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Recordemos que el capítulo anterior termina con un complot que habían tramado los
judíos contra el apóstol Pablo. Cuando el tribuno se enteró de este complot, decidió
entonces, enviarle a Cesarea para que Félix el Gobernador, se encargara del asunto. Y
dijimos que un verdadero ejército acompañó al apóstol Pablo cuando le llevaron a
Cesarea, a donde fue llevado para comparecer ante Félix, el Gobernador.
Cinco días después, descendió el sumo sacerdote Ananías con algunos de los
ancianos y un cierto orador llamado Tértulo, y comparecieron ante el gobernador
contra Pablo. 2 Y cuando éste fue llamado, Tértulo comenzó a acusarle, diciendo:
a. Ananías es el prototipo de un líder religioso corrupto, que no descansara hasta llevar
a la ruina su propia vida y la de los demás, su conciencia esta cauterizada. Es un
hombre que se ha vuelto insensible a la palabra de Dios. Y POR LO TANTO CIEGO A
LA VERDAD ESPIRITUAL.
b. Sus seguidores son ciegos dejándose guiar por otro ciego.
c. Tertúlo abogado del diablo, no le interesa la justicia, ni la ley, sino sus propios
intereses y el de su cliente Ananías.
Como debido a ti gozamos de gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el
pueblo por tu prudencia, 3 oh excelentísimo Félix, lo recibimos en todo tiempo y en
todo lugar con toda gratitud. 4 Pero por no molestarte más largamente, te ruego que
nos oigas brevemente conforme a tu equidad.
La acusación en realidad comenzó con una adulación, las cuales no eran coherentes
con la realidad
i. Gozamos de gran Paz. Mentira. Roma abusaba
ii. Buen gobierno. Mentira. Corrupto.
iii. Hombre prudente. Mentira. Violento
iv. Tenia 3 esposas
v. No queremos quitarte tiempo
vi. Judas 1:16- 17 Adulan para su propio provecho. Pero nosotros V:17
5 Porque hemos hallado que este hombre es una plaga, y promotor de sediciones
entre todos los judíos por todo el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos.
6 Intentó también profanar el templo; y prendiéndole, quisimos juzgarle conforme a
nuestra ley. 7 Pero interviniendo el tribuno Lisias, con gran violencia le quitó de nuestras
manos, 8 mandando a sus acusadores que viniesen a ti. Tú mismo, pues, al juzgarle,
podrás informarte de todas estas cosas de que le acusamos. 9 Los judíos también
confirmaban, diciendo ser así todo.
Habiéndole hecho señal el gobernador a Pablo para que hablase, éste respondió:
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Porque sé que desde hace muchos años eres juez de esta nación, con buen ánimo haré
mi defensa. 11 Como tú puedes cerciorarte, no hace más de doce días que subí a adorar
a Jerusalén; 12 y no me hallaron disputando con ninguno, ni amotinando a la multitud;
ni en el templo, ni en las sinagogas ni en la ciudad; 13 ni te pueden probar las cosas de
que ahora me acusan.
II. V: 10-13 LA DEFENSA DE PABLO
a. Pablo no usó la adulación para dirigirse a Félix, y esperó su tiempo.
b. Pablo reconoce la autoridad de Félix. Romanos 13
c. V: Hace 12 días subí a Adorar
d. No estuve disputando con ninguno.
e. Ni amotinando a la multitud.
f. Ni en el templo.
g. Ni en las sinagogas.
h. Ni en la ciudad.
i. No tienen pruebas de lo que me están acusando.
j. El Niega todos los cargos.
Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al
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Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están
escritas; 15 teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de
haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos. 16 Y por esto procuro
tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres.
17 Pero pasados algunos años, vine a hacer limosnas a mi nación y presentar ofrendas.
18 Estaba en ello, cuando unos judíos de Asia me hallaron purificado en el templo, no
con multitud ni con alboroto. 19 Ellos debieran comparecer ante ti y acusarme, si contra
mí tienen algo. 20 O digan éstos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando
comparecí ante el concilio, 21 a no ser que estando entre ellos prorrumpí en alta voz:
Acerca de la resurrección de los muertos soy juzgado hoy por vosotros. 22 Entonces Félix,
oídas estas cosas, estando bien informado de este Camino, les aplazó, diciendo:
Cuando descendiere el tribuno Lisias, acabaré de conocer de vuestro asunto. 23 Y mandó
al centurión que se custodiase a Pablo, pero que se le concediese alguna libertad, y que
no impidiese a ninguno de los suyos servirle o venir a él.
IV. V: 17-23 AÑOS DE ESTAR FUERA
a. Volví con limosnas y ofrendas. (Amo a mi país.)
b. Adorar en Jerusalén.
i. Judios de Asia. Hechos 21:27
ii. Donde están mis acusadores?
iii. Ni estos hallaron nada malo cuando comparecí ante el concilio.
iv. Y si soy culpable soy de predicar la esperanza.
v. Hubo la concesión de ser visitado
24 Algunos días después, viniendo Félix con Drusila su mujer, que era judía, llamó a
Pablo, y le oyó acerca de la fe en Jesucristo. 25 Pero al disertar Pablo acerca de la justicia,
del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero
cuando tenga oportunidad te llamaré. 26 Esperaba también con esto, que Pablo le diera
dinero para que le soltase; por lo cual muchas veces lo hacía venir y hablaba con él.
27 Pero al cabo de dos años recibió Félix por sucesor a Porcio Festo; y queriendo Félix
En algunas Biblias viene el título; "Defensa de Pablo ante Félix". Pero Pablo de ninguna
manera se defendió a sí mismo. Lo que hizo en esta segunda comparecencia ante Félix,
fue testificar acerca de Jesucristo, tratando de ganar a este hombre para Cristo.
Ahora, observemos que el relato Bíblico no nos presentó a este hombre de la manera
negativa en que lo describe la historia secular. Y quisiéramos que usted lo conociera como
lo que era en la realidad y para ello, debemos estudiar lo que los historiadores escribieron
acerca de él en aquel entonces. Félix había sido un esclavo libertado, alguien que por su
crueldad y brutalidad había ido progresando hacia una posición importante. Era un hombre
entregado al placer y al libertinaje. Hasta su mismo nombre significaba placer. El historiador
romano Tácito dijo lo siguiente en cuanto a él: "Usando todo tipo de crueldad y libertinaje,
ejercía la autoridad de un rey con el espíritu de un esclavo". Ahora, éste era el hombre en
cuyas manos fue puesto Pablo. Sin embargo, las Escrituras no le condenan.
Ahora, su esposa Drusila estaba allí sentada a su lado. Y una vez más, la historia secular
nos permite conocerla. Ella era hija de Herodes Agripa I. Su padre fue quien ordenó matar
a Jacobo, como ya vimos en nuestro estudio del capítulo 12 de este libro de los Hechos.
Dice en el capítulo 12, versículos 1 y 2: "En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano
a algunos de la iglesia para maltratarles. Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan".
Ahora, el tío abuelo de esta mujer, había matado a Juan el Bautista. Y su bisabuelo trató de
matar al Señor Jesucristo.
Pues bien, esta pareja de personajes ruines y astutos, Félix y Drusila, ocupaban una
elevada posición. Probablemente nunca habían escuchado una exposición del evangelio,
ni creemos que hubieran ido a escuchar predicar al apóstol Pablo, si él hubiera llegado a su
pueblo para predicar. Sin embargo, aquí tenemos a estos dos que tuvieron una oportunidad
única, y bajo las circunstancias más favorables. Tuvieron una entrevista privada con el mejor
predicador de la gracia de Dios que el mundo jamás había conocido. Dios les concedió esta
ocasión de escuchar un sermón privado. Su palacio, por unos momentos se convirtió en
una Iglesia y sus tronos en bancos. ¡Nos admiramos de la gracia de Dios, que les dio a
estos dos semejante oportunidad!
Jesús había advertido acerca de lo que está pasando en este relato, en Lucas 21: 12 Pero
antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las
sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa
de mi nombre. 13 Y esto os será ocasión para dar testimonio. 14 Proponed en vuestros
corazones no pensar antes cómo habéis de responder en vuestra defensa; 15 porque yo
os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se
opongan.