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PLAN ESTRATÉGICO DE PREVENCIÓN Y CONTROL DE LA INFECCIÓN POR EL VIH Y OTRAS

INFECCIONES DE TRANSMISIÓN SEXUAL

1. Introducción

Desde 1981, año en el que se describieron los primeros casos de Sida en California y Nueva York,
la comunidad internacional ha sido consciente de que la epidemia por VIH supone una
emergencia global de salud pública. Para hacer frente a este grave problema se han tomado las
medidas oportunas, adaptadas en cada momento a la situación epidemiológica de los diferentes
países.

Durante más de treinta años la lucha contra el VIH/Sida ha sido una prioridad política
internacional. En el año 2001 se firmó la Declaración sobre VIH/Sida en una sesión especial de
la Asamblea General de las Naciones Unidas para el Sida (ONUSIDA), y desde entonces se han
ido sucediendo diferentes acciones, con resultados que han llevado a pensar que era posible
cambiar el curso de la epidemia. Gracias a los compromisos políticos y económicos, los progresos
obtenidos en prevención, tratamiento y apoyo a los afectados durante los últimos diez años,
han sido extraordinarios, lo que se ha visto reflejado en una disminución de las cifras de
incidencia y prevalencia, y de mortalidad asociada a la infección por VIH y al Sida.

Según datos de ONUSIDA publicados en el año 2013, alrededor de 35,3 millones (32,2 - 38,8
millones) de personas tenían infección con el VIH en el año 2012. Se notificó un total de 2,3
millones (1,9 - 2,7 millones) de nuevas infecciones por el VIH, habiendo disminuido esta cifra en
un 33% desde 2001, siendo este descenso más acentuado en el caso de los niños. En el periodo
2001-2012, el número de niños que se infectaron por el VIH cayó en un 52%, pasando de 550.000
(500.000 - 620.000) en 2001 a 260.000 (230.000 - 320.000) en 2012.

En cuanto a la mortalidad el número de personas fallecidas al año por causas relacionadas con
el Sida descendió de 2,3 millones (2,1 - 2,6 millones) en 2005 a 1,6 millones (1,4 - 1,9 millones)
en 2012.

Aunque los logros obtenidos han sido notables, no se consideran suficientes, especialmente
entre los grupos más vulnerables, y la Declaración Política sobre VIH/Sida adoptada en junio de
2011 por la Asamblea General de las Naciones Unidas fijó metas más ambiciosas, relacionadas
con algunos de los Objetivos de Desarrollo de la Declaración del Milenio, cuya evaluación final
se llevará a cabo en 2015.

A raíz de la Declaración de ONUSIDA la Organización Mundial de la Salud (OMS, WHO en sus


siglas en inglés) presentó la «WHO Global Health Sector Strategy on HIV/AIDS» para 2011-2015
(1), que propone lograr el acceso universal a las intervenciones de prevención, diagnóstico,
tratamiento y atención de la infección por el VIH para todas aquellas personas que lo precisen.
Esta estrategia está en consonancia con la desplegada por ONUSIDA (2), que con el lema «Llegar
a Cero» plantea una visión revolucionaria: Llegar a cero nuevas infecciones, a cero muertes
relacionadas con el Sida, y a cero discriminación, apoyándose en las siguientes direcciones
estratégicas: Revolucionar la prevención del VIH, impulsar la próxima fase de tratamiento,
atención y apoyo, y fomentar el respeto de los derechos humanos y la igualdad de género en la
respuesta al VIH.

A lo largo del tiempo y con objetivos parecidos han ido sucediéndose diferentes intervenciones
también en Europa, como la Declaración de Dublín de 2004 sobre Cooperación para luchar
contra el VIH/Sida en Europa y Asia Central «Rompiendo Barreras»(3), la Comunicación de la
Comisión «Combatiendo el VIH/Sida en la Unión Europea y sus países vecinos, 2009-2013» (4),
y su Plan de Acción, que planteaban como objetivos reducir las nuevas infecciones en todos los
países europeos, trabajar para asegurar el acceso a la prevención, al tratamiento, al cuidado y
al apoyo, y mejorar la calidad de vida de las personas con VIH, especialmente en los grupos con
mayor vulnerabilidad. Un aspecto que resulta imprescindible resaltar, es el del compromiso para
promover los derechos humanos y contra el estigma y la discriminación de las personas
infectadas, recogido en la Comunicación de la Comisión y el Plan de Acción acompañante, y que
ha sido tratado ampliamente en una Conferencia de alto nivel sobre VIH y derechos humanos
celebrada en Bruselas en mayo de 2013 (5).

La importancia de las ITS ha sido reconocida en la «Estrategia mundial de prevención y control


de las infecciones de transmisión sexual 2006– 2015» de la OMS (6). Según las últimas
estimaciones realizadas por la OMS, en 2008 se notificaron 499 millones de casos nuevos de
infecciones por Treponema pallidum, Neisseria gonorrhoeae, Chlamydia trachomatis y
Trichomonas vaginalis en personas de 15 a 49 años (7). También, se notifican anualmente
millones de ITS producidas por virus distintos al VIH, como el de la hepatitis B (VHB), el del
papiloma humano (VPH) y el del herpes simple (VHS).

La carga sanitaria y socioeconómica que generan estas infecciones en todo el mundo es enorme,
no solo en los países en desarrollo, sino también en los países de mayor nivel económico, en los
que se prevé que la carga de morbilidad aumentará como consecuencia de la prevalencia de
algunas infecciones víricas, de los cambios en la conducta sexual y del aumento de los viajes (6).

Estos datos hacen que el control de las ITS sea una prioridad para la OMS, que a través de la
citada Estrategia, pretende implicar a los diferentes países para que controlen la transmisión de
estas infecciones, recomendando una serie de intervenciones. A este respecto, en 2010 se
celebró en Eslovenia una consulta técnica,«Scaling up STI prevention and control in the WHO
European Region», uno de cuyos objetivos más importantes era desarrollar una Red Regional,
que permitiera implementar la Estrategia 2006-2015 en la Región Europea de la OMS, y de la
cual surgieron diferentes propuestas, entre las que se puede destacar la urgencia de optimizar
la prevención de las ITS en las poblaciones más vulnerables a las mismas (8).

En Europa, tras un período de disminución de la incidencia de las

ITS a finales de los años 80, se produjo un aumento de los casos de algunas

de ellas, lo que las ha convertido en un grave problema de salud pública.

Ejemplo de ello son los brotes de sífilis y linfogranuloma venéreo (LGV) en

HSH, algunos de ellos coinfectados por VIH, detectados en algunos países

europeos, entre ellos España; el aumento de los casos de sífilis y gonococia,

tras aproximadamente una década de tasas descendentes, como recoge el

informe epidemiológico anual del ECDC de 2013 (9), y el incremento de

la resistencia a algunos antibióticos en N. gonorrhoeae durante los últimos

años. Actualmente, aunque existen diferencias en la vigilancia epidemioló-

gica dependiendo del país, la infección por Chlamydia trachomatis es la ITS

notificada con mayor frecuencia en Europa. (10).


Las actividades de prevención resultan imprescindibles para controlar

la aparición de nuevos casos de VIH y de otras ITS, y para ponerlas en

marcha hay que contar con fuentes de información que aporten datos sobre

cómo se distribuyen y comportan estas infecciones.

La relevancia de contar con unos buenos sistemas de vigilancia y control

de otras ITS, además del VIH, se ha puesto de manifiesto en los cambios

que se vienen realizando para mejorarlos, tanto en Europa como en

España.

Así, el ECDC cuenta desde el año 2006 con un «Programa específico

para VIH, ITS y hepatitis virales» (11), y mediante el desarrollo de estrategias

plurianuales, intenta desempeñar un papel clave en la prevención

y control de estas enfermedades. En 2012 publicó un plan de control para

Europa de la gonococia resistente (12).

En España en 2013 se acordó la actualización de los protocolos de

las enfermedades de declaración obligatoria (EDO) de la Red Nacional

de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) además de la incorporación de

algunas enfermedades, entre ellas algunas ITS no incluidas previamente,

como las infecciones producidas por Chlamydia trachomatis (13).

Estos cambios van a permitir mejorar la caracterización del comportamiento

de las ITS en la población y como consecuencia de ello orientar

de una forma más adecuada las medidas de prevención y control de estas

enfermedades. La actual situación epidemiológica de la infección por VIH y otras ITS

en nuestro país, su importancia como problema de salud pública, especialmente

en el caso del VIH, puesto que se trata de una enfermedad de curso

crónico, grave y compleja, su repercusión económica, y el impacto social de

las mismas, han hecho necesario plantearse la elaboración de un nuevo Plan

Estratégico de prevención y control de la infección por VIH, y otras ITS

para el periodo 2013-2016, enmarcado en los compromisos internacionales.

Este nuevo Plan, el cuarto publicado en España, da continuidad a las

estrategias fijadas por los planes anteriores frente al VIH-Sida: un primer

Plan de movilización Multisectorial para el período 1997-2000, al que siguieron


dos planes más, el Plan Multisectorial 2001-2005 y el Plan Multisectorial

2008-2012. Estos planes han servido para ofrecer, tanto a los ciudadanos

como a los profesionales, información global sobre la evolución de

la epidemia y las medidas adoptadas para hacerle frente, y han considerado

como principios rectores la multisectorialidad, la evaluación, la calidad y la

equidad, valores plenamente vigentes en la actualidad, y que con algunos

matices se han incorporado a este nuevo Plan Estratégico.

La evaluación del último Plan, el correspondiente al período 2008-

2012, ha mostrado resultados positivos en lo referente a prevención, información,

diagnóstico y actitud hacia las personas con VIH: el desarrollo de

programas preventivos en todas las CCAA, el aumento de las consultas

informativas a través de distintos medios, especialmente entre los jóvenes,

el incremento de las pruebas diagnósticas realizadas y la menor discriminación

de los pacientes con VIH (14). Además con la respuesta eficaz a los

tratamientos se objetiva una mejora evidente en la esperanza y calidad de

vida de los pacientes.

Sin embargo, en el mismo análisis se han encontrado algunos puntos

críticos que se deben mejorar, como el aumento del riesgo de exposición

relacionado con los patrones de conducta sexual entre los jóvenes y los

HSH, la baja percepción del riesgo, la proporción elevada de diagnósticos

tardíos e infecciones ocultas, la incidencia creciente de otras ITS, y la falta

de normalización de los sistemas de información de asistencia y prevención.

Obtener el afianzamiento y progreso de los logros obtenidos y la corrección

de las deficiencias detectadas, siempre consideradas como oportunidades

de mejora, son retos que contempla el nuevo Plan, que cuenta para

conseguirlos con la labor de liderazgo y coordinación ejercida desde el Plan

Nacional del Sida, y con la colaboración y compromiso de todas las partes

implicadas en la respuesta al VIH, tanto de las CCAA, como de las ONGs

y de las sociedades científicas.

Este Plan Estratégico de Prevención y Control de VIH e ITS 2013-

2016, basado en el mejor conocimiento científico, en las buenas prácticas


y en la innovación de los procedimientos, en sintonía con las necesidadesde los grupos de mayor
riesgo de exposición, establece las líneas estratégicas

fundamentales para el trabajo en VIH y otras ITS en España durante

los próximos cuatro años, y por lo tanto representa el núcleo común de

actuación y la referencia para todas las organizaciones que trabajan en la

respuesta a la epidemia.

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