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Clasificaciones más
importantes: legales y doctrinarias. 3. Los derechos subjetivos como cosas: bases
dogmáticas del fenómeno y sus consecuencias prácticas. 4. Derechos reales y personales:
concepto y diferencias. 5. Enumeración de los derechos reales. 6. Examen comparativo del
estatuto jurídico de los bienes muebles e inmuebles.
(El código civil no define lo que es cosa ni bien, emplea las dos expresiones
indistintamente).
El alcance de la expresión “cosa” tiene múltiples significados, pero que se puede sintetizar,
desde el punto de vista jurídico, en aquello que constituye el objeto de la disciplina
jurídica, o dicho de otra manera, su centro de interés. Sin embargo, no cabe confundir cosa
con bien.
La amplitud del término “cosa” hace que sea tan impreciso como inútil entonces al
derecho. La amplitud de este vocablo es superada por pocos. En su acepción máxima
comprende todo lo existente, de manera corporal e incorporal, natural o artificial, real o
abstracta.
Cosa se contrapone a persona; ésta, el sujeto de las relaciones jurídicas, salvo aberraciones
transitorias como la de la esclavitud, en que el ser humano era considerado como cosa por
seres humanos; en cambio, cosa se refiere al objeto del Derecho o de los derechos u
obligaciones. Reduciendo nuevamente su ámbito, la idea de cosa ésta ya de modo
exclusivo en la esfera de lo jurídico, expresa lo material (una casa, una finca, el dinero)
frente a lo inmaterial o derechos (un crédito, una obligación, una facultad)”.
Según el profesor Kiverstein, “En principio, puede decirse que es cosa todo aquello que no
es persona, o mejor, hablando en términos positivos, cosa es todo aquello que tiene
existencia en el mundo material, ya sea en forma corporal o espiritual, natural o artificial,
real o abstracta”
Existe entre ambos conceptos una relación género especie. Lo anterior se traduce en que
todos los bienes son cosas, pero no todas las cosas son bienes.
Lo anterior, se funda en concebir como cosa a “todo aquello que teniendo existencia
corporal o incorporal tiene utilidad para el hombre” y que puede percibirse por sentidos
o imaginación.
Por su parte, los bienes deben entenderse como “aquellas cosas que, teniendo utilidad
para el hombre, son susceptibles de apropiación privada”. De manera tal que, para estar
en presencia de un bien, debemos distinguir los siguientes elementos:
1.- Que la cosa sea útil para el hombre (cualquier tipo de utilidad); y
2.- Que sea susceptible de apropiación privada. Esto, ha llevado a agregar un requisito
negativo relativo a que no se trate de bienes comunes a todos los hombres (como el aire o
el altar mar).
Esta distinción tiene importancia desde el punto de vista de los derechos reales y los
derechos personales. Así, en virtud de la teoría de la cosificación de los derechos, tanto los
derechos reales como los derechos personales pueden catalogarse como “bienes”.
Punto de partida
En nuestro Derecho, el libro II de nuestro Código Civil se inicia con el artículo 565:
“Los bienes consisten en cosas corporales e incorporales. Corporales son las que tienen un
ser real y que pueden ser percibidas por los sentidos, como una casa, un libro. Incorporales
las que consisten en meros derechos, como los créditos y las servidumbres activas”.
Y el artículo 576 agrega que: “Las cosas incorporales son derechos reales o personales”
El primer artículo ha sido criticado por alguna parte de la doctrina, por dos razones. En
primer lugar, porque se han considerado conjuntamente dos cosas esencialmente distintas
como los derechos y las cosas. Finalmente, se critica porque limita el concepto de “bien
incorporal” exclusivamente a los derechos, cuando debería incluir o aplicarse a otros
bienes que también carecen de materialidad como las obras literarias o científicas, sobre
todo si tomamos en cuenta lo que dispone el artículo 584: “Las producciones del talento o
del ingenio son una propiedad de sus autores. Esta especie de propiedad se regirá por
leyes especiales”.
Estas leyes especiales son la Nº 17.336 (sobre derecho de autor) y Nº 19.039 (sobre
propiedad industrial). Sobre las cosas inmateriales recae un derecho de dominio que es
patrimonial, transferible y negociable.
Esta primera aproximación al derecho de cosas, lleva a sostener algunas primeras ideas
importantísimas a la hora adentrarnos en el Derecho de Cosas a nivel nacional:
1.- En Chile los derechos (aún considerados como una abstracción jurídica) son cosas que
son susceptibles de apropiación privada.
2.- El derecho de propiedad o dominio no se excluye de los bienes incorporales y se
diferencia del objeto en sí mismo (una cosa es mi casa y otra cosa es el derecho de
propiedad que tengo sobre mi casa), a diferencia del derecho romano en donde excluía el
derecho de propiedad de los bienes incorporales y en donde se confundía el derecho como
el objeto en sí mismo (la propiedad como cosa corporal).
1.- Bienes corporales e incorporales (estos últimos son derechos reales o personales)
2.- Bienes muebles e inmuebles
3.- Bienes de producción y de consumo
4.- Bienes consumibles y no consumibles
5.- Bienes fungibles y no fungibles
6.- Bienes principales y accesorios
7.- Bienes divisibles e indivisibles
8.- Bienes singulares y universales
9.- Bienes genéricos y específicos
10.- Bienes presentes y futuros
11.- Bienes comerciables e incomerciables
12.- Bienes apropiables e inapropiables
13.- Bienes públicos y bienes privados
Primera clasificación: Corporales e incorporales (según su naturaleza física)
a) Cosas corporales
“Los bienes consisten en cosas corporales e incorporales. Corporales son las que tienen un
ser real y que pueden ser percibidas por los sentidos, como una casa, un libro. Incorporales
las que consisten en meros derechos, como los créditos y las servidumbres activas”.
Cabe entonces, como primer elemento distintivo, el hecho de poder ser percibidas por
medio de los sentidos, o bien solamente en forma intelectual.
Se ha criticado esta clasificación, pues no es posible colocar de un lado a las cosas, y del
otro a los derechos, es decir, dos categorías de naturaleza profundamente diversas, pero
cabe matizar esta observación al considerar que no lo son tanto si se examina desde
estricto rigor de la clasificación señalada.
Derechos reales
Fuente: artículo 577 “Derecho real es el que tenemos sobre una cosa sin respecto a
determinada persona. Son derechos reales el de dominio, el de herencia, los de usufructo,
uso o habitación, los de servidumbres activas, el de prenda y el de hipoteca. De estos
derechos nacen acciones reales”.
Según Báez: La doctrina clásica ha entendido erróneamente que en los derechos reales
existen un vínculo, una relación jurídica entre un sujeto (titular del derecho) y un objeto (el
bien) en el que el primero tiene sobre la cosa un poder que puede ser completo en
relación con las facultades ejercidas sobre la cosa (como el derecho de propiedad) o
parcial o incompleto (como los otros derechos reales, usufructo).
Sin embargo, desde el estudio de la teoría general del acto jurídico, dijimos que los
derechos reales se caracterizan por ser relaciones jurídicas absolutas, en las que el
aspecto pasivo del derecho prácticamente desaparece. Pero lo anterior, no es porque no
exista una persona obligada o porque se trata de una mera relación sujeto-objeto como
sostiene la doctrina clásica. No hay mención a persona obligada porque el sujeto obligado,
desde luego, es universal, y el deber es un deber de mera tolerancia: no interferir,
vulnerar o afectar con el ejercicio del derecho del dueño.
La doctrina clásica de la cual el artículo 577 es expresión, concebía a los derechos reales
como derechos sobre cosas. Hoy esta situación es explicada con la noción de un deber
universal de mera tolerancia, evitando la figura difícil (e incoherente por lo demás) de
comprender de una relación jurídica entre una persona y una cosa.
Los derechos reales son creados por ley a partir de un numerus clausus, es decir, no hay
otros derechos reales que los expresamente establecidos por la ley.
El poder que confieren sobre una cosa puede ser pleno o limitado. El derecho real pleno
por excelencia es la propiedad, pero la propiedad puede estar limitada por la existencia de
otros derechos reales como el usufructo, uso, habitación, prenda, hipoteca y otros. Estos
derechos están limitados a algunas de las facultades del dominio o constituyen garantía de
otras obligaciones. El derecho de herencia es especial, porque recae sobre una
universalidad jurídica.
La propiedad o dominio, es el derecho más amplio, según el artículo 582. “El dominio (que
se llama también propiedad) es el derecho real en una cosa corporal, para gozar y
disponer de ella arbitrariamente; no siendo contra la ley o contra derecho ajeno. La
propiedad separada del goce de la cosa, se llama mera o nuda propiedad”
Los derechos reales que constituyen desmembraciones del dominio (concepto derivado
del entendimiento que la propiedad es un derecho que otorga un poder total y absoluto)
son tres: uso (habitación comprendido en él), usufructo y servidumbre. A estos derechos,
junto con el de propiedad, se les llama también derechos reales de goce porque implican
el uso directo de la cosa a beneficio del titular.
El derecho real de uso (que da a su titular la facultad de uso, propia del dominio, pero sólo
ésa). Según el artículo 811 inc. 1º: “El derecho de uso es un derecho real que consiste,
generalmente, en la facultad de gozar de una parte limitadas de las utilidades y productos
de una cosa. Si se refiere a una casa, y a la utilidad de morar en ella, se llama derecho de
habitación”.
Según esta disposición, el derecho de uso es un derecho personalísimo e intransferible
(usualmente constituido por testamento).
Otro derecho real es el de usufructo, que comprende las facultades de uso y goce. Así, el
artículo 764 CC sostiene que: “El derecho de usufructo es un derecho real que consiste en
la facultad de gozar de una cosa con cargo de conservar su forma y sustancia, y de
restituirla a su dueño, si la cosa no es fungible; o con cargo de volver igual cantidad y
calidad del mismo género, o de pagar su valor, si la cosa es fungible”.
Por su parte, el de servidumbre que, de acuerdo los artículos 820 y 821: “Servidumbre
predial, o simplemente servidumbre, es un gravamen impuesto sobre un predio en utilidad
de otro predio de distinto dueño”
“Se llama predio sirviente el que sufre el gravamen, y predio dominante el que le reporta la
utilidad. Con respecto al predio dominante la servidumbre se llama activa, y con respecto
al predio sirviente, pasiva”.
Por otro lado, los derechos reales de garantía permiten a su titular usar indirectamente la
cosa, en consideración a su valor de cambio, y su finalidad es asegurar el cumplimiento de
una obligación principal (ya sea propia o ajena) y en el evento de no cumplirse dicha
obligación, el bien constituido en garantía, con el auxilio de la fuerza pública, puede
enajenarse para obtener con el producto el cumplimiento de la prestación incumplida.
Estos derechos reales de garantía son la prenda, que recae sobre cosas muebles
solamente, y la hipoteca, que recae sobre cosas inmuebles. Estos derechos dan a su titular
dos facultades importantes: la de persecución y preferencia. La primera consiste en que el
acreedor cuyo crédito estaba garantizado con una prenda o hipoteca puede cobrar su
crédito con el producto de la venta de la cosa con independencia del patrimonio en que
ésta se encuentre (puede perseguir el bien aunque éste haya sido transferido por el
deudor a otro), y la segunda en que el acreedor cobrará su crédito antes que otros
acreedores, según los artículos. 24771 y 2474.
Las acciones para cautelar los derechos reales pueden ser civiles o constitucionales.
Como regla general, de los derechos reales nacen acciones reales para protegerlos (art.
577 inc. 2º CC2). En virtud de esta acción el titular de un derecho puede perseguir la cosa
objeto del mismo con independencia del patrimonio en que se encuentra. La acción real
por excelencia es la reivindicatoria, que por regla general la tiene el titular de un derecho
real sobre cosa específica que ha perdido la posesión de la misma:
Artículo 889 “La reivindicación o acción de dominio es la que tiene el dueño de una cosa
singular, de que no está en posesión, para que el poseedor de ella sea condenado a
restituírsela”.
Para proteger al poseedor que ha perdido la posesión existen los interdictos posesorios. Y
hay también acciones constitucionales para proteger los derechos como la acción de
protección (art. 20 CPR).
Finalmente ¿Pueden los sujetos de una relación jurídica crear otros derechos reales? La
respuesta es categórica: NO, por ser normas imperativas de orden público.
Por último, cabe recordar que aún cuando no hayan más derechos reales que los
establecidos en la ley, en su origen interviene siempre la voluntad de los sujetos de
derecho.
Derechos personales
Artículo 578: “Derechos personales o créditos son los que sólo pueden reclamarse de
ciertas personas, que, por un hecho suyo o la sola disposición de la ley, han contraído las
1 El 2477 se refiere a la tercera clase de créditos comprende los hipotecarios, y 2474 a la segunda clase de
créditos, entre estos está la prenda.
Resulta ser que es el vínculo obligatorio entre determinada persona, referido a una
prestación determinada de dar, hacer o no hacer. En los derechos personales el objeto del
derecho es no ya una cosa, como en los derechos reales, sino la conducta de una persona
cierta y determinada. Es por esto que el aspecto pasivo de los derechos reales se
denomina obligación, y el derecho que los regula se denomina derecho de obligaciones.
Fuentes de las obligaciones (de los derechos personales) son los hechos o actos jurídicos a
los cuales la ley les atribuye la virtud de hacer nacer o generar obligaciones. Según el
Código Civil, el artículo 1437, las fuentes de las obligaciones son:
“Las obligaciones nacen, ya del concurso real de las voluntades de dos o más personas,
como en los contratos o convenciones; ya de un hecho voluntario de la persona que se
obliga, como en la aceptación de una herencia o legado y en todos los cuasicontratos; ya a
consecuencia de un hecho que ha inferido injuria o daño a otra persona, como en los
delitos y cuasidelitos; ya por disposición de la ley, como entre los padres y los hijos sujetos
a patria potestad”.3
Artículo 580:“Los derechos y acciones se reputan bienes muebles o inmuebles según lo sea
la cosa en que han de ejercerse, o que se debe. Así, el derecho de usufructo sobre un
inmueble, es inmueble. Así la acción del comprador para que se le entregue la finca
comprada es inmueble; y la acción del que ha prestado dinero para que se le pague, es
mueble”
Artículo 581: “Los hechos que se deben se reputan muebles. La acción para que un
artífice ejecute la obra convenida, o resarza los perjuicios causados por la inejecución del
convenio, entra por consiguiente en la clase de los bienes muebles”.
3 Recordar que según la teoría clásica son fuentes de las obligaciones: el contrato, cuasicontrato, delito y
cuasidelito civil, y la ley. Otra teoría postula que solo son el contrato y la ley. Otra dice que son las cinco
primeras más el enriquecimiento sin causa y la declaración unilateral de la voluntad (Austriaco Siegel).
Paralelo entre Derechos Reales y Derechos personales
De él nacen acciones reales, que son De él nacen acciones personales, que son
abstractas, se ejercen contra cualquier persona. relativas, porque se ejercen contra ciertas y
determinadas personas, a saber el deudor.
El objeto en el derecho real es una cosa, por El objeto de derecho personal es la prestación
definición recae sobre una cosa. debida, que puede consistir en dar, hacer o no
hacer algo.
Siempre forman parte del activo del Los derechos personales pueden formar parte
patrimonio del activo o del pasivo del patrimonio
Para adquirir un derecho real se necesita de un Para adquirir un derecho personal, basta con
título y de un modo de adquirir (teoría que aparezca cualquiera de las fuentes de las
romanista). Por este motivo, de los contratos en obligaciones contenidas en el art. 1437
Chile, jamás nacen derechos reales, porque los
contratos son títulos y por lo tanto para que
Art. 1437.
nazca el derecho real, debe operar un modo de
adquirir, el que normalmente será la Tradición.
Las obligaciones nacen, ya del concurso real
de las voluntades de dos o más personas,
Ej. celebrado un contrato de compraventa, solo
como los contratos o convenciones;
nacen derechos personales, obligaciones, que
serán fundamentalmente dos: ya de un hecho voluntario de la persona
a) obligación del comprador de pagar el que se obliga, como en la aceptación de
precio; y, Art. 1º, Nº 112 una herencia o legado y en
b) obligación del vendedor de entregar la todos los cuasicontratos;
cosa vendida.
ya a consecuencia de un hecho que ha
La compraventa, por regla general, es inferido injuria o daño a otra persona,
consensual y excepcionalmente solemne; por
como en los delitos y cuasidelitos;
lo tanto, una vez que se formó el
consentimiento, se perfeccionó el contrato y
ya por disposición de la ley, como entre
nacerán los derechos personales, pero el
comprador todavía no se ha hecho dueño de la
los padres y los hijos sujetos a patria
cosa vendida (no ha nacido el derecho real de potestad.
dominio); para que esto ocurra el vendedor le
debe hacer la tradición de la cosa que
normalmente se hace por medio de la entrega
y solo una vez que ha operado la tradición, el
comprador se hace dueño.
Los derechos reales, salvo ciertas servidumbres La mayoría de la doctrina considera que estos
(art. 882, en relación con el 2512), pueden derechos no son susceptibles de adquirirse o
ganarse y perderse por la prescripción. perderse por prescripción, porque no pueden
poseerse, y la posesión es un elemento
fundamental en la prescripción; sin embargo,
esto se discute, porque algunos autores
(Rossende Y Rosas) piensan que los derechos
personales si se pueden poseer y por lo tanto
ganar y perder por prescripción.
Lo que se extingue por prescripción es la acción
para obtener el cumplimiento forzado de la
obligación o del derecho personal.
Artículo 567: “Muebles son los que pueden transportarse de un lugar a otro, sea
moviéndose ellas así mismas, como los animales (que por eso se llaman semovientes), sea
que sólo se muevan por una fuerza externa, como las cosas inanimadas. Exceptúense las
que, siendo muebles por naturaleza se reputan inmuebles por su destino, según el artículo
570”.
Artículo 568: “Inmuebles o fincas o bienes raíces son las cosas que no pueden
transportarse de un lugar a otro; como las tierras y minas, y las que adhieren
permanentemente a ellas, como los edificios, los árboles”.
Artículo 1801: “La venta se reputa perfecta desde que las partes han convenido en la cosa
y el precio; salva las excepciones siguientes. La venta de los bienes raíces, servidumbres y
censos, y la de una sucesión hereditaria, no se reputan perfectas ante la ley, mientras no se
ha otorgado escritura pública. Los frutos y flores pendientes, los árboles cuya madera se
vende, los materiales de un edificio que va a derribarse, los materiales que naturalmente
adhieren al suelo, como piedras y sustancias minerales de toda clase no están sujetos a
esta excepción”.
Artículo 684: “La tradición de una cosa corporal mueble deberá hacerse significando una
de las partes a otra que le transfiere el dominio, y figurando esta transferencia de alguno
de los modos siguientes: 1º Permitiéndole la aprehensión material de una cosa presente;
2º Mostrándosela; 3º Entregándole las llaves del granero, almacén, cofre o lugar
cualquiera en que esté guardada la cosa; 4º Encargándose el uno de poner la cosa a
disposición del otro en el lugar convenido; y 5º Por la venta, donación u otro título de
enajenación conferido al que tiene la cosa mueble como usufructuario, arrendatario,
comodatario, depositario o cualquier otro título no traslaticio de dominio; y
recíprocamente por el mero contrato en que el dueño se constituye usufructuario,
comodatario, arrendatario, etc.”.
Artículo 686: “Se efectuará la tradición del dominio de los bienes raíces por la inscripción
del título en el Registro del Conservador. De la misma manera se efectuará la tradición de
los derechos de usufructo o de uso constituidos en bienes raíces, de los derechos de
habitación o de censo y del derecho de hipoteca. Acerca de la tradición de las minas se
estará a lo prevenido en el Código de Minería”.
Artículo 688: “En el momento de deferirse la herencia, la posesión de ellas se confiere por el
ministerio de la ley al heredero; pero esta posesión legal no habilita al heredero para disponer de
manera alguna de un inmueble, mientras no preceda: 1º El decreto judicial que da la posesión
efectiva: este decreto se inscribirá en el registro de la comuna o agrupación de comunas en que
haya sido pronunciado; y si la sucesión es testamentaria, se inscribirá al mismo tiempo el
testamento; 2º Las inscripciones especiales prevenidas en los incisos primero y segundo del artículo
precedente (inscripción especial de herencia, se inscribe el título en el registro de la comuna en que
esté ubicado el inmueble): En virtud de ellas podrán los herederos disponer de consuno de los
bienes hereditarios; y 3º La inscripción especial prevenida en el inciso tercero (inscripción del acto
de partición): sin esta no podrá el heredero disponer por sí solo de los inmuebles hereditarios que
en la partición le hayan cabido”.
H) Respecto de la posesión:
La posesión de los muebles no se encuentra protegida por acciones posesorias.
I) En materia penal:
En materia penal también tiene importancia la distinción entre muebles e
inmuebles. De esta manera, los delitos de robo y hurto (dependiendo si hay o no empleo
de violencia) sólo se refieren a cosas muebles, en tanto que el que se apropia de bienes
ajenos inmuebles comete el delito de usurpación.
J) En materia comercial:
Los actos de comercio sólo versan sobre bienes muebles (artículo 3º del Código de
Comercio).
K) En materia procesal:
La competencia de los tribunales varía según la naturaleza mueble o inmueble de
las cosas objeto del litigio. Así, tiene facultad para conocer de una acción inmueble el juez
del lugar en que el inmueble está ubicado; en lo referente a acciones muebles, le
corresponderá al juez del lugar en que deba cumplirse a la obligación, salvo ciertas
excepciones.
Son los que pueden transportarse de un lugar a otro, sea moviéndose ellas así mismas,
como los animales, sea que sólo se muevan por una fuerza externa, como las cosas
inanimadas.
Así podemos clasificar los bienes muebles en:
A) Muebles por naturaleza: Son los que pueden trasladarse de un lugar a otro sin perder
su individualidad, ya sea por sí mismos (semovientes), ya sea ayudados por una fuerza
externa (inanimados).
La distinción entre cosas semovientes e inanimadas es hasta cierto punto inútil para el
Derecho Civil.
En cuanto a las cosas inanimadas, tal calidad viene por sí mismo: que el objeto se mueva
en forma autónoma, pero por voluntad del hombre, como un vehículo, no lo convierte en
semoviente.
B) Muebles por anticipación: Artículo 571: “Los productos de los inmuebles, y las cosas
accesorias a ellos, como las yerbas de un campo, la madera y fruto de los árboles, los
animales de un vivar, se reputan muebles, aún antes de su separación, para el efecto de
constituir un derecho sobre dichos productos o cosas a otra persona que el dueño. Lo
mismo se aplica a la tierra o arena de un suelo, a los metales de una mina, y a las piedras
de una cantera”.
El bien mueble por anticipación, una vez separado del inmueble recupera plenamente su
calidad de bien mueble, siempre que la separación sea permanente y no transitoria.
Con respecto a los muebles de una casa, el artículo 572: “Las cosas de comodidad u ornato
que se clavan o fijan en las paredes de las casas y pueden removerse fácilmente sin el
detrimento de las mismas paredes como las estufas, espejos, cuadros, tapicerías, se
reputan muebles. SI los cuadros o espejos están embutidos en las paredes, de manera que
formen un mismo cuerpo con ellas, se considerarán parte de ellas, aunque puedan
separarse sin detrimento”.
El artículo 574 inciso segundo: “En los muebles de una casa no se comprenderá el dinero,
los documentos y papeles, las colecciones científicas o artísticas, los libros o sus estantes,
las medallas, las armas, los instrumentos de artes y oficios, las joyas, la ropa de vestir y de
cama, los carruajes o caballerías o sus arreos, los granos, caldos, mercancías, ni en general
otras cosas que las que forman el ajuar de una casa”. Se ha dicho que los muebles que
constituyen el ajuar de una casa son los bienes muebles de uso doméstico, común y
continuo en un hogar.
Este artículo se relaciona con artículo 1121:“Si se lega una casa con sus muebles o con
todo lo que se encuentre en ella, no se entenderán comprendidas en el legado las cosas
enumeradas en el inciso 2º del artículo 574 sino sólo las que forman el ajuar de la casa y se
encuentran en ella; y si se lega de la misma manera una hacienda de campo, no se
entenderá que el legado comprende otras cosas, que las que sirven para el cultivo y
beneficio de la hacienda y se encuentran en ella”.
El artículo 568 señala: “Inmuebles o fincas o bienes raíces son las cosas que no pueden
transportarse de un lugar a otro; como las tierras y minas y las que adhieren
permanentemente a ellas, como los edificios, los árboles. Las casas y heredades se llaman
predios o fundos”.
Dicha numeración no es taxativa.
La parte final señala que “Las casas y heredades se llaman predios o fundos”. En un resabio
de la sociedad rural que vio surgir el Código Civil a mediados del siglo XIX, subsiste
fuertemente el empleo de la expresión fundo (véase la Ley Nº 18.101) para referirse a lo
que comúnmente se denomina casa.
También se distinguen entre Inmuebles rústicos y no rústicos, urbanos y rurales. La
clasificación aquí está dada sea por un criterio funcional (uso agrícola, ganadero o forestal,
en el caso de los inmuebles rústicos y no rústicos) o bien por un criterio geográfico
(inmuebles urbanos y rurales).
b) Inmuebles por adherencia. Son aquellos que siendo muebles por naturaleza, se reputan
inmuebles por estar permanentemente adheridos a un inmueble (árboles, edificios).
En esta ficción por inmovilidad material, deben reunirse dos requisitos: 1.- Que la cosa
esté adherida a un inmueble. El artículo 569 establece que “Las plantas son inmuebles,
mientras adhieren al suelo por sus raíces, a menos que estén en macetas o cajones, que
puedan transportarse de un lugar a otro”; 2.- Que la adherencia sea permanente.
Ahora, recordemos que estos inmuebles por adherencia se consideran muebles por
anticipación, aún antes de estar separados del inmueble al que se adhieren, pero para el
solo efecto de constituir un derecho sobre ellos a favor de una persona distinta de su
dueño.
c) Inmuebles por destinación. Artículo 570: “Se reputan inmuebles, aunque por su
naturaleza no lo sean, las cosas que están permanentemente destinadas al uso, cultivo y
beneficio de un inmueble, sin embargo de que puedan separarse sin detrimento”.
El Código Civil establece como ejemplo: “Las losas de un pavimento; Los tubos de las
cañerías; Los utensilios de labranza o minería, y los animales actualmente destinados al
cultivo o beneficio de una finca, con tal que hayan sido puestos en ella por el dueño de la
finca; los abonos existentes en ella, y destinados por el dueño de la finca a mejorarla; las
prensas, calderas, cubas, alambiques, toneles y máquinas que forman parte de un
establecimiento industrial adherente al suelo, y pertenecen al dueño de éste; los animales
que se guardan en conejeras, pajareras, estanques, colmenas, y cualesquiera otros vivares,
con tal que éstos adhieran al suelo, o sean parte del suelo mismo, o de un edificio.
Los requisitos que deben reunirse para estar en presencia de un inmueble por destinación
son:
1. La cosa debe estar destinada al uso, cultivo y beneficio de un inmueble (A pesar de que
se ocupa la conjunción “y” pareciendo requisitos copulativos, la doctrina y jurisprudencia
han dicho que no se requieren su concurrencia conjunta)
2. El destino de dichos bienes debe ser permanente.
3. El destino debe estar dado también por el dueño del inmueble, aunque la ley no lo exija
como requisito sino tangencialmente (Salvo los tres últimos ejemplos en que se refieren
exclusivamente al dueño del inmueble).
Finalmente, algunos sostienen que “las lozas de pavimento y tubos de cañerías” en
realidad son bienes inmuebles por adherencia y no por destinación., ya que están unidos a
un inmueble formando un solo todo, a diferencia de los inmuebles por destinación, que no
lo están.
Clasificación que atiende a la posibilidad del mismo bien de producir otros. El que tiene
dicha capacidad, es catalogado como un bien de producción. En cambio, los bienes de
consumo son aquellos destinados a satisfacer directa e inmediatamente las necesidades de
los seres humanos.
Ahora, los bienes de producción presentan tres características especiales, a saber:
a) son de naturaleza compleja, por cuanto cada uno de los bienes que lo componen puede
clasificarse dentro de la categoría tradicional de los bienes;
b) tienen un valor considerable; y
c) en general, como es un todo, pueden considerarse inmuebles.
En cuanto a la importancia de esta clasificación, por regla general, solo las cosas que no
consumibles pueden ser objeto de ciertas relaciones jurídicas. Por ejemplo un usufructo,
necesariamente debe recaer sobre un bien no consumible. Lo mismo ocurre con el
arrendamiento de cosas corporales y el comodato. Pero en el caso del contrato de mutuo,
éste necesariamente debe recaer sobre cosas consumibles.
Asimismo, las cosas consumibles jamás pueden ser objeto de una relación jurídica que
otorgue la mera tenencia del objeto.
Finalmente, tiene importancia esta clasificación, toda vez que cuando un acto jurídico
recae sobre cosas consumibles, debe restituirse un objeto similar y con el mismo poder
liberatorio. Por ejemplo el mismo, mutuo.
Relación entre consumibilidad y fungibilidad: Por regla general las cosas consumibles son
al mismo tiempo fungibles(lo que explicaría la confusión del art.575), pero esto no quiere
decir que ambas características deban concurrir forzosamente en una cosa. Hay cosas
consumibles y no fungibles (la última botella de vino hecha con la uva de una determinada
cosecha), a la inversa, existen cosas fungibles y no consumibles(los libros de reciente y
masiva edición, los muebles nuevos y de una misma serie y tipo).
Sexta clasificación: Bienes principales y accesorios (según su aptitud para existir en forma
independiente)
Los bienes principales son aquellos que pueden subsistir por sí mismos, en forma
independiente de la existencia de otros bienes, es decir, sin necesidad de otros, por
ejemplo, el suelo.
Por su parte, los bienes accesorios, están subordinados a otro principal sin la cual no
existen o no pueden subsistir, como los árboles.
Son bienes accesorios: los bienes inmuebles por adherencia y destinación, la prenda y la
hipoteca.
En cuanto a la importancia de esta clasificación, se traduce en que lo accesorio sigue la
suerte de lo principal. Así, la venta del suelo supone la de los árboles y, a la inversa, la
venta de los árboles no supone la del suelo.
En cuanto a las cosas divisibles, estas pueden dividirse físicamente cuando puede dividirse
en partes sin que deje de ser lo que es. Asimismo, puede dividirse intelectualmente
cuando puede dividirse su utilidad.
Así, todas las cosas son, a lo menos, divisibles intelectualmente, pero por expresa
disposición de la ley algunas no lo son, o sea, son indivisibles, lo que es la excepción, como
es el caso de la servidumbre ya que este derecho no puede pertenecer en partes o cuotas
a varios titulares. Sin embargo, pueden existir varios titulares de ese derecho sobre un
mismo predio, pudiendo cada uno ejercerlo en su integridad.
Octava clasificación: Bienes singulares y bienes universales (según su complejidad).
Los bienes singulares son aquellos que, en sí mismos, constituyen una sola unidad ya sea
natural o artificial. Estos bienes pueden ser simples que en sí mismos son de una indivisión
de carácter unitario (como un caballo) o complejos o compuestos, que constituyen una
sola unidad formada por la unión física de diversas cosas de carácter singular, como un
edificio.
Por su parte, los bienes universales, son aquellas agrupaciones de cosas singulares que
conservan su individualidad propia, pero que forman un todo al estar unidas por un
vínculo de igual destino, recibiendo una denominación común.
En términos generales, la universalidad es un conglomerado respecto del cual se puede
actuar jurídicamente en conjunto, como un todo unitario, sin detenerse en la
determinación de cada uno de sus componentes.
Esta clasificación, atiende al hecho de que los bienes pueden o no ser objeto de relaciones
jurídicas. Las cosas comerciables pueden ser objeto de actos jurídicos.
Al respecto, la regla general es la comerciabilidad, pero por excepción, algunos bienes son
incomerciables, sea por su naturaleza, como el alta mar, sea por su uso, como los bienes
nacionales de uso público, sea absolutamente (permanentemente) como los bienes
comunes a todos los hombres o los numerales 1º y 2º del artículo 1464, sea relativamente
(transitorio) como los bienes embargados o con prohibición de enajenar, como los
numerales 3º y 4º del artículo 1464.
Las cosas apropiables son las que pueden ser objeto de apropiación y se dividen en
apropiadas e inapropiadas. Son apropiadas las que actualmente pertenecen a un sujeto de
derecho. Inapropiadas son las que actualmente no pertenecen a nadie (carecen de
dueño), pero que pueden llegar a tener un dueño so el hombre ejecuta un hecho de
apropiación privada. Estas pueden ser res nulluis (que nunca han tenido dueño, ej
animales salvajes) o res delerictae (cosas que tuvieron dueño pero fueron abandonadas
por éste con la intención de desprenderse de su dominio).Si se trata de bienes muebles
que carecen de dueño se llaman mostrencos, si son inmuebles se llaman vacantes. En
Chile, sólo los primeros (mostrencos) pueden ser susceptible de apropiación por parte de
los particulares, ya que de acuerdo al artículo 590:“Son bienes del Estado todas las tierras
que, estando situadas dentro de los límites territoriales, carecen de otro dueño”.
Las inapropiables son las que no pueden ser objeto de apropiación, como las cosas
comunes a todos los hombres, pues están sustraídas a la propiedad privada y su uso es
común a todos.
Artículo 589:“Se llaman bienes nacionales aquellos cuyo dominio pertenece a la nación
toda. Si además su uso pertenece a todos los habitantes de la nación, como el de calles,
plazas, puentes y caminos, el mar adyacente y sus playas, se llaman bienes nacionales de
uso público o bienes públicos. Los bienes nacionales cuyo uso no pertenecen generalmente
a los habitantes, se llaman bienes del Estado o bienes fiscales”.
Por su parte, los bienes nacionales son aquellos cuyo dominio pertenece a la nación toda.
Dentro de los bienes nacionales, si estos son de un uso restringido, o sea, su uso no
pertenece generalmente a todos los habitantes, se llaman bienes fiscales o del Estado.
Estos bienes pertenecen a la nación toda, ya sea por cumplir una función o servicio del
Estado, pudiendo ser usado por los particulares sólo cuando hagan uso de ese servicio
(hospital público) o bien por su naturaleza que pertenecen al Estado, pero que este puede
conceder su uso, goce y aprovechamiento a los particulares (yacimientos mineros, artículo
591).
Por otro lado, los bienes nacionales de uso público o bienes públicos, son de dominio
público y su uso pertenece a todos los habitantes de la nación. Ejemplos de dominio
público terrestre: calles, plazas, puentes, caminos. Al respecto se debe distinguir con
aquellos que son construidos por particulares aún cuando se permita su uso y goce
(artículo 592).
Algunas normas que regulan los bienes nacionales de uso público territorial son los
artículos 599, 600, 601, 602.
En cuanto a las concesiones sobre los bienes nacionales de uso público, podemos decir
que, en cuanto a su naturaleza jurídica, esta se concibe como un acto unilateral del
Estado, el que crea derechos y obligaciones. Por su parte, la naturaleza jurídica del
derecho del concesionario, se concibe como un derecho real, aunque para algunos
autores esto es discutible, señalando que es un derecho sui géneris.
Los efectos de la concesión están descritos en los artículos 599 y 602.
3. Los derechos subjetivos como cosas: bases dogmáticas del fenómeno y sus
consecuencias prácticas.
(por responder)
Artículo 577 “Derecho real es el que tenemos sobre una cosa sin respecto a determinada
persona. Son derechos reales el de dominio, el de herencia, los de usufructo, uso o
habitación, los de servidumbres activas, el de prenda y el de hipoteca. De estos derechos
nacen acciones reales”.
Artículo 578: “Derechos personales o créditos son los que sólo pueden reclamarse de
ciertas personas, que, por un hecho suyo o la sola disposición de la ley, han contraído las
obligaciones correlativas; como el que tiene el prestamista contra su deudor por el dinero
prestado, o el hijo contra el padre por alimentos. De estos derechos nacen las acciones
personales”.
El objeto en el derecho real es una cosa, por El objeto de derecho personal es la prestación
definición recae sobre una cosa. debida, que puede consistir en dar, hacer o no
hacer algo.
Siempre forman parte del activo del Los derechos personales pueden formar parte
patrimonio del activo o del pasivo del patrimonio
Su fuente es solo la ley (Código Civil y leyes De fuentes múltiples. 1437, 2282, 2314.
especiales: Código de Minería, Código de Contrato, cuasicontrato, delito, cuasidelito,
Aguas). La fuente de los derechos reales ley.
son los modos de adquirir.
Para adquirir un derecho real se necesita de un Para adquirir un derecho personal, basta con
título y de un modo de adquirir (teoría que aparezca cualquiera de las fuentes de las
romanista). Por este motivo, de los contratos en obligaciones contenidas en el art. 1437
Chile, jamás nacen derechos reales, porque los
contratos son títulos y por lo tanto para que
nazca el derecho real, debe operar un modo de
adquirir, el que normalmente será la Tradición.
Art. 1437.
Las obligaciones nacen, ya del concurso real
Ej. celebrado un contrato de compraventa, solo
de las voluntades de dos o más personas,
nacen derechos personales, obligaciones, que
como los contratos o convenciones;
serán fundamentalmente dos:
a) obligación del comprador de pagar el
precio; y, ya de un hecho voluntario de la persona
b) obligación del vendedor de entregar la que se obliga, como en la aceptación de
cosa vendida. Art. 1º, Nº 112 una herencia o legado y en
todos los cuasicontratos;
La compraventa, por regla general, es
consensual y excepcionalmente solemne; por
ya a consecuencia de un hecho que ha
lo tanto, una vez que se formó el
consentimiento, se perfeccionó el contrato y inferido injuria o daño a otra persona,
nacerán los derechos personales, pero el como en los delitos y cuasidelitos;
comprador todavía no se ha hecho dueño de la
cosa vendida (no ha nacido el derecho real de ya por disposición de la ley, como entre
dominio); para que esto ocurra el vendedor le los padres y los hijos sujetos a patria
debe hacer la tradición de la cosa que potestad.
normalmente se hace por medio de la entrega
y solo una vez que ha operado la tradición, el
comprador se hace dueño.
Los derechos reales, salvo ciertas servidumbres La mayoría de la doctrina considera que estos
(art. 882, en relación con el 2512), pueden derechos no son susceptibles de adquirirse o
ganarse y perderse por la prescripción. perderse por prescripción, porque no pueden
poseerse, y la posesión es un elemento
fundamental en la prescripción; sin embargo,
esto se discute, porque algunos autores
(Rossende Y Rosas) piensan que los derechos
personales si se pueden poseer y por lo tanto
ganar y perder por prescripción.
Lo que se extingue por prescripción es la acción
para obtener el cumplimiento forzado de la
obligación o del derecho personal.
Artículo 577 “Derecho real es el que tenemos sobre una cosa sin respecto a determinada
persona. Son derechos reales el de dominio, el de herencia, los de usufructo, uso o
habitación, los de servidumbres activas, el de prenda y el de hipoteca. De estos derechos
nacen acciones reales”.
Los derechos reales son creados por ley a partir de un numerus clausus, es decir, no hay
otros derechos reales que los expresamente establecidos por la ley.
La propiedad o dominio, artículo 582. “El dominio (que se llama también propiedad) es el
derecho real en una cosa corporal, para gozar y disponer de ella arbitrariamente; no
siendo contra la ley o contra derecho ajeno. La propiedad separada del goce de la cosa, se
llama mera o nuda propiedad”.
Derecho real de herencia Derecho real que se genera sobre el patrimonio de una persona
difunta respecto a sus herederos, que han aceptado tal calidad.
Usufructo. Artículo 764, “El derecho de usufructo es un derecho real que consiste en la
facultad de gozar de una cosa con cargo de conservar su forma y sustancia, y de restituirla
a su dueño, si la cosa no es fungible; o con cargo de volver igual cantidad y calidad del
mismo género, o de pagar su valor, si la cosa es fungible”.
El derecho real de uso (que da a su titular la facultad de uso, propia del dominio, pero sólo
ésa). Según el artículo 811 inc. 1º: “El derecho de uso es un derecho real que consiste,
generalmente, en la facultad de gozar de una parte limitada de las utilidades y productos
de una cosa. Si se refiere a una casa, y a la utilidad de morar en ella, se llama derecho de
habitación”.
Según esta disposición, el derecho de uso es un derecho personalísimo e intransferible.
Artículo 1801: “La venta se reputa perfecta desde que las partes han convenido en la cosa
y el precio; salva las excepciones siguientes. La venta de los bienes raíces, servidumbres y
censos, y la de una sucesión hereditaria, no se reputan perfectas ante la ley, mientras no se
ha otorgado escritura pública. Los frutos y flores pendientes, los árboles cuya madera se
vende, los materiales de un edificio que va a derribarse, los materiales que naturalmente
adhieren al suelo, como piedras y sustancias minerales de toda clase no están sujetos a
esta excepción”.
B) Forma en que se hace la tradición de los derechos:
Artículo 670: “La tradición es un modo de adquirir el dominio de las cosas y consiste en la
entrega que el dueño hace de ellas a otro, habiendo por una parte la facultad e intención
de transferir el dominio, y por otra la capacidad e intención de adquirirlo. Lo que se dice
del dominio se extiende a todos los otros derechos reales”.
Artículo 684: “La tradición de una cosa corporal mueble deberá hacerse significando una
de las partes a otra que le transfiere el dominio, y figurando esta transferencia de alguno
de los modos siguientes: 1º Permitiéndole la aprehensión material de una cosa presente;
2º Mostrándosela; 3º Entregándole las llaves del granero, almacén, cofre o lugar
cualquiera en que esté guardada la cosa; 4º Encargándose el uno de poner la cosa a
disposición del otro en el lugar convenido; y 5º Por la venta, donación u otro título de
enajenación conferido al que tiene la cosa mueble como usufructuario, arrendatario,
comodatario, depositario o cualquier otro título no traslaticio de dominio; y
recíprocamente por el mero contrato en que el dueño se constituye usufructuario,
comodatario, arrendatario, etc.”.
Artículo 686: “Se efectuará la tradición del dominio de los bienes raíces por la inscripción
del título en el Registro del Conservador. De la misma manera se efectuará la tradición de
los derechos de usufructo o de uso constituidos en bienes raíces, de los derechos de
habitación o de censo y del derecho de hipoteca. Acerca de la tradición de las minas se
estará a lo prevenido en el Código de Minería”.
Inmuebles por inscripción del título en el registro del conservador. Muebles por la simple
entrega (significando...)
Artículo 688: “En el momento de deferirse la herencia, la posesión de ellas se confiere por
el ministerio de la ley al heredero; pero esta posesión legal no habilita al heredero para
disponer de manera alguna de un inmueble, mientras no preceda: 1º El decreto judicial
que da la posesión efectiva: este decreto se inscribirá en el registro de la comuna o
agrupación de comunas en que haya sido pronunciado; y si la sucesión es testamentaria,
se inscribirá al mismo tiempo el testamento; 2º Las inscripciones especiales prevenidas en
los incisos primero y segundo del artículo precedente (inscripción especial de herencia, se
inscribe el título en el registro de la comuna en que esté ubicado el inmueble): En virtud de
ellas podrán los herederos disponer de consuno de los bienes hereditarios; y 3º La
inscripción especial prevenida en el inciso tercero (inscripción del acto de partición): sin
esta no podrá el heredero disponer por sí solo de los inmuebles hereditarios que en la
partición le hayan cabido”.
Si quieren disponer de los muebles, lo pueden hacer sin requisitos. Si quieren disponer de
los inmuebles de consuno necesitan posesión efectiva inscrita.
H) Respecto de la posesión:
La posesión de los muebles no se encuentra protegida por acciones posesorias. La
ley solo protege los inmuebles mediante acciones posesorias, los muebles solo con la
acción publiciana4, exclusiva para el poseedor regular.
I) En materia penal:
En materia penal también tiene importancia la distinción entre muebles e
inmuebles. De esta manera, los delitos de robo y hurto (dependiendo si hay o no empleo
de violencia) sólo se refieren a cosas muebles, en tanto que el que se apropia de bienes
ajenos inmuebles comete el delito de usurpación.
J) En materia comercial:
Los actos de comercio sólo versan sobre bienes muebles (artículo 3º del Código de
Comercio).
K) En materia procesal:
La competencia de los tribunales varía según la naturaleza mueble o inmueble de
las cosas objeto del litigio. Así, tiene facultad para conocer de una acción inmueble el juez
del lugar en que el inmueble está ubicado; en lo referente a acciones muebles, le
corresponderá al juez del lugar en que deba cumplirse a la obligación, salvo ciertas
excepciones.
M) Bienes del pupilo: los inmuebles se enajenan por pública subasta y previo decreto
judicial.
Ñ) Muerte presunta: Para que los poseedores provisorios puedan vender los bienes
muebles del desaparecido en pública subasta, basta la autorización del juez, oído el
defensor de ausentes, para vender los inmuebles (también en pública subasta) debe haber
además una causa necesaria o utilidad evidente, declarada por el juez con conocimiento
de causa (o sea, en base a los antecedentes que se acompañen a los autos), y con
audiencia del defensor.
4 Artículo 894. Se concede la misma acción, aunque no se pruebe dominio, al que ha perdido la posesión
regular de la cosa, y se hallaba en el caso de poderla ganar por prescripción. Pero no valdrá ni contra el
verdadero dueño, ni contra el que posea con igual o mejor derecho. (en el 893 está la acción reivindicatoria).
Propiedad y posesión. 5. Extensión de la propiedad. 6. Limitaciones del derecho de
propiedad. 7. Clases de propiedad. 8. Copropiedad. 9. Modos de adquirir la propiedad.
El poder o señorío que los seres humanos experimentan sobre los bienes resulta ser
uno de los acontecimientos claves dentro de la historia de la humanidad.
Por ello la propiedad no sólo es estudiada por el Derecho sino que, además, por
diversas ramas, a saber, economía, sociología, política, etc.
Es por ello que cuando el Código de Napoleón en sus artículos 544 y 545, declaraba
que la propiedad es el “derecho de gozar y disponer de una cosa del modo más
absoluto” sin otras limitaciones legales, y que nadie puede ser privado de su
propiedad más que “por expropiación, fundada en causa justificada de utilidad
pública y previa la correspondiente indemnización” lo que hace es consagrar uno de
los resultados de la Revolución de 1789, esto es la propiedad libre de las cargas
feudales del Antiguo Régimen; la autonomía de la voluntad del individuo; el
mantenimiento y consagración de las propiedades adquiridas durante el proceso
revolucionarios de los bienes nacionales (iglesias, de los nobles, etc.)
El Código Civil de Bello también estuvo muy influido por la legislación napoleónica,
unido a las características propias del sistema real proveniente de la legislación
indiana (el que hacía muy restringido el tráfico jurídico de los bienes inmuebles,
estableciendo mayorazgos y limitaciones a las enajenación de éstos en cuanto a los
sujetos), influencias que se ven destacadas en el artículo 582:
“El dominio ( que se llama también propiedad) es el derecho real en una cosa
corporal, para gozar y disponer de ella arbitrariamente; no siendo contra la ley o
contra derecho ajeno.
Pero desde sintética, “el dominio no es una suma de facultades, sino un centro
unitario, distinto de las facultades que lo integran” por lo que se puede definir como
“el más amplio poder de señorío que puede tener una persona sobre una cosa”.
Nuestro Código Civil, hace sinónimo las voces dominio y propiedad. Nuestra doctrina
no encuentra diferencia alguna entre estos conceptos. Pero algunos, fundados
erróneamente en el derecho comparado (en el que no existe esta aclaración tan
específica pro parte del legislador) sostienen que ambos concepto serían
completamente diferentes, agregando que el término propiedad estaría referido al
poder o señoría ejercido sobre las cosas incorporales o inmateriales, dejando el
término dominio para las cosas materiales o corporales. A nuestro juicio, y tal como
fue concebido el concepto por Bello, la distinción antes referida sólo resulta un
aporte doctrinal de escasa relevancia.
1.- Es un Derecho Real: Según lo dispuesto en los artículos 577 y 582 del Código Civil, ya
analizados. Siendo un derecho real, está amparado por una acción real, la acción
reivindicatoria.
2.- Es absoluto: Este carácter tiene dos sentidos: El primero, caracterizado por el aforismo
“plena in re potestas”, se refiere a que el titular del derecho posee la suma de las
facultades que le son conferidas por la ley, esto es, el uso, goce y disposición; En
segundo lugar, es absoluto, por cuanto su titular puede usar, gozar y disponer
arbitrariamente, a pesar de las limitantes (ley, derecho ajeno y expropiación).
3.- Es exclusivo y excluyente. Supone un solo titular el cual ejercerá todas facultades,
dotado de la facultad suficiente para impedir que terceros se inmiscuyan, limiten o
coarten sus facultades.
Esta exclusividad, se opone a que dos o más personas sean titulares de la totalidad del
derecho de dominio, lo cual no se pierde:
a) Si conjuntamente con el derecho de dominio puedan existir sobre la cosa otros
derechos con titulares distintos, como en el usufructo (usufructuario el nudo
propietario).
4.- Es perpetuo: toda vez que no se extingue con el transcurso del tiempo o con su
ejercicio, salvo algunas propiedades especiales como la propiedad intelectual. Lo
anterior se traduce en la máxima “El dominio dura tanto como dura la cosa”, por lo
que se desprende que en no se extingue por el no uso o no ejercicio, sino que se
extingue, en el caso de la posesión, cuando el dueño ha dejado de tenerla y ha sido
adquirida por un tercero, dentro de un determinado periodo de tiempo.
Lo anterior debe relacionarse con la prescripción adquisitiva: Artículo 2498: “Se gana
por prescripción el dominio de los bienes corporales raíces o muebles, que están en el
comercio humano, y se han poseído con las condiciones legales. Se gana de la misma
manera los otros derechos reales que no están especialmente exceptuados”
Artículo 2517: “Toda acción por la cual se reclama un derecho se extingue por la
prescripción adquisitiva del mismo derecho”
Excepciones a la Perpetuidad
La propiedad fiduciaria: Artículo 733: “Se llama propiedad fiduciaria la que está
sujeta al gravamen de pasar a otra persona, por el hecho de verificarse una
condición. La constitución de una propiedad fiduciaria se llama fideicomiso. Este
nombre se da también a la cosa constituida en propiedad fiduciaria. La translación
de la propiedad a la persona en cuyo favor se ha constituido el fideicomiso, se llama
restitución”.
Nuestro Código Civil, dentro del libro II, no contiene ninguna norma específica
relativa a los sujetos capaces de ser titulares del derecho de propiedad o dominio,
por lo que habrá que aplicar, en cuanto a las personas naturales, el estatuto general
sobre capacidad jurídica (de goce y ejercicio).
Artículo 563: “lo que en los artículo 549 hasta 561 se dispone acerca de las
corporaciones y de los miembros que las componen, se aplicará a las fundaciones de
beneficencia y a los individuos que las administran”.
Por lo tanto, el principio general es que las personas jurídicas pueden adquirir y
poseer toda clase de bienes.
Destacamos:
a) Delimitación del perímetro o superficie de los bienes raíces: Se refiere a los límites
laterales del inmueble, es decir, los deslindes o linderos. En efecto, la
individualización de los inmuebles comprende el nombre, la dirección, el deslinde
según los 4 puntos cardinales, el número de rol de impuesto (contribuciones bienes
raíces) y número de inscripción (pago y año). En el evento que exista controversia
entre los dueños de predios vecinos sobre deslindes, se recurre a la justicia ordinaria
para que el Juez Civil competente (comuna donde se encuentran los inmuebles)
resuelva en un procedimiento que se rige por las reglas del juicio sumario.
La doctrina más moderna postula una extensión objetiva del dominio que esté
limitada por el punto que alcance la posibilidad de utilización y el interés
razonablemente tutelable del propietario. Esta idea parece dominar hoy en la
práctica. Este principio es el que también se entiende que rige para la extensión de
propiedad al espacio aéreo. De hecho, la jurisprudencia nacional y comparada
(España) de principios del siglo pasado (mediados de siglo en Chile) hizo clara su
aplicación de esta idea en relación con el tendido aéreo de cables eléctricos y
telefónicos.
Facultades materiales
1.- Facultad de uso: (Ius utendi) Se refiere a la facultad de servirse de la cosa según
su naturaleza, es decir, “aplicar la cosa a los servicios que ella proporciona”. Así, el
propietario de una casa puede habitarla. Las únicas limitaciones son: la ley y el
derecho ajeno.
2.- Facultad de goce: (Ius fruendi) Este derecho habilita para “apropiarse de los
frutos y productos de una cosa”. Al respecto, la adquisición de los frutos en nuestro
Código Civil se justifica por el modo de adquirir accesión y de acuerdo a lo dispuesto
en el artículo 643: “La accesión es un modo de adquirir por el cual el dueño de una
cosa pasa a serlo de lo que ella produce o de lo que se junta a ella. Los productos de
una cosa pueden ser frutos naturales o civiles”.
En cuanto a las facultades que implica, estas son: transferir el dominio, transmitirlo
por causa de muerte, limitar el dominio constituyendo un derecho a favor de otro
(prenda o hipoteca o usufructo). Destacamos los Derechos limitativos de goce
(usufructo y servidumbre) y los Derechos limitativos de garantía (prenda e hipoteca)
Al respecto, importante resulta destacar los artículos 2387 y 2414 que establece el
concepto de enajenación en sentido amplio:
Artículo 2387 (contrato de prenda): “no se puede empeñar una cosa, sino por
persona que tenga facultad de enajenarla”
Artículo 2414: “No podrá constituir hipoteca sobre sus bienes, sino la persona que
sea capaz de enajenarlo, y con los requisitos necesarios para su enajenación”.
1.- Respecto del legado. Artículo 1126: “Si se lega una cosa con calidad de no enajenarla y
la enajenación no comprometiere ningún derecho de tercero, la cláusula de no
enajenar se tendrá por no escrita”.
2.- Respecto de la hipoteca. Artículo 2415: “El dueño de los bienes gravados con hipoteca
podrá siempre enajenarlos o hipotecarlos, no obstante cualquiera estipulación en
contrario”.
3.- Respecto del arrendamiento. Artículo 1964: “El pacto de no enajenar la cosa
arrendada, aunque tenga la cláusula de nulidad de la enajenación, no dará derecho
al arrendatario sino para permanecer en el arriendo, hasta su terminación natural”.
4.- Respecto del censo (cuando una persona contrae la obligación de pagar a otra un
rédito anual, reconociendo el capital correspondiente, y gravando una finca suya con
la responsabilidad del rédito (censo o canon) y del capital). Artículo 2031: “No vale
en la constitución del censo el pacto de no enajenar la finca acensuada, ni otro
alguno que imponga al censuario más cargas que las expresadas en este título. Toda
estipulación en contrario se tendrá por no escrita”.
1.- Respecto de la propiedad fiduciaria. Artículo 751: “La propiedad fiduciaria puede
enajenarse entre vivos y transmitirse por causa de muerte, pero en uno y otro caso
con el cargo de mantenerla indivisa, y sujeta al gravamen de restitución bajo las
mismas condiciones que antes. No será, sin embargo, enajenable entre vivos, cuando
el constituyente haya prohibido la enajenación (…)”.
2.- Respecto de la donación. Artículo 1432: “La resolución, rescisión y revocación de que
hablan los artículos anteriores, no dará acción contra terceros poseedores, ni para la
extinción de las hipotecas, servidumbres u otros derechos constituidos sobre las
cosas donadas, sino en los casos siguientes: 1.º Cuando en escritura pública de la
donación (inscrita en el competente registro, si la calidad de las cosas donadas lo
hubiere exigido), se ha prohibido al donatario enajenarlas, o se ha expresado la
condición”.
3.- Respecto del usufructo. Artículo 793: “(…) Pero no podrá el usufructuario arrendar ni
ceder su usufructo, si se lo hubiese prohibido el constituyente; a menos que el
propietario le releve de la prohibición”.
1.- En derecho privado se puede hacer todo aquello que no esté prohibido por la ley. Ergo,
como no existe una disposición general que prohíba la cláusula de no enajenar (existiendo
ciertos casos admitidos), esta es válida cuando la ley nada diga.
2.- El legislador sólo prohíbe la cláusula en determinados casos, por lo que la regla general
es la libertad para convenir esta cláusula.
3.- Si el dueño puede desprenderse del uso y goce como facultades del dominio, nada
obsta que también pueda hacerlo de la disposición.
4.- Artículos 1810 y 583: “pueden venderse todas las cosas corporales o incorporales cuya
enajenación no esté prohibida por la ley” “(…) disponer de ellas arbitrariamente (…)”
5.- El Artículo 53 Nº 3º Reglamento del Conservador señala que “Pueden inscribirse: Nº 3º.
Todo impedimento o prohibición referente a inmuebles, sea convencional, legal o judicial,
que embarace o límite de cualquier modo el libre ejercicio del derecho de enajenar”.
1.- El principio de la libre circulación de los bienes. Estas normas que cautelan la libre
circulación son de orden público. Dicho principio está consagrados en normas particulares
e incluso en el mensaje del Código Civil (párrafo 27°)
2.- Que en derecho privado puede hacerse todo lo que no esté expresamente prohibido es
un argumento vago que no explica la dualidad.
3.- Aceptar la cláusula implica vulnerar normas de orden público (evitar la prohibición de
usufructos y fideicomisos sucesivos, artículos 769 y 745 respectivamente).
5.- El argumento de la disposición del Reglamento del Conservador, es una falacia ya que
este es un Reglamento, cuerpo normativo que tiene menor valor que el Código Civil pues
es un Decreto con Fuerza de Ley, y no puede pasar a llevar las disposiciones del Código
Civil. Se replicó que no es así, pues se dictó por disposición del artículo 695, y se entiende
por ende incorporado al Código Civil.
Sanción en caso de infracción frente a la prohibición expresa del legislador
b) Como objeto ilícito. Nulidad absoluta (1464 N 3). Se critica esta tesis por cuanto esta
disposición se refiere a prohibiciones judiciales y no convencionales.
Estas prohibiciones tienen plena eficacia, cuando son establecidas por la ley. Su infracción
adolece de nulidad absoluta por objeto ilícito (artículo 1464 inciso final). Un ejemplo de lo
anterior, es aquella disposición legal que prohíbe enajenar aquella vivienda adquirida por
subsidio habitacional.
Esta teoría, como cierta parte de la doctrina actual como adherente y parte de la
jurisprudencia, sostienen que las cláusulas de inalienabilidad son válidas, siempre y
cuando reúnan dos requisitos:
1.- Deben ser temporales; y
4 Propiedad y posesión:
Imagino que por lo amplio de la pregunta hay que tener claro los conceptos de propiedad
y posesión y un paralelo entre ambas, al cual es posible arribar una vez estudiada toda la
materia relativa a bienes.
5 Extensión de la propiedad:
Distinguimos al efecto:
1.- Auto limitaciones: En ella participa la voluntad del propio dueño. EL dominio puede ser
limitado de varios modos, a saber:
a) propiedad fiduciaria por pasar a otra persona en virtud de cumplirse una condición;
c) servidumbre.
b) Limitaciones facultad de excluir: Estas son el uso inocuo (el propietario de una
cosa permite que tercero extraños puedan aprovecharla sin causar daños. En Chile,
no constituye un derecho sino que se traduce en prácticas sometidas a la tolerancia
del propietario. Ejemplos: artículos 2499 y 609); el derecho de acceso coactivo (el
ordenamiento jurídico permite ocasionalmente a favor de llevar a cabo el poder de
cuidado de una cosa, recuperarla aún cuando esté en un predio ajeno. Ejemplo,
artículo 943); y el estado de necesidad (es permitido el usar una cosa ajena
deteriorándola o destruyéndola si con ello se protege un peligro grave o inminente
en un bien jurídico de mayor importancia que la propiedad privada como el derecho
a la vida. En materia penal, encontramos ejemplo en la legítima defensa. En materia
civil la ley nada dice, según Alessandri en este caso procedería indemnización de
perjuicios por enriquecimiento sin causa)
a) La utilidad pública que tienen por finalidad mejorar la gestión de servicios públicos.
Destacamos las restricciones administrativas como la seguridad social, salubridad,
ornato público, defensa nacional, economía, patrimonio artístico y equilibrio
ecológico. También se destacan las servidumbres administrativas que son aquellos
gravámenes que sufre un predio en interés público y en donde sólo hay un predio
sirviente y no se autoriza al dueño de este último a ser indemnizado. Ejemplo de
ellos son la ley de caminos, la ley de ferrocarriles, la ley de electricidad.
7 Clases de propiedad:
Clases de propiedad
a) Individual. Que puede ser privada o pública (ya analizada en relación con la clasificación
de los bienes).
a) Propiedad exclusiva. La que pertenece a una sola persona ya sea natural o jurídica
5.- Según las cosas objetos del derecho o sobre las que recae
a) Civil. Que es el objeto del derecho civil. Aquí destacamos la propiedad horizontal. En
ella se comprende los distintos pisos de un edificio o departamentos que pertenecen
a distintos dueños y los conjuntos habitacionales o edificios.
b) Propiedad minera. Recordemos que son propiedad del Estado, otorgando a los
particulares el derecho real de concesión.
c) Propiedad Intelectual e industrial. La intelectual recae sobre los productos del ingenio y
talento humano. Dentro de la propiedad industrial se encuentran las marcas
comerciales, los modelos industriales y las patentes de invención.
Las propiedades especiales
A. La propiedad intelectual
Regida por la ley 17.336 (DO 2/10/1970) protege los derechos que, por el sólo hecho
de la creación de la obra, adquieren los autores de obras de la inteligencia en los
dominios literarios, artísticos y científicos, cualquiera que sea su forma de expresión
y los derechos conexos que ella determina.
- Contenido patrimonial, que implica explotar, con exclusividad, y por un cierto lapso
de tiempo, la obra respectiva.
d.- Autorizar a terceros para que terminen la obra si ésta se encuentra inconclusa.
e.- Exigir que se respete la voluntad del autor si la obra es anónima o seudónima.
Se define en forma simple la marca comercial como “todo signo visible, novedoso y
característico que sirve para distinguir un producto”
Tenemos que partir de la base que todo inventor sea de un nuevo producto o de un
nuevo procedimiento industrial puede solicitar la protección de esa invención a fin
que se conceda una patente para asegurarse que durante cierto lapso de tiempo
tendrá un derecho exclusivo para explotar su invento.
Así entonces la ley distingue entre invención que es toda solución a un problema de
la técnica y que origina un quehacer industrial; patente, que es el derecho exclusivo
que concede el Estado para la protección de una invención; modelos de utilidad que
son los instrumentos, aparatos, herramientas, dispositivos y objetos o partes de los
mismos que producen una utilidad, es decir aportan a la función que son destinados
una ventaja; y diseño industrial que es toda forma tridimensional y cualquier artículo
industrial o artesanal que sirva de patrón para la fabricación de otras unidades y que
se distinga de sus similares sea por su forma, por su configuración o por una
combinación de éstas, debiendo tener una fisonomía original, nueva y diferente.
Tiene solamente un interés histórico pues la legislación sobre ella hoy es inaplicable.
Al formarse la República en la parte austral del territorio, es decir, todas las tierras
que se encontraban al sur del río Malleco hasta el norte de la provincia de
Magallanes, según el DL.N°575 , estaban habitadas en su mayoría por indígenas que
ocupaban legítimamente sus tierras pero sin título alguno.
Entonces para 1) defender a los indígenas en sus derechos, 2) para defender los
intereses del Estado de quienes ilegítimamente ocupaban esas tierras, 3) para
arraigar a los indígenas en las tierras australes y 4) para organizar y regularizar la
constitución de la propiedad territorial en esas zonas se dicta este Decreto ley en
donde se señala que las personas que se crean con derecho de dominio sobre tierras
australes deben pedir al Presidente de la República el reconocimiento de la validez
de sus títulos y con el objeto de asegurar esta regularización la ley otorgó al ejecutivo
la facultad discrecional para reconocer como válidos aquellos títulos incompletos o
que no cumplieran con todos los requisitos.
Por el DL. N°1939 se fijó como plazo fatal el de 90 días desde su publicación (nov.
1977) la regularizar los títulos.
La propiedad indígena
Durante la colonia y la conquista los indígenas capacidad alguna para adquirir bienes.
La independencia les concede plena capacidad pero la realidad cultural los ponía en
seria desventaja, siendo constantemente burlados en sus derechos y despojados de
sus tierras al firmar contratos que no habían leído por no saber hacerlo, y muchas
veces sin recibir el precio de las supuestas ventas.
Para evitar estos fraudes y atropellos se dictaron una serie de leyes que restringieron
la capacidad de ejercicio de los indígenas.
La ley señala que estas tierras, por exigirlo el interés nacional, gozarán de la
protección de esta ley, y no podrán ser enajenadas, embargadas, gravadas ni
adquiridas por prescripción, salvo entre comunidades o personas indígenas de una
misma etnia.
Las tierras cuyos titulares sean comunidades indígenas no podrán ser arrendadas,
dadas en comodato, ni cedidas a terceros en uso, goce o administración. Sin
embargo, con autorización de la Corporación, se podrán permutar por tierras de no
indígenas, de similar valor comercial debidamente acreditado, las que después de la
operación se considerarán tierras indígenas, desafectándose las primeras. Para tales
efectos existirá un registro público de tierras indígenas, cuya inscripción acreditará
esa calidad.
La propiedad minera
Este amplio dominio del Estado no impide que las personas naturales o jurídicas
puedan ser dueños del terreno donde están situadas las minas porque la ley
reconoce a favor de los particulares este dominio y del mismo modo la ley les
reconoce el derecho de solicitar y obtener concesiones mineras sobre la inmensa
mayoría de las sustancias minerales.
La concesión minera es un derecho real, inmueble, distinto e independiente del
dominio del predio superficial aunque tengan el mismo dueño. Es oponible al Estado
y a cualquier persona, transferible y transmisible, es decir puede ser objeto de todo
acto o contrato.
Así la comunidad existe cuando dos o más personas tienen derechos de igual
naturaleza sobre un conjunto de bienes que configuran o conforman una
universalidad jurídica; en tanto que, existe copropiedad cuando dos o más
individuos tienen en común el derecho de dominio sobre una especie o bien
determinado.
Fuentes de la comunidad
2.- Un contrato. Cuando dos o más personas adquieren en común una cosa por
cualquier título traslaticio de dominio y también cuando el dueño de un bien se
desprende de una cuota de su dominio cediéndosela a otra persona.
3.- La ley. La ley puede crear la comunidad como es el caso de la ley N°19.537 sobre
copropiedad inmobiliaria.
Hay dos concepciones distintas, las cuales tienen importancia por las consecuencias
que ellas generan, especialmente las relativas al accionar de los distintos comuneros,
son la doctrina romana y la doctrina germana.
Según esta doctrina, si tres personas son comuneros por igual de un automóvil, cada
una de ellas va a ser dueño exclusivo de una cuota abstracta e ideal (un tercio), pero
ese tercio no está radicado en parte alguna del automóvil; por eso es que,
considerada la cosa en su totalidad, todos los comuneros tienen un derecho sobre
ella, pero limitado por los derechos de los demás comuneros, de tal manera que en
el ejercicio de sus facultades, uno de los comuneros va a tener siempre que
considerar la situación o el derecho de los comuneros restantes y para ejecutar actos
de disposición que afecten a la totalidad de la cosa, va a necesitar el concurso de los
demás comuneros.
De acuerdo con esta concepción, si bien es necesario del concurso de todos para
disponer de la totalidad de la cosa, cada uno de ellos puede disponer libremente de
la parte o cuota que le corresponde. Cada comunero tiene entonces sobre su cuota
un derecho de dominio pleno y absoluto del cual puede disponer libremente.
Ahora, esta concepción Romana de carácter individualista presenta un problema al
requerir para la disposición de la cosa el consentimiento de todos los comuneros, al
igual que lo requiere para la realización de actos administrativos, ya que basta la
oposición de uno solo para que el acto no pueda realizarse.
Nuestro Código civil adhirió a esta teoría, la diferencia es que Andrés Bello postulaba
siempre el principio de la libre circulación de los bienes, de ahí que considerara la
comunidad como un estado transitorio del cual cada comunero podía liberarse para
obtener un derecho exclusivo sobre toda la cosa.
Al ser cada comunero dueño de su cuota, ésta puede reivindicarse (si recae sobre
una cosa singular art.892), puede venderse (art.1812) y se puede hipotecar
(art.2417)
Bello también se apartó del derecho romano en cuanto dio a la partición, que es el
derecho de pedir la división y liquidación de la cosa común, un efecto declarativo y
no traslaticio.
Esta no tiene un carácter individualista como la romana, sino más bien un carácter
colectivo que le da un enfoque bastante particular a la comunidad. Esta doctrina se
llama “gesamte hand” o “comunidad de mano común”.
En CC chileno está claro que se acepta la idea de cuota, e incluso más, no sólo se
acepta esta idea, sino que cada comunero puede disponer de la cuota que le
corresponde; así se desprende por ejemplo del art.2417 del CC que dice que el
comunero puede, antes de la división de la cosa común, hipotecar su cuota.
Se entiende por cuota una porción ideal determinada o determinable que cada uno
de los comuneros tiene sobre la cosa común, es decir, sobre la cosa objeto de la
comunidad. Las cuotas pueden ser iguales o distintas entre sí, pero la suma de todas
ellas debe representar la unidad de la cosa. Normalmente, estas cuotas se expresan
en fracción (arts.1908 y 2307 CC).
En el sistema chileno, cada uno de los herederos puede disponer de la cuota que le
pertenece con la más absoluta libertad, puede hacerlo por acto entre vivos, lo que en
algunos casos nos va a enfrentar al problema de la tradición del derecho sobre la
cuota, o puede hipotecarla. (En general, todo lo relativo a la comunidad se regula por
las normas del cuasicontrato de comunidad arts.2304 y siguientes).
2- Facultades sobre la cosa común: Cada comunero puede servirse para su uso
personal (art.2305 en relación con el art.2081 n°2) de las cosas comunes con tal que
las emplee según su uso ordinario y no entrabe el justo uso de los demás comuneros.
Para que los comuneros puedan disponer de la cosa común deben actuar todos de
común acuerdo, es decir, por unanimidad.
Obligaciones de los comuneros
3.- Servirse de la cosa común para su uso personal respetando tanto el destino
ordinario de la cosa como el justo uso de los demás (art.2081 n°2)
Si no existe un administrador todos los comuneros tienen las mismas facultades para
administrar y las decisiones como se dijo deben de tomarse a la unanimidad.
Los comuneros tienen derecho a veto, es decir, derecho a oponerse a los actos de los
demás comuneros, con la sola excepción que este veto es improcedente tratándose
de actos de mera conservación de la cosa común.
La oportunidad para hacer valer este derecho a veto es antes que el acto se haya
ejecutado. Una vez ejecutado sólo se tiene derecho a demandar indemnización de
perjuicios.
La doctrina chilena cree que la remisión que hace el Código civil de la comunidad a
las disposiciones del contrato de sociedad no alcanzan al art.2081 inc.1°, sólo a los
números 1a 4, esto por aplicación prioritaria del art.2307 a la comunidad.
Clases de Comunidad
2.- Desde otro punto de vista, la comunidad se puede clasificar en atención al origen
de la misma, y así puede nacer de un hecho, de la voluntad o de la ley:
Nace de un hecho la comunidad hereditaria, la cual surge por la muerte del titular de
la herencia.
- Temporales
- Perpetuas.
El artículo 889 del CC exige como requisito para que proceda la acción reivindicatoria
que ésta se ejerza sobre una cosa singular, no procede en consecuencia la acción
para universalidades, con la excepción del derecho real de herencia (acción de
petición de herencia) y en el caso de la muerte presunta.
La extinción de la comunidad
Podríamos entenderlo como “la forma o manera particular que debemos emplear de
conformidad a la ley para obtener la incorporación a nuestro patrimonio de esa cosa
o derecho real que estaba fuera de él”.
El profesor Fernando Fueyo los define como “ciertos hechos materiales o jurídicos a
los cuales la ley les atribuye la virtud de hacer nacer o traspasar el derecho de
dominio”. Pero a esta definición se le olvidan los actos jurídicos, por lo tanto
podríamos complementar esta definición señalando que “Son ciertos hechos o actos
materiales o jurídicos a los cuales la ley les atribuye la virtud de hacer nacer o
traspasar el derecho de dominio”.
Se encuentran enumerados en el artículo 588 del Código Civil, pero falta la Ley como
modo de adquirir el dominio en el caso de la expropiación y el derecho legal de goce.
Este sistema que plantea la doctrina clásica de los modos de adquirir, postula que
para adquirirse el dominio de las cosas o de los demás derechos reales es necesario
la concurrencia de un antecedente o causa inmediata llamado “modo de adquirir” y
otra mediata o remota llamada “título traslaticio de dominio”.
El modo constituye “el hecho o acto al que la ley atribuye la virtud de hacer nacer o
de traspasar el derecho de dominio”, mientras que el título constituye “el hecho (o
acto) que da posibilidad para adquirir el dominio u otro derecho real” siempre, a
través de uno de los modos legales.
Fernando Rozas da una definición más simple del título, señalando que es el hecho
jurídico que da la posibilidad de adquirir el dominio o los demás derechos reales
mientras el modo es el hecho jurídico que produce efectivamente la adquisición del
derecho.
Esta situación tiene su importancia por cuanto ciertos autores la relacionan, como lo
veremos más adelante, con los modos derivativos y modos originarios de adquirir el
dominio, así sólo los modos derivativos requerirían título, mientras los originarios no
y por ende, título y modo se fundirían en uno sólo.
El punto en común que pueden tener el título en los modos de adquirir y el título de
la posesión se puede dar en los primeros “en estado imperfecto” es decir, aquellos
que por alguna razón no sirvieron de antecedente mediato de la adquisición del
dominio, pero que colocaron a la persona en situación de iniciar posesión sobre la
cosa. Por ejemplo, supongamos que una persona creyendo vender lo suyo vende lo
ajeno no dotará de título para adquirir el dominio al comprador, pero si de un título
bastante para iniciar posesión de la misma a fin de ganarla por prescripción.
A pesar de todo lo dicho, el propio A. Bello se encarga de confundir aún más las
cosas, pues al momento de tratar los títulos para la posesión (art.703) clasifica los
títulos desde el punto de vista del dominio, pues se refiere al justo título como los
constitutivos o traslaticios de dominio.
Los juristas clásicos alemanes (romanistas modernos), entre ellos, Savigny y Ihering
son los primeros en criticar la teoría dualista como presupuesto para adquirir el
dominio de las cosas. Sus postulados fueron recogidos por los redactores del Código
civil alemán en donde se expresa que “puesto que la investigación demuestra que la
nulidad del título (compraventa, donación, etc.) no ha de llevar consigo la (nulidad)
de la transmisión de la propiedad, operada mediante la tradición subsiguiente, bien
se puede prescindir a priori del mismo y exigirse sólo la declaración de voluntad de
las partes, dirigida a la transmisión de la propiedad o a la constitución, transmisión o
extensión de un derecho real, para que esas situaciones jurídicas queden creadas y
realizadas.”
La doctrina francesa plantea distancias frente a la doctrina dualista pero esta vez
prescindiendo del modo de adquirir y exigiendo en cambio sólo el título, como
antecedente suficiente para transferir y adquirir la propiedad de una cosa.
3-. El título normalmente, es un acto jurídico y la ley exige que sea traslaticio de
dominio, ya que el título por sí sólo, no sirve para adquirir el dominio. De los títulos
(de los contratos sólo nacen derechos personales, no reales como en Francia).
4.- La doctrina es unánime en señalar que tanto título como modo son
indispensables. A pesar de ello se ha discutido si es sólo justificable para la tradición
pues en los otros casos se confundiría título y modo.
Somarriva y Rosende por su lado piensan que la teoría dualista es sólo aplicable en la
tradición, pues:
Importancia de la distinción:
Por los modos de adquirir a título universal, se adquieren todos los bienes o una
cuota del patrimonio de otra persona.
Los modos de adquirir a título singular sólo sirven para adquirir bienes
determinados. Ellos son la ocupación y la accesión.
La sucesión por causa de muerte puede ser a título universal o singular. La tradición
y la prescripción, generalmente son a título singular. La ocupación, la accesión y la ley
sólo pueden ser a título singular.
La sucesión por causa de muerte a título singular sólo puede llevar a adquirir un
legado de especie o cuerpo cierto, ya que los legados de género se adquieren por
tradición.
Por los modos de adquirir entre vivos no se requiere la muerte del primitivo titular
del derecho.
Los modos de adquirir mortis causa, requieren y operan por la muerte del primitivo
titular. Es la sucesión por causa de muerte.
4.- Modos de adquirir a título oneroso y gratuito.
Todos los modos de adquirir son gratuitos, salvo la tradición que puede ser onerosa o
gratuita, según si se invoca como título translaticio de dominio una donación entre
vivos o una compraventa.
5.- Según su extensión es posible clasificar los modos de adquirir desde el más
extenso al menos extenso:
“Son ciertos hechos o actos materiales o jurídicos a los cuales la ley les atribuye la
virtud de hacer nacer o traspasar el derecho de dominio”.
Se encuentran enumerados en el artículo 588 del Código Civil, pero falta la Ley como modo
de adquirir el dominio en el caso de la expropiación y el derecho legal de goce.
“Artículo 588. Los modos de adquirir el dominio son la ocupación, la accesión, la
tradición, la sucesión por causa de muerte, y la prescripción.
De la adquisición de dominio por estos dos últimos medios se tratará en el Libro De la
sucesión por causa de muerte, y al fin de este Código”.
LA OCUPACION
LA ACCESION
LA TRADICION
LA PRESCRIPCION ADQUISITIVA
LA SUCESION POR CAUSA DE MUERTE
LA LEY
TÍTULO Y MODO
Este sistema que plantea la doctrina clásica de los modos de adquirir, postula que para
adquirirse el dominio de las cosas o de los demás derechos reales es necesario la
concurrencia de un antecedente o causa inmediata llamado “modo de adquirir” y otra
mediata o remota llamada “título traslaticio de dominio”.
El modo constituye “el hecho o acto al que la ley atribuye la virtud de hacer nacer o de
traspasar el derecho de dominio”, mientras que el título constituye “el hecho (o acto) que
da posibilidad para adquirir el dominio u otro derecho real” siempre, a través de uno de
los modos legales.
Según Rozas Vial el título es el hecho jurídico que da la posibilidad de adquirir el dominio,
mientras el modo de adquirir es hecho jurídico que produce la adquisición del dominio.
Según el profesor Alessandri, el título es el hecho (o acto) que da posibilidad para adquirir
el dominio u otro derecho real, es decir, el antecedente mediato o causa eficiente del
derecho, siendo el modo el antecedente inmediato o directo del derecho real que se
adquiere. Si a esto agregamos que los modos de adquirir son numerus claussus, entonces
la ley pasa a ser el título o antecedente remoto de todo de todo modo de adquirir.
Fernando Rozas da una definición más simple del título, señalando que es el hecho jurídico
que da la posibilidad de adquirir el dominio o los demás derechos reales mientras el modo
es el hecho jurídico que produce efectivamente la adquisición del derecho.
Esta situación tiene su importancia por cuanto ciertos autores la relacionan, como lo
veremos más adelante, con los modos derivativos y modos originarios de adquirir el
dominio, así sólo los modos derivativos requerirían título, mientras los originarios no y por
ende, título y modo se fundirían en uno sólo.
Regularmente se suele enseñar en esta parte, adelantando el programa, los títulos en
materia posesoria, lo que a nuestro juicio corresponde siempre que se haga una
advertencia a fin de no confundirse.
El punto en común que pueden tener el título en los modos de adquirir y el título de la
posesión se puede dar en los primeros “en estado imperfecto” es decir, aquellos que por
alguna razón no sirvieron de antecedente mediato de la adquisición del dominio, pero que
colocaron a la persona en situación de iniciar posesión sobre la cosa. Por ejemplo,
supongamos que una persona creyendo vender lo suyo vende lo ajeno no dotará de título
para adquirir el dominio al comprador, pero si de un título bastante para iniciar posesión
de la misma a fin de ganarla por prescripción.
A pesar de todo lo dicho, el propio A. Bello se encarga de confundir aún más las cosas,
pues al momento de tratar los títulos para la posesión (art.703) clasifica los títulos desde el
punto de vista del dominio, pues se refiere al justo título como los constitutivos o
traslaticios de dominio.
2.- Para adquirir el dominio u otro derecho real es necesario que se encuentren
presentes un título y un modo de adquirir.
3-. El título normalmente, es un acto jurídico y la ley exige que sea traslaticio de
dominio, ya que el título por sí sólo, no sirve para adquirir el dominio. De los títulos
(de los contratos sólo nacen derechos personales, no reales como en Francia).
4.- La doctrina es unánime en señalar que tanto título como modo son
indispensables. A pesar de ello se ha discutido si es sólo justificable para la tradición
pues en los otros casos se confundiría título y modo.
Confusión entre título y modo
Somarriva y Rosende por su lado piensan que la teoría dualista es sólo aplicable en la
tradición, pues:
Importancia de la distinción:
En los modos originarios no es necesario analizar el título anterior. En cambio, en los
modos derivativos, se debe atender al derecho del causante o tradente para determinar el
derecho del sucesor o adquirente.
“Nadie puede transferir o transmitir más derechos de los que tiene.”
5.- Según su extensión es posible clasificar los modos de adquirir desde el más extenso al
menos extenso:
a) Ocupación: Sólo se puede adquirir cosas corporales muebles.
b) Accesión: Sólo se pueden adquirir cosas corporales muebles e inmuebles.
c) Prescripción adquisitiva: Es posible adquirir las cosas corporales e incorporales,
exceptuadas las servidumbres discontinuas de toda clase y las continuas inaparentes y por
supuesto los derechos personales.
d) Tradición: En virtud de ella es posible adquirir las cosas corporales e incorporales y una
sucesión hereditaria cuando se transfiere el derecho real de herencia.
e) Sucesión por causa de muerte: En virtud de ella se pueden adquirir cosas corporales,
incorporales y universalidades jurídicas.
Requisitos:
a) Que la cosa no pertenezca a nadie;
b) Que la adquisición no esté prohibida por la ley chilena o el derecho internacional;
c) Que se verifique la aprehensión material de la cosa; y
d) Que concurra el ánimo de adquirir el dominio.
b) Que la adquisición de las cosas no esté prohibida por las leyes chilenas o el Derecho
Internacional: Conforme a las reglas generales no pueden adquirirse por ocupación las
cosas inapropiables e incomerciables. La ley prohíbe la ocupación de animales bravíos en
ciertas épocas, nos referimos a la prohibición de pescar o cazar en ciertas épocas llamadas
vedas.
Clases de ocupación
a) Ocupación de cosas animadas: La caza y la pesca (Art. 607 del Código Civil)
Para los efectos de la caza, los animales se dividen en:
i) Animales bravíos o salvajes: Son los que viven naturalmente libres e independientes del
hombre, como las fieras y los peces
ii) Animales domesticados: los que siendo bravíos por su naturaleza se han acostumbrado
a la domesticidad y reconocen en cierto modo el imperio del hombre.
iii) Animales domésticos: Son aquellos que pertenecen a especies que viven
ordinariamente bajo la dependencia del hombre, como las gallinas y las abejas.
Los animales bravíos y los domesticados que han recobrado su libertad, volviendo a ser
bravíos, pueden ser adquiridos por la caza y la pesca.
Los animales domésticos y los domesticados que conservan la costumbre de volver al
amparo o dependencia del hombre están sujetos a dominio, es decir no pueden ser objeto
de ocupación (artículos 607, 608 y 623 del CC).
La invención o hallazgo:
Artículo 624 inc.1°: “Es una especie de ocupación por la cual el que encuentra una
cosa inanimada que no pertenece a nadie, adquiere su dominio, apoderándose de ella”.
Si se trata res nullius, se le denomina hallazgo o invención propiamente tal.
En cambio si se trata de res derelictae, la ley se limita a asimilarla al hallazgo, y en este
caso las cosas se deben abandonar o arrojar al primer ocupante y además debe ser con la
intención que la cosa salga del patrimonio del que abandona. (Artículo 324 inc. 4º C.C.)
Características
Es un modo de adquirir el dominio.
Es un modo de adquirir originario.
Es un modo de adquirir por regla general gratuito.
Es un modo de adquirir entre vivos.
Es un modo de adquirir a título singular.
Es un hecho jurídico propiamente tal.
Señalamos que la accesión no sería un modo de adquirir pues representaría una simple
consecuencia del dominio.
No reúne todos los requisitos de los modos de adquirir, ya que éstos son actos
jurídicos y la accesión es un simple hecho, de la naturaleza o del hombre.
La ocupación requiere la intención de adquirir el dominio, la tradición el
consentimiento del tradente y adquirente, la prescripción necesita ser alegada por el
prescribiente y la sucesión por causa de muerte de la voluntad real o presunta del
causante, en cambio la accesión no requiere de la voluntad de adquirir el dominio.
En la doctrina francesa la accesión no es más que una consecuencia del dominio. El Código
civil francés lo denomina derecho de accesión, con lo cual se entiende claramente que es
tratado como una consecuencia del dominio.
Rozas Vial señala una solución ecléctica señalando que la accesión de frutos, que no es
más que una consecuencia del dominio (facultad de goce), y la accesión propiamente tal,
que sería sí un modo de adquirir el dominio.
Clases
Puede ser:
- De frutos o discreta y propiamente tal o continua.
- También puede ser:
a) Accesión natural: Es la que se produce por obra de la naturaleza, como la accesión de
frutos, aluvión, avulsión, mutación del cauce de un río, etc.
b) Accesión industrial: Es la que se produce como consecuencia del trabajo del hombre,
como la adjunción, especificación y mezcla.
c) Accesión mixta: Es la que es obra de la naturaleza y de la industria humana como la
plantación o la siembra.
Es la que deriva del mismo cuerpo o "cosa-madre" por medio del nacimiento o
producción, se manifiesta en la generación de los productos y los frutos.
Art. 643 c.c. “Modo de adquirir en virtud del cual el dueño de una cosa pasa a ser dueño
de lo que ella produce”.
El Código (art. 643) y la jurisprudencia tienden a confundir ambos conceptos. La doctrina
distingue entre ellos. Sigamos a Rozas Vial.
Hay autores que señalan que el producto es el género y el fruto una especie de
producto. Los productos se dividirían en productos propiamente tales y frutos.
Productos son las cosas que derivan de otras sin periodicidad y con detrimento de su
sustancia. Por ejemplo: Los metales de una mina, las piedras de una cantera.
Frutos son las cosas que produce otra cosa en forma periódica y sin detrimento de su
sustancia. Por ejemplo: las frutas de un árbol o planta, las rentas de arrendamiento.
Frutos naturales
Pueden encontrarse en 3 estados que define el art. 645 c.c.:
a) Pendientes: Mientras adhieren todavía a la cosa que los produce, como los productos
de los árboles o las plantas arraigadas al suelo.
b) Percibidos: Los que han sido separados de la cosa productiva, como las frutas
cosechadas o la madera cortada del bosque.
c) Consumidos: Son los que se han consumido verdaderamente (destruidos) o se han
enajenado (consumidos jurídicamente)
La regla general es que los frutos pertenecen al dueño según el art. 646, sin perjuicio de
los derechos constituidos por las leyes o por el hecho del hombre.
Frutos civiles
Son las retribuciones que el dueño de una cosa obtiene de terceros cuando por su hecho,
consiente en ceder el goce de la cosa.
Son frutos civiles según el artículo 647 inc.1º los precios, pensiones o cánones de
arrendamiento o censo, y los intereses de capitales exigibles, o impuestos a fondo perdido.
Los frutos civiles pueden estar pendientes, mientras se deben, y percibidos, desde
que se pagan (artículo 647 inc. 2º).
Resumamos entonces que los frutos, tanto civiles como naturales son una consecuencia
del atributo del goce y por regla general serán del dueño, salvo que por la ley o por la
voluntad del titular pueden pertenecer a un tercero.
El artículo 643 la define al señalar que la accesión es un modo de adquirir en virtud del
cual el dueño de una cosa se hace dueño de lo que se junta a ella.
Tiene lugar cuando se unen dos o más cosas de diferentes dueños, de manera que una vez
unidas, constituyen un todo indivisible. En este caso, en virtud del principio de que lo
accesorio sigue la suerte de lo principal, el dueño de la cosa principal se hace dueño de la
cosa accesoria. La unión podrá ser obra de la naturaleza o del hombre. Aquí, la accesión
sería efectivamente un modo de adquirir, porque el propietario de la cosa principal llega a
ser dueño de la accesoria precisamente por efecto de la accesión.
Puede ser:
iii.- La mutación del cauce o álveo de un río o división de éste en dos brazos que no
vuelven a juntarse:
Comprende dos situaciones:
1. Cambio de cauce de un río: El cauce de un río puede cambiar a una de las riveras,
dejando la otra definitivamente seca, o cambiar enteramente de cauce.
En cualquiera de estas dos circunstancias, los propietarios riberanos tienen el derecho a
hacer las obras necesarias para volver al río a su antiguo cauce con permiso de la
respectiva municipalidad (artículo 654, primera parte).
Pero a pesar de las obras puede suceder que si el río se carga a una de las riberas, dejando
la otra en seco, la parte descubierta accede a los propietarios riberanos, como en el caso
del aluvión.
2. División del río en dos brazos, que no vuelven después a juntarse:
En dicho caso se aplica el artículo 655 CC. conforme al cual, las partes del anterior cauce
que el agua dejare descubiertas accederán a las heredades contiguas, como en el caso del
artículo precedente.
El artículo 653 nos señala que si una heredad ha sido inundada, el terreno restituido por
las aguas dentro de los cinco años subsiguientes volverá a sus antiguos dueños
Si quien ocupaba la heredad estaba ejerciendo posesión con miras a adquirirla por
prescripción, por este hecho se interrumpe naturalmente la prescripción (artículo 2502
inc.1º, nº 1).
ii. La plantación:
“Es una forma de accesión que se produce cuando una persona planta con plantas ajenas
en suelo propio”.
iii. La siembra:
“Es una forma de accesión que se produce cuando una persona siembra con semillas
ajenas en suelo propio”.
Reglas para determinar los derechos del dueño del suelo y los derechos del dueño de los
materiales, plantas o semillas
2ª situación. Se edifica, planta o siembra con materiales propios en terreno ajeno, también
hay que distinguir:
3ª situación. Se edifica, planta o siembra con materiales ajenos en terreno también ajeno.
Esta situación, no ha sido contemplada por la ley, pero de los análisis hechos,
pueden producirse varias hipótesis, dependiendo si el dueño del terreno o el de los
materiales ignoraba el hecho o no, sin perjuicio de ello, puede ocurrir que la aplicación
simultánea de las reglas de los artículos 668 y 669 produzcan conflictos no resueltos por la
ley. Estos conflictos el juez lo decidirá, conforme a los artículos 170 Nº 5 del CPC y 24 del
C.c., es decir aplicando la equidad y el espíritu general de la legislación.
iii. La mezcla
Es una especie de accesión que se verifica cuando de materias áridas o líquidas de
distintos dueños se forma una cosa distinta que no puede separarse en forma irreversible.
La mezcla consiste en definitiva en formar algo, juntando materias áridas o líquidas de
distinto dueño, de tal manera que se confundan y no puedan ser separadas (art. 663
inc.1º, 1ª parte).
En la mezcla también se exige la inexistencia de conocimiento por una parte y mala fe por
la otra. Así, si se forma una cosa por mezcla no habiendo conocimiento del hecho por una
parte, ni mala fe por otra, el dominio de la cosa pertenecerá a ambos dueños, a prorrata
del valor de la materia que a cada uno pertenece (Art. 663 inc.1º).
Sin embargo en caso que una de las cosas tenga mucho más valor que la otra, el dueño de
la principal se hace dueño de lo accesorio, pagando el precio de la materia restante.
Conceptos generales
Desde el momento que el dominio que se tiene sobre una cosa puede cambiar de titular,
como consecuencia de un acto voluntario por el cual el primitivo dueño traspasa su
derecho a otra persona, el ordenamiento jurídico estimó relevante tipificar el acto jurídico
que permita la transferencia del dominio.
Dicho acto, que en derecho se llama tradición, se fundamenta en que una de las partes, el
tradente, tiene la intención de traspasar o transferir el dominio de una cosa determinada
a la otra, el adquirente, que tiene, a su vez, la intención de adquirirlo.
Son los romanos quienes estructuraron la tradición con el alcance y efectos con que la
conocemos. Según la concepción romana sobre los contratos, éstos no transfieren el
dominio ya que constituyen solamente el título o antecedente que puede justificar la
adquisición del dominio, y dicha adquisición se produce como efecto directo de la
tradición, que es el modo de adquirir.
5 Art.699. La tradición de los derechos personales que un individuo cede a otro se verifica por la entrega del
título hecha por el cedente al cesionario. Este artículo hay que vincularlo con el 1902 (cesión de créditos). La
cesión no produce efecto contra el deudor ni contra terceros, mientras no ha sido notificada por el
cesionario al deudor o aceptada por este.
el vendedor, esto es, el derecho personal o crédito para exigir al comprador el pago del
precio; y correlativamente la obligación de hacer la tradición de la cosa. Y nace para el
comprador el derecho personal o crédito para exigir la tradición de la cosa; y
correlativamente la obligación de pagar el precio. El contrato es simplemente un
antecedente -o título como llama la ley- que justifica la adquisición del dominio por la
tradición.
Cabe considerar que toda tradición supone una entrega, a la cual está obligado por lo
general, una de las partes que celebra un contrato que impone tal obligación. Pero no
todos los contratos que hacen nacer para una de las partes la obligación de entregar una
cosa justifican que la entrega que se realice permita adquirir el dominio.
Esto, porque sólo presenta ese carácter los contratos que se llama traslaticios de dominio,
en virtud de los cuales una de las partes asume la obligación de hacer la tradición con la
significación jurídica de transferir el dominio.
Por ejemplo, en el contrato de arrendamiento, de una cosa, el arrendador asume la
entrega al arrendatario, Pero la entrega que se hace a éste no opera la transferencia de
dominio, porque no se ha hecho con esta significación, lo que se evidencia con el hecho
que el título -contrato de arrendamiento- no justifica que la entrega que se haga en virtud
de él opere el traspaso de dominio, porque no es un título traslaticio de dominio sino un
título de mera tenencia en el que se reconoce dominio ajeno. En cambio, sí lo es la
compraventa, la permuta, la sociedad en que hay una obligación de aportar una cosa en
dominio, etc.
Todo lo dicho, justifica la importancia de la tradición como modo de adquirir el dominio y
su amplia aplicación en la práctica, lo que revela el hecho que en todos los contratos
traslaticios de dominio que imponen a una de las partes la obligación de transferir el
dominio, el deudor sólo puede cumplir con su obligación efectuando la tradición de la
cosa.
Dicho de otra manera, cada vez que la obligación de una persona consiste en dar una cosa,
con la connotación jurídica que tiene la obligación de dar, el deudor debe hacer una
tradición. Así, en todos los contratos traslaticios de dominio nace para una o ambas partes
la obligación de dar. En la donación, por ejemplo, contrato en que sólo se obliga el donante
a dar la cosa donada, éste cumple su obligación haciendo la tradición al donatario. En la
compraventa, ambas partes se obligan a dar: el vendedor la cosa vendida y el comprador
el precio, y cumplen su obligación con la tradición de la cosa y del precio, respectivamente.
Características:
b) Es un acto jurídico bilateral del tipo “convención” y no “contrato”, pues con ella se
extinguen obligaciones. Para que nazca a la vida del derecho requiere la
manifestación de voluntad del tradente que efectúa voluntariamente la entrega de la
cosa, y el adquirente que la recibe.
d) Es un modo de adquirir por regla general a título singular, pero en el caso que se
cedan los derechos en una herencia opera a título universal.
f) Es un modo de adquirir que puede operar sea a título gratuito u a título oneroso.
Ello dependerá evidentemente del título que le sirve de antecedente. Si el título es
un contrato gratuito como la donación será gratuita, si, por el contrario, el título es
oneroso, como en una compraventa, será ella onerosa.
Elementos de la Tradición:
-Cosa
-Entrega
-Tradente y adquirente
-Título
-Consentimiento
Requisitos de la Tradición:
Este requisito es una consecuencia del carácter de convención que tiene la tradición, de
acto jurídico bilateral, en el cual intervienen dos personas: el tradente y el adquirente. El
tradente es la persona que por la tradición transfiere el dominio de la cosa entregada por
él o a su nombre, y el adquirente la persona que por la tradición adquiere el dominio de la
cosa recibida por él o a su nombre.
a) Debe ser dueño de la cosa que entrega o del derecho que transfiere. Si el tradente no
es dueño de la cosa que entrega, la tradición es perfectamente válida, porque no hay
ningún precepto en el C.C. que declare nula o ineficaz la tradición hecha por una persona
que no tiene el dominio de la cosa, y la nulidad no existe sino en los casos que la ley
señala. Por el contrario, hay dos preceptos (art. 682 y 683) que ponen de manifiesto que la
tradición hecha en estas condiciones es válida y surte efectos jurídicos de gran
importancia, si bien no transfiere, ni puede transferir el dominio.
Con todo, el adquirente podrá llegar a adquirir el dominio de la cosa que se le entrega, no
por la tradición, como se dijo, sino que por la prescripción, porque la tradición lo habilita
para llegar a adquirirlo, incluso aunque el tradente haya sido mero tenedor. Esto ha sido
ampliamente reconocido por nuestra jurisprudencia.
b) debe tener facultad para transferir el dominio. La expresión empleada por el art. 670,
se refiere a la facultad o poder de disposición (que estudiamos dentro de las facultades del
domino) e implica, entre otros supuestos, la capacidad de ejercicio, es decir, el tradente
debe tener aptitud legal para disponer por sí solo del dominio de la cosa.
Capacidad del adquirente. El adquirente, con arreglo al art. 670, debe tener capacidad
para adquirir. Según ese art., tanto el tradente como el adquirente deben tener capacidad:
pero no es la misma capacidad que se exige en uno y otro caso.
Según Alessandri, el tradente debe tener capacidad de ejercicio, es decir, aptitud para
disponer de la cosa y al adquirente solo le basta su capacidad de goce, la cual lo habilita
para adquirir derechos.
Art. 1575. El pago en que se debe transferir la propiedad no es válido, sino en cuanto
el que paga es dueño de la cosa pagada, o la paga con el consentimiento del dueño.
Tampoco es válido el pago en que se debe transferir la propiedad, sino en cuanto el que
paga tiene facultad de enajenar.
Sin embargo, cuando la cosa pagada es fungible y el acreedor la ha consumido de buena
fe, se valida el pago, aunque haya sido hecho por el que no era dueño, o no tuvo facultad
de enajenar.
Esta última opinión nos parece la mas sólida, pues si tenemos presente que la tradición es
un acto jurídico bilateral, lógico es concluir que ambas partes deben tener capacidad de
ejercicio.
Art. 672. Para que la tradición sea válida debe ser hecha voluntariamente por el
tradente o por su representante. Una tradición que al principio fue inválida por haberse
hecho sin voluntad del tradente o de su representante, se valida retroactivamente por la
ratificación del que tiene facultad de enajenar la cosa como dueño o como representante
del dueño.
Art. 673. La tradición, para que sea válida, requiere también el consentimiento del
adquirente o de su representante. Pero la tradición que en su principio fue inválida por
haber faltado este consentimiento, se valida retroactivamente por la ratificación.
En este caso, el Juez actuará como representante legal del tradente, pero para que se de
esta situación, es menester que concurran copulativamente, en conjunto, las siguientes
condiciones:
a) Debe tratarse de una venta forzada;
b) La venta debe ejecutarse por decreto judicial;
c) La venta el Juez la debe ordenar a petición de un acreedor; y,
d) Esta venta debe efectuarse en pública subasta.
Verificados estos requisitos, la ley ordena que el Juez actué como representante legal del
tradente, y esto, porque es natural que este se oponga a la venta y por tanto no quiera
consentir en la tradición; para evitar los innumerables problemas que podrían darse, la ley
señala que el Juez actúe como representante legal del tradente (deudor).
Don Arturo Alessandri, comparte el pensamiento de don Hugo y agregaba, que en virtud
del derecho de prenda general, la persona al contratar ya sabe que si no se cumple la
obligación, el acreedor podrá rematarle bienes, y es ahí donde el da su consentimiento.
Art. 676. Se requiere también para la validez de la tradición que no se padezca error en
cuanto a la identidad de la especie que debe entregarse, o de la persona a quien se le hace
la entrega, ni en cuanto al título. Si se yerra en el nombre sólo, es válida la tradición.
Art. 677. El error en el título invalida la tradición, sea cuando una sola de las partes supone
un título translaticio de dominio, como cuando por una parte se tiene el ánimo de
entregar a título de comodato, y por otra se tiene el ánimo de recibir a título de donación,
o sea cuando por las dos partes se suponen títulos translaticios de dominio, pero
diferentes, como si por una parte se supone mutuo, y por otra donación.
Art. 678.Si la tradición se hace por medio de mandatarios o representantes legales, el error
de éstos invalida la tradición.
Art. 1576. INC. 2ºEl pago hecho de buena fe a la persona que estaba entonces en
posesión del crédito, es válido, aunque después aparezca que el crédito no le
pertenecía.
Finalmente, agrega el art. 678 que el error sufrido por los mandatarios o
representantes legales también invalida la tradición.
Art. 1453. El error de hecho vicia el consentimiento cuando recae sobre la especie de
acto o contrato que se ejecuta o celebra, como si una de las partes entendiese empréstito
y la otra donación; o sobre la identidad de la cosa específica de que se trata, como si en el
contrato de venta el vendedor entendiese vender cierta cosa determinada, y el comprador
entendiese comprar otra.
Art. 1682. La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida
por la omisión de algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de
ciertos actos o contratos en consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o
estado de las personas que los ejecutan o acuerdan, son nulidades absolutas. Hay
asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas absolutamente incapaces.
Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del
acto o contrato.
3.- Existencia de un título traslaticio de dominio.
Este requisito lo exige el art. 675. Si no hay título traslaticio de dominio, no hay tradición.
Art. 675. Para que valga la tradición se requiere un título translaticio de dominio,
como el de venta, permuta, donación, etc. Se requiere además que el título sea válido
respecto de la persona a quien se confiere. Así el título de donación irrevocable no
transfiere el dominio entre cónyuges.
El art. 703, inc. 3° define el título traslaticio de dominio señalando que: son los que por su
naturaleza sirven para transferir el dominio.
Art. 703. inc. 3º. Son translaticios de dominio los que por su naturaleza sirven para
transferirlo, como la venta, la permuta, la donación entre vivos.
Art. 703. inc. Final. Las transacciones en cuanto se limitan a reconocer o declarar derechos
preexistentes, no forman nuevo título; pero en cuanto transfieren la propiedad de un
objeto no disputado, constituyen un título nuevo.
Alessandri sostiene que la dación en pago no es título traslaticio de dominio, sino que es
una tradición porque es un pago, es un acto de atribución patrimonial en el que el título o
acto fundamental, es el contrato que establece la obligación, que se ve extinguida por la
dación en pago.
El título debe ser válido. Esto está establecido en el art. 675. En otros términos, no debe
tratarse de un título nulo; pues si lo es, como ya se dijo, la tradición no transfiere el
derecho.
Art. 675. Para que valga la tradición se requiere un título translaticio de dominio,
como el de venta, permuta, donación, etc. Se requiere además que el título sea válido
respecto de la persona a quien se confiere. Así el título de donación irrevocable no
transfiere el dominio entre cónyuges.
Esta exigencia de que el título sea válido, también se ve confirmada por el art. 679, según
el cual:
La forma como debe hacerse la entrega es diversa según sea la naturaleza del bien de que
se trate y por lo tanto hay que distinguir:
a) Tradición de los bienes muebles y de los derechos reales constituidos sobre ellos;
b) Tradición de los bienes raíces y de los derechos reales constituidos sobre ellos;
c) Tradición del derecho real de herencia; y
d) Tradición de los derechos personales.
Tradición Pago
Es un modo de adquirir el dominio y los Es un modo de extinguir las obligaciones.
demás derechos reales.
670. La tradición es un modo de adquirir el 1568. El pago efectivo es la prestación de lo
dominio de las cosas y consiste en la que se debe.
entrega que el dueño hace de ellas a otro,
habiendo por una parte la facultad e
intención de transferir el dominio, y por
otra la capacidad e intención de adquirirlo.
Lo que se dice del dominio se extiende a
todos los otros derechos reales
Es una convención, transfiere derechos. Es una convención, extingue derechos y ob.
La diferencia entre la “entrega” y la “tradición” es que la primera jamás permite que quien
recibe la cosa adquiera el dominio. En cambio, la persona que recibe la cosa por la
tradición adquiere el dominio, si ésta cumple con los requisitos legales. En la práctica, al
menos en lo que respecta a las cosas corporales muebles, es difícil distinguir si un hecho
constituye jurídicamente una mera entrega o tradición, pues tanto la una como la otra se
suelen efectuar por medios análogos o equivalentes.
La distinción está en que quien se limita a efectuar una simple entrega no tiene la
intención de transferir el dominio de la cosa; intención que sí debe tener el obligado a la
tradición ¿Y cómo es posible saber, entonces, si el acto es entrega o tradición?
Simplemente atendiendo al título en virtud del cual se recibe la cosa, porque hay títulos
como los contratos traslaticios que establecen la obligación de hacer la tradición y que
permiten presumir la intención en el tradente de transferir el dominio; hay otros, en
cambio, que sólo consideran una simple o mera entrega que no permite presumir la
intención de transferir el dominio.
El efecto que produce la tradición es muy distinto a una simple entrega. El que recibe una
cosa porque se le hizo la tradición adquiere el dominio, siempre que el tradente sea dueño
y que la tradición cumpla con los demás requisitos para que transfiera el dominio. Y
aunque el tradente no sea dueño, procediendo la tradición de un título traslaticio, la
persona que recibe la cosa adquiere su posesión. No adquiere el dominio, pero sí la
posesión que, por lo general, habilita para adquirir el dominio por un modo diferente: la
prescripción adquisitiva.
En cambio, quien recibe la cosa por mera entrega no adquiere ni el dominio ni tampoco la
posesión ya que es un mero tenedor de la cosa que reconoce dominio ajeno.
En resumen “Toda tradición constituye una entrega pero no toda entrega constituye una
tradición”.
Entonces, entre los términos entrega y tradición hay una relación género-especie: la
entrega es el género y la tradición una especie de entrega que permite a través de ella la
transferencia de dominio.
En nuestro Código Civil las palabras entrega y tradición son sinónimos y cuando el Código
habla de tradición lo hace con la acepción de “entrega”, salvo cuando se refiere
específicamente a la tradición que transfiere el dominio, por ejemplo en el artículo 2197 y
670 y ss. La definición que la el código en este último artículo de la tradición está,
ciertamente, referida a la tradición que transfiere el dominio. Por consiguiente, y dentro
de la terminología del código la palabra genérica es “tradición” y una especie de ella es la
tradición que transfiere el dominio, lo que no trae ningún problema de interpretación no
consecuencias prácticas.
TRADICION ENTREGA
En la tradición, al efectuarse la entrega, existe de En cambio, en la entrega propiamente tal, no
parte del tradente y del adquirente, la intención existe tal intención
de transferir y adquirir el dominio
Esta intención se manifiesta en la tradición por la En cambio, en la entrega hay un título de mera
existencia de un título traslaticio de dominio. De tenencia.
tal modo que si ha habido una compraventa
anteriormente, se deduce que hay tradición.
A virtud de la tradición, la persona a quien se En cambio, en el caso de la entrega
hace ésta pasa hacer dueño o poseedor propiamente tal, es únicamente un mero
tenedor
El concepto de enajenación.
(por responder)
Especies de tradición.
Será esto? Pag 61 talep
e) Tradición de los bienes muebles y de los derechos reales constituidos sobre ellos;
f) Tradición de los bienes raíces y de los derechos reales constituidos sobre ellos;
g) Tradición del derecho real de herencia; y
h) Tradición de los derechos personales.
Esta debe hacerse por alguno de los medios del artículo 684 ya estudiados, pero con el
alcance de la intención de transferir el dominio que revela cada uno de ellos. Según el art.
684, la tradición debe hacerse significando que se transfiere el dominio y figurando esta
trasferencia por alguno de los medios que enumera. Advertimos que esta disposición no
es taxativa.
La expresión significando, la Corte Suprema ha señalado que el legislador quiso decir que
el tradente debe asumir un comportamiento inequívoco que desea transferir el dominio.
este medio inequívoco puede ser cualquiera, porque como se dijo, la enumeración del art.
684 no es taxativa, sino que simplemente ejemplar.
El Código de Comercio, consagra otras formas de hacer tradición. Por ej. el hecho de poner
la marca del comprador en los productos comprados, representa tradición, (art. 149 N°2
Código de Comercio)
El C.C. no menciona como una forma de hacer tradición, la entrega de la cosa y todos los
autores están de acuerdo en considerar que la entrega, es la forma mas común de hacer la
tradición. Por lo que se concluye, que don A. Bello no la consideró, porque estimó que era
tan obvio, que resultaba innecesario mencionarla.
a) Permitiendo la aprehensión material de una cosa presente: Los romanos la conocían
como tradición real y consiste en que el obligado a la tradición de una cosa que se
encuentre delante o en presencia tanto de éste como de quien tiene derecho a exigirla
permite que el segundo la pueda coger o asir materialmente, con el objeto que la cosa
quede en poder de éste último. Es necesario que el adquirente reciba materialmente la
cosa, lo que se produce una vez que éste la tome con sus manos.
¿Qué ocurre si la parte que tiene derecho a exigir la tradición se niega a efectuar
la aprehensión material de la cosa presente pese a que la otra se lo ha permitido? Si la
tradición se verifica por el solo hecho de que el tradente haya permitido la aprehensión
material de la cosa, la negativa del adquirente a tomarla o recibirla en sus manos sería
irrelevante, ya que la obligación del tradente se extinguió por cumplimiento. En cambio, si
la tradición no se realiza sino cuando el adquirente haya recibido la cosa, la negativa de
este impide consumar la entrega, luego y aunque el tradente hubiera permitido la
aprehensión no ha operado la entrega por lo que la obligación de hacer la tradición sigue
vigente. Por lo tanto y como la obligación del tradente subsiste, lo que se debe hacer es
recurrir para extinguirla a una forma de pago (la tradición es un pago) especial que se
llama pago por consignación establecido en el artículo 1598 del CC.
c) Entregando las llaves del granero, almacén, cofre o lugar cualquiera en que esté
guardada la cosa: Es la llamada por los romanos tradición simbólica. Aquí las llaves
simbolizan la cosa y el poder de dominación sin necesidad de tomar materialmente la
posesión. Esto permite que se adquiera la posesión sin que se vulneren sus principios
generales.
d) Encargándose el uno de poner la cosa a disposición del otro en el lugar convenido: Por
ejemplo en un contrato de compraventa de una cosa mueble, el vendedor se obliga a dejar
la cosa vendida en el domicilio del comprador dentro del plazo de 5 días.
Si en el hecho no se pone la cosa a disposición de aquel a quien se le transfiere el
dominio no se verificará la tradición, pero se entiende hecha simbólicamente por la
circunstancia de encargarse de poner la cosa a disposición del adquirente si se deposita en
el lugar convenido aunque no esté presente el adquirente en el momento en que ese deja
la cosa en ese lugar y aunque ignore que ha sido dejada ahí.
Si se verifica la entrega en la forma acordada por las partes, deberá entenderse que
había en el tradente la intención de transferir el dominio de la cosa que se encargó de
poner a disposición del adquirente.
Según el artículo 685, la tradición de las cosas que forman parte de un predio (refiriéndose
a los muebles por anticipación) se efectúa en el momento de la separación de estos
objetos, los que podría llevar a suponer que la entrega se entiende verificada por el solo
hecho de la separación de las cosas, aún cuando el adquirente no las haya recibido.
Sin embargo, el inciso segundo revela que tal interpretación es equivocada ya que permite
deducir que la entrega de las cosas muebles por anticipación sólo puede efectuarse en el
momento de la separación, oportunidad en que el tradente puede efectuar la entrega y el
adquirente recibirlas.
Debe hacerse, con la sola excepción del derecho de servidumbre, por la inscripción del
título en el Registro del Conservador de Bienes Raíces, de acuerdo con los dos primeros
incisos del artículo 686.
Con todo, hay ciertos derechos reales que el citado art. 686 que no menciona, a saber:
Las servidumbres activas. Esto porque su tradición se debe hacer por escritura pública
(art. 698);
Prenda. Porque esta solo puede recaer en bienes muebles (art. 684);
El traspaso del patrimonio del difunto al heredero se opera por el modo de adquirir
llamado sucesión por causa de muerte, y no por la tradición, que es un modo de adquirir
que tiene lugar entre vivos.
Las inscripciones en el Conservador de Bienes Raíces que el art. 688 señala, relacionadas
con la herencia, no constituyen tradición de éste derecho, sino sólo requisitos para que el
heredero pueda disponer de los inmuebles comprendidos en aquélla.
Hay que aclarar que lo que se va a analizar se refiere a la venta o cesión de los derechos
hereditarios en la universalidad de la sucesión o en una cuota de ella, y no a la venta de los
derechos hereditarios que al heredero vendedor o cedente correspondan en un bien
determinado de la sucesión, porque en este último caso lo que se cede o vende es
simplemente el bien raíz o una cuota en él, y es evidente que en tal caso la inscripción es
la única forma de hacer la tradición.
Ningún art. de nuestro C.C. dispone sobre cómo debe o puede efectuarse la tradición del
derecho de herencia; pero dos doctrinas proponen soluciones.
Segunda tesis: La sustentada por el profesor Leopoldo Urrutia que considera que el
derecho real de herencia se ejerce sobre una universalidad distinta de los bienes que la
componen, por lo que sería un “derecho real sui-generis” al cual le es completamente
inaplicable la clasificación de muebles o inmuebles, según sea la cosa sobre que se ejerce.
La jurisprudencia actual de nuestros tribunales superiores se ha inclinado por esta
segunda interpretación ya que considera que la tradición del derecho real de herencia no
requiere inscripción.
En cuanto a la manera en que debe hacerse la tradición del derecho real de herencia se ha
resuelto que no siendo la herencia un derecho mueble ni inmueble (derecho real sui-
generis) corresponde aplicarle el estatuto jurídico general, que es el que regula la tradición
de los bienes muebles.
En consecuencia, la tradición del derecho real de herencia deberá hacerse significando
una de las partes a la otra que le trasfiere dicho derecho y aceptando esta última su
adquisición.
En la práctica, la tradición del derecho real de herencia suele hacerse por escritura pública,
en la que el tradente expresa ceder el derecho real de herencia y el adquirente aceptar la
cesión. No se discute que la escritura pública constituye un medio idóneo para dejar
constancia de la intención de transferir el derecho real de que se trata.
Art. 699. La tradición de los derechos personales que un individuo cede a otro se verifica
por la entrega del título hecha por el cedente al cesionario.
Art. 1901. La cesión de un crédito personal, a cualquier título que se haga, no tendrá
efecto entre el cedente y el cesionario sino en virtud de la entrega del título.
Los art. 1901 y sgtes. hablan de la cesión de los créditos personales; en general la doctrina
ha criticado que nuestro Código hable de créditos personales, porque todo crédito
siempre es personal.
Sin embargo, se sostenido que don A. Bello, habló de créditos personales para dejar en
claro que, el C.C. solo regula la tradición de los créditos nominativos, que son aquellos, en
los que se indica con toda claridad la persona del acreedor y no puede ser pagado sino es
a él.
Los créditos a la orden y al portador, no están regulados por el C.C., sino en el Código de
Comercio. (Los créditos a la orden, son aquellos en que al nombre del acreedor se le
antepone la expresión “a la orden” u otra semejante. Su tradición se efectúa a través del
endoso. Los créditos al portador, son aquellos en que no se designa la persona del
acreedor. Y su tradición se efectúa por la simple entrega material)
Por tanto, el C.C. regula la cesión de los créditos nominativos, esta cesión es una tradición
de derechos, no es un contrato, y si bien está regulada después de la permuta y de la
compraventa, que si lo son, esto fue solo por una razón histórica.
Para determinar cómo se hace la cesión de los créditos nominativos, tenemos que
distinguir:
Art. 1902. La cesión no produce efecto contra el deudor ni contra terceros, mientras
no ha sido notificada por el cesionario al deudor o aceptada por éste.
Art. 1903. La notificación debe hacerse con exhibición del título, que llevará anotado
el traspaso del derecho con la designación del cesionario y bajo la firma del cedente.
La notificación está regulado en los arts. 1902 y 1903. La ley señala que el cesionario
(adquirente del crédito) debe notificar al deudor cedido de la cesión o tradición; porque
de lo contrario, esa tradición le va a ser inoponible, así como a los terceros.
Esta notificación, según la mayoría de los autores, debe ser judicial, y debe efectuarse,
exhibiéndosele al deudor, el título donde consta la cesión, con la designación del
cesionario y la firma del cedente.
La ley exige esta notificación, porque la cesión de créditos hace pasar el crédito del
cedente al cesionario, con todos sus privilegios, garantías y gravámenes. Lo único que no
se traspasa, son las excepciones personales (art. 1906).
Art. 1906. La cesión de un crédito comprende sus fianzas, privilegios e hipotecas; pero no
traspasa las excepciones personales del cedente.
2° En la cesión de créditos , este pasa con todos sus derechos y garantías. En la novación
por cambio de acreedor, estas garantías se pierden.
En el caso de la aceptación, esta no es exigida por la ley; sin embargo, es posible que el
deudor cedido, voluntariamente acepte la cesión, y en este caso, se hace innecesaria la
notificación.
De acuerdo a lo dispuesto por el artículo 679 “si la ley exige solemnidades especiales para
la enajenación, no se transfiere el dominio sin ellas”.
Es decir, la ley en algunos casos determinados solemnidades especiales para la
enajenación. Así, generalmente en atención a la particular calidad o estado de la persona
del tradente, y con el objeto de protegerlo, la ley puede requerir solemnidades para la
enajenación de los bienes de propiedad de éste, lo que ocurre, por ejemplo, tratándose de
la enajenación de los bienes raíces del hijo de familia y del pupilo.
Así, el artículo 254 señala que “no se podrán enajenar ni grabar en caso alguno los bienes
raíces del hijo, aún pertenecientes a su peculio profesional, ni sus derechos hereditarios,
sin autorización del juez con conocimiento de causa”.
Así también el artículo 393 establece que “No será lícito al tutor o curador, sin previo
decreto judicial, enajenar los bienes raíces del pupilo, ni gravarlos con hipoteca, censo o
servidumbre, ni enajenar o empeñar los muebles preciosos o que tengan valor de afección;
ni podrá el juez autorizar esos actos, sino por causa de utilidad o menesidad manifiesta”
Las enajenaciones, o lo que es lo mismo, las tradiciones que se efectuaren sin cumplir las
solemnidades especiales que requiere la ley, podrán ser declaradas nulas, con lo que se
entiende que nunca operaron el efecto de transferir el dominio. En este caso la nulidad
afecta directamente al acto jurídico tradición, porque el vicio se advierte en éste y, no
como ocurre en otros casos en que el vicio de nulidad existe en el contrato traslaticio, con
lo cual la ineficacia de la tradición para transferir el dominio se produce como
consecuencia de la declaración de la nulidad del título.
Hay casos en que la ley exige solemnidades especiales, no sólo para la validez de la
enajenación, sino que también para la validez del contrato traslaticio, lo que ocurre
tratándose de la venta de bienes raíces del pupilo, que debe hacerse en pública subasta. Si
no se cumple con esa formalidad puede producirse la declaración de nulidad de la
compraventa, aunque se hubiera obtenido la autorización judicial que es la solemnidad
que la ley requiere para la tradición. Aunque la tradición fuera válida, en el sentido de que
esta convención no adolece de vicios de nulidad, en definitiva, y para el efecto de
transferir el dominio, va a ser ineficaz, como consecuencia de la declaración de nulidad del
título.
a) Dijimos que tratándose del dominio y de todos los derechos reales sobre inmuebles, con
la sola excepción de las servidumbres, la ley exige inscripción del título en el Registro
Conservatorio (686 y 687). Dijimos que el CC no requiere inscripción para la tradición del
derecho real de herencia, aunque dentro de los bienes que componen la herencia haya
inmuebles, lo que guarda plena armonía con la concepción jurídica del derecho real de
herencia que no admite clasificación de mueble o inmueble, pues se ejerce sobre una
universalidad jurídica distinta de los bienes que la componen.
b) La ley exige además inscripción para un acto jurídico que no es modo de adquirir: la
partición cuando por ella se adjudican inmuebles. Así, el artículo 687 requiere la
inscripción para el acto de partición cuando se adjudican inmuebles que antes se poseían
proindiviso. Su inciso final sostiene que “Si por un acto de partición se adjudican a varias
personas los inmuebles o parte de los inmuebles que antes se poseían proindiviso, el acto
de partición relativo a cada inmueble o cada parte adjudicada, se inscribirá en el Registro
Conservatorio en cuyo territorio esté ubicado el inmueble”.
- Por ejemplo, si varias personas compran un inmueble se forma por el solo ministerio de
la ley entre todas ellas una comunidad, en virtud de la cual pasan a ser dueñas proindiviso
del inmueble. Individualmente considerado, cada comunero es dueño solamente de la
cuota o parte alícuota que representa sus derechos en la comunidad. Ahora bien, si como
consecuencia de un acto de partición se adjudicare a uno o más comuneros el inmueble
que antes poseía proindiviso, el acto de partición debe inscribirse en el Registro
Conservatorio.
Así, en el supuesto de que dos o más personas son dueñas en común de un bien raíz,
inscrito a nombre de todas ellas, la comunidad terminará por la partición, que podrán
hacer los comuneros de común acuerdo o por intermedio de un partidor.
En todo caso, conviene tener presente que la inscripción prevenida por el inciso final del
artículo 688 aunque no constituye tradición del derecho real de dominio, se requiere para
mantener la historia de la propiedad raíz. Si se omitiera al inscripción, en el Registro de
Propiedad del Conservador de Bienes Raíces, continuaría figurando el inmueble inscrito a
nombre de todos los comuneros, y no de uno exclusivo: el adjudicatario.
c) Hay que tener presente, finalmente, que el legislador también requiere inscripción
tratándose de otros modos de adquirir distintos de la tradición. Ellos son la sucesión por
causa de muerte y la prescripción adquisitiva, que se analizarán en su oportunidad.
De lo dicho se infiere que en tres modos de adquirir el dominio de los bienes raíces o que
se refieran a bienes raíces, la ley requiere inscripción:
1.- Tradición
2.- Sucesión por causa de Muerte; y
3.- Prescripción adquisitiva.
La ley requiere, asimismo, inscripción para el acto de partición cuando se adjudican
inmuebles.
1.- Inscripción del decreto judicial que otorga o confiere la posesión efectiva y si la
sucesión es testamentaria la inscripción del respectivo testamento.
2.-Las inscripciones especiales de los inciso 1° y 2° del artículo 687. Esto es, la inscripción
del inmueble o de los inmuebles hereditarios a nombre de todos los herederos.
3.- La inscripción especial del inciso tercero del artículo 687, esto es, la inscripción del acto
de partición en que se adjudican inmuebles o parte de los inmuebles que antes se poseían
proindiviso.
Estas NO se requieren para que los herederos adquieran el dominio de los inmuebles
hereditarios ya que el dominio lo adquieren por el MDA sucesión por causa de muerte, sin
que sea necesario inscripción alguna.
Tampoco se requieren para que adquieran la posesión de los bienes ya que dicha posesión
como lo dice el mismo artículo “se confiere por el solo ministerio de la ley al heredero” lo
que corrobora el artículo 722 “la posesión de la herencia se adquiere desde el momento en
que es deferida, aunque el heredero la ignore”.
Al hablar de efectos de la tradición nos queremos referir a las consecuencias jurídicas que
se producen en el patrimonio del adquirente cuando las facultades del tradente varían:
3ª situación: El tradente no tiene las facultades del dominio sino es sólo poseedor:
Por aplicación de todo lo dicho debemos concluir que aquí la tradición no transfiere
evidentemente el dominio, pero atención, tampoco transfiere la posesión. No olvidemos
que sólo se transfieren los derechos transferibles, la posesión no es un derecho, es un
mero hecho y por tanto es intransferible.
Otra cosa distinta es que la tradición en este caso puede servir de antecedente a la
posesión en manos del adquirente. La ley permite expresamente la accesión de
posesiones, es decir, permite agregar las posesiones anteriores, con sus calidades y vicios
(artículo 717 CC).
Incluso la tradición puede dar lugar a la posesión regular, de cumplirse con los requisitos
de ésta. En esta hipótesis de tener el adquirente buena fe inicial y un justo título, como lo
sería el título translaticio, y haberse efectuado la tradición, en el adquirente nacerá la
posesión regular y podrá adquirir por prescripción adquisitiva ordinaria.
De ahí que, a contrario sensu, si el tradente es poseedor irregular, tampoco transferirá la
posesión irregular. Pero si el adquirente suma dicha posesión, ésta aunque inicialmente
sea regular pasará a ser irregular. Digamos que se aplica aquí una suerte de extensión del
principio que dice que “el fraude todo lo corrompe”.
La tradición es una convención y las convenciones deben cumplirse. Por regla general su
cumplimiento puede exigirse inmediatamente después de celebrada la convención, ello
por aplicación de otra regla general que es que los actos jurídicos sean puros y simples, y
sólo excepcionalmente sujetos a modalidad, esta excepción está expresamente prevista en
el artículo 680y 681 CC.
Excepciones
1ª excepción. Cuando ha intervenido decreto judicial en contrario –artículo 681.
En dicho caso no puede efectuarse la tradición pues hay una resolución que así se lo
impide al tradente, quien por los efectos de un embargo o prohibición de celebrar actos o
contratos debe de conservar la cosa en calidad de depositario de la misma.
Si se contraría la prohibición judicial, la tradición es nula conforme lo dispone el artículo
1578 N°2. La nulidad es absoluta pues hay objeto ilícito según el artículo 1464 N° 3.
En virtud de esta cláusula el dominio se deja sujeto a una condición suspensiva que
consiste en el pago del precio, de ella pendería el efecto de la tradición, es decir la
enajenación o transferencia del dominio. De este modo mediante esta cláusula el
vendedor se reserva el dominio, a pesar de efectuarse la entrega de la cosa al comprador,
hasta que éste no pague el precio. Los efectos de esta cláusula en la compraventa son
discutidos por la doctrina porque los artículos que la regulan –artículos 680 inc. 2° y 1874-
serían contradictorios. Las referidas normas en este sentido señalan textualmente lo
siguiente.
Artículo 680 inc. 2°. Verificada la entrega por el vendedor, se transfiere el dominio
de la cosa vendida, aunque no se haya pagado el precio, a menos que el vendedor se haya
reservado el dominio hasta el pago, o hasta el cumplimiento de una condición.
Artículo 1874. La cláusula de no transferirse el dominio sino en virtud de la paga
del precio, no producirá otro efecto que el de la demanda alternativa enunciada en el
artículo precedente; y pagando el comprador el precio, subsistirán en todo caso las
enajenaciones que hubiere hecho de la cosa o los derechos que hubiere constituido sobre
ella en el tiempo intermedio.
2.- Para los otros títulos traslaticios, que no sean compraventa, como por ejemplo una
sociedad, primaría el artículo 680 inc. 2° pudiendo el acreedor reservarse el dominio
mientras no se enteren los aportes por los otros socios.
Segunda posición:
La distinción precedente no tiene antecedente en la historia del Código civil,
además no explica por qué en un caso la cláusula produce efectos y en la compraventa no
produce ninguno. De esta forma, la posición referida que se critica no considera
adecuadamente el que si se considera al artículo 1874 como una norma especial, debe
aplicarse sólo a la compraventa, y entonces no procede respecto de otros títulos
traslaticios de dominio.
Ello genera una separación entre la compraventa y los demás títulos traslaticios
que no tiene precedente alguno. Por otra parte los efectos a que se refiere el artículo 1874
son los generales respecto del incumplimiento de las obligaciones. No parece lógico hacer
la diferencia que se desprende de la posición de Alessandri y Rozas, como entre la
sociedad y la compraventa que comparten la calidad de títulos traslaticios de dominio.
Además la posición de estos autores ni siquiera aborda los problemas aquí
planteados, el sólo decir que el artículo 1874 prima por aplicación del artículo 13 sobre el
artículo 680 inc. 2° deja demasiados cabos sueltos. Por ello esta posición debe ser
rechazada y sólo queda darles a las normas en estudio una interpretación coherente a
ambas disposiciones, es decir de aplicación general.
El artículo 1874 dispone que la cláusula de no transferir el dominio sino en virtud
del pago del precio no producirá otro efecto que el de la demanda alternativa, enunciada
en el artículo precedente, se está refiriendo a su ámbito de aplicación, es decir sólo a los
derechos personales. En tal sentido, el artículo señalaría que siempre el vendedor podrá
pedir la resolución del contrato o el cumplimiento forzado, independientemente de lo
estipulado en la cláusula de no transferencia del dominio por no pago del precio. Pero si
pide esto último, la cláusula dejaría de producir efecto porque significaría un pago doble,
es decir el vendedor se quedaría con la cosa y la indemnización de perjuicios
compensatoria. De este modo los referidos artículos 680 y 1874 no están en
contradicción.
La cláusula del art.1874 está contenida en el título o contrato de compraventa. Ella
se refiere a los efectos de otra convención que es la tradición: “la cláusula (contenida en el
título) de no transferirse el dominio (efecto de la tradición) sino en virtud de la paga del
precio (obligación del título) no produce otro efecto que el de los art.1877 o 1489. La ley
naturalmente entonces le resta validez a esta cláusula pues pretende regular los efectos de
otra convención, que dicho sea de paso no es accesoria de la compraventa, por el
incumplimiento de una obligación emanada del título.
Entonces, la verdadera lectura del art. 680 es la siguiente: “verificada la entrega (traslaticia
de dominio, si hubiera dicho tradición los problemas serían menos) por el vendedor, se
transfiere el dominio de la cosa vendida, aunque no se haya pagado el precio (esto se
“presume” siempre sin necesidad de pactarlo), a menos que el vendedor (pactándolo
expresamente en el título) se haya reservado el dominio hasta el pago.
En lo relativo a la tradición del derecho real de herencia (1) o de derechos en una sucesión
hereditaria (2) supone, como es natural, que el causante de cuya sucesión se trata haya
muerto, pues de otra manera se daría el caso de objeto ilícito del artículo 1463, por la
prohibición expresa de todo pacto de sucesión futura, con excepción del pacto estudiado
en su oportunidad de no disponer de la cuarta de mejoras.
El traspaso del patrimonio del difunto al heredero se opera por el modo de adquirir
llamado sucesión por causa de muerte, y no por la tradición, que es un modo de adquirir
que tiene lugar entre vivos.
Las inscripciones en el Conservador de Bienes Raíces que el art. 688 señala, relacionadas
con la herencia, no constituyen tradición de éste derecho, sino sólo requisitos para que el
heredero pueda disponer de los inmuebles comprendidos en aquélla.
Hay que aclarar que lo que se va a analizar se refiere a la venta o cesión de los derechos
hereditarios en la universalidad de la sucesión o en una cuota de ella, y no a la venta de los
derechos hereditarios que al heredero vendedor o cedente correspondan en un bien
determinado de la sucesión, porque en este último caso lo que se cede o vende es
simplemente el bien raíz o una cuota en él, y es evidente que en tal caso la inscripción es
la única forma de hacer la tradición.
Ningún art. de nuestro C.C. dispone sobre cómo debe o puede efectuarse la tradición del
derecho de herencia; pero dos doctrinas proponen soluciones.
Segunda tesis: La sustentada por el profesor Leopoldo Urrutia que considera que el
derecho real de herencia se ejerce sobre una universalidad distinta de los bienes que la
componen, por lo que sería un “derecho real sui-generis” al cual le es completamente
inaplicable la clasificación de muebles o inmuebles, según sea la cosa sobre que se ejerce.
La jurisprudencia actual de nuestros tribunales superiores se ha inclinado por esta
segunda interpretación ya que considera que la tradición del derecho real de herencia no
requiere inscripción.
En cuanto a la manera en que debe hacerse la tradición del derecho real de herencia se ha
resuelto que no siendo la herencia un derecho mueble ni inmueble (derecho real sui-
generis) corresponde aplicarle el estatuto jurídico general, que es el que regula la tradición
de los bienes muebles.
En consecuencia, la tradición del derecho real de herencia deberá hacerse significando
una de las partes a la otra que le trasfiere dicho derecho y aceptando esta última su
adquisición.
En la práctica, la tradición del derecho real de herencia suele hacerse por escritura pública,
en la que el tradente expresa ceder el derecho real de herencia y el adquirente aceptar la
cesión. No se discute que la escritura pública constituye un medio idóneo para dejar
constancia de la intención de transferir el derecho real de que se trata.
Así ha habido sentencias que estiman efectuada la tradición o cesión del derecho real de
herencia, por el hecho que los demás herederos o copartícipes, reconozcan al cesionario
como tal; Otra sentencia, en la circunstancia que el cesionario intervenga en la
administración y en la liquidación de los bienes hereditarios, otra, por la entrega de los
documentos que acreditan la calidad de heredero del cedente.
Por su parte, la tradición de los derechos personales que un individuo cede a otro se
verifica por la entrega del título hecha por el cedente al cesionario (artículo 699 Cc). Por
ejemplo, si la persona que prestó dinero a otra vende o dona el crédito a un tercero, debe
hacer la tradición entregando al adquirente el título, entendido como el documento que
deja constancia del mutuo, que puede ser un instrumento público o privado.
Cabe mencionar que la entre del título por una parte; y su recepción por la otra
perfecciona la tradición de los derechos personales entre las partes. Sin embargo, para que
la cesión de un crédito produzca efectos contra el deudor o terceros, debe ser notificada
por el cesionario al deudor o aceptada por éste (artículo 1902).
Art. 699. La tradición de los derechos personales que un individuo cede a otro se verifica
por la entrega del título hecha por el cedente al cesionario.
Art. 1901. La cesión de un crédito personal, a cualquier título que se haga, no tendrá
efecto entre el cedente y el cesionario sino en virtud de la entrega del título.
Los art. 1901 y sgtes. hablan de la cesión de los créditos personales; en general la doctrina
ha criticado que nuestro Código hable de créditos personales, porque todo crédito
siempre es personal.
Sin embargo, se sostenido que don A. Bello, habló de créditos personales para dejar en
claro que, el C.C. solo regula la tradición de los créditos nominativos, que son aquellos, en
los que se indica con toda claridad la persona del acreedor y no puede ser pagado sino es
a él.
Los créditos a la orden y al portador, no están regulados por el C.C., sino en el Código de
Comercio. (Los créditos a la orden, son aquellos en que al nombre del acreedor se le
antepone la expresión “a la orden” u otra semejante. Su tradición se efectúa a través del
endoso. Los créditos al portador, son aquellos en que no se designa la persona del
acreedor. Y su tradición se efectúa por la simple entrega material)
Por tanto, el C.C. regula la cesión de los créditos nominativos, esta cesión es una tradición
de derechos, no es un contrato, y si bien está regulada después de la permuta y de la
compraventa, que si lo son, esto fue solo por una razón histórica.
Para determinar cómo se hace la cesión de los créditos nominativos, tenemos que
distinguir:
Art. 1902. La cesión no produce efecto contra el deudor ni contra terceros, mientras
no ha sido notificada por el cesionario al deudor o aceptada por éste.
Art. 1903. La notificación debe hacerse con exhibición del título, que llevará anotado
el traspaso del derecho con la designación del cesionario y bajo la firma del cedente.
La notificación está regulado en los arts. 1902 y 1903. La ley señala que el cesionario
(adquirente del crédito) debe notificar al deudor cedido de la cesión o tradición; porque
de lo contrario, esa tradición le va a ser inoponible, así como a los terceros.
Esta notificación, según la mayoría de los autores, debe ser judicial, y debe efectuarse,
exhibiéndosele al deudor, el título donde consta la cesión, con la designación del
cesionario y la firma del cedente.
La ley exige esta notificación, porque la cesión de créditos hace pasar el crédito del
cedente al cesionario, con todos sus privilegios, garantías y gravámenes. Lo único que no
se traspasa, son las excepciones personales (art. 1906).
Art. 1906. La cesión de un crédito comprende sus fianzas, privilegios e hipotecas; pero no
traspasa las excepciones personales del cedente.
2° En la cesión de créditos , este pasa con todos sus derechos y garantías. En la novación
por cambio de acreedor, estas garantías se pierden.
En el caso de la aceptación, esta no es exigida por la ley; sin embargo, es posible que el
deudor cedido, voluntariamente acepte la cesión, y en este caso, se hace innecesaria la
notificación.
Por otra parte, la vigencia indefinida en el tiempo de un derecho puede ser fuente de
conflictos que perturben la paz social, pues como los derechos no se extinguen,
generalmente, por la muerte de su titular sino que se traspasan a sus herederos,
nadie puede asegurar que el derecho que hoy detenta un titular no corresponda, en
verdad, a otra persona que, aunque no lo haya ejercido, lo deriva de un remoto
antecesor, ni nadie puede asegurar que una persona no sea perseguida por el
cumplimiento de una deuda que contrajo, alguna vez, un antepasado lejano.
Dado el dicho que el tiempo todo lo destruye y deteriora os juristas consideraron útil
y necesaria la extinción de los derechos patrimoniales que no se ejercen por su
titular, surgiendo, de este modo, el concepto jurídico de la prescripción.
Concepto
Dentro del contexto de nuestro estudio esta institución puede definirse como un
modo de adquirir las cosas ajenas por haberse poseído éstas durante cierto lapso
de tiempo, y concurriendo los demás requisitos legales (esto es, que la posesión sea
ininterrumpida, que no se haya suspendido, que sea alegada la prescripción y que
no haya sido renunciada).
Esta definición la extraemos casi textualmente del inciso primero del art. 2492 que
trata conjuntamente este instituto y el de la prescripción extintiva en el Título XLII del
Libro IV del CC.(art. 2494 a 2524).
Andrés Bello siguió Código civil francés en cuanto reguló ambas prescripciones en
forma conjunta, aunque reciben en nuestro Código un tratamiento distinto.
Podemos decir sólo con el ánimo de aclarar ciertos términos básicos que en realidad
cuando se estudia la prescripción extintiva como modo de extinguir las obligaciones
(1567 N°10) se está cayendo en una imprecisión de lenguaje jurídico pues por la
prescripción extintiva como se vio de la definición no se extinguen sino las acciones,
la obligación sigue existiendo, otra cosa es que mute en obligación natural, pero ella
no se ha extinguido.
3.- Constituye una brillante conclusión de una obra codificadora que uno de los bienes
jurídicos que se pretende fortalecer codificando sea puesto en relieve al finalizar el
estudio, y eso es lo que pasó con el tratamiento conjunto de la prescripción que
pone de manifiesto la importancia que daba Bello al principio de la seguridad o
certeza jurídica,
Visto de otro modo aquí Bello tuvo que hacer jugar varios principios y optar por
privilegiar unos u otros.
De tal manera que para que opere la institución, en primer lugar, se debe poseer una cosa,
además que exista una inactividad del dueño de ella y esperar el transcurso de un
cierto lapso.
3.- La prescripción corre contra toda persona que tenga la libre administración de sus
bienes (art.2497)
Artículo 2493. “El que quiera aprovecharse de la prescripción debe alegarla; el juez
no puede declararla de oficio”.
Dicho de otro modo, pareciera que este artículo desmiente la opinión de una parte
de la doctrina que estima que la prescripción opera de pleno derecho.
Por ello Rozas Vial sostiene que cuando que dándose los tres presupuestos ya
analizados la prescripción ha operado, de pleno derecho, pero que sin embargo los
beneficios de la prescripción se encuentran en cierto modo “suspendidos” o
“condicionados” a la declaración judicial.
1.- En el juicio ejecutivo civil el juez puede de oficio declarar la prescripción del carácter
ejecutivo del título, cuando la obligación conste en un título ejecutivo que tenga más
de tres años de antigüedad desde que se hizo exigible (art. 442 CPC).
2.- La prescripción de la acción penal y la pena -que tienen los mismos plazos de
prescripción- debe ser declarado de oficio (art. 94 y 97 del CP).
3.- El juez deberá de oficio declarar prescritas las acciones que corran en contra o a favor
del Fisco.
Artículo 2494. “La prescripción puede ser renunciada expresa o tácitamente; pero
sólo después de cumplida. Renunciase tácitamente, cuando el que puede alegarla
manifiesta por un hecho suyo que reconoce el derecho del dueño o del acreedor; por
ejemplo, cuando cumplidas las condiciones legales de la prescripción, el poseedor de
la cosa la toma en arriendo, o el que debe dinero paga intereses o pide plazo”.
Artículo 2495. “No puede renunciar la prescripción sino el que puede enajenar”.
De este modo, la renuncia de la prescripción sólo opera respecto del que la efectúa
no perjudicando ni beneficiando a los demás deudores.
Prescripción colectiva
Una cosa puede prescribirse por varios, todos los cuales tienen el derecho de
alegarla y beneficiarse de ella.
Los efectos de la renuncia de uno de ellos no afectan a los demás. Digamos que el
efecto de la renuncia es relativo, porque alcanza sólo al prescribiente (renunciante).
Aquellos que no renunciaron no se ven afectados por el acto del renunciante, de ahí
que los otros pueden persistir en alegarla y el actor dueño no puede oponerles la
renuncia que hizo uno de ellos, según se desprende del art. 2496.
Artículo 2496. “El fiador podrá oponer al acreedor la prescripción renunciada por el
principal deudor”.
De este modo, la renuncia de la prescripción sólo opera respecto del que la efectúa
no perjudicando ni beneficiando a los demás deudores.
3ª Regla. La prescripción corre contra toda persona que tenga la libre administración de
sus bienes (art.2497)
Incluyéndose, aunque el Código civil no se refiere a ellos, los ausentes. Esta regla
general encuentra una excepción pues respecto de ciertas personas, principalmente
incapaces, se suspende la prescripción como se verá.
Prescripción adquisitiva
Características
f) Es un modo de adquirir el dominio y los demás derechos reales, salvo los derechos
personales y las servidumbres discontinuas o continuas inaparentes (art. 882, 2498 y
2513).
Requisitos
2.- La posesión. Esta debe reunir las cualidades de ser útil (no violenta ni clandestina) y
continua o no interrumpida además de poder ser regular o irregular.
1er requisito: Que la cosa sea susceptible de ganarse por prescripción adquisitiva
La regla general es que todas las cosas pueden ganarse por la prescripción. Pueden
adquirirse por prescripción entonces todas las cosas comerciales y que puedan ser
objeto de dominio y demás derechos reales (art. 2498 inc.1º).
Art. 2498: “Se gana por prescripción el dominio de los bienes corporales raíces o
muebles, que están en el comercio humano, y se han poseído con las condiciones
legales. Se ganan de la misma manera los otros derechos reales que no están
expresamente exceptuados.”
En este sentido, no sólo se puede adquirir por prescripción el dominio, sino también
la herencia, censo y servidumbres continuas y aparentes (art. 704 inc.1º nº 4; 882,
1269 y 2512).
Para que se pueda prescribir es necesario que la cosa se haya poseído con ánimo de
señor y dueño. Los meros tenedores por consiguiente nunca pueden llegar al
dominio por prescripción, por carecer de este requisito, el de haber sido poseedores.
El artículo 2499 señala que los actos de mera facultad y de mera tolerancia no dan
lugar a que opere la prescripción sencillamente porque ellos no confieren posesión.
El art. 2499 inc. Final define los actos de mera facultad: los que cada cual puede
ejecutar en lo suyo, sin necesidad del consentimiento de otro.
De los ejemplos que se dan en los incisos 2° y 3° del mismo artículo citado se pueden
definir los actos de mera tolerancia: Son aquellos que para el que los soporta
implican la facultad de permitirlos o no. Son entonces actos de mera tolerancia los
que permite o tolera un propietario benévolo en lo suyo por parte de un extraño,
siempre que ello no signifique un gravamen.
En estos actos un tercero ejerce acciones que son permitidas por el titular del
derecho sólo por benevolencia. De ahí que el hecho de que una persona no ejecute
un acto para el cual está facultada, nada puede significar a favor de terceros
extraños.
Art. 2499 inc.2º “Así el que durante muchos años dejó de edificar en un terreno suyo,
no por eso confiere a su vecino el derecho de impedirle que edifique”.
Art. 2499 inc.3º “Del mismo modo, el que tolera que el ganado de su vecino transite
por sus tierras eriales o paste en ellas, no por eso se impone la servidumbre de este
tránsito o pasto”.
La posesión sola no basta para prescribir, además ella deber ser útil -es decir no debe
ser violenta, ni clandestina-, y continua. Ya vimos además que la posesión puede ser
regular o irregular. Ambas formas de posesión sirven para que opere la prescripción
adquisitiva.
Art. 2500. “Si una cosa ha sido poseída sucesivamente y sin interrupción por dos o
más personas, el tiempo del antecesor puede o no agregarse al tiempo del sucesor,
según lo dispuesto en el artículo 717. La posesión principiada por una persona
difunta continúa en la herencia yacente, que se entiende poseer a nombre del
heredero”.
Para que una persona pueda prescribir es necesario que se haya poseído la cosa por
un lapso de tiempo continuo e ininterrumpido.
El tiempo lo fija la ley, de ahí que las partes no puedan fijarlo, modificarlo, o
ampliarlo.
a) La posesión debe ser irregular, por lo que no se requiere título de dominio (art 2510,
regla1ª).
Hay autores que estiman que el artículo 2505 sólo es aplicable a la prescripción
adquisitiva ordinaria, de tal suerte que por medio de la prescripción adquisitiva
extraordinaria se podría adquirir un predio inscrito, sin necesidad de inscripción y
teniendo sólo la posesión material. Dichos autores esgrimen los siguientes
argumentos:
a) Del mensaje del Código civil se concluye con claridad que la idea es que los
derechos se consoliden una vez extinguido el plazo de prescripción extraordinaria.
En contra de esta tesis se estima que el artículo 2505 se refiere a ambas clases de
prescripción. Así por la prescripción adquisitiva extraordinaria no puede adquirirse el
dominio de un predio inscrito, sino mediante la competente inscripción de un nuevo
título. Los argumentos a favor de esta posición son los siguientes:
b) El artículo 2505 está ubicado antes de la norma que distingue entre prescripción
ordinaria y extraordinaria, por lo que es común a ambos tipos de prescripción.
c) Deben concordarse los artículos 724, 728 y 730 (inscripción como garantía de la
posesión) con el artículo 2505, porque para prescribir hay que poseer y si se trata de
un inmueble inscrito, se debe tener la inscripción conservatoria.
d) Frente al argumento de la especialidad del artículo 2510 se puede señalar que esta
disposición no está en conflicto con el artículo 2505 que no hace más que aplicar la
teoría de la posesión inscrita elaborada por Bello.
1.- Los frutos producidos por la cosa pertenecen al poseedor desde que se inicio la
posesión, y no está obligado a restituirlos incluso estando de mala fe.
3.- Los gravámenes constituidos por el antiguo dueño le son inoponibles al poseedor.
Pese a que la prescripción debe ser alegada el derecho adquirido por prescripción se
incorpora al patrimonio del prescribiente no desde que es alegada la prescripción
sino desde que se ha reconocido el inicio de la posesión. De ahí que se diga que el
juez se limita a constatar o reconocer la prescripción.
Prescripción adquisitiva de otros derechos reales
Los otros derechos reales se adquieren de la misma forma que el dominio, con las
siguientes excepciones:
LA INTERRUPCIÓN DE LA PRESCRIPCIÓN
El art. 2501 señala que para poder adquirir por prescripción la posesión debe ser
continua, es decir, no debe ser interrumpida.
Es todo hecho material, de la naturaleza o del hombre, que hace perder la posesión
de la cosa.
1° Cuando sin haber pasado la posesión a otras manos, se ha hecho imposible el ejercicio
de actos posesorios, como cuando una heredad ha sido permanentemente inundada;
b) Cuando se ha perdido la posesión por haber entrado en ella otra persona (art.
2502 nº
Art. 731. “El que recupera legalmente la posesión perdida, se entenderá haberla
tenido durante todo el tiempo intermedio”.
La interrupción natural puede ser alegada por todo aquel que tenga interés en ella,
pues los hechos son objetivos y susceptibles de prueba. Cuando el poseedor ha
recuperado la posesión de la cosa por medios legítimos la ley es más clemente y sólo
le descuenta el tiempo en que no estuvo en posesión de la cosa. Esta causal, por
expresa disposición de la ley, no afecta a la posesión sobre inmueble inscrito.
Mientras subsista la inscripción, los actos de apoderamiento material de inmueble,
no constituyen interrupción de la prescripción. (art.728 y 2505)
En resumen:
i) Sobre bien mueble o bien inmueble no inscrito procede la interrupción del tiempo
de prescripción (art. 726 y 729).
Art. 2503. De su tenor se deduce que “es todo recurso judicial intentado por el que
se pretende verdadero dueño de la cosa, contra el poseedor”. Es decir hay
interrupción civil cuando cesa la pasividad del dueño.
Art. 2503. “Interrupción civil es todo recurso judicial intentado por el que se pretende
verdadero dueño de la cosa, contra el poseedor. Sólo el que ha intentado este recurso
podrá alegar la interrupción; y ni aun él en los casos siguientes:
La redacción del art. 2503 ha dado lugar a entender que sólo una demanda judicial
interrumpe la prescripción. Así se desprendería para algunos autores de la utilización
de la expresión “recurso judicial”. Dicha expresión se entiende referida a una acción
que el dueño interpone contra el poseedor, debiendo estar fundada exclusivamente
en el derecho de dominio. Incluso más, la jurisprudencia entiende que la
interrupción civil de la prescripción tiene lugar sólo una vez notificada legalmente la
demanda.
Otra parte de la doctrina estima que la expresión “recurso judicial” debe entenderse
en términos más amplios, como toda acción o petición hecha valer ante un Tribunal
de la República para resguardar un derecho que está siendo afectado,
manifestándose claramente la intención y la voluntad de conservarlo.
Por otra parte, también se ha entendido que existe interrupción aún cuando el
demandante o el demandado son relativamente incapaces y se ha anulado lo
actuado en el proceso. Ello se debe a que se cumpliría con el supuesto básico de la
interrupción, que consiste en que el dueño salió de su inactividad. Lo mismo ocurre
si la demanda se interpuso ante un tribunal incompetente.
La interrupción civil sólo la puede alegar el titular o dueño que intentó la acción,
pues es una forma subjetiva y relativa de interrumpir la prescripción (sólo produce
efectos “inter partes”). Pero ni aún éste podrá hacerlo en los siguientes casos:
En estos casos se entiende que no hay interrupción de la prescripción. De ahí que los
requisitos sean claramente deducibles para que opere:
Esta es una excepción al principio que rige la interrupción civil en la cual sólo puede
alegarse por el que intenta el recurso, porque en el caso de la comunidad basta con
que un comunero presente el recurso judicial para interrumpir la prescripción
respecto de todos.
LA SUSPENSIÓN DE LA PRESCRIPCIÓN
Art. 2509. “La prescripción ordinaria puede suspenderse, sin extinguirse: en ese caso,
cesando la causa de la suspensión, se le cuenta al poseedor el tiempo anterior a ella,
si alguno hubo.
1° Los menores; los dementes; los sordos o sordomudos que no pueden darse a entender
claramente; y todos los que estén bajo potestad paterna, o bajo tutela o curaduría;
2° La mujer casada en sociedad conyugal mientras dure ésta;
3° La herencia yacente.
d.- Todos los que estén bajo potestad paterna, o bajo tutela o curaduría.
Este supuesto está consagrado en el inciso 4º del mismo artículo. La doctrina discute sobre
el ámbito de aplicación de este supuesto. El fundamento de esta suspensión es la
manutención de la paz en la familia, evitando que un cónyuge se beneficie de la
prescripción adquisitiva a costa de los derechos del otro. A diferencia de los supuestos que
preceden al inciso 4º, la prescripción se suspende siempre entre cónyuges, cualquiera
que sea el cónyuge o el régimen de bienes al que se encuentren afectos. De acontecer lo
contrario, se correría el peligro de permanentes juicios entre cónyuges a objeto de
interrumpir la prescripción. Por otra parte, el marido -en el régimen de sociedad conyugal-
sólo es mero tenedor de los bienes de la mujer, por lo que no puede ganarlos por
prescripción.
Arturo Alessandri y José Clemente Fabres estimaban que toda prescripción, inclusive la
extraordinaria, se suspendía entre cónyuges. El fundamento de esa posición está en la
utilización en el artículo 2509 inc.4° de la frase: “... siempre entre cónyuges”. En la práctica,
ello se traduciría que la prescripción no operaría jamás respecto de los cónyuges, es decir,
no operaría ni la prescripción ordinaria, ni la extraordinaria.
Para otros autores la expresión “... siempre entre cónyuges” hace alusión a todo régimen
de bienes que exista entre los cónyuges, es decir, sólo se aplicaría a la prescripción
ordinaria.
Ello se puede deber a que los asignatarios ignoran su calidad de tales o porque realmente
la herencia no tiene asignatarios. A pesar de ello, como una forma de protección a los
asignatarios se establece la suspensión de la prescripción en su favor.
Sin embargo, conforme a lo señalado por algunos autores, la suspensión opera aún
respecto de la prescripción extraordinaria entre cónyuges.
Efectos de la suspensión
La suspensión de la prescripción ordinaria no puede durar más de diez años. Esto se debe
a que cumplido dicho lapso, el poseedor puede alegar la prescripción extraordinaria,
respecto de la cual no opera suspensión (art. 2511).
1. Situaciones en que puede hallarse un sujeto de derecho en relación con las cosas.
a. Relación de dominio:
Se requiere un modo de adquirir (MDA), sólo los determina la ley. Tratándose de los MDA
originarios (ocupación, accesión, prescripción y ley) la ley considera que dan nacimiento a
una relación jurídica que antes no existía o si existía en un anterior titular no presenta
ninguna relevancia no produce efecto alguno en el dominio que se adquiere. En cambio,
en los MDA derivativos (tradición y sucesión por causa de muerte) el dominio que se
adquiere es exactamente el mismo que tenía el titular anterior ya que se desplaza de un
titular a otro. Como consecuencia de lo anterior, para que opere la adquisición de dominio
en los derivativos no basta la concurrencia de los supuestos de hecho que la ley establece
sino que, además, se requiere que el antecesor de quien deriva el dominio -tradente en la
tradición o causante en la Sucesión por causa de muerte- haya sido el dueño de la cosa.
Por todo lo anterior, la prueba del dominio en los MDA derivativos se presenta en la
práctica como extremadamente difícil -los romanos la llamaban la prueba diabólica- toda
vez que quien adquirió una cosa por tradición, por ejemplo, debería probar que su
antecesor -el tradente-, el de éste, y en una cadena ininterrumpida, todos sus antecesores
en la cosa, eran dueños, hasta llegar a quien la adquirió por un MDA originario. Esta
dificultad se salva, precisamente, recurriendo a la prescripción, acreditando que posee la
cosa por el tiempo que señala la ley para adquirirla por ese MDA.
b. Relación de posesión:
Definida en el artículo 714 como “ la que se ejerce sobre una cosa, no como dueño sino en
lugar y a nombre del dueño”.
Tanto la posesión como mera tenencia presentan en común el elemento objetivo. La
diferencia está en el ánimus.
Esta relación deriva del título de mera tenencia. Algunos ejemplos de éstos son dados en el
artículo 7146.
La ley presume que todo título de mera tenencia lleva implícito el reconocimiento de que
otra persona tiene la posesión o el dominio de la cosa.
Lo que hay que distinguir es que es perfectamente posible que una persona sea dueño o
poseedor de un derecho y, de otro, mero tenedor de la cosa sobre la cual éste se ejerce.
Por ejemplo, una persona puede ser dueño o poseedor del derecho real de usufructo
porque se hizo la tradición que le permitió adquirir dicho derecho real. Sin embargo,
respecto de la cosa sobre la cual se ejerce el derecho es un mero tenedor. El usufructo, en
6 El acreedor prendario, el secuestre, el usufructuario, el usuario, el que tiene el derecho de habitación, son
meros tenedores de la cosa empeñada, secuestrada, o cuyo usufructo, uso o habitación les pertenece.
lo que atañe a la cosa, es un título de mera tenencia.
La posesión se encuentra regulada en el Libro II, Título VII, Arts. 700 al 731 CC, justo
después de los modos de adquirir el dominio y antes de las limitaciones al dominio.
Según el artículo 700: “La posesión es la tenencia de una cosa determinada con ánimo de
señor o dueño, sea que el dueño o el que se da por tal tenga la cosa por sí mismo, o por
otra persona que la tenga en lugar y a nombre de él.
El poseedor es reputado dueño, mientras otra persona no justifique serlo”.
De la definición queda de manifiesto que para que la ley reconozca la calidad de poseedor
se atiende, en primer lugar, a una situación de hecho: la tenencia de una cosa
determinada, y en segundo lugar, a un concepto propiamente jurídico que es el ánimo de
señor y dueño del que tiene la cosa.
Bello siguió la doctrina romana que considera dos elementos: El Corpus (elemento
objetivo: tenencia de una cosa) y el Animus (elemento subjetivo: ánimo de señor y
dueño).
El corpus se refiere al apoderamiento o en palabras del Código, a la tenencia material de la
misma. Este elemento material, no implica por para Savigny, un contacto directo o
inmediato sobre la cosa sino más bien un poder de dominación, dicho de otro modo una
posibilidad física de disponer materialmente de la cosa en forma directa o inmediata, con
exclusión de toda intromisión de terceras personas. Del mismo artículo se desprende que
el elemento corpus se da no sólo cuando la cosa la tiene por sí mismo el poseedor -que
necesariamente tiene que ser el dueño o el que se da por tal- sino que también cuando la
cosa la tiene otra persona en lugar y a nombre de aquel. Entonces, una persona compra
una cosa determinada y una vez que se le hizo la tradición la tiene materialmente en su
poder. Posteriormente deja de tener la cosa con motivo de la entrega que hace a otra
persona por un título de mera tenencia como el arrendamiento. Mientras el primero
mantiene la cosa en su poder se da el elemento corpus porque tiene la cosa por sí misma.
Y lo importante es comprender que aún cuando entregue la cosa a un tercero por un título
de mera tenencia, igualmente conserva el corpus porque si bien ha dejado de tener por sí
mismo la cosa, el tercero la tiene a su nombre y en lugar de aquél.
Ahora, de acuerdo con la definición de posesión, ésta sólo la tiene el dueño de una cosa o
el que se da por tal. En consecuencia, para que el dueño o el que se da por tal adquieran
la posesión de la cosa es indispensable que la tengan -por sí o por un tercero que la tiene a
nombre y en lugar de aquél- con la voluntad o intención de dueño que constituye el
animus a que se refiere la ley. El poseedor es el que se da por dueño de la cosa, es decir, se
representa en su psiquis, en su fuero interno la relación con la cosa como dueño o como si
fuera dueño de la misma. El animus se manifiesta en un comportamiento no pasivo, sino
activo, pues el poseedor se comporta como señor y dueño de la cosa, es decir, no
reconociendo dominio ajeno.
No se requiere para la adquisición de la posesión la exteriorización o manifestación
expresa de la voluntad o intención de ser dueño. Al respecto, el título posesorio permite
presumir que quien tiene la cosa por dicho título lo hace con ánimo de señor y dueño. Así,
el que compra una cosa mueble y la recibe por la tradición, que le permite tener la cosa
por sí o por otra persona, adquiere la posesión aunque no manifieste la voluntad o la
intención de dueño. El título posesorio, el antecedente jurídico que justifica la adquisición
de la posesión, que en este caso es la tradición que se hizo como consecuencia del título
traslaticio, basta para presumir tal voluntad o intención. Lo mismo ocurre si una persona
se apodera de una cosa mueble con ánimo de apropiársela. Aquí el título posesorio va a
ser la ocupación o apoderamiento de la cosa.
En cambio, el solo título de mera tenencia -como el arrendamiento- jamás permite que el
que tiene la cosa pueda, jurídicamente, darse por dueño de la misma y adquirir su
posesión, puesto que revela inequívocamente en quien recibió la cosa una intención
diametralmente opuesta a la de dueño. Por eso, aunque en el hecho una persona se dé
por dueño de una cosa que tiene por un título de mera tenencia, esa intención no lo va a
constituir en poseedor y continuará siendo para la ley un mero tenedor.
El ánimo de señor y dueño, en cuanto se manifiesta o exterioriza implica, en relación con
la cosa, la ejecución de actos de aquellos a que sólo tendría derecho el dueño. Estos son
los llamados actos posesorios que se requieren, no para adquirir la posesión, sino
generalmente, para probarla, y de todas maneras para adquirir el dominio por
prescripción, como se verá en su oportunidad.
La doctrina discute, acerca de cuál de los dos elementos es más importante. Con todo, los
autores están de acuerdo en que para iniciar la posesión se requiere del corpus y del
animus, pero surge la duda de determinar, si también estos dos elementos deben darse
para mantener la posesión.
Savigny, considera que la posesión se pierde si no se tiene el animus, porque éste sería el
elemento más importante. Ihering sostiene que el corpus es el elemento fundamental, y
sin él, se pierde la posesión
Nuestro código sigue la escuela subjetiva de Savigny; por lo tanto, si se pierde el ánimo, se
pierde la posesión, aunque se mantenga el corpus.
Pasando a otro punto puede ocurrir que el poseedor, no sea en realidad dueño y en este caso
existen dos posibilidades:
a) Que el poseedor esté convencido que es dueño y en ese caso está de buena fe; y,
b) Que el poseedor tenga conocimiento que efectivamente no es dueño, pero actúa como si lo
fuera y en ese caso está de mala fe.
La esencia de la posesión, es que el poseedor en todo momento debe comportarse como dueño,
aunque no lo sea (animus). Si en un momento determinado el poseedor abandona este
comportamiento, pierde la posesión y pasa a convertirse en mero tenedor.
La ley en el art. 700 al definir la posesión, dice que es la tenencia de una cosa determinada, por lo
que se está refiriendo a las cosas corporales; sin embargo, de acuerdo al art. 715, las cosas
incorporales también pueden ser objeto de posesión y esta se llama cuasi posesión.
Art. 715. La posesión de las cosas incorporales es susceptible de las mismas calidades y
vicios que la posesión de una cosa corporal.
7 Artículo 714 define la mera tenencia como: “La que se ejerce sobre una cosa, no como dueño sino en lugar
y a nombre del dueño”, es decir, reconociendo dominio ajeno.
3. El problema de su naturaleza jurídica: ¿hecho o derecho?
1.-De partida, consta de las actas del Código civil que en esta materia A. Bello siguió a
Pothier que es fundador de la tesis que la posesión es un hecho.
2.-Rosende se plantea que si fuera un derecho habría que incorporarla en los derechos
reales o personales. El problema se produce en que no puede considerársela derecho
personal pues no hay obligación; tampoco derecho real pues el poseedor no puede
oponer erga omnes su posesión, por ejemplo ante el dueño de la cosa. Concluye por lo
tanto que es un hecho.
3.-Al definir la ley a la posesión como la simple tenencia con animus dominis está
precisamente mostrando que ella se refiere a un hecho material y no a un derecho o
facultad como cuando quiere referirse a derechos en general. Cuando la ley quiere
referirse a un derecho habla de derecho o de facultad; así por ej. el art. 582 al definir el
dominio, habla de facultad; sin embargo, en el art. 700, al definir la posesión habla de
tenencia, con lo que se estaría aludiendo a un hecho físico.
4.- Aun cuando la ley proteja la posesión con acciones posesorias, esto no sería para
proteger la posesión en sí, sino para precaver conflictos mayores. Pablo Rodríguez, por
ejemplo, sostiene que la justificación del otorgamiento de estas acciones se puede
encontrar, probablemente en que la posesión como hecho privilegiado habilitante o
conducente para adquirir el dominio por prescripción requiere que el ordenamiento
jurídico mantenga y ampare este hecho significativo.
En síntesis, entre posesión y dominio hay una secuencia que sólo puede destruir el
verdadero dueño, y una relación de causa –posesión- a efecto –dominio- que opera a
8 La doctrina hoy en día dice que es un estado de hecho protegido por el derecho.
través del tiempo por medio de la prescripción.
Sin dudas que hay distintas situaciones de hecho, unas más precarias que las otras y
algunas, como la posesión, a todas luces más estables y dignas por ello de protección. Ello
no implica que mute o cambie la naturaleza de ese hecho jurídico por la aptitud que tiene
de producir importantes consecuencias de derecho. La posesión, hecho jurídico, mutará
en derecho –real de dominio-, sólo una vez que haya operado el tiempo necesario para
transformarse por prescripción.
1.- La posesión está amparada por una presunción de dominio (art.700 inc.2°9). Es una
presunción simplemente legal, pero muy fuerte. Piénsese que sin ella todo el tiempo
deberíamos estar probando que lo que poseemos nos pertenece. Significa que si alguien
quiere discutirle el dominio al poseedor, ese tercero debe probar su calidad de propietario.
2.- La posesión habilita para adquirir el dominio por prescripción. Si la posesión es útil y
regular se podrá adquirir el dominio por la prescripción ordinaria, en cambio si la posesión
es irregular el tiempo de prescripción es mayor y opera la prescripción adquisitiva
extraordinaria (683 y 2498 y ss).
3.- En algunos casos (posesión regular) el poseedor puede hacer suyos los frutos de la cosa
poseída. Si el poseedor es vencido en juicio y obligado a restituir la cosa, estando de buena
fe no es obligado a restituir los frutos, en cambio probada su mala fe debe restituirlos.
4.- La posesión de los bienes raíces y de los derechos reales constituidos en ellos está
protegida por acciones posesorias, y en ciertas situaciones con la acción publiciana 10 (así
se llama a la acción reivindicatoria del poseedor regular).
5. Capacidad posesoria.
El principio rector en materia de posesión es que todas las personas puedan iniciar la
posesión, incluso aquellas que carecen de la libre administración de sus bienes, es decir,
para iniciar posesión bastaría la capacidad de goce. Sin embargo el Código da una regla
más precisa.
Artículo 723. “Los que no pueden administrar libremente lo suyo, no necesitan de
autorización alguna para adquirir la posesión de una cosa mueble, con tal que concurran
en ello la voluntad y la aprensión material o legal; pero no pueden ejercer los derechos de
poseedores, sino con la autorización que competa.
Los dementes y los infantes son incapaces de adquirir por su voluntad la posesión, sea para
9 “El poseedor es reputado dueño, mientras otra persona no justifique serlo”
10 Artículo 894. Se concede la misma acción, aunque no se pruebe dominio, al que ha perdido la posesión
regular de la cosa, y se hallaba en el caso de poderla ganar por prescripción. Pero no valdrá ni contra el
verdadero dueño, ni contra el que posea con igual o mejor derecho. (en el 893 está la acción reivindicatoria).
sí mismos o para otros”.
El art.723 nos enseña que los incapaces relativos pueden adquirir la posesión sin
necesidad de autorización de su representante legal, siempre que concurran la voluntad y
la aprensión material o legal de la cosa. Otra cosa es el ejercicio de los derechos de
poseedor que sólo pueden serlo autorizados.
Los incapaces absolutos en cambio son incapaces de iniciar posesión, sea para ellos
mismos o para terceras personas. (Ojo que el código no se refiere al sordo o sordomudo
que no puede darse a entender claramente).
(O sea, si pueden iniciar la posesión los menores adultos, el disipador declarado en
interdicción de administrar lo suyo y el sordo o sordomudo que no puede darse a entender
claramente, ya que a este último el código no lo exceptúa).
Decíamos cuando nos referimos a la discusión de la posesión de los créditos, que por regla
general pueden poseerse las cosas corporales, por la propia definición del art.700 que
utiliza la expresión “tenencia de una cosa determinada”.
Por aplicación del art.715 las cosas incorporales también son susceptibles de poseerse.
Decíamos que a este tipo de posesión se le conoce doctrinariamente como cuasiposesión,
estando la doctrina conteste en aceptarla respecto de los derechos reales, discutiéndose
por tanto su procedencia tratándose de derechos personales. (No todos los derechos
reales son susceptibles de posesión, las servidumbres discontinuas de toda clase y las
continuas inaparentes no pueden adquirirse por prescripción).
Los requisitos que deben reunir las cosas para ser poseídas son, respecto de las cosas
corporales, tienen que ser:
a) determinadas y
b) comerciables.
El carácter comerciable está dado por el hecho que la prescripción adquisitiva que es el
medio por el cual el poseedor llega a ser dueño, exige como condición que así lo sea.
Agreguemos que las cosas corporales no pueden poseerse desde que son destruidas, y la
destrucción de la cosa puede ser física o jurídica.
7. La coposesión.
La coposesión es la comunidad de posesión sobre un mismo bien. Que la posesión sea
exclusiva no es inconveniente para que, así como existe una copropiedad, exista una
coposesión.
Fin de la coposesión. Acto de adjudicación, que es un título declarativo. El artículo 718 del
código civil establece que el poseedor a quien se le adjudica una de las cosas, se entiende
haber poseído esta cosa durante todo el tiempo que duró la indivisión.
Artículo 718. “Cada uno de los partícipes de una cosa que se poseía proindiviso, se
entenderá haber poseído exclusivamente la parte que por la indivisión le cupiere, durante
todo el tiempo que duró la indivisión.
Podrá pues añadir este tiempo al de su posesión exclusiva, y las enajenaciones que haya
hecho por sí solo de la cosa común y los derechos reales con que la haya gravado,
subsistirán sobre dicha parte si hubiere sido comprendida en la enajenación o gravamen.
Pero si lo enajenado o gravado se extendiere a más, no subsistirá la enajenación o
gravamen contra la voluntad de los respectivos adjudicatarios”.
8. Clases de posesión.
2 años muebles
Posesión útil
Clandestina
Posesión inútil
Violenta
Posesión útil es aquella que habilita para adquirir el dominio por la prescripción
adquisitiva. Esta posesión útil puede ser posesión regular o irregular.
Posesión regular es aquella que habilita para adquirir el dominio en un plazo corto de
prescripción que se conoce como “prescripción ordinaria”, de dos años para los bienes
muebles, o de cinco años para los inmuebles.
La posesión irregular es aquella que habilita para adquirir el dominio por “prescripción
extraordinaria” o de largo tiempo, cuyo plazo es de 10 años cualquiera sea el bien de que
se trata.
Posesiones útiles
Posesión útil es aquella que habilita para adquirir el dominio por la prescripción
adquisitiva. Esta posesión útil puede ser posesión regular o irregular.
POSESIÓN REGULAR
Ahora, teniendo en consideración cuáles son las posesiones irregulares, podemos decir
también que: “Posesión regular es aquella que se ha iniciado sin violencia, ejerciéndose
además sin clandestinidad, y que se encuentra amparada de justo título y buena fe”.
De esta definición se desprende con claridad que la posesión regular requiere del
cumplimiento de dos requisitos positivos que deben siempre concurrir y de un tercero que
es eventual: por una parte se requiere siempre un justo título y la buena fe, y desde que
se invoca como justo título uno traslaticio de dominio se requiere que haya operado la
tradición.
El Código civil claramente tomó la palabra título en este sentido, como causa o
antecedente jurídico de la posesión. Vitorio Pescio señala que “son justos títulos los que
consisten en un acto o contrato traslaticio de dominio seguido de tradición y que sirven
para crear en el adquirente la convicción o razonable creencia de que ha adquirido la
propiedad, aun cuando esta creencia sea equivocada”.
Arturo Alessandri expresa que “por justo título se entiende todo hecho o acto jurídico que
por su naturaleza y su carácter verdadero y válido es apto para atribuir en abstracto el
dominio”
Analizando el art.704 (no es justo título) se desprenden dos caracteres importantes: a) los
autores señalan que se trata de una enumeración taxativa y b) que es claro que ella se
refiere a situaciones genéricas y no particulares.
Del análisis de este art.704 en conjunto con el art.706, que define la buena fe en la
posesión, la doctrina colige que el justo título debe reunir tres condiciones copulativas:
a) Debe ser auténtico;
b) debe ser real (con existencia real, son injustos los falsificados, el putativo)
c) debe ser válido (que no adolezca de algún vicio de nulidad).
11 Artículo 703. El justo título es constitutivo o traslaticio de dominio. Son constitutivos de dominio la ocupación, la
accesión y la prescripción. Son traslaticios de dominio los que por su naturaleza sirven para transferirlo, como la venta, la
permuta, la donación entre vivos. Pertenecen a esta clase las sentencias de adjudicación en juicios divisorios, y los actos
legales de partición. Las sentencias judiciales sobre derechos litigiosos no forman nuevo título para legitimar la posesión.
Las transacciones en cuanto se limitan a reconocer o declarar derechos preexistentes, no forman nuevo título; pero en
cuanto transfieren la propiedad de un objeto no disputado, constituyen un título nuevo.
general, aquellos que adolecen de algún vicio o defecto que impiden la transferencia del
dominio. Ellos están enumerados en el art.70412.
En síntesis los títulos injustos son aquellos que adolecen de algún vicio o defecto en sí
mismo, o bien cuando no tenga valor respecto de la persona a quien se confiere.
2.- El conferido por una persona en calidad de mandatario o representante legal de otra
sin serlo.
Dos hipótesis:
a) El que actúa no estando facultado ni legal ni convencionalmente para hacerlo en el
nombre de otro; y
b) el que estándolo lo hace fuera de los límites de su mandato o representación.
No entra dentro de esta hipótesis aquel que exhibe un poder de otro que no tiene la
calidad de dueño. En ese caso, la venta es válida, en tanto venta de cosa ajena, sin
perjuicio de los derechos del dueño, dicho de otro modo el título sería justo.
3.- El que adolece de un vicio de nulidad, como la enajenación que debiendo ser
autorizada por un representante legal o por decreto judicial, no lo ha sido.
Aquí el problema radica en que al título le afecta un vicio de nulidad, el título es o sería
12 Art. 704. No es justo título: 1º El falsificado, esto es, no otorgado realmente por la persona que se
pretende; 2º El conferido por una persona en calidad de mandatario o representante legal de otra sin serlo;
3º El que adolece de un vicio de nulidad, como la enajenación que debiendo ser autorizada por un
representante legal o por decreto judicial, no lo ha sido; y 4º El meramente putativo, como el del heredero
aparente que no es en realidad heredero; el del legatario cuyo legado ha sido revocado por un acto
testamentario posterior, etc. Sin embargo, al heredero putativo a quien por decreto judicial o resolución
administrativa se haya otorgado la posesión efectiva, servirá de justo título el decreto o resolución; como al
legatario putativo el correspondiente acto testamentario que haya sido legalmente ejecutado.
inválido. A pesar que el Código ejemplifica sólo con casos de nulidad relativa se ha
sostenido que ello no puede entenderse en el sentido de excluir los vicios de nulidad
absoluta. La sola diferencia es que tratándose de un vicio de nulidad relativa tiene lugar la
confirmación del acto. Pothier señalaba que si el título posesorio es nulo, es como si no
hubiese título. En la venta de cosa ajena encontramos esta hipótesis en donde una
persona se hace pasar por dueña de la cosa y la vende a un tercero, sabemos que la
sanción legal es la inoponibilidad del acto al dueño, la venta en sí misma es válida, hasta
mientras no obtenga el dueño la declaración de nulidad, válida que es el comprador tiene
título justo y la ley le permite adquirir por prescripción ordinaria.
Clases de títulos
Según la ley los títulos (tantos justos como injustos) pueden ser o constitutivos o
traslaticios de dominio, se agrega por la doctrina los declarativos.
Error y buena fe
Para determinar si el error afecta o no la buena fe del poseedor hay que hacer una
distinción en relación al tipo de error que se invoque:
Error de hecho: El inc.3° del art.706 dispone que “un justo error en materia de hecho no se
opone a la buena fe” Esta norma ha trascendido la estricta aplicación en materia
posesoria, aceptándose su carácter de principio de aplicación general.
Error de derecho: El inc. 4° dispone “pero el error en materia de derecho constituye una
presunción de mala fe, que no admite prueba en contrario” De toda evidencia este artículo
no es más que la aplicación lógica y coherente de la presunción del conocimiento de la ley
del art. 813 del CC.
Se dice que a diferencia del inc. 3° esta norma es de aplicación estricta a la posesión. Se
advierte por algunos autores que no se presumirá la mala fe cuando la finalidad de esa
alegación sea diferente de excusar el cumplimiento de una obligación, en ese caso no
podría presumirse de derecho el desconocimiento de la ley.
Prueba de la buena fe
Art. 707: “la buena fe se presume, excepto en los casos en que la ley establece una
presunción contraria”. Esta es una presunción simplemente legal. El poseedor nada debe
probar, basta exhibir el justo título porque la buena fe se presume.
13 Artículo 8. Nadie podrá alegar ignorancia de la ley después que ésta haya entrado en vigencia.
5.- Art. 1490 y 1491 respecto de las obligaciones condicionales y modales.
El inc. final del art. 702 contiene una presunción simplemente legal de tradición:
“La posesión de una cosa a ciencia y paciencia del que se obligó a entregarla, hará
presumir la tradición; a menos que ésta haya debido efectuarse por la inscripción del
título”.
La diferencia según el título invocado, se explica. Tratándose de título constitutivo de
dominio, no se requiere la tradición porque él importa un modo de adquirir que por sí
mismo da la posesión; pero los títulos traslaticios de dominio sólo dan un derecho
personal para exigir la tradición, y es ésta la que coloca la cosa en poder del adquirente.
Ventajas de la posesión regular
1.- El poseedor regular una vez vencido en un juicio reivindicatorio, no está obligado a
restituir los frutos recibidos antes de la contestación de la demanda, no se hace
responsable de los deterioros que haya sufrido la cosa a menos que se haya aprovechado
de ellos (aplicación de las reglas de los poseedores de buena fe en las restituciones
mutuas). En todo caso la buena fe dura para este poseedor hasta que contesta la
demanda. ( Revisar artículos 906 y 907).
2.- Cierto poseedor regular tiene acción reivindicatoria (acción publiciana) 14.
3.- El poseedor regular puede adquirir el dominio por prescripción ordinaria (2 y 5 años
dependiendo si son muebles o inmuebles)
4.- La posesión de los bienes raíces y de los derechos reales constituidos en ellos está
protegida por acciones posesorias15.
14 Artículo 894. Se concede la misma acción, aunque no se pruebe dominio, al que ha perdido la posesión
regular de la cosa, y se hallaba en el caso de poderla ganar por prescripción. Pero no valdrá ni contra el
verdadero dueño, ni contra el que posea con igual o mejor derecho. (en el 893 está la acción reivindicatoria).
5.- Está protegido por la presunción de dominio.16
POSESIÓN IRREGULAR
1°. Al poseedor irregular también se le presume dueño de acuerdo al art. 700, porque la
ley no distingue.
3º Cuando recae sobre bienes raíces o derechos reales constituidos sobre ellos, también
está protegida por acciones posesorias.
Estudio de las posesiones inútiles
La posesión violenta
15 Artículo 916. Las acciones posesorias tienen por objeto conservar o recuperar la posesión de bienes
raíces o de derechos reales constituidos en ellos.
La posesión clandestina
La define el art. 713: “La posesión clandestina es la que se ejerce ocultándola a los que
tienen derecho para oponerse a ella”
El requisito faltante que hace que esta posesión sea inútil es el de la publicidad. El
poseedor clandestino no la oculta a todo el mundo, sino sólo respecto de quien puede
oponerse a ella, el dueño naturalmente, u otro poseedor o incluso un mero tenedor.
El poseedor puede oponerse pues goza de un título que le permitiría adquirir la cosa por
prescripción.
Con el mero tenedor se da una situación curiosa precisamente por lo excepcional pues
éste reconoce dominio ajeno (y por lo mismo su título no lo habilita para iniciar posesión,
incluso más hace presumir su mala fe) a pesar de ello el Código lo contempla como un
potencial prescribiente extraordinario del dominio bajo ciertos requisitos que se hallan en
el art.2510 regla tercera.
A diferencia de lo que se plantea con la posesión violenta la posesión clandestina no marca
definitivamente o de forma indeleble la posesión, los autores piensan mayoritariamente
que desapareciendo la clandestinidad, es decir, haciendo pública la posesión a aquellos
que pueden oponerse a ella, la posesión se transforma en útil, y por lo tanto habilitante
para adquirir por prescripción.
Artículo 717 “Sea que se suceda a título universal o singular, la posesión del sucesor,
principia en él; a menos que quiera añadir la de su antecesor a la suya; pero en tal caso se
la apropia con sus calidades y vicios.
Podrá agregarse en los mismos términos a la posesión propia la de una serie no
interrumpida de antecesores”
Adquisición:
El art.720 establece como regla general que la posesión se puede iniciar o adquirir
personalmente o a través de un representante legal o convencional: “La posesión puede
tomarse no sólo por el que trata de adquirirla para sí, sino por su mandatario o por sus
representantes legales”
El principio rector en materia de posesión es que todas las personas puedan iniciar la
posesión, incluso aquellas que carecen de la libre administración de sus bienes, es decir,
para iniciar posesión bastaría la capacidad de goce. Sin embargo el Código da una regla
más precisa.
Artículo 723. “Los que no pueden administrar libremente lo suyo, no necesitan de
autorización alguna para adquirir la posesión de una cosa mueble, con tal que concurran
en ello la voluntad y la aprensión material o legal; pero no pueden ejercer los derechos de
poseedores, sino con la autorización que competa.
Los dementes y los infantes son incapaces de adquirir por su voluntad la posesión, sea para
sí mismos o para otros”.
El art.723 nos enseña que los incapaces relativos pueden adquirir la posesión sin
necesidad de autorización de su representante legal, siempre que concurran la voluntad y
la aprensión material o legal de la cosa. Otra cosa es el ejercicio de los derechos de
poseedor que sólo pueden serlo autorizados.
Los incapaces absolutos en cambio son incapaces de iniciar posesión, sea para ellos
mismos o para terceras personas. (Ojo que el código no se refiere al sordo o sordomudo
que no puede darse a entender claramente).
(O sea, si pueden iniciar la posesión los menores adultos, el disipador declarado en
interdicción de administrar lo suyo y el sordo o sordomudo que no puede darse a entender
claramente, ya que a este último el código no lo exceptúa).
Para estudiar la adquisición de la posesión se distingue sobre la naturaleza del bien que se
posee: así hay diferencias si se trata de bienes muebles o inmuebles.
INICIO O ADQUISICIÓN
Se aplica la regla general ya enunciada, es decir la posesión de cosas muebles se
inicia en el mismo instante en que se adquiere el corpus y el animus, o sea desde el
instante mismo en que se aprehende la cosa con ánimo de hacerla suya.
CONSERVACIÓN
Por regla general faltando el corpus o el animus se pierde la posesión, sin embargo
en ciertos casos si se conserva el animus se conserva también la posesión aunque se haya
perdido el corpus, pero es menester que cuando se transfiera la tenencia de la cosa sea a
título no traslaticio de dominio.
El art. 725 nos dice que “El poseedor conserva la posesión, aunque transfiera la
tenencia de la cosa, dándola en arriendo, comodato, prenda, depósito, usufructo o a
cualquier otro título no traslaticio de dominio”
El art. 727 establece que “La posesión de la cosa mueble no se entiende perdida
mientras se halla bajo el poder del poseedor, aunque éste ignore accidentalmente su
paradero.”
PÉRDIDA
Se pierde la posesión, primeramente y por regla general, al perderse el corpus y el
animus, sin embargo hay casos en que se pierde sólo perdiéndose el animus y otros casos
excepcionales en donde se pierda por perderse el corpus.
1.- Pérdida de corpus y animus: Decíamos que es la regla general y se da cuando el
poseedor enajena la cosa o cuando la abandona con la intención que la haga suya el
primer ocupante, por lo que en esta última situación cualquiera que se apodere de la cosa
con ánimo de hacerla suya podrá iniciar posesión.
2.- Pérdida de corpus: estos casos de excepción los encontramos en los artículos
726 , 2502 n°1, 608 inc.2° y 61918 y art.62419.
17
3.- Pérdida del animus: En este caso el poseedor se convierte en mero tenedor,
pues conserva la cosa pero reconociendo dominio ajeno. Art.684 n°5.
INICIO O ADQUISICIÓN
17 Art. 726. Se deja de poseer una cosa desde que otro se apodera de ella con ánimo de hacerla suya; menos en los
casos que las leyes expresamente exceptúan. (se pierde la posesión de los muebles e inmuebles no inscritos).
18 Art. 619. Los animales bravíos pertenecen al dueño de las jaulas, pajareras, conejeras, colmenas…en que estuvieren
encerrados; pero luego que recobran su libertad natural, puede cualquier persona apoderase de ellos y hacerlos suyos,
con tal que actualmente no vaya el dueño en seguimiento de ellos teniéndolos a la vista…
19 Art. 624. La invención o hallazgo es una especie de ocupación, por la cual el que encuentra una cosa inanimada que
no pertenece a nadie, adquiere su dominio apoderándose de ella.
no inicia posesión, a menos que este mero tenedor enajene la cosa, porque en ese caso el
que la adquiere si inicia posesión.
La ley eso sí establece en el inciso segundo una excepción relativa a los inmuebles
inscritos.20
CONSERVACIÓN:
Esto se desprende del análisis de los artículos 686, 696, 702, 724, 728, 730, 924 y 2505,
artículos que conforman lo que en doctrina se denomina “Teoría de la posesión inscrita”.
ADQUISICIÓN:
Aquí se distingue si el título que se invoca es:
1.- Constitutivo de dominio: En este caso para iniciar la posesión del inmueble no se
requiere inscripción, porque estos títulos son en sí mismos modos de adquirir.
20 Con todo, si el que tiene la cosa en lugar y a nombre de un poseedor inscrito, se da por dueño de ella y la
enajena, no se pierde por una parte la posesión ni se adquiere por otra, sin la competente inscripción.
2.- Traslaticios de dominio: Tratándose de posesión regular no hay dudas que es necesaria
la inscripción, pues:
a) El art.702, al definir la posesión regular exige la inscripción.
b) El art. 72421 expresamente dice que si la cosa es de aquellas cuya tradición debe hacerse
por la inscripción, nadie puede iniciar la posesión si no es por ese medio.
c) El art. 72822 señala que si el inmueble está inscrito nadie puede iniciar la posesión
mientras no cese la posesión inscrita y esta cesa por una nueva inscripción.
d) El mismo art. 72923 que permite iniciar posesión sin inscripción sólo se aplica a los
inmuebles no inscritos.
Si se invoca un Título Traslaticio de dominio. La pregunta es ¿si compro una casa, necesito
o no inscripción para iniciar la posesión de ella? Nadie discute que para adquirir la
posesión regular de un inmueble inscrito, cuando se invoca un título traslaticio de
dominio, es necesaria la inscripción conservatoria de dicho título. La exigencia es
indudable: la ley dice expresamente que para la existencia de la posesión regular es
necesaria la tradición cuando se hace valer un título traslaticio de dominio (art. 702, inc.
3°), y la tradición del dominio de los bienes raíces se efectúa pos la inscripción del título en
el registro del Conservador (art. 686, inc. 1°).
Sin embargo el problema se nos presenta cuando tratamos de determinar si para iniciar la
posesión irregular se requiere o no inscripción. Aquí la doctrina se encuentra dividida:
Una parte de la doctrina sostiene que la inscripción no sería necesaria para iniciar
posesión irregular de un inmueble inscrito cuando se invoca un título traslaticio de
dominio, esto porque el propio art.708 dispone que la posesión irregular es aquella que
carece de uno o más de los requisitos de la posesión regular.
21 724. Si la cosa es de aquellas cuya tradición deba hacerse por inscripción en el Registro del Conservador,
nadie podrá adquirir la posesión de ella sino por este medio.
22 Para que cese la posesión inscrita, es necesario que la inscripción se cancele, sea por voluntad de las
partes, o por una nueva inscripción en que el poseedor inscrito transfiere su derecho a otro, o por decreto
judicial. Mientras subsista la inscripción, el que se apodera de la cosa a que se refiere el título inscrito, no
adquiere posesión de ella ni pone fin a la posesión existente. (Establece que si el inmueble está inscrito, para
que cese la posesión inscrita , se necesita de una nueva inscripción.)
CONSERVACIÓN:
PÉRDIDA:
La Corte Suprema ha sostenido que la única forma de hacer cesar la posesión inscrita es
por medio de la cancelación de la inscripción, ya que la inscripción representaría para
estos jueces el corpus y el animus. Si se cancela la inscripción se pierde por lo tanto estos
dos elementos.
1.- Por el art.2510 N°1 24 se puede prescribir sin título alguno (quien puede lo más puede lo
24 El dominio de cosas comerciales que no ha sido adquirido por la prescripción ordinaria, puede serlo por la
extraordinaria, bajo las reglas que van a expresarse: 1.a Para la prescripción extraordinaria no es necesario
menos)
2.- El art.730 25se pone el caso preciso, cuando se refiere a la cancelación de la inscripción
cuando el usurpador enajena a su propio nombre la cosa.
Se sostiene que nuestro Código considera la inscripción conservatoria como una ficción de
posesión, es decir, ella representaría el corpus y el animus. De ahí que los autores
mayoritariamente sostengan que la inscripción conservatoria es indispensable para iniciar
la posesión de los bienes raíces, por aplicación de los art.724, 728 y 2505.
La inscripción sería el signo de la posesión de los bienes raíces, equivaldría en cierto modo
a la tenencia de los muebles, de ahí que no sea dable, desde esta perspectiva, iniciar
posesión si se carece de inscripción. Entonces el que no tiene el inmueble inscrito jamás
podrá prescribir ni ordinaria ni extraordinariamente por cuanto la inscripción sería
fundamento de la posesión regular o irregular de los bienes raíces.
Don Luis Claro Solar sostiene que la inscripción sólo coloca al poseedor inscrito en una
situación preferencial para adquirir por prescripción, es en cierta forma una recompensa o
premio que recibe de la ley por haberse sometido al sistema registral. Ésta le garantiza
(art.728 inc.2° y 726) que mientras mantenga vigente su inscripción no perderá su
posesión.
Por ello respondiendo a la pregunta que sirve de título, los autores en su mayoría
sostienen que toda teoría de posesión inscrita se funda en una ficción legal, pues supone
que quien tiene título inscrito es poseedor del inmueble aún cuando realmente no lo
sea. De ahí que quien no tiene título inscrito no puede prescribir ni ordinaria ni
extraordinariamente.
Cuando leíamos el art.730 inc.2° nos habla de “competente inscripción” como único medio
para el adquirente que ha recibido la cosa del usurpador pueda iniciar posesión sobre un
inmueble inscrito.
El profesor Alessandri sostiene que competente inscripción es la que emana del poseedor
título alguno.
25 Si el que tiene la cosa en lugar y a nombre de otro, la usurpa dándose por dueño de ella, no se pierde por
una parte la posesión ni se adquiere por otra; a menos que el usurpador enajene a su propio nombre la cosa.
En este caso la persona a quien se enajena adquiere la posesión de la cosa, y pone fin a la posesión anterior.
Con todo, si el que tiene la cosa en lugar y a nombre de un poseedor inscrito, se da por dueño de ella y la
enajena, no se pierde por una parte la posesión ni se adquiere por otra, sin la competente inscripción.
inscrito. De ahí que sería necesario que el poseedor inscrito cancele su inscripción y el
nuevo poseedor practique una nueva a nombre de él.
Don Luis Claro circunscribe los términos de “competente inscripción” a aquella que cumple
con la exigencias del Reglamento del CBR. Para él el art.728 es el que exige la vinculación
de las inscripciones, pero el 730 no puede repetir la misma idea, de ahí que piense que
éste art. se refiere al caso de que la inscripción no derive del antiguo poseedor.
Presunciones de posesión
1.- Inc. 1°: Si se ha empezado a poseer a nombre propio, se presume que esta posesión ha
continuado hasta el momento en que se alega.
Estas presunciones son simplemente legales, por lo tanto, admiten prueba en contrario.
La mera tenencia
El art. 714 define la mera tenencia como la que se ejerce sobre una cosa, no como dueño,
sino en lugar y a nombre del dueño.
Al mero tenedor entonces le falta el animus, pues tiene el corpus. Posesión y tenencia son
conceptos que se excluyen el uno al otro.
El mero tenedor puede encontrase en dos situaciones distintas:
a.- Tener la cosa en virtud de un derecho real. Aquí tiene una triple calidad pues es dueño
26 Art.719. Si se ha empezado a poseer a nombre propio, se presume que esta posesión ha continuado hasta
el momento en que se alega. Si se ha empezado a poseer a nombre ajeno, se presume igualmente la
continuación del mismo orden de cosas. Si alguien prueba haber poseído anteriormente, y posee
actualmente, se presume la posesión en el tiempo intermedio.
del derecho real, por ser dueño normalmente se presume poseedor de ese derecho real y
es mero tenedor de la cosa sobre la cual recae el derecho real.
Características
1.- Es absoluta. Tiene esta calidad respecto del dueño y de terceros. Si es perturbado
pacíficamente en su tenencia debe recurrir al dueño para accionar. Si es perturbado
violentamente la ley le concede una acción directa “la querella de restablecimiento”. 27
2.- Es perpetua. Los herederos del mero tenedor serán también meros tenedores, a menos
que hayan creído que el causante era dueño de la cosa, ahí la sucesión por causa de
muerte le sirve como justo título para poseer.
3.- Es inmutable e indeleble. (art.716 28 en relación con el art. 2510 29) Dos requisitos deben
siempre concurrir: Voluntad del mero tenedor pero además pasividad del dueño de la
cosa.
4.- Siempre se obliga a restituir. Sea porque expira su derecho real o el contrato por el cual
tiene la cosa.
27 Art. 928. Todo el que violentamente ha sido despojado, sea de la posesión, sea de la mera tenencia, y que
por poseer a nombre de otro, o por no haber poseído bastante tiempo, o por otra causa cualquiera, no
pudiere instaurar acción posesoria, tendrá sin embargo derecho para que se restablezcan las cosas en el
estado que antes se hallaban, sin que para esto necesite probar más que el despojo violento, ni se le pueda
objetar clandestinidad o despojo anterior. Este derecho prescribe en 6 meses. Restablecidas las cosas, y
asegurando el resarcimiento de daños, podrán intentarse por una u otra parte las acciones posesorias que
correspondan.
28 Art. 716. El simple lapso del tiempo no muda la mera tenencia en posesión; salvo el caso del artículo 2510
regla 3°.
29 Art. 2510. El dominio de las cosas comerciables que no ha sido adquirido por la prescripción ordinaria,
puede serlo por la extraordinaria, bajo las reglas que van a expresarse: 1° Para la prescripción extraordinaria
no es necesario título alguno. 2° Se presume en ella de derecho la buena fe, sin embargo de la falta de un
título adquisitivo de dominio. 3° Pero la existencia de un título de mera tenencia hará presumir la mala fe, y
no dará lugar a la prescripción, a menos de concurrir estas dos circunstancias: 1. Que el que se pretende
dueño no pueda probar que en los últimos 10 años se haya reconocido expresa o tácitamente su dominio
por el que alega la prescripción. 2. Que el que alega la prescripción pruebe haber poseído sin violencia,
clandestinidad ni interrupción por el mismo espacio de tiempo.
CÉDULA N° 16 DERECHOS REALES LIMITADOS: 1. Concepto general y enumeración. 2. La
propiedad fiduciaria: concepto, elementos y características; constitución y limitaciones;
breve referencia a sus efectos; extinción. 3. Derecho real de usufructo: concepto,
elementos y características; diferencia con los derechos personales de goce; constitución
y limitaciones; breve referencia a sus efectos, extinción. 4. Derechos reales de uso y
habitación: concepto y características; su constitución; extensión; efectos, extinción. 5.
Servidumbres: concepto, elementos y características; criterios clasificatorios; su
extinción.
2ª clasificación. También en relación con las facultades del dominio, éste puede ser
absoluto o fiduciario:
Se podría afirmar que los derechos reales que limitan al dominio son derechos reales
de menor entidad.
1.- Por haber de pasar a otra persona en virtud de una condición. Se refiere aquí a la
propiedad fiduciaria. (art.733).
2.- Por el gravamen de un usufructo, uso o habitación, a que una persona tenga derecho
en las cosas que pertenecen a otra; y
“Se llama propiedad fiduciaria la que está sujeta al gravamen de pasar a otra
persona, por el hecho de verificarse una condición”. (art.733 y ss.)
No toda propiedad que se encuentra expuesta a pasar a otra persona por el evento
de verificarse una condición es propiedad fiduciaria. Pensemos en el caso de una
compraventa de una casa en la que no paguemos el precio de compra, se declara
judicialmente la resolución por incumplimiento de nuestra obligación (condición
resolutoria tácita art.1489) pasará a la persona del vendedor, pero en este caso no
hay bajo ningún aspecto propiedad fiduciaria.
Generalidades
Aplicada esta mecánica romana a nuestros días podemos entender mejor que es lo
que se persigue con la institución: el constituyente transfiere la propiedad a un
tercero con “el encargo” de entregarla al destinatario final en el evento de que la
condición prefijada se cumpla.
- Es la cosa que queda afecta a la propiedad fiduciaria. Art. 733 inc. 3°.
Intervinientes
Esta persona es dueña hasta que se cumple una condición, por lo tanto, se afecta una
característica del dominio que es la perpetuidad y por esta razón la propiedad
fiduciaria se estudia como una limitación al dominio.
Si el fiduciario falta la ley establece que el constituyente hará las veces de fiduciario
(Art. 748).
Este es un caso excepcional en que la ley presume una condición, además le da valor
de elemento esencial porque si el fideicomisario no existe al tiempo de la restitución
se consolida el dominio en el fiduciario.
Por lo tanto, es lógico que la ley prohíba los fideicomisos sucesivos y si se llegan a
constituirse, una vez que se cumple la condición que afectaba al primer
fideicomisario, es decir, radicado el dominio en uno de ellos, se extinguen las meras
expectativas de los otros.
Si llega a faltar uno de los propietarios fiduciarios la porción del que falta favorece a
los otros, lo que se conoce como “derecho de acrecer” (art. 750).
La condición debe cumplirse en el plazo de 5 años y si tarda más, se tiene por fallida,
lo que significa que el dominio se consolida en el fiduciario.
La finalidad de este plazo está dada por que al legislador no le gusta que se afecte de
algún modo la libre circulación de los bienes, pues genera incertidumbre. Fijando
este término pone fin a la incertidumbre y otorga certeza sobre quien es la persona
del titular en el dominio.
Hay una excepción a este plazo de 5 años, pues el mismo art. 739 establece “a menos
que la muerte del fiduciario sea el evento del que penda la restitución”.
Como el fiduciario tiene que restituir la cosa cuando se cumpla la condición (lo hace
al fideicomisario y debe ser la misma cosa) este bien tiene que ser no consumible y
no genérico.
1º.- Por acto entre vivos: La constitución de un fideicomiso por acto entre vivos es un
acto solemne, pues debe hacerse por instrumento público.
La ley no dice que debe ser por escritura pública pero normalmente lo es, sea que
recaiga sobre mueble o inmueble. Si el fideicomiso recae sobre bienes raíces además
hay que cumplir con una segunda formalidad: ese instrumento público debe
inscribirse en el registro de hipotecas y gravámenes del Conservador de bienes
raíces, y en este caso necesariamente debe ser por escritura pública porque el
Conservador de Bienes raíces sólo puede inscribir escrituras públicas.
2°). Una vez cumplida la condición, cuando tenga que restituir la cosa, tiene derecho
de retención si es que el fideicomisario le adeudare pagos o indemnizaciones.
b.- Puede transferir (por acto entre vivos) y transmitir su propiedad fiduciaria
(art.751).
1º). Del art. 758 se colige que el fiduciario está obligado a conservar la cosa, cuidarla
y restituirla hasta el cumplimiento de la condición. Esto como consecuencia de tener
la libre administración del fideicomiso, de ahí que pueda mudar su forma, pero
conservando su integridad y valor. Responde en consecuencia de culpa leve.
2º). Del art. 754 se colige que debe hacer un inventario solemne en los mismos
términos que el usufructuario. Eso sí a diferencia del usufructuario no está obligado a
rendir caución a menos que se le exija por decisión judicial como consecuencia de
una petición de medida conservatoria (761 inc.2°)
En rigor, según el art. 761, no tiene ningún derecho sino que sólo una mera
expectativa de llegar a ser dueño si es que se cumple la condición.
c.- Tiene derecho a ser oído cuando el fiduciario quiera gravar la cosa.(art.757)
e.- Puede solicitar indemnización por los deterioros que provengan de la culpa del
fiduciario (art.758).
Rembolsar al fiduciario todas aquellas expensas que haya hecho en la cosa y que no
eran necesarias. Debe pagar las expensar extraordinarias bajo las modalidades que
se establecen en el art.756.
Extinción de la propiedad fiduciaria (art.763)
2.- Por la resolución del derecho de su autor (como consecuencia de la pérdida del
dominio del constituyente).
3.- Por la destrucción de la cosa dada en fideicomiso, tiene que ser total.
4.- Por la renuncia del fideicomisario antes del día de la restitución, sin perjuicio de los
derechos de los substitutos.
Concepto (art.764)
Generalidades
Esta propiedad separada de uno de sus atributos es una “pseudo propiedad”, pues
por esencia la propiedad es tal en cuanto concurren las facultades de usar, gozar y
disponer de la cosa. Sucede que, en el caso del nudo propietario, éste
momentáneamente se haya separado del goce de la cosa, y por ello sigue siendo
propietario, pues si la separación fuera perpetua o definitiva no habría, stricto sensu,
propiedad de que hablar.
Usufructo es una voz derivada de las latinas usus (uso) y fructus (fruto), que nos
revelan el derecho de usar de una cosa ajena y aprovecharse de sus frutos. En efecto,
la cosa fructuaria no pertenece al usufructuario, sino al nudo propietario. El
usufructuario usa la cosa ajena para aprovecharse de sus frutos.
El Código de Napoleón en el art.578 lo define como “el derecho de gozar de las cosas
ajenas como el propietario mismo, pero con la obligación de conservar su sustancia.”
Naturaleza jurídica
Entre nosotros pareciera no haber discusión, pues históricamente así nos ha sido
enseñado, que el usufructo es un derecho real. (artículo 577 y 764 del Código Civil)
Intervinientes:
- El Usufructuario, que es la persona que tiene el derecho de usar y gozar de la cosa (cosa
fructuaria), él es el titular del derecho de usufructo.
Clases de usufructo
a.- Legal
b.- Voluntario
c.- Judicial
d.- mixto (el adquirido por prescripción, modo de adquirir donde interviene tanto la
voluntad como la ley)
a.- Usufructo normal, típico o propiamente tal: se le llama al usufructo que recae
sobre cosas no consumibles (primera parte de la definición del art.764)
b.- Usufructo anormal, atípico o cuasiusufructo: se le llama al que recae sobre cosas
que se consumen (segunda parte de la definición del art.764).
El código habla de fungibles (se cambia por otra de igual poder liberatorio) y no
consumible. Lo normal es que lo fungible sea consumible.
Características
1.- Es un derecho real; se ejerce sobre una cosa sin respecto de determinada
persona.
4.- Es un derecho temporal, dura por cierto plazo y una vez cumplido se consolida el
dominio en el nudo propietario. Incluso cuando se habla de usufructo vitalicio se
entiende que el plazo es cierto y determinado ya que no puede durar más allá de la
vida del usufructuario (artículo 765 inc.2º). De no indicarse un plazo expresamente
en el usufructo, éste dura toda la vida del usufructuario. Por ello se señala que el
plazo es un elemento de la esencia particular del usufructo.
6.- Es un derecho sobre cosa ajena. El usufructuario es dueño del derecho real de
usufructo pero es mero tenedor de la cosa fructuaria.
Tienen que ser cosas no consumibles y no fungibles. No hay ninguna otra exigencia,
por lo tanto se pueden constituir sobre todo tipo de bienes muebles o inmuebles.
a.- Por voluntad del constituyente (por voluntad del dueño de la cosa).
2º Puede ser que el dueño conceda el usufructo y se reserve la nuda propiedad, lo que se
denomina constitución por vía directa.
3º Puede que conceda a una persona el usufructo y a otra la nuda propiedad, lo que se
denomina constitución por desprendimiento.
b.- Por disposición de la ley; el legislador se refiere a los usufructos regulares en el art.
810.
En estricto rigor no se trata de usufructos propiamente tales más bien la ley entrega
al padre o madre de familia o al marido un derecho legal de goce sobre los bienes del
hijo o de la mujer respectivamente.
c.- Por prescripción. Al no señalar reglas especiales se aplican entonces las reglas
generales, con lo que se colige que el derecho real de usufructo se puede adquirir
siendo posesión regular en el plazo de 2 a 5 años y siendo poseedor irregular en 10
años. Por hablarse de título traslaticio de dominio no requeriría tradición.
d.- Por sentencia judicial. Para la mayoría de los autores este tipo de constitución judicial
estaría consagrada en el art. 1337 regla 6ª, donde la ley regula la partición de bienes
y señala que el partidor (juez árbitro) puede con el consentimiento de los
interesados entregar la nuda propiedad a un comunero y el usufructo a otra y en ese
caso tendría su origen en la sentencia del juez partidor.
Tratándose del pago de pensiones alimenticias, el juez puede fijar como pensión un
derecho de usufructo, uso o habitación sobre bienes del obligado al pago de la
pensión.
1.- Afecta el carácter absoluto del dominio porque el nudo propietario no puede
usar ni gozar la cosa.
2.- Afecta el carácter perpetuo del dominio porque el usufructuario será dueño de su
derecho real de usufructo hasta que se cumpla el plazo fijado.
- La ley prohíbe constituir usufructos bajo una condición que suspenda su ejercicio.
(art.768). La ley prohíbe entonces la constitución de usufructos bajo plazo o
condición suspensivos. Los usufructos que se constituyan de esta forma no tendrán
valor alguno. La razón de esta prohibición es evitar que se constituyan usufructos
sucesivos encubiertos por esta figura.
La excepción está dada por el mismo 768, en el inc.2°, pues tratándose del usufructo
constituido por testamento si esta condición que impide el ejercicio del usufructo se
ha cumplido o el plazo expirado antes del fallecimiento del testador, en ese caso el
usufructo vale.
El plazo puede ser aquel que diga relación con la llegada a cierta edad de una
persona otra que el usufructuario, en ese caso el art.804 inc.2° establece que si esa
persona fallece antes de llegar a edad establecida, valdrá el usufructo hasta el día en
que esa persona hubiere cumplido esa edad, si hubiese vivido.
Si la cosa es raíz el usufructuario tiene derecho para percibir los frutos naturales
incluso los que estén pendientes al tiempo de su constitución y a percibir los frutos
civiles (art. 781 y 790, 783 y 784)
2.- El usufructuario goza de los aumentos que reciba la heredad por aluvión u otras
causas naturales (art.785).
3.- Tiene derecho para enajenar su derecho real de usufructo pero esta enajenación
se hace con la carga del usufructo. Puede enajenar con una excepción: el
constituyente podría haber prohibido la facultad de enajenar al usufructuario. (Acá la
cláusula de no enajenar vale) (art.793 y 794).
6.- Derecho para administrar la cosa fructuaria. Pero sujeto a la obligación de rendir
caución e inventario (art.776 y 777 inc.1º).
7.- Derecho para ejercer la acción reivindicatoria en caso que se vea afectado en su
derecho real de usufructo.
OBLIGACIONES DEL USUFRUCTUARIO
En cuanto a la caución, su cuantía la fijan las partes y si no hay acuerdo la fija el juez.
- Usufructuarios legales.
2.- Tiene que respetar los arrendamientos que estuvieren vigentes (art. 792).
Eso sí, una vez que se constituye el usufructo el usufructuario comienza a percibir las
rentas del arrendamiento.
2.- Cuidar la cosa, responde de culpa leve; la falta de aquella diligencia y cuidado que los
hombres emplean ordinariamente en sus negocios propios. Art. 44, 787, 788 y 802.
Lo que sucede es que el usufructuario no podía exigir del nudo propietario que
cumpla esta obligación y por lo tanto si no se ha cumplido con ella lo que tendría el
usufructuario es el derecho de retención al término del usufructo.
El Código regula las formas de extinción del usufructo en los art. 804 a 809. El art.806
enumera las causales de extinción del usufructo, debiendo agregarse la pérdida de la
cosa debida y la expropiación.
CAUSALES
Por la llegada del día o evento de su condición prefijada para su fin (art.804).
Hay un caso en que el usufructo termina antes de que llegue el plazo; cuando el
usufructuario muere antes de haberse cumplido el plazo o condición.
Por a muerte del usufructuario (art. 806 n° 1), aunque ocurra antes del día o
condición fijada para su terminación.
Por resolución del derecho del constituyente (art. 806 n° 2) como cuando se ha
constituido sobre una propiedad fiduciaria y llega el caso de la restitución.
Por consolidación del usufructo con la nuda propiedad (art. 806 n° 3).
Por la prescripción.
Por expropiación.
PROPIEDAD FIDUCIARIA
La propiedad fiduciaria puede recaer sobre la totalidad de una herencia, una cuota o
una o más especies o cuerpos ciertos.
USUFRUCTO
El usufructo cuando recae sobre muebles y se constituye por acto entre vivos es
consensual.
PROPIEDAD FIDUCIARIA
USUFRUCTO
El usufructo es intransmisible.
Art. 811. “El derecho de uso es un derecho real que consiste generalmente en la
facultad de gozar de una parte limitada de las utilidades y productos de una cosa, si
se refiere a una casa, y a la utilidad de morar en ella, se llama derecho de
habitación”.
ii) Son derechos personalísimos y por lo tanto son intransferibles, a diferencia del
derecho real de usufructo.
iii) Además, el uso y la habitación no pueden constituirse por ley, a diferencia del
usufructo.
iv) Sin embargo, las semejanzas con el usufructo explican que el legislador en el art.812
dice que estos derechos se constituyen y pierden igual que el usufructo, pero no hay
uso y habitación legales.
vi) En cuanto a la caución ni el usuario ni habitador deben rendir caución. Art. 813.
A falta de esta determinación, los art.813 inc.2° y 815 a 818 regulan esta materia de
la siguiente forma:
El usuario de una heredad sólo tiene derecho a los objetos comunes de alimentación
y combustible, no a los de una calidad superior; y está obligado a recibirlos del dueño
o a tomarlos con su permiso (art. 817). Dichos frutos se adquieren por el hecho de
ser realmente consumidos. En consecuencia, el usuario no tiene la administración de
la cosa la cual sigue en poder del propietario.
Los derechos reales de uso y habitación otorgan unas atribuciones limitadas a sus
titulares.
El art. 811 inc.1º establece que “generalmente” los derechos de uso y habitación
confieren la facultad de gozar de una parte limitada de las utilidades y productos de
una cosa. Sin embargo, esta facultad debe otorgarse en el acto constitutivo.
De este modo el usuario o habitador tiene derecho a los frutos de la cosa sólo en la
medida que dicha facultad se haya estipulado expresamente.
Concepto (art.820)
Nuestro Código civil sigue al Código civil francés, pero insiste en una doble
denominación “servidumbre predial o simplemente servidumbre”, como si hubiera
necesidad de distinguirla de otro tipo de servidumbres “no prediales”.
Características
2.- El gravamen se constituye sobre un predio (las servidumbres activas son derechos
reales inmuebles).
- El predio dominante: es aquel que recibe o reporta la utilidad (se beneficia de ella).
Respecto de él, entonces, la servidumbre es activa y es ésta la que se mira como
derecho real.
1.- Es un derecho real inmueble, De ahí que se explique que la servidumbre grava al
predio sin consideración al dueño del mismo.
a.- Si se enajena el predio sirviente se entiende enajenada la servidumbre sin que sea
necesario mencionarla en forma expresa.
a.- Si se constituye servidumbre sobre un predio con muchos dueños todos deben
consentir.
a.- Naturales: Son naturales pues la ley no tiene necesidad de establecerlas ya que
operan como consecuencia natural de la situación o ubicación de los predios.
El dueño del predio sirviente está obligado a soportarla sin derecho a indemnización
alguna y se rige por el Código de aguas.
b.- Legales: Son aquellas que impone la ley. El titular del predio sirviente está
obligado a soportarlas. Las hay de dos tipos:
b.2.- las relativas a la utilidad de los particulares (interés privado), que son:
c.- Voluntarias: Son las constituidas por un hecho del hombre, en virtud de la
autonomía de la voluntad, son por lo tanto el resultado de una convención entre el
titular del predio sirviente y el del predio dominante.
a.- Positivas: Son, en general, las que imponen al dueño del predio sirviente la
obligación de dejar hacer. Por ejemplo en el caso de una servidumbre de tránsito.
b.- Negativas: Son las que imponen al dueño del predio sirviente la prohibición de
hacer algo, que sin la servidumbre le sería lícito, por ejemplo, la de no poder elevar
sus paredes sino a cierta altura (servidumbre de vista).
b.- Inaparentes: Son las que no se conocen por una señal exterior, como la misma de
tránsito, cuando carece de estas dos circunstancias.
a.- Continuas: Son las que se ejercen o se pueden ejercer continuamente, sin
necesidad de un hecho actual del hombre, como la servidumbre de acueducto por
un canal artificial que pertenece al precio dominante. Lo que determina la
continuidad no es precisamente la permanencia o intermitencia de los actos, lo
esencial es que no se requiera de un hecho actual del hombre.
b.- Discontinuas: Son las que se ejercen a intervalos más o menos largos de tiempo y
suponen un hecho actual de hombre, como la servidumbre de tránsito.
1.- Servidumbres aparentes-continuas: Son aquellas que cumplen con los requisitos de ser
visibles y de no requerir para su ejercicio de un hecho actual del hombre. Por ej. la
servidumbre de acueducto que se constituyó sobre un canal.
2.- Servidumbres inaparentes-continuas: Son aquellas que cumplen con los requisitos de
no ser visibles y de no requerir para su ejercicio de un hecho actual del hombre. Por
ej. la servidumbre de acueducto subterráneo.
3.- Servidumbres aparentes-discontinuas: Son aquellas que cumplen con los requisitos de
ser visibles y de requerir para su ejercicio de un hecho actual del hombre.
Servidumbre de tránsito donde hay una puerta o camino.
4.- Servidumbres inaparentes-discontinuas: Son aquellas que cumplen con los requisitos
de no ser visibles y de requerir para su ejercicio de un hecho actual del hombre. Por
ejemplo la servidumbre de tránsito sin puerta o camino.
La clasificación de servidumbres continuas y discontinuas es importante:
“El cerramiento es la facultad que tiene todo propietario de reparar, cerrar y cercar
su predio por todos lados, y de hacer que contribuyan a esta operación los dueños
de los predios colindantes”.
Concepto
Art. 851. “La medianería es una servidumbre en virtud de la cual los dueños de los
predios vecinos que tienen paredes, fosos, cercas divisorias comunes, están sujetos a
las obligaciones recíprocas que van a expresarse”
La medianería es, por ende, una consecuencia del hecho de que el cerramiento
divisorio pertenezca en común a los dueños de los predios contiguos.
Se razona de la misma forma que respecto se ha hecho en los dos casos anteriores.
Cierta doctrina piensa que no se trata ni de servidumbre ni de obligación legal sino
de copropiedad forzada y perpetua, simple consecuencia de la copropiedad de la
pared divisoria.
a) Contribuir a las expensas relativas al cerramiento común. (art.858 inc.1º en relación con
el art.2309). Excepcionalmente puede hacerse abandono del derecho de medianería
para liberarse de las cargas (art.858 inc.2º)
Concepto.
Características
a) Es una servidumbre discontinua, ya que para ejercerse exige un hecho actual del
hombre (art.822).
b) Es una servidumbre positiva, porque el dueño del predio sirviente debe dejar
hacer al dueño del predio dominante (art.823).
Concepto
Todas las aguas del territorio nacional son bienes nacionales de uso público (art.595
del CC y 5 del Código de aguas).
Características
Concepto.
Características
Concepto
“Es la que tiene por objeto dar luz a un espacio cualquiera cerrado y techado; pero
no tiene por fin conceder un derecho de vista sobre el predio vecino” (art.873).
En este sentido, si hay una servidumbre de luz, pero no una de vista, las ventanas se
levantarán a una altura que permita la entrada de la luz al predio dominante, pero no
una en que se divise el predio vecino.
Características
1.- Las servidumbres naturales se constituyen por la naturaleza del lugar donde están los
predios.
1.- Por título. Art. 882. Toda servidumbre se puede adquirir a través de la tradición
cuando hay un título que lo antecede. La inscripción en el conservador es voluntaria
y si se hace es por publicidad.
Requisitos:
3.- Por confusión; por reunión perfecta e irrevocable de ambos predios en un mismo
dueño.
La ley establece una regla especial por cuya virtud cualquiera que goce de la
servidumbre hace interrumpir este plazo de 3 años aún cuando no se trate del predio
dominante.
Nuestro sistema registral se basa en el Código prusiano, austriaco y las leyes bávaras.
El Reglamento del Conservador de Bienes Raíces de veinticuatro de junio de 1857 fue
creado a instancias del artículo 695 del Código Civil.
Este reglamento es un “reglamento ley”, pues no es dictado en el ejercicio de la potestad
reglamentaria, sino por orden expresa del legislador, por ello, tiene fuerza de ley.
Los conservadores de bienes raíces son los ministros de fe encargados de los registros
conservatorios de bienes raíces, de comercio, de minas, de acciones de sociedades
propiamente mineras, de asociaciones de canalistas, de prenda agraria, de prenda
industrial, especial de prenda y demás que les encomiendan las leyes (artículo 446 Código
Orgánico de Tribunales).
En el Derecho Romano, y aun en el antiguo Derecho Español, vigente en Chile antes del
Código, la tradición del dominio de los inmuebles se efectuaba, como es la regla general,
por alguna de las formas simbólicas que antes se han indicado.
Para facilitar la circulación del dominio de los bienes inmuebles, evitar los inconvenientes
de la clandestinidad y desarrollar el crédito territorial, fue imponiéndose en las
legislaciones más avanzadas la publicidad de la constitución, transferencia y transmisión
de los derechos reales inmuebles. En este sentido, el Mensaje del Código Civil indica que
con el sistema registral se busca “dar una completa publicidad a las hipotecas, y poner a
vista de todos el estado de las fortunas que consisten en posesiones territoriales”.
De este modo, con la dictación del Código se estableció entre nosotros, según es norma en
la organización de la propiedad territorial en los tiempos modernos, un sistema de
transferencia para los derechos sobre inmuebles, en base a un Registro. Este sistema de
propiedad registral, en términos generales, otorga publicidad a las mutaciones jurídicas de
los inmuebles con ventajas en la circulación de la propiedad inmueble, evitando la
clandestinidad de las transferencias, y facilitando con ello el crédito con garantía
territorial.
a) Funciona como una oficina en cada comuna del territorio, a cargo de un funcionario
denominado Conservador de Bienes Raíces, calificado de Auxiliar de la Administración de
Justicia y considerado ministro de fe pública (arts. 446 y ss. del COT).
En Santiago, el oficio está a cargo de tres funcionarios. En la mayoría de las comunas del
país el notario o uno de los varios, es al mismo tiempo el Conservador;
b.2) El Registro, considerada la expresión como cuerpo del sistema, está integrado por tres
registros particulares:
El art. 33 establece que “En cada uno de los mencionados Registros se inscribirán también
las respectivas cancelaciones, subinscripciones y demás concernientes a las inscripciones
hechas en ellos”.
Estos Registros parciales tienen las características materiales que indican los arts. 34 y
sgts. Cada Registro parcial contiene un índice por orden alfabético con los nombres de los
otorgantes (art. 41); este índice es de especial importancia práctica para la ubicación de los
títulos. Además, “en un apéndice de este índice se inventariarán los documentos
agregados al fin de cada Registro” (art. 42).
b.3) El Índice General. Junto con los índices de cada Registro parcial permite, en realidad,
el funcionamiento del sistema en cuanto mediante él se ubican las inscripciones y se
puede reconstruir la historia de los inmuebles partiendo de algunos datos elementales. Se
construye por orden alfabético de los otorgantes, y “se formará a medida que se vayan
haciendo las inscripciones en los tres Registros. En él se abrirán las mismas partidas que en
el índice particular” (art. 43). Es igualmente anual (art. 45). Los caracteres materiales del
Índice General se señalan en el art. 46, en relación con los arts. 22 y 23. Las menciones
que contienen los índices se disponen en el art. 44.
c) El Registro es público, y el Conservador está obligado a dar las copias y certificados que
se le soliciten (arts. 49, 50 y 51). Uno es el que deja constancia de haberse inscrito el título
en el Registro; se estampa en la copia del título que se presentó al Conservador para la
inscripción, copia que el Conservador devuelve al interesado con esa certificación al final
(arts. 85 y 86).
Son también frecuentes los denominados certificados de “dominio vigente”, en que el
Conservador deja constancia de que cierto inmueble está actualmente inscrito a nombre
de determinada persona; el “certificado de gravámenes” en que consta la existencia o
inexistencia de cargas (por ej., hipotecas, usufructos), y el “certificado de prohibiciones”,
en que consta la existencia o inexistencia de impedimentos al libre ejercicio del derecho de
enajenar cierto inmueble (por ej., embargos). Puede agregarse el “certificado de
repertorio”,
El examen del Registro y, por tanto, las certificaciones se retrotraen en el tiempo hasta el
lapso de la prescripción extraordinaria, que consolida la situación registrada, sin que
pueda ser afectada por posibles defectos anteriores.
(por responder)
El Código de Procedimiento Civil ha modificado el N° 3 del art. 53, en lo que dice relación a
las prohibiciones judiciales, porque para afectar a terceros, hace obligatoria la inscripción
de ciertas prohibiciones que, de acuerdo al Reglamento, es sólo facultativa. En efecto,
establece el CPC que la prohibición decretada por el juez de celebrar actos o contratos
cuando recae sobre bienes raíces debe inscribirse en el Registro del Conservador
respectivo, y sin este requisito no produce efecto respecto de terceros (297 inc. 1). Del
mismo modo, dispone que el embargo que recae sobre bienes raíces o derechos reales
constituidos en ellos, no produce efecto legal alguno respecto de terceros sino desde la
fecha en que se inscribe en el respectivo Registro Conservatorio en donde estén situados
los inmuebles (art. 453 inc. 1). Hay que recordar que los autores y la jurisprudencia dan a
la expresión embargo un sentido amplio, comprensivo no sólo del embargo propiamente
tal sino también de otras medidas o instituciones tendientes a asegurar el resultado del
juicio (secuestro, retención de bienes determinados y, en general, toda medida decretada
judicialmente que paralice la libertad de disposición del propietario o poseedor).
Se ha sostenido que debe negarse, en base al art. 13 del Reglamento, porque sería un caso
en que la inscripción es “legalmente inadmisible”. Se configuraría un “impedimento de
registro”: al existir una prohibición de enajenar vigente, inscrita, la coherencia del Registro
conduce a considerar legalmente inadmisible un título que contradice aquella inscripción.
Y ese impedimento registral -se agrega- es independiente de la suerte que en términos
substantivos, civiles, tenga la estipulación.
Pero también puede estimarse que el Conservador debe inscribir la enajenación: debe
recordarse, en primer término, que la validez de una cláusula de no enajenar es discutida.
Luego, si se admite, ella genera una obligación de no hacer, de modo que la enajenación
no importa sino una infracción de esa obligación, que el Conservador no es el llamado a
controlar o juzgar; a este respecto, se tiene en cuenta que el principio general en Chile es
que el Conservador debe inscribir los títulos que se le presenten (siendo auténticos y
relativos a inmuebles), salvo limitadas excepciones, que deben interpretarse
restrictivamente, de manera que es escasa la “legalidad” registral. Por último, el art. 13 se
refiere a las inscripciones que por ley son inadmisibles, no por acuerdo entre particulares,
de modo que para fundar la negativa debería precisarse el precepto legal que declara
inadmisible la inscripción.
La jurisprudencia parece inclinarse por esta segunda alternativa.
Estas materias están reguladas principalmente en los Títulos VI y VII del Reglamento, arts.
54 y siguientes.
Como se indicó, las causales de negativa para inscribir están contempladas en los arts. 13 y
14:
a) En el art. 13 hay sólo una causal -genérica- ilustrada con varios ejemplos. Puede rehusar
inscribir “si la inscripción es en algún sentido legalmente inadmisible”, término objetado
por la doctrina por su imprecisión, ya que no queda claro si se refiere a aspectos de forma
o de fondo.
Está claro que los defectos de forma se encuentran comprendidos en el término
“legalmente inadmisible”, pues a ellos se refieren los ejemplos dados por el Reglamento
(“si no es auténtica o no está en el papel competente la copia que se le presenta; si no está
situada en el departamento o no es inmueble la cosa a que se refiere; si no se ha dado al
público el aviso prescrito en el artículo 58; si es visible en el título algún vicio o defecto que
lo anule absolutamente, o si no contiene las designaciones legales para la inscripción”. Esta
observación induce a concluir que la expresión “en algún sentido legalmente inadmisible”
está referida en general, a ese campo: infracciones legales en las formas de los títulos.
Sólo uno de los ejemplos permite dudar sobre su naturaleza (formal o substancial): el
penúltimo, “si es visible en el título algún vicio o defecto que lo anule absolutamente”.
Puede verse que, aunque redactado como ejemplo, es bastante amplio. Permite la duda
porque, por una parte, siguiendo la tendencia de los otros, podría entenderse referido sólo
a vicios formales del título, que provoquen nulidad absoluta, y que no estén incluidos en
los anteriores; además, en el Reglamento, como en general en la materia registral, el
término “título” se emplea principalmente en el sentido instrumental (formal). Y, por otra,
podría estimarse que se refiere a defectos de toda naturaleza, formales o substanciales del
acto que provoquen nulidad absoluta, ya que la norma no distingue. En todo caso,
interpretando el art. 13 en sentido amplio o restringido, el precepto presenta dos
limitaciones: (i) Para negarse a inscribir el Conservador, debe tratarse de un defecto que
provoque nulidad absoluta; (ii) De acuerdo a diversas sentencias que se han pronunciado
sobre el sentido de la expresión “visible en el título”, debe tratarse de vicios o defectos que
puedan percibirse con el solo examen del título respectivo, sin que sea necesario
confrontarlo con otros antecedentes (la causal resulta equivalente en consecuencia a la del
art. 1683, cuando el juez puede declarar de oficio la nulidad absoluta, al aparecer de
manifiesto en el acto o contrato).
b) Por su parte, en el art. 14 hay dos causales formales, que son bien específicas: (i)
Cuando inscrito un predio por una compraventa, se presenta una persona solicitando
inscripción en su favor, invocando otro título de compraventa, emanado del mismo
vendedor; y (ii) Cuando un fundo es vendido por persona que según el Registro, no es su
dueño o actual poseedor.
Una apreciación del conjunto de las causales de negativa, permite concluir que las
atribuciones de control entregadas al Conservador son limitadas, y circunscritas
principalmente a las formas de los títulos, en relación con el orden y funcionamiento del
Registro, y con la eventual excepción apuntada a propósito del art. 13. Por tanto, por regla
general, carece de control sobre la sustancia, sobre los defectos de fondo de los actos
contenidos en los títulos, labor de control que en definitiva recae en el juez. El sistema
existente carece de “legalidad registral” por ende, al no controlar la validez y eficacia de
los actos que sirven de antecedente a la inscripción, lo que le resta seguridad, permitiendo
frecuentes litigios.
Subinscripciones.
Los errores, omisiones u otras modificaciones que sea necesario efectuar una vez
practicada la inscripción, se salvan a su margen derecho, mediante las llamadas
“subinscripciones”. Las subinscripciones son, pues, anotaciones escritas al margen de la
inscripción, en la forma y para las finalidades que el Reglamento señala (arts. 88, 89 y 91).
Cancelaciones.
Cancelar una inscripción es dejarla sin efecto. El Reglamento ha dispuesto que las
cancelaciones de inscripciones se efectúen mediante subinscripciones (art. 91), es decir,
por notas marginales. Pero en esta materia debe tenerse presente el art. 728 del Código,
según el cual para que cese la posesión inscrita es necesario que la inscripción se cancele:
por voluntad de las partes, por una nueva inscripción en que el poseedor inscrito
transfiere su derecho a otro, o por sentencia judicial. Ahora bien, en el segundo caso, la
subinscripción a que se refiere el art. 91 no es indispensable para la cancelación: el dueño
de un inmueble que tiene inscrito a su nombre el predio, lo vende; el comprador inscribe
la venta, y en virtud de esa inscripción se canceló la anterior; por el art. 91, el Conservador
subinscribe al margen de la anterior (ya cancelada por la nueva) esta mutación, sólo para
la conveniencia del Registro.
Reinscripciones.
En la práctica, se ha llegado a configurar un mecanismo denominado de “reinscripciones”,
consistente en volver a inscribir inmuebles ya inscritos en el Registro, sin cambiar el titular
de los mismos. Se ha recurrido a ellas, por ejemplo cuando un heredero ha enajenado un
inmueble sin cumplir con las inscripciones prescritas en el art. 688 del CC. y en el art. 55
del Reglamento; el adquirente logra inscribir a su nombre, pero dicha inscripción es
ineficaz, conforme al art. 696 del CC, para conferir la posesión sobre el inmueble (además,
en el Registro, la inscripción que antecede a la del adquirente será la del causante, en lugar
de la inscripción hecha en favor del heredero, que no se ha efectuado, presentándose por
ende un corte en la lógica continuidad de la posesión inscrita); posteriormente, para
subsanar la situación, el heredero efectúa aquellas inscripciones. Luego, el adquirente
solicita se “reinscriba” el inmueble a su nombre, de manera que ahora quede su
inscripción debidamente encadenada a la del heredero y las anteriores.
La reinscripción también opera en los casos llamados de “formación de fundos” o de
fusión de inmuebles, en que el propietario de dos o más inmuebles contiguos, inscritos
cada uno a su nombre, los reinscribe mediante una minuta, fundiendo las inscripciones en
una sola inscripción. Otro caso, en que operan reinscripciones, es aquél en el que se crean
nuevos conservadores de bienes raíces, siendo necesario realizar el traslado de las
inscripciones, al nuevo Conservador.
Analizado el sistema registral, cabe recordar que la tradición del dominio y demás
derechos reales sobre inmuebles se efectúa por inscripción (art.686), con las excepciones
que se han mencionado.
Esta inscripción se practica con el mérito de la inscripción anterior. Consiste en inscribir los
inmuebles de la sucesión a nombre de todos los herederos; de este modo, los inmuebles,
que antes aparecían en el Registro a nombre del causante, quedan ahora inscritos a
nombre de los herederos en comunidad. Se practicarán tantas inscripciones de esta clase
como inmuebles haya, y se practicarán en el Registro del departamento en que los
inmuebles se encuentren ubicados. Con esta inscripción pueden los herederos disponer de
consuno de los inmuebles hereditarios.
Debe recordarse que si el fallecido estaba casado en sociedad conyugal y en ella había
inmuebles, éstos han de inscribirse a nombre del cónyuge sobreviviente y de los herederos
(art. 30 de la ley de impuesto de herencias).
La omisión de la inscripción requerida para la tradición del dominio o de otro derecho real
mencionado en el artículo 686 viene a ser lo mismo que si la tradición nunca se hubiere
hecho. En efecto, si la ley exige inscripción para la tradición del derecho real de que se
trata, en términos tales que las palabras tradición-inscripción son sinónimos, la natural
consecuencia es que sin inscripción no hay tradición.
Por tanto, la falta de inscripción impide adquirir el derecho real por el modo de adquirir
tradición.
Así, si se celebra un contrato de compraventa de bien raíz, mientras no se inscribe el
dominio a nombre del comprador, este no adquiere el dominio porque falta la tradición.
Ahora, si a este comprador se le ha hecho la entrega material ¿adquiere legalmente la
posesión? Esto se verá al analizar la posesión.
La falta de las inscripciones del artículo 688 no habilita a los herederos para disponer de
los inmuebles hereditarios.
No existe doctrina ni jurisprudencia unánime respecto a la sanción aplicable en caso de no
practicarse. Inicialmente, la jurisprudencia se inclinó pro la nulidad absoluta ya sea de la
enajenación misma o del contrato que sirvió de título. Hoy en día se estima que la sanción
es la contemplada en el artículo 696, es decir, no adquiere la posesión del mismo aunque
lo tenga en su poder por largo tiempo, no pudiendo adquirir el dominio por prescripción
adquisitiva mientras no se efectúen las inscripciones del artículo 688.
El Conservador de Bienes Raíces debe llevar o mantener ciertos libros en el cual constan
las inscripciones que por ley, generalmente, o por disposición de las partes,
excepcionalmente, deben practicarse.
Estos libros son: El Repertorio, el Registro y el Índice General.
El sistema registral (como su nombre lo insinúa) gira en torno al Registro siendo los otros
dos libros complementos de éste.
El Registro por excelencia es el de propiedad (recuérdese que el CBR fue creado
originalmente para dejar registro de las traslaciones de la propiedad de los inmuebles), los
otros registros que junto al de propiedad dan forma al sistema registral chileno de los
bienes raíces son el “Registro de Hipotecas y Gravámenes” y el “Registro de Prohibiciones
e Interdicciones de enajenar”.
Además el CBR debe de mantener otros registros, no menos importantes pero secundarios
para nuestro estudio ellos son: El “Registro de Comercio”, el “Registro de prenda agraria”,
el Registro de prenda industrial” y el “Registro de prenda de la ley de compraventa mueble
a plazo”.
El Índice General: Es el libro que se lleva por orden alfabético y que se forma a medida que
se vayan haciendo las inscripciones en los tres registros que veremos a continuación.
Los Registros en general: Son libros en los que se practican o transcriben las inscripciones.
En el fondo, son un conjunto de instrumentos en los que se deja constancia de las
mutaciones jurídicas que tienen lugar en determinada clase de bienes.
De hecho las inscripciones se hacen en la parte central de cada hoja, a fin de dejar libres
ambos márgenes.
En el margen izquierdo se anota el número de la inscripción que recibe la anotación y la
naturaleza del título.
En el margen derecho se practican las subinscripciones.
Los libros fundamentales son el Repertorio, el Registro, y el Índice General. Pero es el
Registro el que constituye el sistema, siendo los otros dos el complemento de aquél.
Creado originalmente para los inmuebles, leyes posteriores han entregado al Conservador
el mantenimiento de otros Registros para ciertos bienes o actos, como el Registro de
Comercio, el de Prenda Agraria, el de Prenda Industrial, el de Prenda de Cosa Mueble
Vendida a Plazo.
2) El Registro, considerada la expresión como cuerpo del sistema, está integrado por tres
registros particulares:
El art. 33 establece que “En cada uno de los mencionados Registros se inscribirán también
las respectivas cancelaciones, subinscripciones y demás concernientes a las inscripciones
hechas en ellos”.
Estos Registros parciales tienen las características materiales que indican los arts. 34 y
sgts. Cada Registro parcial contiene un índice por orden alfabético con los nombres de los
otorgantes (art. 41); este índice es de especial importancia práctica para la ubicación de los
títulos. Además, “en un apéndice de este índice se inventariarán los documentos
agregados al fin de cada Registro” (art. 42).
3) El Índice General. Junto con los índices de cada Registro parcial permite, en realidad, el
funcionamiento del sistema en cuanto mediante él se ubican las inscripciones y se puede
reconstruir la historia de los inmuebles partiendo de algunos datos elementales. Se
construye por orden alfabético de los otorgantes, y “se formará a medida que se vayan
haciendo las inscripciones en los tres Registros. En él se abrirán las mismas partidas que en
el índice particular” (art. 43). Es igualmente anual (art. 45). Los caracteres materiales del
Índice General se señalan en el art. 46, en relación con los arts. 22 y 23. Las menciones
que contienen los índices se disponen en el art. 44.
Concepto:
Art.889. “La reivindicación o acción de dominio es la que tiene el dueño de una cosa
singular, de que no está en posesión para que el poseedor de ella sea condenado a
restituírsela.”
Por definición se dice que esta acción no puede intentarse contra el mero tenedor, la
doctrina eleva esta deducción a la categoría de principio de derecho, pues en el caso
que la cosa la tenga materialmente un mero tenedor al dueño le basta ejercer la
acción personal que nace del contrato respectivo. ¿Y si no hay contrato de ninguna
especie, que acción podrá éste ejercer contra el mero tenedor?
La acción reivindicatoria es una acción real pues protege el derecho real de dominio
que puede ser, por aplicación de los art.580 y 581, mueble o inmueble según sea la
naturaleza de la cosa sobre el cual recae.
Características:
a) Es una acción real, pues protege el derecho real de dominio. (artículo 577 C.C.)
b) Puede ser mueble o inmueble según la naturaleza de la cosa sobre la cual recae.
(Artículo 580 C.C.)
c) Es una acción que no tiene un plazo fijo de prescripción. (Artículo 2517 C.C.)
3.- Que el poseedor regular se encuentre en caso de poder llegar al dominio por
medio de la prescripción.
4.- Que se intente contra aquel que posee en una calidad inferior.
Nuestra Corte Suprema ha sostenido que el dueño también puede ejercer esta
acción.
Esta decisión es muy favorable al dueño pues aquel, por medio de la acción
reivindicatoria, debe probar dominio, mientras que a través de la publiciana le basta
probar la posesión regular.
3º Que la cosa sea susceptible de reivindicación: Los arts. 890, 891 y 892 nos dan
una idea general, prácticamente todas las cosas se pueden reivindicar, con las
excepciones obviamente que esos artículos se señalan, la exigencia de la naturaleza
de la cosa está en la propia definición del Código; debe tratarse de una cosa singular.
Art. 890 inc.1°: “Pueden reivindicarse las cosas corporales, raíces y muebles”
Art. 891 inc.1°: “Los otros derechos reales pueden reivindicarse como el dominio;
excepto el derecho de herencia.”
Excepciones
i.- El derecho real de herencia. (art.891) Es una universalidad, pero de todas formas
el heredero que ha sido preterido u olvidado, privándole de la posesión del derecho
real de herencia puede intentar la acción de petición de herencia, que a decir
verdad, es una especie de acción reivindicatoria del derecho real de herencia. La
ejerce el verdadero heredero, que ha sido preterido, y que por ello no está en
posesión de la herencia, contra el heredero putativo, poseedor de la misma, a fin que
éste sea condenado a restituirle la posesión de la herencia.
ii.- Derechos personales. Los derechos personales no pueden poseerse, de allí que
no sean reivindicables.
Esta disposición señala que el reivindicante debe rembolsar lo pagado por la cosa, lo
que significa que está obligado a pagar por su propia cosa.
El que pago lo que no debía no puede perseguir la cosa si ésta está en manos de un
tercero que la adquirió de buena fe y a título oneroso.
El art. 895 del C.C. señala: “La acción de dominio se dirige contra el actual poseedor.”
La regla general es que esta acción se dirija contra el actual poseedor, sin distinguir si
éste se encuentra de buena o mala fe o si es poseedor regular o irregular.
No siempre el dueño de la cosa sabe con certitud quien es el actual poseedor de ella.
Para poder accionar contra persona cierta y determinada, puede el actor solicitar una
medida prejudicial probatoria a fin que el mero tenedor de la cosa comparezca ante
el juez y declare quien es la persona a cuyo nombre la tiene. Art. 896.
¿Qué pasaría si un tercero coludido con el poseedor a fin de burlar los derechos del
dueño declara ser él el poseedor de la cosa?
La cátedra cree que aquí no opera una “transformación” de la acción, sino otra
institución que es la “subrogación real”, donde lo que se substituye es una cosa (la
que se reivindica) por otra (el dinero recibido por la enajenación de ella).
La Corte Suprema confirma esta segunda posición pues considera la acción como
reivindicatoria pero especial, llamándola “acción reivindicatoria ficta”
Este artículo da una mayor opción al reivindicante por cuanto puede dirigir su acción
contra aquel que por hecho o culpa suya ha dejado de poseer, tal como si ella fuere
la que actualmente poseyere la cosa. Claramente esto es una sanción a la mala fe del
poseedor.
Debe hacerse en el plazo que el Juez señale; esto es excepcional (plazo judicial).
2º Indemnizar los deterioros sufridos por la cosa siempre y cuando se haya
aprovechado de ellos (art. 906)
Aplicando por analogía el art. 913, la mala o buena fe del poseedor para los efectos
de los deterioros se considerará en el momento en que se produjeron.
En este caso, y en razón del enriquecimiento sin causa, el poseedor de buena fe debe
una indemnización equivalente al beneficio reportado.
El poseedor de buena fe no está obligado a devolver los frutos que hubiere percibido
antes de la contestación de la demanda. Después de la contestación de la demanda,
se asimila automáticamente al poseedor de mala fe.
2º. Indemnizar los deterioros sufridos por la cosa por su hecho o culpa (art. 906)
3º. Restituir todos los frutos civiles y naturales percibidos y los que hubiere percibido con
mediana inteligencia y actividad desde que entró en posesión.
4º. Debe rembolsar al actor las expensas de custodia y conservación de la cosa durante el
juicio.
Esto se llama contribución a los gastos, y está obligado a pagarlos el poseedor de
mala fe; pero no el de buena fe.
1ª obligación. Debe indemnizar los gastos ordinarios por la producción de los frutos
(Art. 907 inc. final).
Esto es lógico porque aun cuando la cosa hubiere estado en manos del reivindicante,
siempre para producir los frutos habría sido necesario efectuar esos gastos. Así lo
dice el art.907 inciso final: "En toda restitución de frutos se abonarán al que la hace
los gastos ordinarios que ha invertido en producirlos".
Mejora es toda obra ejecutada para la conservación de una cosa, para aumentar su
valor o para fines de ornato, y por lo mismo la ley las clasifica en necesarias, útiles y
voluptuarias.
LAS MEJORAS
Sólo deben ser reembolsadas al poseedor de buena fe, y sólo respecto de las
efectuadas antes de la contestación de la demanda (Art. 909)
El poseedor de mala fe tiene derecho a llevarse los materiales de las mejoras útiles
siempre que puedan separarse sin detrimento de la cosa y que el propietario rehúse
pagarle el precio de esos materiales. (Arts. 910 y 912)
No debe pagarlas ni al poseedor de buena o mala fe, pero éstos pueden retirar los
materiales sin detrimento.
Concepto
Art. 916 C.C. “Las acciones posesorias tienen por objeto conservar o recuperar la
posesión de bienes raíces o de derechos reales constituidos en ellos.”
Naturaleza jurídica
Para la doctrina que plantea que la posesión es un derecho, las acciones posesorias
serían acciones también reales.
Una posición intermedia es la de don Luis Claro Solar que considera estas acciones
como reales pues pueden intentarse contra cualquiera persona que perturbe,
moleste o amenace la posesión
Características
a. Serían acciones inmuebles, toda vez que protegen los bienes raíces y los derechos
reales constituidos en ellos.
b. Serían acciones reales, aún cuando se pueda discutir este punto por cuanto la
posesión es un hecho, y como tal no podría ser calificado de real o de personal, sin
embargo, no se puede desconocer de que las acciones posesorias protegen una
situación directa sobre la cosa, sin respecto a determinada persona.
Art. 918 Debe ser poseedor útil: es decir haber tenido posesión tranquilla e
ininterrumpida durante un año.
El art. 916 nos da la regla general, es decir, estas acciones proteger los inmuebles
y los derechos reales constituidos sobre inmuebles. A esta regla debe de
sumársele la exigencia del art. 917 que prescribe que la cosa además sea
susceptible de ganarse por prescripción.
Resumamos positivamente, pueden ampararse:
2°.- Los derechos reales constituidos en ellos, con excepción de las servidumbres
discontinuas e inaparentes, toda vez que las mismas no pueden ser adquiridas
por prescripción, de conformidad con el art.917. Además, en las servidumbres
discontinuas e inaparentes no habría propiamente posesión porque faltaría el
corpus.
1. La acción que tiene por objeto conservar la posesión prescribe en el plazo de 1 año
desde la molestia o embarazo (querella de amparo);
2. La acción que tiene por objeto recuperar la posesión prescribe en el plazo de 1 año
desde que se perdió la posesión (querella de restitución).
Una de las clasificaciones típicas que entrega la doctrina nacional divide las acciones
posesorias en:
1. Querella de Amparo:
Es la que tiene por objeto conservar la posesión de los bienes raíces y los derechos
reales constituidos en ellos. (Art. 916 y 921).
Aspectos procesales
La demanda debe contener las menciones del art. 254 CPC, indicándose los medios
de prueba que se ofrecen hacer valer en el juicio. La prueba del actor deberá
concentrarse en el probar tanto su calidad de poseedor útil como el hecho de la
turbación, amenaza o molestia.
2. Querella de restitución:
Objetivos:
Querella de amparo
Querella de restitución
ii). Se puede dirigir en contra del que hizo el despojo y contra toda persona cuya posesión
derive de la del usurpador.
3. Querella de restablecimiento:
“Es la acción que tiene por objeto restablecer la posesión o mera tenencia de un
inmueble o de derechos reales constituidos en ellos, cuando al actor dicha posesión
o mera tenencia le ha sido despojada violentamente.
Amparo y restitución
iv) Después de entabladas sólo se podría entablar la acción reivindicatoria (art.563 CPC.).
Querella de restablecimiento
iv) Después de entablada, queda a salvo el derecho para que entablar la acción posesoria
correspondiente; incluso se podría entablar la acción reivindicatoria (art.563 CPC.).
3. Estas acciones no tienen lugar contra el ejercicio de una servidumbre legal (art.947).
Obra nueva es la que no existía o que existiendo resulta de distinta naturaleza por las
modificaciones a la que fue sometida.
La denuncia de obra nueva es una acción judicial que persigue suspender los trabajos
de una obra nueva que ha comenzado o que amenaza de comenzar hasta que no se
resuelva en juicio sobre el derecho que se tiene a continuar la obra.
Se persigue que se prohíba toda obra nueva sobre el suelo de que está en posesión y
asimismo la que embarace el goce de una servidumbre legítimamente constituida
sobre el predio sirviente.
Tiene por objeto evitar que el mal estado de los edificios o construcciones
entorpezca el ejercicio de la posesión.
Las obras ruinosas denunciables están tratadas en los art. 932 y 935:
b. Los árboles mal arraigados o expuestos a ser derribados por casos de ordinaria
ocurrencia.
3. Si el daño que se teme es de gravedad, obtener que el dueño rinda caución para
indemnizarlo de los daños que pueda causar.
Las reparaciones deben ser hechas por el querellado; pero si éste no las hace, las
hará el querellante en la forma indicada en los artículos 930 y 933.
Acción reivindicatoria
Puede ejercerse sin importar la naturaleza del bien
El titular es el dueño, salvo el caso de la acción publiciana.
Protege el dominio, que es además su causa de pedir.
Acciones posesorias
Sólo proceden tratándose de bienes inmuebles o dº reales constituidos sobre
ellos.
El titular es el poseedor útil, pudiendo incluso ser el mero tenedor.
Protegen un hecho, la posesión, que es además su causa de pedir.
Acción reivindicatoria
Su naturaleza es la de ser una acción mueble o inmueble, aunque siempre real.
No tiene plazo fijo de prescripción.
Se tramitan en juicio ordinario de lato conocimiento
El actor debe probar dominio.
Las sentencias producen el efecto de cosa juzgada material.
Acciones posesorias
Su naturaleza es siempre inmueble y personal.
Tienen plazo fijo de prescripción
Se tramitan en procedimientos sumarios, llamados interdictos posesorios.
El actor debe probar posesión.
Las sentencias producen el efecto de cosa juzgada formal.