
En nuestro interior está la paz.
En nuestro interior está la serenidad.
En nuestro interior está la felicidad.
Prem Rawat.
23
LA VIDA CONSCIENTE
Vivir conscientemente no es una cuestión de creer en
algo, seguir una disciplina, hacer rituales mágicos o tener
un ideal de una forma de vida, menos aún es una cuestión
de “buena suerte”, tampoco depende de circunstancias
positivas o favorables, es el resultado de nuestra forma de
pensar, de sentir y de nuestras acciones.
Liberarse de la esclavitud mental y convertirse en seres
conscientes es el proceso natural en la evolución del ser
humano. Consiste en una cadena de pasos sencillos y
prácticos que nos conducen a nuestra auténtica naturaleza.
Cada uno de nosotros, sin excepción, puede aprender estos
pasos que ponen fin al sufrimiento y nos enseñan a vivir
una vida consciente. Este es el Camino Sabio.
Desde los tiempos remotos de Buda y Lao‐Tse a
nuestros días, encontramos en todas las culturas sabios y
maestros espirituales que transmiten el conocimiento de
cómo podemos conectar con la sabiduría y de este modo
transformarnos en seres conscientes. A este conocimiento se
le conoce como La Sabiduría Perenne.
Todos ellos sin excepción, y totalmente independientes
entre sí, llegaron a la misma conclusión: tenemos que mirar
hacia nuestro interior; ahí y solo ahí descubriremos lo que
estamos buscando y, una vez descubierto, solo depende de
nosotros llevarlo a la práctica, porque la sabiduría sin
acción es como un jardín sin regar.
24
Vivir una vida consciente no es una meta inalcanzable,
ni una teoría o una filosofía, tampoco es una creencia
religiosa y menos aún un dogma, de lo que se trata es de
que cada uno por sí mismo, con su propia experiencia,
pueda comprobar lo que es cierto y lo que no lo es. Buda,
dijo: “No creas nada, compruébalo por ti mismo y haz tu
propia experiencia”. La sabiduría no se puede transmitir, lo
único que puede transmitirse es la forma de llegar a ella.
Cada uno debe caminar el camino y realizar su propia
experiencia.
Por lo tanto, no se trata de qué podemos hacer, sino
más bien, a qué esperamos para llevar el conocimiento y la
sabiduría a la práctica. El conocimiento está ahí, lo
podemos practicar en cualquier circunstancia o situación,
no necesita ninguna preparación, ni es necesario tener
experiencia en meditación o cualquier técnica de desarrollo
personal y no hay excusas que justifiquen nuestra
incapacidad de vivir conscientemente.
Cada uno por sí mismo debe preguntarse qué quiere
en la vida; queremos vivir en un mundo amable, donde la
sabiduría nos guíe y a través de nosotros se exprese la
belleza y la bondad o queremos vivir en un mundo hostil,
donde cada día es una lucha por la supervivencia.
Es nuestra decisión.
25
LA DECISIÓN
Todo comienza con una decisión.
Del mismo modo que nadie puede respirar por
nosotros, nadie puede decidir la vida que queremos vivir.
Solo nosotros podemos decidir transformar nuestra vida.
Cuando tomamos la decisión de vivir una vida
consciente, damos el primer paso en el Camino Sabio, es la
decisión de tomar la responsabilidad de nuestra vida y
hasta que esto no sucede vivimos siendo víctimas de las
circunstancias, dependientes de que la vida se acople a
nuestros deseos y está claro que este no es un fundamento
sólido para una vida plena, justamente lo contrario, es la
mejor receta para ser desgraciado e infeliz.
Vivir conscientemente no es algo que hagamos cuando
nos queda un poco de tiempo libre y tenemos un hueco en
la agenda, no es una cosa más de la que ocuparnos cuando
las responsabilidades de la vida nos lo permiten, o algo que
hacer entre trabajo, carrera, familia y cenar con los amigos.
Si la transformación de nuestra conciencia es solo una cosa
más en el día a día, está claro que no hemos entendido de lo
que se trata, no progresaremos en el camino sabio y
siempre encontraremos razones que justifiquen por qué no
podemos ahora ocuparnos de la sabiduría, al igual que
también encontraremos razones que aprueben nuestro
“derecho” a sufrir y seguiremos buscando culpables y
responsables de nuestro sufrimiento.
Tampoco es una decisión que se tome a la ligera,
porque nos parece una buena idea y no tenemos nada mejor
26
que hacer. Todo forma parte de un proceso y es una
decisión que se manifiesta por la necesidad interior de
terminar con el círculo vicioso del sufrimiento. Es el
presentimiento de que hay algo más que esta vida de lucha.
Esto naturalmente no significa que debamos decidir entre la
sabiduría y la vida mundana, lo que realmente significa es
vivir la vida con la comprensión del sabio.
Solo cuando la sabiduría es lo más importante en
nuestras vidas, desarrollamos la motivación para
transformar las viejas estructuras y las pautas del ego. La
motivación nos da la inspiración que necesitamos en el
proceso creativo de la transformación, y esto genera la
determinación que nos empuja a superar los obstáculos y
las resistencias que nos vamos a encontrar en el camino.
¿Es realmente la sabiduría lo más importante en tu vida?
¿Estás dispuesto a hacer lo necesario para vivir
conscientemente?
Si la respuesta a estas preguntas es un sí, nada ni nadie
en el mundo podrán impedir o frenar nuestra
transformación. Con esta decisión nos sincronizamos con la
inteligencia universal y en esta sincronización nos
conectamos conscientemente con la fuerza que obra en
nosotros y que crea el universo, el Ser. Este es el comienzo
de una vida sin limitaciones y libre de sufrimiento.
Nuestra decisión de emprender el Camino Sabio, es el
comienzo de la transformación del Yo y al mismo tiempo es
el comienzo del fin de la tiranía del ego.
27
LA INTENCIÓN
La intención es la fuerza que nace directamente del
Ser, es la que da el “soplo mágico” para que de la nada
nazca la materia que se convierta en vida sensitiva y
consciente.
Las piedras no pueden desarrollarse por su propia
voluntad y convertirse en plantas, del mismo modo que las
plantas no se convierten en animales, y los animales no se
convierten por su propia voluntad en seres humanos. Es la
intención que obra en todo la que da una determinada
dirección a la vida.
El mundo es guiado por la intención, que da origen a
la ley de causa y efecto (karma). Ante cualquier
manifestación está la intención que hace posible la creación.
La vida se despliega dentro de un orden definido, y este
orden es el principio básico de toda creación.
Ser ‐ Intención (decisión) ‐ Causa ‐ Acción ‐ Efecto.
Este principio lo podemos “utilizar” conscientemente
en el proceso de la transformación de nuestra conciencia, es
el concienciarse de la fuerza que obra dentro de nosotros.
Esto no tiene nada que ver con el control (nuestro
juguete preferido), sino con darse cuenta que nosotros, por
nosotros mismos, no podemos hacer nada. Una parte no
puede ser responsable de su propia creación. Es el Ser el
28
que actúa siempre vía la intención. Es este principio
creativo‐auto‐organizativo el que actúa. El mismo principio
que nos proporciona todo lo que necesitamos en los
primeros nueve meses de nuestra existencia para
convertirnos en un ser humano completo. Cuando nacemos
esta fuerza no nos dice, “ahora te toca a ti, tú mismo”, sino
que sigue actuando, esta fuerza está siempre en y con
nosotros, es la que respira, la que se ocupa de las funciones
vitales de nuestro cuerpo, la que piensa, la que actúa y la
que escribe este libro.
Si nos hacemos conscientes de este hecho
fundamental, el miedo desaparece y el sufrimiento se
convierte en aprendizaje.
En nuestra decisión de emprender el camino de la
sabiduría, nos sincronizamos con la intención. Esto nos
revela su potencial creativo y, de esta forma, nos
convertimos en creadores de la realidad; es decir, en la
expresión espontánea de la fuerza creadora de la vida. Así
se transforma la conciencia.
29
LA CUALIDAD BUENA FUNDAMENTAL
La vida es un proceso en constante movimiento,
dentro de una red de permanente flujo de información,
energía y luz, y la intención cuida el proceso.
Para garantizar la continuidad de la vida, dentro de la
intención, actúa la cualidad buena fundamental.
Es decir, que la vida trata de lo que está funcionando,
y no de lo que no funciona.
Solo podemos enfermar porque hay salud pero no al
revés, solo podemos odiar porque hay amor, y solo nuestra
pequeña existencia puede llegar a su fin porque ahora
estamos vivos y no al contrario. Todo lo que se aleja de esta
cualidad deja de existir. Por esta razón encontramos el
amor, incluso en los lugares y circunstancias más horribles.
Estamos conectados con esta cualidad, por esto deseamos
paz y felicidad e intentamos evitar el sufrimiento.
Concienciarnos de esta cualidad, sentirla y expresarla es la
base de una vida pacífica y plena.
Mientras sigamos juzgando y condenando no
estaremos capacitados para desarrollar la sabiduría. Mirar
más allá de las apariencias e ir más allá de la mente hace
visible la cualidad buena fundamental que obra en todo.
30
CAPÍTULO DOS
LA INVESTIGACIÓN DE LOS PENSAMIENTOS
Hay que aceptar personalmente la responsabilidad de
elevar la propia vida.
Chögyam Trungpa.
31
PENSAMIENTO Y REALIDAD
La causa de todo sufrimiento es que ignoramos la
realidad y vivimos en la confusión, creyendo que los
pensamientos son la realidad. Para desarrollar la conciencia
es necesario entender la diferencia entre pensamiento,
realidad y la influencia recíproca entre ambos.
A través de la investigación de los pensamientos se
aclara dicha confusión y nos hace ver el trato erróneo que
hemos tenido con nosotros mismos y con el mundo, al
habernos identificado con nuestra manera de pensar.
Mientras no vayamos más allá de nuestras proyecciones
mentales sobre la realidad, perderemos la vida en
constantes luchas y seguiremos estando llenos de
preocupaciones.
Cuando comprendemos este error básico, nuestra
verdadera naturaleza se despliega de forma espontánea, y
comenzamos a utilizar los pensamientos en lugar de ser
utilizados por ellos.
32
LOS PENSAMIENTOS NO SON LA REALIDAD
Que lo que pensamos, no es la realidad, es algo que
nos confunde profundamente, puesto que actuamos como
si así fuese. La mayoría de nosotros estamos atrapados en
esta confusión, simplemente porque no hemos aprendido a
distinguir. Nos han educado para muchas cosas, pero no
para algo tan esencial como distinguir entre la realidad y
los pensamientos. Nuestra sociedad está construida sobre
esta tremenda confusión, y esta es la causa por la que haya
tanta resistencia al cambio. Estamos tan hipnotizados con
nuestros deseos (pensamientos de cómo debe ser la
realidad) que normalmente no tenemos ni idea de la
realidad en la que vivimos. Estamos, literalmente, perdidos
en nuestros pensamientos.
Los pensamientos son abstracciones de la realidad, con
el objetivo de simplificar la realidad multidimensional a un
concepto lineal y mental. Esto nos ayuda a orientarnos y de
este modo podemos manejar de forma eficaz los asuntos
prácticos, pero cuando se trata de sentir (vivir), de tener
una experiencia, los pensamientos son totalmente inútiles.
Por ejemplo, una cosa es decir te quiero y algo muy
diferente es sentir ese amor. Nos podemos hacer muchas
conjeturas sobre cómo es el amor, pero solo sabremos
realmente lo que es cuando lo experimentamos.
El conflicto radica en hacer de los pensamientos una
realidad. El hecho de pensar en sí es algo real, pero los
pensamientos son sólo una creación de la mente. Y esta
33
creación mental, siempre será dependiente de la
interpretación de las circunstancias que lo crearon (la
estructura de la mente). Reducimos la realidad a simples
pensamientos e intentamos encajarla en nuestras
estructuras mentales. Este comportamiento es una forma de
violencia hacia uno mismo y el mundo.
Esta errónea interpretación de los hechos se interpone
a la vida misma, y por esta razón estamos en conflicto casi
constante con la realidad. Por ejemplo, vamos a la guerra
con el concepto “mi país”, este es un pensamiento
totalmente abstracto sin substancia real, y sin embargo llega
a convertirse en lo más importante, más aún que la propia
vida. El concepto “mi país” llega a ser más importante que
las personas que lo habitan, nos llegamos a matar los unos a
los otros por simples conceptos mentales, y esta es la locura
de nuestro mundo. Esto es solamente un ejemplo extremo
de la estructura del Yo, declarar sus pensamientos realidad,
a una escala menor es el enfado en el atasco de tráfico
cuando tenemos prisa, el malestar ante una factura
inesperada, el niño que no quiere estudiar, etc.
34
INCONSCIENCIA ES LA CONCEPTUALIZACIÓN DE LA
REALIDAD
La mayoría de las personas no viven la realidad, sino
la proyección mental que han hecho de ella. Por lo general,
cuando dos personas se encuentran, se entremezclan, por lo
menos, cuatro conceptos mentales. Tenemos un concepto
de nosotros mismos (incluso varios) e igualmente tenemos
un concepto de la persona con la que nos encontramos y
esta persona a su vez, responde igualmente según sus
conceptos mentales. Al producirse el encuentro, se
intercambian experiencias e información por ambas partes.
Cuando los conceptos coinciden se genera una sensación de
entendimiento agradable, y cuando no es así, no es
necesaria mucha fantasía para imaginar lo que sucede.
Muchas veces entramos en conflicto con las personas
que amamos, porque creemos saber lo que está bien para
ellos y lo que no, e incluso entramos en conflicto con
nosotros mismos, cuando nos enfrentamos con diferentes
tipos de conceptos internos.
Por lo general, no nos amamos a nosotros mismos ni a
los demás, lo que amamos es la idea que hemos creado. A
este nivel de conciencia o mejor inconsciencia, somos
esclavos de nuestros deseos, es decir, de “cómo debe o no
ser la realidad”. Tapamos este maravilloso mundo con
nuestros conceptos, y somos incapaces de ver su belleza.
La realidad es que no tenemos ni idea de quiénes
somos y de qué es la realidad. Si lo supiésemos, no habría
35
conflicto y no caeríamos en la confusión de reducir nuestra
existencia a un simple concepto mental.
Nos hemos convertido a nosotros mismos en
prisioneros de nuestro mundo mental, viviendo con la
esperanza de que las cosas, de una u otra forma, irán bien, y
cuando esto no es así sufrimos. Nos perdemos en el mar de
las circunstancias y creamos el correspondiente concepto de
víctima. Viviendo de este modo, los conflictos, las crisis y
las guerras son inevitables.
Reconocer esta confusión, nos proporciona la gran
oportunidad de cambiar. De este modo podemos
transformar el tremendo paquete de negatividad en
crecimiento espiritual. Para esto es de esencial importancia
que comprendamos cuál es la “función pensar”. Mientras
creamos que somos nosotros quienes pensamos, se nos
escapa por completo el hecho de que pensar es
simplemente una de las muchas funciones corporales que
tenemos.
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PENSAR ES UNA FUNCIÓN CORPORAL
Pensar es una función corporal como la respiración o
la digestión. No pensamos, del mismo modo que no
respiramos, sino más bien se piensa.
Los pensamientos vienen y van, así de simple, no
tenemos que hacer nada, ellos vendrán de todos modos.
Todos lo sabemos, nos levantamos por la mañana y ya
tenemos pensamientos dando vueltas en la cabeza. Esto,
naturalmente, no significa que estemos a merced de ellos,
del mismo modo que no estamos a merced de la
respiración.
Se trata de desarrollar la forma correcta de pensar,
aprender a pensar conscientemente. Cuando nuestra forma
de pensar, independiente de las circunstancias, genera
equilibrio y paz, estamos pensando correctamente, así de
simple.
Mientras no nos cuestionemos nuestra manera de
pensar y no la investiguemos para averiguar que hay una
verdad en ella, seremos utilizados por los pensamientos en
lugar de utilizarlos.
Es aconsejable no tomar los pensamientos como algo
personal, algo “mío”, porque no lo son, aunque “el
pensador” nos quiera convencer de lo contrario,
declarándolo realidad.
37
LOS PENSAMIENTOS CREAN AL PENSADOR
Sin pensamientos no puede existir el pensador, del
mismo modo que el bosque no puede existir sin árboles.
Normalmente creemos que somos el pensador, el Yo,
el que crea los pensamientos. Pero esto no es correcto, como
ya hemos visto antes, pensar es tan solo una función
corporal. Los animales también tienen la función de pensar,
cuando observo a mi perra, ella piensa y toma decisiones.
Es cierto que sus acciones son muy básicas y limitadas, por
su cerebro condicionado, y la mayoría de las veces
solamente está reaccionando. Cuando nos identificamos
sólo con la mente, nuestras acciones son también muy
básicas y limitadas, y normalmente solo reaccionamos. La
diferencia entre mi perra y yo, es que ella no es consciente
de este proceso y no ha creado al pensador.
Saltamos de un pensamiento a otro, por muy
importante que aparentemente sea, sin darnos cuenta de
quién está pensando y lo condicionados que estamos por
ellos. Creemos que somos nosotros quienes pensamos, pero
esto no es así, los pensamientos son la consecuencia de una
cadena infinita de reacciones condicionadas e inconscientes
que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida. El hecho
de pensar de esta forma no es un proceso creativo y
consciente para crear una realidad, que es su verdadera
función, sino que hemos hecho de ello un proceso
automático y mecánico.
38
El pensador es la imagen de nosotros mismos, que
hemos creado con los pensamientos, y que erróneamente es
tomada por nuestro auténtico Ser. De esta confusión nace la
identidad de un Yo separado en el tiempo, que llamamos
“el pensador”.
39
LA IDENTIDAD DEL PENSADOR, EL YO
El gran malentendido es creer que somos nuestros
pensamientos y definir nuestra identidad basándonos en
ellos.
Reducimos nuestra existencia a un pensamiento, y nos
identificamos con él creando de este forma el Yo (el ego) y
este crea el falso Yo, que es la identificación con solamente
una parte del ego. El Yo es en sí una herramienta magnífica
que nos ayuda en el manejo de asuntos prácticos, nos puede
facilitar confort y una buena organización, pero del mismo
modo que un martillo es muy útil para clavar un clavo, y
totalmente inútil para untar mantequilla en el pan, el Yo es
totalmente inútil cuando queremos experimentar y
profundizar en nuestra existencia. Decimos yo soy tal, cual,
con un nombre, un número de seguridad social, una
profesión, una historia… decimos, soy padre o madre, estoy
feliz, soy una persona melancólica, alocada, tímida, etc.
Todo esto son solamente conceptos que describen
diferentes estados personales y temporales. Tienen su valor
en el contexto de determinadas situaciones que no tratamos
de negar, ya que son abstracciones útiles para manejar la
realidad.
Lo importante es ser conscientes de que solo son una
minúscula parte de nosotros, nuestra auténtica identidad es
infinitamente más grande. Si solo fuésemos tal o cual
profesión o estado anímico, ¿quiénes seríamos cuando
dejásemos de serlo? Si digo que soy una persona triste y
40
depresiva, ¿dejaré de ser la persona que soy cuando consiga
ser feliz? ¿No es más bien que estamos tristes del mismo
modo que podemos estar resfriados? Y no por eso somos el
resfriado o tenemos una profesión pero no somos la
profesión. Todas estas facetas con las que el Yo se siente tan
identificado e importante, no dejan de ser herramientas y
circunstancias temporales con las que vivimos en la
creencia de que solo somos eso.
Normalmente estamos plenamente identificados con la
identidad del pensador: la persona. La palabra “persona”
tiene su origen en la palabra etrusca phersu “máscara” y
más tarde se convierte en la palabra latina persona, “la
máscara del actor” que describe magníficamente la
actuación del Yo. El sufrimiento y los problemas nacen de
la interpretación equivocada de pensar que la máscara que
hemos creado de nosotros mismos, es nuestro verdadero y
auténtico Ser.
Si yo me identifico solamente con Karsten Ramser, es
decir, con la imagen que he creado y que tengo de mí
mismo, me limitaría a una colección de pensamientos,
recuerdos, experiencias y proyecciones. Cuando me
reduzco al concepto Karsten Ramser, estoy excluyendo el
resto de todos los procesos físicos y mentales que también
son parte de mí, del mismo modo que el concepto Karsten
Ramser tampoco incluye cómo trabaja y funciona mi
cerebro, ni las conexiones y relaciones que tengo con todo el
universo.
41
En realidad, el concepto Karsten Ramser no tiene base
real, es pura ilusión, una simple imagen, una simple
abstracción de la realidad multidimensional.
El origen de todos los problemas deriva de la
profunda convicción de creer que solo somos la imagen que
hemos creado. Mientras continuemos engañándonos de
esta forma y nos neguemos a ver la realidad tal como es,
seguiremos enredados en nuestras proyecciones mentales,
pensamientos y sentimientos confusos, sin encontrar paz, ni
solución para los problemas de nuestro tiempo. Cuando el
punto de partida es erróneo, difícilmente se puede actuar
correctamente.
Por este motivo el Budismo dice: “No yo, no problema”.
En esta confusión se nos escapa lo más obvio:
¿Quién reconoce todo esto?
¿Quién es consciente de los pensamientos?
42
NO SOMOS LO QUE VEMOS
¿Si soy mis pensamientos y sentimientos, cómo es que
puedo reconocerlos?
Está claro que solo podemos presenciar algo que no
somos. Si caminamos por un jardín, solo podemos hacerlo
porque no somos el jardín. Del mismo modo que un
cuchillo no puede cortarse a sí mismo, nosotros no
podemos ser los pensamientos o sentimientos que
experimentamos.
Pero si no somos el pensador, si no somos la persona,
si no somos los sentimientos o pensamientos que tenemos,
¿entonces quiénes somos?
Somos el que los reconoce.
43
44
CAPÍTULO TRES
LAS PREGUNTAS (LA MENTE JOVEN)
Establecer el Ser, representa la acción.
Bhagavad Gita.
45
LAS PREGUNTAS
Normalmente nos creemos ciegamente lo que
pensamos, estamos convencidos de estar en posesión de la
verdad y esto hace que estemos a merced de los
sentimientos que generamos según nuestra forma de
pensar.
Pero, ¿de dónde nos viene la seguridad que nos lleva a
pensar que estamos en lo cierto?
¿No sería más exacto y concreto, observar que
nuestros pensamientos solo reflejan una parte parcial y
muy limitada de la realidad?
Las siguientes preguntas nos enseñan la inutilidad de
los pensamientos negativos.
Preguntas básicas:
•¿Cómo podemos saber que algo es negativo?
•¿Podemos decir con absoluta certeza que algo o alguien es
cien por cien negativo (malo)?
•¿Qué beneficio obtenemos cuando nos negamos a la
realidad?
•¿Mejorará nuestra vida cuando la clasificamos como
negativa?
46
•¿Cómo nos sentimos cuando rechazamos la realidad y
pensamos que es negativa?
•¿Cómo nos sentimos sin estos pensamientos negativos?
•¿Quién pregunta, quién presencia todo esto?
Piensa especialmente en el significado de la última
pregunta puesto que es la pregunta más importante que has
de hacerte.
Cuando aplicamos estas preguntas, reestructuramos
nuestra forma de pensar; y esto hace que cambie nuestra
forma de percibir y experimentar la realidad.
Al cuestionar nuestra imaginativa realidad, la
identificación con el Yo comienza a deshacerse, y
comprendemos la locura en la que vivimos, reduciéndonos
a nosotros mismos y al mundo a un simple pensamiento
(negativo).
47
¿CÓMO PODEMOS SABER QUE ALGO ES NEGATIVO?
¿Podemos decir con absoluta certeza que alguien o
algo es cien por cien negativo?
Si pudiésemos ver todas las conexiones, si fuésemos
capaces de ver en conjunto la vida entera, podríamos tener
una visión universal y distinguir lo negativo de lo positivo
(sin olvidar que lo positivo y lo negativo sólo existe en la
visión dual del ego). La realidad es que no tenemos ni idea,
porque simplemente nos falta perspectiva. Un ejemplo de
esto lo tenemos en la vida de Buda.
Buda, antes de ser Buda, fue un príncipe en la India y
en su anhelo de terminar con el sufrimiento inició su
búsqueda de la sabiduría abandonando a su mujer y a su
hijo recién nacido, y todas las responsabilidades de su
posición social. Hoy, a simple vista, este hecho nos podría
parecer totalmente incomprensible e irresponsable, pero si
miramos más allá de las apariencias, entenderemos que lo
que le dio, tanto a su mujer como a su hijo y a toda la
humanidad, fue el legado de una de las fuentes más valiosa
de sabiduría de todos los tiempos.
Todos hemos tenido en algún momento experiencias
que aparentemente eran “malas” y sin embargo nos han
conducido a situaciones buenas o de gran conocimiento.
Mientras sigamos catalogando las situaciones y los
pensamientos en positivos o negativos, el uno necesitará del
otro; son las dos caras de una misma moneda.
48
Los problemas y sufrimientos solo nacen cuando
nosotros así los declaramos. Cuando clasificamos a alguien
o algo como negativo o malo, en lugar de quedarnos en los
hechos y ver la solución de la situación no deseada,
creamos una infraestructura negativa que finalmente nos
incapacita para encontrar la solución verdadera.
Llegados a este punto, nos podemos hacer la siguiente
pregunta, ¿qué sucede con todas las guerras, el hambre, la
destrucción de la naturaleza, etc.?, porque está claro que
todas estas cosas horribles existen y es absolutamente
natural que deseemos una solución a estas
circunstancias/situaciones.
Pero, ¿realmente creemos que con nuestra
interpretación negativa de la situación ya existente,
podemos encontrar una solución? ¿Creemos realmente que
nuestro sufrimiento nos ayudará? Por mucho que
juzguemos o clasifiquemos una situación como negativa, no
solo no solucionaremos el problema, sino que con nuestro
rechazo, alimentaremos la situación negativa ya existente,
puesto que la negatividad atrae más negatividad.
Un problema, siempre y exclusivamente, se soluciona
con una acción que transcienda el problema y no con la
atención fija en el problema.
De este modo, podemos observar que al no tener una
visión universal es imposible definir con claridad lo que es
bueno o malo, y que con nuestro rechazo no ayudamos, en
absoluto, a mejorar la situación; todo lo contrario, la
empeoramos. Se trata de decir “Si” a la realidad y aprender
de ella, en lugar de castigarnos y gastar nuestra energía en
luchas inútiles, que solamente nos llevan al mismo lugar
del que queremos escapar.
49
¿QÚE BENEFICIO OBTENEMOS CUANDO NOS
NEGAMOS A LA VIDA?
¿Clasificar la vida como negativa nos ayuda a
mejorarla?
¿Los traumas de la infancia se disuelven cuando son
rechazados o clasificados como experiencias negativas y así
son recordados una y otra vez?
La realidad es que la carga aumenta cuando pensamos
de este modo.
Cuando juzgamos y condenamos a las “malas
personas”, cuando las odiamos y somos incapaces de
perdonarlas por sus hechos, ¿qué beneficio obtenemos de
esta forma de pensar?
Al interpretar negativamente la realidad, colocamos
nuestra atención en la negatividad y teniendo en cuenta que
vivimos donde está nuestra atención y que la ley de
atracción nos proporciona, con su infinita generosidad, lo
que atraemos con nuestra atención, ¿qué es lo que atraemos
a nuestra vida, cuando interpretamos negativamente la
realidad?
¿Dónde está el beneficio para nosotros, para los demás
y para el mundo?
Definitivamente el sufrimiento no nos proporciona
ningún beneficio, del mismo modo que no hay ningún tipo
de beneficio en negar la vida tal como es.
50
¿CÓMO NOS SENTIMOS CUANDO RECHAZAMOS LA
REALIDAD Y PENSAMOS QUE ES NEGATIVA?
¿Cómo nos sentimos físicamente cuando estamos en
contra de algo o de alguien?
Observa y siente tu cuerpo, siente el daño que le
provocan los sentimientos y pensamientos negativos. Deja
que el cuerpo, con su sabiduría interna, responda a las
preguntas y reconozca la sensación física de los
pensamientos y actitudes negativas.
¿Son estas experiencias y este tipo de sensaciones las que
quieres experimentar en la vida?
¿Te sientes en paz cuando piensas negativamente?
¿Estás en actitud relajada cuando luchas contra la vida?
¿Sientes paz cuando estás en conflicto contigo mismo o con
los demás?
Es de locos pasarlo mal y vivir contaminando el
presente con pensamientos negativos, pensando que así
mejoramos la vida.
No nos ayudamos ni ayudamos a otras personas, ni al
mundo, cuando sufrimos, lo único que conseguimos es
empeorar la situación.
51
¿CÓMO NOS SENTIMOS SIN PENSAMIENTOS
NEGATIVOS?
Estamos tan acostumbrados al sufrimiento y los
pensamientos negativos están tan presentes en nuestra
vida, que esta pregunta, incluso nos puede resultar difícil
de contestar.
Pero si “frenamos” un poco y dejamos que el corazón
conteste, la respuesta es obvia: nos sentimos bien y estamos
muy bien. Con la simple ausencia de pensamientos
negativos, la alegría natural de nuestro auténtico Ser, se
despliega de forma espontánea.
Cada uno por sí mismo debe tomar su decisión.
¿Dónde y cómo quieres vivir?
¿Quieres vivir en un mundo hostil lleno de preocupaciones,
donde continuamente encuentras razones por las que sufrir
o prefieres vivir en un mundo amable, donde la sabiduría te
guíe hacia una vida consciente?
52
¿QUIÉN PREGUNTA?
Esta es la pregunta más importante de todas. Si
convertimos esta pregunta en nuestra práctica diaria
descubriremos lo que siempre hemos buscado.
Cuando descubrimos quiénes somos, comprendemos
que todo lo que nos sucede y experimentamos, no define
nuestra identidad, puesto que con esta comprensión
dejamos de identificarnos con la mente (el Yo), que es la
causa de todo sufrimiento y nos conectamos directamente
con nuestro auténtico Ser, el Yo Soy.
El Yo Soy, como ejercicio, nos lleva directamente al
Aquí y Ahora, a la presencia. (ver capítulo “Yo Soy”).
Normalmente nos preguntamos, “por qué” o “cómo”
pasan las cosas. Nuestra atención está fijada en el contenido
de la vida, en la forma, en los objetos… en este nivel de
conciencia no podemos encontrar la verdadera paz.
Todos los porqués y cómo con los que nos enredamos
solo nos traen más porqué y más cómo, más preguntas en
las que nos perdemos. Este es el territorio de la mente, en el
que diariamente nos movemos y de esta forma solo
alimentamos nuestro hambre intelectual.
Es esencial hacerse la pregunta clave: ¿Quién presencia
las cosas? Esta investigación del “Quién” es la que nos lleva
más allá de la mente, conduciéndonos al Yo Soy, y es ahí
donde encontraremos la respuesta.
53
Suceda lo que suceda, todo nos sirve para comprender
quiénes somos. Todas las circunstancias, todos los estados
de ánimo, nos conducen al Yo Soy.
En esta realización del Yo Soy, comprendemos que no
hay nada que superar, ni solucionar, ni evitar, porque todo
es perfecto tal como es en la presencia del Ser.
Todas las demás preguntas que nos puedan surgir, son
de alguna forma la preparación o el camino hacia esta
pregunta fundamental.
Lo único y lo verdaderamente importante en nuestra
vida, es saber quiénes somos en realidad.
54
LA MENTE JOVEN
Cuando las preguntas se convierten en nuestras
“compañeras” y las practicamos con determinación,
comprendemos que somos los creadores de nuestra propia
realidad. No son las circunstancias, somos nosotros con
nuestra forma de pensar ante las diferentes circunstancias,
los que creamos la realidad. Y del mismo modo que
durante años nos hemos hecho expertos en encontrar
justificaciones al sufrimiento, ahora podemos comenzar a
estar atentos a lo que es y aprender de las situaciones, sean
las que sean. Así, dejamos de concentrar nuestra atención
en lo que no nos gusta y aprendemos de cada experiencia
mirando más allá de las apariencias.
Se trata de volver a contemplar la vida con una mente
joven. Una mente no contaminada, herida, ni manipulada
por los accidentes y acontecimientos de la vida; una mente
que no esté gastada por la lucha, el sufrimiento, ni por los
constantes e inútiles esfuerzos de control y manipulación.
La mente joven se caracteriza por tener una posición
fundamental frente a la vida: está preparada para aprender.
En cada instante de su existencia, está en una posición de
apertura para el aprendizaje, y esta es la utilidad que hemos
de darle, y no la de luchar y encontrar lo negativo en las
circunstancias de la vida. La mente joven no necesita luchar
para defender sus “valiosas” ideas, conceptos y filosofías
fijas.
55
A una mente joven, no le basta con pensar y hablar,
necesita la experiencia directa, y si no sabe cómo
conseguirla, pregunta hasta obtener la respuesta, porque
solo a través de la experiencia se obtiene la sabiduría que
nos conduce al despertar.
Cuando las preguntas son directas desde el corazón,
las respuestas son inmediatas y nos abrimos y conectamos
con la inteligencia universal. Es en esta experiencia donde
comprendemos que con la mente no podemos llegar a
conocer y comprender la profundidad de la vida. El
conocimiento intelectual es solo una pequeña parte del
conocimiento real, del mismo modo que la inteligencia
personal es solo una pequeña parte de la inteligencia
universal.
Vivir con una mente joven convierte la vida en una
aventura, en la que cada instante nos ofrece una gran
oportunidad de elevar nuestra existencia.
56
CAPÍTULO CUATRO
SUFRIR ES APRENDER
La tristeza es solo un muro que separa dos jardines.
Gibran Khalil Gibran.
57
EL SUFRIMIENTO ES EL COMIENZO DE LA
COMPRENSIÓN CREATIVA Y PROFUNDA DE LA VIDA
Se dice que el sufrimiento es la primera gracia. Su
función es la de comunicarnos que no estamos en armonía
con nosotros y con el mundo. Sufrir “conscientemente” es el
comienzo de la compresión creativa; de que la vida sin
sabiduría siempre estará llena de preocupaciones y
problemas.
Se trata de mirar directamente a la cara del
sufrimiento, reconocer su causa y entender su mensaje, en
lugar de intentar evitarlo, o de luchar contra él.
Esto nos lleva a la comprensión de que el sufrimiento
es solo una etapa en la evolución que podemos dejar atrás,
haciendo lo necesario para llevar una vida consciente. Esta
profunda comprensión nos enseña que todo nos sirve para
tomar conciencia, y naturalmente también el sufrimiento.
De este modo, cuando somos capaces de aprender del
sufrimiento y nos hacemos más conscientes, el sufrimiento
deja de ser negativo, y sufrimiento sin negatividad
simplemente no es sufrimiento.
58
EL SUFRIMIENTO ES UN PENSAMIENTO Y NO ES UNA
REALIDAD
No sufrimos por lo que ha pasado o puede pasar, sino
por lo que pensamos sobre los acontecimientos que han
sucedido o podrían suceder.
El sufrimiento es la consecuencia de la falsa
interpretación de los hechos, de la realidad. En nuestra
confusión nos identificamos con el contenido de la vida, con
los pensamientos, sentimientos y circunstancias. Olvidamos
por completo que nosotros somos la vida misma, en la que
el “contenido” se manifiesta. Un pensamiento es siempre
una interpretación de los hechos; la realidad es lo que ES.
En la realidad, en el Aquí y Ahora, sí puede existir el dolor
pero no el sufrimiento; solo existe lo que Es, la
interpretación siempre es un paso atrás, nunca está en el
presente. Sufrimos cuando rechazamos la realidad tal como
es y entramos en la ansiedad y el deseo de una realidad
diferente y mejor. Una “nueva” realidad que se ajuste a
nuestra lista de exigencias. Discutimos con la realidad (el
Ser)… “Dios mío, por qué me haces esto”, “la vida es
injusta”, pero el Ser es todo que existe; si nos negamos a la
realidad tal como es, luchando contra ella, el sufrimiento es
inevitable porque no podemos ganar a la realidad.
La realidad es lo único que existe y lo único que es
real; pero contra toda lógica nos negamos a este hecho
fundamental y nos empeñamos en que la realidad ha de ser
diferente; debe ser tal y como pensamos que tiene que ser, y
59
es obvio que esta forma de pensar crea un mar de
problemas y conflictos.
No hay nada fuera de nosotros mismos que nos pueda
hacer sufrir. Somos nosotros mismos con absoluta
responsabilidad, los que creamos el sufrimiento con nuestra
forma de pensar. ¡Estas son muy buenas noticias!, porque
esto significa, que somos nosotros los que podemos acabar
con esta locura, ahora, en este preciso instante; no tienes
que esperar a mañana, tu vida está en tus manos y solo
depende de ti.
60
INVESTIGAR EL SUFRIMIENTO
Para transformar la negatividad del sufrimiento, es
necesario investigar y cuestionar nuestros pensamientos.
Detrás de cualquier sufrimiento, de una ligera irritación,
disgusto hasta incluso sentimientos como la ira o el odio,
siempre hay pensamientos no investigados y la
identificación con dichos pensamientos. (ver capítulo “Las
preguntas”).
El sufrimiento es la señal natural que nos indica que
estamos apegados e identificados con nuestra forma de
pensar.
Cuando sufrimos y nos sentimos impotentes, lo que
pasa es que no nos hacemos responsables de nuestra forma
de pensar. No hay sufrimiento fuera de nuestros
pensamientos no investigados. No hay excepción a esta
regla y esto es ¡otra buena noticia! Ya que de este modo
tenemos todo el poder para transformar el sufrimiento.
61
SUFRIMIENTO NO ES DOLOR
El sufrimiento es dolor con una historia negativa no
investigada. El dolor es parte del mundo, todos los seres
vivos lo experimentan, pero solo el ser humano sufre.
Adherimos historias negativas al dolor, “siempre me
pasa a mí”, “los hombres son malos”, “el mundo es
injusto”… y así sucesivamente. Podemos tener una lista
interminable de situaciones que nos hacen ser infelices y
nos causan sufrimiento. Tomamos las situaciones y
experiencias “negativas” y las repetimos mentalmente una
y otra vez. De este modo creamos una “infraestructura” que
finalmente nos convence de que el sufrimiento existe
realmente. Estamos totalmente convencidos de que el
sufrimiento está ahí fuera en el mundo; los demás y las
circunstancias externas son la causa de ello, y no somos
responsables porque no es algo que dependa de nosotros
mismos. Así es como pensamos, así de equivocados
estamos y en esa equivocación vivimos con toda esa carga
de sufrimiento a nuestras espaldas.
A lo largo del tiempo hemos desarrollado tal maestría
en esta práctica, que incluso adherimos historias negativas
a momentos positivos: “demasiado bueno para ser cierto”.
Cuando no se rechaza el dolor y se acepta tal como es;
cuando no tenemos una historia negativa pegada a las
circunstancias y nos abrimos a la realidad tal como es,
podemos apreciar el mensaje que hay detrás. Solo sufrimos
cuando nos negamos al aprendizaje de la vida. La vida nos
62
enseña continuamente, en cada paso que damos,
independientemente de las circunstancias.
La resistencia al dolor y al sufrimiento nos impide ver
que el sufrimiento no es un asunto personal, sino una
herencia colectiva.
63
EL SUFRIMIENTO NO ES PERSONAL
El sufrimiento es una condición humana colectiva y no
un asunto personal. Cuando finalmente llegamos a
transformar el sufrimiento, ponemos fin a una larga cadena
de sufrimiento y a una “tradición” milenaria.
Hemos aprendido a sufrir, del mismo modo que
hemos aprendido a montar en bicicleta, y una vez
aprendido, el mecanismo del sufrimiento se activa por sí
mismo, no es necesario pensar en él, funciona con el “piloto
automático”.
La humanidad ha practicado durante tanto tiempo el
sufrimiento, que ya no se lo cuestiona; estamos totalmente
convencidos de que es normal y forma parte de la
naturaleza humana. De este modo se ha convertido en una
sombra que nos acompaña estemos donde estemos.
Si recordamos la “cualidad buena fundamental” como
tendencia principal de la creación, nos queda claro que
ningún ser humano quiere sufrir voluntariamente; todos
buscamos la paz y la felicidad, y esto es algo que hacemos
porque realmente responde a nuestra auténtica naturaleza.
Por el contrario, el sufrimiento no es algo inherente al ser
humano, y la prueba evidente es que podemos llegar a
enfermar como consecuencia de él.
Aunque parezca irónico, estamos tan apegados al
sufrimiento que hemos llegado a creer que es necesario
para que podamos conseguir nuestros objetivos en la vida;
64
¿Realmente creemos que el sufrimiento puede mejorar la
vida?
Sufrimos simplemente porque ignoramos cuál es la
causa real que provoca el sufrimiento; en definitiva,
sufrimos porque no hemos aprendido a vivir
conscientemente.
65
LA ADICCIÓN A SUFRIR
La razón por la que nos cuesta tanto poner fin al
sufrimiento es que se ha convertido en una parte de nuestra
identidad. El sufrimiento es parte de la imagen errónea que
hemos creado de nosotros; la identidad personal y el
sufrimiento son inseparables.
La mente en su estructura propia se identifica con lo
conocido y lo acostumbrado, y en el estado personal se
identifica con el sufrimiento. Nos hemos hecho (en el
sentido literal de la palabra) adictos al sufrimiento. Lo
necesitamos, y la prueba evidente de ello es que (como
todos los drogadictos) buscamos y encontramos todo tipo
de justificaciones y excusas que nos proporcionan el
“derecho” a sufrir. Esta es una de las razones por la que
hemos llegado a pensar que la vida está llena de
sufrimiento y este es uno de los motivos por el que no
podemos vivir en paz durante mucho tiempo.
Vivimos en un tiempo en el que tenemos acceso a
mucha información, e incluso muchos de nosotros hemos
aprendido técnicas muy útiles, como meditación,
determinadas terapias, visitamos workshops e incluso
tenemos maestros que nos enseñan y aconsejan. Pero, ¿qué
es lo que sucede cuando a pesar de todo esto volvemos a
sentir el vacío interior, esa sensación indefinida de que falta
algo? Lo que sucede normalmente es que este sentimiento
sigue creciendo silenciosamente en nuestro interior, hasta
que encuentra una razón que lo justifica. Una vez
encontrado “el motivo” donde colocar y expresar la
66
carencia (que excepto en raras ocasiones, normalmente
suele ser externo a nosotros mismos) nos relajamos y nos
sentimos mejor por un tiempo, hasta comenzar un nuevo
circulo, que suele suceder independientemente de las
circunstancias. Las dosis de sufrimiento varían en función
de las necesidades de cada uno; puede ser de vez en cuando
o llegar a ser constante, convirtiéndose en un estado crónico
como la melancolía o la depresión.
Este mecanismo o comportamiento es totalmente
lógico e inevitable siempre que sigamos estando, parcial o
enteramente, identificados con el Yo.
Hasta que dejemos de sentirnos como un Yo separado
y limitado, hasta entonces, seguiremos sintiendo que la
vida debe ser tal y como la hemos proyectado mentalmente,
siendo incapaces de aceptar una realidad diferente a la que
hemos proyectado y con la que estamos identificados.
Y como muy bien hemos indicado anteriormente, esta
proyección de la vida carece de realidad, por lo que tarde o
temprano, la decepción y la auto‐frustración están
garantizadas.
La adicción al sufrimiento también tiene un aspecto
totalmente físico, el cuerpo pide sufrimiento porque lo
conoce. El cerebro crea constantemente nuevas conexiones
neuronales y las mantendrá mientras siga recibiendo los
impulsos necesarios. El cerebro como el cuerpo no sabe
distinguir entre sufrimiento o dolor, entre positivo o
negativo, entre imaginación o realidad.
67
Según sea nuestra estructura de pensar y sentir,
creamos las conexiones neuronales. De este modo cuando
pensamos y sentimos negativamente, el cerebro crea
conexiones “negativas”; estas conexiones crean procesos
bioquímicos que nos “obligan” a sufrir y esta “obligación”
crea la memoria celular y con nuestra forma de interpretar
(inconscientemente) los sentimientos damos de nuevo un
impulso al cerebro. De este modo, creamos un proceso de
retroalimentación al sufrimiento. Por eso, casi
constantemente, vivimos con un estrés subyacente que deja
muy poco espacio para la paz.
Incluso cuando todo va tal y como deseamos, tarde o
temprano, nos sentiremos atrapados por este sentimiento
indefinido de vacío y de falta de algo.
Este aspecto físico del sufrimiento es una de las
razones por la que nos cuesta tanto llevar a la práctica lo
que hemos aprendido intelectualmente.
En el momento en que tomamos conciencia de cómo nos
tratamos a nosotros mismos, identificándonos como un Yo
separado, en el momento en que por un instante tomamos
conciencia, en ese instante comenzamos a salir del círculo
vicioso del sufrimiento.
68
EL FIN DEL SUFRIMIENTO
Cuando reconocemos el sufrimiento, cuando
comenzamos a ver lo que es real, comienza la
transformación. Nos damos cuenta de que el sufrimiento es
la “auto‐frustración” del Yo ante la no realización de su
propia proyección mental y la imposibilidad de encontrar
lo que busca.
En el nivel de la conciencia del Yo no hay paz ni
plenitud, es imposible; el Yo siempre busca algo para
complementarse (es su naturaleza), no puede aceptar el
hecho de que la vida, tal como es, es perfecta. Solamente en
los niveles superiores de conciencia, transpersonal y
espiritual, realizamos que la vida es plenitud.
Gracias a la investigación de los pensamientos
comprendemos la inutilidad del sufrimiento. Cuando nos
liberamos de la presión del Yo separado y nos identificamos
con el Ser, el sufrimiento desaparece sin más.
En esta conciencia todo lo que antes fue sufrimiento
ahora se convierte en aprendizaje.
69
70
CAPÍTULO CINCO
EL COMPRENDER (ENTRENAMIENTO DE LA MENTE)
Tú no estás en el mundo, el mundo está en ti.
Jesús Cristo.
71
EL ENTRENAMIENTO DE LA MENTE
El entrenamiento de la mente no tiene nada que ver
con el control, es un proceso de preparación consciente para
que la inteligencia personal se integre en la inteligencia
universal, donde el Yo se integra en el Ser.
Con la investigación de los pensamientos
comprendemos que somos nosotros los responsables de
cómo nos experimentamos en el mundo y de que el
sufrimiento es inútil. Así comenzamos a comprender que
para vivir una vida plena y consciente, tenemos que ir más
allá de la mente.
El proceso de la transformación del Yo es transpersonal
y espiritual. En este proceso aprendemos a utilizar los
pensamientos en lugar de ser utilizados por ellos.
El entrenamiento de la mente consiste en dar a nuestra
forma de pensar una dirección determinada; la dirección
consciente que nos lleva a la sabiduría. De este modo
podemos dar la auténtica utilidad a los pensamientos,
utilizándolos para crear un “mundo consciente”. El poder
de los pensamientos es muy grande. Literalmente creamos
nuestra realidad con los pensamientos y con los
sentimientos que nacen de ellos. Interpretamos la realidad
en función de nuestros pensamientos y esto determina la
realidad que experimentamos.
El entrenamiento de la mente es el arte de la interpretación
correcta.
72
BUSCAR IMPLICA LA FALTA DE ALGO
El inicio de nuestro viaje hacia la sabiduría se
caracteriza por la falta de algo. Buscamos lo que nos falta
para estar en paz y en armonía. Buscamos la plenitud
partiendo de una carencia, y en cierto modo es así, porque
mientras estemos identificados con el Yo siempre nos
faltará algo. Es esta estructura básica del Yo la que nos hace
sentir vacíos, nos empuja a la búsqueda, y nos incita a mirar
más allá de los límites de la mente, buscando algo más que
una existencia llena de preocupaciones.
Esta necesidad de búsqueda, muy pronto, una vez
iniciado el camino de la sabiduría, se convierte en un gran
obstáculo. La búsqueda nos ciega y nos impide ver que en
realidad nunca falta nada, la vida siempre está completa y
todo está conectado. Miremos donde miremos está la
perfección, tan solo en el pequeño mundo del Yo separado,
es donde existe la carencia donde la búsqueda es totalmente
lógica.
Buscamos nuevos conceptos y estilos de vida, nuevos
ideales, nuevas filosofías. Todo esto es perfecto, si lo que
buscamos es conocimiento intelectual, pero si lo que
deseamos es conectar con nuestra verdadera naturaleza, la
búsqueda es inútil. Ya no es necesario añadir nuevos
conceptos, ni se trata de experimentar con algo diferente, a
partir de este momento, se trata de quitar las “capas”
(filtros mentales) que nos impiden reconocer lo que es real
y apreciar la belleza de la vida.
La búsqueda implica tiempo: futuro. Pensamos que el
futuro nos dará lo que ahora no tenemos o somos.
73
Nos sentimos carentes y negamos el presente, esta
negación a la vida que vivimos y a nosotros mismos nos
hace estar en conflicto con la vida. La mayor parte del
tiempo vivimos proyectados en el futuro, nos evadimos del
presente imaginando tiempos mejores, ignorando que es en
el presente, en el Aquí y Ahora, en el único lugar donde
realmente encontraremos lo que estamos buscando, y
mientras sigamos actuando de este modo la auto‐
frustración es inevitable.
La vida es siempre ahora, incluso cuando proyectamos
encontrar algo o a alguien en un futuro. Cuando por fin
llega el futuro prometedor, dejará de ser futuro porque de
nuevo será ahora. Este proceso también se invierte, ya que
muchos de nosotros también buscamos algo del pasado,
algo que hemos perdido y pensamos que cuando lo
recuperemos finalmente conseguiremos la paz. Da igual lo
que añores del pasado o esperes del futuro, porque lo único
que de verdad cuenta es el ahora.
El Yo cierra los ojos ante este hecho fundamental y se
inventa todo tipo de “programas” y “proyectos” con la
esperanza de encontrar algo más que este momento; se
esfuerza y se disciplina para conseguirlo, con la
consecuente decepción y dramatización de la situación
cuando no se materializan sus proyecciones. Nuestro
drama consiste en vivir en un mundo de abundancia con el
constante anhelo de más y más, ignorando el único
momento real en el que la vida se despliega ante nosotros
con su infinita belleza: el Aquí y Ahora.
Está claro que para fines prácticos está bien tener un
planteamiento de futuro o tener en cuenta el pasado, pero
solo para eso, porque nuestra experiencia, lo que vivimos y
viviremos siempre es en el Aquí y Ahora.
74
3D ‐ DISCIPLINA, DUALIDAD Y DRAMA
Naturalmente que la disciplina y el esfuerzo son
necesarios para muchas cosas en la vida y nos son de gran
ayuda en el camino hacia la conciencia. Pero no a costa del
presente, no cuando nos alejamos del natural fluir de la
vida y malgastamos nuestra preciosa existencia en el inútil
intento de escapar del Aquí y Ahora, persiguiendo el
fantasma de un futuro mejor. Difícilmente podremos
disfrutar de un futuro mejor siendo incapaces de vivir el
presente, porque cuando ese idílico futuro llegue, volverá a
ser presente.
Estamos perdidos en nuestras proyecciones mentales,
y este drama se puede describir de este modo:
“La mente crea la dualidad. Luego, intenta con
disciplina y esfuerzo unir lo que nunca estuvo separado;
este es el drama”.
No podemos forzar el proceso de transformación, no
nos realizaremos antes por ser totalmente severos y
excesivamente disciplinados con la práctica que utilizamos.
El Camino Sabio no es algo que esté directamente
relacionado con el esfuerzo, ni es un trato que hacemos con
la inteligencia universal, reclamando el derecho a obtener
resultados a cambio del esfuerzo realizado.
Lo único que podemos hacer es preparar el terreno y
fluir con el momento, para que la realización pueda tomar
75
lugar a su debido momento. Y cuando sintamos que no
avanzamos o que hemos “fallado”, podemos transformar
ese sentimiento de frustración en el aprendizaje que nos
enseñará a reeducar la mente, volviendo así al presente. De
este modo, todo lo que hagamos, lo realizaremos desde la
plenitud del Ser y no desde la carencia y el drama del Yo.
El amor no es algo que pueda obtenerse con disciplina.
La paz interior no se practica con esfuerzo, es el natural
fluir la que la hace presente.
¿Necesita el río disciplina para llegar al mar?
¿Necesita el árbol otro árbol para ser más árbol?
¿Necesitas disciplina para ser el Ser que ya eres?
76
PENSAR ES UNA COSA, SER CONSCIENTE ES ALGO
TOTALMENTE DIFERENTE
El pensar es en su estructura lineal y dual. Ser
consciente va más allá de toda dualidad, transciende el
pensar, es presenciar la realidad tal como es.
La realización del Ser solo podemos obtenerla a través
de la experiencia, los pensamientos solo indican el camino
hacia la experiencia y nada más.
El pensamiento es solo una minúscula parte del Ser, es
la interpretación de la realidad y no la realidad en sí, es la
teoría y no la experiencia. Simplemente con el pensamiento
es imposible llegar a entender lo que es el Ser. La mente
siempre se quedará en un nivel muy superficial, buscando
pruebas “medibles” que satisfagan su visión lineal y dual
de la realidad. El Yo necesita clasificar el Ser como tal o cual
cosa, necesita etiquetarlo todo para confirmar su visión
conceptual del mundo. Para él, la vida no es suficiente
prueba de la existencia de la inteligencia universal.
Pero, ¿cómo podemos medir el todo?
Mientras intentemos comprender la vida solo con la
mente, el verdadero sentido, lo que significa ser Vida, se
nos escapará.
Respecto a este tema, me gusta contar una pequeña
historia que ilustra a la perfección que para las cosas
realmente importantes en la vida no existen pruebas que las
77
evidencien, ni hay necesidad de ello. En una escena de la
película “Contact”, se encuentran los dos protagonistas y
hablan sobre las pruebas que justifiquen la existencia de
Dios. De un lado está una científica que busca pruebas
medibles para todo (Jodie Foster) y del otro un hombre
espiritual (Matthew McConaughey):
J.F. Tengo algo para ti.
M.M. ¿Qué es?
J.F La ley de Ockham o la navaja de Ockham, ¿la conoces?
M.M. Suena como una película del oeste.
J.F. No, la ley de Ockham, es un principio científico.
Cuando todos los factores están en igualdad, la explicación
preferible es la más sencilla.
M.M. Me parece bastante lógico.
J.F. Bueno, y qué es más probable, que hay un Dios
omnipotente que ha creado el universo y luego ha decidido
no dejar ni una sola prueba de suexistencia… o que
simplemente no existeeste Dios y nos lo hemos
inventadopara no sentirnos tan pequeños y perdidos en el
universo.
M.M. No lo sé, no me puedo imaginar un mundo donde no
exista Dios, no lo querría.
78
J.F. ¿Y cómo sabes que no te estás engañando a ti mismo?
Para mí es diferente, yo necesito pruebas.
M.M. Pruebas... ¡uhm...! ¿Amaste a tu padre?
J.F. ¿Cómo?
M.M. Tu padre. ¿Querías a tu padre?
J.F. Con locura.
M.M. Pruébalo.
Lo único que cuenta es la experiencia y esta es la
“prueba”, que cada uno siente en su interior.
Cuando experimentamos amor en nuestra vida, no
necesitamos ninguna prueba que lo evidencie, lo estamos
sintiendo y punto, no hay mucho más que explicar. Si
sabemos lo que es el amor, si lo estamos experimentando,
pedirnos pruebas de su existencia carece de sentido. Del
mismo modo, solo puedes saber lo que es el Ser cuando
vives en él conscientemente y lo experimentas, aunque el
ego se empeñe en buscar todo tipo de pruebas que
justifiquen su existencia o su inexistencia.
79
SER CONSCIENTE NO ES PENSAR POSITIVAMENTE
Conciencia es la presencia absoluta de lo que es, y está
libre de clasificaciones positivas o negativas, bueno o malo,
tú y yo, interno o externo. Cuando estás en el estado de
conciencia ves la belleza y la perfección en todo. Esta es la
experiencia de la conexión con El Ser.
No se trata de sustituir las estructuras y pautas
negativas por positivas. Naturalmente que es de gran valor
pensar en positivo y afirmar la vida de este modo, pero no
basta con evitar la negatividad, se trata de ver más allá de la
mera forma, se trata de reconocer sin negación. Si nos
negamos al sufrimiento y a su aprendizaje, si lo ignoramos
intentando ser positivos, es como intentar ocultarlo con una
capa de maquillaje, que tarde o temprano terminará
cayéndose y se manifestará con toda su fuerza.
Finalmente, el pensar positivo, que nace de la negación
a la vida, solo es otro intento del Yo de controlar. No hay
que negar las situaciones negativas, queriendo a toda costa
transformarlas en positivas, se trata de reconocer la
realidad tal como es y aprender a conocer el mensaje que
hay detrás de ella. Positivo y negativo son inseparables, son
los dos lados de una misma moneda que refleja la versión
limitada de la mente.
Encontraremos la paz si vamos más allá de la mente,
más allá de toda dualidad y reconocemos la vida tal como
es, sin pegarle “nuestros determinados” conceptos
mentales.
80
LOS PENSAMIENTOS ENFOCAN LAS EMOCIONES Y
SUS RESPECTIVOS SENTIMIENTOS CREAN LA
REALIDAD
La ciencia moderna comprueba lo que los sabios y
maestros espirituales ya sabían desde hace miles de años.
Nuestras emociones, pensamientos y sentimientos influyen
directamente en el proceso de creación de la realidad.
Como ya vimos, la intención da una dirección
determinada a la vida; esta es la información básica que
nace del Ser, dando origen a la materia; esta da paso a la
vida sensitiva y proporciona la posibilidad de vida
consciente.
La creación sigue este orden determinado:
El Ser.
La intención.
Energía.
Materia.
Vida sensitiva.
Vida consciente.
81
A nivel humano se manifiesta de la siguiente forma:
El Ser.
Emociones.
Pensamientos.
Sentimientos.
Acción.
Realidad.
Y aunque aquí esté representado en forma lineal, no es
un proceso lineal; la vida se manifiesta espontáneamente en
cada momento, es un proceso multidimensional. El Ser no
está solo en el comienzo y luego vienen las emociones, los
pensamientos... El Ser está en todos los niveles de la vida.
Pero si lo que queremos es vivir conscientemente, es
importante prestar atención a este orden.
82
EL CREATIVO Y CONSCIENTE PROCESO DE LA
CREACIÓN DE NUESTRA REALIDAD
Primero está la emoción, y podemos distinguir entre
dos emociones básicas de donde nacen todas las demás
emociones; el amor y lo contrario al amor, que puede ser
ira, odio, etc. La emoción se une con un pensamiento, ya sea
una idea, creencia o deseo, que puede ser consciente o
inconsciente. La unión de ambos genera un sentimiento, y
este desencadena un proceso que en su debido momento se
manifiesta en el mundo.
Sea cual sea la realidad que vemos y vivimos, lo
primero que se manifiesta ante cualquier situación es la
emoción y el pensamiento, y la unión de ambos da lugar a
los sentimientos. Desde una simple cerilla al ordenador más
sofisticado, y de una comunidad basada en principios
pacíficos hasta la guerra más violenta, el triángulo,
emoción/pensamiento/sentimiento siempre fue lo primero
que se creó en el interior de la persona, que hizo posible la
manifestación exterior creando la realidad.
La realidad (deseada o no‐deseada) siempre se crea
primero en nuestro interior. Por esta razón si no vibramos
paz en nuestro interior, incluso viviendo en las
circunstancias más pacíficas, seremos incapaces de
percibirla y sentirla.
El “fallo” de la conciencia ordinaria es creer que
primero hay que cambiar el exterior y después el interior.
Por mucho que nos “curemos” de una depresión,
83
volveremos a caer en ella si no curamos la causa que la
provoca.
“Si queremos vivir conscientemente primero tenemos
que crear esa conciencia en nuestro interior. Tenemos que
ser el cambio que queremos ver en el mundo”. Gandhi.
¿Cómo creamos conciencia en nuestro interior?
Si preguntamos a las personas, la mayoría responden
que quieren vivir una vida en paz, y si es así, por qué no la
tenemos, ¿dónde está el fallo?
No basta con decir “quiero vivir en paz”, las palabras
por sí mismas no tienen suficiente fuerza para cambiar la
realidad. Por esto no basta con decir “quiero estar en paz”,
cuando no hay paz en mi interior. Si estamos en conflicto
con nosotros mismos, difícilmente podremos manifestar
paz en el mundo.
El subconsciente o inconsciente juega aquí un papel
central, ya que entre el 95% y el 99% de nuestra realidad se
basa en él. Si en la infancia me han dicho una y otra vez que
no sirvo, que soy un inútil, esta afirmación se ha fijado
profundamente en el subconsciente y ahí, si no creo que soy
una persona valiosa, los pensamientos positivos por sí
mismos no crean los sentimientos con suficiente fuerza para
modificar esta realidad.
Incluso pasando por un largo y doloroso proceso de
superación de traumas del pasado, no superaremos “la
fuente de todo trauma”, la identificación con el Yo.
84
Un trauma (creencia negativa) no se puede superar
partiendo de la carencia, la falta o la imperfección, porque
desde ahí solo crearemos un mundo imperfecto, lleno de
faltas; es decir, un mundo negativo.
Si, por el contrario, dejamos atrás la identificación con
el Yo y nos conectamos con nuestro auténtico Ser, que es
belleza y perfección, es así como nos sentiremos y así será la
realidad que crearemos.
La emoción que se basa en el amor combinado con la
forma correcta de pensar genera un sentimiento lo
suficientemente fuerte para transformar la realidad. Para
esto tenemos que aceptar/reconocer el subconsciente y el
inconsciente tal como es.
85
ACEPTAR/RECONOCER EL SUBCONSCIENTE Y EL
INCONSCIENTE
Aceptar el subconsciente y el inconsciente significa
que dejamos atrás la necesidad de controlar y retomamos
nuestro sitio en la cadena de la vida. La vida no responde a
la interminable lista de exigencias del Yo. No se trata de ir
al “supermercado espiritual” en el que compramos, con
nuestra “tarjeta espiritual de luz violeta”, el despertar y
demás productos de la conciencia.
Reconocer lo auténtico, lo que está basado en la
comprensión de quiénes somos en realidad, se caracteriza
por una profunda sensación de paz.
Si queremos saber hasta qué punto nos estamos
integrando en el río de la vida, solo tenemos que observar
la paz que sentimos y experimentamos con las cosas que
hacemos. La paz que experimentamos nos indica hasta qué
punto estamos en la aceptación de todo lo que nos sucede o,
por el contrario, es solo un ejercicio mental.
Cuando no hay paz, es porque hay resistencia.
86
LA ACEPTACIÓN (EL RECONOCIMIENTO) DE LO QUE
ES, ES EL FINAL DE LA LUCHA Y EL COMIENZO DE LA
PAZ
Al aceptar lo que es, nos sincronizamos con la
inteligencia universal. Esta es la base de la acción
consciente.
La aceptación es el puerto desde donde emprendemos
nuestro viaje hacia una vida consciente; sin ello, estamos
perdidos en el mar de las circunstancias. Al aceptar el
momento presente tal como es, este se convierte en nuestro
aliado, en lugar de verlo como un obstáculo o en el peor de
los casos como a un enemigo. Cuando no aceptamos la
realidad en la que vivimos, cuando no aceptamos el Aquí y
Ahora, convertimos nuestra vida en un drama permanente.
Con la aceptación de lo que es en este acto consciente y
deliberado, nos liberamos del drama creado de la
resistencia, y nos proporciona la claridad que necesitamos
en el proceso de transformación de la conciencia.
Muchos de vosotros os preguntaréis: sí, todo esto está
muy bien, pero… ¿qué pasa con todo el sufrimiento que
existe en el mundo, qué pasa con las guerras, la miseria, el
hambre… y cómo voy a aceptar mi sufrimiento personal?
El sufrimiento es como una enfermedad y como toda
enfermedad, necesita de un diagnóstico correcto para
aplicar el remedio correcto. Con nuestra interpretación
errónea y negativa, nuestro apego y nuestra forma de
pensar “de cómo debería ser la vida”, tapamos la realidad
87
con tanto peso negativo que nos resulta imposible poder
verla tal y como es. De este modo, nos cegamos a la
realidad, somos ciegos que pretenden guiar a los demás
ciegos; así es el mundo en el que vivimos. Si el ser humano
es incapaz de solucionar su propia realidad, difícilmente
podrá ver y entender lo que sucede en el mundo.
Esperamos que de una u otra forma las cosas se arreglen
por sí mismas, pero no es así. En el mejor de los casos es
posible que encontremos alivio por un tiempo, un pequeño
descanso en nuestra lucha, una tregua de paz, pero solo
será eso, una tregua entre una lucha y otra.
Nos resistimos a la vida y nuestra propia vida se nos
escapa sin darnos cuenta.
88
LA RESISTENCIA ES INÚTIL
No resistencia, no sufrimiento.
La resistencia que creamos ante los problemas nos
conduce a más problemas, y con esa actitud lo único que
conseguimos es alimentar y aumentar el sufrimiento.
La resistencia es negación (me resisto ante lo que no
admito), y con esta actitud solo obtendremos más
negatividad que por su parte crea más resistencia; es un
círculo vicioso del que no podemos escapar. Esta es la razón
por la que cuando, aparentemente, solucionamos un
problema, aparecen dos nuevos problemas y de que a pesar
de todos los progresos y mejoras que hemos logrado a lo
largo del tiempo actualmente tenemos más problemas que
nunca, y estamos llegando a tal escala, que estamos
destruyendo el planeta en el intento de mejorar nuestras
vidas.
Poner resistencia a los efectos y a los síntomas del
problema, no ayuda, ni soluciona nada en absoluto; todo lo
contrario, empeora la situación.
89
¿QUIÉN SE RESISTE?
Por lo general, no solemos hacernos la pregunta:
¿Quién se resiste? Estamos tan ocupados en quitar y
eliminar los obstáculos que nos impiden ser “felices”, que
nos hemos perdido en la búsqueda de una vida mejor.
Nuestra mirada está fija en las formas, imaginando un
nuevo estilo de vida, una nueva pareja, un coche nuevo,
una nueva filosofía, más meditación, una nueva terapia…
buscando y buscando lo que pensamos que finalmente nos
conducirá a nuestro objetivo que, en definitiva, se trata de
vivir la vida que deseamos. Todo lo que se interpone a
nuestro “ideal de vida” es rechazado, con el pensamiento
inconsciente de que nuestra resistencia nos ayudará a
recibir/lograr lo que nos falta para ser finalmente felices.
Detrás de la resistencia se oculta la creencia de que el
mundo y las personas (incluidos nosotros mismos) deben
de ser como nos hemos imaginado o nos han contado que
tienen que ser.
Esta imaginación/creencia es producto del Yo, que se
declara a sí mismo “dueño del mundo”. El Yo es quien
pone la resistencia, esa pequeña parte de nosotros que
realmente se cree que todo el universo debe girar a nuestro
antojo. Esta inconsciente forma de pensar se refleja en frases
como: “el mundo es injusto”, “esto no puede ser así” o
“siempre es lo mismo, aquí nunca pasa nada”.
El Yo está totalmente convencido de su falsa creencia,
no admite que la realidad rara vez se acopla a sus
90
exigencias, dando comienzo al drama (resistencia crea
violencia) que está visible por todas partes, porque cada Yo
se declara “dueño del mundo”.
Los problemas no pueden ser solucionados ignorando
la causa que los produce; la identificación con el Yo, es la
que pone la resistencia. De este modo, la próxima vez que
nos descubramos a nosotros mismos resistiéndonos a la
situación del momento presente, sabremos que estamos
actuando y viendo el mundo con los ojos del Yo. Esto nos
ayudará a recordar quiénes somos en realidad.
Los problemas de nuestro mundo no tienen solución
en el nivel donde fueron creados; es en los próximos niveles
de conciencia: el nivel transpersonal y el espiritual, donde
los problemas simplemente dejan de existir, y se
transforman en oportunidades y aprendizaje.
91
¿CONTRA QUÉ O QUIÉN NOS ESTAMOS
RESISTIENDO?
Nuestra resistencia es la negación al momento
presente, pero si rechazamos el Aquí y Ahora, lo que en
realidad estamos diciendo es No a la vida.
Aparte de la absoluta inutilidad de la resistencia,
realmente creemos que podemos luchar contra la vida y
ganarle la batalla, y esta es la locura de nuestro mundo
“civilizado”. Con el deseo de mejorar nuestra calidad de
vida, declaramos el presente, enemigo, obstáculo o un
medio para un fin. Somos tan ignorantes que realmente
creemos que podemos controlar la vida y ser dueños de
ella. Con esta forma de vivir la vida (o mejor dicho, de no
vivirla) el asunto se nos escapa de las manos, nadie parece
saber cómo frenar la caída libre y los pocos que lo saben son
declarados incompetentes o no realistas. Pero todo esto le
da exactamente igual al Yo, mientras pueda mantener su
falsa ilusión de control.
92
NO TENEMOS CONTROL
En nuestro desesperado intento de encajar la vida, que
se manifiesta de forma espontánea y multidimensional en
este instante, en un simple concepto lineal, vivimos una
especie de espejismo mental, pensando que podemos
controlar la vida. Nos creemos nuestras propias historias,
somos tan ilusos que creemos que tenemos el control sobre
la vida, aunque la realidad es que no controlamos nada en
absoluto. A pesar de todo el progreso técnico, científico,
social y material estamos al borde de una catástrofe de
características épicas, luego... ¿dónde está el control? Y si
realmente controlamos algo, entonces ¿por qué tenemos
tantos problemas y sufrimientos?
La palabra preferida del Yo es “mío”, le da sensación
de seguridad, control y superioridad, le da una falsa
identidad y de este modo puede disimular el gran vacío
que siente en su interior. Declara la vida suya, “mi vida”,
pero ¿qué hice para estar vivo?, ¿he sido partícipe en la
creación de algo de lo que concierne a “mi vida”?, ¿acaso he
inventado el sentir o el pensar?, ¿es el Yo el que hace latir al
corazón o quien respira…? Y, del mismo modo, decimos mi
mujer o mi marido, mis hijos, mi país, mi forma de vida,
mis posesiones, etc. Nos sentimos en la errónea necesidad
de proteger todos estos “míos”, porque ¿quiénes somos sin
estos míos? y cuando nos referimos a la tierra, volvemos a
repetir “mi tierra”, pero, ¿somos nosotros quienes hacemos
vibrar las partículas de un átomo y mantenemos este
diminuto sistema solar (el átomo) unido?
93
La realidad es que si la vida dependiera de nosotros,
se evaporaría en este mismo instante.
Cuando creemos tener algo bajo control es cuando
realmente estamos perdidos en los pensamientos. La
adicción al control refleja nuestra ignorancia sobre las
relaciones que crean la vida y la fuerza que hace que todo
esto sea posible.
Cuanto más control necesitamos, más lejos estamos de
la sencillez de la vida y de su bondad.
Por supuesto que es bueno organizar los asuntos
prácticos para tener una vida confortable, pero incluso estos
aspectos de la vida los realizaremos mucho mejor sin la
necesidad de control y su respectivo paquete de
negatividad.
94
EL SER CONTROLA
La realidad es esta: el Ser crea el mundo y lo
“controla”. Pero no es un control como nosotros lo
entendemos con nuestra conciencia ordinaria, no es un
“superpoder” con un mega mando a distancia que se
declara dueño de la vida. Es un fluir de luz, información y
energía, con una dirección determinada gracias a la
intención. El Yo no puede entender este proceso, como ya
hemos visto, y no puede aceptar el hecho de que la vida es
incontrolable. Todos los intentos de control conllevan
lógicamente un enorme paquete de conflictos.
Tenemos unos 70 billones de células en el cuerpo, que
trabajan de forma “controlada” para garantizar nuestra
existencia. Llegar a pensar que somos nosotros los que
podemos controlar todo este sistema es de locos. El Ser es el
que siempre actúa por y en nosotros. Pero incluso cuando
todo esto es más que obvio, el Yo se niega o se ciega ante
este hecho, puesto que no puede ir más allá de su propia
estructura mental. Mientras estemos identificados con los
pensamientos, estaremos atrapados en nuestro “centro de
control” y no saldremos de ahí.
La mente por sí misma no puede detenerse, del mismo
modo que un árbol no puede talarse a sí mismo.
No nos podemos llegar a imaginar la fuerza que obra
en todo y crea el universo en cada instante. Lo que sí
podemos es experimentarlo, dejar que suceda y se
95
despliegue, y de este modo ser conscientes de que somos
uno con ella.
96
CAPÍTULO SEIS
PRESENCIAR EL MUNDO
Allí, donde estés, es la tierra de la pureza, y tu persona es el
cuerpo de Buda.
Hakuin Zenji.
97
TODO ESTÁ BIEN TAL COMO ES
La vida es perfecta, no podemos añadir, quitar, ni
evitar algo. Esta conciencia es la base de una vida
consciente y plena; es el punto de partida para cualquier
cambio o transformación. La plenitud y la bondad del Ser
es la única realidad que existe, y si no comprendemos esto,
seguiremos viviendo en la falsa creencia de que podemos
mejorar y controlar la vida. ¿Cómo podríamos mejorar lo
que ya es perfecto? Esto, naturalmente, no significa que el
progreso sea inútil o que no podamos hacer algo para la
transformación de la conciencia; lo que significa es que
somos parte de la plenitud y desde este estado y
conocimiento creamos de forma consciente la realidad.
Somos parte de la fuerza creativa, somos la fuerza creativa,
no somos diferentes a la inteligencia universal.
No falta nada en todo el universo, solo tenemos que
mirar a nuestro alrededor, a una gota de agua, a una flor, a
los niños jugando, a las estrellas; miremos donde miremos,
todo es un constante fluir, todo está conectado, y cuando
algo se aleja de la cadena del Ser, cuando algo se niega a
fluir, muere y deja espacio para algo nuevo; esta es la
perfección en todo su esplendor.
El arte de presenciar es reconocer conscientemente la
vida, reconocer lo que es real e ir más allá de la visión
limitada del Yo, dar paso a la vida consciente.
De forma natural, cuando practicamos el arte de
presenciar, nos conectamos con el libre fluir de información
98
y energía, nuestra percepción cambia y lo que antes era un
problema ahora se transforma en aprendizaje. De este
modo, la vida adquiere otra dimensión; comenzamos a ver
la vida de un modo diferente, más allá de las apariencias.
En el simple presenciar de la realidad tal como es, sin
juzgar y sin condenar, nos sincronizamos con la inteligencia
universal.
99
ATENCIÓN ES VIDA
Vivimos donde está nuestra atención. Cuando
entrenemos nuestra atención, y la convirtamos en el arte de
presenciar, cambiará nuestra estructura interior y la forma
en que nos experimentamos a nosotros y al mundo.
En cada momento decidimos, consciente o
inconscientemente, dónde poner nuestra atención.
A lo largo de años hemos fijado nuestra atención en la
carencia y el déficit, esto ha creado estructuras negativas e
inconscientes muy poderosas. Casi automáticamente nos
concentramos en el déficit. La gran mayoría de nosotros
está atrapado en esta trampa. Nuestra atención,
normalmente, está fijada en los problemas, y para confirmar
esto solo tenemos que ver las noticias o preguntarnos a
nosotros mismos si estamos en paz.
Para cambiar el círculo vicioso de la atención negativa,
tenemos que aprender a ver “con nuevos ojos”,
comenzando con uno mismo y continuando con lo que nos
rodea, reestructurando cómo nos vemos a nosotros y al
mundo.
Si enfocamos la reestructuración de nuestra atención
en la sabiduría y la belleza, sin lugar a dudas, nuestro
mundo cambiará.
El cerebro se adapta a nuestra atención, no sabe lo que
es positivo o negativo, funciona según el “input”(entrada).
100
Como ya hemos visto antes, con cada pensamiento el
cerebro crea conexiones neuronales y estas producen
procesos bioquímicos que determinan nuestros
sentimientos, los sentimientos se unen otra vez con los
pensamientos y juntos crean más conexiones y así se cierra
el círculo. En lo que depende de nosotros, es nuestra
decisión prestar más atención al tipo de impulsos que
mandamos al cerebro. El arte de presenciar o la atención
activa nos conecta con las cualidades de lo presenciado y
para interiorizarlo, tenemos que sentir las cualidades. Es el
sentir lo que transformará nuestras estructuras
inconscientes en conciencia; se trata de ser conscientes de lo
que queremos manifestar en la vida.
Cuando hablamos de humildad, bondad, sencillez,
etc., son cualidades del Ser que conocemos perfectamente,
pero ese conocimiento no nos da la experiencia que nos
aporta el sentir. Solo cuando sentimos estas cualidades, es
cuando convertimos lo aprendido y entendido en realidad.
Se trata de sentir la virtud y recordar (cultivar) este
sentimiento, y así reestructuraremos nuestra visión del
mundo y esta transformará la manera cómo
experimentamos el mundo.
101
LA ALEGRÍA DEL SER
Si entendiésemos la fuerza qué está constantemente a
nuestro lado y dentro de nosotros, jamás tendríamos miedo.
Con este conocimiento experimentamos la alegría del Ser
como una expresión espontánea, libre de las ataduras de
nuestros conceptos e ideas.
No hay que hacer nada (especial) para sentirla, está
siempre en y con nosotros, es la experiencia directa del Ser.
La transformación consiste en quitar lo que nos impide
realizar este hecho fundamental.
La alegría del Ser refleja la bondad de la vida en el
mundo material. Y una vez aprendido que la vida es el
alegre reconocer de dicha bondad y que estamos aquí para
aprender, ya no hay razón alguna para el sufrimiento.
Suceda lo que suceda, cuando nos reconocemos en el Ser y
comprendemos que somos el Ser, eterno e inmortal, toda
ignorancia y oscuridad desaparecen, dando paso a la
comprensión absoluta donde no hay temor ni duda, solo
aprendizaje.
En el nivel de conciencia personal, la alegría es un
toma y daca: yo hago esto y obtengo esto otro, sucede lo
que deseo y estoy alegre, me dan amor y soy feliz, y así
sucesivamente. Pero en los niveles superiores de conciencia,
(transpersonal o espiritual), la alegría del Ser se manifiesta
al presenciar el despliegue de la vida tal como es, sin más.
Es la experiencia que obtenemos cuando los
pensamientos cesan y en este silencio brota
espontáneamente la alegría del Ser.
102
CON LA HUMILDAD SE HACE VISIBLE LA PLENITUD
Cuando la inteligencia personal se disuelve en la
inteligencia universal, damos paso a la humildad, que es
una acción consciente y activa. De este modo, retomamos el
lugar que nos corresponde en la cadena de la vida,
comprendiendo que nosotros por nosotros mismos no
podemos hacer nada. La humildad es incompatible con el
Yo. El Yo continuamente busca más y más; por el contrario,
la humildad acepta lo que es, sin más.
Cuando actuamos con humildad, aceptamos el hecho
de que no tenemos el control, y esto es lo que necesitamos
para descansar y recuperarnos de la locura de “desear más”
en un mundo de plena abundancia.
Cuando dejemos de ver el mundo como algo
incompleto e imperfecto y cuando con profunda humildad
aceptemos la vida tal como es, se nos revelará un estado de
plenitud que superará nuestras mayores expectativas.
103
CON HUMILDAD SOMOS LIBRES
En el mundo occidental a menudo tenemos un
concepto negativo de la humildad, la vemos como algo que
va en contra del libre albedrío. Pensamos que siendo
humildes, dejamos de ser dueños de nuestra vida, que nos
convertimos en víctimas, cuando justamente es todo lo
contrario. Mientras seamos prisioneros de nuestros
conceptos y deseos, reaccionando según las circunstancias,
seremos esclavos de nuestros pensamientos y sentimientos,
y esto no tiene nada que ver con ser libre.
En el antiguo Japón de los samurái existía el siguiente
dicho: “La humildad es la llave para el libre albedrío”.
Con la actitud humilde de reconocer la realidad sin el
famoso “ya lo sé, pero...”, nos integramos a la vida, nos
liberamos de la esclavitud de nuestros deseos y esto nos
capacita para actuar como un ser verdaderamente libre. Sin
apego a las formas, ya sean materiales o psicológicas,
tomamos la decisión de estar en armonía con la inteligencia
universal: esta es la libertad real.
104
ENTREGARSE NO ES UNA OPCIÓN
Con la práctica de la humildad comprendemos que la
entrega no es una opción. La vida, de todos modos, nos deja
elegir entre fluir, luchar o ser indiferentes. Aunque, claro
está, que solo desde un estado inconsciente optaremos por
la lucha o la indiferencia. Si somos conscientes,
comprendemos que cada ser humano es solo una gota en el
mar de la vida y, sin lugar a dudas, la elección será la de
fluir con la vida. En esta entrega entendemos, lo que
describe Kabir, un antiguo sabio y místico de la India, de
forma poética: “Todos sabemos que las gotas se funden en
el océano, pero pocos saben que el océano se funde en la
gota. Si dejamos de resistirnos y fluimos con la vida,
experimentamos que somos la vida misma”.
La paz nace de forma espontánea cuando nos
entregamos al momento presente. La entrega no es un signo
de debilidad, tal como el Yo nos hace creer; todo lo
contrario, entregándonos admitimos que somos uno con el
fluir de la vida, por lo que poseemos toda su fuerza.
Comprendemos que no tenemos el control y de este modo
nos entregamos al suave fluir de la existencia rompiendo
las rejas de nuestra prisión mental.
Solo en la entrega a lo que es, especialmente a lo que
clasificamos como negativo, nos liberamos de las ataduras
mentales creadas por nuestra identificación con los
pensamientos. Con esto honramos la vida y nos
sincronizamos con el Ser, y este es el fin del sufrimiento.
La auténtica humildad y la entrega son esenciales en el
proceso de transformación del Yo.
105
GRATITUD ES SER CONSCIENTE
La gratitud nace del entendimiento de lo que es.
Cuando tomamos conciencia de lo que significa estar vivo y
cuando presenciamos que el mundo entero se manifiesta de
forma espontánea, en cada momento, de nuevo, nos
llenamos de una gratitud que va mucho más allá de lo
personal.
Por lo general, sentimos gratitud cuando la vida se
acopla a nuestros deseos particulares, sentimos gratitud
cuando experimentamos estados positivos y, por el
contrario, nos sentimos desgraciados cuando las situaciones
no son como deseamos, volviendo a repetir otra vez el
clásico patrón de reducir la vida a un concepto mental.
Como si la vida fuese una cuenta bancaria, hacemos balance
y comparamos, si el saldo es positivo, estamos agradecidos,
pero cuando no lo es entramos en conflicto con nosotros y
con el mundo.
La auténtica gratitud no crece en función de nuestros
beneficios, sino del estado del Ser que nace de la
experiencia directa y vibrante cuando la vida es lo más
importante y no nuestros conceptos o ideas sobre él.
Con la gratitud fluye espontáneamente el poder de la
sanación, y se reconcilian los opuestos.
Y con respecto a lo mencionado anteriormente, voy a
contaros una experiencia que viví hace relativamente poco
y que ilustra a la perfección el poder sanador de la gratitud.
106
Me gusta hacer deporte y especialmente correr y
nadar. Hace poco, fui al bosque donde suelo ir a correr.
Hice un poco de calentamiento y comencé a correr, de
repente, después de unos 200 metros, pisé una piedra, se
me dobló el tobillo y escuché un ”crack”. Este episodio no
me es desconocido y sé muy bien que significa dolor varias
semanas, “fuera de servicio” y un buen rato de muletas.
Pero, en esta ocasión, sucedió algo totalmente
inesperado y extraordinario, no hubo ninguna
manifestación negativa dentro de mí hacia el incidente, al
contrario, sentado en el suelo, sujeté el tobillo entre mis
manos y todo mi ser, con cada célula de mi cuerpo
experimentó una profunda gratitud. No quedó espacio para
otro sentimiento que no fuese gratitud. Y lo que en otras
ocasiones había sido dolor, en esta se convirtió en una
intensa sensación de calor, y pude sentir cómo este calor
sanaba la lesión. Después de un rato, sentí que podía seguir
corriendo. Me levanté con precaución, caminé
tranquilamente comprobando el estado del tobillo y
continué corriendo hasta el final del trayecto (unos 5
kilómetros). Durante algunos días tuve una pequeña
molestia sin importancia, que después desapareció por
completo. En circunstancias “normales” este proceso como
mínimo habría durado varias semanas.
La humildad, la entrega y la gratitud son una decisión
consciente con la que anulamos nuestra necesitad de
control. Dejemos que el Ser tome el “mando” y que el libre
flujo de información y energía nos abra a un mar de
posibilidades.
107
SERVIR ES LA CONEXIÓN CONSCIENTE CON LA VIDA
Todo está interconectado, no hay nada fuera del tejido
de la vida. Esto funciona gracias al principio del servir.
Miremos donde miremos este principio está actuando en
todas partes, es el “pegamento” que une la red de la vida.
El sol sirve a la tierra, la hace posible con su luz y calor; la
tierra sirve para sustentarnos y sostenernos; el aire nos da la
vida, y la conciencia nos sirve para reconocer todo esto.
Cuando escribo estas palabras solo puedo hacerlo gracias a
una larga cadena de servicios, desde los árboles a los
transportistas que me trajeron este ordenador con el que
escribo este libro. Incluso los aspectos dolorosos y
aparentemente negativos, nos sirven para tomar conciencia.
Cuando perdemos algo, nos sirve para desapegarnos de lo
material y nos enseña que todo es efímero y que no es en las
cosas materiales ni en el exterior donde encontraremos la
paz auténtica. Incluso la misma muerte, nos sirve para
tomar conciencia de la inestabilidad de las formas y nos
empuja hacia la transformación.
¿Entonces, por qué no servimos conscientemente?
El servicio más bello que un ser humano puede dar es
ser consciente.
108
LA COMPASIÓN SURGE CON LA COMPRENSIÓN DE
LAS CONEXIONES
La auténtica compasión no juzga, es una acción
consciente, que mira más allá del telón de las apariencias, es
la comprensión de las relaciones y las conexiones.
Cuando juzgamos y condenamos a las “malas”
personas es aconsejable tener en cuenta que si hubiéramos
nacido en el mismo lugar y bajo las mismas condiciones y
circunstancias, con las mismas experiencias, con la misma
educación, etc., actuaríamos del mismo modo o muy
parecido. Actuamos en función de la vida que hemos
vivido y de las cosas que hemos aprendido, la “maldad” se
aprende, nadie nace con ella.
Con la compasión comprendemos que en esencia, el
ser humano es bueno, porque en él también obra la bondad
del Ser.
Nos hacemos atrocidades los unos a los otros, porque
somos inconscientes. Cuando nos dañamos a nosotros
mismos, a los demás y a la naturaleza, estamos a años luz
de la bondad y del amor que nos hace ser humanos. ¿Cómo
piensas que puede sentirse, el que tiene la necesidad de
hacer daño a los demás e impone su voluntad a la fuerza,
hasta qué punto su corazón está congelado? Lo único que
podemos sentir es una profunda compasión hacia todos los
que actúan de este modo, puesto que no han entendido
nada, no son conscientes de la santidad de la vida y esto los
convierte en almas nubosas en tierras oscuras.
109
Con la compasión entendemos que todo forma parte
de la creación, y que es necesario en el proceso de
transformación de la conciencia humana.
110
COMPASIÓN NO ES COMPARTIR EL SUFRIMIENTO
Cuando hablamos de compasión, no se trata de
compartir el sufrimiento, ¿para qué? Cuando entramos en
el sufrimiento de otra persona, sufriendo con ella,
confirmando sus razones y su derecho a sufrir, no le
ayudamos en absoluto; al contrario, alimentamos y
reforzamos el sufrimiento con esta actitud.
La compasión es un proceso activo que transforma el
sufrimiento en aprendizaje. Cuando una persona sufre se
trata de proporcionarle una fuente de comprensión, amor y
paz, donde pueda descansar y recuperar la claridad, que le
ayudará a ver el mensaje y el enorme potencial de
crecimiento que hay en el sufrimiento.
La compasión hace posible la transformación interior
que nos permite ir más allá de las apariencias y de este
modo romper con el círculo vicioso del sufrimiento.
111
EN EL CONDENAR NO HAY PAZ
Condenar no nos hace mejores personas, ni ayuda a
generar conciencia, más bien, refleja la necesidad de control
del Yo. Cuando nos declaramos a nosotros mismos jueces,
nos declaramos seres superiores, catalogando a los demás
como inferiores y esto no es una buena base para la
convivencia. Observando la historia de la humanidad,
comprobamos que la condena no ha servido para crear un
mundo mejor.
Jesús Cristo ya nos lo enseñó diciendo: “El que esté
libre de culpa, que tire la primera piedra”.
La actitud de condenar no solo se limita al mundo
exterior, a las personas o incluso a la naturaleza y a la vida
misma, sino que también nos estamos condenando a
nosotros mismos sin ser conscientes de ello. Nos creamos
un ideal sobre cómo debemos ser, y cuando no lo
cumplimos, nos condenamos, llegando a ser jueces muy
severos, y con esta actitud, creamos un remolino de
negatividad, que del mismo modo condenaremos.
El acto de condenar solo le hace sentir bien al Yo, lo
único que le importa es tener razón, mientras tiene razón se
siente superior y seguro. De este modo justifica su
necesidad de control.
La realidad es que cuando condenamos, si de verdad
somos honestos con nosotros mismos y podemos
desidentificarnos con nuestra forma de pensar, lo que de
112
verdad sentimos es un profundo conflicto interno. El arte
de presenciar nos enseña que no es necesario practicar esta
“habilidad disfuncional” y que podemos manejar
perfectamente, e incluso mucho mejor, los asuntos de la
vida sin este “juguete del ego”.
Las personas que viven en paz y amor en lugar de
condenar ayudan a liberar de la ignorancia a los que están
en ella en lugar de juzgarlos y condenarlos. Así, la próxima
vez que juzgues a los demás y a ti mismo, observa lo que
sucede, no intentes no condenar (esta será solo otra
maniobra del Yo para mantener el control), aprende a ir
más allá de las meras apariencias y entiende que solo hay
aprendizaje, y que por extraña o difícil que nos parezca una
situación, siempre tiene su enseñanza.
113
LO QUE ES Y EL SER
Lo que es y el Ser son una misma cosa. No es necesario
hacer algo en particular o especial, podemos presenciar en
cualquier sitio y en cualquier circunstancia. Con la
presencia absoluta entramos en el espacio del Ser.
El arte de presenciar nos abre los ojos a la vida tal
como es. Sin filtros mentales, sin las historias que nos
contamos a nosotros mismos y a los demás vemos que la
belleza de la vida va mucho más allá de la mente. Cuando
entramos en el espacio de la presencia nos abrimos a la vida
y comprendemos que lo que es, Es, y no hay más. Esto nos
puede parecer muy simple, y la verdad es que es así, por
eso nos cuesta tanto comprenderlo y aceptarlo. Buscamos y
buscamos lo que supuestamente nos falta, nos ofuscamos y
cegamos en la búsqueda ignorando el único lugar donde
podemos encontrar lo que buscamos.
Cuando cultivamos el arte de presenciar y miramos a
LO QUE ES, puede ser que no nos guste o incluso puede ser
doloroso, pero es lo único que hay. En el presenciar de la
realidad sin necesidad de escapar o negarnos a ella, nos
hacemos uno con el Ser, con lo que es; esta es la puerta
hacia la vida consciente.
114
EL SILENCIO DEL MUNDO
En la quietud nuestra búsqueda llega a su fin.
Experimen‐tar el mundo en silencio es la sanación de todas
las “heridas”, de la dualidad y el final del sentimiento de
separación. El mundo nace del silencio y desaparece en él.
Las piedras, las plantas y los animales aún saben lo
que nosotros hemos olvidado: que el silencio está en todo.
Cuando olvidamos la quietud, la naturaleza nos ayuda
a recordar, y con su presencia nos enseña lo que significa
vivir en la quietud, a través de ella podemos reconectarnos
y aprender a escuchar el silencio.
El silencio “vive” en el espacio entre las cosas, el
espacio que lo conecta todo. Si queremos “encontrar” la
inteligencia universal o conocer El Ser, este es el lugar.
115
EL TESTIGO
El testigo es quien practica el arte de presenciar. Él nos
conecta con el Ser. Es libre de interpretar, sin necesidad de
buscar, encontrar o cambiar.
El testigo es la habilidad del Ser de presenciar, sin
pasado, sin futuro, sin tiempo, sin sufrimiento, sin felicidad,
sin deseo; es el presenciar del fluir del mundo. Hermann
Hesse lo describe de este modo, en su libro Siddharta: “...
sentado en la orilla del río, soy testigo del fluir y escucho el
murmullo del agua...”.
116
EL FLUIR
Todo fluye, el mundo está en constante movimiento,
es la ley de la forma, es el mundo efímero y pasajero, todo
está en constante transformación, miremos donde miremos,
lo que ahora vemos en un segundo será diferente. Nada es
fijo, incluso la materia, que aparentemente vemos más
sólida, está en constante movimiento.
Todo lo que es, es único, porque en esta forma, que
ahora presenciamos, nunca volverá. Este es el milagro del
mundo de las formas. No hay fronteras ni limitaciones, las
cosas fluyen las unas en las otras, una gota de lluvia cae en
la tierra, convirtiéndose en un riachuelo, que se unirá a
otros y formará un río, que desembocará en el mar, se
evaporará creando nubes que a su vez volverán en forma
de lluvia.
No está en nuestras manos el conseguir que la vida
fluya o deje de fluir, todo lo que nos rodea vibra en
constante y continuo fluir, solo hay que estar despiertos,
conscientes para observar este gran milagro que sucede
continuamente ante nosotros y en nosotros.
La contemplación del presente, nos conecta
directamente con el estado natural de la vida: el fluir. Y el
obstáculo más grande que podemos encontrar cuando
contemplamos, es de nuevo el Yo, que como siempre
intentará controlar cualquier situación. El libre fluir de la
vida es absolutamente perfecto e inalterable y esto es para
el Yo, inaceptable.
117
El arte de presenciar nos enseña que la resistencia es
inútil, quien se niega a fluir, simplemente deja de existir.
Solo hay un espacio en el que podemos presenciar y
conectar con el fluir de la vida, el Aquí y Ahora.
El Aquí y Ahora es lo único que es estable, inalterado
por los cambios y movimientos del mundo.
118
EL ETERNO MOMENTO
Todo lo que es, fue y será, siempre es Aquí y Ahora. Es
el eterno momento, sin tiempo; lo abarca todo, fuera de él
no hay nada, es la vida. Este momento presente, sea cual
sea su contenido, es lo único que es real.
El eterno presente es la conciencia de la unidad de
todas las cosas, procesos y seres vivos.
Por lo general, imaginamos y experimentamos la vida
como una cadena de interminables momentos, donde un
momento da paso al siguiente. Vivimos creyendo que
viajamos del pasado hacia el futuro y que el momento
presente es solo el nexo de unión, el punto de encuentro.
Esto es una equivocación fundamental, porque tanto el
futuro como el pasado sencillamente no existen, son solo
proyecciones mentales. El tiempo es solo una idea, un
pensamiento abstracto, un medio que utilizamos con fines
prácticos para organizar y entender la vida. Lo importante
es no confundir el medio con la realidad.
La experiencia solo existe en este único momento en
que es sentida; es decir, en el momento presente, el Aquí y
Ahora. Aunque esto pueda parecer muy obvio, es una
realidad que no admitimos, puesto que normalmente
estamos tan ocupados con el pasado y el futuro que
ignoramos lo único que realmente importa y existe, el
momento presente. Estamos tan ocupados intentando
mejorar nuestra vida, que nos olvidamos de vivirla y de
119
este modo vivimos como si nunca fuésemos a morir y
morimos como si nunca hubiésemos vivido.
El maestro Eckhart lo describe magistralmente en el
siguiente texto: “El tiempo es lo que impide que la luz
penetre en nosotros. No hay mayor obstáculo a Dios
(conciencia despierta) que el tiempo”.
Vivimos en esta equivocación, que nos conduce
directamente a la autofrustración y al sufrimiento. Sufrimos
añorando o lamentándonos del pasado o vivimos en una
proyección de un futuro mejor, e incluso podemos tener
miedo de lo que nos pueda pasar en ese supuesto futuro.
Vivimos sin vivir, en un mundo inventado, y así se nos
escapa la plenitud de esta vida.
Sin tiempo no hay sufrimiento. Nos hemos perdido en
el laberinto de los pensamientos, y vivimos recluidos en
una cárcel mental.
“Las rosas que están bajo mis ventanas no señalan a
las rosas anteriores o a rosas mejores; son las que son y
existen hoy en Dios (en el Ser). No conocen ningún tiempo.
Las rosas simplemente están ahí, y son en cada instante de
su existencia absolutamente perfectas. Pero el ser humano
recuerda y aplaza, no vive en la presencia, mira atrás
quejándose sobre el pasado o imaginando (ignorando la
abundancia del presente) un futuro mejor. No puede vivir
feliz y fuerte hasta que no aprende a vivir con la naturaleza
en la presencia más allá del tiempo”.
120
Con este texto, Ralph Waldo Emerson describe
perfectamente cómo nos hemos alejado de lo único que es
real.
Cuando comprendemos que solo existe el eterno
momento, sin tiempo, donde todo es sanado, la sabiduría y
la alegría del Ser brota de forma natural desde nuestro
interior hacia el mundo, las limitaciones se disuelven y nos
damos cuenta de que no hay nada detrás o delante de
nosotros, solo el infinito y vasto espacio del momento
presente.
121
122
CAPÍTULO SIETE
YO SOY
Hacemos largos viajes, nos rompemos la cabeza sobre el
significado de un cuadro o libro, cuando lo que queremos
ver y entender en este mundo es a nosotros mismos.
Yalal ad‐Din Muhammad Rumi.
123
¿QUIÉN SOY?
La pregunta “¿Quién soy?”, es la más importante en
nuestra vida. Si podemos contestarla, todo está en su lugar.
Cuando sabemos quiénes somos en realidad,
comprendemos que somos uno con el Ser, que somos el Ser.
Si a esta pregunta solo contestamos con la mente,
seguiremos repitiendo los conceptos mentales que hemos
aprendido a lo largo de nuestra vida y el misterio de
nuestra propia existencia seguirá sin revelarse.
Intentar conocernos solo con la mente, es como
pretender averiguar la profundidad del océano con solo
mirar la superficie. Con la mente es imposible contestar a la
pregunta “¿Quién Soy?”, porque toda respuesta es por
definición un concepto limitado que nos separa de la
unidad de la vida.
Si queremos conocernos y comprendernos, tenemos
que ir más allá de la mente. Es en el Yo Soy donde
encontraremos la respuesta y en el Yo Soy somos la
respuesta.
124
YO SOY
La puerta para la vida consciente es el Yo Soy, estar en
la presencia del intemporal y eterno momento.
El Yo Soy es nuestra auténtica y verdadera naturaleza,
nuestro Ser transpersonal y espiritual, es quienes somos en
realidad, sin juicios, libres de toda limitación y
catalogación, la presencia absoluta, el Ser puro.
El Yo Soy es quien percibe, es el que contempla las
formas temporales, el que contempla el mundo.
Todo está en continuo movimiento, todas las cosas,
todas las formas y todos los seres vienen y van, lo que
queda y permanece siempre presente es quien lo percibe, el
Yo soy. Nuestro auténtico Ser no está en el mundo que
contemplamos, sino que es él el que contempla al mundo.
Si queremos comprender el Yo Soy hemos de
desidentificamos de lo que nos rodea y de lo que
experimentamos. Cuando toda identificación con el tiempo
y las formas han perdido su importancia deshaciéndose en
el espacio de la presencia y cuando nuestra identidad ya no
se basa en el Yo (la persona), entonces entramos en el
espacio de la quietud y lo que queda es la presencia
absoluta, el Yo Soy.
Para “llegar” a este estado del Ser, para que se haga
realidad, es necesario pasar por un proceso contemplativo y
meditativo. En este proceso se disuelven todas las formas y
125
todos los objetos, y lo que queda es el Yo Soy, la presencia
absoluta, la bondad esencial, la luz de Dios, el Tao, el Ser.
Esta realización y el camino hacia ella, es el Camino Sabio.
Para entender esto podemos hacer un pequeño
ejercicio; ahora, en este momento, el Yo Soy es el que
presencia, nos percibimos a nosotros y al entorno. Pues
bien, hace diez minutos, lo que estaba presenciando nuestra
experiencia también era el Yo Soy, del mismo modo que
hace una hora o diez horas. Los objetos, las situaciones, los
pensamientos y los sentimientos eran diferentes, el
contenido del momento cambia y lo que permanece y
queda inalterable es el Yo Soy, el que percibe. El mismo que
estuvo hace un año, hace diez o hace veinte es el Yo Soy/la
presencia absoluta.
Podemos sentirlo, está dentro de nosotros. Esta
presencia, el Yo Soy, está siempre presente. Todas las
formas y objetos cambian constantemente, lo que siempre
permanece es el Yo Soy, y comprender esto es de vital
importancia. No somos los pensamientos, ni los
sentimientos que experimentamos, porque no somos lo que
percibimos. No somos el cuerpo que percibimos, somos la
presencia absoluta que percibe este cuerpo.
Y lo realmente emocionante es que el Yo Soy es
universal e intemporal; va más allá de nuestra identidad en
el tiempo y en el espacio, y totalmente independiente de la
imagen creada por el ego. La presencia absoluta, nuestro
auténtico Ser, el Yo Soy, estuvo siempre presente, hace 30,
300, 3.000 o 3 millones de años, ya estuvo presente cuando
el universo comenzó. El Yo Soy es lo único que realmente
126
existe, el resto son modificaciones de esta realidad, un
movimiento temporal en el espacio de la presencia, en el
Aquí y Ahora.
Todo sufrimiento es la interpretación errónea del Yo
Soy; la confusión del Yo Soy con las formas internas o
externas.
Nos identificamos con la imagen que hemos creado (el
Yo) con nuestro cuerpo, sentimientos, posesiones, etc., y
esta identificación siempre nos causa inevitablemente
sufrimiento.
Todos los objetos, todas las formas vienen, se quedan
un tiempo y finalmente se disuelven otra vez en el
movimiento del tiempo y lo que queda, es siempre el Yo
Soy.
Cuando nos reconocemos tal como somos, sin filtros
mentales, entramos en el espacio de la presencia absoluta;
en esta conciencia reconocemos que no hay un yo separado,
no hay nada suelto en el universo; solo existe el Ser y el Ser
es el Yo Soy. Este Yo Soy eres tú, yo, nosotros, las plantas,
los animales, la naturaleza y todo lo que existe.
Conectarse conscientemente con el Yo Soy, es el
Camino Sabio. Es un camino fundamental y sencillo,
aunque nos parezca que está repleto de obstáculos y
dificultades (esto simplemente es lo que parece cuando
queremos entenderlo con la mente). Lo único que tenemos
que hacer, sin desvíos y de forma directa, es ser consciente
del Yo Soy y entrar en el espacio de la presencia absoluta.
127
Este simple reconocer del Yo Soy es el centro de todo
trabajo espiritual, es reconocer la unidad de la vida.
No es necesario hacerlo más complicado de lo que es.
Continuamente estamos en presencia y presenciando lo que
es y cuando lo olvidamos, cuando pensamos que hemos
fallado, el que lo percibe es el Yo Soy. De este modo, todo
absolutamente todo nos enseña quiénes somos. Este es un
camino infalible para tomar conciencia.
Hagas lo que hagas y vivas la circunstancias que vivas,
si vives desde el espacio de la presencia absoluta, desde el
Yo Soy, vivirás en un estado de dicha.
Vivir en este estado natural de gracia requiere una
preparación, esto es lo único que podemos hacer, preparar
el terreno y en su debido momento obtendremos la
realización del Yo Soy.
128
LA PREPARACIÓN
Ser consciente es lo más fácil en el mundo, es la
presencia del Aquí y Ahora, el Yo Soy, y paradójicamente
es también lo más difícil.
No hay que hacer nada para conseguirlo porque el Yo
Soy ya está presente, es el eterno momento, es el espacio en
el que el contenido de la vida se despliega. Nuestra locura
es que buscamos algo que ya es y que ya somos.
La experiencia del Yo Soy nos libera de la presión de
ser diferentes, de la necesidad de algo mejor o algo más, y
de este modo reconocemos lo que es real. Desde esta
posición actuamos en consecuencia para preparar la
transformación de la conciencia.
Los pasos de preparación, son un “hacer sin hacer” tal
como describen las antiguas tradiciones espirituales a este
proceso. Es como el cultivo de un jardín, sembramos,
podamos, abonamos, etc., y más tarde se hace por sí mismo;
el jardín florece, las frutas nacen en su debido momento.
Cuando el jardín está en su esplendor, ya no depende de
nosotros todo el esplendor se muestra por sí mismo.
Lo que tenemos que aprender y practicar es a cultivar
la presencia del Aquí y Ahora; esta es la preparación y el
cuidado de nuestro terreno. La transformación llegará por
sí misma. Este es el Camino Sabio.
129
EL CAMINO
El Camino Sabio requiere de un entrenamiento y de
una práctica constante. Pero para los que caminan el
camino con la determinación necesaria, el éxito es
inevitable. Hace miles de años que este conocimiento existe
y es accesible para todos aquellos que desean utilizarlo.
El camino se basa en cuatro pilares fundamentales: la
investigación de los pensamientos, el entrenamiento de la
mente, el arte de presenciar y la meditación del Ser.
El Camino de la Sabiduría nos enseña que todo es un
aprendizaje y no una lucha, “yo contra el mundo”.
“El camino es la meta”, así se define en un antiguo
texto Zen. No se trata de llegar a un ideal o a un estado
perfecto; cuando hablamos de caminar el camino, lo
hacemos en el camino mismo, con la atención en lo que es.
De este modo, el camino se despliega ante nuestros ojos y lo
único que tenemos que hacer es dar un solo paso, con la
atención en el Aquí y Ahora, y luego daremos el siguiente
paso con la misma atención en el Aquí y Ahora. Y así, paso
tras paso, se crea el camino por sí mismo; nosotros no
hacemos el camino, simplemente damos un paso y con esto
basta.
Esta es la espontaneidad del Ser, que caracteriza al
Camino Sabio.
130
CAPÍTULO OCHO
LA MEDITACIÓN DEL SER
...todo esto es la vida; y el proceso de comprenderlo todo y
liberar la mente, es meditación. Si uno comprende
realmente esto, todo en la vida será siempre un proceso
meditativo, un proceso de contemplación, estar alerta a este
proceso total de la existencia, observarlo, penetrar
desapasionadamente en él y liberarnos de él, eso es
meditación.
Krishnamurti.
131
LA MEDITACIÓN ES LA PUERTA AL MUNDO REAL
La meditación es la contemplación de la vida, es el
camino hacia la vida consciente. Es de esencial importancia
para percibir y reconocer la vida tal como es y transformar
la limitada imagen que percibimos de nosotros mismos y de
la vida al estar identificados con el Yo y las formas.
La meditación lo abarca todo, no excluye nada, nos
enseña lo que significa “ser vida”. Toda dualidad se
disuelve en ella como azúcar en el café, y de este modo se le
quita el sabor amargo que encontramos en la vida al estar
identificados con el Yo. La meditación es la miel de la
existencia. Es Una con la bondad fundamental de la vida,
no juzga, ni condena, y todo lo que antes parecía “negativo”
se convierte en un proceso de aprendizaje con el que
transformamos el sufrimiento.
La comprensión de la totalidad de todos los procesos
de la vida es meditación. En esta comprensión reconocemos
que no hay nada que evitar porque la vida, tal como es, es
perfecta.
La experiencia de la meditación nos facilita el
conocimiento que nos capacita para interpretar la realidad
de forma correcta, y esto es necesario para que la conciencia
superior puede ser reconocida.
Con la meditación reconocemos quiénes somos en
realidad: somos la vida, somos el Ser, sin comienzo, sin fin,
sin nacer, sin morir, todo es dado y no hay nada más.
132
LOS DOS NIVELES DE LA MEDITACIÓN
Hay dos niveles en la meditación. En el primer nivel,
con el que normalmente comenzamos, utilizamos una
técnica en particular y meditamos con un objetivo concreto
para obtener beneficios. El segundo nivel es el estado del
Ser puro, la experiencia directa del Ser, más allá de toda
técnica, en la que la vida misma se convierte en meditación.
No hay competición entre ambas, ni se trata de que
una sea mejor que la otra, más bien podríamos decir que el
primer nivel da paso al segundo, es un proceso.
En ambos podemos conectar con la esencia de la vida,
con la presencia absoluta. La diferencia es que el primer
nivel se convierte en un ir y venir; es decir, obtenemos una
conexión temporal con el estado del Ser por medio de una
técnica determinada. Cuando entramos en el segundo nivel,
la vida es meditación, vivimos y fluimos en el estado de
conciencia en el que todo es meditación.
133
LA MEDITACIÓN DEL SER
La meditación del Ser transciende todo tipo de
técnicas. Se práctica desde el Yo Soy, es el estado del Ser,
donde todo se convierte en contemplación. Es un estado
inalterable, en el que permanecemos, tanto si estamos en la
postura de meditación o caminando por la calle.
La meditación del Ser es la esencia de la meditación,
todo se disuelve en su presencia absoluta.
Las emociones, pensamientos y sentimientos vienen y
van, toda dualidad creada por el Yo, sus ideas y conceptos,
se convierten en fuente de comprensión de que todo lo que
es, es el Ser.
Comprendemos que todo lo que contemplamos es
impermanente, todo está en un constante proceso de
transformación y cambio, lo único que siempre queda es el
Yo Soy.
En la meditación del Ser experimentamos que somos el
Ser, eterno e inmortal, más allá de toda apariencia. Somos la
presencia del Aquí y Ahora. Somos la vida que se
contempla a sí misma. Vivir en esta conciencia es el Camino
Sabio.
134
Deja que el mundo entre en la quietud.
Deja que el cielo, la tierra y los mares descansen.
Deja que la locura del Yo se deshaga en las profundidades
de su propia presencia y se disuelva en el silencio de esta
conciencia.
Contempla como el Ser envuelve a todos los seres en la luz
de la conciencia.
Todos los mundos iluminados por la alegría, más allá del
tiempo y del sufrimiento, iluminados por la luz, en la que la
demencia del egoísmo se disuelve en el brillo del Yo Soy.
Plotino.
135
RESUMEN DEL LIBRO
La finalidad de este libro es mostrar un camino
práctico y sencillo para que la sabiduría pueda desplegarse
y estabilizarse en nuestra vida. Hace miles de años que este
conocimiento existe y es accesible a todos. Cada uno de
nosotros, sin excepción, puede aprenderlo y practicarlo. El
único requisito para ello es el deseo de conocerse a sí
mismo y de vivir una vida plena y consciente.
El Camino Sabio se basa en cuatro pilares que nos
capacitan para obtener una sabiduría sólida, en un mundo
inestable y de constantes cambios.
1º. La reestructuración de nuestra forma de pensar, la
investigación de los pensamientos.
Ver capítulos “La investigación de los pensamientos” y
“Las preguntas”.
2º. La interpretación correcta de lo que es.
Ver capítulos “Sufrir es aprender” y “El comprender”.
3º. La presencia.
Ver capítulo “Presenciar el mundo”.
4º. La meditación del Ser.
Ver capítulos “Yo Soy” y “La meditación del Ser”.
136
LA DECISIÓN
Para tener éxito en el empeño de vivir una vida
conscientemente, es de vital importancia, que lo decidamos
con claridad y estemos dispuestos a dar los pasos
necesarios para ello, y si la conciencia (ser consciente de la
vida que vivimos) es nuestra prioridad, entonces, nada en
el mundo nos impedirá lograrlo. (ver “La decisión”).
LA INVESTIGACIÓN DE LOS PENSAMIENTOS
La identificación con los pensamientos nos causa
sufrimiento, y este es el gran obstáculo que impide que la
alegría del Ser se manifieste por sí misma.
Se trata de utilizar los pensamientos y no de ser
utilizados por ellos. Es importante comprender que
tenemos pensamientos, pero no somos los pensamientos.
(Ver capítulo “La investigación de los pensamientos”).
Detrás de cualquier sufrimiento, desde una ligera
irritación a una profunda depresión o ira, siempre se
esconde un pensamiento no investigado y cuando
aplicamos las preguntas correctas (ver capítulo “Las
preguntas”) nos damos cuenta de que el sufrimiento es solo
una forma de pensar.
La próxima vez que sufras o estés en un proceso de
confusión, aplica las preguntas, trabaja con ellas. Puedes
137
hacerlo contigo mismo en silencio, escribiéndolas o
trabajando con alguien experimentado en la investigación
de los pensamientos. Observarás cómo con el simple hecho
de mirar directamente al sufrimiento y cuestionarlo,
comienza a disolverse por sí mismo. Cuando lo aplicas con
determinación y constancia, te encontrarás con que tu
estructura mental comienza a cambiar porque ningún
sufrimiento se resiste a la investigación.
LA NO‐IDENTIFICACIÓN CON LOS PENSAMIENTOS
El trabajo con los pensamientos nos lleva a la pregunta
más importante de todas: “¿Quién reconoce todo esto?”.
La clave para una vida plena, es comprender que no
somos los pensamientos, somos quien los reconoce. Somos
mucho más que el simple “pensamiento Yo” que es solo
una colección de conceptos, recuerdos, deseos, miedos y
proyecciones. Si fuésemos los pensamientos y sus
respectivos sentimientos, ¿cómo es posible que nos demos
cuenta de ellos? El que reconoce no puede ser lo
reconocido.
Así cuando la vida no se acopla a nuestros deseos y
“fallamos”, podemos preguntarnos: “¿Quién reconoce
esto?” y esto nos lleva directamente al Yo Soy (ver capítulo
“Yo Soy”).
138
LA MEDITACIÓN DEL SER
La quietud y la meditación del Ser son Uno, son la
experiencia de la unidad de todas las cosas y seres vivos.
(Ver capítulo “La meditación del Ser”).
Sé consciente.
Gracias.
139
140
EPÍLOGO
Doy las gracias a todos los que han caminado y
caminan el Camino Sabio. Gracias a ellos he sido capaz de
escribir este libro, y gracias a ellos me desperté del sueño de
un Yo separado.
Durante el proceso en el que he estado escribiendo este
libro, mi ser se ha ido transformando. Al comienzo todo
parecía ser muy fácil, las palabras brotaban por sí mismas
desde mi interior. Pensaba que sabía las repuestas, sin
embargo, conforme el libro fue avanzando, pude darme
cuenta de lo poco que sabía en realidad, puesto que creía
que era yo el que tenía algo nuevo que decir. Contaba con
mucho conocimiento intelectual, con la experiencia de
muchos años de meditación y la práctica como coach,
sanador reconectivo, terapeuta y pintor. Me sentía con la
misma intensidad y emoción que experimento al comenzar
a pintar sobre un lienzo en blanco. Y cuando creí que el
libro estaba terminado y lo volví a leer, comprendí que el
ego con todo su orgullo había querido ponerse “todas las
medallas” y apoderarse del Camino Sabio. Esta fue una
lección magistral tras la que comencé a escribirlo de nuevo.
El libro en cierta forma ha ordenado mi vida, ya que
conforme lo he ido escribiendo me ha quedado
perfectamente claro que no soy yo quien llena las páginas, y
que las palabras no vienen de mí, sino que la sabiduría se
expresa a través de mí. Comprender que por mí mismo no
podía hacer nada, hizo que la sabiduría se manifestase.
141
Gracias a este proceso, mi identidad ya no se define
principalmente por el Yo, sino por el Ser.
Y ahora que mi Ser ha llegado a la fuente, mi viaje
comienza de nuevo. Porque el despertar del sueño de un Yo
separado en el tiempo, no es un logro o una meta
alcanzada, es presenciar que el mundo, desde el silencio, en
cada momento nace de nuevo. Y en esta presencia se
despliega la vida. Este es el Camino Sabio.
142
El sentido de la vida es la vida.
Tú eres la vida.
Todo lo que debes saber,
está en tu interior.
Plenitud y paz no es algo que haces,
es lo que eres.
143
En memoria de mi amigo Harry.
Para más información:
www.karstenramser.net
info@karstenramser.net
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