Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
FEMINICIDIO EN EL PERÚ
Somos todavía por desgracia una sociedad violenta, creo que eso está a la vista, en la
que padecen también los hombres, pero evidentemente, por razones obvias, la mujer,
sufre mucho más, en grupos digamos de una formación cultural más tradicional esta
situación de minusvalía es todavía más intensa, en sectores de los que llamaríamos una
sociedad moderna esto no ocurre de esta manera, y hay afortunadamente una reacción
vigorosa en contra, no solamente legislativa sino también cultural, que es donde hay que
dar la batalla y ganarla no solamente en las letras de la ley , porque año tras año se ha
visto que no es suficiente.
Yo diría que pudiera haber dos cuestiones a considerar, una que tal vez, se esté
extendiendo el problema en alguna proporción, que habría que ser experto en cada
sociedad individual para precisarla y otra que este siendo más visible y lo segundo es
digamos lo positivo en la medida que establece que hay una mayor conciencia de
derechos y un mayor rechazo a este tipo de conductas violentas, sucedía durante muchos
años sucedió por lo menos que no era tan visible porque era una costumbre y quedaba
celosamente guardad al interior de los hogares, el acento se ponía en la violencia sexual
externa pero no en la violencia interna infrafamiliar que había y que era verdaderamente
galopante, las cosas ya nos son exactamente así no porque haya desaparecido esa
violencia sino porque se ha visibilizado, se señala mucho más, se reprueba mucho más,
se sanciona mucho más, entonces a la hora de establecer cifras este puede ser un dato a
considerar para ver porque del volumen de hoy contra el volumen de ayer, con lo cual no
pretendo en lo absoluto desacreditar la hipótesis de que ha habido un progreso o ese
retroceso moralmente hablando podría también deberse a la nueva presencia a la nueva
participación de la mujer relativamente nueva en procesos económicos, en procesos
sociales, en procesos políticos, que la coloca en una situación de mayor competencia, de
mayor riesgo frente a la varón abusivo que reacciona.
Al menos una de cada tres mujeres ha sido golpeada, obligada a mantener relaciones
sexuales o sometidas a algún otro tipo de abusos en su vida, según un estudio basada en
50 encuestas de todo el mundo. Por lo general, el autor de los abusos es un familiar o un
conocido.
Los tipos de violencia física por motivos de género de los cuales son víctimas las mujeres
comprenden desde bofetadas, puñetazos, estrangulación y patadas hasta golpes con
bastones, porras o látigos, uso del fuego o de ácidos para causar dolor y daños de larga
duración e incluso el homicidio.
No existe una razón justificada para acabar con la vida de una persona; sin embargo, los
agresores justifican la muerte de la víctima. Sus argumentos ponen en escena contextos
donde se intenta subordinar a la mujer o doblegar su voluntad y autonomía hasta el punto
de quitarle la vida; como veremos a continuación. En promedio el 41% de los agresores
manifiesta que cometieron estos actos por una actitud de celos incontrolada; mientras que
más del 18% del total de atacantes afirmó que cometió el crimen por una supuesta
infidelidad de la víctima. Este fue el motivo por el cual debían salvar públicamente su
“honor mancillado”, agrediéndola. A todo ello se suma el valor agregado de la venganza o
resentimiento por parte del agresor, previamente denunciado por la víctima en materia de
violencia familiar, acoso sexual o por haber ganado un proceso judicial en contra del
mismo. Resulta todavía más impactante que, del total de casos, un porcentaje mayor al
24% de las víctimas se negaron a entablar, reiniciar o continuar una relación afectiva,
sentimental o íntima; o a satisfacer sexualmente al agresor. Para 2005 se constató que en
dos casos el agresor practicó necrofilia, evidenciando que el atacante deseó dominar la
sexualidad femenina y para realizar dicha acción anula cualquier tipo de defensa de la
víctima propiciándole la muerte. Algunas afirmaciones de los agresores no pueden ser
más ilustrativas: Estas afirmaciones muestran que los atacantes actuaron en un claro
intento de afirmar su autoridad y dominio, en una jerarquía de poder que no les permitía
aceptar la libre determinación de las mujeres sobre sus vidas. La autodeterminación
femenina es vista como amenazante a la soberanía masculina y genera una crisis de las
representaciones tradicionales sobre lo masculino y lo femenino que se han ido
sedimentando en nuestra cultura mediante estructuras simbólicas profundas. Los
feminicidio se inscriben en un clima de violencia y discriminación, contextos sociales que
se niegan a ceder espacios de poder y decisión a las mujeres. Este clima es exacerbado
por expresiones tales como las emitidas en medios de comunicación sensacionalistas en
este caso, el diario Ajá sobre casos de asesinatos contra mujeres o feminicidio. Para
terminar con los datos, solo en lo que va del año 2018 ya se dieron 16 casos de violencia
sexual, abuso físico y psicológico, entre ellos el acoso, que lamentablemente dentro de
los casos, tres resultaron en la muerte de las señoritas, el caso más conocido hasta ahora
de la occisa EYVI AGREDA.
Las razones por lo que hay un aumento cuantitativo y cualitativo de la violencia en agravio
de las mujeres a pesar de todas las manifestaciones públicas, a pesar de las normas que
se han publicado, el hecho mismo de haberse tipificado en nuestra legislación penal y
denominado delito de feminicidio, que son esfuerzos planteados con la finalidad de
intentar que disminuya la violencia en agravio de las mujeres, sin embargo pareciera que
está sucediendo todo lo contrario, hay un aumento significativo, ¿cuáles serán las razones
por la que hay ese aumento entonces?; las razones del incremento de la violencia en el
Perú contra las mujeres creemos que de fondo son razones históricas, no podemos
contentarnos con el argumento de que siempre ha habido violencia, está el debate frente
a cualquier forma de trasgresión de criminalidad. El feminicidio es un crimen que afecta
únicamente la vida de las mujeres de todo el mundo; nuevo término que está buscando un
lugar en el discurso criminalístico y busca a su vez visualizar una situación de violencia
sistemática y silenciada por muchos siglos por la indiferencia y tolerancia social. El
feminicidio, es una categoría que debe abordarse como una modalidad de violencia
directa hacia las mujeres, como una alternativa a la neutralidad del término homicidio
visibilizando un trasfondo no reconocido: la misoginia en la muerte diaria de mujeres. Es
un problema social, político, cultural y es un problema de Estado.
Por otro lado, es fundamental señalar que las organizaciones del Estado y de la sociedad
civil deben promover estrategias para prevenir y enfrentar casos de feminicidio en el país,
pues son delitos de lesa humanidad cotidianamente vividos por las mujeres. Se debe
exigir a las autoridades la investigación exhaustiva de los hechos y la aplicación de
justicia a los responsables. Lo más alarmante de esta situación es encontrar en los datos
que los principales agresores forman parte del mundo social más cercano de la víctima;
es decir con quienes convive cotidianamente e incluso forman parte de su entorno
afectivo. Esta situación es alarmante pues nos muestra que los espacios físicos y sociales
considerados como garantes de seguridad no lo son en realidad; y que paradójicamente
pueden degenerar en espacios de sumo peligro para las mujeres ante situaciones de
crisis en el imaginario masculino, ello nos lo demuestra el primer cuadro el cual establece
claramente los motivos de la violencia según manifestación de los agresores: negación
sexual, celos, infidelidad, satisfacción sexual y negación a pedido*. Las razones
manifestadas por los agresores nos muestran un claro contexto de oposición a la
autodeterminación femenina.
Por último, quiero recordarles qué, las mujeres no nacemos para tener rostros
tergiversados, no nacemos para que nuestro cuerpo sea un objeto, ni nuestra razón una
Isabel Emperatriz Gamarra Yumbato COD: 14241023
marioneta; no nacemos para que nuestras lágrimas sean nuestro maquillaje, ni que
nuestra sonrisa sea utilizada únicamente como una máscara. Nacemos para lucir siempre
bellas, para merecer reconocimientos por nuestros actos y capacidades, nacemos para
ser amadas y que la máxima expresión de cariño para con ellas sea una canción y una
rosa.