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Pedro Duarte Venegas

201410207
OPTATIVA TECNOLÓGICA

Vivimos en un mundo cambiante, un mundo que se reinventa con cada año que pasa. El
avance tecnológico es inevitable, se vuelve imprescindible, ya que, este busca que sea así. La
tecnología ha llegado a agilizar muchos procesos “obsoletos” o “innecesarios” que se presentaban
en la visión mecanicista. La arquitectura, como todo, se ve impactada por dicho cambio. Este avance
en la tecnología ha provocado un debate sobre la visión, con la cual, la arquitectura se ha venido
generando desde sus primeros años.

El uso o no de la tecnología siempre genera discrepancia dentro del ámbito de la arquitectura.


Hay quienes la defienden por sus bondades y su optimización de procesos, otros la descartan por
atentar contra las técnicas y cercanía al diseño que brindan las herramientas manuales como el lápiz
y la hoja en blanco. El debate no debería recaer en las “herramientas”, si no sobre el uso de la
tecnología como proceso pensante del diseño y el resultado que se obtiene a partir de los procesos
digitales.

Peter Eisenmann habla sobre los procesos de “afecto” y “efecto” que puede llegar a tener la
arquitectura. Afirma que los procesos digitales alteran el afecto que el usuario pueda sentir con
respecto a las nuevas manifestaciones de arquitectura, y al optimizar el proceso en cuestión de la
funcionalidad, la digitalización ha creado más un efecto al cuál el usuario reacciona, sacrificando el
afecto. Dos procesos que producen, al final de cuentas, emociones (tal vez contrarios) sobre la
persona que se encuentra observando, viviendo o influido por dicha arquitectura.

Patrik Schumacher nos explica que el parametricismo como estilo de pensamiento para el
proceso de diseño. Cuestionando ciertos procesos modernistas, en los cuáles los establece como
“rígidos”. Establece que el parametricismo contempla más allá de las cuestiones básicas del
movimiento moderno, y como su nombre sugiere, se diseña a partir de los parámetros o datos
presentes necesarios para la confirmación de un diseño; complejo y orgánico más que un orden
establecido. Una cuestión importante que se menciona es el papel del estilo del parametricismo en
comparación del movimiento moderno. El antagonismo con el que se refieren a este nuevo estilo que
se basa en el establecimiento de parámetros para medir y generar, un sistema y proceso de diseño
basado en el verdadero comportamiento de la naturaleza, criticando así la “línea recta” y el
pensamiento del mismo Le Corbusier.

La cuestión a tratar es… ¿verdaderamente el parametricismo es una nueva visión de cómo


concebir la arquitectura o simplemente una herramienta para la concepción de la misma?
Retomando un poco a Eisenmann… todo el proceso digital de la concepción de la arquitectura trae
consigo una falta de afecto. Podríamos intuir que, al ser la arquitectura paramétrica tan concentrada
en una serie de datos, números o parámetros, pierde la esencia de la concepción emocional, la
búsqueda de la estimulación sensorial como menciona Juhani Pallasmaa en “Los ojos de la piel”.
Concluyendo, el debate de lo digital y lo mecánico, del parametrismo… en la arquitectura se
podrá definir por el “mediador” entre el espacio, el usuario y la construcción… El Arquitecto. Las
herramientas existen para usarse pero el pensamiento no debe ser sustituido por lo digital. La
agilidad que ofrece lo tecnológico no puede remplazar el tacto y sensibilidad de la persona. El
parametricismo permite precisión y métodos avanzados de análisis… pero un pensamiento mediante
este, no tomaría en cuenta todo el espectro que conlleva la concepción de un espacio arquitectónico.
En resumen, el arquitecto con su responsabilidad de ser director y artesano, calculador y sensible,
“dios y mortal” (crear y vivir) … con todo su rol ético debe saber discernir cuál es la mejor herramienta
para dar vida a la arquitectura.

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