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I. Introducción.
Desde que el fútbol como deporte se profesionalizó y que los servicios de los futbolistas
profesionales pasaron a ser objeto de importantes transacciones económicas entre
clubes, y entre éstos y agentes, empresarios o inversores, surgió el concepto de derechos
federativos y derechos económicos derivados de aquéllos.-
El objeto del presente artículo será analizar si en el fútbol profesional actual los
derechos federativos continúan teniendo un valor económico por sí merecedores de
transacciones dinerarias o, si en cambio, por la fuerza de las reglamentaciones, se han
convertido en derechos carentes de contenido patrimonial.
Para ello, analizaremos en primer lugar, el concepto que la doctrina le ha dado a los
derechos federativos y a los derechos económicos derivados de ellos.
Distintos son los conceptos con que la doctrina ha definido los derechos federativos,
aunque en su gran mayoría giran en torno a los derechos que surgen de la inscripción
del jugador de fútbol profesional en una federación determinada.
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(AFA) respecto de un deportista, para que éste participe en determinada competencia
oficial en nombre y representación de la entidad deportiva”.- 1
Por su parte, Vicente Montes Flores establece que el concepto de derecho federativo
más aceptado tanto por la Doctrina como por la práctica jurídica es “el derecho de una
entidad a inscribir a un determinado deportista en una determinada competición
oficial para que participe en nombre y representación de la misma.”2
En Uruguay, el Dr. Hernán Navascués expresa que el derecho federativo es el que surge
de la circunstancia de iniciar un jugador su vinculación con un club y con una
asociación determinados. Se trata de una potestad que se inicia con la solicitud del
jugador para inscribirse en una Asociación nacional que está afiliada a la Federación
Internacional (es decir FIFA) y que en el momento de afiliarse por un club, cede a éste,
mientras esté ligado ya sea contractualmente o estatutariamente. Equivale a lo que se
puede denominar el fichaje del jugador o lo que le otorga al club la prerrogativa de
cederlo a otro. De acuerdo a esta descripción, Navascués define al derecho federativo
como “la potestad, ya sea del club o del jugador, o de ambos, de disponer del fichaje
del jugador para actuar en ese club o transferirlo a otro.”3
Debemos decir también, que debe distinguirse el acto de inscripción en una federación o
asociación que hace nacer el derecho federativo (según Rafael Trevisan tiene origen en
un Contrato de Afiliación Deportiva), con el contrato de trabajo entre el Club y el
jugador.- Si bien se encuentran intimamente vinculados entre sí, son dos actos distintos
y generan derechos diferentes.-
Los derechos federativos nacen en la cabeza del Club Deportivo, con la inscripción del
jugador en la federación o asociación correspondiente, y no con la celebración del
contrato de trabajo de jugador de fútbol profesional, que puede ser anterior o, incluso,
en el caso de menores no profesionales, puede no existir.
1
Rafael Trevisan, “El Contrato de cesión de beneficios económicos provenientes de la transferencia de un
jugador de fútbol” publicado en “elDial.com.” Biblioteca Jurídica Online.
2
Vicente Morales Flores, “Los Derechos Federativos y Su Contenido Profesional”, página 5, publicado
en la página de Internet “Sport Doc”.
3
Hernán Navascues, “Futbol Profesional. Trabajo y Derecho”, página 99.-
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inscripto pero no existe aún contrato de trabajo alguno; 2) en caso de jugadores
profesionales que suscriben un nuevo contrato de trabajo con una entidad deportiva, los
derechos federativos pertenecen a la antigua institución, hasta tanto ésta remita el
TRANSFER o certificado de transferencia internacional (CTI) a favor del nuevo club,
ya sea en carácter de definitivo o de préstamo.- Recién remitido el CTI, el jugador
estará inscripto en la nueva federación y recién en ese momento, el nuevo club será el
titular de los derechos federativos del jugador, titularidad que puede ser en forma
definitiva o en carácter de préstamo, por un período determinado. Pero hasta tanto no se
remita el CTI, el jugador no podrá competir en partidos oficiales por el nuevo club,
aunque sin embargo, el club deberá cumplir con lo estipulado en el contrato laboral,
entre otros el pago de los salarios establecidos.
Estos ejemplos son, a nuestro entender, claros para demostrar que son dos momentos
distintos; los derechos federativos surgen y nacen a favor de una institución deportiva a
partir del momento en que el jugador es inscripto a nombre de ésta en una Federación o
Asociación determinada, y no nacen con la firma del contrato de trabajo.-
Tal cual lo afirma Vicente Morales Flores, inscripción registral y contrato de trabajo
están intimamente vinculados entre sí.- En el caso de jugadores profesionales ambos
actos son necesarios para que el jugador pueda competir en forma oficial por una
institución deportiva.- Podrá existir un contrato de trabajo de futbolista profesional, pero
no podrá competir en forma oficial si no está registrado por dicho club en la asociación
o federación correspondiente; lo mismo sucede a la inversa; un jugador podrá estar
inscripto a nombre de un club en una asociación o federación, (lo que le confiere al club
la titularidad de los derechos federativos) pero salvo excepciones,5 no podrá utilizarse
los servicios profesionales en competiciones oficiales hasta tanto se celebre un contrato
de trabajo.-
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Vicente Morales Flores, “Los Derechos Federativos y Su Contenido Profesional”, página 5, publicado
en la página de Internet “Sport Doc”.
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El actual Estatuto del Jugador de Fútbol Uruguayo establece que los menores podrán jugar hasta 5
partidos en Primera División sin tener contrato de trabajo.
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Evidentemente ambos son institutos que se encuentran ligados en forma indisoluble en
caso de jugadores profesionales cuyos servicios pretendan ser utilizados por las
instituciones deportivas, en competencias oficiales.-
En efecto; los derechos federativos implican una serie de derechos que no pueden
dividirse o compartirse con otras instituciones deportivas, por ejemplo, el derecho del
club a que el jugador lo represente en competencias oficiales; es lo que muchos
doctrinos denominan “el ejercicio del derecho federativo”.- No sería posible ceder a otra
institución deportiva un porcentaje de los derechos federativos de un jugador, ya que la
institución cesionaria o adquirente no podría ejercer los derechos adquiridos, en su
cuota parte, pues el jugador solo puede competir en forma oficial para un solo club
deportivo.- De esta forma la adquisición de un porcentaje de los derechos federativos,
estaría vacía de contenido, pues el ejercicio del mismo sería reglamentariamente
imposible.
Sin embargo, existen otros derechos que resultan a su vez de los derechos federativos,
que sí podrían dividirse o compartirse, como ser los beneficios económicos que en el
futuro pudiera percibir el club como consecuencia de una transferencia.- Estos
beneficios económicos son los llamados “Derechos Económicos derivados de los
Derechos Federativos”, siendo válidas las transacciones que se realicen, total o
parcialmente de tales derechos, entres instituciones deportivas afiliadas.-
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actividad de un deportista o sobre su transferencia, efectuadas por instituciones afiliadas
a las asociaciones o federaciones reconocidas oficialmente o por cualquier otra
institución con personería jurídica inscripta en el registro respectivo, en favor de
personas físicas, o de personas morales que no revistan la indicada naturaleza. Una
situación similar acontece en la Argentina.-
Como ya lo dijimos, desde que el fútbol como deporte se profesionalizó los servicios de
los futbolistas profesionales pasaron a ser objeto de importantes transacciones
económicas entre clubes, y entre clubes y agentes, empresarios o inversores.-
Qué era lo que tenía valor económico? Cuál era el objeto de dichas transacciones?
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Artículo 9 del Código Civil Uruguayo: “Las leyes no pueden ser derogadas, sino por otras leyes; no
valdrá alegar, contra su observancia, el desuso ni la costumbre o práctica en contrario. La costumbre no
constituye derecho, sino en los casos en que la ley se remite a ella (Artículo 594, inciso 2º).
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Sin duda que el objeto de tales transacciones eran los derechos federativos, es decir los
derechos resultantes de la inscripción del futbolista en una determinada asociación.-
No importaba si existía contrato de trabajo vigente o no a favor del club cedente; lo que
importaba era que éste fuera el titular registral del jugador en la federación o asociación
correspondiente, que le permitía al club inscribir al futbolista en una competencia
oficial para que éste lo representara; lo que se enajenaba o tenía valor económico era,
entonces, justamente esa titularidad registral, o ese derecho o potestad que tenía el club
originado en la titularidad registral.-
Aún cuando el club no tuviera contrato de trabajo vigente con el jugador, tenía derecho
a recibir una importante compensación o contraprestación por transferencia de la
titularidad registral del mismo, es decir por los derechos federativos o dicho de otra
forma, por “el pase” o por el traspaso o transferencia del certificado internacional de
transferencia. El nuevo club cesionario de los derechos federativos, pasaba a ser el
titular registral del jugador, con el correspondiente derecho a inscribir al futbolista en
una competencia oficial para que éste lo representara.-
Pero todo comenzó a cambiar a partir del tan renombrado caso Bosman, en el cual el
Tribunal de Justicia de la Unión Europea dispuso, entre otras decisiones, que dentro de
la Comunidad Europea, y para miembros comunitarios, la Reglamentación de la UEFA
y todas las reglamentaciones de transferencias que obligaban al nuevo club contratante
al pago de una cantidad a favor del club anterior, finalizada la relación laboral de un
futbolista profesional comunitario, impedía el libre acceso al mercado de trabajo
comunitario.
Pocos meses después, un nuevo caso llegaba esta vez a la FIFA (Valencia F.C., Gloran
Vlaovic y Padova), en el cual el Valencia F.C. se negaba a pagar al Padova, una
indemnización por formación y/o promoción del jugador no comunitario, luego de
finalizado el contrato, atento a que tales indemnizaciones solo tenían por objeto
restringir y controlar la competencia entre clubes en el mercado de trabajo de jugadores
profesionales, limitando de ese modo su libertad y capacidad de negociación
contractual.
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fútbol profesional, tendría derecho a recibir una indemnización en caso que el jugador
celebrara un nuevo contrato con otro club, durante la vigencia del contrato anterior.- De
lo contrario, el club no tendría derecho a indemnización ni derecho a negarse a remitir
el CTI o TRANSFER.- Le correspondería sí el derecho de indemnización por formación
en determinados casos y, eventualmente en el futuro, la aplicación del mecanismo de
solidaridad.-
El artículo 14 dispone que, en caso que exista causa justificada, cualquier parte puede
rescindir sin ningún tipo de indemnización o imposición de sanciones deportivas.-
El anexo 3, artículo 2 numeral 4 dispone que, ante el pedido por parte de la nueva
asociación de un CTI (Certificado de Transferencia Internacional), la antigua
asociación deberá en el transcurso de los 7 días siguientes remitir el CTI o informar que
éste no puede expedirse porque el contrato entre el club anterior y el jugador
profesional no ha vencido o no ha habido consentimiento mutuo sobre la rescisión
prematura del mismo.-
Toda esta nueva estructura del Reglamento de la FIFA, implica que hoy lo que importa
es la vigencia o no de los contratos de trabajo con los jugadores profesionales; serán
indemnizados aquellos clubes que teniendo contrato vigente con el jugador, éste decida
rescindirlo unilateralmente y sin causa justificada celebrando un nuevo contrato de
trabajo con otro club. De lo contrario, ninguna indemnización tendrá derecho a recibir el
antiguo club por la transferencia del jugador, quien además no podrá oponerse al envío
del CTI.-
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En qué quedan entonces los derechos federativos emergentes de la inscripción registral
del jugador en una determinada asociación? ¿Continúan teniendo el mismo contenido
económico que antes?
A nuestro entender no, y ello pues la titularidad de los derechos federativos no tiene
valor de transferencia en sí, si no existe un contrato de trabajo vigente.-
En definitiva, podemos afirmar que los derechos federativos se han quedado sin
contenido económico, a excepción del derecho al cobro de la indemnización por
formación y mecanismo de solidaridad; pero ningún valor económico de transferencia
tienen por sí.-
Parte de la doctrina afirma que tales cesiones de derechos, no son otra cosa que la
cesión o transferencia del contrato de trabajo entre el club anterior y el nuevo club.-
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El artículo 20 del Reglamento sobre el Estatuto y Transferencia de Jugadores de la FIFA establece que
la obligación de pagar una indemnización por formación surge aunque la transferencia se efectúe durante
o al término del contrato.
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En nuestra opinión, ello no es así, por varias razones.- En primer lugar, porque según el
propio Estatuto de la FIFA, para poder solicitar el CTI a través de la federación, el
nuevo club debe presentar el contrato de trabajo que lo liga al jugador.- Dicho contrato
se trata de un nuevo contrato, con nuevas estipulaciones, nuevos plazos, nuevos
salarios, nuevas condiciones, etc. distinto claramente al contrato que el jugador
mantenía con su antiguo club.- Sin embargo, se podría llegar a considerar que existió
una cesión o transferencia del antiguo contrato, el cual a su vez es modificado por el
nuevo club en los términos del nuevo documento.- Esto sería a nuestro entender, forzar
una solución que además de no ser la adecuada, igualmente choca con la realidad
reglamentaria, por una sencilla razón: porque de acuerdo al Reglamento FIFA el
contrato que el anterior club mantenía con el jugador siempre y sin excepciones debe
rescindirse.- Y, si dicho contrato se rescinde, mal puede luego cederse pues a partir de
la rescisión el mismo ha dejado de existir.-
Sin embargo, los clubes que contratan jugadores que tienen contrato vigente con otros
clubes, siguen pagando fortunas para contar con ellos.- ¿Cuál es el objeto, entonces, de
tales transacciones?
Los nuevos clubes pagan al club anterior una suma –que podrá ser importante o no- en
concepto de compensación o indemnización por la rescisión anticipada del contrato
de trabajo que mantienen con el jugador.-
De esta forma, rescindido el contrato anterior, el nuevo club podrá contratar libremente
al jugador e inscribirlo en la nueva asociación, y solicitar el CTI sin riesgo de que el
club anterior se oponga, y sin riesgo además de que se le aplique o condene al pago de
una indemnización pecuniaria y de sanciones deportivas.-
Siguiendo este mismo razonamiento, los clubes pueden ceder total o parcialmente a
terceros el derecho al cobro de dicha indemnización o compensación.- Se trata de una
cesión de un crédito futuro e incierto, a riesgo del cesionario (aleatoria) y no bajo
condición de existir.-
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crédito, el cesionario adquiera también el derecho al cobro de la indemnización que
eventualmente fije la FIFA por rescisión injustificada de contrato mediante el
procedimiento previsto en el artículo 17 del Reglamento sobre el Estatuto y
Transferencia de la FIFA.- Pero en este caso tenemos un escollo que evitar que es la
prohibición expresa realizada por el propio artículo 17 del Estatuto de la FIFA que
establece que el derecho a la indemnización prevista no puede cederse a terceros.- Sin
embargo, al tratarse de una norma puramente privada, entendemos que una cesión de
este tipo sería válida (no viola una ley prohibitiva), tendría efectos entre la parte
cedente y cesionaria, pero no podría oponerse ni tener efectos ante la FIFA.
En primer lugar, si establecemos que los derechos federativos son los derechos que
surgen de la inscripción registral del jugador y que de acuerdo al actual Reglamento
sobre el Estatuto y Transferencia de Jugadores de la FIFA han perdido el valor
económico de transferencia, una cesión de derechos económicos derivados de los
federativos, alcanzaría solamente al crédito que se tuviera por derechos de formación o
solidaridad.- El cesionario de tales derechos económicos, solo podría reclamar del
cedente por estos conceptos y nada podría reclamar por la eventual indemnización que
perciba el club anterior, porque dicha indemnización no es la contrapartida de la
transferencia de los derechos federativos del jugador (ya los clubes no pueden exigir
pago de compensación alguna por la misma), sino que es la contrapartida de la rescisión
anticipada del contrato de trabajo.-
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-salvo lo relativo a indemnización por formación y instituto solidaridad-, pues el
jugador tendría la condición de libre, y el nuevo club podría contratarlo y registrarlo sin
pagar suma alguna por dicho contrato.- Y si se exigiera al nuevo club, una cantidad
determinada por parte del supuesto titular de los derechos económicos, para la
contratación del jugador libre, dicha suma se asemejaría a una prima por contratación
pero nada tendría que ver con los derechos económicos derivados de los derechos
federativos, que como ya lo dijimos alcanzaría tan solo a la indemnización por
formación y derechos de solidaridad.
Recordemos además, que las normas prohibitivas, son de interpretación estricta, por lo
que no podría interpretarse que la indemnización por rescisión anticipada o por
rescisión injustificada de un contrato de trabajo, es alcanzada por las citadas normas
prohibitivas.-
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