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ENSAYO CLASE TRATAMIENTO DE AGUA

Inicialmente, la concepción que se tenía sobre el tratamiento de agua, la cual es


una idea generalizada en la industria del petróleo del país, es que el agua de
producción es un residuo del petróleo y no es un fluido de interés para el negocio.
Que el único objetivo de tratar el agua es reducir su contenido de hidrocarburos y
sólidos para que el agua quede transparente y pueda ser vertida en fuentes de agua
superficiales a las condiciones que especifica la normatividad vigente. En caso de
que no se cuente con el permiso ambiental para verter, el agua es entonces
reinyectada en subsuelo a través de pozos que ya no son usados para producción
y son convertidos a inyectores dispossal porque comunican con arenas a cualquier
profundidad que reciben el caudal de agua que resulta del tratamiento usado para
la separación de crudo, a unas condiciones tales que no taponen la formación en la
que se inyecta.

Esta noción establecida de lo que es el tratamiento de agua es correcta, pero solo


en parte; pues es resultado de una visión tradicional, ligera e incompleta de la
importancia que tiene el agua en la producción de hidrocarburos, especialmente en
un país como Colombia, donde existen muchos campos con un acuífero cercano
que actúa como mecanismo de empuje, así como muchos campos maduros cuya
tendencia general con el transcurso del tiempo es producir más agua y menos
petróleo. El tratamiento de agua, más allá de ser simplemente un subproceso para
disponer un residuo y cumplir con una reglamentación, está estrechamente
relacionado con la rentabilidad que pueda tener el campo, cuya finalidad a la postre
no es únicamente producir hidrocarburos, sino producir dinero. A continuación, se
mencionarán algunos de los aspectos que justifican esta proposición.

En primer lugar, prevenir la producción de agua de formación es la mejor solución


para un gerenciamiento efectivo del agua en un campo. Es claro que por la geología
y forma de depositación de la materia orgánica, en los yacimientos de hidrocarburos
siempre va a existir agua asociada. Sin embargo, identificar en qué cantidad existe
en el yacimiento y dónde se encuentra localizada con respecto a la arena neta
petrolífera es fundamental para evitar producir agua innecesariamente. Factores
como ubicar los perforados lejos del contacto agua petróleo o producir a caudales
razonables según lo permita el índice de productividad del pozo son ejemplos de
estrategias para evitar dañar físicamente el yacimiento y que el agua del acuífero
se canalice hacia el pozo por tener mayor movilidad que el petróleo dentro del medio
poroso. Estas estrategias ayudan a que la cantidad de agua a tratar en las
facilidades sea menor, disminuyendo los costos de tratamiento y más importante
aún, evitan disminuir la producción de petróleo y en consecuencia permiten eludir la
pérdida de reservas dentro del yacimiento por esta causa.
La segunda solución más recomendable en el manejo de agua consiste en aplicar
el tratamiento que utilice menos recursos (energéticos, económicos, químicos,
físicos) y que modifique lo menos posible la naturaleza del agua de formación
necesaria para traer el hidrocarburo a superficie. Lo anterior está basado en la
conservación del equilibrio del sistema, pues al alterar el balance de los fluidos
presentes en el yacimiento a causa de ser extraídos, se debe procurar disminuir al
máximo la perturbación generada, tanto en el subsuelo como en la superficie. El
cambio en la naturaleza del agua tiene dos consecuencias principales: Corrosión
(quitar masa a la superficie que contacta el fluido) e incrustación (adicionar masa a
la superficie). Estas consecuencias se reflejan bien sea en las facilidades o en el
yacimiento y no son deseadas en ninguno de los dos ambientes, a pesar de que la
producción de agua muchas veces sea inevitable.

Dicho esto, resulta consecuente procurar ejecutar durante las operaciones las
siguientes recomendaciones, entre otras existentes: 1. Evitar en lo posible realizar
mezclas de aguas de formaciones distintas en el pozo y en las tuberías de
transporte hacia la estación, pues además de que la mezcla tiene una naturaleza
completamente distinta a la de las corrientes individuales, pueden ser incompatibles
y ocasionar reacciones químicas adversas e irreversibles, o fortalecer la emulsión,
o formar precipitados que al acumularse generen problemas de flujo en facilidades
o en yacimiento, siendo este último el de mayor cuidado. 2. Evitar utilizar aditivos
químicos en exceso o aditivos de naturaleza más nociva que benéfica como algunos
polímeros o inhibidores, que puedan por ejemplo descomponerse y servir de
nutrientes para el crecimiento de bacterias en el yacimiento; fortalecer la estabilidad
de la emulsión; aparentemente resolver la emulsión generando residuos de difícil
tratamiento o que puedan taponar o corroer los equipos posteriores o la formación.

La tercera es procurar no realizar vertimientos de agua de producción en superficie,


pues por más que se utilicen equipos y aditivos para limpiarla, por su naturaleza
misma, esta agua no pertenece a la superficie, porque contiene componentes
distintos o en proporciones diferentes a las de los cuerpos de agua y en algún lugar
a corto o largo plazo lo más seguro es que vaya a causar contaminación, impacto
ambiental y/o toxicidad para la biosfera. Por tanto, se recomienda reinyectar el agua,
pero adecuadamente. Es decir, directamente en el yacimiento sin modificar
drásticamente las propiedades fisicoquímicas del agua con el tratamiento en las
facilidades, pues su compatibilidad permanecerá alta al regresar a su medio de
origen; de no ser posible inyectar en el yacimiento, será necesario tratarla solo hasta
el punto de generar compatibilidad y no únicamente clarificarla (remover solidos y
aceites suspendidos) o tratarla de más sin que sea necesario, y posteriormente
inyectarla en una formación de alta salinidad, ojalá bien caracterizada
geológicamente, pues estas formaciones tienen menos movimiento y es menos
probable tengan conexión con otros cuerpos de agua y puedan llegar a alimentar
una fuente de agua en superficie.

En cuanto a las tecnologías a utilizar, estas dependen fuertemente del manejo que
se le decida dar en el campo al agua de producción, de una muy buena
caracterización inicial, del seguimiento que se le haga en varios puntos de muestreo
a las condiciones dinámicas del fluido de proceso y (en menor medida) de las
condiciones del proceso y de los fenómenos a utilizar para la separación. Es
importante evaluar distintos factores como la eficiencia del equipo frente al costo de
operación del mismo; si es una tecnología que deja residuos difíciles de tratar; si es
compatible con el tratamiento químico aplicado en el campo; si el equipo fue
diseñado para la etapa de separación en la que se va a aplicar o necesita
pretratamiento; si tiene propiedades como robustez, fiabilidad y flexibilidad para
procesos en constante cambio y crecimiento como lo es la operación de un campo.
Cabe resaltar que en general las ecuaciones que existen para el dimensionamiento
de equipos de tratamiento de agua (exceptuando celdas de flotación) dependen de
diversas asunciones que resultan no ser válidas a la hora de aplicar el tratamiento
en campo. Así mismo, es difícil modelar en software el comportamiento de la calidad
del agua. Por tanto, el método más efectivo para evaluarlas es seleccionar
conceptualmente las tecnologías a usar y realizar una prueba piloto. En esta misma
prueba se recomienda evaluar el comportamiento del tratamiento químico, el cual
debe ser inicialmente probado en laboratorio usando las pruebas de botellas o
jarras, pues las condiciones de laboratorio son distintas a las del proceso en campo.

Es así como se amplía el concepto previo hacia una perspectiva más integral, que
debe estar centrada principalmente en función de cuidar el yacimiento y en segundo
lugar cuidar las facilidades (no viceversa). De igual manera, se debe tener el objetivo
de realizar el manejo con más responsabilidad profesional que con pretensiones de
cumplimiento de un caudal determinado o una norma que no está adecuada a la
realidad mundial o las condiciones de los equipos y procesos utilizados actualmente.
Adicional a esto, otro de los objetivos principales debe ser disminuir el impacto
ambiental que pueda generar la disposición del agua tratada en subsuelo y la
incertidumbre asociada. Todo lo anterior correctamente aplicado permite lograr una
disminución en el costo de tratamiento, junto a incrementos en la producción de
crudo, las reservas recuperables y en últimas las ganancias obtenidas en el campo
que pueden llegar pasar de ser moderadas a considerables gracias a un buen
gerenciamiento del agua de producción de hidrocarburos.

DAVID AUGUSTO GARCÍA NAVARRO


CODIGO UIS: 2178412
ESTUDIANTE MAESTRÍA INGENIERIA DE PETRÓLEO Y GAS - BOGOTÁ

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