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El Plan Maestro del Evangelismo

Como Iglesia durante los últimos años se ha cambiado el sentido de lo que


debemos hacer y nos hemos puesto a hacer lo que no debemos hacer, la
diferencia de “Vengan y escuchen” a “Vayan y digan” es muy distante. Robert
Colleman, autor del libro “El plan maestro del Evangelismo”. Dentro de los 4
evangelios vemos claramente lo que Jesús realmente hizo con sus discípulos, y
más que un método, Él nos dejó 9 principios con los que podemos basar nuestro
discipulado.

1. Encarnación, Jesús se convirtió en un siervo: Jesús no vino para ser


servido, Él vino con un propósito que liberaría al mundo del castigo eterno
(Marcos 10:45). Como discípulos y como personas que vamos a hacer
discípulos tenemos que ponernos el manto de siervo. Podemos preguntarnos
¿por qué? pero cuando nos podemos al servicio de otros, eso nos da la
oportunidad de ministrarlos a ellos y sus familias. Tenemos que encontrar las
necesidades de otros de la misma manera en que Jesús vino y encontró
nuestra necesidad (Filipenses 2:5-8/Mateo 20:25-28).
2. Selección, Jesús llamó a sus discípulos: Jesús buscó a Sus discípulos,
personas en las cuales Él podría invertir. Él no buscó a los “profesionales” sino
a personas como pescadores, cobradores de impuestos, etc. Él no llamó a los
capacitados, sino capacitó a los llamados porque Dios escogió lo necio para
avergonzar al sabio (1 Corintios 1:27). Jesús tuvo la oportunidad de hablar
con la multitud pero Él se dedicó a Sus doce (Marcos 4:14).
3. Asociación, Jesús permaneció con sus discípulos: Jesús estuvo y pasó
tiempo con sus discípulos. El primer requerimiento para discipular a alguien
es nacer, cada persona que nace tiene la habilidad de hacer discípulos,
siempre estamos en relaciones en que aprendemos de alguien y se lo damos
a alguien más. Jesús prometió estar con Sus discípulos todos los días hasta
el fin del mundo (Mateo 28:19). Él estuvo con ellos y ellos estuvieron con Él,
necesitamos buscar intencionalmente pasar tiempo y compartir las verdades
del Evangelio con nuestros discípulos.
4. Consagración, Jesús esperaba la obediencia: Jesús esperaba la
obediencia de parte de Sus discípulos, Él quería que vivan de la manera en
que Él vivió. Y aunque para ellos tanto como para nosotros es imposible
porque somos pecadores, Él espera esa obediencia, entrega y dedicación
para cumplir con la Gran Comisión pero no sin antes convertirnos
verdaderamente en Sus discípulos (Lucas 9:23).
5. Demostración, Jesús mostró como ministrar: Jesús les enseñó a sus
discípulos como ministrar y como compartir Su Palabra. No sólo les dijo lo que
tenían que hacer sino también se los mostró al sanar enfermos, al enseñar a
las multitudes y cuando oraba. Él les demostró cómo vivir una vida que
agradará a Dios en cada aspecto, Él les demostró lo que quería que ellos
hagan después (Juan 13:15/Juan 15:16/Juan 8:31).
6. Delegación, Jesús comisionó a Sus discípulos: Jesús les dijo a Sus
discípulos las cosas que tenían que hacer (Mateo 28:19-20) Él no se sentó a
esperar a que Sus discípulos lo sepan por su propia cuenta, sino se propuso
a enseñarles. Ellos ya lo habían seguido por casi 3 años y durante ese tiempo
Jesús se encargó de hacerlos pescadores de hombres (Mateo 4:19). Jesús

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formó a Sus discípulos a través del servicio para así descubrieran cuáles son
sus dones y sus talentos (Efesios 4:11-12).
7. Supervisión, Jesús hizo discípulos responsables: Jesús no sólo les dijo a
Sus discípulos que debían hacer y que vayan y lo hagan por su propia cuenta.
En Marcos 6:30 los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo
que habían hecho y lo que habían enseñado. Él no sólo los supervisó, sino
también lo animaba por lo que habían hecho (Lucas 10:17-18). La Gran
Comisión no sólo es la estrategia de Jesús para alcanzar al mundo, sino
también la estrategia para santificar a la Iglesia (1Tesalonicenses 5:23).
8. Reproducción, Jesús anticipó la productividad: Jesús les anticipó que
habría frutos, que se multiplicarían (Juan 15:5,8). Jesús se los explicó en Juan
15 que Él es la vid y Sus discípulos los pámpanos y que separados de Él nada
podemos hacer. Viene a través de Jesús, pero somos nosotros, los
pámpanos, los que deben dar frutos. Jesús les anticipó sobre lo que iba a
pasar en el reino venidero como resultado de la expansión de la gloria de Dios
en las naciones a través del discipulado (Apocalipsis 7:9-12).
9. Impartición, Jesús les dio Su Espíritu: Jesús no nos dejó solos, Él rogó al
Padre y nos ha dado otro Consolador para que esté con nosotros siempre
(Juan 14:15-17) y no solamente está con nosotros sino también mora en
nosotros (2 Timoteo 1:14/1 Corintios 6:19-20). Sólo cuando recibimos Su
Espíritu tenemos el poder para hacer discípulos que vivan por gracia en casa
y alrededor del mundo (Hechos 1:8).

Como Iglesia hemos cambiado el concepto de la misión de Dios. Tenemos que


entender que no podemos hacer nada sin Él, tenemos que entender que es por
Él que estamos acá y es por Su gracia que hemos sido transformados para poder
anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de tinieblas a Su luz admirable.

Tomado del Libro “El Plan Maestro del Evangelismo” por Robert Colleman,
adaptado por SIM.

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