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Andrés Cultelli

NECESARIA
C o n t r i b u c i ó n a l a a u t o c r ìt ic a
del M LN

T upam aros
La revolución necesaria
A n d r é s C ultelli

La revolución necesaria
Contribución a la autocrítica
del MLN Tupamaros

COLIHUE
Cultelli, Andrés
La revolución necesaria. Contribución a la autocrítica del MLN Tupamaros
- Ia ed.- Buenos Aires : Colihue, 2006.
¡68 p. ; 22x14 cm.- (Serie Protagonistas)
ISBN 950-581-766-5
P rólogo
p o r el Colectivo A ndrés Cultelli
1.Ensayo Uruguayo, 2. Política. 1. Título
CDDA864 : 320
C uando Andrés entregó a un grupo de com pañeros su Contribución a
la autocrítica del M LN Tupamaros tuvimos la certeza de que. con su típica
Serie Protagonistas lucidez, com prendía que la salud lo estaba abandonando. Pocos meses
después dejó de existir, no sin antes solicitarnos que publicáram os esta con­
Diseño de tapa: Depto. de Producción, Ediciones Colihue (2006). tribución a la historia del Movimiento de Liberación Nacional. Solam ente
nos recom endó que la publicación se realizara después del triunfo electoral
del Encuentro Progresista / Frente Amplio.
H em os com partido ese deseo, y aquí entregam os su texto. Este material
abarca el período que va desde el nacim iento del MLN (Tupamaros) hasta
finales de 1983. Un período de lucha que no solo tuvo lugar en el Uruguay,
sino que incluyó otros países dentro y más allá de la región.
La represión de 1972 dispersó a los tupam aros por el m undo y varios
fueron los intentos de reorganizar el MLN a partir del exilio. En ese objetivo,
ISBN-10: 950-581-766-5 m uchos com pañeros perdieron la vida o desaparecieron.
ISBN-13: 978-950-581-766-5 La idea de este volum en es contribuir al debate y a un conocim iento que
debe ser socializado. Socializado por los protagonistas de la gesta tupam ara,
© Ediciones Colihue S.R.L. socializado por los revolucionarios latinoam ericanos, y por los militantes
Av. Díaz Vélez 5125 sociales y políticos de hoy. Muchos creen que la lucha arm ada en el Uruguay
(C1405DCG) Buenos Aires - Argentina es cosa sabida. L am entablem ente no es así. Al decir de Andrés Cultelli:
www.colihue.com.ar "Esta autocrítica es imprescindible; desde que la que derrota del MLN (T) no
ecolihue@ colihue.com .ar se debe a la om nipotencia del enemigo. [... ] Procede, pues, practicar a fondo la
autocrítica. Para sacar enseñanzas del pasado, de ios errores cometidos. Y, lo
que es más, no volver a cometerlos. [...] Asumimos, pues, la responsabilidad
de iniciar esta tarea ineludible, que tantos otros com pañeros enriquecieran
con su aporte crítico y la discusión colectiva.”
H echo el deposito que m arca la ley 11.723
IMPRESO EN LA ARGENTINA - PRINTED IN ARGENTINA
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A n d r é s C u ltelli

Som os conscientes de que el texto de Andrés Cultelli será un aporte esencial


para com prender la historia del MLN Tupamaros.
La m uerte del com pañero Cultelli el 14 de agosto de 2003 llenó de tristeza
a todos los tupam aros. Y la nobleza de su personalidad, su entrega plena a
las causas populares, su admirable integridad, fueron saludados tam bién por
gente de los otros sectores políticos.
En el Senado de la República se le rindió hom enaje desde todos los
partidos políticos uruguayos. Eleuterio Fernández Huidobro, del Movimiento
de Participación Popular (Frente Amplio), antiguo com pañero de lucha en el
MLN, señaló: “Fue un formidable polemista en materias teóricas, dentro de
su viejo partido, el Partido Socialista, del cual se separó m ucho más adelante. R e fe r e n c ia s b io g r á fic a s 1
Escribió en [las publicaciones del PS] y otros medios una enorm e cantidad de
artículos sobre distintas cuestiones teóricas. [...] Don Andrés Cultelli participó,
vio y opinó en todas las revoluciones que buscaban la liberación del colo­
nialismo, producto de la posguerra o que precedieron a la guerra, así como
todos los movimientos de liberación nacional que uno se pueda imaginar”. Andrés Cultelli fue una destacada figura dirigente del M ovimiento de
Juan Adolfo Singer, del Partido Colorado, dijo: “A Cultelli [...] se lo escuchaba Liberación Nacional (Tupamaros) del Uruguay, insistente profundizador del
con atención, por un lado, porque hablaba con conocim iento de los tem as y, estudio teórico y, a la vez, impulsor de la acción social.
por otro, porque era muy duro e intransigente”. El senador Rafael Michelini, Nació el 6 de setiem bre de 1921, y fue recogido com o huérfano por un
del Nuevo Espacio (Frente Amplio), afirmó: "Andrés Cultelli es un ejemplo sastre anarquista. Su infancia tem prana transcurrió en M ontevideo, en el
perm anente de altruismo y valor, de jugarse por las cosas que él pensaba y Barrio Reus al Norte (en la calle Benito Chain casi Inca). “Al perder una
de soñar-sobre todo, soñar- con un m undo mejor”. Carlos Garat, del Partido huelga el gremio”, su padre adoptivo -c u e n ta - “quedó en la lista negra y no
Nacional, expresó: "Yo rindo culto y hom enaje a un político de raza -com o conseguía trabajo en ningún lado. Nos fuimos prim ero para Aiguá y luego
se ha dicho acá-, fiel a sus ideas, que las tuvo y las m antuvo con firmeza y a Velázquez, en Rocha, donde él se rebuscaba en su oficio”."
lealtad al llevarlas adelante”. H ace los prim eros años escolares en una escuela rural, e inicia a los once
Para Isabel, su com pañera, y para el grupo de los que hem os tenido la tarea años una etapa de trabajador infantil en múltiples oficios, desde mozo de
y el honor de publicar este material, es imprescindible rescatar esta voz y esta bar hasta -las m ás de las veces- peón rural (“cortando maíz, levantando
mem oria que nos convoca a la reflexión. Para que las ideas se vuelquen en un boniatos, carpiendo... hasta desem bocar en las arroceras del Olimar cortando
debate franco que trascienda el límite de lo epopéyico y nostálgico y se trans­ el 'arroz am argo’”).
forme en práctica social del movimiento revolucionario latinoamericano. A los 16 años llega a M ontevideo escondido entre la carga de un cam ión
Nos m erecem os un análisis riguroso; necesitamos reflexionar sin prejuicios de la arrocera. Se desem peña nuevam ente en actividades diversas (en una
acerca de la teoría y la práctica arm ada en el Uruguay. La Contribución a la em botelladora de refrescos, en barracas de lana, en una carnicería). “Mi
autocrítica del M LN Tupamaros es un aporte a la reflexión sobre la táctica, prim er trabajo perm anente fue en el Frigorífico del Plata [...], pero no duró
la estrategia, las formas organizativas, las contradicciones internas del MLN. m ucho; perdim os una huelga y quedam os en la calle”, dice. Trabaja “con
Estamos seguros de que estos apuntes, que surgen de la teoría y de la práctica
social, serán de gran utilidad para los historiadores, los luchadores sociales y ‘Las referencias bibliográficas, así como las glosas de los editores, fueron preparadas
políticos, y en especial para los jóvenes del Uruguay y de los países herm anos por el Colectivo Andrés Cultelli.
que pretendan conocer la historia que, desde los años 60 hasta los comienzos 1 Andrés Capelán: Con Andrés Cultelli, tupamaro: "El poder nace de las masas"
del nuevo proceso de dem ocracia tutelada de los 80, desarrolló el movimiento (entrevista). En: Mate Amargo, Montevideo, 27-1-1993, páginas 10 y 11. El texto
insurgente en el continente latinoamericano. de Capelán ha sido la fuente principal para la construcción de estas referencias
biográficas.
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las m anos” alrededor de quince años. Luego de “ilustrarse un poco” pasa presentando una visión tercerm undista del socialismo contrapuesta a la visión
a ser em pleado de un sindicato (la Federación A utónom a de la Carne) y, socialdem ócrata y europeísta de Frugoni. Paralelam ente, las revoluciones
posteriorm ente, asesor de num erosos gremios (entre ellos la m ism a FAC-, cubana y argelina nos ilum inaron a m uchos, ya que dem ostraron que la
el Sindicato de Artes Gráficas, el de la Aguja, el de la Construcción -SU N - lucha arm ada era posible, y eso no era poca cosa.”
CA -, el de la fábrica Funsa, y el de la Unión de Azucareros -UTAA-, donde Cultelli desem boca “naturalm ente”, junto con Sendic, M anera y otros, en
sustituye a Raúl Sendic), habiendo cofundado otros. el MLN. “Es m uy difícil determ inar el m om ento preciso en que nos hacem os
Efectivamente, Cultelli había entrado al Liceo N octurno tras un exam en tupam aros. Siem pre anduvim os muy juntos; ya 'conspirábam os cuando
de ingreso, después de lo cual realizó estudios de Derecho y se graduó com o estábam os en el partido, y fuimos ingresando paulatinam ente a esa aventura
Procurador (“En razón de eso es que después, en vez de proletario, fui asesor política que era el MLN de la época.” Siendo “m ano derecha de Sendic, que
de diversos sindicatos.”). Luego realizaría, en la Facultad de H um anidades era más joven que él”lv, Cultelli pasa a ser uno de los com andantes tupam aros.
y Ciencias, estudios de Filosofía y de Psicología, que no finalizó. En 1962 “Com o com batiente creo que fui un fracaso. Pero recuerdo con em oción
publica un alegato a favor de los niños con “déficit psíquico”. aquella Colum na núm ero 1 y a los queridos com pañeros que entregaron
En m arzo de 1939 se había afiliado a la Juventud Socialista. Allí había su vida por la causa. Recuerdo y rescato principalm ente el 'estilo de vida’
conocido a Raúl Sendic, a Jorge M anera, a Vivián Trías, a G erm án D'Elia de' los tupam aros, la honestidad y la austeridad con que nos m anejábam os,
y a José D'Elia, de cuyas m anos recibió los prim eros libros de Lenin. “Era [un estilo de vida] en el que Raúl Sendic fue un verdadero m aestro hasta
quien adm inistraba el leninismo en la Juventud Socialista [...], y esa fue el final.” Dice Fernández Huidobro: "Fue la parte de intelectual y m aestro
una de las razones que llevaron a que se le expulsara del Partido Socialista. de todos nosotros”.
Esa no fue una excepción; la Juventud Socialista siempre fue protestataria, Un hijo suyo, Alfredo, es fusilado el 8 de octubre de 1969 en la tom a de
siempre había conflicto con los jóvenes.” Cultelli llega a ser director de El S o l, la ciudad de Pando. A presado él mismo el I o de agosto de 1970, es llevado
el sem anario del Partido Socialista (en el que había em pezado a escribir en a la cárcel de Punta Carretas y, siendo liberado por el juez en los prim eros
1948), y luego adm inistrador del diario “sin partido y sin dueño” Epoca, que meses del año 1971, es nuevam ente apresado, siendo retenido en un estable­
tuvo una gran trascendencia en la izquierda uruguaya. Eleuterio Fernández cimiento militar hasta el 4 de setiem bre del mismo año, en que es deportado
Huidobro, otro com andante del MLN, dice¡ii: "agarrar ese cargo en aquellas a Chile. Viaja a Europa en una gira destinada a denunciar "la situación que
circunstancias era agarrar una derrota, que él transform ó, contra la opinión se estaba viviendo en las cárceles y los cuarteles uruguayos .
de todos, en una victoria”. De regreso en Chile, pasa a integrar un grupo asesor del presidente socia­
Entre 1954 y 1962 integra el órgano legislativo de M ontevideo (la Junta lista Salvador Allende, junto con el brasileño Darcy Ribeiro y el español Joan
D epartam ental), cuya bancada socialista, encabezada por Hugo Prato (e Garcés. Pocos días antes del golpe de Pinochet, integrando un im portante
integrada por Mario Jaurena, G ualbeto D am onte y Guillermo Chifflet), tuvo grupo de tupam aros, cruza clandestinam ente a territorio argentino, y llega a
una trayectoria muy com bativa. Poco después, Cultelli ab an d o na el Partido m ediados de octubre de 1973 a Buenos Aires. Al decir de Andrés C apelán\
Socialista, a raíz de otra expulsión: "Fue en 1964, cuando la expulsión de los allí Cultelli dicta cursos y pone sus energías al servicio del "trabajo del exilio .
‘m uspos’. El MUSP era una 'secta' de jóvenes estudiantes m uy apartados El 30 de marzo de 1975 es detenido y perm anece “desaparecido” en un
de la realidad, pero que m erecían otro tratam iento. Tenían el derecho a que "chupadero”. Enterado Zelmar Michelini -exiliado a la sazón en la Argentina, y
se les diera la lucha ideológica". luego asesinado por los militares de la Operación C óndor-, divulga la noticia,
H abía sido secretario de Emilio Frugoni, el m áxim o dirigente histórico y una cam paña m undial posibilita la aparición de Cultelli y otro detenidos
del Partido Socialista. La polém ica que Frugoni establece con Vivián Trías en el establecim iento de Sierra Chica. “Me salvaron en definitiva la vida ,
provoca en Cultelli un distanciam iento. “Trías puso el dedo en la llaga cuando dice Cultelli. “Lástima que cuando le tocó a él [Michelini] nadie pudo hacer
planteó centralm ente la cuestión de los pueblos subdesarrollados em ergentes, nada." Es trasladado al penal de Trelew, en C hubut, donde perm anecerá

iv E. Fernández Huidobro: artículo ya mencionado.


li¡ Eleuterio Fernández Huidobro: “Se nos fue una parte de la historia”. En: Partici­
pando. 3a época, N° 56, Montevideo, septiem bre 2003. v A. Capelán: artículo ya mencionado.

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varios años. Las condiciones son allí extrem adam ente duras.
Una nueva cam paña internacional, ayudada desde el exilio cubano por
su com pañera M aría Isabel Delfino, culmina en su “adopción” por parte
de la Internacional Socialista. El Partido Socialista de Austria se preocupa
por su situación. El Secretario de la E m bajada de ese país lo visita perso­
nalm ente cada quince días, en representación del Prim er Ministro Bruno
Kreisky (“quien había sido prisionero de los nazis y había sufrido en carne
propia lo que yo estaba viviendo”). Cultelli logra la libertad en 1980. Viaja
a Austria en abril, se reúne a continuación con su m ujer e hijas en Cuba,
y se establece finalm ente en Francia, invitado por el socialista Pierre Joxe,
presidente del grupo socialista de la A sam blea Nacional. “Allí, junto con I n t r o d u c c ió n
otros com pañeros, im pulsam os la reconstrucción del MLN y la lucha por la
dem ocracia en el Uruguay.”
Regresa al Uruguay el 14 de m ayo de 1985, y se reinserta en la militancia
por las causas populares. Su inquietud solidaria se canaliza en una variedad H acer uso d e la crítica para p o n e r d e manifiesto los errores y aciertos en
de organizaciones de lucha social, incluido el Movimiento Sin Tierra del Brasil. el trabajo y luchar p o r elim inar los prim eros, dejando siem pre d e lado
En el Uruguay, trabaja intensam ente en la Organización Nacional de Asocia­ toda consideración d e amistad o fid elid a d personal.
ciones de Jubilados y Pensionistas, cofunda el M ovimiento de Participación Artículo 4, Inciso E, del Reglamento del Movimiento
Popular, y llega a ser diputado suplente del mismo entre 1990 y 1995. de Liberación Nacional Tupamaros.
Muere en M ontevideo el 14 de agosto de 2003.
A pesar de la pequeñez de nuestro país, el Movimiento de Liberación
Colectivo A ndrés Cultelli Nacional (Tupamaros), constituyó una de las fuerzas revolucionarias más
significativas, a fines de los años 60 y principios de 1970, en L atinoam éri­
ca. Incluso el eco de su quehacer político y militar trascendió más allá de!
Continente.
Sin em bargo fue v e n c id o . Pero vencido no quiere decir d e s t r u id o . Esto
es así porque miles de tupam aros existen en el Uruguay y en el m undo y
tienen confianza en la reorganización del MLN (T). porque en el seno del
pueblo oriental se alienta la esperanza del renacim iento de los Tupam aros, a
los que se adm ira y respeta, en especial a sus presos políticos y a los rehenes
del régimen, que son ya héroes y mártires de la Patria aherrojada.
¿Q uién no recuerda en el Uruguay la caída en com bate de nuestro líder
Raúl Sendic, con la m andíbula y la lengua atravesadas por un proyectil de
fusil?
Es que el espacio político que dejó nuestra organización en el país, aún
no lo ha llenado nadie. No han faltado intentos a este respecto en el m arco
del MLN (T), pero todos ellos han tenido com o denom inador com ún la
falta de políticas adecuadas y renovadas. Es así que los esfuerzos y tam bién
los sacrificios en ese sentido, no prosperaron. No han pasado de buenas
intenciones.

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A ndrés C u ltelli

¿Y por qué no se ha encontrado el cam ino de la reorganización y de los ¡Que florezcan “cien flores” entre los tupam aros!
cam bios necesarios? La unidad, que la práctica dem uestra imposible en el exilio, tan preñado
Entre otras cosas, porque no se atinó a hacer una a u t o c r ít ic a . de subjetivismo, se im pondrá com o un hecho y una necesidad de la lucha
Y esa autocrítica es imprescindible, desde que la derrota del MLN (T) revolucionaria, con los que la procesem os dentro del país. Salvo en relación
no se debe a la om nipotencia del enem igo; se debe a las contradicciones con aquellos que por razones de principios o de conducta, se autom arginaron
internas de nuestra propia organización. o se pasaron a tiendas burguesas, y que oportunam ente habrá que juzgar.
Procede, pues, practicar a fondo esa autocrítica. Para sacar enseñanzas del La práctica es nuestro único criterio de verdad. A ella debem os atener­
pasado, de los errores cometidos. Y lo que es más: no volver a cometerlos. nos. U na vez que se recojan los aportes de las células organizadas y de los
Esto no quiere decir que solo hubiera errores en el seno del MLN (T). com pañeros o grupos que asum an la tarea de considerarla, y nos envíen
H ubo tam bién grandes aciertos. Pero es evidente que los prim eros se im­ sus opiniones, realizaremos un nuevo exam en de la Autocrítica. Enriqueci­
pusieron a los segundos. da lo más posible, le darem os una redacción final, para que sea objeto de
Sin un a autocrítica global, objetiva, seguiremos teniendo explicaciones consideración y aprobación definitiva en una Convención.
parciales, unilaterales, de los errores cometidos. Por tanto, se requiere un El plazo para recibir las críticas y aportes de que se trate, vencerá el 31
método, un enfoque científico en el análisis de la historia, de los hechos de diciembre del presente año.
acontecidos. Para que esto sea posible hay que cumplir con un requisito
previo indispensable: d e s m it if ic a r al MLN (T). Esto es difícil, desde luego,
por aquello de que no es posible ser juez y parte. Con todo, tenem os que
intentarlo, asum ir esa trem enda responsabilidad. Acaso porque nadie com o
quienes hem os vivido esa historia, estam os en mejores condiciones de
interpretarla.
Com o quiera que sea, esta autocrítica no pretende ser acabada. Por eso
la titulamos Contribución a la autocrítica del M LN (T).
Asumimos, pues, la responsabilidad de iniciar esta tarea ineludible, que
tantos otros com pañeros enriquecerán con su aporte crítico y la discusión
constructiva. De m anera que esto no es más que un borrador.
Adem ás, los que em prendem os este em peño o dam os el puntapié inicial,
lo hacem os en el cumplimiento de un principio m etodológico esencial y
com o condición inherente al objetivo político principal de hoy, que consiste
en la reorganización del MLN (T) a los efectos de que cum pla sus grandes
fines estratégicos.
En parte, ello servirá de base para fundar las nuevas políticas que debe­
mos instrumentar, si es que nos colocam os a la altura de las exigencias de
todo orden im puestas por la presente decada, y si no volvem os a subestim ar
al enemigo.
El hecho de que nos asum am os com o tupam aros, en las actuales circuns­
tancias, es natural. No podem os dejar de ser lo que somos, ni renegar de
nosotros mismos. Eso no significa desconocer otras tentativas de rem onte en
curso, ni las que puedan surgir en el futuro, bajo nuestras gloriosas banderas.
Tam poco pretendem os ser los únicos representantes del MLN (T), en m o­
m entos en que la m ayoría de los com pañeros perm anecen desorganizados,
dentro y fuera del Uruguay.

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P r im e r a p a r t e
I. Las ENSEÑANZAS O ASPECTOS POSITIVOS DE LA
LUCHA TUPAM ARA

Si no conseguimos liberar a América este año lo conseguiremos el que


viene; cuando comenzamos a trabajar fue por liberarla.
Si no somos nosotros, serán los que vendrán detrás de nosotros.
José Artigas a Fernando Otorgues, abril de 1814.
El MLN (T) estableció claram ente sus objetivos políticos para un nuevo
Uruguay. Así lo dem uestra su program a de gobierno.
También fue certero el m étodo principal de lucha escogido para la tom a
dfl poder, a los efectos de instaurar una nueva sociedad, justiciera, igualitaria,
proletaria, hum anista, socialista.
Com o se sabe, introdujo la violencia revolucionaria en el quehacer político
oriental. D esbordó y quebró la legalidad burguesa. Es que dejó a un lado el
reformismo para actuar de acuerdo a nuevos m étodos, que convulsionaron
al país entero. De ahí en más, los revolucionarios no se som eten en su acción,
no se condicionan a la Constitución de la República o a la Ley. Representan
el desafío más grande al orden jurídico burgués y su violencia encubierta,
disim ulada, sofisticada o vestida con oropeles de legalidad: la violencia de
la explotación capitalista, de la acum ulación de riqueza entre unos pocos en
perjuicio de las grandes m ayorías, de la injusticia y desigualdades sociales
irritantes, de la desocupación, de los salarios insuficientes, del ham bre y la
miseria, de la m ortalidad infantil, de la prostitución, etc.
Se decía en un a entrevista de uno de nuestros dirigentes a la revista Al
Rojo Vivo: "El régim en capitalista burgués es el que im pera en el país y es
lo que querem os echar abajo. Lucham os porque los que están abajo suban
y los que están arriba bajen. No creem os que esos señores que tienen va-

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rios autos, chalets en Punta del Este, varias em presas y alguna estancia, se los primeros y advirtiendo a los segundos que la lucha no era contra ellos,
convenzan por las buenas de que es un abuso y cedan lo que les sobra a sino contra los de arriba, que no daban la cara.
los que han trabajado toda la vida y no tienen nada". En fin, todo esto y m ucho más fue cam biando la fisonom ía política del
Por otra parte, fue igualm ente un acierto dosificar esa violencia revolu­ país, que a partir de los tupam aros com enzó a mostrarse tal cual, la l cual
cionaria o atenuarla en sus efectos, en un país que venía de vivir más de debía ser. com o consecuencia de la profunda crisis de la estructura econó­
60 años de “paz social” y que no podía asimilarla tan rápidam ente. De ahí mica de la sociedad que la envolvía y la am enazaba, obligando a la clase
que en las acciones arm adas hubo m ucho más ardid, m ás inteligencia, que dom inante a descargar el peso agobiante de esa crisis sobre las espaldas
tiros. Estos fueron realm ente pocos. Com o asimismo los m uertos y heridos del pueblo trabajador. Con lo que el régim en político vigente en Uruguay,
de am bos bandos, si se tiene en cuenta lo que estaba enjuego: nada m enos tuvo que presentarse al desnudo, com o condición necesaria para que los
que una revolución social para el Uruguay. m onopolios extranjeros y un puñado de vende patrias continúen enrique­
Baste decir cóm o se tom ó un cuartel com o el de la M arina -del que se ciéndose y realizando negociados.
llevaron diez toneladas de arm as- sin que fuera derram ada una gota de Es decir, tuvo ese régim en que volverse de m ás en m ás represivo, sangui­
sangre. Lo mismo ocurrió con la fuga de más de cien presos de la cárcel nario, liberticida, fascista, y llenar las cárceles del país, para que un m odelo
de Punta Carretas. Y con la inm ensa m ayoría de las miles de operaciones económ ico inhum ano de superexplotación y acum ulación capitalista pueda
realizadas. funcionar al servicio del capital financiero foráneo.
C uando se lesionó a alguien en la acción, prestam ente se le proporcionó En el mismo sentido de flexibilidad táctica y de cuidadoso estilo político,
atención y los cuidados m édicos necesarios, aunque se tratara de un enemigo. puede situarse el apoyo crítico que el MLN (T) dio al Frente Amplio. Se
Incluso se indem nizó por los daños m ateriales a pequeños propietarios, pues expresa en la declaración respectiva:
el Reglam ento Interno del MLN (T) dispone: “En la acción revolucionaria es
inevitable que violem os la moral burguesa, pero esto no significa que tenga­ El Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros) entiende positivo que
mos que actuar sin ninguna guía o norm a de orden moral; por el contrario, se forje una unión de fuerzas populares tan importantes, aunque lamenta
un militante revolucionario debe actuar en su vida diaria de acuerdo con que esta unión se haya dado con motivo de las elecciones y no antes.
los principios que sustenta o defiende en la acción política”. H ace tiem po que las luchas reprimidas, los luchadores destituidos,
“No alcanza que tenga una ideología revolucionaria, debe vivir com o presos, torturados y los entrañables militantes asesinados por buscar una
revolucionario” (Artículo 35 del Reglam ento Interno). m ism a justicia social, debieron habernos unido en un m ism o frente contra
Pero el artículo 36 del mismo Reglam ento es m ás preciso todavía. Dice: un m ism o enem igo com ún. Porque ellos fueron heridos por las m ismas balas
“D ebem os hacer una distinción clara entre el significado que debe tener de la m ism a policía y sufrieron los m ism os calabozos. Y tam bién su ham bre
para nosotros la propiedad burguesa y la propiedad de los trabajadores, los fue la misma. Y la sagrada rebelión contra el régimen fu e com ún. Pero
pequeños com erciantes y pequeños productores. D ebem os proceder con aunque la lucha ha sido dramática com o nunca, lam entablem ente ha habido
absoluto respeto y, cuando por razones de fuerza mayor, nos vem os obligados diferencias m etodológicas y hem os presentado un frente desunido.
a utilizarla, debem os crear para ello un m ecanism o de reintegro". H oy m uchas fuerzas de izquierda y progresistas parecen haber superado
A todo ello, debe añadirse el claro sentido político con que se efectuó la esas diferencias, o algunas de ellas, y se han unido a ese frente que aunque
propaganda arm ada, la denuncia al régimen. Recuérdese el im pacto que no constituye una integración total de las fuerzas populares, es ya una de
representó la acción sobre la Financiera Monty* y sus similares, en cuyas las preocupaciones de la reacción.
m aniobras dolosas aparecían implicadas las figuras principales de los partidos M antener nuestras diferencias de m étodo con las organizaciones que
gobernantes, en contubernio con el capital extranjero. form an el frente y con la valoración táctica del evidente objetivo inm ediato
Lo mismo podem os decir de la distinción que hizo la Organización entre del mismo: las elecciones.
los oligarcas y los agentes policiales o soldados rasos. Tratando de golpear a Sin embargo, consideram os conveniente plantear nuestro apoyo al
Frente Am plio.
Los asteriscos remiten a los términos definidos en las G lo sa s de lo s e d it o r e s . El hecho de que éste tenga por objetivo inmediato las elecciones, no nos

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hace olvidar que constituye un im portante intento de unir a las fuerzas que y el río Uruguay form an una rinconada...
luchan contra la oligarquía y el capital extranjero. El Frente pu ed e constituir Cuando cortamos caña, nuestra es la “aripuca * de dos aguas, cuando
una fuerza popular capaz de movilizar un importante sector de trabajadores chongueam os en chacras o estancias, el galpón es nuestra casa, y el piso de
en los próxim os m eses y después de las elecciones. Es, o pu ed e ser, un ins­ tierra, nuestra cama, nuestra silla, nuestra mesa.
trum ento poderoso de movilización, de lucha por un programa nacional y Nuestra com ida es el ensopado de grasa, fideo grueso y sal, aunque
popular, por la libertad de los presos políticos y sindicales, por la restitución de nuestras m anos salen millones de pesos de ganancias pata los ricos, los
de los despedidos, por el levantam iento de las m edidas de seguridad y los gringos, el estanciero, com o lo llamen.
decretos dictados bajo su amparo. No tenem os plata para vicios grandes; tom am os algún trago de caña
Al apoyar al Frente Am plio entonces, lo hacemos con el entendido de que y fum am os tabaco brasileño en pedazos de papel de as traza*, a falta de
su tarea principal debe ser la movilización de las masas trabajadoras y de que chala*.
su labor dentro de las mismas no em pieza ni termina con las elecciones. M uchos de nosotros apenas sabem os firm ar porque cuando debim os ir
a la escuela, tuvim os que trabajar.
En este ám bito del Frente Amplio, o en relación con él, el MLN (T) contri­ C om o ves, compañero, nuestra vida se parece a la tuya, nuestra ropa se
buyó a crear el 26 de Marzo* com o herram ienta política de m asas. También parece a la tuya, nuestras m anos se parecen a las tuyas, nuestra m uerte en
“la C orriente”*, coordinación de fuerzas políticas de izquierda en la órbita un hospital o en una desgracia se parecerá a la tuya, y nuestra tumba, com o
del Frente Amplio y en su expresión parlam entaria. Los entendidos saben la tuya, estará en el borde del cementerio, com o nuestro rancho está en el
que al MLN (T), o a su influencia, podrían atribuirse no m enos de la tercera borde pobre del pueblo.
parte de los votos del Frente Amplio. ¿Por qué tenem os que vivir así?
Finalmente, no podem os dejar de recordar -entre otros aciertos políticos Y nosotros te preguntamos, compañero: Por qué tenem os que vivir asi;
de la O rganización- el apoyo que brindó a algunos gremios en huelga. En si la tierra uruguaya es rica, capaz de producir pan, bienestar y mejor vida
este sentido quizás debió haber hecho m ucho más. A veces estuvo condicio­ para los que trabajamos. ¿Es justa o injusta nuestra pobreza? Q uerem os que
nado por sus propias carencias, com o fue el caso y la necesidad de apoyar sepas esto, compañero. Esta injusticia no es obra de Dios, ni del destino, es
de m odo más positivo la huelga de la industria frigorífica en 1969 y tam bién obra de los hombres, es obra de la mala organización social, que hicieron
la bancaria de ese año. los ricos, para vivir ellos bien, a costa de los pobres, que vivimos mal.
Pero nadie com o el MLN (T) levantó con m ás consecuencia y apoyó Las tierras de nuestro pago de Bella Unión, están tapadas de caña de
las banderas reivindicativas de los trabajadores rurales del Norte del país, a azúcar; pero nuestros hijos no prueban el azúcar.
cuya génesis organizativa tanto aportó. Ello perm itió dar un salto cualitativo ¿Por qué es eso? Eso se debe a que la tierra y la fábrica que m uele la
en la conciencia de uno de los sectores m ás explotados. Tanto es así que en caña y hace el azúcar, pertenece a los gringos extranjeros, que viven lejos; o
sus mítines a lo largo de la República, adem ás de levantar la consigna “Por pertenecen a uruguayos ricos, que nunca se agacharon sobre la tierra.
la tierra y con Sendic”, pusieron al rojo vivo la lucha de clases al proclam ar Hay que enderezar el lomo.
en sus m archas hacia M ontevideo: “Basta ya de dialogar, hay que arm arse Esto no debe continuar. Hay que levantar ¡afrente, compañero; hay que
para luchar”. enderezar el lomo, compañero. Si la patria es pobre, que sea pobre para
En el año 1968, con motivo de la movilización a que dio lugar la tercera todos: si la patria es rica, que sea rica para todos.
m archa de UTAA, esta organización distribuyó a su paso por los pueblos y Pero así com o están las cosas, la caña de azúcar es rica para el patrón
en M ontevideo un manifiesto del que transcribim os el presente fragmento: que no planta, y amarga para nosotros que la plantamos, la cortamos y la
industrializamos.
Tú que com o nosotros trabajas en el campo, en chacras o estancias, en La principal em presa azucarera de Bella Unión se llama C AIN SA y sus
changas* o jornalero, peón m ensual o por día... dueños son gringos yanquis, viven lejos de nuestro país, en los Estados
Flacemos tu misma vida, som os de la misma clase. Nosotros som os cañeros Unidos de Norteamérica, y engordan a costa de nuestro sudor.
de Bella Unión*, departam ento de Artigas, en el rincón donde el Cuareim La zafra de la caña de azúcar dura solo cuatro meses, pero tenem os

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A n d r é s C u ltelli

que vivir los doce m eses del año, dar de com er a nuestras m ujeres e hijos.
C uando la zafra termina, tenem os que echarnos al hom bro nuestras pocas
pilchas y com o linyeras caminantes salir a buscar trabajo.
A veces vam os lejos: a Salto, Paysandú, Río Negro, Soriano, Canelones,
buscando trabajo en la zafra de la remolacha, la naranja, la papa, la uva
lo que caiga.
En marzo cruzam os a! Brasil y llegamos a Quaraí, Tapitocai, Plano Alto,
Itaqui, Uruguayana y Alegrete para cortar arroz.
iQ ue un oriental tenga que salir a otras tierras a ganarse el pan, no es
justo! ¡Esta es la patria por la cual luchó Artigas! Esta patria así com o está,
es madre de los ricos y madrastra de ¡os pobres. Artigas quiso y lo dijo en II. E l PROGRAM A DE GOBIERNO
1815, hace más de ciento cincuenta años, que ¡os más infelices debían ser
los más atendidos, y que a los criollos pobres, debía dárseles aquí TIERRAS
PARA TRABAJAR.
Hace 153 años que el Libertador dijo esto, y la mayoría de los trabaja­ Sintético y profundo, el program a para la etapa de reconstrucción del
dores del campo, con la única tierra que contamos, es con los dos metros, país por un gobierno revolucionario, es: Reform a Agraria radical. Socializa­
para pudrirnos después de muertos. ción de las grandes fábricas, del Com ercio Exterior, de la Banca. Reform a
N os roban por todos lados Urbana, poniendo la vivienda al servicio de los usuarios. Planificación de
A nosotros com o a ustedes, les pasa que cuando cobran deben dejar la plata la econom ía con fines sociales. Expropiación sin indem nización del capital
en el almacén, sobre el mostrador, donde com pran la com ida y la ropa. extranjero. Salarios dignos y vigencia de los dem ás derechos obreros. Gra-
A nosotros, además, nos cargan los precios de la cantina de la empresa, tuidad y prom oción de la Enseñanza a todos los niveles, sin distinciones de
a veces nos pagan en bonos y arreglan la balanza para embrollarnos. clase. Socialización y reorganización de la M edicina, poniendo los recursos
Y mientras nosotros, los pobres, doblam os el lom o dentro del barro, tecnológicos y científicos al servicio de todo el pueblo. Seguridad social in­
chupados por las sanguijuelas, arriesgando el diente de alguna crucera, los tegral, que cubra todos los riesgos. Abolición de la justicia de clase y sanción
dueños están a la sombra, lustrosos de gordos, recibiendo en su cantina, con de códigos que tengan en cuenta los valores hum anos esenciales.
la m ano izquierda, la poca plata que nos pagaron con la m ano derecha. “Todas las personas que colaboran en la contrarrevolución, por ejem ­
Este sistema de explotación, donde el rico es cada vez más rico y el pobre plo, los que hayan com etido asesinatos y otros delitos al servicio del actual
es cada vez más pobre, se llama CAPITALISMO: y cuando el dinero va a régimen, o los que valiéndose de los m edios de prensa hayan incurrido en
parar a las m anos de los gringos-extranjeros, se llama IMPERIALISMO. m entiras y calum nias contra la causa del pueblo, serán penados con cárcel
Llegó Raúl Sendic... de acuerdo a la gravedad del delito.’’
"D efensa arm ada de la revolución. Tanto el ascenso al poder com o el
En resum en: la lucha arm ada produjo cam bios cualitativos im portantes cum plim iento hasta el fin de los objetivos de la Revolución, solo se garan­
en la vida política nacional y en la conciencia revolucionaria del pueblo. A tizará arm ando al pueblo para su defensa.”
consecuencia de ello, el país adquirió una nueva fisonomía: dejó de ser lo Tal el contenido del Program a de G obierno del MLN (T). No difiere, en
que era y jam ás podrá ser lo que fue. lo fundam ental, de otros program as ya form ulados por las dem ás organi­
Todavía no ha escapado a aquel poderoso influjo. De ahí que es inútil zaciones de la izquierda, desde el Congreso del Pueblo en adelante. Todos
pretender desconocer la gravitación que aún tiene el MLN en el Uruguay ellos apuntan a los cam bios de la estructura económ ica de la sociedad, sin los
sin perjuicio de los errores com etidos. Pues, cualquiera sabe hoy que para el cuales no hay soluciones a la crisis, ni justicia social posible en el Uruguay.
pueblo oriental figura entre las fuerzas políticas más prestigiosas de la izquierda La form ulación de este program a de gobierno, que va al fondo del asunto,
nacional, pese a haber sido el más cruelm ente perseguido y calum niado por no hay du da que constituyó un acierto de los tupam aros y arrojó luz sobre
los delincuentes fascistas que detentan el poder. la claridad de los fines políticos perseguidos en la lucha.

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III. La g u e r r i l l a urbana

En la década del 60, cuando surgen los Tupam aros, asistimos al furor de
la guerrilla rural. Por el triunfo de la Revolución China y de m anera especial,
por la C ubana, nada podía concebirse fuera del esquem a de esta última,
de su ortodoxia. La resistencia a los yanquis en Santo Domingo en 1965.
arrojaba algún destello en el horizonte político de la lucha revolucionaria
de Latinoam érica.
A la sazón, había guerrillas rurales en G uatem ala, en Venezuela, en
Colombia, en Perú, en Bolivia. en la Argentina, o se preparaban o tenta­
ban en otros países latinoam ericanos. En Brasil estaban en auge las Ligas
Cam pesinas de Francisco Juliao. Y las ocupaciones de tierra, con resistencia
arm ada, eran noticia en el continente.
En Bella Unión mismo, se hicieron preparativos para la ocupación de
tierras por parte de los cañeros y si no se llevaron a cabo fue porque las
arm as prom etidas para la autodefensa nunca llegaron.
Además, las hazañas y los triunfos de los C om andantes Fidel Castro y el
Che, nos tenían deslum brados.
La Revolución C ubana influyó m ucho en nosotros. N ada m enos que
dem ostró que la Revolución era posible en nuestros países subdesarrollados
y dependientes.
Pero tam bién despertó al enemigo, le abrió dem asiado los ojos, lo puso
en guardia y lo condujo a prepararse para la contrarrevolución.
Desde entonces, las cosas fueron m ás dialécticas y difíciles que nunca.
Las contradicciones de clase se agudizaron de m odo nunca visto y ahora
es evidente que nosotros no estábam os a la altura de las circunstancias. No
estábam os preparados para enfrentar las responsabilidades que teníam os
por delante. Subestim am os al enem igo y simplificamos las cosas, a pesar

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A n d r é s C ultelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

de haber hecho grandes esfuerzos y sacrificios y de haber conseguido logros (lías, a condición de que se les com plem enten con otras líneas políticas que
im portantes. 3 faltaron y la observancia de reglas de juego, que se dejaron de lado o no se
En los prim eros tiem pos había que salir por los cam pos de la Patria, cumplieron oportunam ente.
para conocer el terreno y aligerar las piernas, com o lo hicimos, sin mayores Por ejemplo: es válido -e n tanto se analice prolijam ente y en un contexto
resultados. global que no excluya una nueva concepción de la lucha arm ada y de masas,
Es que en el Uruguay no había una Sierra Maestra, ni grandes bosques, dialécticam ente com binadas, y un enfoque de clase de todo ello- el saber
ni m ontanas, ni lugar alguno que sirviera de retaguardia por m ucho tiempo.' cómo funcionaba a través de las células el trabajo político clandestino; cóm o
El m edio rural era inapropiado para la lucha arm ada. No tenía accidentes se m ontaron y actuaron los talleres de diversa índole, los laboratorios de
geográficos que la favorecieran o la hicieran posible. Y la densidad de po- docum entación, las escuelas de cuadros*, etc. Claro que siempre que no se
acion en el cam po era tan mínima, que tam bién hacía que todo se volviera sature el terreno en el que hay que convivir con el enem igo; no quedem os
absolutam ente desfavorable. en rojo, en peligro, con pérdida de los m árgenes necesarios de seguridad.
N ada m ás que ciertas acciones arm adas auxiliares y transitorias, con el No olvidar las leyes de esta dialéctica de los hechos, es imprescindible para
concebirse V dÍSperSar laS fuerzas enem igas, podían y pueden existir, desarrollarse y avanzar. Para que no nos aplasten, com o ocurriría en
cualquier parte del m undo en que no respetáram os las leyes del tránsito y
Había, pues, que inventar otra cosa. Nueva, diferente de lo predom inante nos em peñáram os en cruzar las calles con la luz roja.
en e continente. De lo que hasta ese m om ento aconsejaba la experiencia Desde luego, que la cuestión no es tan simple com o la com paración que
revolucionaria m as prestigiosa; la práctica y la teoría vigentes. Y solo el genio Acabamos de hacer, por m ás válida que parezca. N ada m enos que pasa por
de los tupam aros perm itió encontrar en aquellas circunstancias históricas las profundidades insondables de la dialéctica materialista com o ciencia y
las form as guerrilleras apropiadas al terreno, a las características particulares lambién de un arte: el de conducir, que corresponde especialm ente a los
del país. En consecuencia, lo innovaron todo. cuadros, sin los cuales tam poco es posible la Revolución a esta altura del
Tuvieron que crear toda la infraestructura necesaria para el accionar siglo XX.
arm ado. Para ocultar arm as, hom bres y servicios. Y todas las form as orga­ Y a pesar de sus grandes aciertos, la cuestión de la form ación de cua­
nizativas y operativas para el desarrollo de la guerrilla en el m edio urbano, dros fue una de las cosas m ás descuidadas por el MLN (T) después que
en el terreno ocupado por las fuerzas enem igas. se produjo su gran crecim iento y más todavía, desde 1970 para adelante.
A partir de ahí, quedó dem ostrado ante América y el m undo que la Ello dejó, adem ás, un lastre de em pirismo con el que aún hoy tenem os que
lucha arm ada no solo era posible en los cam pos. Lo era, tam bién en las luchar a cada paso.
ciudades.
Este nuevo acontecim iento revolucionario tuvo tanta trascendencia y
gravitación en Latinoam érica, que desde ese m om ento com ienzan a surgir
las guerrillas urbanas en la Argentina, en Brasil y en otras partes. Estas son
derrotadas -incluyendo la de los tup am aro s- com o se sabe, por razones que
no hacen a su viabilidad, a la esencia del asunto, sino a cuestiones de otra
naturaleza, que exam inarem os después.
En síntesis: en este punto y partiendo de cero, sin contar con experien­
cia a guna en el país es m ucho lo que crearon y enseñaron los Tupam aros
el Uruguay y en Latinoam érica. No en balde hubo una época en que
en e exterior se conocía más el país por los tupam aros que por otra cosati
dem uestran pubI,caciones hechas en el m undo a su respecto, así lo
Es mas: m uchas de aquellas enseñanzas aún son válidas para nuestros

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IV. L a c o n t i n e n t a l i d a d d e la lu c h a
REVOLUCIONARIA

En este punto el D ocum ento 1de la Organización no puede ser m ás lúcido.


Por su im portancia, precisión y coherencia, transcribim os textualm ente el
capítulo que trata del asunto. Dice así:
1. Es un derecho y un deber que las organizaciones revolucionarias
colaboren con sus m áximas posibilidades de la construcción y elaboración
de la estrategia continental.
2. Las tareas nacionales e internacionales se com plementan. Es necesario
coordinarlas y conectarlas. N o deben perjudicarse m utuam ente.
3. La represión y la contrarrevolución se continentalizan. La revolución
no debe detenerse en las fronteras nacionales.
4. America Latina, por tanto nuestro país, form an parte del sistema im ­
perialista mundial. S u liberación, entonces, depende de la derrota a escala
continental del imperialismo.
5. La derrota a escala continental del imperialismo, implica su derrota
definitiva.
6. Por eso el imperialismo se presta a librar una guerra a m uerte por su
supervivencia en nuestro continente.
7. Es por tanto dable esperar una dura y prolongada lucha.
8. Mientras no se m odifique esta situación, es imposible pensar en la
liberación en térm inos nacionales independientem ente del resto de América
Latina.
9. La posibilidad de intervención del imperialismo en cualquier país,
directa o indirectamente, es por el m om ento indiscutible.
10. Obligar al imperialismo a intervenir directam ente si bien puede

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A n d r é s C u ltelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

significar un inconveniente militar transitorio, p u ed e significar un avance el D ocum ento 1 resum e las mejores teorías del siglo XIX y del XX sobre la
político y una ventaja militar a largo plazo. m ateria. Las que se corresponden con los ideales de nuestros proceres de
11. Hay que hundir ai imperialismo en una guerra de desgaste en América América Latina y se rem atan con el pensam iento lum inoso y vivo del Che
Latina. Tiansfotrnar cada palm o en un terreno de lucha, en una zona que Guevara.
les sea hostil, crear varios Vietnam en América. Es evidente que Artigas, San Martín, Bolívar, han servido de fuente y
12. Es correcto orquestar una estrategia continental que racionalice la num en im perecederos, desde que aquellas revoluciones políticas del siglo
aplicación de fuerzas y recursos, en donde mejores rendim ientos puedan XIX todavía perm anecen inconclusas.
proporcionar.
Las revoluciones sociales en presencia en América Latina y las que ya
13. Dicha estrategia no debe ir en desmedro, dentro de lo posible, de las fulguran, pondrán en práctica, a cabalidad, tan nobles principios.
luchas y el trabajo que hay que realizar en cada país.
14. El desarrollo exitoso de la lucha, en cualquier país, ayuda al desarrollo
de la lucha en ¡os demás.
15. Suscribimos en todos sus términos el último docum ento de Guevara.
16. El hecho de contar con dos poderosos vecinos '‘gorilas”, no im po­
sibilita el desarrollo de la lucha en nuestro país. (Cuba está a 90 millas del
imperialismo, Bolivia tam bién limita con la Argentina y Brasil).
17. La mejor form a de anular o disminuir las consecuencias negativas
de la intervención imperialista es obligar a las fuerzas intervencionistas a
cubrir m uchos frentes.
18. Por ser la revolución continental, la estrategia será continental.
19. Estam os dispuestos a hacer los m áxim os esfuerzos por insertar nuestra
estrategia nacional en el marco de una estrategia continental común.
20. La situación interna de los Estados Unidos, su situación económica
y financiera, la carga que significa su papel de gendarm e mundial, perm iten
afirmar que no podrá correr en auxilio de los gobiernos cipayos de América
con préstam os o ayudas que perm itan superar realmente la crisis económica,
impulsar el desarrollo u obtener nuevos márgenes para la maniobra. Por lo
contrario, todo concurre a dem ostrar que se apresta a expoliar —aún más—al
continente a través de inversiones y préstam os leoninos que, lejos de mejorar
la situación de nuestros países, la empeorarán aún más.
21. La actual política de la U RSS, de conceder ayuda económ ica a los
gobiernos reaccionarios de América, no solam ente es una form a conducente
de pretender sustituir la hegem onía económ ica de los Estados Unidos, sino
una manera de apuntalar a regím enes deteriorados por sus respectivas crisis
económicas.
22. Transformar a Am érica Latina en un cam po de lucha y desgaste,
en lugar de una cóm oda retaguardia proveedora, contribuirá a agudizar la
crisis interna de los Estados Unidos, y posiblem ente a precipitar en su frente
interno la lucha decisiva.
Puede advertirse que en cuanto se refiere a la continental ¡dad de la lucha,

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V . El e s t il o d e l o s T upam aros

Fueron multifacéticas las enseñanzas políticas y morales que nos ha legado


el quehacer del M ovimiento de Liberación Nacional (Tupamaros), aunque
por razones de espacio, habrem os de dejar la m ayoría de ellas de lado.
Pero com o toda cosa viviente y hum ana, tam bién la Organización tuvo
contradicciones que cretieron y se desarrollaron, sin haber sido superadas.
He aquí los aspectos negativos de la cuestión.
Estos -los segundos- tuvieron m ayor gravitación que los prim eros. De lo
contrario, el resultado que conocem os hubiera sido otro. Por eso, procede
poner el acento en el análisis de estas contradicciones o sea de las que fueron
negativas y trabaron los grandes logros alcanzados.
Sin em bargo, antes de com enzar con este análisis crítico, dejarem os
constancia de un hecho, que no por conocido, im porta valorar.
Se trata del estilo de vida que observaron los fundadores del MLN (T).
Se caracterizaron por la m ayor austeridad en sus costum bres. Es que el
mismo Sendic introdujo, adem ás de su visión política estratégica tem prana
para los principios del 60. el hábito de la pobreza, por no decir la miseria
desnuda de los rancheríos del Norte del país.
En ellos forjó -en tre un m ate y otro, junto a los fogones sus principales
m editaciones políticas, con las que, com o adelantando, nos deslum bró a
todos. Y cuando después de pasar a la clandestinidad -agosto de 1963- o
cuando m ás adelante el MLN (T) ya había crecido y asom brado al m undo
con sus acciones arm adas, él seguía viviendo con lo más elem ental, en los
míseros suburbios con el fueguito de siempre debajo de un árbol, el suelo
de costum bre com o cam a, dentro de la “vivienda” que él mismo había
construido con unos apresurados martillazos, en esquivos clavos y m aderas,
en los que colocaba un techo de paja brava o de dolmenit*.

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A n d res C ultelli

¿Y quién de nosotros no recuerda el fam oso ladrillo de M arenales, que


en “M arquetalia”* usaba com o única alm ohada, tendido en cualquier parte
del piso, donde se dorm ía de inm ediato, entre sus ropas de fajina, a poco
que pudiera robarle escasos minutos a sus abrum adoras tareas?
En fin, a qué seguir. Todo el país conoció aquello y su valor moral, en las
mismas circunstancias en que se realizaban expropiaciones multimillonarias,
para atender las necesidades de la Organización. Entonces, los dirigentes
hacían la Revolución con las ideas y las m anos.
Transform aban la naturaleza m uerta en los talleres, con el genio siempre S e g u n d a parte
oportuno de M anera, que tenía soluciones técnicas para todo: para producir
las piezas de un arm a, para construir una m áquina que sirviera de pulm ón
artificial en ocasión de operaciones quirúrgicas delicadas, a cargo del ser­
vicio de sanidad, para reparar m otores en general, fabricar m áquinas para
el plastificado de docum entos o inventar los instrum entos que necesitaba
Basini para su original laboratorio quím ico experim ental de explosivos.
Desde la m etralleta, hasta la artillería liviana T I, T2 y T3, llegó a pro­
ducirse en los talleres clandestinos del MLN (T). La logística subió a niveles
insospechables, a tal punto de que un informe al respecto de las FFAA elogió
la calidad de esas arm as y concluyó que esa experiencia dem ostraba que en
el país se podían producir sin inconvenientes, con lo que adem ás se podía
quebrar la dependencia extranjera y reafirm ar la soberanía nacional.
Por último, tam poco fue poca cosa jerarquizar e incorporar la m ujer a la
acción revolucionaria, cual lo hizo el MLN (T). Pero de esto hay constancia
en todo un capítulo de “Actas Tupam aras" y a él nos remitimos.

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I . L a s CONTRADICCIONES NO RESUELTAS O ASPECTOS
NEGATIVOS DE LA ORGANIZACIÓN

El M LN no es un organismo acabado y estático. Es dinámico, es adem ás


una escuela donde nos auto form am os para la lucha y la nueva sociedad.
Provenimos de una sociedad determinada y por lo tanto, traemos de ella
grandes deformaciones, toda una ideología. Dentro del m ovim iento debe
haber una constante lucha contra esa deformación, tendiente a ir creando
el hom bre de m añana en cada compañero.
Esa lucha se inicia hoy en las organizaciones revolucionarias para conti­
nuarla mañana en la sociedad socialista.
Esa lucha es en puridad de verdad, la form a más alta de la lucha de clases.
Todas ¡as ideas, todos los esquem as m entales (que se trasuntan en hechos)
que arrastramos de la vieja sociedad, deben ser combatidos y derrotados
por cada uno de nosotros en nosotros m ism os y en los dem ás compañeros
para que triunfen las ideas socialistas.
Es por ello que la actitud de todos nosotros en la Organización debe ser
proclive al cambio.
D ebem os estar dispuestos a cambiar y ayudar a cambiar. N o debem os
escandalizarnos ni desanimarnos cuando presenciam os grandes errores,
grandes fallas de los compañeros: ello es propio de quienes quieren ver el
m ovim iento com o algo perfecto, acabado y por lo tanto estático.
Eso es idealismo, falta de realidad.
Para desarrollar esta lucha dentro del M ovim iento tenem os un mecanismo:
la AUTOCRITICA. Ella debe ser em pleada lealmente, com prendiendo que
la lucha no es contra los compañeros, sino contra determinadas ideas, contra
¡as fallas y los errores del trabajo y a la inversa, para destacar los aciertos.
(Ver: D ocum ento II del MLN Tupamaros.)

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A n d rés C ultelli
LA REVOLUCION NECESARIA
La c u e s t ió n d e c l a s e

La cuestión de clase es compleja. H a dado lugar a m uchas discusiones, Es un hecho, que ante la crisis y los cam bios socioeconóm icos que ella
dentro y fuera de la organización. Las más de las veces, sin método. Por produjo, se generaron nuevas form as de conciencia social. ¿Pero estos
impulsos subyacentes o derivados de la ansiedad de la derrota. De m anera cam bios com prenden a la personalidad global de los individuos y a todas
que no es de extrañar que poco se haya avanzado en el asunto, que nos sus formas de conducta frente a la vida? Sí y no.
encontrem os con conclusiones esquem áticas y ultra izquierdistas, por un Es probable que en algunas áreas de la personalidad del pequeño burgués
lado, o con posiciones que tienden a negar la gravitación de ese fenóm eno uruguayo se hayan producido ciertos cam bios y en otras no. En unas con
en la existencia del MLN (T). Este asunto es de prim er orden e im porta tratar m ayor intensidad que en otras, sin excluir las situaciones recurrentes, tal
de esclarecerlo, por dos razones: cual se ha visto con lente de aum ento en la cárcel o en el funcionam iento
de la organización.
1. En prim er lugar, por la im portancia que en un país com o el nuestro En estos últimos años se han venido produciendo m uchos cam bios en
tienen las capas m edias o pequeño burguesas, las que se situaban alrededor la estructura de clases de Latinoam érica y del Uruguay mismo, por imperio
del 60% de la población. de la concentración de la propiedad de la tierra y de la introducción de
Para peor, la clase obrera propiam ente dicha es reducida en el Uruguay. tecnologías avanzadas en las explotaciones agropecuarias. De los'peones
Y m ás aún, la que pertenece a los sectores más dinám icos o a aquellas del cam po estam os pasando a los obreros rurales, con lo que las perspec­
form as de producción más favorables para el desarrollo y m aduración de tivas de desarrollo y conciencia de clase se vuelven más favorables, por lo
la conciencia de clase. Por supuesto que el enfoque de esta cuestión debe m enos en el m ediano y largo plazo. Pues m uchas de estas transform aciones
ser cualitativo y no cuantitativo. vienen siendo introducidas por él capital extranjeró'en ascenso, en m edio
Sin em bargo, en este contexto o en una form ación social sui géneris, los de nuestras econom ías cada vez m ás dependientes. Y las regalías y otras
hechos dem uestran que la conciencia de clase de los asalariados del Uruguay prácticas que se adoptan por los m onopolios, tienden tam bién a neutralizar
-independientem ente de que pertenezcan a los obreros propiam ente dichos las posibilidades de organización y lucha.
o a los trabajadores de cuello y co rb ata- cobra un grado de generalidad y de También se han venido produciendo cam bios en la industria uruguaya,
m aduración excepcionales en Latinoam érica. Todo el desarrollo del movi­ que debem os tener en cuenta. Esta área de la producción sí, ya está casi
m iento obrero uruguayo, sus grandes luchas y la culminación en la gloriosa totalm ente dom inada por los m onopolios extranjeros y el instrum ento usado
huelga general de junio de 1973 así lo confirman. Lo que quiere decir que para llegar a tal extremo, ha sido el capital financiero, tam bién en m anos
estam os ante una particularidad que debem os analizar prolijam ente, sin foráneas.
que sea dado explicarla m ediante el socorrido recurso de apelar a la teoría El otro hecho significativo está dado por la pauperización de la pequeña
general de las clases sociales, únicam ente. burguesía nacional. Lo que hace que ya tienda a desaparecer o quedar
La dialéctica de lo particular y lo general deberá, pues, tener una obser­ reducida a su m ás mínima expresión. Por lo que el Uruguay ya com ienza a
vancia estricta, m etodológicam ente insoslayable. Y esto, por sí mismo, nos ser un país de ricos y de pobres, com o cualquier otro de los m ás represen­
coloca ante la verdadera profundidad del asunto. tativos del conjunto de Latinoam érica.
Más. Los hechos nos dem uestran que extensos sectores interm edios A propósito de algunos jóvenes militantes, de origen estudiantil, puede
se radicalizaron en el Uruguay de los años 60 y que en la práctica sindical señalarse, que rom pieron con los valores o la ideología dom inante y se
observaron form as de lucha proletarias. Tal es el caso de los bancarios y lanzaron a la lucha, sin tiempo de rellenar esas categorías con nuevos
otros sectores de la propia administración pública. contenidos, que no pudieron reelaborar en m edio de la im petuosidad en
¿Esto quiere decir que todo el m undo se proletarizó, sin m ás? No force­ que vivían. De ahí que a veces nos hayan desconcertado por ciertas debi­
mos las cosas, ni abusem os del m étodo analógico, bastante insuficiente, por lidades éticas y posturas esquem áticas, que vulneran principios. Lo que no
cierto. Solo dem uestra que estam os frente a fenóm enos nuevos. Especiales, impide que siempre estem os obligados a dialogar con ellos, con la m ayor
en el cam po de las ciencias sociales, para los que no basta una explicación com prensión.
en tesis general. En esta subcategoría de la pequeña burguesía o expresión de otra for­
m a m ás diferenciada de conciencia social en una gran esfera dada, suele

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La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia
A n d r é s C u ltelli

advertirse u na predisposición m arcada a ubicarse en cargos o responsabi­ tencia, generan m ayores posibilidades o no para la lucha de clases y, por
lidades. Y cierto apego a los mismos, que parece provenir de las prácticas ende, para la form ación y m aduración de la conciencia de clase.
de los centros estudiantiles y que no siempre consultan los antecedentes y Esto que nadie discute acerca del proletariado, com o la clase m ás con­
la práctica social de cada uno de los m iem bros de una célula, en la orga­ secuentem ente revolucionaria, parecería tener cierta vigencia relativa, más
nización revolucionaria. por lo que toca a las form as que a la esencia, a propósito de una categoría .
Sin duda, que todos debem os estar contentos respecto de la com batividad social com o la p equeña burguesía, en un país com o el nuestro. Porque es
estudiantil, de su fecundo radicalism o militante. Su cuota de sangre ha sido evidente que la práctica o lucha social de esa pequeña burguesía tan ex­
significativa en todas las jornadas de lucha política de ayer y de hoy. Está tendida fue tam bién desigual. Y el problem a está en saber si ello se debió
destinada a ser relevo de los que hoy tienen la carga de asum ir las mayores exclusivam ente a las diferentes condiciones materiales de existencia o si en
responsabilidades de conducción. Pero esta situación potencial es propia de algunos casos fue más determ inante lo subjetivo, el papel activo de la con­
toda la juventud, y m ás aún, de la que pertenece a la clase obrera. ciencia. Esto es, cierta conducción sindical avanzada, la que en su propio
Más por la insuficiencia de la práctica social que por su juventud, el mérito o por imperio de la influencia recibida por el desarrollo general y
militante de origen estudiantil carece de la m aduración política que se re­ m aduración de la lucha de clases en el país, hizo posible que su gremio diera
quiere para vanguardizar o conducir el proceso revolucionario. Lo que no saltos cualitativos y se colocara a nivel de los sindicatos, com o un todo. En
quiere decir que este sector esté inhabilitado para participar en ese proceso. otros términos: si existieron cuadros que em pujaron el proceso y contribu­
Significa -entiéndase b ien - que no puede conducirlo sin más, ni aspirar a yeron -d en tro de ciertos lím ites- a determ inar el grado de organicidad y
ello com o categoría social determ inada. O que su integración a todos los de lucha de un gremio dado.
niveles organizativos, debe estar proporcionada con el conjunto de las dem ás Si esto fuera así, habría que distinguir entre la potencialidad de lucha
categorías sociales y clases, sin excluirse la caracterización estricta de cada o la capacidad de hacer la revolución, que resultan del hecho de pertene­
militante, según su práctica y los criterios que se hayan adoptado para el cer o haber pertenecido a uno u otro gremio de trabajadores de cuello y
reclutamiento, el encuadre, la prom oción. corbata.
La dialéctica del militante estudiantil suele rebozar de idealismo generoso Pero dentro de un mismo gremio, sea éste avanzado o atrasado, existen
y tam bién de esquem atism o, que a veces lo conducen naturalm ente a secta­ siempre los m ás o m enos avanzados, los que tienen m ayor o m enor poten­
rismos extremos, a la afirm ación de un subjetivismo (este sí, perteneciente a cialidad resultante de su práctica y conciencia de clase. Unos impulsan la
las form as del idealismo filosófico burgués), que traduce un individualismo lucha y otros la retardan. Ambos no son iguales. Im porta, pues, diferenciar
exagerado y que en sus form as extremas, crea grandes dificultades de co­ los distintos niveles de conciencia de clase. Y toda diferenciación constituye,
municación. Sobre todo, de diálogo y razonam iento entre revolucionarios. dialécticam ente, un progreso en el desarrollo de nuestro conocim iento, lo
Claro, que esto último solo es posible si los m iem bros de esta categoría profundiza.
social tom an la “m anija”, se corporizan con un a disciplina férrea en una Y, decíam os dialécticam ente, porque según Hegel, toda diferencia es
fracción o integran preponderantem ente una organización determ inada. En igual a contradicción, esta conclusión, tan com batida por otro filósofo
este último caso, la experiencia abundante en el Río de la Plata indica que idealista (B enedetto Croce), se da en los hechos; siempre que se analice
generalm ente concluyen transform ándose en una secta, para desaparecer en un proceso o que la abstracción no pierda de vista el sistem a con e¡ que
luego, por falta de oxígeno político o por inanición. En la Argentina, por interacciona y del que form a parte.
ejemplo, grupos con estas características llegaron a iniciar una guerrilla, pero Descubrir la diferencia en los hechos, es no solo dar un paso hacia el
com o no podía ser de otro modo, fracasaron y se desintegraron. conocim iento, sino encontrar la raíz de todo movimiento, de la vida, de
Por otra parte, Lenin, al hablar de la conciencia de clase, ha distinguido la lucha, de la conexión, de la transición, del eslabón interm edio, de la
entre las condiciones m ás favorables que se dan para su form ación en la m ediación, de la transform ación, del desarrollo; en sum a: de la dialéctica
gran em presa industrial capitalista, en la m ediana y en la p equeña industria de la cosa.
o en la actividad artesanal. Otra diferencia im portante de la que debem os dejar constancia es que.
Es que las diferentes condiciones materiales de la producción y de exis­ cuando hablam os de la pequeña burguesía en el Uruguay y su influencia en

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el MLN (T). debem os referirnos a una categoría social dinám ica, general­ del m ono en hom bre, nos llevaría muy lejos en su tratam iento.
m ente organizada en gremios de lucha, hecho este que no se daba cuando Lo que sí im porta es que todo ello no lo interpretem os de m odo estrecho,
los clásicos del m arxism o-leninism o caracterizaron a la pequeña burguesía dogm ático o mecanicista. La infraestructura económ ica o base material
y pusieron de manifiesto sus rasgos esenciales. de la sociedad determ ina, en última instancia, la superestructura, com o lo
Por supuesto que tam poco es lo mismo el estado de ánimo, la conducta puntualizó el propio Marx.
social y política del pequeño burgués, cuando asistimos a un auge de la Más bien debem os com prender que estam os en presencia de unidades
lucha de clases, que cuando estam os en pleno reflujo. Y m ucho m ás todavía, dialécticas (contradicciones) que se configuran entre el ser social y la con­
cuando sufrimos los efectos m ás inm ediatos de una derrota, com o la que ciencia social. Entre esta y la conciencia individual, la que asimismo form a
afectó al MLN (T) y a toda la izquierda del país. otra gran unidad dialéctica con su base m aterial interna o estructura neu-
Ahí sí, que todo lo que cada uno tenem os dentro de negativo aflora en rofisiológica del propio individuo. Son, pues, dos unidades dialécticam ente
todos sus térm inos y sin m ecanism os de autodefensa, que im pidan poner fundam entales, con cuatro categorías y al mismo tiem po aspectos o lados
al desnudo y tal cual es la personalidad del individuo. de la contradicción.
Con la introducción al tem a que venim os de exponer, apenas hem os Cuál de esos aspectos es principal o más influyente habrá que determinarlo
señalado las form as m ás específicas o diferenciadas de la conciencia social, en cada m om ento. Eso sí, deviene com o ley el hecho de que la conciencia
que pueden registrarse en el ám bito de la pequeña burguesía, cualitativamente individual com o tal jam ás podrá determ inar la conciencia social.
posibles; aunque todo ello es muy dinám ico y a cuyo respecto siem pre habrá Esta, en determ inadas condiciones -las revolucionarias- puede transfor­
que atenerse a los resultados del análisis concreto de la situación concreta. m ar la base material externa al individuo o ser social; aunque sin aquellas
Más todavía en la pequeña burguesía, en relación con la cual hay que esperar condiciones, generalm ente la infraestructura económ ica de la sociedad
m enos regularidades que en el com portam iento de la clase obrera. es el aspecto principal de la contradicción, frente al otro aspecto: la su­
Con el propósito de profundizar en el análisis, hem os preferido hablar perestructura política, jurídica, religiosa (ideológica, etc.) com o form as de
de formas de conciencia social, no de la conciencia social com o un todo. conciencia social.
En este caso, de las que se manifiestan en nuestro país, en un período dado. Por otra parte, la base interna de la conciencia individual: el cerebro, es el
Pero es sabido que el todo no es igual a las partes, ni a la sum a de estas, aspecto principal de esta última relación dialéctica. La conciencia individual
según la lógica dialéctica. Marx dejó sentado: “No es la conciencia de los es el aspecto secundario; porque cuando el cerebro deja de funcionar no
hom bres la que determ ina su ser; por el contrario, su ser social es lo que hay conciencia individual posible.
determ ina su conciencia”.2 Lo que debe llamar la atención de los filósofos es que las dos unidades
La conciencia social, a su vez. se interrelaciona e influye en la conciencia dialécticas a que hem os hecho referencia parecen form ar un todo por su
individual del militante, del que aspira a serlo o del que se está procesando estructura o tratarse de una unidad dialéctica con cuatro aspectos.
en la práctica de la organización revolucionaria. Tenemos, entonces, que la Sea com o fuere, apenas llegamos en este esbozo a trazar los fundam entos
conciencia social (o más específicamente cualquiera de sus formas) constituye en que debem os considerar las potencialidades de cada aspirante a integrar
el gran eslabón interm edio entre el ser social (o estructura económ ica de la la organización, de cada militante, de cada cuadro, sea este interm edio o de
sociedad) y la conciencia individual. En esta trilogía -ser social, conciencia conducción, de primero, segundo, tercero o cuarto nivel organizativo.
social, conciencia individual- hay que agregar la base m aterial interna, o C om o lo que antecede no es m ás que el contexto o m arco referencial,
sea. el cerebro, com o la form a m ás altam ente desarrollada de la materia. réstanos nada m enos que considerar al aspirante, al militante, al cuadro
Por lo que la psicología, tal cual se viene entendiendo hasta nuestros días, de carne y hueso, que puede ser típico o atípico, corresponderse o no, en
no parece tener un ám bito propio de validez y por sus fundam entos se cada caso, con los productos de las form as de conciencia social de donde
transform a en biopsicología social. procede o con las que está familiarizado.
Más aún. Para que seam os más precisos, lo social debería ser incluido De pronto, la constelación familiar o problem as mal resueltos en su infancia
no solo después, sino tam bién antes de biopsicología. Pero esto, que ya o adolescencia, lo han m arcado o condicionado excesivamente, a pesar del
planteara inicialmente Engel en El papel del trabajo en la transformación carácter tan lábil de la personalidad y de los efectos transform adores de la

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práctica social. Por lo que en este caso, es en la órbita de la psicología o formas los servicios, donde no tenían una práctica política y form ativa adecuada.
de conducta, donde se sustancia el aspecto principal de la contradicción. O lo que es peor: a m enudo se les sacaba de la producción y de la lucha de
El propio Lenin planteó la necesidad de estudiar “el desarrollo mental m asas para ponerlos al servicio del aparato, en sus variadas formas.
del niño, la historia de las distintas ciencias, la del lenguaje, la de la psico­ En la práctica, la cuestión de clase no es solo de concepción o ideológica,
logía. la fisiología del sistema nervioso superior", com o “los cam pos del com o suele decirse. No basta con asum ir la ideología del proletariado. Es
conocim iento con los cuales debe continuar la teoría del conocim iento y necesario que los mismos obreros tengan una participación creciente en
la dialéctica”.3v4 el proceso revolucionario y que, conform e a su práctica y a sus históricas
Vemos, pues, cuán complejo es el asunto que nos ocupa. No faltan los potencialidades, sean prom ovidos a los distintos niveles de dirección, dentro
que a río revuelto... o aprovechando tal com plejidad, relativizan todo este del esquem a organizativo. A tendiendo a la m aduración de su conciencia, a
asunto y alegan: ¿de qué origen social o a qué clase han pertenecido Artigas, su form ación práctica y teórica y siempre que garanticen las tareas que se les
San Martín, Bolívar, Marx, Engels, Lenin, Fidel Castro o el Che G uevara? asigne. Si no se les otorgan responsabilidades, yendo de lo m ás simple a lo
Olvidan, nada m enos, que se trata de casos excepcionales. Q ue en cada siglo más complejo, desde los niveles inferiores o de las propias células de base a
sobran los dedos de una m ano, para contar, en un continente, los hom bres las interm edias, y de estas a las de conducción, jam ás harán la práctica política
de sem ejante estatura política, intelectual, científica o revolucionaria. No que los habilite para su desem peño a todos los niveles organizativos.
podem os ser ilusos, ni soñar despiertos. Tenemos que ser objetivos y no Todo ello no quiere decir que los obreros sean los únicos que puedan
practicar el idealismo filosófico subjetivo. gravitar y conducir en una organización revolucionaria.
Por lo dem ás, en cada concepto com o reflejo del m ovim iento de los En este sentido no podem os caer en esquem atism os o unilateralidades,
hechos o de las cosas, en cada interpretación que hagam os de un fenóm e­ pasándonos al otro extremo. Pues no deja de ser un mérito descubrir aptitudes
no cualquiera, aparece, implícito o explícito, el sello de clase de nuestras reales y potencialidades en militantes que no proceden de la clase obrera,
ideas. A som a una ideología que se corresponde con la filosofía materialista- y que en el ejercicio de la práctica dem uestren capacidad y desgarram iento
dialéctica revolucionaria o con la ideología idealista-burguesa. Sea por la de clase, es decir, proceso de proletarización.
opción m etodológica que hem os adoptado para interpretar la realidad, o
por la actitud, origen de clase y form ación, que nos conduce a determ inadas b) Por añadidura, tam poco en el MLN (T) hubo un enfoque de clase en
posturas frente a la vida económ ica, política y social. el reclutamiento, en la línea de m asas, en la logística, en la form ación, en
la estrategia político-militar, etc.
2. Pero el tratam iento m ás porm enorizado de la pequeña burguesía no H asta m ediados de 1967 la organización fue pequeña. No alcanzaba a
solo se im pone por lo que decíam os más arriba. Esto es, por la im portancia cien militantes, incluyendo su periferia. Entonces, com ienzan a m adurar los
que esta categoría social tiene en el Uruguay, al punto que la Revolución no efectos políticos provocados por su aparición pública y los reveses* del 22 de
es posible sin su participación, sin la alianza de la clase obrera con aquella. diciembre de 1966. Las condiciones ya son propicias para que tenga lugar
Se justifica, tam bién, por la gravitación que la pequeña burguesía tuvo en un reclutam iento sostenido. Quizás por la necesidad natural de salir de la
el MLN (T). En un doble sentido. pequeñez (los militantes propiam ente dichos no llegaban a cincuenta), pero
tam bién porque no se tenía un enfoque de clase ni una política selectiva en
a) Por la com posición o el origen social de los m iem bros de la organiza­ la m ateria, se m etió m ucha gente en la organización. En su casi totalidad de
ción. Lo que adquirió un peso muy grande, con el desm edido crecimiento. origen universitario, con m arcada presencia de estudiantes. Solo bastaba
Es decir, desde el año 1968 y se agravó desde 1970 en adelante. En los que se llenaran cuatro requisitos:
niveles interm edios y hasta en la dirección -después que cae la dirección
histórica- los universitarios, intelectuales y estudiantes cobran un poder de 1. Q ue no hubiera problem as de seguridad.
decisión absoluto. Lo mismo ocurre con el 26 de Marzo. Y no porque no 2. Q ue el com prom iso con la lucha fuera firme. (Por lo m enos en
hubiera obreros en la organización y en el 26*. Sim plem ente, porque no se apariencia o en los entusiasm os iniciales).
les prom ovía conform e a sus potencialidades o porque se les alienaba en 3. Q ue el militante fuera honesto.
4. Q ue fuera discreto; no autosuficiente.

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En el curso de su desarrollo y en la práctica, estos fueron los criterios establecido en cada caso o para cada situación particular.
básicos con que se m anejó la organización. En el Sim posio de septiem bre de 1968 se resolvió la descentralización en
Al no tener un enfoque de clase o más selectivo en el reclutamiento, colum nas, de la Organización. Allí se discutió am pliam ente este asunto. Se
tam poco lo hubo en la prom oción para los cargos o responsabilidades de puso de manifiesto que la centralización era muy grande y que ello entrañaba
los distintos niveles que resultaban del esquem a organizativo. el riesgo de recibir golpes vitales a cargo de la represión, si no se operaba
Com o asimismo se careció de una política form ativa fundada, no se vio la descentralización. El Comité Ejecutivo o dirección tenía, entonces, todo
a cada militante com o un proceso en form ación y las bases no tuvieron una en sus m anos o en torno a él giraban todos los recursos de que se disponía
participación real y activa en la conform ación de aquellos responsables o Especialm ente en logística, o sea en servicios, arm as, etc. C ada colum na
cuadros potenciales. Tampoco ejercieron el contralor necesario sobre los mis­ -se sostuvo- tiene la finalidad de reproducir la Organización en todos sus
mos. H asta el responsable de la célula de base era designado por la dirección términos: en lo militar, en servicios, en política. De tal m anera que si era
(Artículo 8 del Reglam ento), que condujo a un exceso de centralismo. golpeada una colum na, las otras seguían funcionando y aseguraban la
En general, todo ello derivó en el am iguism o o espíritu de camarilla, tal continuación del funcionam iento del MLN (T) en todos sus órdenes.
cual puede esperarse en una organización joven, no m adura. Las previsiones del Sim posio de septiem bre de 1968 se cum plieron cuan­
Si esto constituía una contradicción seria en los dom inios de la dirección do la descentralización estaba en sus comienzos o com enzaba su ejecución.
histórica y desde los inicios, ¿qué no decir cuando se da el gran salto del Es así, que la propia represión viene a acelerarla y a darle una urgencia
crecim iento continuado, o sea desde m ediados de 1969? No hay duda de dram ática, a raíz de la caída de "M arquetalia” y del “10 de Pando”, los dos
que estas cosas se agravaron por imperio de la necesaria descentralización, grandes cantones en los que se concentraban, en tales circunstancias, los
a través de las colum nas*. Lo que hace que gente con m enos experiencia m ayores recursos con que contaba el MLN (T). En el prim ero de los locales
y capacidad tenga a su cargo decidir, a la luz de los criterios insuficientes a o refugios caídos estaba m ás de la mitad de las arm as de que se disponía,
que hem os hecho referencia. adem ás de talleres y laboratorios.
Por supuesto, que la descentralización era necesaria, vital. En una or­ El lugar estratégico en que estaba ubicado el cantón*, perm itió observar
ganización revolucionaria clandestina, el principio rector es: c e n t r a l iz a c ió n señales que advertían de su inm inente asalto por las fuerzas represivas, y
c o n d e s c e n t r a l iz a c ió n . Y esta relación, com o todas las que existen, es muy el cerco pudo rom perse. Incluso salvarse las arm as y las cosas m ás valiosas
dialéctica. Experim enta los grados e intensidad con que se m anifiesta en uno que allí había.
u otro extremo; según lo determ ine el m om ento, la situación concreta. No ocurrió lo mismo en el cantón 10 de Pando, donde cayeron un
La descentralización debe ser táctica, operativa, adm inistrativa y no hospital de cam paña completo, m uchas arm as y todos los m iem bros de la
política, tal cual lo ha señalado el D ocum ento II. Organización que radicaban en él.
En la práctica, no puede haber autonom ía, porque ello podría conducir Las colum nas, al fin, se crearon con la ayuda del enem igo y cum plieron
a la existencia no de una sino de más de una estrategia, que equivaldría a su función descentralizadora. No sin contradicciones, desde que ya se estaba
que existiera m ás de una organización bajo el mismo lem a y dentro de los en pleno crecim iento y com o verem os después la form ación del militante
mismos principios. no estuvo en relación con las necesidades crecientes.
Esto es, todas las bases tienen que participar en su elaboración. Pero una Ni siquiera se logró configurar un equipo de trabajo en la dirección de
vez establecida m ayoritariam ente y transform ada en línea de la Organización cada colum na o com ando, que se integraba con tres miem bros, m ás uno
m ediante sus órganos com petentes (Congreso. Comité Central, Comisión de la dirección central o Com ité Ejecutivo. Afloró lo que en jerga de la
Política, etc.) pasa a ser la única política que disciplinadam ente debe apli­ Organización se llam aron los feudos.
carse en todos los ám bitos organizativos del Partido, del Ejército y dem ás En otras palabras: el responsable de lo militar hacía y deshacía por su
frentes de lucha. La política, pues, una vez que se resuelve responde a un cuenta y sin m ayor contralor de los otros tres m iem bros restantes. Lo mismo
m ando central único, en cuanto a impulsar su ejecución. Está centralizada ocurría con el que tenía la responsabilidad del m ontaje y funcionam iento de
y se aplica creativam ente en las regiones, en las zonas y en los diferentes los servicios. Otro tanto acontecía en el área política, en la que su responsable
frentes de lucha, en com binación con las políticas especiales que se hayan reclutaba, encuadraba y prom ovía sin m ás, aplicaba criterios políticos sin

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m ayor contralor de sus pares o de las mismas bases. dam ento las condiciones socioeconóm icas de las que procedían los cañeros
Esto es, no regía el principio de la dirección colectiva y no se aprovecha­ y expresaban su natural agresividad militante.
ban las ventajas del trabajo en equipo, sin perjuicio de la especiaiización o Ciertam ente, que el trabajo político-sindical fue intenso en los marcos
responsabilidad individual de cada uno dentro de la división correspondiente de UTAA, y hubo com pañeros com o Colacho Esteves y Rodríguez Beletti,
del trabajo. De ahí aquello de los feudos, de los que tanto se habló, o del entre otros, que lo llevaron adelante con tesón y sacrificio.
responsable todopoderoso, que funcionaba sin sujeción a las bases, por Las propias asam bleas fueron ejem plo de com batividad. Pero más por
un lado, y al m argen de la dirección colectiva o de la célula que integraba, el carisma y la capacidad de agitación de quienes las conducían, que por
por otro. el estado y m aduración de la conciencia de clase en general.
Después de agosto de 1970 -caíd a de A lm ería- esto se vuelve crítico. Sin em bargo, llegó a sostenerse que aquellos trabajadores sufridos de
Culm ina en las desviaciones que se ponen de manifiesto en el Sim posio de Artigas conform aban el sector m ás dinám ico y com bativo de la clase obre­
marzo de 1972. Pero este mismo Sim posio dem uestra que hubo una reacción ra. Lo que era m ás aparente que real, a pesar de lo cual se puso el m ayor
saludable en el seno de la Organización, pues se adoptaron im portantes esfuerzo y recursos en su organización.
rectificaciones, en virtud de las cuales se rom pe el espíritu de camarilla y A m enudo se indicaba al gremio de los cañeros com o ejemplo, sin
triunfa la dem ocracia interna. Es así que Eleuterio Fernández H uidobro y establecer, en los hechos, estas diferencias y sin jerarquizar, com o corres­
C andán Grajales acceden a la dirección. Y que Amodio Pérez y Alicia Rey ponde, a los obreros de las grandes industrias, por lo que tiene que ver con
son sancionados. (Posteriormente am bos caerían en m anos de la represión sus potencialidades reales y perspectivas de desarrollo consecuente de la
y se transform arían en traidores.) conciencia revolucionaria.
Los vicios organizativos que nos ocupan estaban m uy extendidos en Esta puntualización, de carácter estratégico, no dism inuye el gran m é­
las colum nas y a nivel interm edio y no eran fáciles de erradicar. Lo que se rito a que nos referimos antes en cuanto sacó a ese gremio (UTAA) de la
com probaría después, cuando se produce la ofensiva contrarrevolucionaria postración y lo organizó pujantem ente. Por tanto, m ucho idealismo y poca
de las FFAA y a pesar de que a esa altura tam bién Raúl Sendic se había objetividad tenem os en el D ocum ento III.
incorporado a la dirección, a raíz de la caída de Eleuterio Fernández Hui­ En cuanto al trabajo político de m asas y la naturaleza del 26 de Marzo,
dobro, el 14 de abril de 1972. es poco lo que pudo avanzarse, ya que todo giró en torno a la desviación
militarista, de la que hablarem os m ás adelante.
c) No hubo una correcta línea de m asas en el MLN (T). Así lo prueba el En realidad, la cuestión de los sindicatos en general se dejó, en los hechos,
D ocum ento III de la Organización, de factura netam ente foquista* y de suyo a cargo del Partido Com unista.
unilateral. Y ojo, que sobre el foquism o en Latinoam érica no se ha dicho El problem a de las masas, com o condición necesaria para que la revolución
aún la ultima palabra. Ese es un fenóm eno del que m ucho se ha hablado, fuera posible, no entró debidam ente en la conciencia de las conducciones y
pero del que no existe un estudio serio, ponderado y en especial sobre las m enos de los m iem bros del MLN (T) que estaban fascinados por el aparato
teorías del Che G uevara, las cuales no han sido prolijam ente exam inadas, arm ado y su “indestructibilidad”.
en lo que atañe a los países de población preponderantem ente cam pesina No obstante, en el D ocum ento IV se dice: “[...] El MLN hoy, ya con lo que
y en los que se im pone la guerrilla rural. tiene, con lo ganado, debe jugar la carta de las masas. Apostar a las m asas
El D ocum ento III no resiste el m enor análisis. Desconoce ¡as complejidades antes de que nos hagan polvo lo que tenem os, lo que hem os ganado”.
del m ovim iento obrero, al com pararlas y confundirlas con las características O bsérvese que las m asas aquí tienen una significación m ás táctica
propias de los cañeros organizados en UTAA. De carácter zafral, en su casi que estratégica. Si se lee lo que dice antes el D ocum ento, o se concuerda
totalidad, que se alistaban en las m archas hacia M ontevideo, y se radicali­ su interpretación con la totalidad de los m ism os y las declaraciones del
zaban al influjo de conducciones avanzadas, que no siem pre representaban MLN (T), se co m p ro b ará que h abía que recurrir a las m asas com o una
la conciencia posible de esas m asas rurales. Esto es, que estaban muy por exigencia del aparato, p ara que el m ism o no fuera destruido o aten uar
delante de ellas en sus planteam ientos, aunque no así en sus m odos más los em bates de que venía siendo objeto, por parte de la represión.
radicales de acción contra la represión. Es que estos m odos tenían por fun­ En ese contexto, las m asas eran la tabla de salvación, pero no la cues­

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tión estratégica fundam ental, que quedaba librada a la lucha arm ada por organizado se pone en peligro. Porque al facilitarse la represión y darse
sí misma, al consiguiente aparato arm ado que conduciría a la Revolución, una caída, suelen producirse otras, o el enem igo obtiene datos que con
en su confrontación con el aparato represivo. posterioridad van a determ inar nuevas caídas de locales, con personas,
En suma: la cuestión era de un aparato contra otro aparato. Este fue, sin arm as, talleres, etc. A veces las caídas tienen lugar en cadena, aunque el
duda, uno de los errores estratégicos m ás im portantes del MLN (T). No se enem igo en principio haya podido tom ar una punta de la m isma y m ediante
consideraba que en las m asas había que hacer un trabajo político estratégico, el procesam iento de datos o inteligencia -m ás la violencia y el terrorism o
planificado, y a largo plazo. Paciente. Ni se advertía, que es imposible llegar de E stado- haya logrado lo dem ás. Por eso, cuando estam os frente a una
a las m asas y ganarlas espontáneam ente, con m étodos cortoplacistas o sin caída, es im perioso que rápidam ente destruyam os el eslabón con que ella
un gran em peño organizativo, el que sí puede acelerarse por el estímulo está unida al resto de la Organización, que esto sea previsto en el esquem a
de la lucha arm ada, aunque esta no puede sustituirlo. Es a esto a lo que la organizativo, antes que las caídas se produzcan. Por supuesto que en esto
conducción del MLN (T) no le dio la debida im portancia. tenía experiencia el MLN (T).
Sin duda, que las cosas pueden realizarse de otro m odo en los países El D ocum ento IV, de en ero de 1969, ya p lantea el asunto. Dice:
latinoam ericanos de gran densidad de población, ubicados preponderan- “[...] a .2- D escuido de las m edidas de seguridad y/o m enosprecio del
tem ente en las áreas rurales. Por sus mismas condiciones socioeconóm icas, enem igo. Este factor o causa ha actu ad o inten sam en te en tod o este
allí el grado de espontaneísm o puede ser mayor. proceso. En la m ayoría de los casos se nota. Al p u n to qu e consideram os
Decimos grado de espontaneísm o porque lo espontáneo no puede que la m ayoría de los golpes han sido fruto m ás de nuestros propios
nunca considerarse excluyente en relación a lo organizativo, ni viceversa. errores que de la labor represiva. Ya sea p o rq ue el enem igo trab ajó mal
Si no som os esquem áticos, tenem os que ver estos térm inos (lo espontáneo delatán d o se, no resp etam o s la alarm a qu e lo a n u n c ia b a ” .
y lo organizativo) com o una unidad dialéctica. H abrá m om entos en que se No obstante, el aparato aum entó de m odo m onstruoso y sin límites, a
precisará un grado m ayor de organización de la clase para poder actuar. consecuencia del crecim iento desm esurado de la Organización. Esto fue
También m om entos en que el estado de ánim o de las m asas puede ser más grave en el MLN (T) por dos razones:
óptim o y con un grado m enor de organización ser posible realizar grandes Una, porque en su concepción toda su existencia organizativa y m ovi­
acciones arm adas y poner en jaque al enem igo. Incluso desem bocar en una miento descansó en su propia infraestructura, en la que se iban creando,
situación insurreccional, que conlleve la tom a del poder. Todo dependerá m ediante renovados artificios, locales con “berretines” cada vez m ás per­
del análisis concreto de la situación concreta. feccionados, form as de entrar y salir de los mismos para no ser vistos por
Más quien tenga experiencia en lucha de masas, ha podido ver como los vecinos, etc.
una minoría de activistas sindicales, en m edio de condiciones favorables, es Dos, porque la falta de un enfoque de clase no perm itió que la infraes­
capaz de arrastrar a todo un gremio a la lucha y radicalizar en un proceso a tructura necesaria se situara m ás en las m asas que en el aparato. Más en el
los sectores de trabajadores con conciencia dorm ida o atrasada. Sem ejante militante legal, vinculado a la producción, que en el clandestino. Se invirtieron
es lo que ocurre en situaciones revolucionarias, cuando las m asas están aptas los criterios adecuados y por eso mismo, no se sacaron clandestinos para el
para la tom a del poder. Si los cuadros existen para valorar adecuadam ente exterior cuando su núm ero era excesivo y creciente y obligaba a multiplicar
ese m om ento y lanzan las consignas oportunas, que llamen a ese quehacer el aparato o sus locales-refugios, poniéndolo todo en riesgo.
revolucionario fundam ental, el poder político será conquistado. Por aquella razón inherente al enfoque, es que no hubo un trabajo político
consecuente en las m asas para que fueran estas las que dieran cobertura a
d) El aparato term inó por estrangular la Organización. Ya dijimos a este los clandestinos, que imprescindiblem ente debían estar en el escenario de
respecto que no se pueden violar las leyes de juego. Q ue el terreno, donde la lucha; o para que en su mismo seno, estuvieran los guerrilleros que traba­
la guerrilla urbana tiene que convivir con el enemigo, o está expuesto a su jaran de día y com batieran de noche, y en tanto que gente legal, pudieran
acción, no se puede saturar por los clandestinos, sus refugios y los m edios moverse con m ayor com odidad en el terreno dom inado por el enemigo.
necesarios para que estos actúen. Hoy pensam os que las dim ensiones del aparato y el aspecto cuantitativo
Hay un um bral que debe respetarse. De lo contrario, todo lo que existe de la clandestinidad, no es una cosa inseparable de las masas. Debe estar en

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A n d r é s C u ltelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

relación con el trabajo político que se ha hecho en su seno. El nivel mismo sobre el nacionalismo, es que se desprenden todas las interpretaciones
que tenga la lucha arm ada en su m om ento dado, no puede desconocer esta erróneas sobre las perspectivas políticas de ciertos países latinoam ericanos
regla, ni el grado de la lucha de clases en el país. y sobre el “peruanism o” de las FFAA. No es raro que por imperio de esa
La experiencia guerrillera en la Argentina es rica en cuanto a la aplicación misma concepción y no del m ovim iento real de los hechos, se establezca
de una línea de masas, a propósito de la logística. Allí pudo verse cóm o erróneam ente que la contradicción principal está dada por los [términos]
una organización revolucionaria logró desm ontar sus talleres clandestinos o opuestos imperialism o-nación.
reducirlos al mínimo. Es que las piezas de las arm as que en ellos se fabricaban En fin, otras posiciones político-estratégicas fueron erróneas en el
se dieron a militantes para que las hicieran de a ratos en sus propios lugares MLN (T) com o resulta de todo lo ya expuesto y de lo que se expondrá
de trabajo. Igualm ente im portantes fueron las formas organizativas a que m ás adelante.
dio lugar el asunto, en lo que colaboró m ucha gente, sea dando cobertura Entre ellos y a m odo de ejemplo, cabe que concluyam os dejando
o haciendo vigilancia mientras el tornero fabricaba la pieza o sacando del constancia de un hecho que no puede repetirse más. Se trata de cóm o se
establecim iento el m aterial term inado. usó y abusó de los colaboradores. Con una deshum anización o desprecio
de la persona que solo la inm adurez política y el predom inio de un sector
e) La carencia de este enfoque de clase condujo a la desviación nacio­ determ inado de la pequeña burguesía puede explicarlo.
nalista burguesa, que se expresa en el D ocum ento V y que en la práctica se A m enudo se usaba la casa o el coche de un sim patizante o periféri­
profundiza durante fines de 1971 y 1972, para culminar en un sector que co, de m odo irresponsable. Sin explicar debidam ente los riesgos que ello
traiciona los principios del MLN (T) adoptando la ideología del tradiciona­ entrañaba y sin consultar el grado de conciencia posible del que prestaba
lismo burgués, blanco o colorado. esa colaboración. Es decir, sin tener en cuenta su desarrollo político y la
Lo expuesto no significa que seam os contrarios al nacionalism o revo­ observancia de reglas mínimas de seguridad. Y lo que es peor: sin darle la
lucionario. Ni que nuestra posición en m ateria de política de alianzas sea debida atención y form ación política y técnica, ni graduar el tipo de tareas
tan estrecha que no conciba alianzas tácticas y circunstanciales con algún que se podía esperar de cada uno, de acuerdo con su conciencia y su m a­
sector de los partidos burgueses, en el m arco de la resistencia general contra duración política.
el régimen fascista uruguayo. Es así que cayeron m uchos colaboradores que no estaban preparados
Eso sí, som os contrarios al nacionalism o a secas o burgués. C uando éste para enfrentar la salvaje represión y que. naturalm ente, desorganizaron su
no responde a un enfoque de clase o cuando tal enfoque tom a distancia frente conducta hundiéndose en un abism o psicológico, de no fácil salida.
al marxism o-leninism o, es porque ya no se trata del nacionalism o auténtico,
revolucionario. No im porta que se hable de socialismo y nacionalism o y se Por tanto, habrá de tom arse nota de esta m ala experiencia, que no solo
afirme que am bos térm inos están ligados, com o sostiene el D ocum ento V. rigió en el Uruguay, sino tam bién en el exterior y especialm ente en Chile. Y
Es que hay m uchas clases de socialismo y hasta la socialdem ocracia europea no usar sin m ás a los colaboradores. Sin darles el grado de participación y
usa ese térm ino de m odo am biguo y cargado de contenido burgués. organicidad, que corresponda al grado y evolución de su conciencia política,
El socialismo y tam bién el nacionalism o deben pasar por el tamiz del sin que se les proporcione la información política que corresponda a su nivel
m arxism o-leninism o, para que sean revolucionarios y genuinos. y sin habilitarlos para enfrentar con dignidad los infortunios resultantes de
Debe puntualizarse igualm ente que el socialismo se torna abstracto y es la acción revolucionaria, sea de la naturaleza que fuere.
inconcebible sin el nacionalismo o cuestión nacional. A su vez, el nacionalismo
sin socialismo m arxista-leninista deviene en una simple ideología burguesa,
que pone la nación, transform ada en un ente metafísico, por encim a de las
clases y tiende a desconocer el hecho mismo de la existencia de la lucha
de clases en la sociedad. N aturalm ente, que tam bién niega el papel de esa
lucha de clases com o fuerza motriz de la historia.
De la línea de pensam iento burguesa que establece el D ocum ento V

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II. El PROBLEMA DE LA TEORÍA MARXISTA-LENINISTA

La historia del siglo XX enseña que no son posibles las revoluciones


sociales sin marxism o-leninism o. O lo que es lo mismo: que hasta ahora no
se ha producido ninguna revolución social, sin tal ingrediente.
Esto no quiere decir que las m asas o el pueblo deban estar familiarizados
con la teoría o que para ser un revolucionario se requiera ser un teórico. No.
Se trata, sim plem ente, de que los cuadros que conduzcan o posibiliten que las
m asas hagan la Revolución estén form ados en la teoría marxista-leninista.
A veces, pocos de los cuadros o m iem bros de la conducción han teni­
do el dom inio de la teoría. Pero han sobrevivido a los azares de la guerra
revolucionaria, garantizando la corrección general del proceso. Tal el caso
de la Revolución C ubana, tan señera, por más de un concepto. O de la
nicaragüense, en la que la m ayoría de sus com andantes m anejaban con
solvencia la teoría marxista-leninista, antes de desatarse las acciones mili­
tares e instaurarse triunfalm ente el poder revolucionario popular. Todas las
conducciones que ahora vanguardizan los procesos en auge en El Salva­
dor y G uatem ala cuentan con m iem bros seriam ente form ados en la teoría
marxista-leninista.
Véase que decim os seriam ente. Y esto es muy im portante, porque a
m enudo nos encontram os con organizaciones y militantes revolucionarios
que han simplificado la teoría o tienen u na visión superficial de ella. La que
suele encontrarse en los m anuales o divulgadores de toda laya.
Incluso la m ayoría de los académ icos soviéticos no son recom endables
a los efectos de la form ación teórica que necesitam os. Y algunos de esos
expositores del m arxism o leninismo contribuyen m ás a deform ar que a for­
mar. El propio Yuri A ndropov ha tenido el acierto de form ular una aguda
crítica al respecto. Dijo: “El perfeccionam iento de nuestra dem ocracia pasa

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A n d rés C ultelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

por eliminar la excesiva organización burocrática y el formalismo, todo pequeño burguesas, ¡o que les lleva irrem ediablem ente a deform ar el cuadro
cuanto entorpece la iniciativa y encorseta el pensam iento creador y la obra del presente, el pasado y el futuro de sus países y la com unidad mundial.
de las masas. C ontra tales fenóm enos hem os luchado y lucharem os con Los teóricos radicales de izquierda conciben el logro de la nueva sociedad
m ayor energía y tesón”. y la justicia social com o una revolución violenta, armada, "total”, realizada
En el mismo discurso añade el dirigente m áxim o soviético: “Toda subes­ por las masas campesinas y marginales bajo la dirección de la elite revolu­
timación del papel de la ciencia m arxista-leninista y de su desarrollo creador, cionaria, procedente de la pequeña burguesía y la intelectualidad pequeño-
la estrecha interpretación program ática de sus tareas, el m enosprecio de burguesa. A su juicio, la elite revolucionaria se depura de ¡as reminiscencias
los problem as fundam entales de la teoría, el predom inio de un enfoque pequeño burguesas en ¡a etapa incubatoria preliminar de la lucha que libran
coyuntural o la teorización escolástica [el subrayado es nuestro] están pre­ las “vanguardias” armadas estrechas: nuevo tipo de organización revolu­
ñados de graves consecuencias políticas e ideológicas. La experiencia y la cionaria que viene a sustituir los partidos revolucionarios “tradicionales”.
práctica han confirm ado reiteradam ente la justedad de la tesis leniniana de Tras dicho período de noviciado revolucionario, una vez templada en las
que 'quien se dedique a los problem as particulares sin antes resolver los “situaciones ¡imites” de la lucha contra el peligro mortal, las debilidades
generales, fatalm ente tropezará a cada paso con estos problem as sin tener propias y la salvaje naturaleza, la “contra elite revolucionaria se dirige a las
conciencia de ello. Y tropezar ciegam ente con ellos en cada caso particular masas, en las que la energía de la organización espontánea dormita bajo la
equivale a condenar la propia política a las peores vacilaciones y falta de cobertura del conform ism o y la inercia. Despertada por el ím petu espiritual
principios ” (V. I. Lenin, Obras completas, tom o V, pág. 368).5 de los líderes radicales de izquierda, esta organización espontánea de las
También nos hem os topado con los que se ufanan por haber participado masas cobra, según ellos, la fuerza incontenible de un torrente magmàtico
en los cursos de filosofía marxista-leninista, que se dan en Moscú para lati­ sin necesitar más de m ando político o teórico.
noam ericanos. Y la verdad es que no tenem os motivos para envidiarlos, ni S u interpretación del carácter de las clases, más territorial que de produc­
parece que allí se alcance una form ación sólida, ferm ental, adecuada a las ción, condujo a los teóricos radicales de izquierda al com pleto alejamiento
exigencias del quehacer revolucionario hoy día en nuestro continente. Por de toda la burguesía nacional y las capas medias (excepto, naturalmente,
lo m enos así está docum entado en Materialismo dialéctico de F Burlatski los participantes escogidos de las “vanguardias revolucionarias”) de la re­
y otros, editado por la Editorial Progreso, en Moscú, 1981. A dem ás de ex­ volución, a la actitud hostil con respecto a todo lo extranjero y lo urbano.
ponerse la teoría con un estilo escolástico , dogmático, se dem uestra cuán D e esta forma en la zona de desconfianza entraban la clase obrera urbana
lejos están de la naturaleza de los procesos revolucionarios latinoam ericanos, y sus organizaciones - profesionales y políticas-, las teorías revolucionarias
cuando despues de mezclar y poner en una misma caracterización a Celso nacidas en países industrializados y la experiencia del socialismo realmente
Furtado, Rui M auro Marini o Jacques Chonchol, se escribe: existente en la Unión Soviética y los países de Europa Oriental.
Los teóricos radicales de izquierda se esfuerzan en vano por superar
Las cuestiones que inquietan a ¡os teóricos radicales de izquierda la incongruencia de la metodología sociológica burguesa y de la filosofía
latinoamericanos no son inventadas ni de gabinete, sino al contrario, se social en general. De aquí dimana que entiendan el m arxismo com o un
trata de problem as candentes, planteados realmente por la historia y que “holismo dialéctico" de supremacía absoluta del todo sobre los elem entos
reclaman solución. Por ejemplo, los referentes a la relación que guardan el constitutivos y que traten de vencer las contradicciones de la teoría con el
elevado desarrollo de la metrópolis imperialista y el atraso de las colonias esfuerzo psicológico, con la acción política directa.
y los países dependientes; la interconexión del desenvolvim iento capitalista En realidad, los sociólogos radicales de izquierda aplican procedimientos
en América Latina y la conservación de las relaciones precapitalistas en el form ales y estructuralistas que deform an los principios de la concatenación,
sector agrario y de materias primas; la misera situación del cam pesinado y destruyen la integridad del objeto de investigación y originan dicotomías
¡as capas marginales y su potencial revolucionario. rígidas que no adm iten transiciones: montaña-ciudad, extranjero-latinoame­
A l m ism o tiem po es preciso decir con toda claridad que los trabajos de ¡os ricano. pacifico-armado, etc. El intento de concretar los procedim ientos de
sociólogos radicales de izquierda latinoamericanos, sus principales esquem as análisis clasistas en las condiciones de América Latina los lleva a mezclar
teóricos y metodología siguen encerrados en el circulo de las concepciones las relaciones clasistas y las coloniales y, a veces, incluso las étnicas sin que

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A ndres C ultelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

puedan establecer la cosubordinación de dichas relaciones. Varios trabajos los esquem as o dogm as conocidos. Es que los autores m anejan con solvencia
de teóricos radicales de izquierda latinoamericanos se estructuran sobre y creativam ente toda la filosofía. Desde la Antigüedad clásica griega hasta
bases francam ente elitarias y sociologizadoras o sobre los principios del nuestros días, pasando por la Edad M edia, y dándole a la Filosofía Clásica
agnosticismo historicista. A lem ana el tratam iento que corresponde. No dicen que Hegel es un filósofo
La crisis de la ideología latinoamericana radical de izquierda, en la form a idealista burgués, sin más. Lo han estudiado con detenim iento, com o lo
específica en que nació y se desarrolló en la década del 60 y a principios hicieron Marx, Engels y Lenin, a pesar de las dificultades que ello implica
de los años 70, no significa, por supuesto, que desaparezca para siempre y saben lo que nuestros m aestros le deben al más grande de los filósofos
de la escena. S e conserva la situación de crisis de las sociedades latinoame­ idealistas objetivos de Alemania. N aturalm ente, que lo superan críticamente,
ricanas, preñadas de nuevos agravamientos. S e conserva el m edio social a partir de Marx, Engels y Lenin, pero teniendo en cuenta y no ocultando lo
que alimenta la ideología radical de izquierda, cuyas recidivas son posibles que genialm ente aportó aquel para que la dialéctica m aterialista deviniera
y hasta inevitables. Precisamente por eso, la crítica de sus fundam entos realm ente en un a ciencia.
teóricos generales y metodológicos sigue siendo un im portante sector de Más, sobre estos tem as, nuestro enfoque del marxism o-leninism o, el
la lucha ideo teórica que las fuerzas del socialismo científico libran por las m odo de abordar su estudio y la bibliografía que debe usarse, publicarem os
transformaciones revolucionarias en América Latina. (Págs. 203-205, del un trabajo próxim am ente.
libro ya citado.) En sum a: hay que recurrir a las fuentes, a los clásicos, y abrevar en ellos,
aunque no siem pre esto es posible y obliga a dar rodeos y a serios trabajos
Parece increíble que se digan las cosas que anteceden, después de ocu­ preparatorios, para los que se inician en la formación.
rrido el triunfo de la Revolución Sandinista y la de G ranada, y cuando ya No debe identificarse esta teoría científica tan fecunda con la interpre­
estaba en auge la lucha guerrillera de El Salvador y G uatem ala. O que se tación que de la m ism a tienen ciertos partidos com unistas, o con la línea
confundan las tesis de los académ icos de izquierda latinoam ericanos con reform ista de algunos de ellos.
la de los revolucionarios com o Fidel, el Che G uevara, Masetti, Roberto En la Segunda Convención del MLN (T), realizada en enero de 1968,
Santucho, Miguel Enriquez, Raúl Sendic, M arighela y tantos otros, que las se adoptó una resolución clara sobre lo que nos ocupa. Sin dejar de tener
escribieron con sangre y heroísmo. Razón por la que, las tesis que dejaron en cuenta la pluralidad ideológica en el seno de la Organización (en la
escritas son inconclusas o fragm entarias; aunque sobre la burguesía nacio­ que podían y pueden coexistir marxistas-leninistas, cristianos, anarquistas
nal en América Latina quedaron las sabias enseñanzas tem pranas de José o con otras concepciones filosóficas) destaca la im portancia de form ar los
Carlos M ariátegui, confirm adas por el desarrollo de nuestras form aciones cuadros en el marxism o-leninism o y en especial en el m étodo dialéctico,
económ ico-sociales y hoy más vigentes que nunca.6 com o herram ienta científica de la revolución.
Esta resolución es poco conocida por la base. Se ha perdido en alguno
Más arriba puntualizam os que se trata de “la m ayoría de los académ icos de los locales tom ados por el enem igo y parece ser que no podrem os contar
soviéticos” o de los m ás divulgados o traducidos al español, ya que buscando con ella hasta que no la rescatem os de los archivos de la represión.
m ucho se pueden encontrar notables libros de filósofos soviéticos, originales, A decir verdad, las respectivas direcciones del MLN (T) han ignorado
que han aportado realm ente al enriquecim iento de la teoría marxista-leni­ aquella resolución y poco se ha hecho para ponerla en práctica.
nista. Es el caso de la Dialéctica com o Sistem a (hay una agotada edición
de la Editorial Ciencias Sociales, La H abana, 1978), de Z. M. Orudzhev. Más aún. El texto único o D ocum ento II que surgió de esa Convención,
O Lógica dialéctica, de R V. Kopnin, de la que tam bién hay una edición recogió tibiam ente o en un solo párrafo aquella resolución, con el agravante
cubana para los especialistas y que es muy difícil de conseguir. Igualmente de que la puso en crisis a través de una afirm ación categórica e incom patible
interesantes son los ensayos de E. V. Ilienkov, publicados con el título de con aquella resolución y que fue la que en definitiva aplicó la Organización,
Lógica dialéctica, por la Editorial Progreso. Moscú, 1977. conduciendo a efectos negativos.
Claro, que aquí no estam os ante m anuales y se trata de obras de profun- Dice el D ocum ento II:
dización. No para iniciados en la teoría. Ellas se caracterizan por no repetir

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A n d r é s C u l te lli La r e v o lu c ió n n e c e s a r ia

La form ación de los com pañeros Ya en el prim er apartado de este capítulo del D ocum ento II, se apela
Para enfocar el tema de la form ación de los com pañeros que integran m ás al convencim iento sensible que al racional. Se dice:
el m ovimiento, podríam os com enzar por dar una idea del militante que el
m ovim iento necesita. Las características de ese militante las da fun d a m en ­ El integrante al M ovim iento debe ser un individuo “consciente y conven­
talmente el carácter político-militar de nuestro movimiento. Por lo tanto, el cido de ¡a lucha que debe desarrollar”. C om o no se explica por qué m étodos
militante revolucionario integrante del m ovim iento debe ser un individuo se llega a ese individuo “consciente y convencido”, hay que interpretar que
conciente y conuencido de la lucha que debe desarrollar, capacitado técni­ la vía para llegar a ello es la sensible. M ás aún si este apartado concuerda
cam ente para llevarlo adelante. con el resto del capitulo y la propia práctica del M LN (T).
El cuadro revolucionario será aquel que reúna en su persona: Naturalmente, que por la vía sensible som os despertados y llegamos a
a) La c a p a c i t a c ió n p o l ít i c a que le habilite para com prender y a la vez la lucha política y social todos aquellos que provenim os de la clase obrera
enseñar cuál es la situación política del m om ento y sus soluciones. o que nos hem os incorporado a la lucha sin que mediara una decisión o
b) Q ue entregue todas sus posibilidades al desarrollo de la lucha, expre­ fundam ento de orden intelectual.
sando así SU VOLUNTAD REVOLUCIONARIA. En otros términos: los que fundam os la determinación de luchar en
c) La c a p a c i t a c ió n t e c n i c a y la experiencia producto de la a c c i ó n que nuestra experiencia sensible, relacionada con nuestras propias condiciones
deberá llevar a cabo para im poner su ideología. de existencia o práctica social que em ana de la lucha de clases. Pero esta
convicción o conciencia de clase, es primaria. N o alcanza para form ar el
En la m edida en que se den esas condiciones, el militante del M ovim iento “cuadro revolucionario" de que se habla. Y, m enos aún para alcanzar la
se estará acercando a ser un cuadro revolucionario cabal. Hacia ello debem os capacitación política” que habilite para com prender y a la vez enseñar cuál
tender cuando intentam os form ar un compañero. es la situación política del m om ento y sus soluciones.
Los com pañeros entran al M ovim iento provenientes de una sociedad que
los ha form ado para sus fines. Traen consigo una serie de carencias, de déficit, Las razones de fondo a este respecto las darem os m ás adelante.
con respecto a lo que debe ser un militante. De ahí la necesidad deform ar Entre tanto, veam os que se indica que el militante debe estar capacitado
a ese com pañero que ha tom ado conciencia de la injusticia del régimen y técnicam ente para “llevar adelante la lucha . No obstante no se advierte
ha llegado a ¡a conclusión de que la única vía para que ella desaparezca es que esa “capacitación política" a que se refiere el inciso a) no puede dejar
la lucha armada. Ese déficit será tanto en el plano ideológico com o en el de precisarse en su especificidad y que no es la corriente. Es que no se
práctico y militar. En el aspecto ideológico podem os citar: el individualis­ trata de una form ación política general, ni la que se logra en el estudio de
mo, el verbalism o*, las deform aciones que han engendrado otros tipos de la historia del país -sin descontar que esta tam bién es necesaria- sino de la
militancia, la falta de capacidad mínima, etc. En el orden práctico militar, form ación en la teoría marxista-leninista y en especial en una de sus par­
podem os señalar déficit de capacitación física y técnica. tes, o sea, en la filosofía, de la que se desprende el m étodo dialéctico, con
¿C óm o se plantea, entonces, concretamente, el M ovim iento llevar a el que el cuadro debe "com prender y a la vez enseñar cuál es la situación
cabo esa form ación? FO RM ARSE E N LA PRÁCTICA. Ese será nuestro política del m om ento y sus soluciones”. Pero esto será tratado con más
gran principio. detenim iento después.
Concretándolo, deberá contem plar cuatro aspectos fundam entales a d e­ Sin em bargo, desde ya conviene form ular una precisión que es de
sarrollarse en form a lo más equilibrada posible: entrenamiento, capacitación principio. Es que el cuadro revolucionario o el que hoy día hace falta en
política, estilo de trabajo y fogueo. las organizaciones revolucionarias y especialm ente en el Partido marxista-
El entrenam iento contempla los aspectos físicos y militares. leninista de cuadros y de com bate, no se form a en la teoría exclusivamente,
La capacitación política, los aspectos imprescindibles para poder cali­ por m ás que se profundice en ella y se estudie todos los libros habidos y
brar correctamente una situación determinada: informativos, históricos, por haber. S e form a, sí, en la práctica y en la teoría. Si en el militante no
doctrinarios. hay una práctica social detrás y en especial en la lucha de clases, no llegará
nunca a transform arse en el cuadro necesario, por más consecuente que sea

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A nd rés C ultelu La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

en el estudio de la teoría y por m ás que asista a las mejores academ ias del Sin duda, que en los inicios y frente al teoricismo estéril, que pretendía
m undo. Sólo logrará formarse en el teoricismo, que es otra cosa distinta o explicarlo todo con citas mal asimiladas de los clásicos del m arxism o-leni­
que es una form a deform ante de la pretendida form ación teórica, cuando nismo, no dejaba de tener cierta validez aquella sentencia del MLN (T).
ella se aborda de m odo unilateral. ¿Esto quiere decir que los que no cuen­ Lo que no se explica es que, después de que la revolución en el Uruguay
ten con una práctica social no deben perder el tiem po en los libros sobre la dejó de ser una simple gim nasia para transform arse en un proceso de la
teoría marxista-leninista? vida política del país, todavía se siguiera sosteniendo aquello de la prim era
No. Algo pueden adelantar, en tanto se van familiarizando con la hora, a pesar de que los mismos hechos revolucionarios estaban exigiendo
term inología de la m ateria y adquiriendo algunos conceptos y categorías un profundo cam bio de m entalidad a su respecto.
básicas de ellas. Pero la interpretación correcta de la teoría y el enfoque de Finalmente, digam os que sea cual fuere el nivel que un revolucionario
la misma, solo lo van a alcanzar cuando se hundan en las implicaciones de pueda alcanzar en los dom inios de la filosofía marxista-leninista, y en la
la práctica, es decir, cuando logren una proletarización a fondo y sellen su incorporación de categorías racionales o lógicas a sus m odos de pensar,
vida con los hábitos y el destino histórico de la clase obrera en m edio de jam ás puede despojarse de aquella sensibilidad prim aria de la que hablam os
sus luchas transform adoras. al principio y que sigue form ando parte de su ideología. En este caso, lo
Aquí el t o d o ineludible para la form ación del cuadro pasa por la indi­ ideológico com prende los valores más inm ediatos con que el militante o el
soluble unidad dialéctica, representada por esos dos aspectos, que son la cuadro mismo reaccionan cotidianam ente frente a los hechos de la vida.
teoría y la práctica. Que constituyen su estilo de vida, su hacer y pensar espontáneos. Los que
Com o entre la práctica y la teoría hay diferencia, entre am bas hay contra­ pueden estar incorporados a su ser con el concurso de la teoría, pero que
dicción. El aspecto principal de esta contradicción es la práctica, si estam os no se expresan en form a teórica sino que m ás bien son la expresión de su
ante un militante de origen pequeño burgués. O es por el contrario, la teoría patrim onio ideologico.
si se trata de un militante proletario, el que tendrá tanto m ás potencialida­ Si el militante y sobre todo el cuadro no fueran sensibles a todo lo que
des, si ha trabajado en la gran industria y tiene experiencia en la lucha de es hum ano, se deshum anizarían.
clases y en especial en la de masas. De ahí que es erróneo y unilateral lo En relación con lo sensible, hay que aclarar que el cuadro no puede
que afirm a el D ocum ento II, cuando con m ayúscula escribe: “FORMARSE expresarse ante las m asas con categorías lógicas propias del m étodo dialé­
EN LA PRÁCTICA. Ese será nuestro gran principio”. ctico, con que debe analizar la situación concreta en la que está operando, o
Es cierto -co m o lo verem os en el capítulo correspondiente- que las fundar la estrategia dentro de la célula del Partido. Debe, sim plem ente, usar
condiciones psicológicas propias del com batiente se logran en el fogueo de el mismo lenguaje que em plean las masas, en el frente de lucha donde le
la práctica. Pero no hay que confundir un com batiente con un cuadro. El ha tocado actuar. En ese m edio no puede expresarse com o un teórico, sino
cuadro debe ser tam bién un com batiente, pero m ucho más que eso. com o un agitador corriente en el seno de la clase. Esto es, a nivel sensible.
En el MLN (T) a m enudo no se distinguió entre el cuadro y el com ba­ Expresando la política a través de cosas que sienten las m asas y que laten
tiente, ni se hizo la valoración que corresponde a uno y a otro. Quizás por en su corazón.
el mismo em pirism o o reinado de la práctica, que tuvo lugar en todos sus
dom inios y que tanto dificultó y sigue dificultando la form ación en la teoría Por otra parte, después de haber caído la dirección histórica en 1970 y
marxista-leninista. ya en pleno desbarajuste, se hablaba del m étodo científico y a su respecto
En esta falta de distinción apropiada entre el com batiente y el cuadro se organizaban unos cursos que duraban un día y medio, de tiem po com ­
radican m uchos errores del MLN (T). Allí radican las herejías políticas, que pleto. Se trataba de algunos principios m etodológicos para conducir con
m uchos com batientes con “cartel” realizaron en el frente de lucha y en el m ejor orden y m ayor participación las reuniones y algunas otras cosas de
exilio. interés, pero secundarias.
La limitación que nos ocupa, es la que hizo predom inar por tanto Muchos creían que aquello era el m étodo científico marxista-leninista,
aquella fórm ula em pírica que decía: “Los hechos nos unen, las palabras que se desprendía de la filosofía materialista dialéctica.
nos separan”. Com o se sabe, captar el m étodo dialéctico, en el ám bito de la filosofía

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A n d res C ultelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

marxista-leninista e incorporarlo a la conciencia para aplicarlo a la prác­ en la apreciación de la realidad en la que nos toca actuar y transformar.
tica, requiere un estudio sistem ático de m uchos años, unido al quehacer Cubrirnos así del riesgo de subestim ar al enem igo o sobreestim ar nuestra
revolucionario. Es esta una tarea que no se agota nunca, que cuanto más acción, com o nos ocurrió a los tupam aros.
se profundiza con responsabilidad, m ás sorpresas y enriquecim ientos nos C onfundiendo los deseos, con la interpretación objetiva del m ovim iento
depara. de los hechos económ icos, políticos y sociales.
Según nuestra experiencia pasam os por tres grandes niveles, que son Por otra parte, el m étodo y la teoría m arxista-leninista en su conjunto
igualm ente tres fases en el proceso de form ación en la teoría m arxista-leni­ nos servirán de guía para la acción. Sobre todo, nos perm itirán sacar la
nista. Una, de carácter dogm ática. Con gran esquem atism o y poca reflexión. teoría revolucionaria que nos exige la hora actual, no de los libros, sino de
Pretendem os conocer la realidad, nada m ás que citando los clásicos, sin nuestra propia práctica; aunque aquellos sean indispensables en el cam ino
más. Com o si todo el conocim iento del m edio que deseam os transform ar largo de nuestra form ación y m aduración.
estuviera en los libros. N ada m ás negativo e im propio que esto. Dos, sin Com o ya se dijo en un trabajo que se produjo en la cárcel de Punta
tanto apego formal a los textos, com enzam os a reflexionar con alguna Carretas, de la teoría m arxista-leninista com o un todo, tam bién surge im­
independencia de los mismos, y a vincular los hechos que deseam os d o ­ perativam ente -co m o necesidad- la puesta al día de un análisis de clase
m inar con la teoría. Esta fase ya no se puede calificar de negativa. Es más del país y de la organización, el requerim iento de form ular una correcta
crítica y acaso sirva de puente para llegar a la tercera, a la necesaria en el línea de masas, las ideas fundam entales del centralism o dem ocrático y su
proceso de form ación teórica. Pero es a nivel de esta fase en la que quedan enriquecim iento por la práctica, com o garantía de la dem ocracia interna;
la m ayoría de los militantes y los cuadros interm edios, ya que los grandes los principios esenciales que hacen a la construcción del partido, etc.
cuadros o los de m ayor nivel -cu y o proceso de form ación lleva décadas, Todo ello es lo que no tuvo en cuenta el MLN (T). Envuelto en la vorágine
no añ o s- hay que ubicarlos en la fase siguiente. Tres, cuando se profundiza de la acción y de las urgencias provocadas por el gigantismo del aparato y de
en la filosofía m arxista-leninista y de ella se ha aprehendido el m étodo de un crecim iento sin m edida ni control, desem bocó en un em pirism o incom ­
análisis, com o guía para la acción. C uando se ha incorporado la dialéctica patible con las exigencias políticas m ás globales y profundas del quehacer
a la conciencia, com o diría Lenin. revolucionario positivo. No advirtió que no es posible sino reclutar a los que
Entonces, la teoría m arxista-leninista está cada vez m enos en libros que se está en condiciones de formar. Com o esta regla se violó sistem áticam ente,
la inform an, para em erger del quehacer revolucionario, de la evaluación el nivel ideológico de la organización concluyó por em pobrecerse cada vez
“crítica y revolucionaria”, que sistematizamos en nuestros balances perió­ más. No solo porque los recién ingresados traen todos los viejos vicios ap e­
dicos de la acción, profundizando de más en m ás el conocim iento de la nas reprimidos o sim ulados, que se adquieren en el m arco de la ideología
realidad y situando la dialéctica en los hechos cotidianos con los que nos dom inante o burguesa, desde la familia o el banco de la escuela. Porque
relacionam os, analizam os y transform am os. m ezclándose con los dem ás m iem bros de la organización y participando en
En la Argentina, la organización de los com pañeros m ontoneros hablaba su quehacer de m odo de más en más gravitante, rebajan el nivel ideológico
igualm ente del m étodo científico, que se entendía com o el m arxista y que general de la m ism a y concluyen por im ponerse, haciendo venir a m enos
tam bién resultaba ser una caricatura del mismo. Por oposición al PRT, que a aquellos a los que en principio pudo dárseles una form ación mínima, o
transform ó el m arxism o-leninism o en una consigna e incurrió en sem ejante que tuvieron la oportunidad favorable de militar y aprender -cu an d o la
superficialidad a propósito de su estudio. organización era ch ica-ju n to a los cuadros históricos o fundadores.
Con todo, lo im portante conform e a nuestro enfoque del m arxism o-leni­ A partir de m ediados de 1968, los hechos quedaron fuera de control
nismo, es poner el acento en el estudio de una de las partes: el materialismo en ese sentido. En vez de gobernarlos, hubo que dejarse gobernar m ás y
dialéctico, generalm ente tan descuidado com o necesario. m ás por ellos.
Particularm ente, porque del m aterialism o dialéctico o filosofía marxista-
leninista, podem os obtener el método. Precisam ente, la herram ienta supre­
m a e indispensable para realizar científicamente el análisis concreto de la
situación concreta. Para no caer en conclusiones subjetivas o unilaterales,

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III. L a c o n s t r u c c i ó n d e l p a r tid o

El carácter político-militar de nuestro movimiento entorpece la comprensión


de cuales deben ser los criterios generales en materia de organización. A los
efectos de tener una referencia y definir nuestra posición, m anifestam os que
el concepto que se debe tener de Organización, es el concepto leninista. A
nuestro juicio, eso debe ser así porque la experiencia indica que es el mejor.
(Ver: D ocum ento II.)
En el D ocum ento I. de noviem bre de 1966. se dice:
Creem os necesario contar con un Partido Revolucionario profundam ente
arraigado en las masas, para hacer la Revolución Socialista; ese Partido hoy
no existe com o tal si bien puede existir embrionaria o potencialm ente.
[...]
12. Sin embargo, no podem os vaticinar en qué etapa del proceso se
logrará el Partido Revolucionario. Ni siquiera si será antes o después de la
tom a del poder. Tampoco podem os vaticinar a través de qué caminos se
acumularán las fuerzas, los m edios y las voluntades necesarios para crearlo.
La construcción del Partido Revolucionario es un producto de la lucha de
clases y no se pueden adoptar recetas sobre el mismo.
13. Es indudable que si contam os con un partido fuerte y numeroso, será
infinitamente más fácil la tarea. Pero creem os que el grado de desarrollo
del Partido Revolucionario no pu ed e ser condición principal para iniciar la
lucha armada.
14. N o podem os hacer de la construcción del Partido un fetiche, y con
el pretexto de construir el Partido, pretender que la lucha antiimperialista se
detenga, hasta que nosotros tengam os el suficientem ente pulido y num eroso

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A n d res C u ltelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

partido. Las experiencias históricas confirman este planteo en el sentido de principal o esencia del asunto. Veamos:
que la violencia sistemática puede ser iniciada sin la construcción a priori
del Partido y que este se conforma en el transcurso de la lucha. a) Se afirm a “que no podem os vaticinar en qué etapa del proceso se
15. La inexistencia del Partido Revolucionario no supone la inexistencia logrará el Partido Revolucionario. Ni siquiera si será antes o después de la
de la organización revolucionaria. M uy por el contrario: la creación del tom a del poder”. A esta altura de la autocrítica ya podem os plantear tres
Partido Revolucionario pasará por el desarrollo de los em briones de la cuestiones m etodológicas centrales y entrelazadas.
organización revolucionaria. Uno: que las causas de la derrota del MLN (T) o de cualquier otra
16. D ebem os com batir la m ezquindad en boga de partido que lo identi­ organización revolucionaria no pueden girar en torno a una sola cosa.
fica con una sede, con reuniones periódicas y posiciones sobre todo lo que A la traición de A m odio Pérez, a los hechos del 14 de abril de 1972, a la
lo rodea, con el conform ism o de esperar pacientem ente que los “partidos” falta de construcción del Partido o a otro aspecto, por im portante que sea;
se disuelvan ante las andanadas verbales y pasen a sum arse a él con sus salvo que se trate de la contradicción principal, que, por sí m isma, y en
bases y el pueblo. determ inadas condiciones, pueda determ inarlo todo. Q uien desconozca
1 7. Esto es lo que se ha hecho durante 60 años en el Uruguay y el re­ esto, cae fácilmente en subjetivismo, en unilateralidad. Y ojo, que junto a la
sultado está a la vista. contradicción principal -e n nuestro caso, la de clase- siempre encontram os
18. El m ayor com prom iso de los revolucionarios debe ser con el pueblo otra, que a nuestro juicio puede sustituirla o que por su im portancia, entre
y lo objetivo es que el pueblo en su mayoría aún sigue siendo blanco y las secundarias, adquiere una gravitación tal, que obliga im periosam ente a
colorado. H ay que reconocer que hay revolucionarios auténticos en todos ponerla bajo control. Por ejemplo, la que se refiere a la necesidad de asumir
los sectores de la izquierda y m uchos más que no están organizados. Tomar la teoría marxista-leninista.
todos esos elem entos o grupos donde estén y unirlos es una tarea para S ea com o fuere, hay que estar atentos, ya que com o se sabe estas
cuando los sectarismos queden atrás. M ientras esto no suceda, la Revolución contradicciones pueden cam biar de lugar en el desarrollo del proceso: la
no pu ed e esperar. A cada revolucionario, a cada grupo revolucionario solo principal puede agruparse entre las secundarias y una de estas ocupar el
cabe un deber: lugar de aquella.
Prepararse para hacer la revolución “con o sin partido". Por tanto, se trata de abordar el análisis global de la problem ática o
contradicciones internas de la organización y jerarquizarlas, a los efectos
Lo prim ero que debem os señalar es el gran aporte del D ocum ento I en de saber dónde hay que poner el esfuerzo principal para superar tales
este punto. Realm ente brillante para aquella época: fines de 1966. contradicciones.
Lo segundo: que la dirección histórica tenía ya una idea bastante Solo así, con este m étodo de totalidad, es posible dom inar una cosa tan
aproxim ada, acerca de la necesidad de la construcción del Partido. No así com pleja, cual es un proceso revolucionario y asegurar su desenvolvimiento,
de qué partido era necesario, a pesar de haber insinuado qué partido era su avance. De m anera que, com o recuerda Lenin, al t o d o procede dividirlo
negativo o no contribuía al desarrollo del proceso revolucionario. Eso sí, en partes; pero para reconstruirlo enriquecido después, m ediante el análisis
sostuvo con m ucha lucidez: “Si c o n t a m o s c o n u n p a r t id o f u e r t e y n u m e r o s o y la síntesis correspondiente.
SERÁ INFINITAMENTE MÁS FÁCIL LA TAREA” . Dos: esta síntesis enriquecida del t o d o , es la que proporciona la m ateria
“Partido fuerte”, sí. Pero ¿num eroso? No. El Partido de cuadros que prim a p ara los planes de acción que se instrum entarán y de donde han de
necesitam os hoy no tiene que ser num eroso ni debe serlo, en tanto que clan­ em erger las tareas, así com o las políticas que se seguirán y, en parte, es
destino. No puede ser de masas, com o erróneam ente se dice en otro lugar. tam bién en ella que se funda la estrategia político-militar de corto, m ediano
Debe estar insertado en las m asas, que es otra cosa distinta. Por lo m enos y largo plazo. C om o quiera que sea, cualquier intento reorganizativo que
en esta etapa y por razones que surgen de lo ya expuesto más arriba. soslaye una autocrítica cuidadosa y profunda no sabrá cóm o fundar gran
Lo tercero: es que cuando se volvió al tem a, en 1971, se lo enfocó de parte del quehacer revolucionario en el Uruguay; no recogerá las enseñan­
m odo muy estático, casi escolástico, polémico, apologético; sin aprovechar zas de la historia y carecerá de las bases em píricas necesarias para articular
la form idable práctica realizada y penetrar - a partir de ella- en la exigencia líneas de acción en torno a cuestiones fundam entales.

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A n d rés C ultelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

Es lo mismo que em pezar de nuevo, después de que dim os la oportunidad la cosa pública -tal cual ocurrió en U ruguay- entonces las contradicciones
al enem igo para que ensayara y aprendiera con nosotros mismos. internas antes dorm idas afloran con intensidad y se agudizan. Tanto más
Echar a andar sin reparar en la práctica anterior y sus implicaciones. cuanto que en m om entos de la vida política nacional, esa organización
Esa postura, que por tanto tiem po ha predom inado en el MLN (T) conduce revolucionaria se constituye en la contradicción principal del régimen bur­
al absurdo y es expresión de primitivismo político, que al fin com ienza a gués vigente.
superarse. A partir de ahí, ya no basta la inteligencia o el talento de tales o cuales
Si esto es así, ya que no podem os dejar de analizar un proceso revo­ dirigentes revolucionarios para gobernar esas contradicciones, encauzarlas
lucionario si no es en su evolución dialéctica, lo es igualm ente en lo que o ponerlas bajo control. H acen falta los cuadros form ados en la práctica y
hace a la necesidad ineludible de consultar el t o d o de ese proceso. Si el en la teoría marxista-leninista. Los que están familiarizados con el m ate­
enfoque no es de totalidad, el objeto en análisis quedará desdibujado. Su rialismo dialéctico y el m étodo que le es propio y no "form ados” a través
representación ideal será parcial, unilateral, insuficiente en cuanto a la sín­ de m anuales. Esta es la superioridad -la de dom inar el m étodo científico
tesis y conclusiones que saquem os de él. En otros términos: el análisis será materialista dialéctico- que tienen los cuadros revolucionarios hoy, frente
incorrecto. No abarcará a cabalidad el objeto o proceso revolucionario en a los del enemigo.
análisis. Este principio o exigencia del m étodo dialéctico se vuelve tan válido Es que la inteligencia y las propias técnicas o el nivel operativo que es
a propósito del análisis, com o en lo que tiene que ver con la form ulación posible alcanzar en una academ ia o universidad burguesa tiene por límite,
de las líneas políticas que deben ponerse en práctica a fin de transform ar según Hegel, el entendim iento. El que es com patible con la lógica formal.
la realidad en la que nos proponem os operar. Porque si estas políticas no Precisam ente, la filosofía marxista-leninista hace posible incorporar a la
com prenden el t o d o ; si no tienden a poner bajo control la contradicción conciencia la razón dialéctica, que com prende tam bién la lógica y la teoría
principal que plantea la realidad -m ás sus contradicciones secundarias más del conocim iento. Y que constituye un eslabón m ás alto que el entendi­
destacadas- esa realidad jam ás será transform ada, y, por tanto, el proceso m iento o es el nivel superior en tanto que posibilidad de conocim iento.
revolucionario no avanzará, porque será m ayor la presión de lo objetivo El que m ás necesitam os com o guía perm anente para la acción cotidiana,
sobre lo subjetivo. Entonces, el esfuerzo realizado a favor del cam bio de la com o m étodo científico de análisis, que nos perm ita com prender, dom inar
situación no será suficiente o no alcanzará el um bral necesario para que se y transform ar los hechos.
produzcan los saltos cualitativos y cam bios correspondientes. De m anera A prehenderlos en el m ovim iento de los procesos que le son propios,
que si las políticas que han de im plem entarse no com prenden el t o d o en para concebirlos no en su apariencia sino en su esencia; sin excluir los que
sus múltiples direcciones, el actual estado de cosas no podrá ser revertido en corresponden a toda nuestra práctica y a la organización a que pertenece­
el curso del proceso. No ignoram os que esto es crucial. Es el gran desafío a mos, a fin de form ular un diagnóstico adecuado del presente y prever los
partir de la debilidad presente, sin perjuicio de lo cual estas reglas de juego com portam ientos que tendrán lugar en el corto, m ediano y largo plazo.
son ineludibles. He ahí la relación estrecha, la interacción dialéctica entre Pero para que estos cuadros de dirección con el nivel cualitativo precedente
lo lógico y lo histórico, cóm o uno y otro enfoque constituyen una unidad, se conform en, es necesaria la construcción del Partido. Solo a través de una
cóm o lo abstracto es inseparable de lo concreto y viceversa. organización cualitativamente superior, altam ente especializada y férreamente
Tres:tenem os otro principio m etodológico insoslayable, que se vio patente disciplinada, exigente en grado máximo, es posible formarlos.
en el contenido del proceso revolucionario desatado por el MLN (T). Es el Porque el Partido no ha de ser de cuadros, únicam ente. H a de ser m ar­
siguiente. M ientras una organización es pequeña y no incide m ayorm ente en xista-leninista, de cuadros y de com bate. Con políticas formativas en todas
la vida pública nacional, todo resulta fácil. N ada queda fuera del contralor las direcciones: prácticas, teóricas, técnicas.
de su dirección. Es com o si las contradicciones internas de la organización El hecho es que el MLN (T) no supo o no pudo, en su desarrollo, trans­
no existieran o aún no se hubieran generado. No ocurre lo mismo, a poco form arse en un Partido. O colum na vertebral de la organización, com o se
que la organización revolucionaria em pieza a crecer y m enos en la form a y ha dicho por los com pañeros de la dirección histórica y a propósito de la
cóm o creció el MLN (T). Algo así com o leche hervida. necesidad de form ar los cuadros, previa determ inación de los niveles y
Si a esto se agrega una gravitación cada vez m ayor de la organización en potencialidades de cada militante, com o condición para centrar el esfuerzo

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A n d res C ultelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

form ativo en terreno fértil, y por razones de urgencia y de econom ía de form ados en la teoría m arxista-leninista, com o los hubo en el 26 de Julio.
tiempo, ya que a la larga todos pueden reunir los requerim ientos m ás fa­ Lo que es más: nunca tuvo una política form ativa aplicada a este respecto,
vorables o necesarios. a pesar de las suficientes orientaciones votadas en la Segunda Convención,
Por tanto, es admisible que en 1966 no fuera posible “vaticinar” si el y que, com o ya dijimos, quedaron en el olvido.
Partido se lograría antes o después de la tom a del poder. Lo que no es lógi­ También es cierto que el com pañero Eleuterio Fernández H uidobro era el
co, es que en un proceso tan rico com o el del MLN (T) -q u e generó tantas más preocupado y rum beado en esta materia. Pero el “Ñato” era asimismo
contradicciones internas en la organización- no se hubiera advertido que el el m ás joven de la dirección histórica.
partido de cuadros era una exigencia im postergable, im puesta por los hechos C andán Grajales, de origen social tan humilde, ya estaba m adurando
a determ inado nivel del proceso. Tanto así era, que el Partido de cuadros realm ente en el estudio de la teoría y revelaba las m ás serias potencialidades
se creaba en la propia m archa, com o quién cam bia los rieles gastados de en esa dirección, antes de que fuera asesinado en abril de 1972. Se perfilaba
un tren en m archa, o los hechos resultaban ingobernables. De ahí que la com o un cuadro con mayúscula.
organización, en vez de dirigir el proceso revolucionario, pasó a ser dirigida Las nuevas direcciones que se sucedieron a la caída de Almería no
por él, o sea, por la contradicciones internas generadas en su seno. estuvieron a la altura de los acontecim ientos.
Volviendo al símil del tren, tenem os que lo que parece ser imposible de Por tanto, los resultados conocidos no podían ser de otro modo. N ada
resolver por los ingenieros, tenía que haber sido resuelto por los revolucio­ es porque sí, en este m undo.
narios.
Ciertam ente que, com o se ha alegado, en C uba el problem a se resolvió de b) Por lo dem ás, allá por fines de m ayo de 1971 se constituyó u na C o­
otra m anera. Acaso porque com o ya dijimos, la contrarrevolución continental misión en la Cárcel de Punta Carretas, para producir un docum ento sobre
estaba dorm ida y las cosas no eran tan difíciles o complejas. Si lo fue la la cuestión del Partido. De allí salió “Foco o Partido-Falso D ilem a”.
construcción del Socialismo, en virtud del subdesarrollo reinante y el bloqueo Uno: en los capítulos II, III y IV, el docum ento titulado “Foco o Partido-
y hostilidad imperialistas. Lo que hizo que sin el Partido m arxista-leninista Falso Dilem a” dice:
de cuadros y de com bate, no hubieran podido sortearse los escollos que se
presentaron después de la tom a del poder. Este mismo ejem plo indica que Capítulo II. La acción guerrillera y su carácter político
se reaccionó rápido y a tiempo, en ese sentido, poniendo las contradicciones H abitualm ente se trata de hacer dos categorías: la acción política y la
bajo control y creando las bases organizativas para superarlas. acción armada. Es otro sofisma. El secuestro de un personaje odiado del
Desde luego, que las contradicciones no m ueren nunca. Acaso no se régimen llega a la masa y transforma m ás la vida de un País que muchas
erradicarán ni en la propia sociedad com unista, donde otras aparecerán; publicaciones y actos públicos de la izquierda tradicional. Una represalia
aunque sean de una índole hoy desconocida. contra un torturador, la m uerte de un militante con las armas en la mano,
Serán naturales, previsibles, no antagónicas. Por eso mismo, no peligro­ constituye un cálido m ensaje hum ano que cala en las entrañas del pueblo
sas, ni am enazantes, com o las que acechaban a la Revolución C ubana en m ejor que los m ás elocuentes discursos. N o se pued e colocar al que habla
sus prim eros tiempos. en una asamblea o en un acto público com o el único que se com unicase
A veces se dice que el 26 de Julio era policlasista y no un partido de con las masas, cuando una acción guerrillera llega a los más recónditos rin­
cuadros. Ciertam ente. Pero en su dirección figuraban cuadros, com o Fidel, cones de la cam paña con un m ensaje dramático y sentido de lucha contra la
Raúl, el Che y algún otro. Es sabido que este último tuvo a su cargo la for­ oligarquía, de rebeldía, de esperanza en la organización que está asediando
m ación teórico-política marxista-leninista en México, antes del desem barco a un gobierno odiado por el pueblo.
del G ranm a. También que dom inaba con solvencia los tres tom os de El Si la acción armada en sin o tuviera ninguna importancia para el trabajo
Capital y que la dialéctica la tom ó de allí, donde estaba implícita y es más de masas, no habría ninguna explicación para el hecho de que el M L N haya
fecunda; aunque exija una ím proba y previa form ación marxista-leninista llegado a un consenso siem pre superior al 20% de la población a su favor.
global para recogerla en ese m anantial de m etodología aplicada. Sin tener en cuenta porcentajes de hasta un 90% para algunas acciones del
El hecho es que el MLN (T) no tuvo en su conducción com pañeros tipo M ailhos* o M onty*. El gobierno se ha visto obligado hasta a prohibir

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Capítulo III. Organizaciones políticas y organizaciones político-


el nom bre del M ovim iento para neutralizar este creciente auance de los militares
Tupamaros en la masa.
Para acentuar el carácter político de la guerrilla, un hecho singular en las En consecuencia de todo lo expresado, creem os que las organizaciones
guerrillas del m undo en los últimos tiem pos es que las guerrillas han logrado de la izquierda no se dividen en “partidos” y “fo cos”, en organizaciones que
instalarse en el centro sacramental, donde salen las recalcitrantes soluciones están por el trabajo de masas y otras que no lo están.
despóticas contra el pueblo: las grandes ciudades. Hasta ahora se peleaba S e trata de clasificar a las organizaciones por planteo estratégico (y no
en los cam pos y en los montes, pero los gobiernos gozaban de un amable por su doctrina, com o también podría ser), podríam os dividirlas en dos
coto de tranquilidad en sus bien guarnecidas ciudades. categorías: 1) Organizaciones que están por la lucha armada y el trabajo de
Los gobernantes eran atacados por una guerra popular, sus ministros, sus masas, y 2) Organizaciones que están por la mera acción política (llámese
altos funcionarios tenían hasta ahora la cóm oda consigna: ‘‘arm ém onos de trabajo de masas), form ación del partido y acumulación de fuerzas.
valor y vayan a la guerra". Y era la guerra del pueblo contra el pueblo. Al D esde luego, am bas clasificaciones son para esta etapa de la vida del
instalarse la guerrilla en las grandes capitales, las cosas han cambiado: los país, porque por ejem plo muchas de las organizaciones que ahora están
altos funcionarios, los oligarcas, son los prim eros prisioneros de ta guerrilla por la vía pacífica pueden estar por la lucha armada más adelante, porque
del pueblo; los m áxim os gobernantes son tan clandestinos, deben m overse cambiaron las condiciones del país o porque ya construyeron el partido de
con tantas precauciones, com o el más requerido de los guerrilleros. La oli­ masas que habían puesto com o condición previa para lanzarse a la revolu­
garquía tiene que armarse de valor y sufrir tam bién la guerra. ción por las armas, etc.
Esto le da m ayor valor político a la acción de la organización armada. Capítulo IV. Experiencia de otras revoluciones
Los com andos urbanos podem os copar oficinas y poner en descubierto
grandes negociados, castigar a los torturadores y patrones arbitrarios, hacer La historia real, porque también está la idealizada, es ilustrativa sobre el
prisioneros a los grandes déspotas, y establecer su propia ley, en definitiva rol que ha cum plido la lucha armada en el desarrollo del partido y sobre el
es el doble poder en la propia capital del enemigo. papel com plem entario que ha jugado la lucha armada y el trabajo de masas
C om o consecuencia de ello, la dirección de la guerrilla debe ser lo más en las etapas decisivas de los procesos revolucionarios.
sutilm ente política y los que ¡a com ponen, lo más sólidam ente form ados
doctrinariamente de los militantes revolucionarios y a despecho de la imagen Dos: este Docum ento, en su conjunto, pone el acento en tres aspectos
que se quiere vender de ellos. El dirigente guerrillero debe dosificar o abrir centrales, que serían válidos si se hubiera abordado en profundidad el prin­
las com puertas a la violencia según el pulso del pueblo en la calle. D ebe cipal, o sea, las resultancias del mismo proceso revolucionario o problem as
compaginar el interés militar de la hora (desgastar al enemigo, hostigarlo, generados de la dialéctica interna del MLN (T). Estos aspectos centrales son:
quitarle las armas) con el interés político del m om ento, expresar plenam ente 1) La guerrilla com o continuación de la política por las arm as y sus efectos
al pueblo en sus oleadas de indignación y rebeldía, o tom ar 1a ofensiva en en la conciencia del pueblo. 2) La experiencia histórica que surge en relación
sus horas de sosiego. con las enseñanzas que arroja la teoría general de las revoluciones. 3) La
D ebe saber cuando debe acompasarse a lo que puede asimilar el p u e ­ reafirm ación o defensa de lo hecho por el MLN (T), en concordancia con
blo y cuando debe lanzarse a nadar contra la corriente tras objetivos más las "OLAS y las ideas tupas”.
mediatos o trascendentes. Véase que el capítulo '“La experiencia del MLN (T)” no alcanza a una
Porque aparte de los fines políticos más inmediatos que analizamos aquí, la carilla, si se excluye la larga cita sobre las “OLAS”. Y aquí salta a la vista otra
guerrilla tiene el objetivo m agno de tom ar el poder; lo cual significa medidas cuestión de principios para la lógica dialéctica o problem a metodológico.
técnicas militares para desgastar al enem igo hasta derrotarlo. Si la guerrilla
fue llamada por un estratega com o la "prolongación de la política”, para un • Q ue un aspecto del todo no puede tom arse aisladam ente, sin analizar
m ovim iento revolucionario puede ser la principal form a de hacer política. la m ultilateralidad de aspectos, con el que se conexiona e interacciona. Este
es el enfoque unilateral que se da en el punto uno, o sea, a la guerrilla y sus
efectos. Por si mismo es válido o puede no m erecer objeciones. Más, a poco

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A ndrés C ultelu La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

que profundicem os, no en sus efectos en la conciencia del pueblo, sino en autodefensa o en las milicias, podrán ingresar luego al MLN (T), que en este
las carencias internas en que se desem bocó, por la m isma unilateralidad esquem a organizativo hará las veces de Ejército Popular. Los que a través de
con que se practicó ese m étodo de acción arm ada, podem os explicarnos el su formación en la práctica de la lucha de masas, de la militar y de la teórica
derrum be de la organización que se produce durante 1972. pinten com o cuadros, paseirán al Partido, en donde tam bién tienen que haber
No basta, pues, con generar conciencia revolucionaria y sim patía cre­ niveles de form ación y de conciencia de clase.
ciente en el pueblo. H ay que adm inistrar adecuadam ente ese florecimiento Naturalmente, que todo es form ación dentro de un proceso revolucionario.
de la conciencia social y recoger los frutos de la acción orgánicam ente. Lo es la práctica, lo es la teoría, lo es la crítica y la autocrítica, el balance que
Para que pesen en la balanza de la correlación de fuerzas en lucha. Y ahí es hacem os de la ejecución de nuestros planes y de la conducción de los mismos,
donde fallamos, precisam ente. “Jugar la carta de las m asas”, sigue siendo en tanto que responsabilidad colectiva de la célula y tam bién individual de
para nosotros un gran desafío, un problem a no resuelto, acaso el principal los m iem bros que la integran, por lo que se refiere a su gestión.
problem a o contradicción que teníam os y tenem os por delante. El propio quehacer político cotidiano, cualquier acción de la índole que
C uando decim os “orgánicam ente”, no debe interpretarse que d esea­ sea, o relación de nosotros mismos con las cosas y los hom bres que desea­
m os organizar a todo el m undo en el MLN (T) o en el Partido. No. Pero mos transform ar -a l tiem po que nos transform am os a nosotros m ism os- es
porque esto sea imposible -y dem asiada gente ya se puso dentro del MLN esencialm ente formativo.
(T)—no quiere decir que este problem a o contradicción no tenga solución El trabajo es form ativo por antonom asia. No solo aprendem os y conoce­
organizativa. mos intelectualm ente, por los libros. Las m asas aprenden por la experiencia
Muchas veces hem os dicho que tenem os que ser flexibles en lo organizativo. sensible. Más afectiva que racional.
Ser am plios y estrechos, a la vez. Dialécticos. Cualitativos y Cuantitativos. Más, las distintas form as cualitativas de conciencia social que registra la
Encuadrar a cada uno según su conciencia posible, sin olvidar la dialéctica historia y su evolución son fuente inagotable de la teoría del conocim iento,
de esta conciencia, su poder de desarrollarse, avanzar y m adurar m ediante que no es solo una cuestión universitaria o del dom inio exclusivo de los
saltos cualitativos. Porque no solo la Revolución es un proceso que pasa académ icos. Los cuadros del Partido, o intelectuales orgánicos, com o diría
por etapas y dentro de estas, por niveles. Lo som os nosotros mismos un Gramsci, aunque nunca hayan podido ir a la universidad o no llenen los
proceso, en tanto que seres vivos y agentes políticos de la revolución en el requisitos formales para estar en una academ ia, pueden producir teoría de
lugar o nivel organizativo que nos corresponda actuar, ya sea com o simples la m ayor originalidad y de nivel científico.
opositores al régim en vigente, com o sim patizantes, militantes o cuadros de En este contexto, extraña que a m enudo no se com prenda que los ni­
la revolución o de la lucha de clases en general; según la infinidad de niveles veles de los sim patizantes, de los militantes y de los cuadros existen en los
que pueden darse en una o en otra categoría. En el cam po del pueblo en hechos. Y los hechos no se discuten; se interpretan. Porque basta aguzar la
general, de los sindicatos en particular, del ejército popular o del Partido. observación para encontrar los niveles o verlos en todos los procesos, sea
Por sus características, unos podrán ser organizados en un grupo de de la naturaleza que fueren, en todo lo viviente.
reflexión de una parroquia, donde el sacerdote sea progresista, estimule y Esto que parece tan obvio estuvo cargado de cierta nebulosa en la práctica
active la solidaridad con los presos políticos y ayude a sus familiares; otros, del MLN (T) y aún hoy nos encontram os con rem anentes de ello.
en una Comisión de Fom ento vecinal para la lucha por las reivindicaciones Acaso porque después que la Organización em pieza a crecer los res­
barriales o en el Comité de Base del 26 de Marzo o de otra organización de ponsables van adquiriendo mayores poderes. Y sea porque no estaban
m asas clandestina; los de m ás allá para militar en las actividades políticas form ados para el nivel de responsabilidades que les tocaba ejercer; ora
legales o clandestinas que puedan realizarse en torno al movimiento cultural, porque se invocaban criterios de la dirección, que a m enudo no eran claros
artístico y científico del país; muchos tendrán com o encuadre natural y terre­ ni debidam ente fundados; ya porque solía no distinguirse una orden (la
no de lucha sus respectivos sindicatos. Aquellos, cuyo nivel de conciencia y que debe cumplirse sin discusión) de una orientación política, que podía y
potencialidades se destaquen, habrá que tratar de formarlos en escuelas de debía enriquecerse a propósito de su cumplimiento, o, finalm ente, porque a
cuadros y prestarles la m ayor atención política, por los cuadros del Partido; los veces los responsables identificaban sus criterios con los de la Organización
que se perfilen para la acción militar y lo hayan dem ostrado en los grupos de o prom ovían a los que se identificaban con ellos, se desnaturalizó el cen­

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A n d r é s C u l te lli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

tralismo dem ocrático. Es que era m ucho m ás centralism o que dem ocracia. de los cuadros y en la conducción de la Revolución.
Naturalm ente, que a veces tiene que ser así por imperio de los hechos. Pero Se hacen dos clasificaciones de las “organizaciones políticas y organiza­
sin que la dialéctica de estos térm inos opuestos respondiera a las alternativas ciones político-militares”; “1) Organizaciones que están por la lucha arm ada
de la acción, a la m ayor o m enor represión o a la exigencia de la vida interna y el trabajo de m asas, y 2) Organizaciones que están por la m era acción
de la organización, en tanto es ineludible que de un m odo u otro, según política (llámese trabajo de m asas), form ación del partido o acum ulación
el m om ento, haya una dosis adecuada de dem ocracia, a fin de que no se de fuerzas”.
produzca el divorcio entre las bases y la dirección. Dem ás está decir que Q ueda claro que en el análisis se dejó afuera lo central; el Partido de
cualquier organización revolucionaria, a la larga, degenera, se hipertrofia, si cuadros, el que debió crear el MLN (T) para dar el gran salto cualitativo
funciona desvinculada de las bases o si no tiene una adecuada interacción necesario en el curso de su desarrollo.
dialéctica con ellas. El partido m arxista-leninista de cuadros y de com bate no tiene que ser
En esta interacción necesaria entre las bases y la dirección toca un papel num eroso. Tam poco de masas.
fundam ental a los cuadros interm edios. Si estos no transm iten prolijam en­ ¿Esto quiere decir que el Partido esté com puesto por una elite? De nin­
te a las bases las orientaciones que bajan de la dirección; si las deform an guna m anera. Sus m iem bros han de desplegarse en los distintos frentes de
-sim plem ente por falta de nivel político o carencias form ativas inherentes lucha. D eben tener por cobertura las m asas. Vivir en su propio seno. Estar
a esa función- la dirección está perdida, por más lista que sea. Sencilla­ entrañablem ente ligados a ellas y es de su ám bito de donde recogen las
m ente pierde el contralor y la com unicación con las bases. De ahí que no mejores enseñanzas.
es cuestión de crecer sin estar en condiciones de formar, o m ás allá de tales Los cuadros van a las m asas y no las m asas al Partido, com o parece
posibilidades, com o dijimos antes. desprenderse del D ocum ento que nos ocupa. Cum plen, asimismo, funciones
Lo mismo ocurre cuando por las razones ya expuestas, los cuadros técnicas y de conducción en el MLN (T), com o ya dijimos. El que debe quedar
interm edios no recogen porm enorizadam ente las posiciones y críticas tal cual; policlasista, heterogéneo en el orden ideológico, o con m iem bros
que las bases plantean. Y peor aún. cuando no se estim ula o se frena que provienen de distintas concepciones ideológicas: marxista-leninistas,
esa crítica o se la ve con subjetivismo, a pretexto de las exigencias de las cristianos, anarquistas, etc. Tienen com o definición com ún la destrucción
tareas prácticas impostergables. Entonces, el círculo vicioso en que cae la del Estado burgués, m ediante la vía de la lucha arm ada, com o expresión
organización revolucionaria es crítico, vital para su salud moral y su desti­ superior de la lucha de clases y form a que conduzca a la independencia
no político. Algo de esto ya se veía, después d e l9 6 8 . U na vez que cae la nacional, a la dem ocracia popular y revolucionaria y al Socialismo en el
dirección histórica, este asunto se torna grave, al punto de dilucidarse en U ruguay y a la uruguaya.
el Sim posio de m arzo de 1972. Por lo que el Partido no sustituye al MLN (T). Lo com plem enta arm óni­
Por eso, la cuestión de los cuadros a todos sus niveles y la form ación cam ente. participando en su conducción. No com o un acto de autoridad o
que m erecen p ara ser tales, es capital. C om o se puntualiza en el D ocu­ jerarquía - a pesar de los resguardos form ales reglam entarios que se institu­
m ento IV, ello es distinto en relación con la guerrilla rural, que no tiene y a n - sino por consentim iento. Por imperio del prestigio que le den quienes
las m ism as exigencias. lo integran, de lo que enseñen en el orden de la moral revolucionaria, en
En sum a, los cuadros son vitales para la organización revolucionaria, a el técnico, en el teórico y en el político, a través de la práctica en su esfera
poco que esta adquiera im portancia en su desarrollo, com o es el caso del de acción. Del legítimo respeto que le guarden los dem ás com pañeros, a
MLN (T). raíz del dom inio que dem uestren en punto a lo que tienen entre m anos, de
En el docum ento Foco o Partido-Falso D ilem a”, los cuadros ni se m en­ su form ación multifacética, de su ejem plo de m odestia y sacrificio, de su
cionan. C uando se habla dei Partido se alude al de m asas, no al de cuadros eficacia en todo lo que hagan.
precisam ente. Se tiene en cuenta la experiencia de los partidos de masas, No es que articulem os una im agen idealizada del cuadro. No. N ada es
legales en Uruguay, ante los que con razón se tom a distancia o se critican. porque sí. Ni el cuadro se form a por arte de m agia ni se improvisa. Es la
Pero no se entra al tondo del asunto, que constituye la razón de ser del resultancia de un proceso constante e infinito, que solo term ina con su vida.
Partido clandestino, com o órgano suprem o en la form ación especializada Es el producto del quehacer revolucionario consecuente, entregado a la causa

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A n d r é s C u ltelli L A REVOLUCION n e c e s a r ia

de la clase obrera y del pueblo. De varios años de práctica en la lucha y de que cada uno se ponga a la altura de las exigencias de nuestros días, y de
robarle m uchas horas sem anales al descanso, para dedicarlas al estudio de la los que vendrán.
teoría m arxista-leninista. De disciplina férrea para organizarse en el trabajo, Q ue sobre la teoría de las revoluciones en general, a la que se ha dedicado
en la militancia y en el hogar, para rendir el m áxim o a la Revolución. De su el m ayor espacio (“Foco o Partido-Falso Dilem a”) estam os contestes en su
vocación a toda prueba y de su voluntad inquebrantable para enfrentar con im portancia y lo fecundo que resulta su estudio para nuestra form ación.
dignidad y valentía las exigencias de la dura lucha: la militancia cotidiana Ello es indudable.
en todas sus form as, en la relación con la producción material, donde debe Com o lo es igualm ente, que las enseñanzas que podam os recoger en
m overse entre la clase, com o el pez en el agua; prom over directam ente esa esfera del conocim iento, no es suficiente p ara desarrollar con éxito el
e indirectam ente la lucha de masas, dem ostrar arrojo y consecuencia en proceso revolucionario en nuestro país.
el com bate con las arm as en la m ano, tener una conducta ejem plar en la Con lo que, a pesar de la ayuda que tal estudio nos reporta qu ed a en
cárcel y la tortura. H asta la m uerte misma, debe entrar constantem ente en pie, lo principal. Estudiar a fondo y globalm ente las particularidades del país
el cálculo de las consecuencias propias de su quehacer, del que provienen en que tenem os que actuar y transformar. Más un agregado: que tal estudio,
peligros tan habituales, com o el pan de cada día. en gran parte, ha de realizarse en el curso mismo del proceso y a partir de
El cuadro debe estar más en los distintos frentes de lucha de clases, en la práctica política y militar en nuestra organización.
las organizaciones colaterales, que en el mismo ám bito orgánico del Partido. Sin esa teoría, a partir de lo particular, en cuyo escenario se m ueve
N aturalm ente, que se reúne con sus iguales en la célula del Partido. Para nuestro proceso de lucha, la revolución no es posible. Si exam inam os con
informar de lo que está haciendo y som eter todo ello al balance crítico y detenim iento las causas que produjeron la derrota del PRT en la Argentina,
autocrítico. O para elaborar nuevas líneas de acción política en el área donde esto podem os verlo con lente de aum ento.
trabaja u opinar sobre las que provengan de otras esferas o cuya discusión Por último, tenem os en este punto otro principio m etodológico que debe
prom ueva la dirección. quedar claro. Es que lo externo, lo universal, influye pero no determ ina,
Pero el cuadro revolucionario del Partido del nuevo tipo que nos ocupa, salvo en el caso de un a invasión a cargo de un país extranjero, que im ponga
debe estar siem pre en movimiento. Incluso estar habituado a vivir en m e­ sus designios por la fuerza7. Entonces, la influencia externa se da general­
dio de las condiciones m ás precarias y penosas. H a de ser, pues, lo m enos m ente a través de las contradicciones internas del país o de la organización
parecido a un burócrata. revolucionaria, en el caso que nos ocupa.
Por último, el Partido m arxista-leninista de cuadros y de com bate fue Se trata de la vigencia de otro principio de lógica dialéctica, ya desarro­
necesario para evitar la derrota del MLN (T) com o lo es hoy día para que llado por Hegel, en la segunda parte de su Ciencia de la Lógica, esto es, en
el proceso revolucionario en el Uruguay se desarrolle y m adure. la teoría de la esencia y que los clásicos del m arxism o-leninism o hicieron
Hoy m ás necesario que ayer, si es que no subestim am os al enemigo. suyo, materializándolo. O sea que el desarrollo de toda cosa, en este caso
Si tenem os en cuenta que el nivel de form ación m ínimo y la capacidad de la organización revolucionaria, está determ inado por sus contradicciones
que tuvimos para realizar m uchas cosas im portantes en el pasado, hoy ya internas, las que le son inm anentes.
no son suficientes. Esta década en que vivimos, que ya es de auge de la G eorg Wilhelm Friedrich Hegel, de lenguaje tan em barazoso com o
Revolución lecnológico-Científica, nos exige un nivel de form ación y una profundo, al com parar principios esenciales de la dialéctica y de la lógica
aptitud opeiativa m ucho mayor. Y no solo por esto, sino por lo que el propio formal, escribe:
enem igo ha aprendido con nosotros y de la experiencia contrainsurgente
internacional, que le transm ite la CIA. Todas las cosas están en contradicción en sí mismas, y esto justam ente
A ñadam os, todavía, la interrelación de las FFAA en el ám bito del C ono en el sentido de que esta proposición expresaría, frente a las otras, m ucho
Sur y la experiencia viva que se intercam bian: am én del tiem po que ha tenido más la verdad y la esencia de las cosas. La contradicción que se destaca en
el Estado terrorista uruguayo para procesar su experiencia represiva y la la oposición, es solo el desarrollo de la nada, contenido en la identidad, y
ajena, perfeccionarse al m áxim o y enseñar a los nuevos oficiales, m ientras que se presentó en la expresión que afirmaba que el principio de identidad
la m ayoría de nosotros ha hecho poco por organizarse y form arse, a fin de no dice nada. Esta negación se determ ina ulteriormente convirtiéndose en

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A n d r é s C u ltelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

la diversidad y oposición, que ahora representa la contradicción puesta. Las contradicciones en su desarrollo determ inan el giro del m ovi­
Pero es una de las ideas preconcebidas fundam entales de la lógica acep­ m iento, su dirección y su carácter. Para que esta dirección se desenvuelva
tada hasta ahora y de la representación habitual el creer que la contradicción conform e a los propósitos perseguidos, tenem os que rem over, poner bajo
no es una determinación tan esencial e inm anente com o la identidad; más control las contradicciones internas que se oponen a ello. En el caso del
bien, cuando se tuviera que hablar de un orden jerárquico, y cuando ambas MLN y a partir de cierta fase de desenvolvim iento, se trataba de rem over
determ inaciones tuvieran que ser m antenidas com o separadas, entonces la la contradicción que resultaba del peso predom inante de una categoría
contradicción tendría que ser considerada com o lo más profundo y lo más social dada, p ara dar la participación que corresponde a la clase obrera
esencial. En efecto, frente a ella, la identidad es solo la determ inación de lo en el proceso revolucionario. Y resolver m ediante la form ación teórica la
sim ple inmediato, del ser muerto; en cam bio la contradicción es la raíz de contradicción relativa a la necesidad de asum ir el m arxism o-leninism o,
todo m ovim iento y vitalidad, pues solo al contener una contradicción en sí, por los cuadros a todos los niveles y la carencia que se tuvo de esa teoría.
una cosa se m ueve, tiene impulso y actividad. [El subrayado es nuestro]. Sobre todo, a partir de un crecim iento que concluyó por ser desm esurado
Algo se m ueve no solo porque se halla en este m om ento aquí y en otro o sin límite y m ás aún, después que cayó la dirección histórica. Lo m ism o
m om ento allá, sino en uno y en el m ism o m om ento se halla aquí y no aquí, podem os decir en punto a la contradicción inherente a la necesidad de
porque en este aquí existe y no existe conjuntam ente. H ay que conceder a los haber constituido el partido m arxista-leninista de cuadros y de com bate
antiguos dialécticos las contradicciones que ellos señalan en el movimiento, y su carencia, debido a que no se jerarquizó esta contradicción y no se
pero de esto no se sigue que por eso el m ovim iento no exista, sino más bien puso el em peño que se requería p ara resolverla. Igualm ente, en cuanto a
que el m ovim iento es la contradicción m ism a en la existencia.8 las contradicciones resultantes de la falta de un a correcta línea de m asas,
de un a aplicación ad ecu ad a del centralism o dem ocrático, de u na política
De m anera que para que una organización política de cualquier natura­ de form ación en lo político-teórico y en lo técnico, etcétera.
leza exista, tiene que tener movimiento, energía. “El m ovim iento es el m odo En suma: nos encontram os no con una contradicción sin resolver, en­
de existencia de la m ateria”, declaró Engels, siguiendo a Feuerbach y a los cauzar o dominar. En los hechos estam os en presencia de un ramillete de
materialistas franceses prem arxistas. contradicciones, algunas de las cuales ni siquiera teníam os conciencia de
Para que haya m ovim iento tiene que haber contradicciones. Estas son ellas, alienados com o estábam os por u na práctica cotidiana desbordante,
algo así com o el m otor del m ovim iento de las cosas o su fuerza motriz, im puesta por el aparato y sus accidentes y las órdenes de hacer cosas, que
aunque su impulso es todo lo contrario del mecánico. m uchas veces no sabíam os su por qué y para qué y ni siquiera teníam os
En el m ovim iento dialéctico, la causa es solo un m om ento o accidente tiem po de reparar en ello. Lo que condujo a un em pirismo deform ante,
del proceso. Es que el efecto mismo que produce se transform a en causa alim entado por la urgencia im puesta por u na sobre valoración de nuestras
o cadena de causas y efectos; por lo que asistimos a la relación dialéctica fuerzas y una subestim ación del enem igo, propio de una concepción exitista,
de causa y efecto (todo efecto a su vez se transform a en causa) que es lo cortoplacista y superficial. Más aparente que real, com o se viera luego.
mismo que decir a propósito de la sociedad: que la infraestructura o base C uando estam os frente a estas debilidades o contradicciones internas
económ ica de la sociedad es causa de la superestructura política, ideológica, no resueltas y tiene lugar una ofensiva contrarrevolucionaria del enemigo,
moral, religiosa y de las dem ás form as de conciencia social. Pero a su vez el éxito de esta ofensiva no puede imputarse a su om nipotencia o a que
estas form as de conciencia social tienen un grado de autonom ía relativa para las FFAA sean invencibles. Por el contrario, hay que ver que la eficacia del
generar nuevos hechos, nuevas formas de conciencia social, que devienen en enem igo se expresa o actúa a través de nuestras propias debilidades o ca­
causa de la que se derivan fenóm enos nuevos a nivel de la superestructura rencias. Por eso hem os dicho más arriba, que la derrota del MLN (T) se debe
política, por ejemplo, y frente a los cuales debem os estar atentos, tenerlos exclusivam ente a sus contradicciones internas. Si a estas contradicciones no
en cuenta y com prenderlos debidam ente. resueltas se les hubiera dado la atención debida y se hubiera puesto el em ­
O en el caso del MLN (T), la contradicción que se dio entre la existencia peño necesario para resolverlas, el giro o rum bo del m ovim iento de nuestra
de la Organización tal cual se desarrolló y su efecto ineludible: el gigantismo organización podía haber tom ado un curso distinto del que conocem os hoy
del aparato. día. Precisam ente, porque es operando sobre las contradicciones internas o

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A ndrés C ultelli L a r e v o lu c ió n n e c e s a ria

puntos débiles, que el enem igo pudo ganar una batalla -la del año 1 972- de pañeros y que con la organización y funcionam iento de escuelas de cuadros
efectos tan profundos aunque no haya ganado la guerra. y la insistencia en el estudio personal de cada militante, el avance logrado ha
Por otra parte, las contradicciones devienen en obstáculo, en una sido notable y tiene efectos en todos los órdenes. Pero aún estam os detectan­
traba para que la organización cum pla sus fines revolucionarios, si no las do dem asiado liberalismo en el m ovim iento de los militantes y en su estilo
resolvemos o no le dam os la atención debida para superarlas, aunque con de trabajo y que esta contradicción nos presiona peligrosam ente. Entonces
algunas de ellas tendrem os que luchar hasta m ucho después de la tom a procede que pongam os las m ayores energías, ahora, para poner al tope la
del poder. Por ejemplo, con la contradicción que resulta de nuestra falta de cuestión de la seguridad y la implantación de nuevos m étodos organizativos
form ación política y teórica y la necesidad de form arnos sistem ática y disci­ y de trabajo, que nos perm itan poner bajo control esa contradicción, o sea,
plinadam ente. C uando logremos esta disciplina y hagam os del estudio una aquella debilidad que nos am enaza. Todo ello sin detener el quehacer global
militancia más -h ab itu al- y em pecem os a recoger los frutos de esa férrea de la organización en todos sus frentes o manifestaciones.
voluntad creadora y lleguemos a profundizar y m adurar en la form ación Igualm ente puede ocurrir si nos proponem os llevar adelante niveles
m arxista-leninista, entonces darem os un salto cualitativo. El que se refleje cualitativos m ás elevados en el quehacer militar y nos encontram os con una
en el perfeccionam iento y la eficacia de las tareas prácticas que se nos contradicción de orden técnico que nos obliga a realizar un gran esfuerzo
han confiado. H em os avanzado, pues. Estam os en condiciones de hacer para superarla. El uso de morteros, por ejemplo, y la contradicción que
avanzar la conciencia política de los que trabajan con nosotros o reciben resulta de no contar con los materiales para construirlos, de la m ano de
nuestra influencia. Si otros com pañeros de la organización hacen lo mismo obra especializada o de los com batientes con la capacidad técnica requerida
y si com o es natural se trata de los que tienen responsabilidades de con­ para hacerlos accionar.
ducción central e interm edia, entonces ya no es determ inado com pañero Lo mismo podíam os decir del trabajo político de m asas, si evaluam os
o grupo el que se supera y avanza. Es toda la organización que d a un salto esa tarea y concluim os que se está realizando mal, que se com eten errores
cualitativo y se sitúa en el nivel superior de form ación y de m ayor eficacia en esa esfera de acción y que ello constituye una contradicción que impide
para la acción. Es el intelectual colectivo el que progresa en el despliegue nuestro desarrollo norm al. Si form am os cuadros para el trabajo de m asas
de sus potencialidades. Pero para que esto ocurra, hay que tener y llevar a y tratam os de reclutar y contar con militantes que tengan experiencia en el
la práctica un a política de form ación a todos los niveles. trabajo de m asas, entonces esa contradicción que nos ocupa com enzam os
Im porta saber igualm ente si ese nivel de form ación es el que se precisa a superarla y el trabajo político tiene que darnos buenos frutos.
para cumplir con las exigencias que la lucha im pone en u na etapa deter­ En otros términos: de lo que se trata, pues, es de transform ar -e n cada
m inada del proceso revolucionario o si todavía hay que avanzar más en la caso y paso a p a so - lo negativo en positivo. De m anera que las contra­
form ación, para estar a punto. dicciones son m uy fecundas para el desarrollo a saltos de la organización
revolucionaria, y m uchas veces debem os estimularlas y agudizarlas, com o
Por supuesto, que la necesidad de la form ación es infinita. No acabam os condición p ara que puedan ser concientizadas y resueltas por la militancia;
nunca de alcanzarla a plenitud. Los nuevos avances y desarrollos de la lucha pero a condición de que podam os encauzarlas, valorarlas y dom inarlas
y las nuevas contradicciones que ella genera, nos van a crear nuevas y más oportunam ente. De lo contrario, pueden provocarnos retrocesos y hasta la
profundas necesidades en esta m ateria. m isma desintegración.
Igualm ente significativo, en cada m om ento, es saber qué contradicciones Sobre el tem a, queda aún un problem a o contradicción nada chica para
o grupo de contradicciones nos están trabando el desenvolvim iento, para resolver y del que se han ocupado Hegel y Lenin. Escribe el prim ero de los
poner el m ayor esfuerzo de la militancia en su solución o control. filósofos nom brados:
Si las abordam os con este método, que es el m étodo dialéctico, las con­
tradicciones se vuelven fecundas para im pulsar favorablem ente el desarrollo Por tanto, la representación tiene, sin duda, por doquier la contradicción
de la organización. com o su contenido, pero no alcanza a tener conciencia de ella; queda com o
Pongam os otro ejemplo. Supongam os que hem os hecho una buena reflexión extrínseca, que traspasa de la igualdad a la desigualdad, de la
cam paña interna por elevar el nivel ideológico, político y teórico de los com ­ relación negativa al ser reflejado de los diferentes en sí. Tiene estas dos d e­

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A ndres C u ltelu La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

terminaciones opuestas entre ellas de m odo extrínseco, y tiene a la vista solo política o militar. Razón por la cual puede haber militantes con experiencia
aquellas, pero no su traspasar, que es esencial y contiene la contradicción. en la lucha de m asas, que se hallen en condiciones de ingresar al partido,
Una reflexión aguda (para mencionarla aquí) consiste al contrario en sin que antes hayan militado en el MLN (T).
com prender y enunciar la contradicción. A unque no exprese el concepto De todo lo expuesto se sigue que, nos guste o no, estem os o no preparados
de las cosas y de sus relaciones, y tenga com o su material y contenido solo para ello, no nos queda otro recurso que volver la m irada hacia nosotros
determ inaciones representativas, sin em bargo las po ne en una relación que mismos. Mirar para adentro de la organización que hem os construido con
contiene su contradicción y deja vislumbrar, a través de esta, el concepto. tanto sacrificio y amor, por la que hem os luchado hasta sus últimas conse­
Pero, la razón que piensa agudiza, por así decir, la diferencia obtusa de lo cuencias y que tanto idealizamos, al punto que llegamos a am arla m ás que
diferente, la pura multiplicidad de la representación, para convertirla en la a nuestra propia vida. Porque la concebim os com o el m edio m ás idóneo
diferencia esencial, es decir en la oposición. Solo después de haber sido para alcanzar la liberación de nuestro pueblo.
llevados al extrem o de la contradicción, los múltiples se vuelven activos y
vivientes uno frente al otro, y consiguen en la contradicción la negatividad.
que es pulsación inm anente del autom ovim iento y de la vitalidad. (El su­
brayado es nuestro. Ver obra citada, pág. 388.)

En Cuadernos filosóficos, su obra mayor, Lenin va m ás allá en la profun-


dización del asunto, cuando manifiesta: “El fon d o del problem a reside en el
hecho de que el pensam iento debe aprehender toda la ‘representación en
su m ovimiento, pero para eso el pensam iento tiene que ser dialéctico”. (El
subrayado es nuestro. Ver obra citada, tom o 38, pág. 220.)
Y p ara que el p ensam iento sea dialéctico o se transform e en razón
dialéctica, debe dialectizarse la conciencia. ¿C óm o? M ediante un co n ­
secuente y p rog ram ado estudio de la Filosofía M arxista-Leninista y su
profundización, hasta que al cuadro le sea d ad o fam iliarizarse con el
m étodo dialéctico y de suyo incorporarlo a la conciencia, de tal m anera
que p u ed a aplicarlo con solvencia a la aprehensión de los hechos en su
esencia y alcanzar su correcta interpretación.
Pero esto que es fundam ental, difícilmente pueda lograrse si no es en el
partido de cuadros del que ya hem os hablado.
Por eso debem os concluir que el partido revolucionario de cuadros es
inseparable de la teoría m arxista-leninista y ésta no puede aplicarse cabal­
m ente sin la construcción de aquel.
A pesar de lo que proclam ó el D ocum ento II y que figura en el acápite de
este capítulo, en la práctica no hubo consecuencia al respecto y todo quedó
en el pape!. No se com prendió que el partido se crea en la m archa. Y tan
pronto com o haya cinco o diez militantes con potencialidades suficientes para
ir form ando las escuelas respectivas, a las que se les irán agregando poco a
poco las que se vayan form ando con los que en la práctica revolucionaria
tengan el m érito de objetivar las condiciones que le perm iten dar ese salto
cualitativo. La práctica revolucionaria que acredite tal carácter puede ser

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IV. L a d e s v i a c i ó n m ilita r is ta

La socialdemocracia no ha considerado nunca ¡a guerra, ni la considerará


tam poco ahora, desde un punto de vista sentimental. La socialdemocracia,
que condena irrevocablemente las guerras com o m edio bestial para resol­
ver los conflictos de la humanidad, es consciente de que las guerras serán
inevitables mientras la sociedad se halle dividida en clases, mientras exista
la explotación del hom bre por el hombre. Para acabar con esa explotación
evitar la guerra, que desencadenan, siempre y por doquier las propias clases
explotadoras, dom inantes y opresoras. H ay guerras y guerras. H ay las gue­
rras com o aventuras que sirven a los intereses de una dinastía, a los apetitos
de una banda de salteadores, a los objetivos de los héroes de la ganancia
capitalista. H ay tam bién la guerra -q u e es la única guerra legítima-contra los
opresores y esclavizadores del pueblo. Solo los utópicos o los filisteos pueden
condenar por principios sem ejante guerra. Solo los traidores burgueses a ¡a
libertad pueden, hoy en Rusia, repudiar esta guerra, la guerra por la libertad
del pueblo. (V. I. Lenin, Obras militares escogidas, La H abana, Instituto del
Libro, 1970, págs. 88 y 89.)
Volvamos al D ocum ento I del MLN (T). Allí se manifiesta:
1. En nuestro país hay condiciones objetivas para la acción revolucionaria.
2. En nuestro país no hay condiciones subjetivas (conciencia, organiza­
ción, dirección).
3. Las condiciones subjetivas se crean luchando.
4. Descartamos la posibilidad del tránsito pacífico hacia el poder, en
nuestro país (Pensamos que en términos de años y no de siglos).
5. La única vía para la liberación nacional y la revolución socialista sera

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A n d r és C u ltelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

la lucha armada. N o hay casi posibilidades de radicalización de la lucha de 20. Fases de la lucha: (llegamos al esquem a solo por razones de claridad
clases que no desem boque en la violencia. Las verdaderas soluciones para en la exposición, estas fases deben ser encaradas solo com o signos generales
nuestro país implican un enfrentam iento directo y violento con la oligarquía y del desarrollo, con criterio dialéctico, dinámico).
sus órganos de represión. La lucha armada no solo es posible en el Uruguay a) La tarea principa! es desarrollar el aparato armado, crear la infraestruc­
sino imprescindible: única form a de hacer la revolución. tura de apoyo, capacitar y probar su organización de combate, desarrollar los
6. La lucha armada será la principal form a de lucha de nuestro pueblo servicios fundam entales. Implica acciones de pertrechamiento, ejercitación,
y a ella deberán supeditarse ¡as demás. propaganda (destinada al apoyo de la población, fundam entalm ente, acom ­
7. La lucha armada no será solam ente instrumento para el asalto al pañamiento, apoyo y radicalización de la lucha de clases con los m ism os
poder burgués, sino que, com o en el resto de América Latina, será el mejor objetivos, y para la creación de condiciones subjetivas). Al procesar hechos
instrumento para ¡a movilización de ¡as masas, el mejor instrumento para que violentan la legalidad burguesa se genera conciencia, se organiza el
crear condiciones revolucionarias. aparato, se consolidan y desarrollan las condiciones que posibilitan la crea­
[...] ción del m ovim iento político que debe rodear al aparato armado y que es
12. En el Uruguay lo decisivo para el futuro es la apertura de focos mili­ su brazo semilegal.
tares y no políticos. S e va de un foco militar al m ovim iento político. b) La realización de la base anterior significa que la represión se generalice
13. E ntendem os que es necesario para las organizaciones revolucionarias y el aparato pase a¡ enfrentam iento directo de los organismos de la represión
rebasar el marco de los manifiestos, de las declaraciones, de los enunciados de la oligarquía, profundizando sus consignas y en defensa de los intereses del
teóricos referentes a la revolución, etc., com prendiendo que son fun d a ­ pueblo, y, con su apoyo, el aparato armado actuará en defensiva estratégica,
m entales ¡as acciones revolucionarias, las que precipitan las condiciones pero en constante ofensiva táctica. Hará una guerra de desgaste.
revolucionarias. c) La tercera etapa significa la inversión en la relación de fuerzas y el
14. La tarea fundam ental de hoy es la construcción de un aparato pasaje de la ofensiva estratégica al asalto definitivo al poder.
armado. Repetim os que no creem os que las luchas se van a dar exactam ente
15. El pueblo realm ente desconform e con las injusticias del régimen y dentro de esos carriles, que establecemos solo por razones de claridad de
que desea un cambio optará m ucho más fácilm ente por el cam ino directo exposición. (Ver: D ocum ento I.)
que encarna la organización armada y por su acción revolucionaria, que por
el improbable y rem oto cam ino que se le ofrece por m edio de proclamas, Estam os de acuerdo con los cuatro prim eros puntos. Aún hoy tienen
manifiestos o acción parlamentaria. vigencia. En cuanto a lo dem ás, debem os precisar:
16. Es necesario fortificar los sindicatos, radicalizar sus luchas y conec­
tarlas con el m ovim iento revolucionario. 1. Es cierto que "la única vía para la liberación nacional y la revolución
1 7. La lucha armada será, en el Uruguay, predom inantem ente urbana. La socialista será la lucha arm ad a”. Pero esto no quiere decir que la form a
lucha en el m edio rural cumplirá tareas auxiliares. Por lo tanto, es necesario principal de la lucha revolucionaria, en todo m om ento, sea la arm ada. Hay
crear bases para desarrollar la guerra en los dos terrenos. que diferenciar la vía de acceso al poder -lo que se dará a partir de etapas
18. Podríamos definir la Imea militar de nuestra lucha com o una estrategia decisivas- con las form as de lucha inherentes a un proceso revolucionario.
de guerra prolongada de lucha predom inantem ente urbana, en la que la En determ inadas circunstancias de ese proceso revolucionario, la form a
guerrilla rural jugará un papel auxiliar. Guerra prolongada será, porque no principal de lucha puede ser la de masas, por ejemplo. Es el caso, cuando
existen condiciones, hoy, para ¡a insurrección victoriosa, porque el Estado esta form a de lucha de m asas está en ascenso o ha entrado en una etapa de
no ha sido deteriorado por ninguna derrota military, porque el m ovim iento auge. Lo que hace que el papel dirigente del proceso político general del país
de masas no está preparado militarmente para el asalto al poder. D ebem os, esté a cargo de los movim ientos huelguísticos, com o ocurrió en el Uruguay
pues, em pezar una lucha que será prolongada, y no esperar prolongadam ente de 1968 o de m ediados de 1973. También la form a principal puede ser de
una guerra que será corta. carácter sim plem ente político, de organización y trabajo político selectivo
prim ero y de inserción en las m asas después, para com enzar a instrum entar

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A n d r es C ultelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

la aplicación de una línea de m asas, la que puede estar o no estim ulada por crítico, ya que sobre el quehacer m ism o en el país y en un m om ento dado,
acciones de propaganda arm ada o de otra naturaleza, o por otras form as de no es cosa que deba establecerse desde Europa y m enos sin la participación
lucha, según resulte del estado de ánim o del pueblo en general y del análisis de quienes están llam ados a ejecutar la línea política que corresponda en
concreto de la situación concreta. En otros términos: no puede confundirse el trabajo de m asas o en el militar.
la táctica con la estrategia, aunque aquella no puede divorciarse de ésta Sin em bargo, hoy día pueden resultar fecundas algunas viejas indicaciones
y tienen que arm onizarse y funcionar en interacción recíproca, ya que la de Lenin, que parece coincidir con ciertas experiencias actuales de la guerra
táctica y los resultados de su aplicación sirven para enriquecer y modificar popular revolucionaria en Latinoam érica y la necesidad de jerarquizar el
la estrategia y esta actúa com o la m ejor guía de la táctica. quehacer militar de m asas, com o condición para sortear los obstáculos que
La táctica no puede desprenderse, pues, de la estrategia, por m ás sujeta presentan la vigencia y el desarrollo de los aparatos arm ados. Dice Lenin:
que esté a la situación concreta y al m om ento político operativo. Porque la
propia estrategia —si es correcta—ha de tener com o fundam ento las resul­ Los propagandistas deben dar a cada uno de los destacam entos breves
tancias del análisis global de la situación económ ica, social, política, militar, y sencillas fórm ulas para la fabricación de bombas, deben explicarles de la
etc., del Uruguay en sus grandes tendencias o leyes; debe apoyarse en el manera más elem ental todos los tipos de trabajos a realizar y después que
program a político revolucionario de gobierno estructurado y en la teoría ellos m ism os desplieguen toda su actividad. Los destacam entos deben inm e­
m arxista-leninista com o un todo, sin descartar las experiencias que arroja diatam ente com enzar la instrucción militar a base de operaciones inmediatas,
su aplicación en el cam po de los procesos revolucionarios del Cono Sur, sin más tardanza. Unos destacamentos, desde ahora mismo, darán m uerte
del resto de Latinoam érica y del m undo. a un confidente de la policía, provocarán la voladura de una comisaria,
Por eso, el gran principio estratégico de que la vía de la tom a del poder otros em prenderán el asalto de un banco para la confiscación de m edios
pasa por la lucha arm ada, no puede absolutizarse com o lo hizo el MLN (T). No con destino a la insurrección, otros realizarán maniobras o levantam iento de
puede ser un dogm a. Ni cerrar los cam inos que conducen a todas las formas planos, etc. Pero obligatoriamente, hay que com enzar en seguida a aprender
de lucha: las clandestinas y las abiertas, o las legales e ilegales o semilegales, en la práctica: no temáis estos ataques de prueba. Pueden, naturalmente,
las violentas o pacíficas o semi-pacíficas, las arm adas y las no arm adas, las degenerar en extrem ism os, pero esta es una desgracia del día de mañana:
de m asas y las de com andos, etc. hoy la desgracia está en nuestra rutina, en nuestro doctrinarismo, en la in­
Tampoco podem os oponer las acciones arm adas a las de masas. Es que m ovilidad propia del intelectualismo, en el tem or senil a toda iniciativa. Que
las propias acciones de m asas o de las organizaciones de m asas pueden cada destacam ento realice su aprendizaje aunque no sea más que zurrando
ser arm adas o contener en germ en la lucha arm ada. Por ejemplo: la auto­ a los guardias municipales: decenas de bajas nuestras serán recompensadas
defensa puede ser necesaria en cualquier m om ento, en el propio ám bito con creces, porque darán centenares de com batientes expertos, que mañana
sindical, am enazado por el terrorism o político de grupos param ilitares, que conducirán tras de si a cientos de miles.9
ya se han detectado hoy día, al nivel propio en que se m ueve la lucha de
clases en el Uruguay. Sin perjuicio de lo expuesto, debem os tener en cuenta que ahora mismo
Y las acciones a cargo de las milicias son tam bién de masas. Acaso las el PIT se propone am pliar su plataform a de lucha gremial y aliarse con otros
más posibles y gravitantes en el futuro, desde que no requieren de la exis­ movim ientos sociales, com o el de los jubilados, pequeños productores, coo­
tencia de ningún aparato visible o localizable y solo exigen para su vigencia perativistas, m adres de presos y desaparecidos, estudiantes, etc. Es posible
y desarrollo, directivas muy generales de orden político y técnico. Que el que esta sea la form a de lucha m ás viable, en este m om ento, en que los
pueblo mismo recrea y enriquece en m edio de la m ayor descentralización sindicatos están tan débiles y necesitan el respaldo de otras fuerzas sociales,
y autonom ía táctica, com o ocurre en El Salvador, donde por la radio o que les den el oxígeno necesario para superar las dificultades organizativas
el volante se inlorm a de cóm o y con qué se pueden hacer arm as caseras y la opresión política y económ ica que padecen los trabajadores.
eficaces para golpear al enemigo. De pronto esta es la única línea de m asas posible, por ahora.
Por supuesto, que esto no significa dar directivas para lo que debe hacerse Si está claro que no debem os confundir las form as de lucha con la vía
en este m om ento en el Uruguay. De lo que se trata es de ilustrar el análisis de acceso al poder, resulta evidente que todas las form as de lucha posibles

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A n d r é s C u ltelli
La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

son validas. Cualquiera de ellas será la principal en un m om ento dado y


Pero esta inserción no es cosa tan simple. No significa estar en el seno
DriorTnprn T Í aS SeHT darÍaS’ no 65 una cuest‘ón que pueda decidirse a del pueblo, sin más. Im porta que los cuadros del Partido estén en todos los
P on. D ependerá del giro que tom e la lucha de clases. De la particularidad
e las contradicciones que genere y de cóm o ellas se sustancien En fin de frentes de lucha y participen de su conducción en la práctica, que puede
su caracter. ’ ser por arriba o por abajo, ligados realm ente a las masas.
Las m anifestaciones de la vida y la lucha socales son muy ricas y di­ No basta, pues, decir -co m o se dice tantas veces en los docum entos
versas. No pueden simplificarse o esquem atizarse dem asiado. Desde luego del MLN (T)- que la lucha arm ada crea conciencia. Eso no es m ás que
que hay que sintetizarlas para llegar a lo concreto, pero com o resultado abonar el terreno. Falta todavía sem brar con la organización; organizar para
del análisis de lo que nos es dado. De ahí que contrariam ente a lo que se recoger los frutos. Es decir, “jugar la carta de las m asas”, obliga a pasar del
ice en el punto 5, hay períodos en que la radicalización de la lucha de dicho al hecho. Ese 20 por ciento de apoyo mínimo popular de que se ha
clases no desem boca en la violencia. Tenemos com o ejem plo lo que viene hablado im porta y no es desdeñable; pero en tanto que m asas organizadas
ocurriendo desde principios d e l9 8 2 en la Argentina. Allí se ha producido en distintos frentes de lucha y no sim plem ente registrado en los m uestreos
una radicalización de la lucha de masas. Sin em bargo, la violencia ha sido de opinión pública.
m ínim a o no ha existido, a pesar de que esa lucha vigorosa y creciente ha Sin em bargo, esto tam poco debe entenderse com o que los cuadros del
debido m overse frente a un feroz aparato represivo. Por supuesto, que en Partido van a encontrar las form as mágicas para que las m asas se organi­
ese pais com o en el nuestro, están faltando las vanguardias revolucionarias cen en m edio de la represión. No. Debe quedar claro que son las propias
organizadas, que influyan realm ente en la conducción de ese proceso de m asas las que siem pre encuentran o las únicas que pueden encontrar, con
radicalización de la lucha de clases. dificultades o no, con limitaciones, las form as clandestinas de lucha que
les perm itan cumplir con sus objetivos históricos. Es m ediante la dialéctica
2 Por otra parte, el determ inar si las m asas reclam an o no la violencia y del desarrollo de las form as de conciencia social, de las que las m asas son
si están dispuestas o no a desatarla, a participar en ella, es de im portancia protagonistas, que surgen las form as de organización y de lucha, necesarias
capital. Precisam ente, porque el accionar militar debe estar subordinado y posibles en un m om ento dado.
y condicionado por esa determ inación. Por el hecho de que es el estado De lo que se trata, pues, es de que los cuadros que recogen y expre­
san la síntesis de esas form as de conciencia social - a través de esa otra
ín faada.
arm T nDicho
k !demaSaS
otro melodo:
queeshace
la temPOS¡bIe ° no
peratura el eJercicio
ideológica de lasdemasas,
la luchala form a de conciencia social superior o intelectual colectivo que constituye
que debe dar la pauta en punto al grado en que debe desarrollarse la lucha el Partido- estén realm ente ligados a las m asas para poder influir en su
arm ada, el tipo de acciones a realizar en cada m om ento, su localización y conducción, si es que m anejan con solvencia este arte que les es propio;
nivel operativo. y si tienen la práctica social necesaria y si para ello han sido form ados en la
Pero esta determ inación esencial -q u e debe ser tan precisa com o in­ teoría marxista-leninista.
soslayable- no puede ser de orden metafísico. Requiere, por tanto, que la Y en esto de insertarse en las m asas y organizarías para procesar todas las
organización político-militar, o sea, el Partido, esté inserto en las masas, formas de lucha, es en lo que fue débil, limitado, insuficiente, el MLN (T). ¿Por
e lo que se deduce, que las form as cualitativas de lucha no pueden qué? Porque puso el esfuerzo principal en “desarrollar el aparato arm ado”
spondersolo a las form as cualitativas de conciencia social, com o ya se dijo y su “infraestructura”, com o dice el apartado 20, inciso a), ya trascrito más
en otro capitulo. D ependen igualm ente del estado de ánim o de las m asas y arriba, o lo rem arcan otros docum entos y la propia práctica del MLN (T). Con
del cuadro general de la lucha de clases en un m om ento dado y, asimismo lo que el “aparato arm ado” estuvo desfasado de las masas. Y lo que es peor
e la inserción en ellas y en su conducción, de los cuadros del Partido de y natural: se encerró en sí mismo. Se enredó en la lucha de un aparato contra
os que ya hem os hablado. Por lo que el grado y la cualidad del quehacer otro aparato o en las implicaciones de esta concepción. Esto es, se hipotecó
militar dependerán, en ultima instancia, del grado de inserción del Partido su destino político y su propia suerte en la práctica alienante de m ontar una
en las m asas A m ayor inserción y conducción, mayores posibilidades de infraestructura para el funcionam iento y el accionar arm ado, que así como
elevar el nivel militar. se construía, era destruida por el enemigo.
A tenor de lo expuesto, no es de extrañar que en el punto 12 se afirme

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que^ lo decisivo para el futuro es la apertura de focos militares y no políti­ C uando se analiza el accionar de la organización creem os ver algunas
cos . Tam poco que se desdeñen "los m anifiestos” y '‘los enunciados teóricos deformaciones.
referentes a la revolución”, no ya practicando sino postulando el empirismo- Estas deform aciones, fundam entalm ente dos, aparecen a cada m om ento,
lo que es m as grave todavía. salpican la vista del m ovimiento, lo jalonan. N o estam os libres de caer en
ellas dado el tipo de nuestra militancia y de ahí la importancia que tiene
3. Más. C uando el enem igo m aduró y se perfeccionó, lanzó su cono­ hacer conciencia de ellas y del riesgo que implican para el movimiento.
cida ofensiva del segundo trimestre de 1972 y concluyó por aniquilar la Riesgo “que pued e ser fatal”.
organización. Porque las m asas se m ovían por un lado y el MLN (T) por Q ue quede constancia, además, que esas deform aciones aparecen tanto
otro. Esto es porque se carecía de la inserción suficiente en las masas, para en la base com o en los organismos de Dirección.
que e dieran cobertura y apoyo combativo; porque quedó aislado y así A) Una la definiríamos com o militarismo. Consiste en poner algunas
resulto fácil presa de la ferocidad de las fuerzas represivas. Los “berretines” cuestiones técnico-militares por encima de todo en form a desmesurada,
y a am osa infraestructura, construida, tras el gigantism o del aparato, se olvidan por com pleto el sentido especialm ente político de nuestra lucha y
v o lv o absolutam ente vulnerable. Esta gran experiencia no puede caer en de nuestra organización. Un afán de preservación desmesurada del aparato,
saco roto. com o si fuera un fin en sí. Un cariño casi enferm izo por los bienes materiales
Los com pañeros m ontoneros, a pesar de estar tan cerca de nosotros por logrados en form a que nos coloca al servicio de ellos y no a la inversa. Ello
mas e un concepto, volvieron a repetirla unos años después y los resultados lleva a olvidar que a veces es necesario arriesgar, que a veces por preservar
fueron ios mismos que en el MLN (T). O sea, el aparato y los berretines podem os perderlo todo, que en determ inados m om entos políticos aún a
tueron hecho trizas por la represión. riesgo de perder lo logrado, se garantiza la multiplicación de logros para
C om o quiera que sea, el D ocum ento II estam pó un fragm ento, cual rayo el futuro.
e uz en este panoram a, cuando expresó: “A m edida que crecem os crece B) la otra, más im portante que la anterior por haber cundido entre filas,
tam bién el abanico de posibilidades de actuar en distintos frentes y de muy la definiríamos com o “izq u ierd ism o C o n siste en creer que todo radica en
distintas form as, no solo a través de la acción directa. Esta deberá ser gra­ “espectaculares acciones gloriosas; en reaccionar con tremendismo, la im pa­
dual y sim ultanea con otras form as de acción a veces más sutiles, pero casi ciencia, el idealismo de plantearse acciones de cualquier tipo y en cualquier
siempre tan im portantes e imprescindibles: el crecimiento, la propaganda en m om ento, perdiendo de vista a veces la realidad interna y otras la realidad
sus diversas form as, los sindicatos, el fortalecimiento interno, los servicios, externa. Es la pose guerrillera que desvaloriza vanidosam ente todo lo demás,
la elaboración técnica, la infraestructura de apoyo, la influencia”. todo lo que sea no dar tiros o realizar grandes acciones”.
Esto, que podría haber significado una rectificación positiva en relación a
o que ya vimos del D ocum ento 1, tuvo poca incidencia en la práctica. Q uedó Es la tendencia a creer que constituim os el m onopolio del coraje. Esta
reducido a esfuerzos locales o de algún com pañero -com o la incidencia en deform ación pierde la perspectiva de nuestra larga y dura lucha, que estará
a gun sindicato o la experiencia a determ inado nivel social, en la Teja*- sin llena de fracasos y derrotas, creando por eso condiciones para que cunda la
a la n z a r a constituirse en una línea efectiva de acción, que com pensara o desm oralización, la desilusión. Vestida de un ropaje de firmeza y de dureza,
atenuara la om nipotencia del aparato arm ado y su desarrollo unilateral- lo es la m ayor vacilación y blandura que puede traernos. Es necesario hacer
que condujo a poner el esfuerzo y los recursos casi totales en ese sentido. carne en todos nosotros de que nos espera una dura y larga lucha, que en
e m odo que el eje de la organización giró en torno a la lucha arm ada y ella tendrem os que batirnos en retirada quizás m uchas veces, que no puede
sus requerim ientos logísticos, con desm edro de la lucha de m asas y otras haber por el m om ento salida cortoplacista.
implicaciones políticas. Todo lo que antecede parece haberse echado al olvido a poco andar,
El mismo D ocum ento II expresó, en cambio, con más objetividad el curso cuando un año después en el Docum ento IV, se recae en lo mismo de lo mis­
e as cosas en el seno del MLN (T), cuando ya en enero de 1968 llamó la m o y se reafirm a una práctica constante al señalarse: “1. Por las condiciones
atención sobre "deform aciones de la acción” -q u e en el correr del tiem po del país, por la situación del Continente, por la expectativa creada a nuestro
en vez de corregirse se agravaron- al puntualizar alrededor, debem os pasar a una etapa superior de lucha, que en nuestro caso

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A n d r é s C u ltelli
L a r e v o lu c ió n n e c e s a ria

es la instauración del foco arm ado operante, al m enor plazo posible”.


En sum a: de lo que se trataba y de lo que se fue consecuente en la práctica sin el cual no subsiste y que todo lo pone en crisis, com o ya vimos, sino
era de crear “el foco arm ado operante, en el m enor plazo posible”. porque llega a un punto de em pantanam iento, de estancam iento, que los
La cuestión estratégica y tam bién toda la línea política era esa. Limitada, efectos de la propia acción arm ada se relativizan y no generan conciencia
unilateral. Foquista. D esatendiendo todo lo dem ás. Tratábase de poner el política com o al principio. Por el contrario, provocan rechazo en el pueblo,
acento y crear el aparato arm ado, sin correspondencia con la aplicación de si no se pasa a m ayores niveles cualitativos de lucha arm ada. Y no se puede
una correcta línea de m asas, que por lo dem ás no existía com o tal. pasar a mayores niveles de lucha arm ada, porque no se resolvió concomi-
En la concepción teórica y práctica del MLN (T), la revolución social tantem ente la cuestión de la inserción adecuada en las m asas y se carece
que con acierto se postulaba pasaba por el “aparato arm ado operante” y de las form as organizativas y de los cuadros form ados para construirlas,
no por las m asas o la guerra popular. porque finalm ente las m asas no han participado en la lucha arm ada y no
Este fue el gran error estratégico del MLN (T), que no podía m enos que están en condiciones de producir los saltos cualitativos, que m odifiquen la
conducir a la derrota. correlación de fuerzas y perm itan salir del estancam iento, que pronto deviene
Se confundió la vía arm ada necesaria para alcanzar la tom a del poder en retroceso. Con lo que el círculo vicioso ya no tiene arreglo.
con el “aparato arm ado operante’ , que es otra cosa distinta y que no es sino En los fundam entos del plan de lucha, de marzo de 1972, la nueva di­
una de sus tantas m anifestaciones o form as de lucha arm ada. Q ue puede rección que se constituyó después del sim posio de ese mes ya tenía claro,
tener lugar en un m om ento dado, pero que tiene que compatibilizarse con en parte, lo que venim os exponiendo. Claro que a esa altura ya era tarde
todas las form as de lucha de clase y corresponderse con la dialéctica de la para producir cam bios tan profundos com o los que eran necesarios.
guerra. Con los cam bios y nuevos niveles por los que debe pasar la propia En ese docum ento, titulado “Los tupam aros hacia una alternativa de
lucha arm ada, en el desarrollo del proceso revolucionario. Ejemplo: por la poder”, se decía:
guerra de guerrillas, de bajo y m ayor nivel operativo -incluyendo las milicias
populares-, por la guerra de m ovimientos, com o un nivel m ayor de lucha 1. Nuestra acción militar hasta hace poco altamente dinamizadora ua
arm ada. De la guerra de m ovimientos, por imperio de la dialéctica de la cayendo en form a cada día más notoria en la impotencia respecto a ¡a crea­
lucha arm ada, puede pasarse a la guerra popular, com o un nivel aún m ayor ción de situaciones nuevas, a la dinamización del proceso y su definición.
de lucha y tam bién de masificación de la lucha arm ada. Este ascenso de Acciones hasta hace poco altamente eficaces pasan hoy desapercibidas. La
la lucha arm ada puede conducir de la guerra popular a las insurrecciones causa principal de ese fenóm eno no está constituida por el silencio impuesto
locales y de estas a las insurrecciones generalizadas, com o form as superiores en torno a nosotros.
de lucha arm ada de m asas y com o m edio para que la cuestión del poder 2. La causa principal y de consecuencias más graves para el futuro con­
quede dilucidada a favor de la revolución, sin perjuicio de que pueden darse siste en que el régimen, el pueblo, la oligarquía, la sociedad toda, se está
otras tantas form as originales de lucha arm ada o el desenlace final no darse “acostum brando” a nuestra presencia.
a través del esquem a clásico de la insurrección. 3. Una form a gráfica de explicar este “acostum bram iento’’pued e ser esta:
Eso sí, en el fondo de todas las form as de lucha y de toda estrategia de la organización y su acción han operado com o una vacuna que por imperio
guerra revolucionaria, hay algo esencial, insoslayable y decisivo: las m asas de las circunstancias propias del país se ha ido introduciendo de a poco en el
y la práctica que resultan de la acción militar. Sin esto, no hay estrategia o cuerpo social. Al principio ocasionó convulsiones, pero luego el cuerpo fue
teoría de la guerra popular, y por ende, la cuestión del poder no deja de generando defensas, que le perm iten por ahora coexistir sin riesgos fatales,
ser una ilusión. pero que pueden terminar inm unizándolo en forma definitiva
El propio “aparato militar”, tal cual lo concibió y lo puso en práctica el [...]
MLN (T), con la mística que lo envolvió, se vuelve una contradicción inso- 7. La principal form a de acción militar realizada hasta ahora fue correcta,
luble. Es com o la “m áquina que m ata a su inventor”. Es un cuello de botella pero debem os cuidarnos de perm anecer atados al pasado transformando en
de tal índole que. llegado a determ inado nivel de desarrollo y crecimiento, esquem a paralizante lo que ayer fue virtud dinamizadora. Podemos correr el
desem boca en un callejón sin salida. No solo por el gigantism o del aparato, riesgo -producto del pasado- de habernos adaptado tanto a ciertas circuns­
tancias, que hoy som os incapaces de adaptarnos a circunstancias diferentes.

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8 . Si no le dam os a nuestro accionar militar de nuevo virtudpolarizadora dientes de clase e ideológicos que gravitaban en todo ello y a los que nos
definitoria, dinamizadora, si no creamos hechos nuevos, estarem os esteri ­ referim os m ás arriba. Estos mism os ingredientes de clase determ inaron
lizándonos, perm itiendo que sigan abriendo al pueblo salidas engañosas. la peor táctica militar, ante la ofensiva del enem igo, que se desencadena
N o p o dem os a esta altura arriesgar nuestra posición de vanguardia, dejarla a partir de abril de 1972.
vacante, ni dejar de ser uno de los polos claros en que se divide el país. La Salvo excepciones individuales muy valiosas y heroicas, la dirección no
gente tiene que tener claro -no podem os dejarle dudas- que lo que nos pudo organizar un contraataque. Los planes que en ese sentido se articularon
planteam os es la revolución. En ese sentido no pued e seguir sucediendo que -p o r aquello de que no hay m ejor defensa que un ataq u e- no pudieron
cada una de nuestras acciones dé origen a toda una plañidera y mentirosa ponerse en práctica.
argumentación en contra; desde cuando detenem os a un periodista, hasta Es así que solo desde abril a setiem bre de 1972 cayeron 1276 com pa­
cuando ajusticiamos a un verdugo o herim os a un policía. Esto hasta ayer ñeros (de los cuales 35 m uertos). En gran parte, obligados a rendirse al ser
era inevitable, pero ahora podem os estar siendo nosotros m ism os quienes cercados en sus locales o refugios, por efectivos muy superiores en hom bres y
nos enredem os en esa situación. D ebem os buscar que lo que se discuta, arm am entos. Es decir, perm aneciendo en posiciones fijas y pasivam ente.
sean nuestras uictorias y nuestras derrotas. El enem igo ocupó 501 arm as, que no se usaron y 58.175 proyectiles.
9. N o p o dem os seguir m anteniendo a través de las acciones un diálogo En definitiva, extraña que ese plan de marzo de 1972 dem uestre que la
con el régimen: a cada gesto una acción, a cada tortura un ajusticiamiento, dirección estaba tan lejos de la situación real de la organización, de sus
a cada editorial mentiroso, un chancho*..., porque en ese terreno solo per­ profundas contradicciones internas no resueltas. Igualmente, que se subes­
dem os. Fue útil ayer com o m odo principal, pero hoy ya no lo es y lo peor es tim ara de m anera tan patente al enem igo, especialm ente cuando se define
que en ese diálogo estam os creando un “léxico” ininteligible, imposible de la "línea inm ediata” así: “D ebem os pasar a través de un plan concreto al
seguir para la m ayor parte del pueblo. Cum plió su función. Cerró un ciclo, hostigam iento directo y sistemático de las fuerzas represivas com o m odo
preparo las condiciones para “<otra cosa”. Es hora de esta “otra cosa”. principal de acción”.
[...] D e lo que se trata lisa y llanamente, es de pasar al hostigamiento Finalm ente, recordem os que el Jefe del D epartam ento América del C o­
directo y sistemático de las fuerzas represivas, com o principal m odo de mité Central del Partido Com unista de Cuba, en un interesante trabajo10,
acción, militar y política. Venimos a proponer entonces, sacar esta cuestión atribuye al com pañero Fidel Castro el haber form ulado tres ingredientes
del plano de la perspectiva teórica para colocarla en el plano de las tareas decisivos para alcanzar el triunfo de la Revolución: “La u n id a d , l a s m a s a s
inmediatas. Y LAS ARMAS” .
En suma: definiríamos la línea inmediata así: debem os pasar a través Es evidente que en el Uruguay de la guerrilla de los tupam aros, faltaron por
de un plan concreto al hostigamiento directo y sistemático de las fuerzas lo m enos dos de esos ingredientes fundam entales: l a s m a s a s y l a u n id a d .
represivas com o m odo principal de acción. Sobre lo prim ero ya hablam os. En cuanto a lo segundo, está claro que
no hubo unidad de acción y de táctica en la izquierda en su conjunto. Por
Era evidente que ya era la hora de otra cosa, después del alarde que se el contrario, las diferencias fueron ostensibles y nuestra propia m entalidad
había hecho a través del “aparato arm ado”, com o el desiderátum . triunfalista y el sectarism o que reinaba en la izquierda nacional, hacía que las
¿C óm o salir, pues, de la tram pa en que el m ism o MLN (T) se había condiciones no estuvieran m aduras para alcanzar tan trascendente objetivo.
m etido? C iertam ente, ya no había salida. La ofensiva del enem igo no se Sin duda, por aquello de que a golpes se aprende, acaso sea posible que
hizo esperar y cayó en plena crisis interna. Lo ocurrido después, o sea la en el frente de lucha podam os ir superando los obstáculos que im piden la
derrota, era inevitable. Podían haberse atenuado sus efectos, desm ontando unidad de acción; aunque de ello no se puede hablar aún seriam ente en
rápidam ente el ap arato y sacando a los clandestinos para el exterior. Esto el ám bito del exilio.
era perfectam ente posible. N o se hizo a causa de la m entalidad exitista Para nosotros, corresponde jerarquizar la unidad por niveles:
reinante, de la “indestructibilidad del ap arato ”, que se había hecho carne
en los m ilitantes del MLN (T) y que no perm itió un repliegue o rd en ad o ni 1. La unidad en el m arco del MLN (T).
una preservación de sus m ejores dirigentes, habida cuenta de los ingre­ 2. La unidad de acción y con sentido estratégico en el ám bito de la iz­

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A n d r és C ultelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

quierda en general. Subsidiariam ente con otros sectores políticos, en caso de Es decir, que la teoría general es im portante, formativa, pero no basta.
que ello fuera circunstancialm ente posible, en torno a la resistencia general No nos exime, en este caso, de producir nuestra propia teoría, a partir de
al régim en fascista uruguayo. nuestra propia práctica, com o condición para dom inar el m edio en que de­
3. La unidad en el plano de las organizaciones y partidos revolucionarios bem os actuar y conocer, sin descartar nuestro propio enem igo, sus recursos
del C ono Sur. y los nuestros. Uno de los sabios principios ya milenarios de Sung-Set dice
4. La unidad con el resto de los partidos revolucionarios de Latinoam érica que si quieres ganar la guerra, deberás conocer al enem igo tanto com o a
y en especial con los de Cuba, N icaragua, El Salvador, G ranada, G uatem ala, tus propias fuerzas. Si esta simple regla se hubiera tenido en cuenta por el
que conform an la vanguardia de la revolución continental. MLN (T), el plan de marzo de 1972 a que hem os hecho referencia no se
5. La unidad y las relaciones con las dem ás organizaciones revolucionarias hubiera formulado.
que luchan en el m undo, sin excluir el cam po socialista. Pero lo esencial es que en el MLN (T) no hubo una estrategia o teoría
Por último, cabe puntualizar que la hora en que nos toca vivir y actuar de la guerra revolucionaria y tam poco podía haberla. ¿Por qué? Porque no
nos exige una insoslayable voluntad de cambio. D ebem os estar dispuestos alcanzó a haber una práctica militar. Solo hubo una práctica en la acción,
a cam biar nuestros enfoques y nuestra m entalidad, toda vez que ello se lo que es distinto. Para que haya una práctica militar no bastan los tiroteos
im ponga por los cam bios que se están produciendo en la historia de nues­ esporádicos, tienen que haber com bates con el enemigo. Enfrentam ientos
tros pueblos y por las lecciones que debem os aprender del sentir y hacer por el dom inio de posiciones, en los que se form en los com batientes pro­
de las masas. En ese sentido, ya tendríam os que ir borrando del léxico de piam ente dichos. Y estos com ienzan a form arse cuando están fogueados,
la izquierda la palabra vanguardia y toda intención sectorial vanguardista. cuando pueden tirar con eficacia y puntería al enem igo, en el m ism o m o­
C ada partido u organización revolucionaria contribuirá a ella en m ás o m ento en que este les está tirando. En otras palabras: cuando la conducta
en m enos. Lo im portante es que com prendam os que serem os parte de la en com bate no se desorganiza por los tiros y es posible dom inar la situación
m isma y que no podem os quedar al m argen de la historia, a cuyo quehacer en las condiciones m ás desfavorables, sin perder la iniciativa.
y devenir debem os contribuir en la m edida de nuestras fuerzas y de lo que Com o es sabido, la guerrilla tupam ara asom bró con grandes acciones.
hayam os podido construir y aportar en los hechos. Pero estas se caracterizaron por su limpieza e inteligencia. Eran puro ardid.
6. Por lo dem ás, el MLN (T) no tuvo una estrategia global, com o lo ad ­ Si el enfrentam iento podía presentarse, la operación se levantaba o el
miten sus fundadores más caracterizados en una autocrítica que darem os enem igo se eludía. De ahí que hubo m ucha planificación y pocos tiros o
al term inar este capítulo. Pero tam poco tuvo una estrategia de la guerra enfrentam ientos. No alcanzó, pues, a configurarse un enfrentam iento militar
revolucionaria. Lo peor, es que no podía tenerla. Porque la teoría revolu­ y esa práctica com o tal no tuvo lugar.
cionaria de la guerra tiene dos vertientes: De lo expuesto se concluye que el MLN (T) no podía salir de la situación
Una, la que arranca con los clásicos burgueses de la teoría de la guerra. dram ática en que lo había colocado su estrecha concepción aparatista.
Desde M at-Set y Sung-Set hasta Clausewitz. Fundam entalm ente este último, Q ueda claro, pues, que su derrota no responde a la om nipotencia del en e­
en su libro De la Guerra, en que abrevaron Lenin y otros marxistas. Pero migo. Pero tam poco puede decirse que esa derrota es solo el producto de
sobre todo la propia teoría m arxista-leninista de la guerra revolucionaria, la desviación militarista.
cuyos exponentes principales han sido Engels, Marx, Troski, Mao, Fidel, el Sobre todo, nos faltó una estrategia global para la tom a de! poder. De
Che G uevara y Giap. Este último, m ontado en los anteriores y a partir de su ahí que no basta saber únicam ente cuál es la vía de acceso al mismo. Hay
fecunda práctica y de su gran m anejo del m étodo dialéctico, pudo llevar esta que saber cóm o se crean las condiciones materiales para el tránsito, para
teoría m arxista-leninista de la guerra revolucionaria a niveles culminantes. que esa vía estratégica sea posible.
Dos, la otra vertiente está representada por la teoría de la guerra revolu­ Y no hubo una estrategia global, por el hecho esencial de que se care­
cionaria que surge de la propia práctica militar. Sin esta teoría, que recoge ció de un a correcta línea de m asas y de un enfoque de clases en todos los
las particularidades del desarrollo de la guerra en un país y circunstancias órdenes.
históricas determ inadas, el triunfo de la revolución no es posible. Por una Finalm ente, porque no se asum ió cabalm ente la teoría marxista-leninista,
cuestión de m étodo, sobre la que hem os insistido ya en esta autocrítica. de la que se desprendía un m étodo científico de análisis para conocer el

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A n d res C ultelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

Uruguay y tam bién las orientaciones rectoras para que las dem ás políticas armado, este creara sus propias necesidades de acción, que muchas veces
fueran posibles. dieron origen a planes o tácticas inconducentes o francam ente impolíticas.
Por eso mismo es que tuvo lugar la desviación militarista que ahora nos N o dim os una cabal respuesta al frente de masas, por el contrarío, el gran
ocupa, la nacionalista, la de clase y otras. apoyo que con nuestra acción generamos, lo frustramos, pues com o única
A esta altura parece oportuno incorporar a esta autocrítica, la que se respuesta teníam os la posibilidad de integrar a la gente al aparato militar,
realizó en la cárcel en 1973. Precisam ente, por parte de la dirección histórica lo cual perjudicó tanto al aparato militar com o a la perspectiva en el frente
del MLN (T) y otros presos calificados. El carácter sum ario im puesto por las de masas.
condiciones carcelarias en que debió producirse no le quita im portancia. Recién en 1971, ya con el agua al cuello, por imperio de los aconteci­
Por eso la transcribim os textualm ente. Dice así: mientos, com enzam os a crear los mecanism os de aparato de masas, pero ya
era tarde. La desviación pequeño-burguesa no se instala en la Orga por arte
Carta de los presos, com pañeros de la cárcel (agosto de 1973) de magia, sino que al irrumpir en la organización los nuevos contingentes
Conclusiones de la autocrítica sobre estrategia generados por el prestigio logrado en las classs medias, no lo hacen en form a
Nuestro principal error no fu e ¡a desviación pequeño-burguesa, sino selectiva. Dado que lo que precisábamos eran com batientes de inmediato, y
el error original de línea que luego dio lugar a esa desuiación. A partir del dado que al frente de masas, concretam ente a la clase obrera, le dábam os
69, aproxim adam ente, la Orga* se quedó sin estrategia. D esde 1963 al 68 relativa importancia, los estudiantes salieron beneficiados en esa selección.
siempre tuvim os el gran rum bo estratégico claro; prim ero fu e construir el Pronto pasaron a ocupar los puestos claves en la organización.
aparato m ínim o (63-66), luego la acción genera conciencia y organización Si esta visión autocrítica es correcta, ello significa que aún hoy podem os
(66-69); en este último período, tratamos de pasar del pequeño grupo inicial estar en grave omisión, porque ¿tenem os una cabal respuesta estratégica?
a un gran m ovimiento, creando conciencia a través de la acción. Todo este Pensamos que la principal pregunta que com enzó a plantearse en 1969 y
tiempo (63-69) fu e el más típicamente foquista. Pero ya en el docum ento IV que debió ser respondida era y es: ¿cóm o tom arem os el Poder? Y ¿cuáles
(enero 69) decíam os que el reto histórico era crear la telaraña M LN-pueblo, serán los grandes pasos de aproximación al poder? C óm o será el camino
era quizás el com ienzo de una proposición estratégica que no se profundizó de la revolución en el Uruguay, qué papel jugarán las clases, el Partido, la
adecuadam ente. N o nos dim os cuenta cabal de que justam ente por haber organización, la lucha armada, etc., en las nuevas batallas. Esta es, pues, una
sido correcta la estrategia de que la acción genera conciencia y organización, tarea pendiente y urgente; al no estar resuelta esta cuestión com enzam os
y haberse plasm ado en la práctica, era necesario responder a los nuevas a patinar en el plano ideológico, organizativo y táctico. Fuimos cayendo
interrogantes que la organización y la conciencia lograda planteaban. Esta en una búsqueda incesante y a veces desordenada, en todos los planos; la
situación fu e haciendo crisis dentro del M LN, al principio, en 1969, casi improvisación sustituye a la planificación. Pretendimos seguir conduciendo
im perceptiblemente, luego con más fuerza en el 70 y en form a m ás aguda una organización enorme, con responsabilidades enorm es y con complejos
en el 71, particularm ente después de las elecciones. Lo peor fu e que no problemas, con los m ism os organismos de dirección del pasado. Peor aún,
solo no dim os con esa estrategia justa, sino que no hicimos conciencia de con m enos m ecanism os de dirección que los que teníamos cuando éramos
esa carencia. Durante ese tiem po creimos tener estrategia cuando lo que un puñado; abandonam os la costum bre de los simposios, no realizamos
hacíamos era seguir aplicando una ya caduca, la acción genera conciencia, las convenciones nacionales, m antuvim os escuálidos C.E., recién al final
etc., o elaborar tácticas circunstanciales a ¡as que por error denom inábam os asistido penosam ente por un secretariado. El error que venim os señalando
estrategia: desarmes, secuestros, satanes*, cacao*, cárceles del pueblo, doble es un error típico de dirección.
poder, etcétera. En el plano militar, no hicimos a tiem po conciencia de que la estructura
El hundirnos en este error significa que siguiéramos dando importancia guerrillera que poseíamos, tenía un plafond organizativo y táctico eficiente
desm esurada al aparato armado, cuyo crecimiento se transformó en el prin­ para la época en que 1a estrategia era crear conciencia y organización con
cipal fin de nuestro trabajo en todos los frentes. Significó que no elaboramos acciones, pero incapaz de dar respuestas militares superiores.
a tiem po respuestas militares adecuadas a nuestra nueva envergadura. A En lugar de crecer ideológica, organizativamente y a la vez, cualitativa­
esto se agregó que dado el crecimiento desordenado e irracional del aparato m ente, caímos en la artesanía. Por la ausencia de un gran rum bo estratégico

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A ndres C ultelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

claro, incurrimos en la constante búsqueda táctica y organizativa, errando en el nuevo m ovimiento, nuestro aparato de masas debe ser una columna
muchas veces gravem ente. Luego, muchas desviaciones que tuvieron origen vertebral de cuadros selectos: tener claro que en el 72 m uchos amigos de la
en el error principal cobraron m ayor importancia y actuaron, a su vez, en Corriente respondieron en gran forma. Más adelante mandaremos concepción
form a determ inante de nuevos errores. y criterios en torno al Partido; estam os peloteando estos conceptos:
Hasta aquí las conclusiones referidas a los errores de orden estratégico, 1) La Orga constituye el elenco revolucionario probado a que se refería
principales a nuestro juicio, respecto a todo lo que nos pasó. A ellas nos Lenin para llevar a su fin la revolución.
referimos cuando decim os que a cierta altura llegamos a una edad crítica 2) D e hecho ya un m ovim iento de masas (tendencia) lo acepta com o
a la que no supim os dar las respuestas estratégicas necesarias y adecuar la vanguardia aún en los m om entos de m ayor crisis (mediados del 72).
organización y la táctica a esas respuestas. Q ueda pendiente entonces, la gran 3) Ese Partido debe corregir sus deform aciones buscando una m ayor
tarea de elaborar nuestras respuestas estratégicas a la luz, ahora también, integración obrera.
de los golpes recibidos; hay rubros que tam bién deben cubrirse en materia
autocrítica: funcionam iento y organización, táctica, dirección y dirigentes.
1972-73, tal vez m andem os algo a¡ respecto.
Una idea para pelotear* y aplicar si se considera viable: unir en un solo
m ovim iento a todos los grupos que constituyen la Corriente, incluso el 26;
argumento: es gente probada en las peores, con ellos no podem os tener
contradicciones m ayores que en el pasado, la unión multiplica las fuerzas
disponibles, estam os débiles para la ofensiva que en el frente de masas hay
que llevar a cabo. Condiciones: un programa, una disciplina férrea, una
sola dirección, un solo esquem a organizativo, adecuarse a las actividades
legales y clandestinas en el frente de masas; prioridad de trabajo en la clase
obrera, representación de la organización en la dirección de los puestos
claves. Q ue quede claro que se debe colaborar activam ente con la organi­
zación y a la inversa, reclutamiento para la organización en el seno de ese
movimiento; control por parte de la organización de la faz form ativa y de
seguridad internas.
Pasos a dar: conversaciones privadas, un congreso de unificación, una
declaración pública y un llamado al pueblo; unificación organizativa, plan
de trabajo global y para todos los frentes. Los frentes deben ser: m ovim iento
obrero, estudiantil, com ité de familiares, religiosos, barrios claves (Cerro, La
Teja, Maroñas, Cerrito), marginados, propaganda, Frente Amplio, alianzas
y relaciones.
En estudiantes incluir docentes y funcionarios; en obreros, empleados;
en propaganda, una política global para todas las form as de propaganda.
Otros frentes: el de pequeños productores.
En función de esto, concebida la Orga com o el Partido, establecer por tanto,
con este m ovim iento a crear, una relación dialéctica de polea de transmisión
M LN-pueblo; el grueso de nuestro trabajo de masas en esta etapa, debe
ser hecho por este movimiento; la Orga debe dividirse en aparato armado
y político de masas, este último se encargará del bancamiento* y la acción

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T ercera parte
D espués d e la d e r r o t a del a ñ o 1972

Reconocer abiertam ente un error, poner al desnudo sus causas, analizar


la situación que lo ha engendrado y discutir atentam ente los m edios de
corregirlo; eso es lo que caracteriza a un partido serio, en eso consiste el
cum plim iento de sus deberes', eso es educar e instruir a la clase y después
a las masas. La actitud de un partido político ante sus errores es uno de los
criterios más importantes y seguros para juzgar de la seriedad de ese partido
y del cum plim iento efectivo de sus deberes hacia su clase y hacia las masas
trabajadoras. (V. 1. Lenin, Obras completas, Tomo XXXI, pág. 52, edición
ya citada.)
En lo que acabam os de exponer, consideram os que figuran las cuestiones
centrales, propias de la autocrítica del MLN (T).
Lo que acontece después de la derrota de 1972 es secundario. Y no
puede sino interpretarse com o las derivaciones naturales de aquella y de sus
causas esenciales. Tratarem os, pues, de abreviar, ya que el contexto de esta
autocrítica va siendo dem asiado largo para su consideración cuidadosa, por
parte de las células del M ovimiento por la Reorganización del MLN (T) y de
los com pañeros no organizados que se dignen realizar su aporte crítico a la
misma. Sin descontar los sectores ya organizados en el m arco del MLN (T)
y en otras corrientes y de los cuales esperam os que concurran críticamente
a enriquecer la presente contribución autocrítica.
1. Ya dijimos que en el curso de la ofensiva del enem igo de 1972 no se
produjo la respuesta táctica de rigor, desde que no se pusieron en práctica
los planes de contraataque articulados, ni se organizó el repliegue ordenado
que correspondía. De cualquier m anera, fueron m uchos los com pañeros que
A n d r é s C u ltelli
L a REVOLUCION NECESARIA

ingresaron entonces a Chile, donde radicaba el centro de la organización


del MLN (T) en el exterior, habida cuenta de las condiciones favorables que que todos los tupas eran marxista-leninistas. Claro que, por decreto, com o
ofrecía ese país proletario y com bativo en las circunstancias en que estaba alguien dijo oportunam ente.
en el gobierno la Unidad Popular. En este contexto n ad a estim ulante y cuando se habían form ado dos
La verdad es que a partir del segundo trimestre de 1972, ya com enzó camarillas perfectam ente configuradas en la dirección, se realiza el Sim posio
a llegar a Santiago de Chile un aluvión de tupam aros y de colaboradores de Viña del Mar.
o periféricos de los mismos. Con todos los problem as derivados de lo que C om o era de esperar, sus resoluciones se corresponden con un análisis
estaba pasando en M ontevideo. Miles de presos y torturados salvajem ente. superficial, esquem ático, sumario, aunque en su contexto se docum entan
Algunos m uertos en com bate o elim inados tras los aprem ios físicos de los hechos reales, que recogem os.
interrogatorios. No resisten al m enor análisis los apartados del docum ento de Viña que
Todo un m undo de cosas, para las que aún no había una explicación van del 1 al 4. Sin descontar que los com pañeros que estuvieron desde el
racional y que ponían en crisis todos los valores concebidos hasta ese comienzo en el Com ité Ejecutivo trabajaron y condujeron, en condiciones
m om ento. muy favorables, desde la prisión de Punta Carretas hasta antes de la fuga.
Sin tiem po para reelaborar sem ejante conflicto interior en la personali­ Se dice en las resoluciones del Simposio: “C aen tres direcciones con un
dad de cada uno; sin poder rellenar sem ejante vacío con nuevos valores, total de 24 cuadros de dirección, cuadros de com ando y subcom andos” .
ni poder atinar a transform ar lo negativo en positivo, en razón del bajo Resulta notorio que se confunden los integrantes de la dirección de las
nivel político e ideológico reinante. Con lo que la desorganización natural colum nas y de los subcom andos o subdirecciones de las mismas, con los
de la conducta fue lo predom inante, a raíz de la gran batalla que ganó el cuadros. Está claro que no se tenía una noción correcta de lo que es un
enem igo en 1972. cuadro y se era poco exigente en lo que hace a sus requerim ientos, que no
A esta desorganización de la conducta no escapó casi nadie. Ni en el se acreditan por la sola form alidad de ocupar un cargo. Esto es peor que
ám bito de las bases ni en el de la dirección y en la práctica se expresó de confundir los cuadros con los com batientes, com o ya lo pusim os de m ani­
múltiples form as. En las m anifestaciones heterosexuales con consecuencias fiesto más arriba. Porque, si bien es cierto que la Revolución no es posible
que nos enfrentaron al dram a de los niños y la guerra; en el estilo de vida sin los cuadros, tam poco lo es si faltan los com batientes. Los prim eros son
de los dirigentes y en el relajam iento de las buenas costum bres. imprescindibles para conducir correctam ente el proceso revolucionario. Los
En ese m arco se dieron algunas experiencias com unitarias de proletariza- segundos, para enfrentar y derrotar al enem igo, cuando las condiciones así
ción, harto esquem áticas. Fueron tan regresivas que se llegó hasta postular lo exigen.
“la peludizacióri’, en un m edio extraordinariam ente favorable, donde la Se sobreentiende que los mejores com batientes salen de las masas,
dirección com etió graves desviaciones ultra izquierdistas, que dem ostraron pertenecen a ellas y se configuran a través de diversas form as de lucha p o ­
una gran inm adurez política y dieron lugar a la frustración y deform ación lítico-militar. Tam poco podem os com partir la significación de los apartados
de m uchos com pañeros. III y IV de las resoluciones del Simposio, cuando dicen:
En tales circunstancias, se habló mucho, en todos los regionales, de pro-
letarización y de marxism o-leninism o, pero nada serio se hizo en la práctica III. La falta deform ación y experiencia de los compañeros, el no conocim iento
para lograr una aplicación adecuada y form ativa en am bos conceptos. de las leyes internas de funcionam iento del organismo, la superficialidad en
Lo prim ero se hizo incorrectam ente, encerrándose en sí mismo, apar­ los análisis traen com o consecuencia que las resoluciones adoptadas, por
tándose de las m asas y del pueblo y haciendo una vida de secta. De ahí venir de la Dirección, marcan precedentes, inician criterios y m étodos que
que los resultados no podían ser más que un rotundo fracaso. Salvo alguna com enzarán a regir la vida del M ovimiento.
experiencia de m asas, que por iniciativa personal escapó a la regla y puso IV. Los problem as anteriores se agudizan por la propia debilidad del aparato.
a salvo y en alto en Chile, ei prestigio del MLN (T). Una demostración de estos es la micro-fracción, que surge inm ediatam ente
Lo segundo, haciendo de la teoría m arxista-leninista una consigna agita- después de la caída de Almería, si bien los problem as políticos se venían
tiva. Simplificándola. Tratando el asunto con superficialidad y disponiendo arrastrando de etapas anteriores.

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A n d r é s C ultelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

i a P^ ede ad ™ tirse que en una organización a esa altura tan grande Uno de los hechos más importantes que incidió en los com pañeros que
la caída de 24 militantes, aunque estuvieran en la dirección o allegados a salieron -fugados de la cárcel- fue la diferencia abismal entre las inform a­
ella, puedan ponerlo todo en crisis. Salvo, si com o puntualizam os antes, ciones recibidas en el Penal de parte de los com pañeros de Dirección y la
reconocem os que eso es solo efecto de una causa más profunda: la falta realidad de la Organización afuera. La ubicación se realiza no en base a sus
de una política form ativa y su aplicación consecuente. Es en virtud de ello experiencias y capacidad, sino por procedencia de columna.
que se carecen de los cuadros y militantes de recam bio para esa u otras En síntesis, es una etapa de gran lucha ideológica a todo nivel, aflorando
em ergencias. No hay duda de que la solución de esta contradicción es de y profundizando las contradicciones.
prim er orden en una organización revolucionaria, donde cualquier militante
sea cual fuere su nivel político, puede caer de un día para otro En este punto, destaquem os un hecho cierto: los informes m agnificados
u No es correcto estam par en el apartado VII el uso del nacionalism o com o que llegaron a la cárcel de Punta Carretas sobre la situación de la O rga­
concepción tactica ’y “captación de sectores del pueblo”. nización afuera. Sobre todo, el Informe que se dio en 1971. Todo estaba
Una organización revolucionaria puede y debe ser flexible en la táctica sobrevalorado e inflado por la Dirección afuera. Acaso, por eso mismo es
pero sin apartarse de los principios y sin caer en el oportunism o, tal cual que el D ocum ento “Foco-Partido-Falso Dilem a” producido enseguida de
ocurre en la resolución interpretativa que nos ocupa. ser oído sem ejante informe, resultara tan infeliz y sus autores no pudieran
La resolución núm ero XII del Simposio expresa: “En lo militar. Se comienza entrar en la realidad de la Organización.
en abril lo que se llamó 'el accionism o’. Es decir, el accionar constante de
grupos, sin un correcto análisis político de la situación. Es el accionar por el XX///. Marzo. Sim posio del Interior y de M ontevideo. Estos organismos son
accionar mismo, no com o form a de lucha com binada con la lucha política- de un gran significado, ya que en ellos se resume y resuelve, en parte, la
principio fundam ental de la guerrilla. Esto nos lleva a deform aciones en la lucha ideológica interna de todo el período. Los compañeros que lo integran
linea y form ación de los com pañeros, al militarismo”. son los com pañeros del Com ité Ejecutivo y la mayoría de los com pañeros
Q79° r ,0 qU?.Se refiere al Periodo que va del segundo semestre de 1970 al año de direcciones anteriores. Entre varios puntos que se tratan, se analiza la
y U , se ratifica lo que ya hem os expuesto sobre norm as de funcionam iento situación de la Dirección anterior y se le hacen críticas tales como: subjetivis­
y vertical,smo de los responsables. Dice, en parte, la resolución núm ero XIII: mo, esquem atism o, falta de modestia, falta de capacidad autocrítica, malos
La traslación de esquem as es la norm a del período en M ontevideo y en el procedim ientos, aplicación del centralismo, apego al cargo o burocratismo,
Interior. Com ienza a desaparecer el análisis profundo realizado con todos los etc., elem entos que desarrollaremos más profundam ente en el punto si­
elem entos para dar soluciones a una situación en form a correcta, así com o guiente, ya que provienen en su mayoría de la falta de ideología o por no
para los problem as que aquejan a la Organización. El quincism o’* era el haber asum ido el marxismo-leninismo, y haber tom ado el nacionalismo. En
todo de la Organización. No se tuvieron en cuenta las particularidades de resumen, afloran aquí las dos tendencias: la pequeño-burguesa del m o m en ­
cada colum na y se generalizó la concepción estudiantil de hacer la revolución to y la marxista-leninista del M LN. Salen de la dirección dos compañeros,
Foco a poco se fue dejando de lado la ideología marxista-leninista, con ella asum iendo el Ñato y Candán.
sus principios fundam entales, los criterios y m étodos de la Organización”. XXIV. A partir de esta definición com ienza en la organización la depuración
ease que aquí, lo de m arxism o-leninism o es toda una novedad intro­ en la base y una lucha ideológica más frontal en los organismos de Direc­
ducida con ligereza y a contrapelo con los hechos. Im porta consignar la ción. El tiem po entre el Sim posio y el 14 de abril es m uy corto; no alcanza
resolución núm ero XV y las XXIII y XXIV, que son concordantes con ella para que se dé la lucha ideológica correctamente, se retom e la línea, no
Dicen: pudiéndose revisar profundam ente lo militar.
XV En lo interno. La organización después de! ‘A buso’’ entra en un período La resolución XXVII del Sim posio de Viña del Mar es breve y objetiva.
diferente, con grandes contradicciones, por ia gran diferencia de criterios Confirm a lo que hem os expuesto en punto a la acción militar y tam bién lo
y m étodos que se manejan. S e encuentran en el seno de la Organización que respecta a la grave subestim ación del enem igo, en que se incurrió. Dice:
todas las generaciones, se hace notoria la desviación de línea y se da una “No valoram os al enem igo, sobrevalorarnos lo que representaba política-
gran lucha ideológica. y

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A n d r é s C u ltelli La r e v o l u c i ó n n e c e s a ria

m ente la acción y no se analizó qué consecuencias militares podía tener. No el Parlamento, los partidos políticos y los sindicatos, etc.
se pensó que el enem igo podía largarse a la ofensiva por la coyuntura que Frente a un acontecim iento tan trascendente -d e tam aña envergadura
nosotros mismos creábam os. Y lo que agrava esta superficialidad es que la política y sindical- la dirección del MLN (T) perm anece en Buenos Aires,
Dilección tenía en sus m anos los planes del enem igo”. inoperante. Incapaz de estar presente y poner en juego con urgencia los
También es digna de m ención la resolución núm ero XXX en cuanto pun­ ingentes recursos de que todavía disponía.
tualiza los hechos así: “En mayo. El Com ité Ejecutivo con nueva integración ! N o se traslada al Uruguay. Discute varios días sin saber qué hacer, hasta
ecide accionar y retom ar aunque sea en parte la iniciativa perdida. En este que decide sacar un pobre volante extem poráneo, que llegó a M ontevideo
m om ento ya nuestro aparato está en plena crisis, se palpa la realidad de después de que term inara la huelga, que duró 15 días.
nuestro aparato militar y nuestros cuadros de acción. Se dem ora 15 días 1 Por eso hubo com pañeros que criticaron duram ente a la dirección y
en sacar una operacion que en otro m om ento se hacía varias veces en el afirm aron que se colocó al MLN (T) al m argen de la historia, después de
día . haberse propuesto -d esd e el prim er m om ento- una participación activa en
Luego, el D ocum ento de Viña del Mar discurre sobre el trabajo político 1 los acontecim ientos. Hay una cassette con una grabación que docum enta
en las FFAA, pero en términos idealistas, erróneos. lo que ahora afirm amos.
También se refiere a otros hechos opinables y los expone sin ningún Claro que la dirección se hallaba atada por sus propios errores y la
anim o critico o autocrítico, a propósito de los cuales nos parece que aún incapacidad que había dem ostrado. Adoptó el marxism o-leninism o, pero
no ha llegado el m om ento oportuno de enjuiciarlos. de m odo esquem ático, sin tiem po para digerirlo, ni relacionarlo con la
realidad, dem ás de las limitaciones propias que derivaban de su condición
2. Sim posio de Viña del Mar se realizó en febrero de 1973. A fines de pequeño-burguesa.
abril, se llevó a cabo el Com ité Central en el exterior. Las anteriores reuniones Es así que a principios de 1973, cuando se inician los trabajos para
de este organism o se habían llevado a cabo en el ám bito de la organización rem ontar la organización, se aplica una línea de construcción del Partido,
de los presos de Punta Carretas. de carácter dogm ático. De ahí viene la reacción de algunos com pañeros y
Este Com ité Central que culmina los prim eros días de m ayo de 1973 su posición contraria a la cuestión del partido.
da lugar a un enfrentam iento agudo entre las dos tendencias existentes en Para colmo, com o la construcción del Partido era rígida, unilateral e in­
la dirección. com patible con otra form a organizativa y de lucha que no fuera la política,
En ese Com ité Central, se analizó con detenim iento la situación política se desm anteló lo que aún q u edaba com o grupos de acción.
y sindical del país, a cargo de sendos informes a los que poco se aportó Sea com o fuere, todavía quedaban restos de arm as localizables en oca­
por los participantes. sión de la huelga general y hubiera sido posible dar un a respuesta rápida y
Se estableció el plan de trabajo y se dio especial im portancia a la cues­ contundente. La que las m asas estaban esperando y que tantos reclam aban
tión de los presos, en relación con los cuales no se cumplió ninguna de las en el Uruguay, en m edio de aquellos acontecim ientos, cuando decían. ¿ \
m edidas adoptadas, por lo que la omisión de la dirección fue absoluta a los tupas? Más si se tiene en cuenta que los milicos an daban en racim os
ese respecto y no porque careciera de m edios para su cumplimiento. Por el por las calles; que corrían de una fábrica a otra para desocupada, m ientras
contrario, los tuvo en exceso. que los obreros la volvían a ocupar.
También se form ulo en ese Com ité Central un nuevo esquem a organi- 1 Las fábricas podían haber perm anecido ocupadas y la presión de la
zativo y se distribuyeron las responsabilidades de cada m iem bro en función FFAA sobre ellas no hubiera sido tan grande si, a consecuencia de algunos
de los regionales y las tareas especiales que se establecieron. am etrallam ientos, los efectivos militares se hubieran visto obligados a p a ­
trullar las calles con apoyo arm ado o en zafarrancho de com bate, o por el
3. De ahí en más, com ienza el trasiego de los militantes desde Chile a contrario, hubieran optado por replegarse a sus cuarteles.
ia Argentina. En ese ínterin y ya estando radicada casi toda la dirección en Claro que tales acciones del MLN (T) no podían desem bocar, todavía,
uenos Aires, ocurre la huelga general, por tiem po indeterm inado, que co­ en la insurrección, aunque no hubieran faltado condiciones para ello si las
mienza el 27 de junio de 1973, com o respuesta al golpe militar que disuelve conducciones de la izquierda hubieran tenido la preparación m ínim a en tal

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A ndres C ultelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

sentido y la audacia que faltaba para dar ese gran salto cualitativo. en locales conocidos por Joaquín y a quienes se les dem oró varias sem anas
La limitación m ayor acaso consistió en que la cuestión de la unidad en informarles de un hecho tan grave, que com prom etía su seguridad.
de acción de la izquierda no estaba resuelta aún y sin ella no era posible La caída de m ás de quinientas arm as largas y cortas y millares de pro ­
avanzar en el rum bo que la clase obrera y el pueblo lo deseaban, com o yectiles (el arsenal m ás grande tom ado por la represión en la Argentina) en
quedó de manifiesto en la com bativa y heroica m anifestación del 9 de Julio un solo local del barrio Once -cantad o por Jo aq u ín - desmoralizó a todo el
de 1973. m undo y nadie podía com prender el por qué de la concentración de tanto
De todas m aneras, la participación que faltó fue la del MLN (T), a fin de arm am ento en un mismo lugar. La organización y planteos de la Tendencia
que la clase obrera no estuviera tan fuertem ente presionada por la fuerza Proletaria, integrada por obreros recién llegados del frente o producto de las
bruta de los militares; recibiera el oxígeno que le era necesario para ser más últimas redadas de abril, rem ata la crítica situación interna im perante.
efectiva en sus dem andas y contar con un poder m ayor de negociación El corolario de todo ello se expresa en las renuncias del m es de julio,
dentro de las conversaciones que durante la huelga tuvieron lugar entre del sector dom inante de la dirección. Aquello ya era el caos y desató una
personeros de la CNT y el Ministerio del Interior. intensa lucha ideológica, preñada de subjetivismo, en una organización no
preparada para enfrentar un a crisis tan profunda.
4. A principios de 1974, la conducción del MLN (T) nos anuncia, con Esa crisis tuvo tal carácter que los responsables de la m ism a así lo ad ­
bom bos y platillos, grandes éxitos organizativos en M ontevideo. Empero, mitieron o la señalaron expresam ente.
todo estaba inflado, com o se pudo com probar, ya en el mes de abril. En la Circular Interna de 15/7/74. que trata de la tem ática propuesta para
A fines de este mes todo lo que había organizado fue barrido por la re­ el CC de Octubre, se dice: "La crisis interna que vivimos en estos m om entos
presión, y el Prim ero de M ayo caliente de que se hablaba quedó en “aguas en el conjunto de la organización, producto de varios errores y debilida­
de borraja”. des, que arrastram os desde hace tiem po y que no vam os a fundam entar
A partir de entonces la organización del MLN (T) en el frente de lucha, aquí, hacen necesario que el Comité Central próxim o tenga características
quedó en cero. Los que pudieron salvarse fueron a engrosar las filas del especiales”.
exilio en Buenos Aires. El saldo en ese mes de abril fue de cuatro m uertos, En la Circular Interna N° 11, de Agosto de 1974, se expresa : “Q ue esta
unos cien detenidos y otros tantos sabidos, que com o dijimos son obligados Com isión Política reconoce las expectativas e interrogantes del conjunto de
a dejar el país. los com pañeros de la base, agravados por la crisis interna del Partido, que
En resum en: el enem igo tendió sus redes y recogió la m itad de lo existente tiene com o expresión práctica las renuncias y bajas pedidas por m iem bros
y la otra m itad fue a parar al exilio. de la Com isión Política y la desorganización que existe, sum ada a la inor-
ganicidad de un pequeño grupo de com pañeros, a pesar de las reiteradas
5. En tales circunstancias se reúne el Simposio, en Buenos Aires (junio solicitudes de la Com isión Política de m antener la organicidad en planteos
de 1974). políticos”.
En él se produjo una discusión estéril y la propia dirección no cobró El m iem bro más destacado dé la dirección, en su renuncia del 6 de julio
conciencia de la gravedad de la situación a que se había legado, de la crisis de 1974, manifiesta: “H em os m anifestado en m ás de un a oportunidad en
en que se había caído y de las responsabilidades que le eran inherentes. la dirección y en otros organism os que sobre la responsabilidad que com o
Fue preciso que entraran en escena las bases de la organización, para miem bro de la Com isión Política tenem os a partir del Sim posio de Viña,
que todo crujiera y las contradicciones internas llegaran a su clímax. debíam os som eternos al juicio del conjunto de la organización; de ahí hasta
La inoperancia en cuanto a las tareas centrales del período de reorgani­ aquí existe un largo período en el cual la Orga ha estado abocada a encontrar
zación del MLN (T) en el frente y liberación de todos los presos no condu­ los nuevos cam inos por donde debíam os transitar, en esa práctica en que
jeron a la dirección a tom ar conciencia de sus responsabilidades políticas hem os com etido errores, tanto personales com o colectivos y nos parece
incuestionables. imprescindible que se conozcan los problem as prim ordiales que existen y
Sin em bargo, las caídas y la traición de Joaquín vino a desbordar el vaso. que es necesario superar rápidam ente para salir de la situación crítica en
Acaso por la situación en que se colocó a un sector de las bases, que estaban que nos encontram os".

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Para rem atar todo ello, recordem os que el apartado prim ero de la bases o som eta a su discusión algunos problemas. Es imprescindible que
resolución del Com ité Central de octubre fue votado por unanim idad. Y el Congreso sancione el Estatuto del Partido, en el que se establezcan y se
en él tam bién se com prueba: “E ntendem os que ¡a crisis que vive nuestra sistematicen orgánicam ente los derechos y deberes de los militantes. Así
organización es producto de la agudización en el seno de la misma, de su com o la com petencia de cada uno de sus órganos. Es de principio que todo
contradicción principal, contradicción que tiene un carácter de clase, que lo que se refiere a la legislación interna es de resorte exclusivo del Congreso
se expresa en: p r o l e t a r ia d o - p e q u e ñ a b u r g u e s ía ” . o Convención.
Podíam os multiplicar infinitamente las citas para dem ostrar que la crisis
de la organización era un hecho, antes de que se agudizara la lucha ideo­ Más adelante y en el apartado 4 de ese docum ento, expone el mismo
lógica. Esa crisis no era tam poco el producto de contactos horizontales* com pañero:
innecesarios en la em ergencia ni de actitudes de indisciplina, com o se
argüyó antojadizam ente. 4) Porque las repercusiones desfavorables que ha producido en la base
El com pañero B., al am paro del Reglam ento del MLN (T), envió en agosto el aniquilamiento de la organización en M ontevideo constituye un hecho de
una am plia carta a la Com isión Política o dirección, que figura publicada en tal gravedad para el proceso revolucionario uruguayo y la vida del Partido,
la Circular Interna N° 11 y en la que, entre otras cosas, expresa: que justifica por sí m ism o y am pliam ente la convocatoria de un congreso.
Ello está impuesto, además, por múltiples razones y porque es la vía más
La situación actual de la organización y las renuncias que se han pro­ idónea para procurar la unidad dialéctica de la organización, en m edio de
ducido obligan a que seam os m uy cuidadosos y precisos en los pasos que la más franca, profunda y fraternal lucha ideológica, asi com o la disciplina
corresponde dar para salir de la crisis. El que dude que estam os en m edio y el bagaje de resoluciones que permitan implantar con urgencia y eficacia
de una profunda crisis de línea política, de táctica y de estrategia sobre el una nueva táctica y la línea política y militar que se im pone para enfrentar el
quehacer revolucionario en el Uruguay no tiene más que atenerse al único neofascismo en nuestro país. (Ver la Circular Interna N° 11 de la Com isión
criterio de verdad que nos proporciona el m arxismo-leninismo, esto es el Política.)
de la práctica. En consecuencia, ver objetivam ente el estado actual del
proceso económico, político y social de nuestro país y el ánim o dom inante La Circular Interna era el m edio que la Com isión Política tenía para
en las masas e incluso la situación en que se hallan los militantes o bases de com unicarse con las bases. Com isión Política se llam aba, entonces, a la
la organización. Esto indica que todo está cuestionado y que la crisis afecta Dirección del MLN (T). También en aquellas circunstancias se usaba y se
tanto a las bases com o a la dirección. generalizó la denom inación de partido para referirse a lo que en realidad
En tales circunstancias, no hay nada más importante que salvaguardar la era el MLN (T).
unidad dialéctica del Partido, cuando ella se debilita o se torna vulnerable. Com o se ve, la dirección de la época simplificaba m ucho las cosas y las
Esta unidad dialéctica superior no puede lograrse a costa de la renuncia a idealizaba, form ulando esquem as que poco o nada tenían que ver con la
ningún principio y hoy es m enester procesar las contradicciones hasta sus realidad. Se confundía el MLN (T) en general, con el Partido. Sin atender
últimas consecuencias. Ir a la raíz de los problem as y al fondo de las cosas, a otros niveles, que los que arbitrariam ente se establecían, conform e al
com o diría Marx, cuando se refiere al m odo de ser radical en política. En tal am iguism o o al espíritu de camarilla, sin sujeción a los principios.
sentido, pensam os que no basta reunir al Com ité Central, con vistas a sanear
la situación, es necesario que se convoque 1a Convención o el Congreso: 6. En julio de 1974, la Com isión Política organizó en Buenos Aires una
1) Porque urge regularizar la situación institucional del partido, a los Escuela de C uadros para los obreros llegados del frente el pasado mes de
efectos de otorgarle legitimidad a sus autoridades y a sus políticas. Hace abril. Eran m ás de veinte entre los que había más de m edia docena que
tiempo que venim os planteando esta cuestión. 2) Porque si pretendem os habían sido dirigentes sindicales y tenían experiencia en la lucha de masas.
em pezar a considerarnos un partido marxista-leninista, tenem os que darle Oro puro, habida cuenta de la com posición de clase del MLN (T).
participación a las bases en la elección de su dirección y en la elaboración Al térm ino de los cursos que se dieron en esa Escuela -q u e estuvieron a
de las líneas políticas básicas. N o basta que la dirección se relacione con las cargo de una co m p añ era- los obreros en cuestión elaboraron un docum ento

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A n d r és C ultelli L a REVOLUCION NECESARIA

en el que criticaban a la Dirección y proponían soluciones a la crisis. Por su ligados a la clase, que tengan una práctica social clasista (ni masista ni apa-
im portancia en la historia de aquella lucha ideológica y por la significación ratista), que serán los únicos capaces, de acuerdo a los intereses obreros,
que tuvo com o antecedente del Com ité Central de octubre siguiente, no de caracterizar correctamente.
podem os dejar de transcribirlo textualm ente. La aplicación estricta del plan propuesto significa tratar de resolver en el
Dice así el docum ento: cam po real, práctica y teóricamente, en form a revolucionaria, la contradic­
ción pequeña burguesía-proletariado, a la vez que vam os sentando las bases
Compañeros: la composición de clase del 26 y del M LN es factor deter­ -inserto en la clase obrera- para construir el Partido de vanguardia.
m inante de las concepciones erróneas de hacer la revolución. Proponem os hum ildem ente:
La falta de ideología de la clase obrera de la teoría y la práctica revolu­ 1. La Dirección clasista en el terreno de los hechos.
cionaria, en todas sus formas. 2. Llevar en la práctica la teoría a la clase obrera en el frente (no extraer
La cadena de derrotas en uno y otro frente debido a lo antes señalado los com pañeros del medio), transmitirla por aquellos com pañeros que hayan
por un lado, y la potencia revolucionaria de la clase obrera, por otro, ha­ hecho una conjunción de teoría y práctica proletaria.
cían imprescindible la necesidad de una vanguardia para nuestro proceso 3. Ligar a los com pañeros con carencia en la práctica social, a la base
revolucionario. material, determ inante para la superación. Léase m edios de producción y
En análisis hechos, esto se expresaba en la tarea de form ar un partido ¡ participación en la lucha de clases.
marxista-leninista, a lo cual nos abocamos, com etiendo errores cuya raíz es N o intentem os idealizar, pues, históricamente, las organizaciones peque-
m eram ente la concepción pequeño-burguesa de hacer la revolución. ño-burguesas no ingresan m asivam ente al Partido revolucionario; solam ente
Todas las tareas llevan en la práctica un sello de clase, que se manifiesta aquellos com pañeros más claros en form a individual asum en en la práctica
fundam entalm ente en la incapacidad de afrontar de manera humilde, creadora la ideología de la clase obrera.
y paciente la construcción del partido de vanguardia, a partir de la clase. D e esto depende que el porcentaje que llega casi al 95% de compañeros
La incorrecta caracterización de los cuadros que tendrían que dirigir esta pequeño burgueses, m uchos quedarán por el camino.
etapa y ¡a ausencia total de obreros que fueran los mejores hijos naturales H oy por hoy los prim eros pasos a dar necesitan del núcleo de acero
de su clase, para asumir la tarea, lleva a que no hallemos salida en el plano 1 integrado por los m ejores com pañeros que garanticen la construcción y
de las ideas. el posterior desarrollo del partido con m edios y m étodos proletarios de
La mala caracterización de la contradicción principal, que hace la dirección trabajo.
en su autocrítica de la Circular Interna N ° 4, -Ja ita de teoría y necesidad de Q ue sin ninguna duda inundarán de espíritu clasista las distintas políticas
asumirla - nos lleva a debilitarnos más, hasta desem bocar en la crisis. Pues a llevar a cabo. C om o ser, estructura orgánica, política de alianzas, interna­
se ataca un carácter solo, suponiéndose equivocadam ente que la práctica cionalismo proletario (relación con las organizaciones hermanas), finanzas,
anterior es una práctica de la clase obrera. Sin embargo, aquellos que tu­ propaganda, conducción del ejército, etc.
vieron que llevar el Partido en el frente saben que la diferencia es abismal. El hacer carne de este m om ento histórico por el cual atravesamos y ana­
Q ue solo con la resolución de los dos aspectos (práctico-teórico) podem os lizar críticamente a todos los com pañeros con espíritu revolucionario es la
sacar el Partido adelante. única garantía que tenem os para salir de este atolladero al cual nos condujo
E ntendem os que la contradicción principal está ubicada en la lucha entre involuntariamente la pequeña burguesía. (Este docum ento está publicado
la pequeña burguesía y el proletariado. Existe en la lucha de los contrarios en las págs. 5 y 6 de la Circular Interna N° 11, de agosto de 1974.)
una correlación de fuerzas a nivel cuantitativo desfavorable para los intereses
de la clase obrera. El D ocum ento que antecede se llamó, por parte de la dirección, el de
Caracterizar en form a científica a todos los com pañeros haciendo pesar { la Tendencia. A las tres sem anas de emitido, se incorporó a la Tendencia,
todos los aspectos de cada uno. (Extracción, práctica social, com prom iso que ya se llam aba la Tendencia Proletaria, un com pañero fundador del
etcétera.). MLN (T): Pedro Lerena, que algo más de un año después m uriera com o
Formar un grupo m ínim o de aquellos com pañeros que hayan estado un mártir, en la tortura. Se integraron tam bién a la Tendencia Proletaria,

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A ndrés C ultelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

durante m ediados y fines de agosto, otros com pañeros de reconocida tra­ burguesa encaramada en la dirección del M LN (T). Ellos o nadie. Por eso
yectoria en el MLN (T).
Por último, dem os dos fragm entos de otro extenso docum ento que dis­ la relación entre la dirección y los militantes era de rigurosa dependencia y
tribuyó la Tendencia Proletaria, poco antes de realizarse el Com ité Central falta de encuadre político para los más críticos.
y que es poco conocido por la militancia. Dice: Esta dependencia o alienación llegó a extrem os en algunos sectores, que se
han caracterizado por ser verdaderos feudos políticos de tal o cual dirigente.
La crisis de la Organización nunca ha sido tan profunda. Estam os tocando Es así, que el militante generalm ente se calificaba por su conciencia de clase
fondo. En todos los órdenes; esto es, globalmente. Porque en el frente de o por su capacidad creadora y su espíritu crítico. Sin embargo, se hablaba
lucha la debilidad es absoluta, después que nos aniquilaron la Organización m ucho de marxismo-leninismo, transformando la teoría en una consigna,
en abril y m ayo último. Y porque la organización en la retaguardia principal pero sin que los principios organizativos de la m isma tuvieran vigencia en la
-o en B uenos A ires- registra un proceso de desintegración, especialm ente a práctica de la organización. Los m ism os análisis, pretendidam ente teóricos,
nivel de dirección. Es que las contradicciones internas se han puesto al rojo que traducen ¡as circulares y los docum entos de la dirección, son subjetivos y
vivo. Han llegado a un punto culm inante y han estallado vertiginosamente. unilaterales. Por falta de dominio global del marxismo-leninismo y, en especial,
N o podía ser de otro modo, pues la contradicción principal que nos afecta es del m étodo dialéctico y p o r inmadurez política. Esto que es tan claro y que
de clase. N o se trata de contradicciones secundarias en presencia, o menores, ha sido confirm ado por los hechos, no ha im pedido que el estilo pequeño
com o las que se magnifican, entre tendencia militarista y construcción del burgués de la dirección se expresara en una gran suficiencia y que la mayoría
Partido, o sim plem ente entre partido y antipartido. de sus m iem bros llegaran al extrem o de considerarse insustituibles. O que
descargaran rotundas disquisiciones sobre línea política o ‘'m odelos” que
Tampoco la contradicción principal consiste en la necesidad de la teoría nada tenían que ver con la realidad: por lo que nos condujeron al desastre
marxista-leninista y la falta de voluntad militante para asumirla. Ni son, asi­
mismo, otras cuestiones diversionistas, muy oportunam ente agitadas para en el frente de lucha.
confundir las bases, tales com o la necesidad de la disciplina, los contactos H ubo quienes pusieron el grito en el cielo porque apareciera una Tenden­
horizontales, la unidad del Partido, el “fraccionalismo”, la descalificación cia, com o la Proletaria, sin ocultarse y proclam ándose com o tal. H ablaron
deshonesta de los com pañeros que sustentan ideas correctas, planteando
que están encabezados por este o aquel arribista y oportunista, que son de fraccionalismo, etc.
utilizados, etc. Sin em bargo, no advirtieron que desde m ucho antes de nacer la Ten­
La contradicción principal que importa abordar con urgencia, por ser dencia Proletaria, había tendencias encubiertas en la organización, sin que
la esencial que traba más que ninguna el desarrollo de la lucha y de la por eso dejaran de funcionar realm ente com o tales. Por ejemplo: las dos
organización, es la que se da entre la pequeña burguesía adueñada artera­ tendencias con que se expresaba la dirección y a las que ya nos referíamos
m ente de la dirección -y sin ánim o de largarla- y la clase obrera marginada a propósito del Sim posio de Viña y del Com ité Central de abril de 1973.
realmente de la conducción, sin poder contribuir efectivam ente en la ela­ U na parte de una de las tendencias pidió la baja o desertó, a m ediados de
boración y aplicación de las líneas política y militar. Esto es así, desde que 1974. La otra tendencia renunció a la dirección y unos m eses m ás tarde
una camarilla perfectam ente configurada ha considerado la organización tam bién a la Organización.
com o cosa propia. S e han repartido las responsabilidades principales por Los mismos com pañeros de Logística, que durante un buen tiem po
cuotas en los distintos niveles organizativos, aplicando el am iguism o más jugaron el partido del térm ino m edio o de la “sopa boba , com o diría
nocivo y actuando al margen de los principios, de los derechos y deberes Engels, tam bién conform aron una tendencia en los hechos primero, y
propios de los militantes revolucionarios. Tanto que el Com ité Central hace orgánicam ente, después. Tanto es así que llegaron a sacar un docum ento
más de un año que no se reúne ni ejerce ningún contralor. El Congreso en -d e febrero de 1 9 75 - que los identificaba y definía y del que resultaba, que
el que podrían participar y decidir ¡as bases, recién em pieza a ser m otivo venían funcionando desde julio de 1974, o sea, algo antes de constituirse
de discusión y preocupación a partir de las células y no de la dirección. Esta la Tendencia Proletaria.
subestimación de las bases es un ejem plo patente de ¡a ideología pequeño- Dicen los com pañeros de Logística en su docum ento: “Los com pañeros
que vinieron del frente traían elem entos críticos a las políticas desarrolladas.

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A n d r és C ultelli L a revoi u c ió n n e c e s a r ia

Sin em bargo, al com enzar a discrepar con la dirección fueron excluidos de teráticas y para valorarlas. En el fondo, porque toda tendencia o fracción
las reuniones más im portantes (como la Comisión Política Am pliada del debe analizarse com o un hecho en movimiento. Por la conducta política que
10 al 12 de junio de 1974) y nunca fueron invitados a las reuniones del procese en su m ovim iento com o un todo y no por sus declaraciones o los
CP Varias veces en el Regional* se planteó este punto y varias veces las propósitos que proclam e. Esto es, más por los hechos que procese, que por
respuestas fueron vagas. Los com pañeros fueron luego concentrados en la sus dichos. Sobre todo sí nos atenem os al carácter de clase de toda tendencia
o fracción y al hecho que Lenin le señalaba de m odo tan claro a Kaustky,
escuelita de cuadros. El Regional Buenos Aires, en conocim iento de que los
com pañeros eran portadores de una valiosa inform ación del frente, hizo un
giupo de información política para sintetizarla. Poco después, los com pañeros
i cuando escribía: “En vez de juzgar los intereses de la pequeña burguesía
por su conducta, lo juzga por las palabras de algunos pequeño burgueses,
de Buenos Aires nos fuimos enterando de sus críticas a la dirección. Fue pese a que estas quedan desm entidas en sus actos a cada paso”.11
entonces que se com enzó a bregar por su participación m ás enérgicam ente”. Ya que venim os hablando de desviaciones, tendencias, fracciones, com o
(Después verem os cóm o siguió desarrollándose este proceso.) formas de la lucha ideológica, im porta lo que define el mismo Lenin al
Y más adelante se afirm a en este docum ento titulado “DE LA LOGÍS­ respecto, cuando escribe:
TICA . En térm inos generales debem os decir que si bien avizoram os las a) La desviación. Dice Lenin: "Lo central de la resolución es la definición
desviaciones de la dirección, no tuvimos la claridad suficiente para darnos de nuestra actitud hacia ciertas tendencias o desviaciones en el m odo de
cuenta, antes de julio de 1974, que se debía ordenarlas a todas en torno pensar. Al decir ‘desviaciones’ subrayam os que aún no las vem os com o
a una concepción diferente a la nuestra; por eso no fuimos todo lo claro algo que ha cristalizado y está absoluta y com pletam ente definido, sino
que debíam os ser en la transmisión de estos problem as a los com pañeros, solo com o el comienzo de una tendencia sobre la cual el Partido debe dar
privándolos así de elem entos que les perm itieran ver m ás claro los orígenes su apreciación”.12
y la m agnitud de lo que estaba sucediendo. En una palabra: peleam os, i b) La tendencia. Dice Lenin: “Solo se puede llamar tendencia a una
en general, contra los síntom as y no contra la enferm edad, que tardam os sum a de ideas políticas bien definidas respecto de todos los problem as más
dem asiado en diagnosticar. Sufrimos, entonces, un poco del idealismo de im portantes, tanto de la Revolución (pues nos hem os alejado muy poco de
antes y nos dejam os conducir más o m enos m ansam ente, sin plantear todo ella y de ella dependem os en todos los aspectos) com o de la contrarrevolu­
a fondo en cosa erró n ea”. (Ver el docum ento “De la Logística” de febrero ción, que adem ás ha m ostrado su derecho a la existencia com o tendencia
de 1975.) por su difusión entre am plias capas de la clase obrera. Que el bolchevism o y
Las tendencias no hay que juzgarlas com o negativas, ni reaccionar con m enchevism o son tendencias socialdem ócratas, lo dem ostró la experiencia
primitivismo político frente a ellas. Acaso sean naturales en un proceso de la revolución, la historia de ocho años de m ovim iento obrero. En cuanto
revolucionario y m ás aún, en un m ovim iento policlasista. Sobre todo, si su a los pequeños grupos que no representan ninguna tendencia, los hubo en
función, a m enudo fecunda, se despoja del subjetivismo o este es aventado, j esa época a granel, así com o los hubo antes. Confundir una tendencia con
poniéndosele bajo control. Lo malo es el espíritu de camarilla, com o se grupos m enores, significa condenarse a las intrigas en la política de partido,
expresó en ese período en el seno de la Organización. porque la aparición de pequeños grupos carentes de principios, su efímera
Por tanto, al llegar al Comité Central de octubre de 1974, estábam os frente existencia, sus esfuerzos por decir lo 'suyo’, las relaciones de un grupo con los
a cuatro tendencias perfectam ente configuradas, las dos de la dirección, la otros, com o si fueran potencias especiales, constituyen precisam ente las bases
de la Logística y la de Tendencia Proletaria. de las intrigas que se urden en el extranjero y de ellas no hay m ás solución
Entre las dos tendencias de la dirección, no había diferencias esenciales. que un a rigurosa y consecuente fidelidad a los principios, com probados por
Incluso entre éstas y la de la Logística; aunque luego esta última se fue dife­ la experiencia de la larga historia del movim iento obrero”.13
renciando de más en más de aquellas para concluir, finalm ente, aliándose c) La fracción. Dice Lenin: “El bolchevism o está representado en nuestro
a la Tendencia Proletaria. país por la fracción bolchevique del Partido. Pero la fracción no es el Partido.
Lenin, com o m aestro genial en la aplicación del m étodo dialéctico a todo En un Partido puede haber toda una gam a de matices de opinión, cuyos
lo que fuera objeto de su análisis, no podía ver una tendencia o fracción de extremos puede acaso estar en abierta contradicción entre sí. En el Partido
m odo estático. Las consideraba en su desarrollo, para determ inar sus carac- Alemán, vem os, al lado del ala claram ente revolucionaria de Kaustky, el ala

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A n d r é s C u l te lli
L a REVOLUCIÓN NECESARIA

archirrevisionista de Bernstein. La fracción es otra cosa. En el Partido, la


fracción es un grupo de hom bres unidos por la unidad de ideas, creadas con a concepciones y m étodos antiguos, etc. El m ovim iento obrero de cada
el objetivo primordial de influir sobre el Partido en determ inada dirección, país invierte periódicam ente más o m enos reservas de energías, atención y
con el objetivo de aplicar en el Partido sus propios principios en la form a más tiem po para el “adiestram iento" de los “reclutas”.16
pura posible. Para eso es necesaria una auténtica com unidad de ideas. Esta Lenin puntualiza: “La clase obrera y sus ideólogos asimilan el marxism o
diferencia entre lo que exigimos de la unidad del partido y de la unidad de la de m odo más fácil, m ás rápido, más com pleto y m ás firme donde la industria
fracción debe ser com prendida por cuantos deseen explicarse el verdadero en gran escala está más desarrollada. Las relaciones económ icas atrasadas
estado de los roces internos en la fracción bolchevique”.1'1 o las que se han rezagado en su desarrollo, conducen siempre a la aparición
Bien. Tenem os las formas. Pero no hay form as sin contenido. Com o se de partidarios del m ovim iento obrero que asimilan solo algunos aspectos
sabe, dentro de la teoría marxista-leninista, la form a no es independiente del del marxismo, solo algunas partes de la nueva concepción del m undo o
contenido y m ucho m enos de la esencia. Por eso dice Lenin en Cuadernos algunas consignas y reivindicaciones aisladas, sin ser capaces de rom per
filosóficos: “La form a es esencial. La esencia se forma. De uno u otro modo, decididam ente con todas las tradiciones de la concepción del m undo de-
en dependencia tam bién de la esencia... La esencia com o identidad sin m ocrático-burguesa en particular”.17
form a (identidad de sí consigo misma) se convierte en m ateria”.15 “El carácter dialéctico del desarrollo social, que se produce en m edio de
Por consiguiente, si interpretam os las distintas form as de lucha ideológica contradicciones, constituye fuente perm anente de discrepancias”, agrega
descriptas m ás arriba (la desviación, la tendencia, la fracción) a la luz del Lenin.
m étodo dialéctico, debem os eoncluir que ellas constituyen un hecho histó­ Luego concluye el mismo Lenin: "Los cam bios de táctica de las clases
rico. No una cosa m ala o buena, por sí misma, independientem ente de su dom inantes en general y de la burguesía en particular son, por fin, una
contenido y esencialidad revolucionaria. causa extraordinariam ente im portante de divergencias entre los militantes
En otros términos: conform e al m étodo dialéctico, es necesario analizar del m ovim iento obrero. Si la táctica de la burguesía fuese siempre unifor­
en cada caso una desviación, una tendencia o una fracción, para determ inar me, al m enos del mismo tipo, la clase obrera aprendería a responder a ella
si ellas son positivas o negativas, si contribuyen o no al m ejor desenvolvi­ rápidam ente con una táctica tam bién uniform e del mismo tipo. Pero es un
m iento del proceso revolucionario en el seno del Partido, es decir, si crean hecho que la burguesía de todos los países establece, inevitablem ente, dos
o no las condiciones m ás favorables para su construcción. Este es el punto sistemas de gobierno, dos m étodos de lucha por sus intereses y por m ante­
de vista científico, que nos enseñan los maestros y del que no debem os ner su dom inación y estos m étodos se alternan o se entrelazan en distintas
apartarnos. condiciones. Es. en prim er término, el m étodo de la violencia, el m étodo
Por lo dem ás y en tesis general, las desviaciones, las tendencias o frac­ que rechaza cualquier concesión al m ovim iento obrero, el m étodo de res­
ciones tienen un contenido de clase. En este carácter son universales. O paldar todas las concepciones viejas y caducas, el m étodo de la negación
sea, que se han dado en el m ovim iento obrero de todos los países capita­ intransigente de las reformas, las concesiones, etc.”.18
listas, desde los albores de la form ación y la lucha de clases. Constituyen Penetrando m ás en el meollo de la cuestión que nos ocupa, Lenin, refi­
discrepancias tácticas enderezadas a desnaturalizar la teoría m arxista, con riéndose a las causas últimas de la form ación de las tendencias fundam entales
concepciones burguesas y pequeño burguesas, extrañas a las enseñanzas en el m ovim iento obrero ruso y, por ende, a las luchas y contradicciones
de los fundadores del socialismo científico. Precisamente, Lenin dedicó los internas del Partido, señala: “En realidad, estas dos tendencias que dejaron
mejores esfuerzos de su vida a preservar de tales deform aciones el grandioso su huella en toda la historia de la revolución rusa, en los prim eros años (en
legado que nos dejaran Marx y Engels y a enriquecerlo con nuevos aportes, m uchos aspectos los años más im portantes) del movim iento obrero, de m a­
pero sin apartarse jam ás de los principios. sas en Rusia, fueron producto del proceso de transform ación económ ica y
G losando a Pannekoek, Lenin sostiene que el logro de nuevos "reclutas” política de Rusia de país feudal en burgués, fueron producto de la influencia
y la incorporación de nuevos sectores de las m asas trabajadoras deben ir que las diversas clases burguesas ejercieron sobre el proletariado o, más
acom pañados inevitablem ente de vacilaciones en el terreno de la teoría y exactam ente, fueron producto de la situación de las diferentes capas de la
de la táctica, de una recepción de viejos errores, de un retorno transitorio burguesía entre las que actuaba el proletariado".19
En sum a: si las luchas de tendencias en el partido y sus distintas formas
A ndrés C ultelu La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

constituyen un hecho político inherente a las contradicciones que anidan realidad, en una organización dem ocrática, la neutralidad es casi imposible
en toda cosa viva y real, ellas no podían dejar de existir, en tanto que lucha y la abstención equivale, a m enudo, a la acción”.21
ideológica que le es propia y natural. De lo contrario, el partido marxista- Y todavía añade: “Toda posición ‘apartidista’ es por naturaleza fuente
leninista no sería lo que es y debe ser. Sería una cosa m uerta, fosilizada, infinita de insolubles contradicciones”.22
incapaz de conducir un proceso revolucionario y m enos de transform ar
la sociedad capitalista en socialista. Tam poco sería un partido vinculado 7. En un m arco de tensión, cargado de subjetivismo y grandes expecta­
a las m asas, si no fuera capaz de resolver correctam ente y por el m étodo tivas, se realizó el segundo Com ité Central del exilio, en octubre de 1974.
dialéctico, las contradicciones en que le toca actuar. El Partido mismo, con Las deliberaciones no fueron relevantes. Todas las tendencias a las que
todas las form as de lucha interna que le son propias, de acuerdo con las ya aludim os cuidaron m antener la unidad interna; aunque com o se viera
circunstancias históricas, no es más que una superestructura política. después, ello fue m ás ficticio que real.
Si interpretam os esa superestructura com o un todo, así com o en par­ Sobre el informe previo de la dirección nadie se ocupó. Se divagó m u­
ticular sus desviaciones, sus tendencias y sus fracciones, a la luz del m ate­ cho. Sin duda, lo m ás im portante y lo que alivió las tensiones, fueron las
rialismo histórico, no podem os m enos que llegar a la conclusión, en última autocríticas m anifestadas por los m iem bros de la dirección.
instancia, de que responde a la infraestructura económ ica de la sociedad
o base material de que se trate. Si no fuera así, estaríam os apartándonos A) Dijo el principa! de ellos, entre otras cosas:
de la concepción marxista, para desem bocar en una interpretación en
consonancia con la filosofía idealista burguesa. Y los militantes del mismo Nosotros tenem os dos problem as para analizar, dos aspectos de la cosa
partido marxista-leninista, hasta que no m aduran en una correcta form a­ en esta discusión, hay dos ejes: un eje que son los errores que nosotros co­
ción basada en la práctica social y en la teoría form ulada por los clásicos, metimos y hay un eje que en lo fundam ental, sintetizó el com pañero Pedro,
suelen no darse cuenta de que a m enudo interpretan las luchas internas que son las críticas a los com pañeros por los errores de funcionam iento.
o ideológicas, con m étodos y principios correspondientes a concepciones Nosotros debem os tom ar un punto de vista justo. El eje principa! que va a
burguesas o cristianas, es decir, no científicas. Por eso en 1910, cuando su dar la salida a los problem as que aquí están planteados, para que no sean
Partido com ienza a m adurar, Lenin escribe: “En lugar de dirigentes prove­ totalm ente antagónicos ya, hoy mismo, es los errores que nosotros com etim os
nientes de la intelectualidad, prom ueve a dirigentes de origen obrero. Se y no los errores de los compañeros. El problem a de la conspiración que aquí
desarrolla un nuevo tipo de militante obrero socialdem ócrata que se ocupa se dice no quiere decir que yo comparta o no comparta, no es el problem a
independientem ente de todas las actividades del partido y que, com parado principal que nosotros hem os venido a discutir en este tema concreto; el
con el tipo anterior, tiene diez veces más capacidad para cohesionar, unir y problem a principal es el problem a de los errores que hem os com etido y que
organizar a las m asas del proletariado. A ese obrero nuevo nos dirigimos, creo que esta es la única salida a la expresión concreta que hay acá de la
en prim er término, con nuestra Rabocaia Gaceta. Este obrero ha superado lucha de clases en el seno de! Partido. Para esto sirve el marxismo-leninismo,
ya la etapa en que podía gustarle que le hablaran un lenguaje infantil y lo para analizar la situación concreta y no para otra cosa. Entonces compañeros
alim entaran con papilla. Necesita saber todo cuanto se refiere a los obje­ ese es el prim er problem a y el eje sobre el cual nosotros debem os discutir
tivos políticos del partido, cóm o está organizado, su lucha interna. No le autocrítica y críticamente. N o quiero decir que no considerem os lo que es
asusta la verdad desnuda con respecto al partido, a cuyo fortalecim iento y secundario, tam bién lo vam os a hacer, pero el eje y lo primero que tenem os
estructuración está dedicado. No lo ayudan, sino que lo perjudican, esas que hacer es centrarnos en eso, es los errores que hem os com etido y ú eso
frases revolucionarias generales y esos dulzones llam am ientos conciliatorios m e voy a referir para después volver sobre lo otro. Yo sería un c portunista,
que encuentra en el periódico Prauda de Trostki, pues de ninguno de ellos no m e costaría nada, hacer centro en los errores de los com poneros para
obtiene una exposición clara, precisa y directa de la línea del partido y de encubrir los errores que nosotros hem os cometido. N o es ese mi punto de
la situación del partido".20 vista ni creo que debe ser ese el punto de vista proletario. El punto de vista
Por último, refiriéndose a los que adoptan el partido del térm ino medio proletario aquí es el de analizar conscientem ente los errores que hem os
o a los que se abstienen en la lucha o se apartan de ella, destaca Lenin: “En cometido. Primer problema. Nosotros com partim os el punto de vísta del
A n d rés C ultelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

com pañero Bruno d eq u e no desarrollamos en la dirección de la organización que en este período que va de febrero de 1973 a la fecha en que integro el
una conducción proletaria. Y no desarrollamos una conducción proletaria, C om ité Central, o desde julio del año pasado en que integro la Comisión
compañeros, porque si bien estam os convencidos e introdujimos cosas nuevas Política, com prendí sobre la práctica concreta que no tenía la capacidad
en la organización, no logramos lo fundam ental que era cambiar nuestra necesaria y suficiente de transformación o de búsqueda de transformaciones
práctica global. Es decir, cambiar la práctica de aparato por la práctica de de ¡a organización guerrillera que era en un partido marxista-leninista y en
masas, que es la práctica proletaria. N o es la primera vez que planteam os la situación concreta de contrarrevolución burguesa en el Uruguay, no tuve
esto. Nosotros com partim os el criterio, no sé quien dijo ayer, de que es el la capacidad necesaria y suficiente para poder cumplir con la tarea de dirigir
punto de vista del criterio con que se construyó el partido allá, el aparato esa organización. (Cassette N° 16, pág. 9.)
que se creó, superestructural, fu e la continuación desde el punto de vista
metodológico pequeño burgués, no tenem os absolutam ente ninguna duda. C) Otro expresó:
Los aparatos armados son históricamente derrotas, sufrimientos. Este pro­
blema hay que estudiarlo y es m uy profundo, el problem a de la práctica con Pienso entonces, porque sé adem ás a los com pañeros a los que se refiere
las masas, con la clase obrera, es lo más rico, es ¡o fundam ental. La cuestión el com pañero José, que en determ inado núm ero de com pañeros del MLN,
de la revolución es un problem a de masas, nosotros estam os absolutam ente no podría decir si es mayoría o minoría, están metidas las raíces de lo que
convencidos de eso. debe ser la respuesta principal al pueblo uruguayo. Pienso que a esos com ­
Segundo problema. N o supim os impulsar decididam ente la síntesis de pañeros les ha costado m ucho com prender estas cuestiones com o m e ha
nuestra experiencia, del conjunto de la organización, no fuim os capaces de costado a mí, por nuestra propia práctica anterior. M e ha dolido y m e dolió
vencer la resistencia de otros elem entos pequeño burgueses en la dirección que estando en la dirección com pañeros planteaban que los com pañeros más
que trababan estas cuestiones. Caím os en el esquem atism o, trasladamos un viejos eran los que m enos entendían la cuestión del Partido. Y evidentem ente
problem a teórico y resultó ser un nuevo aparato, eso es objetivo, alguien lo en la dirección, quizás yo fuera el que m enos entendía, no porque estuviera
dijo. Entonces, después allá con esta concepción cóm o no íbam os a equi­ contra la clase, no porque estuviera contra el pueblo, porque no pienso que
vocar los ejes de la construcción. S e debió partir de la fábrica y no al revés. ningún com pañero esté contra la clase, contra el pueblo, sino que nuestra
Y cuando digo se debió partir de la fábrica no digo se debió partir de la práctica anterior no nos educó en eso. En el año 67, después de los golpes
agrupación de los obreros del 26 de Marzo. S e debió partir de los mejores recibidos, después de m uerto el com pañero Flores, la organización pasó a
obreros que caracteriza Lenin, que la clase distingue por sí sola, estuvieran tener la etapa más centralista que yo conocí en la historia del MLN. C uando
en el 26 de M arzo o no. En un período de descomposición de la izquierda caímos presos en Punta Carretas, nosotros fuim os a la dirección de Punta
en su conjunto, ese es el punto de vista justo del eje de construcción. (Cas­ Carretas, fuim os los com pañeros que criticamos a la dirección centralista,
sette N° 16.) hasta que com o dice el com pañero Marcelo, llegó el Bebe; más, yo decía a
los com pañeros que cuando los com pañeros no estaban de acuerdo con lo
B) Otro m iem bro dijo: que yo iba a plantear, entonces vino Marenales y “tutti contenti”. Y ahí se
aguantaban piola*. Q ue yo cuando iba a discutir con Candán y no estaba
A dem ás de ser absolutam ente responsable com o integrante de la C o­ de acuerdo y ahí se aguantaba piola y estaba de acuerdo con la línea.
misión Política de los errores com etidos por la dirección, m e hago también Entonces no m e asusto de los errores cometidos, porque ninguno los
responsable a la vez de no haber realizado una práctica de m asas en todo com etió conscientem ente. Pienso entonces, para terminar, no com o José,
este período, de no haber realizado la profundización que la responsabilidad volver a la clase obrera y las masas, sino por primera vez, y quiero ir ade­
de dirección exigía en la teoría marxista-leninista; para mejor com prensión más e ir desde la base; estoy en la dirección del M LN hoy, porque com o
(o com prender) los problem as y aportarle a la organización y al pueblo en desde el día que entré agarré todas las responsabilidades que m e dieron.
la m edida en que tenía, en que debía haber asum ido la responsabilidad. Y A bsolutam ente todas. H oy no solo en función de los intereses del M LN, sino
que iba a tener el hecho ese de no haber profundizado en la teoría, iba a de nuestro pueblo, pido pasar a la base y no por el M LN sino por el pueblo
tener sus expresiones en los errores que cometimos. Quiero decir, además, uruguayo. Nada más. (Cassette N° 17, lado 1 y 2.)

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A ndrés C oltelli
L a REVOLUCIÓN NECESARIA

D) Por su parte, otro m iem bro de la dirección sostuvo;


Más adelante, el mismo exponente concluyó:
Nosotros pensam os que sin ninguna mala intención, porque dentro de
esa política que nosotros en la dirección acordamos a determinar, es decir, Y es que nosotros siem pre le dijimos a la dirección que nos hacíamos
determinar a seguir adelante con los com pañeros que venían de allá, eviden­ responsables de los errores cometidos, pero allí concillamos que no tuvim os
tem ente representantes de la clase; está por decidirlo: dar algunos encuadres valentía de plantear las cosas tal cual las veíamos y es m uy cierto lo que dice
acá y responsabilidades a esos compañeros. Nosotros incluso en la dirección Marcelo, que yo hacía m ucho tiem po que un día le planteé: esta dirección no
llegamos a plantear a partir de eso, nom bres concretos, es decir, la integración camina, esto va a la ruina, acá hay que hacer algo, acá hay que renunciar,
del "Chato” a la célula de propaganda y al com pañero Valentín y a algún hay que irse para el Uruguay, algo hay que hacer, eso es cierto. Yo lo planteé
otro com pañero al regional de Buenos Aires com o prim er paso, es decir hace m ucho tiempo. (Cassette N° 17, lado 1-2, pág. 4.)
para tratar de ir en la m edida que no se crearan las condiciones concretas
para volver al frente, que los com pañeros acá tuvieran encuadre y a la vez E) Asimismo, otro m iem bro de la dirección sostuvo:
la dirección llevara adelante las políticas que estaban determinadas, es decir,
la proletarización a partir de que los com pañeros obreros pasaran a tener Y hoy siem pre consciente con exactitud y a partir de los errores com etidos
responsabilidades. Es en el marco de eso que nosotros un día hacem os un en todo ese período, es que yo considero que estoy de acuerdo con que la
largo planteam iento en el Regional B uenos Aires donde ponem os todo lo revolución sin las masas era imposible hacerla, pero también tom é conciencia
que pensábam os con los com pañeros que habían venido del frente, com o de que las masas sin un partido revolucionario, con una ideología, con una
pensábam os integrarlos y nosotros fundam entábam os y criticamos, en lo práctica, con una política de integración de clase proletaria era imposible
que estuvim os todos de acuerdo en el Regional B uenos Aires. (Yo voy a dar que condujesen a la revolución.
nom bres de los que estábam os ahí), la mala política que se había seguido, J H Yo de mañana sostuve que fui consecuente a partir de la síntesis a la cual
es decir, criticamos que en la teoría se había determ inado la proletarización habíamos llegado de cóm o transformar el M LN en partido. Los com pañeros
y la construcción del partido, a partir de la clase obrera, pero en los hechos que militaban conmigo, fundam entalm ente en el Regional, creo que lo saben,
no se había dado porque la constitución del Regional B uenos Aires no era que en mi conciencia posible, deseo militar en la base.
precisam ente la expresión de esa política que se había determinado, y los ! Yo dije en la mañana, y voy a ratificarlo ahora, que quiero militar en la
com pañeros saben bien (es cierto que hay un hecho que reconocer que en base, quiero decir que en mi caso particular, nosotros estábamos separados
el m om ento que se integra el Regional B uenos Aires se integró a los com ­ del M LN, que no era la primera vez que renunciaba a la dirección, lo había
pañeros que había acá), es decir, no se partió de la clase para integrar los ; \ hecho por lo m enos dos o tres veces, buscando el camino. (Cassette N° 17,
organismos. Nosotros hicimos todo un planteo entonces, de cóm o nosotros ¡ ‘ lado 1 y 2, págs. 1-2.)
a partir de realizar escuela y de que algún organismo caracterizara a los i F) Por otra parte, el representante de un Regional declaró:
com pañeros (adem ás nosotros conocem os a los com pañeros), el caso de •
Valentín, el caso del Chato, de otros com pañeros más que están acá, sabem os ;
de su militando, de su extracción de clase, de su com prom iso con la causa, Yo entiendo que por la form a que planteo la cosa, p o rto m enos tenem os
es decir todas esas cuestiones, que esos com pañeros pasaran ahí, pero que todos los errores, m achacamos los errores que tuvieron los com pañeros y yo
pasaran paulatinam ente, es decir lentam ente que se fueran integrando. H ubo estoy de punta con todo eso, pero alguna consideración tenem os que tener,
una mala interpretación y se entendió que yo había planteado que había o por lo m enos algún respeto, por el com pañero Marcelo, aunque hoy va a
que barrer el Regional B uenos Aires. Y traer y poner ahí a 5 06 obreros. Es tener que ir a la base para aportar para la revolución, pero vamos a tener
de ahí que surge entonces un planteo. Nosotros no sabem os de dónde, con que no dejar al com pañero de lado porque sea un pequeño burgués y porque
toda razón, con toda lógica, que los com pañeros dijeron: acá andam os a los se equivocó, es decir que por lo tanto yo, la crítica que el com pañero Juan
bandazos*. LJn día estarnos para la pequeña burguesía y otro día estam os le hace a Marcelo, yo no la comparto. (Cassette N° 18, pág. 4.)
para inundarnos de obreros. (Cassette N° 17, lado 1 y 2, pág. 3.)

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A n d r és C ultelli

G) En cam bio, un obrero de la Tendencia Proletaria expuso: todos los pequeño burgueses. Si yo defiendo a Marcelo por todo lo que ha
colaborado, estoy defendiendo pues a la pequeña burguesía. Y eso para m í
D esde que vinimos a este frente no hem os tenido encuadre, o sea, a partir es bien claro. (Cassette N° 15, lado 1, pág. 1.)
de la escuela y de esto hace cinco meses. Acá está avalada esta posición ahora
a través de los com pañeros que han tenido contacto directo con nosotros 1) Un m iem bro de la Tendencia Logística dijo, por último, en el Com ité
y a quienes perm anentem ente le hem os estado pidiendo y planteando la Central:
necesidad de tener un organismo de discusión. Es un poco eso y eso no
es lo que justifica en mi posición personal el haber hecho los horizontales, Yo soy integrante de este organismo e integré un organismo del Par­
pero pu ed e ser tam bién un elem ento más. Es muy probable que si hubiera tido en B uenos Aires. Los errores en todos estos tiempos tienen mayores
tenido un organismo de discusión yo hubiera llevado la discusión a ese consecuencias, son de m ayor responsabilidad. Yo creo que en este Com ité
organismo. ¿ Y qué se desprende de la intervención del com pañero Pedro? Central, los com pañeros de la Orga reciban de este CC y de cada uno de
El com pañero Pedro plantea que viene después de haber chocado con los nosotros la autocrítica lo más profunda que podam os hacerla aquí, de re­
com pañeros de la pequeña burguesía, se había estrellado contra todos, llega pente no es un problem a de honestidad sino más bien de conciencia, ser
acá esta otra vez la pequeña burguesía en la dirección de ¡a organización. profundos en la autocrítica hasta donde a uno le dé su conciencia, y tratar
El com pañero Pedro es lo que m ejor avala, para justificar la necesidad de de ser objetivos ante todos los compañeros. Yo he com etido una serie de
¡os horizontales. Seguram ente tengo que decir una cosa. D e acuerdo a mi errores y también m e costó mucho, com o a m uchos compañeros, hacerme
criterio, perdonen que le ponga el mi, pero acá yo asum o la responsabilidad a las ideas correctas o ideas partidarias. H e visto m ontón de errores y los he
de lo que digo. D e acuerdo a mi criterio, la posición del com pañero Pedro es dejado pasar, porque ni siquiera los he planteado en el frente. Tal vez por
lo más idealista que he escuchado en mi vida, porque el com pañero plantea m iedo a lesionar los intereses de la Orga, sin darm e cuenta que ahí estaba
que tiene dificultades allá, que tiene dificultades en todos lados, pero jamás com etiendo errores peores. Creo que en lo que m e es particular he tenido
va a sacar la Orga adelante haciendo horizontales y buscaría otros medios, más errores que aciertos, desde el CC anterior hasta ahora. N o pienso que
no dice cuáles son, porque si tiene dificultades para plantear las posiciones siem pre tuve las cosas claras. Y m e he puesto a pensar un poco porque
en todas partes, y realmente, honestam ente, si quiere sacar adelante la cosa, todos com etem os errores. Y yo veo, es cierto, que tenem os todos, unos más
yo m e pregunto si va a parar. (Cassette N° 13, lado 2, pág. 28.) otros menos, una práctica en el MLN. Y es cierto que el M LN, que es lo
que nosotros entendem os debe ser un partido, es el MLN. A mi ver parece
H) Por su parte, uno de los “peludos”* que integraba la Tendencia que por todas las carencias que le veo a la organización, lo que veo son
Proletaria dijo: carencias de los com pañeros de dirección para criticarnos. Lo fundam ental
de mis errores está m otivado por la presión que ejerce en m í el M LN, pero
Si los com pañeros han aportado dije: para m í que se mandaron una fundam entalm ente por un origen y práctica social.
maniobra con sus renuncias. Y fracasaron cuando la base em pezó a estudiar
las renuncias y se dieron cuenta de que ellos no tenían ningún apoyo, que 8. Nos abstenem os de hacer com entarios sobre el desarrollo del Comité
estaban deseando que salieran de ahí, y que ese era el sentir de toda la base. Central y sobre las intervenciones transcriptas, para no influir en la interpre­
Y entonces por eso yo digo que la base se ha liberado. Porque si fuera lo tación que las bases deben hacer por sí mismas. Pasam os, pues, de lleno a
contrario, capaz que la base estaría clam ando a la dirección o a cualquier dar los fragm entos fundam entales de la Resolución G eneral de este Comité
organismo para que volvieran a la dirección y se dio todo lo contrario. S e Central, a los efectos de com plem entar lo que venim os docum entando. Se
em pezaron a ver todos los errores que habían com etido y a ver quiénes eran dice en la Introducción:
los que estaban en la dirección y estaban llevando eso adelante. Y enton­
ces por qué yo voy a apoyar, por qué voy a conciliar, por qué voy a tomar 1) Entendem os que la crisis que vive nuestra Organización es producto de la
posición de querer defender a Marcelo por todo lo bueno que ha hecho si agudización en el seno de la misma de su principal contradicción; contradicción que
también él ha com etido el error más grande que podían haber com etido tiene un carácter de clase que se expresa en: p r o l e t a r ia d o - p e q u e ñ a b u r g u e s ía .

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A n d r é s C ultelli L a REVOLUCION NECESARIA

2) En Viña caracterizamos que nuestra Organización tenía una desviación 9) Q uerem os dejar sentado que consideramos imprescindible analizar
de clase, una desviación pequeño-burguesa. Ha pasado un año y m edio y la la historia del M LN (T) para extraer sus enseñanzas, pero debem os cumplir
correlación de fuerzas dentro de la m ism a no ha variado. Ha sido la pequeña antes dos etapas: la primera, cambiar nuestra práctica social, el ser social es
burguesía la que ha integrado los organismos de Dirección, nuestro Partido el que determ ina la conciencia; segundo, estudiar profundam ente la situación
no se ha proletarizado en lo fundam ental; consideram os fundam ental el económico-social y política que se corresponda con la vida de la Organización
cambio de la correlación de fuerzas en ¡o interno a favor del proletariado. para objetivar la relación dialéctica entre el M LN (T) y la sociedad.
Esto se ha evidenciado en muchas cosas: caracterización y prom oción de los
cuadros, m étodos de dirección, aislamiento de las bases, estilo de trabajo, 9. Este docum ento del Com ité Central, es en general conocido por las
no concreción de las políticas, renuncias, inorganicidad, subjetivismo, e bases. De ahí que solo nos detenem os en transcribir las partes que nos
inclusive, en un estilo no proletario de vida. parecen m ás im portantes. Im porta destacar, igualm ente, que ese Comité
Central, designó una Comisión Política o dirección, integrada por cuatro
Luego agrega la declaración del Comité Central de octubre de 1974: cañeros o dirección de los “peludos” com o dio en llamarse.
Com o se sabe, el nivel ideológico y político de los referidos cañeros en
6) Nuestra organización tiene en sus orígenes raíces proletarias que su conjunto, no estaba a la altura de las responsabilidades que se les había
influyeron decisivam ente en la lucha armada de nuestro país. S u relación confiado.
con UTAA y un núcleo de com pañeros proletarizados fecundaron nuestra Total, que a las pocas sem anas, los m iem bros de esta dirección quedaron
Organización. Fuimos creciendo y aprendiendo a caminar solos, desplegando atrapados en sus propias contradicciones internas.
una práctica que nos hizo contar con la abierta simpatía de la clase obrera De ahí en más, la inoperancia de la nueva Com isión Política se tornó
uruguaya y de nuestro pueblo. Pero a pesar de contar con esa influencia, incuestionable.
no nos basamos en la etapa de desarrollo en el proletariado para nuestra Para colmo, designó una Comisión para hacer una exploración en el frente,
construcción y fortalecimiento, produciéndose entonces no selectivam ente tal cual lo había dispuesto el Comité Central, y solo aceptaron concurrir a
el ingreso de grandes sectores del pueblo, entre ellos grandes capas de la M ontevideo los m iem bros que pertenecían a la Tendencia Proletaria.
pequeña burguesía, producto de la situación económico-social, el M LN (T) C om o la necesidad de un informe que reflejara el estado de cosas en el
fu e cayendo en el predom inio de la pequeña burguesía, que hegem onizó frente se consideraba insoslayable, la Tendencia Proletaria resolvió asum ir
totalm ente después de la caída de Almería. ella la responsabilidad de cumplir con esa función, y a principios de enero
7) A unque después de 1a derrota de abril de 1972 un grupo de com pa­ de 1975, la misión había producido ya un exhaustivo docum ento, después
ñeros en exilio iniciaron un proceso en el conocim iento de nuestro problem a de dos m eses de estadía en la capital uruguaya y de realizar innum erables
central, la cuestión ideológica, el problem a de clase dentro del M LN (T) no contactos.
fue solucionado y no se avanzó decididam ente en la recuperación de la Orga Y a fines de noviem bre de 1974, la Dirección en cuestión que era de
por el proletariado. Esto es necesario y posible en lo inmediato, construyendo cuatro miem bros, quedó reducida a la mitad. Uno de ellos se había retirado
nuevos organismos de dirección de predom inio proletario, e iniciando sin para el norte argentino, a raíz de un incidente con otro m iem bro de la Di­
vacilación la construcción del Partido marxista-leninista de combate. rección. Otro, que quedó en minoría, decidió volverse definitivam ente para
8 ) Para ¡a tarea de reconstrucción del Partido debem os escoger un grupo el país, de donde había procedido. Solo la Com isión de Disciplina había
de com pañeros m uy seleccionados, tom ando en cuenta su práctica ante­ estado cum pliendo sus cometidos.
rior, su identificación plena con nuestra ideología, con nuestra línea, con D urante el mes de diciembre, los dos m iem bros restantes se vieron
un estilo de vida proletario: trabajando y viviendo con humildad, junto al algunas veces, pero sin atinar a cóm o salir del callejón sin salida en que se
pueblo, en sus barrios. Esto es un trabajo difícil, para hacerlo bien despacio, encontraban. Fue así, que a fin de año volvieron a movilizarse las bases,
ininterrumpido, dirigido a ¡os com pañeros mas avanzados de la clase obrera, planteando la necesidad de realizar una Comisión Política Ampliada, o
trabajando en células partidarias capaces de luchar en todas las formas, es Simposio, para exam inar la em barazosa situación. Esta Com isión Política
decir llevar adelante la línea político-militar. Am pliada se reunió los días 31 de diciembre y 1 de enero.

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A n d r e s C ultelli
L a REVOLUCIÓN NECESARIA

C om o prim era m edida resolvió am pliar la Com isión Política que estaba
en dos miem bros, dejándola en cinco. En tal virtud, ingresaron a la Com i­ bajo control las contradicciones fue el hecho de que los proletarios estábamos
sión Política dos com pañeros, uno de la Tendencia de Logística y otro de la en mayoría. La lucha ideológica fue, pues, por m om entos aguda y pasó por
Tendencia Proletaria. De esta m anera quedó resuelta la crisis de dirección, dificultades o crisis, que siempre preceden a los saltos cualitativos.
integrada por tres m iem bros por la Tendencia de Logística y dos por la
Tendencia Proletaria. 10. Las tareas centrales em ergentes de las resoluciones del Comité Central
En esta reunión tam bién se dispuso la expulsión de los renunciantes y de octubre de 1974 eran:
se les caracterizó com o a traidores de la Organización. 1. Construcción del Partido de clase, de cuadros de com bate, en el
Asimismo, se puso a consideración de la reunión y se sintetizó el Documento frente.
que la Tendencia Proletaria había elevado a la Comisión de Disciplina. Es 2. Organización y realización de la Convención del MLN (T).
un trabajo de m ás de 70 páginas, de elevado nivel teórico, que rápidam ente
hem os glosado. C om o resulta imposible referirse porm enorizadam ente a La nueva dirección del MLN (T) -surgida de la Com isión Política Am­
él, en razón de su extensión, dejarem os constancia de los tem as que trata, pliada del 31 de diciembre de 1 974 - trabajó con ahínco en el logro de estos
que son los siguientes: propósitos fundam entales.
1. La lucha de tendencias en la práctica revolucionaria de Marx y Y lo hizo con un grado de cohesión creciente, contando en ese sentido con
Engels. la im ponderable colaboración de aquel grande e inolvidable revolucionario
2. La lucha de tendencias y de fracciones, en la teoría y en la acción argentino -el com pañero Domingo M ena-, que participó sem analm ente de
de Lenin, en dos grandes períodos: a) antes de la Revolución de las reuniones de la Com isión Política en carácter de dirigente de la Junta
Octubre; b) después de la Revolución. C oordinadora Revolucionaria y del PRT, en atención a los acuerdos recí­
3. La conducta que deben observar los revolucionarios marxista- procos vigentes.
leninistas frente a las contradicciones internas del Partido. A unque esa Com isión Política trabajó en los prim eros tres m eses com o
4. Génesis, desarrollo y conducta de nuestra Tendencia Proletaria no lo habían hecho sus similares en el exilio y logró reanim ar la actividad
ante la crisis. del MLN (T) en el frente, la situación de la organización continuaba siendo
Igualmente, im porta recoger la autocrítica que la Tendencia Proletaria muy débil. No hay que olvidar que la crisis que se agudiza a partir de abril de
hace en este docum ento de diciembre de 1974. Dice: 1974, a causa del aniquilam iento en el frente de lucha, redujo prácticam ente
a cero a la organización. Sobre todo, en el orden logístico y. especialm ente,
a) Q ue incurrimos en m étodos incorrectos al dar la lucha ideológica. en m ateria de dinero, ya que a pesar de todas las estrecheces y austeridades
Caímos en subjetivismo, antes del Com ité Central y tam bién en aspectos de aquel entonces, los recursos eran absolutam ente insuficientes para el
de nuestra critica en el seno del mismo. Ni siquiera los com pañeros con traslado y asentam iento de com pañeros en Uruguay.
más experiencia política con que cuenta nuestra Tendencia, escaparon a Con todo, a fines de marzo ya se habían introducido alrededor de 30
este hecho. Ellos objetivaron tal error y se adelantaron a hacer la autocrítica com pañeros a M ontevideo, los que tenían que arreglarse trabajando para
correspondiente. vivir, aunque fueran clandestinos.
b) Q ue nos faltó un análisis más profundo de la situación, lo m ism o que En eso se estaba, en plena penuria, cuando a raíz del pasaje de Paco
una estrategia y una táctica más elaborada; aunque los hechos se producían (Quiroga) a M ontevideo, su caída y cantada, transform ándose en colaborador
con una rapidez sorprendente. Tal carencia contribuyó a que cayéram os del enemigo, determ ina la caída de dos com pañeros m uertos y 22 detenidos
también nosotros en la “manija"23 y quizás nos limitó el hecho de que nos por la represión. Es que la m ayoría de las casas en que se alojaban esos
reuniéramos por primera vez con vistas a un objetivo com ún, com pañeros com pañeros eran conocidas por Paco y su traición y traída a Buenos Aires
que recién em pezábam os a conocernos y que procedíam os de experiencias para identificarlas hizo posible sem ejante redada.
y form aciones diversas. N o faltaban, tampoco, los com pañeros de extracción Claro que se era consciente de que residir en viejos locales de la orga­
pequeño-burguesa, aunque sin duda lo que en definitiva contribuyó a poner nización -conocidos por m uchos- constituía una de las debilidades más
extrem as en m ateria de seguridad. Pero tam poco se contaba con recursos

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A n d r é s C u ltelli La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

para resolver ese problem a en el corto plazo, y, m ientras, se cum plía el plan el enem igo es preservar lo poco que tenem os, a pesar de que ellos saben
de trasladar a los com pañeros a otros destinos. ya a esta altura que estamos, cuantos y casi (sin casi) quiénes estamos. Esta
Al parecer no había otra salida que correr esos riesgos y jugar una carrera es la prim era victoria que podem os plantearnos objetivamente.
contra reloj con el enemigo. Esas son las encrucijadas reales que suelen vivir, En este sentido, es probable, casi seguro, que se lance una ofensiva con­
en los hechos, los revolucionarios; aunque vistas de afuera y con criterios tra nosotros, en el marco de toda la ofensiva general contra el m ovim iento
ideales, resultan a veces incomprensibles. obrero para el Primero de Mayo. Ya se está creando el clima para esto. Si
Todo ello fue m ás grave todavía, a raíz de que no pocos de los com pa­ sobrevivim os a todo esto (traidores incluidos) será la primera derrota que
ñeros caídos estaban débiles y desorganizaron su conducta, a causa de la infligiremos al enemigo. Esto nos estimulará m ucho seguramente.
tortura. Sobre las causas de lo ocurrido:
A partir de ahí -y sobre todo después de las declaraciones de Paco a fines 1) Los hechos indican a esta altura que todo em pezó con la caída de
de m arzo de 1 9 75 - todo estaba sabido por el enemigo. En consecuencia, Paco, de la Com isión Política, al cruzar para acá. A los dos o tres días ha­
el destino de los com pañeros que habían pasado a M ontevideo, tam bién bría em pezado a colaborar. D espués cae el m ism o día el local del H. Allí
estaba sellado. Y lo que es más: uno de los esfuerzos m ás serios que se tam bién caen T. y L. La T. canta. El m ism o día cae un local de la Tendencia
habían hecho por rem ontar la situación en el frente de lucha. Proletaria, por la cantada de T. Caen B., M. y la “flaquita” de la T.P. en una
Uno de los com pañeros que integraba la conducción en M ontevideo, ''ratonera”.
en carta de abril de 1975, reflejando la opinión del cuerpo, planteaba la Para la Tendencia Proletaria las caídas terminan aquí. Pero la chorrera
dram ática situación a que se había llegado cuando escribía: sigue por el lado de Logística. Cae la técnica y luego de casi dos días, todo lo
demás: 13 locales hasta ahora, incluidos uno del P RT y tres de la Junta.
Sinm uchospreám bulos-yaqueloocurridodebetenerlosinquietos-trataré D e estos hechos sacar esta conclusión: sigue vigente el problem a ideo­
a continuación de resumir brevem ente la actual situación interna. lógico que se ve claramente en las cantadas, las traiciones, el liberalismo
1) Lo de B uenos Aires tiene gran importancia. Es un golpe en la reducida en la com partim entación de los locales y los m étodos en general, com o se
retaguardia que teníam os aquí. En un m om ento de gran debilidad en el sigue trabajando.
frente, donde -p o r lo tanto- los aspectos de apoyo logístico adquieren gran
repercusión en las posibilidades de desarrollo. H oy para nosotros es casi lo En fin, ocurrió lo previsible en una situación de tal índole. En el curso
m ism o que un golpe en el frente. Perdimos cuadros políticos y técnicos (todo del segundo trimestre de 1975 fueron cayendo todos los com pañeros que
lo que quedaba). La caída deB . tiene m ucha importancia, fundam entalm ente se habían im plantado en el Frente, más su contorno, sin descontar los que
en el plano político. N os resta su experiencia, su capacidad y conocimientos m urieron al resistir heroicam ente los allanam ientos o la tortura.
teóricos en lo político y en lo militar. S u disciplina y constancia en el trabajo, C ayeron detenidos en junio de 1975. en M ontevideo, más de 20 com ­
todo lo cual debilita el organismo del cual form am os parte. pañeros.
En una palabra, estam ossin plata, sin “fierros”, sin técnica casi, con m enos M urieron en enfrentam ientos al ser allanados sus locales: Raúl Melogno,
com pañeros capacitados para la etapa que estam os viviendo. Es indudable María Luisa K araian y Celso Fernández. Este último había sido obrero de
que otro golpe de estos y podrían reducirnos a cero. FUNSA y era muy querido en su gremio. Acaso uno de los militantes de la
2) Frente. S o m os m uy pocos y debem os preservarnos (pero aquí o en el clase en el MLN (T), con m ayores potencialidades para transform arse en un
Frente). Preservarnos en el m ejor sentido de la palabra. Es decir, integrarnos cuadro de prim er orden. Su pérdida, junto a Melogno, que fue obrero de la
m ucho más a la clase obrera y al pueblo, exigirnos más, en todos los sentidos fábrica Alpargatas, es no solo irreparable sino altam ente significativa.
(principalmente en lo que se refiere a los problem as de seguridad). Conocer Gloria eterna a quienes desde Flores en adelante supieron m orir con
y preservar perm anentem ente la real fuerza que tenem os. Preservar sin dignidad en el com bate.
conservar (es decir arriesgar exactam ente lo que debem os arriesgar) N o nos Ellos nos enseñan el cam ino de la lucha revolucionaria consecuente
podem os plantear, después de esto, com o los renunciantes, y desertores, ser y nos alientan para los duros com bates que vendrán. Perm anecerán por
"revolucionarios”en conserva. En conclusión, nuestra prim era batalla contra siem pre en nuestro corazón. Y junto a los presos queridos, nos em pujan a

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L a REVOLUCIÓN NECESARIA
A ndrés C u l te lli

reorganizarnos y a redoblar nuestros em peños hasta la victoria final. principal, que, com o tal, es rectora: todo lo dirige, lo influye, lo determina.
11. A fines de febrero de 1975, la Tendencia Proletaria, resolvió disolverse, En tal caso, la lucha ideológica deberá llevarse a cabo hasta sus últimas
por entender que los fines para los que se había creado se habían cum plido consecuencias, siendo más valioso el triunfo de las ideas correctas, que la
y porque ya entonces estaba integrada com o un todo, con los dem ás com ­ unidad del Partido.
pañeros del MLN (T) consecuentes o em peñados en la lucha. C uando está en juego la existencia m isma del Partido marxista-leninista
de cuadros y de com bate -su construcción y el destino de la revolución- nada
No obstante, im porta recoger algunas enseñanzas teóricas de aquella puede impedir el desarrollo amplio de la lucha ideológica. Esto es lo que
Tendencia Proletaria —que apenas alcanzó a tener ocho m eses de existencia im ponen las reglas del m étodo dialéctico. Por eso es extraño al Partido mar­
en el m arco del MLN (T)- y sobre todo algunas reglas prácticas para abordar
las contradicciones internas. Se dice en el capítulo tercero del D ocum ento xista-leninista y al m étodo dialéctico, la posición formalista de aquellos que
del que ya transcribim os su sumario: en tales circunstancias apelan al reglamento y a la disciplina, trasladando el
aspecto principal de la contradicción a los contactos horizontales; reparan­
¿Y qué debem os hacer en tanto que revolucionarios, que cuadros, confor­ do en el árbol que les im pide ver el bosque. (Ver: docum ento fechado en
m e al m étodo dialéctico, cuando debem os enfrentarnos a las contradicciones Buenos Aires, en diciembre de 1974, págs. 51 y 52.)
y luchas internas del Partido?
1) Indagar seriam ente la esencia de esas contradicciones.
D espués de la nueva ofensiva represiva de m ediados de 1975, en M on­
2) Jerarquizar tales contradicciones y valorarlas correctamente, en rela­ tevideo, se cuentan con los dedos de una m ano los com pañeros que logran
ción con el proceso revolucionario com o un todo. D eterm inar si se trata de volver a Buenos Aires y em prender, una vez más, el cam ino del exilio. Entre
contradicciones antagónicas o no. ellos, se contaba el com pañero Ataliva Castillo, que luego fuera secuestrado
3) Observar atentam ente el desarrollo de tales contradicciones y sus -e n diciembre de 1977, en la A rgentina-sin que hasta ahora se tenga noticia
transformaciones. Reparar en la form a que adquieren: si estam os frente a de su paradero. Con altibajos, él era de los “peludos” que había avanzado
una sim ple desviación, a una tendencia o a una fracción. m ás políticam ente y que dem ostraba mayores potencialidades. Acaso,
4) Ver con qué estilo se expresan las discrepancias, si se form ulan de porque antes de ir a los cañaverales, había pasado por la Escuela Industrial
manera fundada y conform e o no a los principios, si tienen sentido político, de Artigas y tam bién ejercido el oficio de carpintero; por lo que tenía bases
si se procesan sin afectar las tareas revolucionarias, si no com prom eten la m ateriales para poder desarrollar una visión política m ás amplia.
unidad de acción del Partido, si se desem boca o no en la crítica por la crítica. El 13 de agosto de 1978, tam bién fue objeto de secuestro en Buenos
Esto último es nocivo. Aires, Félix Bentín, otro cañero de valía, com pañero inseparable de Sendic,
5) Luego que nos aproxim em os al conocim iento de la naturaleza de la desde las prim eras épocas.
lucha interna, las contradicciones que la generan, su origen de clase en el Antes, el 31 de diciembre de 1976, cayó herido o muerto, a raíz de un
orden interno y externo, tenem os que observar la siguiente conducta en tiroteo con la represión, en las calles de Buenos Aires, el com pañero Carlos
tanto que cuadros de un partido marxista-leninista. H ernández M achado, sin que tam poco se tuviera más noticias de él. Se trataba
a) Desarrollar la lucha ideológica. La importancia que ella adquiera de un militante probado, con form ación técnica y com batiente ejemplar.
dependerá de cóm o hayam os jerarquizado la lucha interna, en el conjunto Junto a Ataliva Castillo, tam bién fueron secuestrados cuatro com pañeros
del quehacer del Partido. De su naturaleza, en tanto que lucha de clases más, e igual núm ero cuando cae Félix Bentín.
que afecta o no la línea política, la estrategia o principios fundam entales. En Solo sobrevivieron de esta última época -q u e va del segundo sem estre
estos extremos, corresponde establecer si las discrepancias (igual contradic­ de 1975 a fines de 1 9 78 - tres com pañeros.
ciones) y la lucha ideológica consiguiente, configuran o no la contradicción De todos ellos o de su valor com o revolucionarios, podem os decir lo
principal en el seno del Partido. Si fuera así, nuestros principales esfuerzos m ism o que de aquellos últimos que se m antuvieron en M ontevideo, en las
militantes deben ser dirigidos a resolver tal contradicción, com o condición condiciones a que hace referencia Juan en la carta ya transcrita. Porque en
indispensable para sacar el Partido del error o del pantano, com o exigencia ese entonces no había diferencia entre m antenerse organizados y con volun­
del proceso revolucionario en peligro o afectado por aquella contradicción tad de lucha en M ontevideo, com o en Buenos Aires. La represión era muy

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A n d r e s C u l te lli L a REVOLUCIÓN NECESARIA

activa, violenta y sanguinaria en am bas m árgenes del Río de la Plata. Los y fundam entalm ente defiende una causa justa, que es la de la mayoría, es
riesgos eran los mismos en am bos lados, y los cuerpos represivos actuaban invencible y está históricamente demostrado.
de consuno, con prescindencia de las fronteras nacionales. Y por m om en­ N o tenem os la organización, la lograremos en la lucha; no tenem os las
tos - a igual que los com pañeros de M ontevideo en 1 975- sus condiciones armas, se las quitarem os al enemigo.
fueron precarias. Sin retaguardia, sin dinero y hasta sin docum entación o La lucha será larga y difícil, pero precisam ente por eso es que d eb e­
papeles para moverse. m os ir venciendo paso a paso y nos fortalecerem os y esclarecerem os en
Por tanto, las enseñanzas de unos y de otros son ejem plares. Más. Desde el proceso.
fines de 1976 a 1977, aquel puñado de com pañeros tuvo el mérito de sacar L a ta r e a e s d e t o d o s y d eb e m os c o n s p ir a n , o r g a n iz a r n o s y lu c h a r .
varios núm eros -n u e v e - del Correo Tupam aro. En el editorial de uno de esos
boletines m im eografiados, que no com partim os en su totalidad, escribían: Por otra parte, corresponde hacer dos puntualizaciones finales sobre
este período:
Hoy la situación es de debilidad, fundam entalm ente por falta de or­ a) Que a pesar de tratarse de un grupo de doce com pañeros, la dialéctica
ganización y por la sorpresa que significa todo el peso de una represión no dejó de estar significativamente presente en su funcionam iento. Es decir,
feroz y asesina. Pero tenem os una valiosa experiencia, un pueblo que odia, en los hechos. Tanto es así, que allí tuvieron lugar dos corrientes perfecta­
irreconciliablemente, al enemigo, enem igo que ha fracasado, que no ha m ente conform adas. Una, encabezada por el com pañero Félix Bentín, y
solucionado, ni pu ed e hacerlo, ningún problema; que está aislado nacional otra, por el com pañero Ataliva Castillo.
e internacionalmente, que incluso el am o yanqui le reprocha haber conver­ Por m om entos la lucha ideológica fue tan dura, que presentaba a la
tido al Uruguay en “cámara de tortura de Latinoam érica”; que adem ás de contradicción con características antagónicas. Por ello es que hasta se paró
su incapacidad para gobernar es retrógrado, prepotente y corrupto, lo que el funcionam iento. G racias al esfuerzo de otro “peludo”, el “Gallo”, las
genera en sus propias filas múltiples contradicciones, fundam entalm ente por asperezas pudieron atenuarse y la contradicción pudo seguir procesándose
las ambiciones personales de la oficialidad en el reparto del botín. por los causes norm ales.
Entonces, ni nuestra situación es de tanta debilidad, ni la del enem igo de b) Q ue la solidaridad de otros revolucionarios latinoam ericanos con­
tanta fortaleza, porque: nuestra lucha es justa y representa los intereses de la tribuyó a que un grupo tan pequeño de com pañeros pudiera m antenerse
mayoría del pueblo; nuestro pueblo tiene un grado de conciencia política y en funcionam iento en condiciones tan desfavorables. Y entre ellos, cabe
experiencia organizativa elevado; nuestro pueblo tiene una cultura e historia m encionar a los com pañeros del PCR* uruguayo, con los que nuestros
de rebeldía hacia la opresión; nuestro pueblo no acepta la pauperización y com pañeros tuvieron vinculaciones estrechas y recibieron apoyo para la
opresión actual y tiene odio irreconciliable al enemigo. realización de diversas tareas.
El enemigo:
-D efiende la opresión y explotación en beneficio de oligarcas, burgueses 12. Mientras que funcionaba en Buenos Aires el último grupo a que
y del imperio, reservándose las migajas que estos le dejan. hem os hecho referencia, en Europa y en México se agitaban planes de
-Está aislado del pueblo y desprestigiado internacionalmente. retorno y de lucha, por parte de los tupam aros. Sobre todo desde 1977 a
-T iene contradicciones en la cúpula (oficialidad) y con su base (soldados) 1979. En este período se configura una prim era etapa. La segunda nace
que no gozan de los privilegios ni están convencidos de lo que les hacen con la realización del Sim posio de enero de 1980 en Europa.
hacer, sim plem ente obedecen por ahora. a) Desde 1977 a 1979 el esquem a organizativo tuvo m arcados acentos
-N o han solucionado problem as fundam entales del país, com o para personalistas. El sector que se movió más en América, o que concluyó por
poder mantenerse; por el contrario, con su ineptitud y voracidad lo han dispersarse en grupos por el continente, contó con militantes dispuestos a
desmantelado. luchar, aunque le faltó una conducción apropiada. En general, se carecía de
En definitiva, la correlación de fuerzas militarmente hablando nos es fa ­ form ación y de capacidad política y solo se trataba de ponerse la cam iseta e
vorable, hoy. El enem igo tiene la razón de la fuerza, pero cuando un pueblo ir para adelante, sin saber cóm o o de qué m anera hacer las cosas. Su m en­
está decidido a vencer y cuenta con la experiencia y coraje com o el nuestro, talidad era la de la década del 60, sin conciencia ni capacidad de cambio,

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A ndrés C ultelu
La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia

sin espíritu critico y autocrítico. Con el agravante de que una de las figuras
más salientes o con m ás poder de decisión no estaba preparado para cumplir algunas tesis ya expuestas por el MLN (T) en la d écada del 60, pero sin
con responsabilidad y concluyó com etiendo errores de toda índole. ningún exam en crítico.
Algo parecido ocurrió en el otro sector que en este período movilizó m u­ Es que se eludió la cuestión fundam ental de la autocrítica y sin ella no
cha gente en Europa; contó con im portantes recursos técnicos y hum anos, hay -e n la década del 8 0 - estrategia y tácticas globales, reales y posibles.
para term inar desintegrándose o quedar reducido a una secta minúscula Por eso mismo es que no se fundó una línea para el trabajo de masas. Se
e inoperante. insistió erróneam ente en que la form ación se logra a través de la práctica,
El prestigio de un militante histórico -h asta ese m om ento respetable- al ateniéndose al D ocum ento II, que ya criticamos y sin pronunciarse sobre la
frente de la reorganización sem bró m uchas expectativas entre 1977 y 1978. cuestión fundam ental de los cuadros y m enos de la necesidad de su form ación
Sin em bargo, todo quedó en aguas de borraja. Por falta de capacidad or­ cuidadosa y conform e a un plan por niveles, en el marxismo-leninismo.
ganizativa, política y de conducción. Para peor, la dirección que se votó en ese Sim posio de enero de 1980
Todavía no se tenía clara la diferencia que existe entre un com batiente no funcionó y resultó absolutam ente inoperante. Una parte de esa dirección
y un cuadro, se confundía el uno con el otro. se radicó en Latinoam érica y otra en Europa, con lo que nunca llegó a con­
No se advirtió la necesidad de una autocrítica ni de procesar profundos form arse com o un equipo de dirección. De ahí que ni siquiera las políticas
cam bios en la m entalidad del militante, para que cada uno alcanzara el nivel insuficientes acordadas en el Sim posio se aplicaron. Por lo que no hubo una
exigido por la derrota y sus consecuencias, así com o por las condiciones práctica, que sirviera de base para profundizarlas y enriquecerlas.
distintas im puestas por el Uruguay de la década del 80. Todo ello, com o es natural, desem bocó en ásperos enfrentam ientos perso­
Com o en el caso del sector anterior, era ponerse la cam iseta y m archar nales entre una y otra parte de la dirección. Luego, en el segundo Sim posio
para adelante. Con lo que -com o lo hem os dicho tantas veces- no podíam os de marzo de 1982, se rem atan los desaciertos, expulsando a parte de la
ir ni a la vuelta de la esquina. Para colmo, la dirección de este sector tam bién dirección que estaba en Latinoam érica y decretándose, más adelante, la baja
com etió graves errores, que volvieron a quebrantar seriam ente los principios de un núcleo num eroso de com pañeros que habían procesado una lucha
de la organización, term inando por desm oralizar y frustrar a los dem ás. ideológica, a lo que siguen otras expulsiones y tam bién pedidos de baja.
De ahí en adelante se habló m ucho y con razón contra “las vacas En el MLN (T) y ya desde Chile había experiencia acerca de la im po­
sagradas”. sibilidad de funcionam iento de una dirección cuando una parte reside a
b) A pesar de tantos fracasos, el espíritu de lucha de los tupas y la vo­ miles de kilómetros de la otra y de las contradicciones que ello engendra.
luntad de hacer cosas positivas para revertir la trágica y dolorosa situación Ya hablam os de lo que fue el Comité Central de 1973 a este respecto.
del pueblo oriental, no se apagó. Siem pre hubo reservas y rem anentes de Además, no se aplicó correctam ente el centralism o dem ocrático. El es­
com pañeros dispuestos a rem ontar el MLN (T) y hoy mismo todavía los quem a organizativo reiteró el viejo verticalismo del MLN (T), razón por la
hay, con la frescura y la pujanza de siempre. De ahí que, m ientras se desin­ cual la lucha ideológica no supo encauzarse en form a norm al ni se produjo la
tegraban los sectores antes referidos, otros com pañeros venían trabajando necesaria interacción entre la base y la dirección. En consecuencia, la lucha
febrilmente para rem ontar la situación. ideológica resultó incom patible con el desarrollo de este “proceso”. M uchas
Es así que, en enero de 1980, se reúne el Prim er Sim posio, constitutivo contradicciones internas se transform aron en antagónicas, y el único expe­
de lo que se ha d ado en llam ar "El P roceso ’. diente que se tuvo, en definitiva, para resolverlas fue el de la expulsión.
Los trabajos o docum entos preparatorios no ofrecen mayores aportes. En tales condiciones, un m ar de subjetivismo inundó el proceso, haciendo
Se analiza la situación económ ica y política del país, se repasa la más difícil y problem ática su existencia.
situación internacional, en un m arco de m ucha prudencia y sin defini­ c) Los “seispuntistas”* se desarrollaron en el exterior del país y han
ciones específicas. Por eso la síntesis elab o rad a no arroja perspectivas trabajado con ahínco en la construcción del 26 de Marzo.
para las tareas futuras y todo q u ed ó po r hacerse o profundizarse en las Tienen el mérito de ser militantes tenaces, con voluntad de lucha y abn e­
cuestiones claves. gación. C uentan con órganos periódicos de difusión, abundantes relaciones
Sobre estrategia y táctica de ¡a revolución en el Uruguay, se reiteran internacionales y apoyos calificados.
H oy día, hasta son capaces de procesar hechos circunstanciales que

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A n d r é s C u ltelli

m uevan a nuestra solidaridad y a la de muchos. Sin em bargo, eso tiene • Por eso la lógica política indica que si no se proletarizan realm ente para
“patas cortas”, com o se dice en criollo. Será de resultados efímeros, con ser lograr alguna dosis de hum ildad y producir el necesario desgarram iento de
mucho, en un m om ento en que todos estam os tan débiles y nosotros mismos clase; si no cam bian rápida y profundam ente, corren el riesgo de encerrarse
recién hem os podido echar las bases para rem ontar la situación actual. cada vez más en sí mismos y de concluir en una secta. Tienen todas las
características necesarias para term inar sencillam ente en eso, primero. Y
Sobre todo: en la desintegración, después, a poco que tengan que enfrentar cualquier
• Porque el origen y la com posición de clase de ese sector y todo lo que fracaso significativo y a causa de ello las contradicciones internas coloquen
de ello se deriva no ofrecen perspectivas positivas ni perm iten otorgarles todo en crisis y fuera de control.
crédito político. • Más aún si no concluyen por dejar de considerarse el todo de la revolu­
• Ellos son ni m ás ni m enos que una reproducción o calco de la corriente ción uruguaya y no se abren a los dem ás, si no escuchan a los que discrepan
estudiantil en el seno del MLN (T) y que tanta influencia ejerciera, desde con sus procedim ientos, si no se com unican o no dialogan con las otras
m ediados de 1970 en adelante. Prácticam ente dom inaron la organización partes organizadas dentro del MLN(T) o si no trabajan en com ún -por lo
hasta marzo de 1972, en que se produce la reacción ya tardía del Sim posio y m enos en la solidaridad en donde han com etido tantos yerros- y dejan de
que hem os referenciado m ás arriba. Con la desventaja de que la generación sentirse o presentarse (provocando el rechazo generalizado) com o superiores
de militantes, aho ra en presencia, que reproducen en esencia los mismos o tocados por la voluntad divina, en un m undo capitalista, donde el que más
m étodos y estilos de trabajo era entonces la base de aquellas conducciones o el que m enos sufre las limitaciones o deform aciones que les ha im puesto
interm edias, y no pocos de ellos solo alcanzaron a militar en un comité del la ideología del sistem a y de las que solo podrán liberarse cabalm ente otras
26 de Marzo. Precisam ente, los que m ayores responsabilidades de conduc­ generaciones, m ucho después de im plantada la Revolución Socialista.
ción tuvieron de aquella corriente en la organización -au n q u e fueran dn
orden interm edio- son los que no han sido liberados. Recuérdese que los Por supuesto, que esto no significa que en el cam po de la solidaridad no
seispuntistas nacen y se desarrollan en la cárcel y el grueso de los militantes haya desviaciones ni deficiencias. Ellas no son ni más ni m enos que el reflejo
más calificados tienen el carácter de liberados. de lo que hem os visto en el curso de esta autocrítica. Allí tam bién ha habido
• En los aspectos centrales de esta autocrítica ya vimos a qué condujo la individualismo excesivo, m étodos artesanales de trabajo y m uchas cosas más
composición de clase del MLN (T) y la carencia de un enfoque de clase en que hay que cam biar con la buena voluntad y el aporte de todos.
el reclutamiento, en el encuadre, en la prom oción y form ación de cuadros, Pero es en el cam po de la solidaridad donde m enos cabe el sectarismo
y lo que significa la práctica social a este respecto y m ás aún la experiencia y donde la organización debe m anejarse con criterios am plios y flexibles,
de la lucha de masas. que com prendan a todos los que puedan aportar algo, y de la form a y en
• Y si vem os quiénes preponderantem ente conducen en los seispuntistas la cantidad y calidad que sea, sin em pequeñecer sus posibilidades de ac­
o en el 26 de Marzo en el exterior -su origen de clase, su práctica social, su ción al forzar su alineación o poniéndola al servicio de un partido o sector
form ación y grado de m aduración política-, nos encontram os, en esencia, determ inado de la izquierda.
con lo mismo de lo mismo. Y ya sabem os lo que ocurre cuando la pequeña Sobre todo, falta que se trabaje con un esquem a organizativo partici-
burguesía sin m ás y una de sus capas naturalm ente m ás inm aduras tiene pativo, que consulte la dem ocracia interna, la crítica y la autocrítica en los
a su cargo la conducción del proceso revolucionario y cóm o éste term ina balances periódicos de la actividad, la dirección colectiva a todos los niveles,
por caer desde lo m ás alto. em pezando por la descentralización por zonas y regiones, a fin de que entre
La falta de práctica social y sobre todo de experiencia en la lucha de en funcionam iento todo el rico y desaprovechado material hum ano que
clases que se observa en los militantes y en la conducción del 26 de Mar­ está disperso por el m undo.
zo, en tanto que partido político, unido a su origen de clase y al hecho de Es obvio que tam poco deben multiplicarse las dem andas ante los orga­
haberse constituido en el exterior, y no contar con influencia alguna en el nismos internacionales o ante las autoridades públicas de cada país y que lo
Uruguay, acaso explique los errores políticos com etidos y especialm ente la m ejor y m ás efectivo es que ellas respondan a un m ando único, unitario.
suficiencia, el esquem atism o y el sectarismo de que hacen gala. D em ás está decir que los com pañeros del 26 de Marzo son poco autocrí-

- 152 -
A n d r é s C ultelli

ticos. Y cuando en algún docum ento o rueda de prensa se les ha preguntado


sobre las causas de la derrota del MLN (T), han respondido con un grado
de superficialidad asom brosa, simplificando todo.
Ciertam ente, rechazan el tem a de la autocrítica del MLN (T) y tom an
distancia respecto de quienes lo planteam os com o cuestión fundam ental,
a los efectos de la reorganización necesaria del MLN (T) y el rem onte de la
lucha revolucionaria en el Uruguay.
Esta reseña en punto a los intentos de reorganización del MLN (T) desde
el exilio europeo podría tacharse de superficial si no tuviera com o telón de CUARTA PARTE
fondo los análisis centrales de la autocrítica que la preceden. Porque cual­
quiera que desee ir al fondo o a la esencia de las políticas principales en el
marco del MLN (T) tiene en la presente autocrítica -se com parta o n o - un
referente fundado para ubicar (según las prácticas y las concepciones con
que se m aneje) a cualquier otro sector de tupam aros organizados, por no
decir, tam bién, a cualquier corriente política de la izquierda nacional.

- 154 -
C o n c l u s io n e s

Las grandes guerras de la historia, las grandes tareas de las revoluciones se


decidieron únicamente porque las clases avanzadas repitieron sus embestidas
no una vez ni dos, y lograron la victoria aleccionadas por la experiencia de las
derrotas. Los ejércitos derrotados aprenden bien.
V. I. Lenin
1. Q ue esta “contribución autocrítica” puede ser insuficiente, por m ás de
un concepto. No hay du da de que es tarea de todos enriquecerla y perfec­
cionarla. Eso sí, estam os seguros de haber planteado cuestiones esenciales,
sin adornos ni adulteraciones de la historia, ni m ezquindad alguna.
2. Que hem os sido consecuentes con una m etodología científica y lle­
vado la crítica hasta donde nos ha sido posible, atentos a los hechos que
conocem os y que estam os en condiciones de docum entar.
3. Que asum im os com o nuestros todos los errores del MLN (T) y, al autocri-
ticarnos por ellos, nos com prom etem os a luchar por rectificarlos y superarlos,
a través de una práctica consecuente y esencialm ente cam biante.
4. Q ue las leyes de la historia nos enseñan que todo proceso de cambio,
si es auténtico y profundo, provoca inevitables resistencias en todos aquellos
cuya conciencia posible no los habilita para com prenderlo e impulsarlo.
5. Que el hecho mismo de que en la presente etapa nuestro quehacer
sea preponderantem ente político y apunte al desarrollo de una necesaria
línea de m asas obliga a quebrar criterios consagrados en el MLN (T) o de

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La r e v o l u c ió n n e c e s a r ia
A n d res C ultelli

desde que se conocieron en el siglo pasado las prim eras form as m odernas
carácter conspirativo, que las exigencias de una concepción aparatista habían
im puesto com o axiom as. de la lucha de clases.
Marx y Engels ya prom ovieron una señera lucha ideológica, desde la
Si entendem os bien lo que significa utilizar todas las form as de lucha, “Liga de los Justos” para adelante.
debe tenerse presente que esas formas serán clandestinas o abiertas, legales o Un Partido com o el bolchevique, que fue capaz de hacer la prim era
semilegales, pacíficas o violentas y que nunca podem os desperdiciar cualquier Revolución Socialista, en condiciones tan difíciles, vivió y resolvió todo tipo
resquicio de legalidad existente, independientem ente de cuál sea la form a de contradicciones internas en su seno y aprendió de las derrotas.
principal de lucha que estem os llevando a cabo en un m om ento dado. Es que nadie fue tan crítico y autocrítico com o el propio Lenin. Ni d e­
Allí donde la acción puede ser legal, no hay que andar con misterios o sarrolló una lucha ideológica tan fecunda. Es, pues, a partir de esa práctica
com partim entaciones innecesarias o de poca vigencia real, en determ inados tan rica en torno a las contradicciones internas del Partido, que ha podido
m edios com o el europeo o en otros países donde funciona la dem ocracia dejarnos una profunda y lum inosa teoría a este respecto.
burguesa.
C om o ha escrito Man: “Si en el Partido no hubiera contradicciones ni
Desde luego que siempre que tengam os claro nuestros planes, fines luchas ideológicas para resolverlas, la vida del Partido tocaría a su fin".‘4
estratégicos y los niveles de cada militante y preservem os a quienes corres­ El mismo Fidel Castro, que tiene la responsabilidad de ser Jefe de Estado
ponda, según sus potencialidades y el encuadre pertinente. y de liderar la construcción del Socialismo a noventa millas del imperialis­
m o más agresivo y siniestro que conoce la historia, ¿no hizo públicam ente
6. Q ue anhelam os que los com pañeros que integran otros sectores del la dem oledora autocrítica sobre la zafra de los diez millones y tantas otras
MLN (T), independientes o de la izquierda en general sean m ás críticos y
vigilantes con nosotros, que lo que hem os sido con ellos. Sin descontar que ante su pueblo?
Y si habrá atraso político entre nosotros, que a pesar de que som os tan
tenem os todo por hacer, ya que nos constituimos com o M o v im ie n t o p o r l a pocos en estas circunstancias históricas, ¿todavía tem em os que la autocrítica
r e o r g a n iz a c ió n d h l MLN recién el 11 de setiem bre de 1983.
nos divida (¿más de lo que estamos?) o favorezca al enemigo, o que este
La lucha ideológica es necesaria y fecunda en todos los ám bitos y más utilice el párrafo tal o cual para com batirnos?
en el m arco del MLN (T) y de la izquierda nacional. Si es constructiva, fra­ 9. Som os continuadores críticos del MLN (T). Y adem ás es de principio
ternal y fundada por la forma, si tiene sentido político, nos hará avanzar a que debem os ser tanto m ás autocríticos acerca de nuestro propio quehacer
todos. Será la m ejor herram ienta para rectificar nuestros errores, disminuir y de nosotros mismos. Así lo exige el respeto que le debem os a nuestro
crecientem ente el sectarismo, som eternos responsablem ente al juicio del pueblo al que con la m ayor objetividad debem os darle cuenta de lo que
pueblo y herm anarnos cada día más. Forjando bases sólidas para la unidad, hacem os, si es que rom pem os el espíritu de secta y asum im os un estilo
en todos los frentes de lucha.
serio y responsable en la política que se lleve a cabo. Lo que está im puesto
Sin tal m étodo y sin cam inar hacia esos logros unitarios, la revolución asimismo por la sangre de nuestros m uertos, que no ha corrido en vano y
no es posible. Ni en nosotros mismos, ni en ninguna parte. por el sentir de nuestros queridos presos, som etidos a una bárbara política
7. Que la cuestión de la autocrítica no es solo un asunto del MLN (T). de destrucción psicofísica, que urge poner fin con el castigo m erecido a los
Es de toda la izquierda nacional, pues ningún partido u organización verdugos infames.
revolucionaria o de la izquierda uruguaya dejó de sufrir la derrota y sus N oviem bre de 1983.
consecuencias políticas. Im porta, por tanto, desentrañar las causas de esa
derrota generalizada y que todos aprendam os de los errores com etidos por
cada uno y por la izquierda -co n vocación revolucionaria- com o un todo.
8. El nacim iento y desarrollo de las contradicciones internas en el seno de
las organizaciones políticas revolucionarias tienen carácter universal. Existe

-1 5 9 -
N o tas del a u to r

1 Ver: Contribución a la crítica de la econom ía política, de Carlos Marx,


página 12, La H abana, Editora Política, 1966.
2 Marx entiende por “ser social”: la estructura económ ica de la sociedad.
O base material o económ ica de la sociedad, que es lo mismo. También en
esta frase alude al ser, com o ser del hom bre y no de la sociedad, que es ofra
cosa distinta. Y en este último sentido o en su ám bito conceptual es que
debe interpretarse lo que Marx puntualiza en otro lugar, cuando afirm a que
“el hom bre es un ser social”. En otras palabras: se trata de que “el hom bre
es un ser social”, cuya conciencia está determ inada por otro “ser social”, en
este caso, por la estructura económ ica dentro de la sociedad. En filosofía,
com o se sabe, la teoría del ser es muy rica. Hegel com ienza su Ciencia de
la Lógica, refiriéndose a la teoría del ser en general, a lo indeterm inado, a lo
que no tiene form a y que materializándolo, o en térm inos marxistas, equi­
vale a la m ateria com o un todo. Pero para conocer, es obligado determ inar.
Por eso solo nos es dado conocer determ inadas form as de la m ateria. O de
seres, en el caso que nos ocupa. He ahí el significado diferente que Marx le
da a la expresión “ser social” com o resultado de determ inaciones diferentes
o form as diferenciadas de la m ateria.
3 Ver: Cuadernos filosóficos, Obras completas, tom o 38, página 344, La
H abana, Editora Política, 1964.
4 En vez de la versión textual de Lenin, pusimos la que actualiza el eximio
filósofo soviético P V. Kopnin, en su Lógica dialéctica, página 42, sin fecha ni
lugar de edición: “la fisiología de los órganos sensoriales [...] (‘hoy día podem os
denom inarla fisiología del sistema nervioso superior) [...]”.
5 Ver: Yuri Andrópov, “La teoría de Carlos Marx y algunas cuestiones
de la edificación socialista en la URSS”, en Boletín de Inform ación, N° 9,

-1 6 1 -
A ndrés C ultelu

1983, página 15, Editorial Internacional de Praga.


6 Ver: José Carlos M ariátegui, S iete ensayos de interpretación de la rea­
lidad peruana, La H abana, Colección C asa de las Américas, 1975, tercera
edición.
7 H ay un trabajo de un com pañero en el que se hace un desarrollo teórico
m ayor sobre este punto.
8 Ver: Ciencia de la Lógica, Buenos Aires, Edición de Solar S.A. y Librería
H achette S.A., 1976, cuarta edición, páginas 386 y 387.
9 Ver: Obras militares escogidas de Lenin, La H abana, Instituto del Li­
bro,1970, página 101.
10 Ver: M anuel Piñero Lozada, en “La crisis actual del Imperialismo y G L O SA S DE LOS EDITORES
los procesos revolucionarios de la América Latina y el C aribe”, página 369
del volum en titulado Características generales y particulares de los procesos
revolucionarios en Am érica Latina y el Caribe, M emoria de la Conferencia
Teórica Internacional, La H abana, 1982. 10 de Pando. Uno de los locales clandestinos del MLN.
11 Ver: Lenin, Obras completas, Buenos Aires, Editorial Cartago, 1969, 26 de M arzo. Movimiento político considerado brazo legal del MLN
tom o XXII, página 324, segunda edición. Tupamaros.
12 Ver: Lenin, Obras completas, Buenos Aires, Editorial Cartago, 1969, 26. Se refiere al Movimiento 26 de Marzo.
tom o XXXV, páginas 95-96, segunda edición. Actas Tupamaros. Publicación de la periodista María Esther Gilio, apa­
13 Ver: Lenin, Obras completas, Buenos Aires, Editorial Cartago, 1969, recida en tiempos de la lucha armada en el Uruguay.
tom o XVII, páginas 278 y 279, segunda edición. Almería. Calle de M ontevideo en el barrio de Malvín, donde se ubicaba
14 Ver: Lenin, Obras completas, Buenos Aires, Editorial Cartago, 1969, la casa en que cayeron presos varios de los principales dirigentes del Mo­
página 139, tom o XLII, segunda edición. vimiento, en 1970.
15 Ver: Lenin, Cuadernos filosóficos, de la edición antes citada, página 138. Aripuca. Construcción elemental, de dos aguas y una altura no superior
16 Ver: Lenin, Obras completas, Buenos Aires, Editorial Cartago, 1969, a un metro con 50 centímetros, hecha de ramas, paja u otros materiales
tom o XVI, página 347, segunda edición. livianos. Vivienda típica de los zafreros de la caña de azúcar.
17 Ver: Lenin, Obras completas, Buenos Aires, Editorial Cartago, 1969, Astraza o estraza. Papel de color marrón, usado para envolver en los
página 347, tom o XVI, segunda edición. almacenes minoristas, común hasta los años 70.
18 Ver: Lenin, Obras completas, Buenos Aires, Editorial Cartago, 1969, Saneam iento. Modismo por atender o ayudar.
tom o XVI, página 349, segunda edición. Bandazos. Voz de origen marinero, para referir en este caso a cambios
19 Ver: Lenin, Obras completas, Buenos Aires, Editorial Cartago, 1969, frecuentes de rumbo.
página 287, tom o XVI, segunda edición. Bella Unión. Localidad del extremo NW del territorio oriental, sobre el
20 Ver: Lenin, Obras completas, Buenos Aires, Editorial Cartago, 1969, río Uruguay, en la triple frontera con la Argentina y Brasil.
segunda edición. Cacao. Un plan de atentados con explosivos.
21 Ver: Lenin, Obras completas, Buenos Aires, Editorial Cartago, 1969, Cantón. Local, o “cuartel” de la guerrilla.
segunda edición. Chala. Hoja seca de maíz, usada para armar el cigarro criollo, o “charuto”.
22 Ver: Lenin, Obras completas, Buenos Aires, Editorial Cartago, 1969, Chancho. Secuestrado como prisionero político, en la jerga de la guerrilla.
tom o VIII, página 586, segunda edición. Changas. Trabajos precarios.
23 Ver: M ao Tse-Tung, Obras escogidas, Pekín. Ediciones de Lenguas Colum nas. Divisiones compartimentadas de la organización.
Extranjeras,1968, tom o I, página 340 Cuadros. Expresión con que se designaba a los militantes políticos

-1 6 2 - -1 6 3 -
A ndrés C u lte lli

experim entados y con algunos estudios teóricos y estratégicos.


D olmenit. M arca de chapas y otros materiales de fibrocemento.
Financiera M onty. Em presa colateral del B anco Mercantil.
Foquista. Partidario de la estrategia del "foco revolucionario”, defendida
por Régis Debray, quien acom pañó a Ernesto G uevara en Bolivia.
Horizontales. Contactos inorgánicos entre militantes.
La Corriente. Agrupam iento político dentro del Frente Amplio, constituido
por sim patizantes de las organizaciones guerrilleras.
La Teja. Uno de los barrios obreros de M ontevideo.
Mailhos. Familia de industriales y terratenientes, a la que los tupam aros
expropiaron un tesoro constituido en parte por libras esterlinas.
Marquetalia. N om bre de uno de los prim eros locales clandestinos de! Í n d ic e
M ovimiento de Liberación Nacional.
M onty. Ver Financiera M onty.
Orga. Por Organización.
PCR. Partido Com unista Revolucionario. P r ó l o g o .............................................................................................................................................................................. 7
Pelotear. Dialogar sin obligación de llegar a acuerdos.
R e f e r e n c ia s b io g r á f i c a s .......................................................................................................................................9
Peludos. Trabajadores rurales, especialm ente azucareros.
Piola. Expresión del lunfardo, por condescendiente, permisivo, dispuesto I n t r o d u c c ió n ................................................................................................................................................................ 1 3
a acordar.
Quincismo. Actitudes y propuestas que se consideraban típicas de la Colum - P r im e r a parte
na 15 del MLN, integrada con gran proporción de jóvenes estudiantes. I. Las enseñanzas o aspectos positivos de la lucha tu p am ara..................19
Regional. Comité de la Organización tupam ara, con referencia territorial. II. El program a de gobierno................................................................................. 25
Reveses del 22 de diciembre de 1966. Prim eros choques de los tupam aros
con efectivos policiales, en que m urieron militantes del Movimiento. III. La guerrilla u rb an a............................................................................................27
Satanes. De “S atán”, un plan concreto de acciones guerrilleras. IV. La continentalidad de la lucha revolucionaria....................................... 31
Seispuntistas. Integrantes de una fracción del MLN, que refundo el V. El estilo de los T upam aro s...............................................................................35
M ovimiento 26 de Marzo, con una orientación y organización distinta al de
los años 60-70. S egunda parte
UTAA. Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas [D epartam ento I. Las contradicciones no resueltas o aspectos negativos
(municipio) del extrem o NW uruguayo]. de la organización....................................................................................................39
Verbalismo. Expresión peyorativa con que se caracterizaba lo que se tenía
por un vicio de algunos revolucionarios: m uchas palabras y pocos hechos. II. El problem a de la teoría m arxista-leninista..............................................57
III. La construcción del p artid o ...........................................................................69
IV. La desviación m ilitarista................................................................................. 91
T ercera parte

Después de la derrota del año 1 9 7 2 ............................................................ 113


C uarta parte

C onclusiones............................................................................................................157
-1 6 4 -
N otas del autor
G losas de los editores

Esta edición
de 1500 ejemplares
se terminó de imprimir en
A.B.R.N. Producciones Gráficas S.R.L.,
Wenceslao Villafañe 468,
Buenos Aires, Argentina,
en septiembre de 2006.
Cuando Andrés Cultelli entregó a un grupo de compañeros su Contribu­
ción a la autocrítica del M LN (Tupamaros) tuvimos la certeza de que, con
su típica lucidez, comprendía que la salud lo estaba abandonando. Pocos
meses después dejó de existir, no sin antes solicitarnos que publicáramos
- j z : y esta contribución a la historia del Movimiento de Liberación Nacional.
Solo nos recomendó que el material se editara después del triunfo electo­
ral del Encuentro Progresista / Frente Amplio.
Hemos com partido ese deseo, y aquí entregam os el texto que será,
seguram ente, de gran utilidad para una aproximación a un análisis
histórico de la experiencia tupam ara. Este material abarca el período
que va desde el nacimiento del MLN (Tupamaros) hasta finales de
1983. Un período de lucha que no solo tuvo lugar en Uruguay sino
— i — - ^ u e incluyó otros países dentro y más allá de la región.
j y S Desmitificar al MLN (Tupamaros), escribe Cultelli, es difícil, desde
fuego. Por aquello de que no es posible ser juez y parte. Con todo,
tenem os que intentarlo, asumir esa trem enda responsabilidad. Acaso,
porque nadie com o quienes hem os vivido esa historia está en mejores
condiciones de interpretarla.
C o l e c t iv o A n d r é s C u l t e l l i

ISBN 9 5 0 - 5 8 1 - 7 6 6 - 5

EOEDICIONES COLIHUE 7 8 9 5 0 5

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