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¿Puede una empresa aumentar el valor de su marca simplemente aplicando un código de valores
y una gestión socialmente responsable? Sí. De hecho, no sólo puede, sino que además debe
hacerlo para asegurar su futuro a largo plazo.
El entorno actual se caracteriza por un elevado grado de competencia, en el que las empresas
tienen cada vez mayores dificultades para diferenciar sus productos o servicios frente a la
competencia. Los consumidores están más formados, son más exigentes, y exigen no sólo
mejores productos y más competitivos, sino que apliquemos criterios de sostenibilidad
medioambiental y social.
Pero sostenibilidad no es sólo cuidar el Medio Ambiente: es aplicar unos valores éticos que
permitirán a nuestra empresa mantener su reputación social a largo plazo. Esta reputación se
construye con nuestra visión empresarial, la coherencia de la marca con nuestros valores, la
forma de relacionarnos con nuestros empleados e, incluso, la forma de relacionarse de estos
colaborares con la sociedad y su propia responsabilidad.
La comunicación actual va mucho más allá. Comunicar una empresa o una marca es hacer
partícipes a los grupos de interés de los valores de la compañía. Así, la RSE se convierte en un
canal de comunicación por sí misma, en el que la sociedad percibe los valores que rigen nuestra
gestión y cómo los aplicamos a los productos y servicios que ofrecemos.
La responsabilidad social corporativa va más allá del cumplimiento de las leyes y las normas,
dando por supuesto su respeto y su estricto cumplimiento. En este sentido, la legislación laboral
y las normativas relacionadas con el medio ambiente son el punto de partida con la
responsabilidad ambiental. El cumplimiento de estas normativas básicas no se corresponde con
la responsabilidad social, sino con las obligaciones que cualquier empresa debe cumplir
simplemente por el hecho de realizar su actividad. Sería difícilmente comprensible que una
empresa alegara actividades de RSE, si no ha cumplido o no cumple con la legislación de
referencia para su actividad.
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3. LOS AMBITOS DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL
Desde la perspectiva del Pacto Mundial la RSE propone introducir en la gestión de la empresa
sus 10 principios enmarcados en cuatro areas de trabajo: Derechos Humanos, Normas
Laborales, Medio Ambiente y Lucha contra la Corrupción.
ASPECTOS DE GESTIÓN
ÁREAS PRINCIPIOS
EMPRESARIAL
Prevención de Riesgos
Laborales
Promoción de la salud del
P1: Protección de los derechos
empleado
DERECHOS humanos
Planes de formación
HUMANOS P2: Vigilancia de la no vulneración de
Protección de datos
los derechos humanos
Comunicación con el cliente
Gestión de la cadena de
suministro
P3: Libertad de asociación y Derecho a
Comunicación fluida con el
la negociación colectiva
empleado
P4: Eliminación del trabajo forzoso o
Planes de igualdad
NORMAS realizado bajo coacción
Políticas de Conciliación familiar
LABORALES P5: Erradicación del trabajo infantil
y laboral
P6: Abolición de prácticas
Integración de colectivos en
discriminatorias en el empleo y la
riesgo de exclusión
ocupación
Sensibilización en medio
ambiente
P7: Proteccióndel medio ambiente Programas de reducción de
P8: Responsabilidad ambiental consumos y residuos
MEDIO
P9: Desarrollo y difusión de Formación medioambiental del
AMBIENTE
tecnologías respetuosas con el medio empleado
ambiente Desarrollo y difusión de
tecnologías respetuosas con el
medio ambiente
Gestión de riesgos en
LUCHA CONTRA
P10: Políticas anticorrupción: contra el corrupción
LA
soborno y la extorsión Desarrollo de politicas de
CORRUPCIÓN
transparencia
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Por su propia naturaleza la RSE es transversal, y en su integración afecta a todas las actividades,
áreas y departamentos de una organización. Por eso, se trata de que las organizaciones
incorporen, en la forma de gestionar sus actividades, buenas prácticas de RSE, tanto en aspectos
sociales como medioambientales, a fin de enfocar su negocio a la sostenibilidad.
A modo de ejemplo, una empresa que implementa una política referente a la conciliación de la
vida familiar y laboral, a primera vista es un claro caso de una buena práctica en el ámbito social,
no obstante, a la larga, también puede reportar importantes beneficios económicos (mejor
rendimiento del personal, menos rotación y reducción de costes en la selección y contratación
de personal) además de generar un impacto positivo medioambiental debido a una reducción
del número de desplazamientos y/o que estos sean más eficientes y por lo tanto menos
contaminantes. La posibilidad de trabajar fuera de la oficina también reducirá necesidades de
espacio en la misma.
La integración de buenas prácticas de RSE, basadas en el diálogo con los grupos de interés, sin
duda aportará un valor tanto para la empresa como para la sociedad y el medioambiente, y
enfocará el negocio a la sostenibilidad.
Ver de qué modo se lleva a la práctica por parte de empresas nacionales o internacionales la
práctica de RSE en sus gestiones y que por ello son reconocidas por sus comunidades.