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La lumpenización de los sectores vulnerables en la guerra contra la droga en Estados Unidos / Philippe Bourgois

Soy un antropólogo y trabajo en las


calles estadounidenses estudiando los
efectos de la guerra contra las drogas en
los planos más íntimos de la vida de las
La lumpenización de los personas. Voy a presentar materiales de
sectores vulnerables dos proyectos de investigación etnográ-
en la guerra contra la droga fica. Uno de ellos, que acabo de termi-
en Estados Unidos nar, se ha publicado bajo el nombre de
Righteous Dopefiend.
Philippe Bourgois No existe una traducción exacta para
Righteous Dopefiend en castellano. Esto
se debe a que el righteous dopefiend, re-
presenta una subjetividad impuesta por
el modelo punitivo y abusivo de guber-
namentalidad que ha venido a caracteri-
zar a Estados Unidos en las últimas tres
décadas.
Righteous dopefiend es una expresión que
los heroinómanos usan con orgullo am-
bivalente para referirse a su dedicación
a la inyección de heroína. Se podría tra-
ducir con la frase “drogo empedernido”,
“drogo consagrado” o “drogo hasta la
muerte”. 119
Durante 12 años, con el fotógrafo Jeff
Schonberg, seguí a una red social de in-
digentes en San Francisco que acostum-
Publicado en Umbrales. Fuga de la Institución
Total: entre captura y vida. UNIA Arte y Pen- braban inyectarse heroína, fumar crack
samiento, año 2011. Sevilla, España. Traducción y beber vino fortificado. Todos ellos vi-
Fernando Montero Castillo. Fotos de Jeff Schon-
berg y Philippe Bourgois. vían a seis calles de mi casa. Mi nuevo
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campo de trabajo se halla en Filadelfia, dos décadas, que ha desencadenado el


ciudad en la que vivo actualmente. El auge del sector financiero mundializa-
nuevo proyecto de estudio se enfoca en do y provocado un exceso de mano de
un barrio en la que se vende heroína, obra como consecuencia de la desindus-
cocaína en polvo, crack, pastillas de trialización. Grandes grupos de pobla-
benzodiacepina (Xanax) y pastillas anal- ción se ven excluidos del sector produc-
gésicas (codeína/ Percocet). tivo y caen en vidas de desnutrición y
El vecindario es predominantemente degradación física a pesar de la riqueza
puertorriqueño y ha sido destruido por sin precedentes que los rodea, incapaces
la desindustrialización. Desde el techo de interactuar productivamente con la
de mi apartamento se pueden ver once economía contemporánea.
fábricas abandonadas. Es, por excelen- Sin embargo, Marx utilizó el término
cia, el modelo del mercado libre esta- lumpen con cierta torpeza e inconsis-
dounidense. Estoy llevando a cabo este tencia, en ocasiones como una categoría
proyecto en colaboración con dos jóve- de clase y a veces como un mero insulto
nes que viven en un apartamento des- contra sus enemigos políticos.
vencijado que alquilo. Yo los visito de Las ideas de Michel Foucault me han
una a tres noches por semana. resultado útiles para releer este aspec-
Mi marco teórico es el siguiente: en to de la obra de Marx. En efecto, me
el intento de visibilizar el costo huma- parece útil redefinir la categoría de
no del neoliberalismo dominante al lumpen como una subjetividad forma-
comienzo del siglo veintiuno, deseo re- da entre los grupos de población para
sucitar la definición estructural que for- los cuales los efectos del biopoder y la
120 muló Marx de las poblaciones lumpen gubernamentalidad han asumido cuali-
como grupos vulnerables producidos en dades destructivas. Según la definición
los intersticios de las transiciones acele- de Foucault, la subjetividad no es una
radas entre distintos modos de produc- identidad voluntaria, sino una manera
ción. Esta categoría de clase (lumpen) de ser y de desear que se impone sobre
ha adquirido pertinencia a raíz del pro- nosotros en nuestro momento históri-
ceso de mundialización de las últimas co. El término lumpen, por lo tanto, se
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entiende mejor no como una categoría los puntos de inyección conocidos con
de clase determinada y circunscrita, el nombre de shooting galleries.
sino como un adjetivo o un modifica- Estados Unidos representa una cari-
dor que toma la forma de subjetividades catura de los procesos abusivos de la
vulnerables, violentas y a menudo auto- gubernamentalidad que producen su-
destructivas. frimiento inútil y subjetividades lum-
La subjetividad lumpen del righteous penizadas. Estoy al tanto de que Es-
dopefiend, el “drogo consagrado”, es paña es diferente y menos neoliberal.
una subjetividad que todos los toxi- Sin embargo, temo que esta situación
cómanos de nuestra red social en San pronto se volverá más pertinente en la
Francisco comparten de diferentes for- era de la mundialización neoliberal y
mas. Esta manera de ser y de concebir- antiterrorista, a medida que los países
se expresa las dinámicas abusivas que ricos desmantelan el estado benefactor
penetran todas sus relaciones persona- y aumentan la inversión en la llamada
les, entre ellas las interacciones con los seguridad pública.
compañeros, las familias, las institucio- La guerra contra la droga ha suscitado
nes que les persiguen (como la policía) un aumento vertiginoso de la población
y las que les prestan ayuda (como el encarcelada en Estados Unidos: 500%
hospital), las fuerzas económicas, los en los últimos 30 años. En la actuali-
mercados laborales que les rechazan y dad, la población de reclusos sobrepasa
los valores culturales e ideológicos que los dos millones de personas y continúa
se oponen a ellos, así como la relación creciendo a cada minuto. La magnitud
que mantienen consigo mismos y con y la severidad de la estrategia carcelaria
su propio cuerpo. estadounidense dificultan la labor de 121
Para los indigentes de San Francisco, el representarla gráficamente. Las grandes
único beneficio de la economía digital diferencias entre los países europeos pa-
del famoso Silicon Valley son los de- recen insignificantes bajo la sombra car-
sechos que se pueden recoger de la celaria que proyecta Estados Unidos. A
basura, como por ejemplo las pantallas lo largo de dos generaciones, la tasa de
obsoletas que sirven como asientos en encarcelamiento en Estados Unidos ha
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sido de seis a doce veces mayor que la Todos ellos se transforman paulatina-
de cualquier país de la Unión Europea. mente en “junkies hasta la muerte”. Es
La mayor parte de los reos en Estados común que repitan la expresión “moriré
Unidos encarcelados por drogas han con las botas puestas”, como dicen los
sido arrestados por el simple delito de indigentes heroinómanos en San Fran-
posesión, no por venta ni por actos de cisco cuando están de buen humor y
violencia. Los Estados y municipios celebran su estatus como renegados. En
con leyes más leves representan raras otros casos, se desmoronan y se depri-
excepciones. A pesar de la extraordina- men. Se bañan raramente y el cuerpo se
ria inversión en recursos y fuerzas de les cubre de llagas y cicatrices.
seguridad, la heroína es ahora más ba- Como ejemplo de un servicio público
rata que nunca en las calles de Estados que ha sido desfigurado por el Estado
Unidos. De hecho, el precio callejero de neoliberal y la guerra contra las drogas
la heroína cayó más de un 60% entre puedo analizar los servicios de urgen-
1993 y 2004 según la DEA (la oficina cias de los hospitales, que presuntamen-
antidrogas estadounidense). te existen para ayudar a los indigentes,
Al margen de la guerra contra las dro- pero en realidad reflejan una dinámica
gas, los indigentes heroinómanos no perversa de gubernamentalidad según la
han sido disciplinados como ciudada- cual la mano izquierda y blanda de la sa-
nos dóciles o productivos ni tampoco lud pública se ve abrumada por el puño
se controlan eficazmente como parias derecho de las fuerzas de seguridad.
rechazados. Por el contrario, mantienen En lugar de auxiliar a las personas in-
relaciones destructivas consigo mismos digentes, la mano médica acaba abofe-
122 y con la sociedad que los rodea, dro- teándolos y poniéndoles parches que en
gándose compulsiva y extáticamente y muchos casos únicamente logran pro-
maltratando sus cuerpos de manera evi- longar su agonía. Hank trabajaba para
dentemente antihigiénica. A corto y a una compañía de mudanzas que carecía
largo plazo, le infligen violencia, dolor del permiso oficial necesario para operar
y gastos económicos a la sociedad que conforme a la ley. El dueño tenía ochen-
los excluye. ta años y toleraba el consumo de drogas
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a cambio de una paga inferior. Hank se brio del Presupuesto”, cuya meta oficial
fracturó una vértebra un día en que le era rebajar el presupuesto de Medicare en
encargaron trasladar varios pianos. Lo- 112 mil millones de dólares- ha merma-
gró arrastrarse hasta la sala de urgencias do los servicios hospitalarios dirigidos
del hospital municipal, pero los docto- a los sectores de bajos recursos. Actual-
res únicamente le dieron un bastón y lo mente, tales servicios se manejan me-
despacharon. diante un sistema hostil y burocrático
Las facultades de medicina enseñan de clasificación y priorización de los
en las universidades que es contrario casos (triage) que obliga a los pacientes
a toda indicación científica recetarles potenciales a esperar largas horas en la
medicamentos analgésicos a pacientes sala de espera. Abrumados, los recepcio-
que tengan un historial de consumo de nistas y demás empleados subalternos
heroína u otros derivados del opio, in- de las salas de urgencias se han converti-
dependientemente del dolor que sufran. do en tiranos en contra de su voluntad.
Tal lógica es consecuencia directa de la Los médicos suelen sentirse agobiados
guerra contra las drogas. y denigran a los indigentes, a quienes
El problema más grave es de naturale- llaman “viajeros frecuentes” y “mani-
za estructural. La retracción del Estado puladores” y de quienes sospechan que
benefactor ha transformado a los depar- sus dolencias son meras confabulacio-
tamentos de urgencias de los hospitales nes. Desesperados, los pacientes con-
públicos en uno de los pocos lugares traatacan a los enfermeros y doctores
financiados con fondos públicos don- con insultos sexistas y homofóbicos. Es
de los indigentes, los adictos y los enfer- común que llamen “putas” y “marima-
mos mentales todavía pueden buscar un chas” a las enfermeras. 123
mínimo de atención en momentos de Como resultado, los indigentes de nues-
crisis personal. Sin embargo, la decisión tra red social solían posponer la decisión
a nivel federal de reducir significativa- de buscar atención médica hasta que
mente los subsidios para el cuido de estaban a las puertas de la muerte para
indigentes -producto de una ley federal así asegurar su admisión en el hospital.
aprobada en 1997, de nombre “Equili- En tales condiciones, cumplían con
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los requisitos para recibir medicamen- Todo esto ocurría en pleno auge de la
tos analgésicos derivados del opio. En economía puntocom, cuando San Fran-
aquellos casos en que acudían al hospi- cisco se transformaba en una de las ciu-
tal en mejores condiciones de salud, co- dades más ricas de los Estados Unidos
rrían el riesgo de acabar en la calle tras y los residentes locales alcanzaban la
haber desperdiciado de seis a ocho horas mayor acumulación de riqueza en el
en la fila de la sala de urgencias, sin di- país. El alcalde de San Francisco cele-
nero para adquirir la próxima dosis de braba un superávit de 102 millones de
heroína y destinados a sufrir síntomas dólares mientras el hospital municipal
de abstinencia. implantaba medidas de austeridad. Las
Quisiera continuar la historia sobre la autoridades médicas cesaron el contra-
vértebra fracturada de Hank que los to de dieciséis empleados de manteni-
doctores atendieron con nada más y miento y cerraron una de las farmacias.
nada menos que un bastón. Un mes El hospital se vio forzado a contratar a
después de la visita de Hank al hospital, cuatro guardias de seguridad para con-
el fluido de la espina dorsal se le infec- trolar a las multitudes de indigentes que
tó y la dolencia se le transformó en una ahora hacían fila de dos a cuatro horas
inflamación cerebral. A partir de enton- para adquirir medicinas por “tarifas re-
ces, Hank emprendió una larga cadena ducidas”. Por primera vez en 35 años, el
de visitas a la sala de urgencias que se hospital instauró un plan de pago com-
extendió por dos años, por lo general a partido, lo que obligó a los pacientes
bordo de una ambulancia luego de que que carecían de seguro médico a pagar
alguien lo encontrara convulsionando parte del costo de las medicinas.
124 en la acera y llamara al 911. La infec- Mientras tanto, Petey, el “socio” inse-
ción respondía bien al tratamiento con parable de Hank, debió internarse en el
antibióticos, pero en cuanto la fiebre se hospital municipal cuando le diagnos-
le reducía el hospital lo daba de alta por ticaron un caso severo de insuficiencia
orden administrativa, debido a la reduc- renal. Su hospitalización duró más de
ción del presupuesto para pacientes no dos meses debido a una infección con
asegurados. estreptococo que contrajo por medio de
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la sonda de alimentación intravenosa y camino, roba un arreglo floral de una


que le agravó significativamente la en- tienda y camina donde Sal, el vende-
fermedad. dor de drogas de la calle, para tratar de
Durante el segundo mes de hospitali- intercambiar el ramo de rosas por una
zación de Petey, la infección cerebroes- papelina de heroína de diez dólares.
pinal de Hank empeoró nuevamente y En uno de sus ciclos de idas y venidas
este último acabó en el cuarto piso del al hospital, la policía le confiscó a Hank
hospital, en la sección de enfermería es- las pastillas de antibióticos que le ha-
pecializada. Petey permanecía en el ter- bían recetado como tratamiento para la
cer piso, recién dado de alta de la Uni- infección de la columna vertebral y lo
dad de Cuidados Intensivos. Los socios acusó de posesión de sustancias ilícitas
se visitaban mutuamente, remolcando con propósitos de venta.
tras de sí las sondas de alimentación in- Hank: No pude hacer nada. Vieron
travenosa. frascos de pastillas con mi nombre.
Notas de campo de Jeff: “Una enferme- Hasta sacaron las pastillas y las pusieron
ra sorprende a Hank en el intento de en la capota del carro para tomarles fo-
manipular la sonda intravenosa que le tos como si fueran ilegales.
administra el analgésico a Petey con el Yo les dije: “¿Me devuelven las medi-
fin de aumentar la dosis de morfina. cinas?” Y me dijeron: “No. Estas son
Ella le toma la mano y ambos forcejean pruebas. Creemos que usted distribuye
por el control del mecanismo hasta que narcóticos aquí”.
Hank logra arrebatárselo, no sin antes “¿Que distribuyo narcóticos? ¡Pero vean
derribar el pedestal de su propia sonda. el nombre en el frasco!” “¿Entonces por
La enfermera sale corriendo para pedir qué lo esconde aquí, en propiedad del 125
auxilio y Hank la persigue”. Estado?”
Hank regresa a su habitación en el cuar- Para que nadie me lo robe. Este es mi
to piso dando zapatazos. Se arranca la escondite. ¿O esperan que yo cargue to-
sonda y se marcha en dirección a la Ave- das las medicinas?”. ¡Dios mío! Yo peleé
nida Edgewater con la bata del hospital en Vietnam. Yo merezco que me traten
a cuestas bajo la chaqueta de cuero. De mejor.
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Jeff: (Interrumpe) Vamos al hospital punto de venta callejero. Los agentes


ahora mismo. O, mejor, voy a llamar a arrestaron a varios “camellos” locales,
una ambulancia para que no tengas que pero también a varios jóvenes que se en-
esperar cinco horas en fila. contraban en la esquina pasando el rato
Hank: ¿Para qué? ¿Para que no me reci- y que hablaban conmigo precisamente
ban y me echen a la calle? sobre casos de brutalidad policial. En
Cerca de la mitad de los indigentes con esta ocasión, yo también caí preso.
los que interactuamos murieron du- Pasé dieciocho horas en una celda de
rante los más de doce años que estuvi- detención sin que se me permitiera ha-
mos con ellos. Hank sigue vivo por di- cer una llamada telefónica mientras es-
versas razones, todas afortunadas. peraba el turno para comparecer ante el
A pesar de lo que aseguran los políticos, juez. Más de la mitad de los cerca de
en Estados Unidos no existe un proto- treinta hombres y mujeres que cayeron
colo de tratamiento médico inmediato presos esa noche debían acudir al hos-
para personas drogodependientes. La pital en vez de a la comisaría –inclu-
mayoría de los adictos se “recuperan” de so yo, pues un policía, tras esposarme
su adicción en el frío suelo de las cárce- y ordenarme plantar la cara contra el
les donde vomitan y agonizan, sudando suelo, se tomó la libertad de patearme
frío, sin ningún tipo de supervisión mé- y fracturarme las costillas–. Sin embar-
dica. Durante el proceso, sufren la humi- go, mi compañero de celda, que llevaba
llación pública de los guardias y los ata- dieciséis horas en la cárcel y se encon-
ques físicos de sus compañeros de celda. traba en el lapso más severo del proceso
En mi nuevo proyecto de estudio en el corporal que suscita la abstinencia de la
126 vecindario puertorriqueño de Filadelfia, heroína, estaba en mucho peor estado y
tuve la mala fortuna de experimentar en vomitaba repetidamente en el excusado
carne propia la forma abusiva que to- que compartíamos en una celda dise-
man las redadas antidrogas los sábados ñada para una sola persona. No había
por la noche. suficiente espacio para que los dos nos
En esta ocasión en particular, la policía acostáramos. El pobre hombre ya tenía
de Filadelfia realizó una redada en un el estómago vacío y regurgitaba en seco,
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temblando, pues misteriosamente (o pues ahora no le damos nada. Ni si-


no tan misteriosamente) los encargados quiera le vamos a dejar las tapas en las
de la comisaría bajaban el aire acondi- botellas de agua”. Al parecer, el prisio-
cionado y mantenían la temperatura a nero se había intentado cortar las venas
menos de diez grados centígrados. Un con la tapa de las botellas de agua que
guardia me comentó que dicha práctica nos daban una vez al día. Otro oficial
es una medida rutinaria diseñada para más amigable les preguntó a los dos
asegurar la docilidad de los presos. guardias cómo de mal estaba la situa-
En la celda junto a la mía, un hombre ción, y el guardia más bullicioso le res-
vomitaba aún más violentamente. Lue- pondió, despreocupado: “No mucho,
go de varias horas, el hombre comenzó a solo que mucha sangre”.
gritar al aire: “¿Qué hago? ¿Qué hago?”. En las calles y las cárceles de las ciu-
Y otra voz respondió: “Golpéate hasta dades estadounidenses, los parias de la
que te desmayes”. De repente empeza- sociedad han tocado fondo. Han sido
mos a escuchar: “¡Pun! ¡Pun! ¡Pun!”. Las expulsados de sus familias y de la fuer-
vibraciones continuaron a medida que za laboral y se hallan excluidos de los
el hombre se golpeaba la cabeza contra servicios públicos. Las fuerzas de segu-
las paredes de fibra de vidrio de la cel- ridad los persiguen y los hostigan. Sin
da. Luego, se dio por vencido y suspiró: embargo, como la mayor parte de los
“No puedo. No tengo suficiente fuerza”. estadounidenses, los indigentes suelen
De pronto, empecé a escuchar gritos culparse a sí mismos por la situación
y pasos fuertes en el pasillo. Un grupo en que se encuentran. Ellos también
de guardias invadía una celda tres pisos participan en la práctica hegemónica
más abajo. Las palabras que intercam- de culpar a los individuos de su propia 127
biaban parecían indicar que un recluso vulnerabilidad.
se había cortado las venas. Un poco La existencia de comunidades de hom-
más tarde, otro guardia se reía y le de- bres y mujeres como Hank y sus compa-
cía a otro: “Eso es lo que yo llamo un ñeros –dedicados al consumo de drogas
hombre enfermo”. Y el otro guardia le hasta el punto de acabar en la indigen-
respondió con tono de burla: “Bueno, cia y de acoger la subjetividad de “dro-
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gos consagrados”– no es un misterio ni de Emmanuel Levinas, o la zona gris,


una aberración protagonizada por unos para usar la frase de Primo Levi.
cuantos individuos psicópatas. La tra- Quiero terminar de manera pragmá-
yectoria de estos grupos de población, tica con la pregunta de qué se puede ha-
como la de los más de dos millones de cer a corto plazo en el campo político.
personas encarceladas en los Estados Foucault llama a los intelectuales a ser
Unidos, debe entenderse como un fe- agentes intersticiales, agentes positivos
nómeno sobredeterminado de manera o aun subversivos del biopoder.
estructural, política y cultural, tramado Creo que el campo de la salud posee
por tejidos de abuso identificables. tremendo potencial político para re-
Las guerras contra las drogas y contra vertir el desequilibrio entre las fuerzas
la inseguridad han desequilibrado la ba- policiales y las políticas sanitarias en la
lanza de la gubernamentalidad a favor prestación de servicios a las poblaciones
de la represión física, alejándola de las vulnerables. El campo de la salud goza
intervenciones tradicionales del biopo- de enorme credibilidad entre la pobla-
der rehabilitador o productivo dirigidas ción en general. Su aporte se percibe
a fomentar la vida. El biopoder, como como neutral y ajeno a la política, lo
forma moderna de gubernamentali- que aumenta su potencial subversivo,
dad, interiorizado por ciudadanos que aun si es susceptible de convertirse en
desean ser normales, saludables y mo- el arma disciplinaria por excelencia del
dernos, acaso haya caracterizado a la biopoder y la gubernamentalidad.
socialdemocracia y al capitalismo for- Existe la posibilidad de retomar los es-
dista, pero es la represión violenta la pacios institucionales y los servicios que
128 que caracteriza cada vez más la relación les han sido arrebatados a los campos de
entre los indigentes y la nueva guberna- la salud y los servicios sociales, así como
mentalidad neoliberal y punitiva. Esto de revertir las distorsiones que los mo-
transforma a una sociedad en una olla delos represivos y punitivos de cero tole-
de presión en la que se generan subjeti- rancia, enfocados en el encarcelamiento
vidades lumpen y en la que se produce de las personas narcodependientes y los
sufrimiento inútil, para utilizar la frase sectores populares indisciplinados, les
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han impuesto a los programas de bien- ocasiones se transforman en monstruos


estar social, para así crear intervenciones maniáticos vociferantes, confinados en
más humanas e incluso más eficaces en celdas acolchadas y dedicados a lanzar-
términos de costo-beneficio (una de las les heces a los guardias.
supuestas lógicas del neoliberalismo).
Incluso puede que haya campo para
bailar con el diablo e incitar a las fuerzas
de seguridad a promover el tratamiento
médico como un procedimiento obliga-
torio.
Si quisiéramos ser más audaces, desarro-
llaríamos procedimientos, por ejemplo,
para hacerle frente al impacto catastró-  
fico de la brutalidad policial en las salas
de urgencias. Ya existen protocolos obli-
gatorios para lidiar con el abuso infantil
y la violencia doméstica: ¿por qué no
con la brutalidad policial? Turquía, por
ejemplo, bajo la presión de la Unión Eu-
ropea, actualmente está desarrollando
un procedimiento forense que obliga al
 
Estado a documentar casos de tortura.
Asimismo, las condiciones insalubres de
las cárceles y las celdas de detención de- 129
ben permanecer sujetas a inspecciones
por parte de la Cruz Roja. Los enfermos
mentales y los heridos deben trasladarse
a hospitales, no a unidades de deten-
ción ni cárceles de alta seguridad donde
a menudo son víctimas de abuso y en  
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