Atención, hombres de todo el mundo: estas de suerte. Mujeres de la Tierra: se
acabó la recurrida excusa de la aspirina. Nuestras parejas ya cuentan con un argumento irrebatible ante cualquier pega femenina. El sexo masculino se ha convertido en una farmacia ambulante contra la depresión, la astenia sexual y quién sabe cuántas cosas más. Y es que no es para menos. Un estudio científico (eso sí, realizado por hombres), ha demostrado que el semen es una especie de “prozac“. Se acabó el monopolio de las grandes empresas farmacéuticas sobre los antidepresivos. Pero eso no es todo. El floreciente negocio del condón corre un gran riesgo. Pruebas convincentes dicen que el semen no sólo se encarga de transportar los espermatozoides, sino que también es rico en hormonas tales como los estrógenos, la testosterona, prostaglandinas y luteína. Todos estos productos químicos pasan a la sangre a través de la vagina, estimulando la libido, entre otras cosas. Este estudio realizado con mujeres ha evidenciado que aquellas que no usan condón en sus relaciones sexuales, sino otros medios alternativos, se deprimen menos que aquellas que lo usan. Curiosamente esta teoría ya había sido propuesta por Hipócrates, en el año 400 a.c., en la que achacaba la causa de la histeria femenina a la falta de semen. Pero me temo que lo que realmente quería decir el fundador de la Medicina era más bien la “falta de sexo” ( y no es que no sirva, oiga), ya que en los textos griegos no figura el esperma como cura para nada. Este estudio añade que los efectos antidepresivos del semen no sólo podrían ser absorbidos vía vaginal. Es muy posible que esta absorción también se produzca vía oral y anal ( y si no, basta pensar en ese infame, avergonzante e incómodo invento llamado “supositorio”). Como toda teoría, ésta también tiene sus detractores. Otros estudios paralelos revelan que la gente no se deprime por la falta de semen. La depresión es la que provoca que a uno se le quiten las ganas. Y al contrario, si uno es feliz, pues nada, se disfruta del sexo. Pero volvamos a los beneficios del semen. Aparte de combatir la depresión, el semen posee otros como la prevención de ciertas enfermedades como el cáncer, especialmente el de mama, debido a su contenido en selenio y glicoproteína. En el caso de la preeclampsia, ayuda al sistema inmune protegiendo al feto y a la placenta debido a que mantiene la presión a raya, y así evita el riesgo de complicaciones durante el embarazo. Pero no nos animemos demasiado. El lado “oscuro” de este estudio tiene mucho peligro. Si se empieza a repartir semen como si uno fuera un dispensario de una botica ambulante, e ignora el peligro del sexo no seguro (SIDA, ETS, Hepatitis…), esto podría convertirse en una grave problema de salud pública.