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INTRODUCCIÓN

La memoria en la tercera edad es uno de los temas que más sensibilidad suscita en
la sociedad. El cerebro humano es una de las estructuras más complejas y avanzadas de la
naturaleza. Más de cien mil millones de “chips”, denominados neuronas, se entrelazan en
una maraña gigantesca de cien billones de conexiones, todas coordinadas e increíblemente
eficientes, para dar vida y poner en marcha la mayor red de comunicación e información,
conocida hasta la fecha.

La memoria, uno de los componentes más importantes del sistema, es un pilar


fundamental para la supervivencia de los seres humanos, no es posible concebir el mundo
sin la existencia de esta función cognitiva. En su ausencia, el devenir de las personas estaría
limitado a una percepción infinita de imágenes, sonidos y sensaciones que se perderían en
el tiempo, no habría lugar a la historia, a la acumulación de la experiencia ni al progreso, la
humanidad podría haber desaparecido de la faz de la tierra.
Envejecimiento y memoria

En términos generales, existe consenso acerca del hecho que el rendimiento de la


memoria disminuye con el paso del tiempo, sin embargo, diferentes grupos de investigadores
han demostrado que esta afirmación está relacionada con la tarea específica a que se vea
enfrentado el individuo.

La prevalencia de alteraciones de memoria es variable en las diferentes etapas de la


vida, encontrándose una mayor frecuencia en la vejez. Entre los factores que determinan la
aparición de dichas alteraciones, se incluyen el estilo de vida, el nivel cultural, el nivel de
autocuidado, la disponibilidad de servicios de salud y los medios disponibles para un
diagnóstico adecuado. Las investigaciones llevadas a cabo para valorar los efectos del
envejecimiento en los diferentes tipos de memoria han arrojado las siguientes conclusiones:

• La memoria para la ejecución de tareas y procedimientos, no parece verse afectada por


el paso del tiempo (montar en bicicleta, conducir el automóvil, utilizar algún instrumento o
equipo), ya que dichos recuerdos se conservan en una especie de “modo automático”, y no
requieren de la conciencia para su evocación.

• La memoria que sirve para mantener información durante algunos minutos (recordar un
teléfono, una cantidad o una lista de palabras) y/o manipular dicha información (llevar a cabo
operaciones matemáticas, recordar listas de cosas o acciones), disminuye en forma
progresiva desde el comienzo de la edad adulta.

• La memoria que utilizamos para recordar sucesos recientes de nuestra propia vida (cosas
que nos han ocurrido, acciones que hemos llevado a cabo), se reduce en forma significativa
con el envejecimiento.

• La memoria que se encarga de conservar los conocimientos (palabras, ideas, nombres,


fechas, datos), no manifiesta un deterioro sensible hasta los setenta u ochenta años de edad.

El envejecimiento cognitivo: Aspectos cognitivos del envejecimiento

Las funciones cognitivas (atención, orientación, percepción, fijación, memoria, etc.)


establecen procesos por los que el individuo recibe, almacena y utiliza la información de la
realidad y de sí mismo. En consecuencia, si con la edad se producen cambios relacionados
con las funciones anteriores, estos afectarán al conjunto de procesos, funciones y
capacidades psicológicas fundamentales para nuestra vida.

Hasta hace poco tiempo las modificaciones en las funciones cognitivas se asociaban
a un proceso de deterioro irreversible, que hoy se ha desechado gracias a los avances en el
conocimiento de las mismas y a la existencia de diferentes técnicas y programas de
intervención que hacen posible, al menos en algunos casos, frenar y modificar estos
procesos (Yanguas, J., Sancho, M. & Leturia, F. 2004).

En el ámbito del funcionamiento intelectual se sabe que, si bien es cierto que las
personas mayores, como grupo de edad, presentan un cierto declive en algunas funciones
relacionadas con el rendimiento intelectual, éste no aparece hasta el final de los 60 años y
no se trata de una disminución generalizada ya que un importante porcentaje de sujetos no
sufre merma alguna. No obstante, sabemos que ciertos elementos moduladores personales,
socioeconómicos y educativos influyen en el funcionamiento intelectual de la vejez, así como
la salud en general. En contrapartida, el organismo humano tiene capacidades de reserva
que pueden ser activadas durante la vejez y que permiten compensar, e incluso prevenir, e1
declive (Belsky, J. 1996).

Desde una interpretación bifactorial de la inteligencia, podemos distinguir entre:

 Inteligencia fluida, directamente relacionada con los aspectos biológicos, en la que se


incluyen capacidades como adaptación, agilidad mental, capacidad de combinación,
razonamiento inductivo, etc., que reflejan nuestra capacidad instantánea de
razonamiento, independientemente de la experiencia. Es decir, tareas con muy poca
carga cultural que disminuyen claramente con la edad.

 Inteligencia cristalizada, formada por actitudes como vocabulario, información


general, razonamiento constructivo, conocimientos generales, etc., que no decaen
con la edad, sino que incluso algunas se incrementan a lo largo de los años. Todas
ellas son tareas de alto significado cultural y educativo.

En cuanto a la memoria, es necesario distinguir dos tipos:

 La memoria primaria, entendida como almacén transitorio de la información, con una


capacidad limitada y considerada el centro de la atención consciente.
 La memoria secundaria, que constituye el almacén de información permanente, con
una capacidad ilimitada, y a la que se transfiere la información procedente de la
memoria primaria. (Durante, P. & Pedro, P. 2004)

Con el avance de la edad, la primera modalidad no sufre prácticamente deterioro,


excepto en cuanto a la rapidez en la recogida de información. Por el contrario, la capacidad
de procesamiento y retención de la memoria secundaria, se puede ver seriamente afectada
(Charchat-Fichman, H., & col. 2005).

Los problemas relacionados con la memoria provocan en las personas mayores


sentimientos de pérdida de control sobre el medio y el propio comportamiento,
atribuyéndolos frecuentemente a la edad. Este tipo de atribución provoca, a su vez, un peor
resultado en la ejecución de tareas relacionadas con la memoria, con lo cual se produce un
círculo vicioso que no siempre es fácil de romper. No obstante, como se ha comentado
anteriormente, existen determinadas variables individuales, ambientales y de la propia tarea
que influyen directamente en su ejecución, por lo que una vez más es necesario no hacer
excesivas generalizaciones en ésta como en otras áreas del funcionamiento intelectual
(Yanguas, J., Sancho, M. & Leturia, F. 2004).

Debemos tener en cuenta que los aspectos motores están condicionados, en parte,
por los procesos psicológicos; mantener funcionales estos procesos supone mantener en
gran medida funcional la motricidad del sujeto.

Los datos históricos, antropológicos y, particularmente, los estudios psicológicos,


muestran que los ancianos pueden mantener sus capacidades psicológicas a un buen nivel
si no dejan de estimularlas. (Oña, A. 2002). Pero la situación normal de aislamiento del
anciano en nuestras sociedades provoca un empobrecimiento estimular que deteriora
gravemente las funciones psicológicas.
IV. BREVE PROGRAMA DE INTERVENCIÓN.

Desde el principio de la civilización, las diferentes culturas que han poblado la tierra
se han visto atraídas por el fenómeno del envejecimiento. El reconocimiento de la sabiduría
y experiencia que adquiere el ser humano con el transcurso de los años, hace que muchos
pueblos hayan dado al anciano un papel indiscutible de liderazgo dentro de la sociedad. Es
por ello que la creciente preocupación por las dificultades en la memorización hace que este
sea un tema de vital importancia para muchos estudiosos y personas en general.

Para lograr el mantenimiento o mejoría de la memoria en las personas de la tercera


se pueden plantear las siguientes técnicas:

Relajaciones

El objetivo básico de la relajación es el bajar el tono muscular del sujeto, a la vez que
es un recurso antiestresante y posteriormente puede ayudar a realizar las propuestas de
forma mejor. También puede ser un recurso para centrar la atención o bien para recordar.

Este recurso puede ser útil en momentos de estrés, de tensión o bien para recuperar
información que ha sido olvidada, también para recordar temas trabajados con anterioridad.

Actividades sensoriales

Según Baddeley, la memoria humana es un sistema para almacenar y recuperar


información, ésta es, por supuesto obtenida mediante nuestros sentidos. El hecho de ver,
oír u oler alguna cosa influenciará en lo que recordaremos.

Mediante los sentidos conseguimos relacionarnos con el mundo exterior, con el


mundo que nos rodea y con los demás. Conseguimos reconocer, aprender, dar y recibir,
percibir, sentir y vivenciar. El conjunto de los sentidos nos da la información de aquello que
sucede a nuestro alrededor, nos ayuda a recordar situaciones agradables y desagradables,
nos permite aprender del exterior. Los sentidos son los órganos que tiene la función de
relacionar el individuo con el mundo exterior, ya sea con los demás o con el entorno.

Los sentidos tienen un papel predominante en la capacidad de la memoria, tendremos


más posibilidades de retener un objeto, cuanto más nos haya impresionado y más sentidos
se hayan visto implicados.
Cuanto más sentidos intervengan, más fácilmente se recordará. Un hecho, una
palabra, un movimiento, siempre se recordará más fácilmente si han visto implicados
diferentes sentidos. Por ejemplo no es lo mismo escuchar una historia que vivirla en un
momento, con un ritmo, unos sonidos, unos olores, etc.

A la vez, también podemos afirmar que la memoria sensorial la podemos trabajar tanto
a corto plazo, (interpretar la audición de diferentes instrumentos), como a largo plazo
(ejemplo, recordar una puesta de sol, la voz de un amigo en una plática).

Secuencias

Basado en la teoría de Barlett, seguidor de la psicología cognitiva, son acciones que


representan sucesiones estereotipadas de acciones y contextos relacionados entre ellos a
través de vínculos, que confieren al esquema una organización interna de carácter
explicativo. La información nueva se va acomodando y organizando teniendo en cuenta la
información ya existente, o sea, todo lo aprendido anteriormente.

Trabajar con secuencias de movimiento implica que cada movimiento nuevo ha de


tener una relación directa con el anterior.

Repeticiones

Repetir con la finalidad de conservar aquello que queremos recordar posteriormente;


de este modo, vamos gravando una sucesión en nuestra memoria. Repetir también puede
implicar un trabajo asociativo o de secuenciación. Estás repeticiones se pueden sugerir de
forma inmediata a la propuesta o bien dejar pasar un tiempo, unos días o una temporada
más larga y así incidiremos en diferentes tipos de memoria.

Atención

La atención es un aspecto cognitivo que va muy ligado a la memoria, ya que su


relación es directa. La capacidad para atender a los estímulos relevantes es un elemento
importante para que se transfiera la información desde los registros sensoriales a la memoria
de corto plazo. Se trata de un proceso complejo que requiere vigilancia, concentración,
localización, y exploración.
La atención es la aplicación selectiva de la conciencia, a un estímulo u objeto
determinado, que quedan destacados en el campo mental; un porcentaje muy elevado de
los olvidos corresponde a un déficit en la cualidad de la percepción.

Es un proceso mental a través del cual los sujetos evitan la distracción, que pueden
provocar estímulos irrelevantes en una situación concreta, mientras se centran en aquello
que es conductualmente importante.
ALGUNOS CONSEJOS:

 Es imprescindible mantener activo el cerebro realizando ejercicio intelectual.

 Conviene utilizar estrategias para mejorar el aprendizaje de nuevas cosas y favorecer


el recuerdo.

 Deberemos prestar atención a lo que hacemos evitando que las acciones cotidianas se
vuelvan rutinarias o automáticas,

 El interés y la motivación son necesarios para aprender y recordar.

 También es importante lograr el bienestar psicológico. La ansiedad y la depresión


inciden en un peor funcionamiento de la memoria.

 El aprender una técnica de relajación ayuda a controlar la ansiedad que generan los
nuevos aprendizajes y la posibilidad del error.

 No pretender tener ningún olvido o equivocación. El querer ser perfecto y rápido sólo
genera ansiedad. Con los años el cerebro sigue funcionando bien pero necesita más
tiempo para actuar.

 Preocuparse por mantener un buen estado físico estableciendo hábitos saludables.


BIBLIOGRAFIA.

 Craik F. Cambios en la memoria humana relacionados con la edad. Envejecimiento


Cognitivo. Editorial Panamericana. España. 2002. P: 77 – 78.

 Belsky, J. K. (1996). Psicología del envejecimiento. Teoría, investigaciones e


intervenciones. Barcelona. Editorial Masson.

 Charchat-Fichman, H., Caramelli, P., Sameshima, K. & Nitrini, R. (2005). Decline of


cognitive capacity during aging. Rev Bras Psiquiatria. 27 (12), pp. 79-82.

 Yanguas, J., Sancho, M. & Leturia, F. (2004). Aspectos psicológicos del


envejecimiento. Terapia Ocupacional en geriatría: principios y práctica. Barcelona.
Editorial Masson.

 Durante, P. & Pedro P. (2004). Terapia ocupacional en geriatría: principios y


práctica. 2ª Edición. Editorial Masson. Barcelona.

 Camacho, Fabiola Ramírez. Programa para mejorar la memoria en el adulto mayor con
deterioro asociado a la edad, en la casa del abue, en el periodo octubre 2009 a marzo
2010. Extraído desde
http://tallerescognitiva.com/descargas/muestra.pdf

 Rodríguez, Teresa Martínez. Taller de memoria para personas mayores. Mayo 2002.
http://www.slideshare.net/gilmagarinos/asturias-taller01

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