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BACTERIA PSEUDOMONAS AERUGINOSA

CARACTERÍSTICAS

Los miembros de este género


generalmente son móviles gracias a
uno o más flagelos polares que
poseen, son catalasa positivos y no
forman esporas. Algunas especies
sintetizan
una cápsula de exopolisacáridos que
facilita la adhesión celular, la
formación de biopelículas y protege de la fagocitosis, de los anticuerpos o
del complemento aumentando así su patogenicidad.

Otras características que tienden a ser asociadas con las especies de camila
piña Pseudomonas -con algunas excepciones- incluye la secreción de pioverdina
(fluorescein), un sideróforo fluorescente de color amarillo verdoso5 bajo condiciones
limitadas de hierro. Algunas especies pueden producir otros sideróforos, tales como
la piocianina por la Pseudomonas aeruginosa6 y tioquinolobactina por Pseudomonas
fluorescens.7 Las especies de Pseudomonas son típicamente oxidasa positivas, con
ausencia de formación de gas a partir de glucosa, son hemolíticas (en agar
sangre), prueba del indol negativas, rojo de metileno negativas y Voges
Proskauer negativas.

El género demuestra una gran diversidad metabólica, y consecuentemente son


capaces de colonizar un amplio rango de nichos.8 Son de fácil cultivo in vitro y
ampliamente disponibles en número, por lo que ciertas cepas son excelentes para
investigaciones científicas, por ejemplo, P. aeruginosa y su rol como patógeno
oportunista de humanos, el patógeno de plantas P. syringae, la bacteria de tierra P.
putida y la P. fluorescens que promueve el crecimiento de plantas.
TRATAMIENTO

P. aeruginosa se aísla con frecuencia de sitios no estériles como la boca y el esputo,


entre otros, y en esas circunstancias suele representar una colonización, sin
infección. El aislamiento de P. aeruginosa de especímenes no estériles debería
interpretarse con cautela y el aviso del microbiólogo o el médico infectólogo
deberían corroborarse antes del comienzo del tratamiento. A veces no es necesario
tratar.

Cuando P. aeruginosa se aísla de sitios estériles (sangre, hueso, colecciones


profundas) debe tomarse con mucha seriedad y en la mayor parte de los casos
requiere tratamiento rápido.

P. aeruginosa es naturalmente resistente a una gran cantidad de diferentes familias


de antibióticos. Es indispensable usarlos con una guía de tratamiento acorde con los
resultados de antibiogramas (sensibilidad de la especie de P. aeruginosa a diferentes
potentes antibióticos), más que a elegir determinado antibiótico empíricamente. Si
se comienza con un antibiótico genérico empíricamente, hay que realizar lo
adecuado para obtener cultivos y elegir el mejor de los resultados bioquímicos,
revisando el elegido.

Los antibióticos que han mostrado actividad contra P. aeruginosa incluyen:

 aminoglicosidos (gentamicina, amikacina, tobramicina);


 quinolonas (ciprofloxacino, levofloxacino pero no moxifloxacino)
 cefalosporinas (ceftazidima, cefoperazona, cefepima, cefpiroma,
pero no cefuroxima, ceftriaxona, cefotaxima)
 ureidopenicilinas (piperacilina, ticarcilina, carbenicilina: P.aeruginosa es
intrínsecamente resistente a todas las otras penicilinas)
 carbapenem (meropenem, imipenem, y no ertapenem)
 polimixinas (polimixina B, colistina)
 monobactámicos (aztreonam)
Estos antibióticos deben aplicarse siempre por inyección, con la excepción de las
fluoroquinolonas. Por esa razón, en algunos hospitales la fluoroquinolona está
severamente restringida para evitar el desarrollo de cepas resistentes de P.
aeruginosa. El monitoreo terapéutico (TDM por sus siglas en inglés: Therapeutic
Drug Monitoring) de los aminoglucósidos (p. ej., amikacina y gentamicina) puede
ser una herramienta importante para individualizar, y así optimizar, los tratamientos
farmacológicos. Sobre la base de la aplicación adecuada del TDM, y criterios
farmacocinético clínicos apropiados, sería posible disminuir la probabilidad de
aparición de eventos adversos y aumentar la probabilidad de obtener los efectos
clínicos deseados.

PATOGÉNESIS

P. aeruginosa al microscopio de barrido.

Este patógeno oportunista de individuos immunocomprometidos, P.


aeruginosa infecta los pulmones y las vías respiratorias, las vías urinarias, los tejidos,
(heridas), y también causa otras sepsis (infecciones generalizadas en el organismo).
Pseudomonas puede causar neumonías a grupos, lo que en ocasiones precisa ayuda
mecánica para superar dichas neumonías, siendo uno de los microorganismos más
frecuentes aislados en muchos estudios. La piocianina es un factor de virulencia de
la bacteria y se ha conocido que puede hasta causar muerte en C. elegans por estrés
oxidativo. Sin embargo, la investigación indica que el ácido salicílico puede inhibir la
producción de piocianina. La fibrosis quística está también predispuesta a la
infección con P. aeruginosa de los pulmones. P. aeruginosa es el causante
de dermatitis, causada por disminución del control de la calidad del agua de bebida.
El más común causante de altas fiebres en infecciones es P. aeruginosa.

También ha estado involucrado en foliculitis de tinas de agua caliente, en especial


aquellas sin un control higiénico continuo.

La P. aeruginosa es productora de la exotoxina A. En plantas induce síntomas de


putrefacción de las raíces con Arabidopsis thaliana y Lactuca sativa (lechuga). Es un
poderoso patógeno con Arabidopsis y con varias spp. animales: Caenorhabditis
elegans, Drosophila y Galleria mellonella. Las asociaciones de factores de virulencia
son los mismos para infecciones vegetales y animales.

Walker et al han demostrado en 2001 que en la colonización radicular, P.


aeruginosa forma biofilmes que confieren resistencia contra los antibióticos
secregados por las raíces. Las cepas patogénicas P. aeruginosa PAO1 y PA14 causa
mortalidad de plantas tras siete días de la postinoculación en Arabidopsis y
en Ocimum basilicum. P. aeruginosa forma biofilmes antes de la mortalidad
alrededor de las raíces. Ya infectado, las raíces de Ocimum secretan ácido
rosmarínico, un multifuncional éster del ácido cafeico que exhibe in vitro actividad
antibacterial contra células planktónicas de ambas razas de P. aeruginosa con un
mínimo de concentración inhibitoria de 3 µg mL-1.

Sin embargo, el ácido rosmarínico no produjo niveles de concentración mínimos


inhibitorios en exudados de raíces de Ocimum, antes de P. aeruginosa que forma un
biofilme que resiste los efectos microbiales del ácido rosmarínico, y al final causa
mortalidad de plantas. La inducción de la secreción de ácido rosmarínico
suplementando las raíces y con suplementación exógena de exudados de taíces
de Arabidopsis con ácido rosmarínico antes de la infección, confiriendo resistencia
a P. aeruginosa.
Bajo las últimas condiciones y con microscopía de escaneado láser confocal, grands
aglomerados de P. aeruginosa muerta se han visto en la superficie radicular
de Arabidopsis y no se observa formación de biofilme. Los estudios con mutantes
quorum sensibles PAO210 (rhlI), PAO214 (lasI), y PAO216 (lasI rhlI) demostraron
que todas las razas eran patogénicas a Arabidopsis, que naturalmente no secretan
ácido rosmarínico como un exudado de raíces. Sin embargo, PAO214 fue la única
raza patogénica que emitió exudado dulce, y biofilme de PAO214 pareció comparable
con biofilmes formados en razas salvajes de P. aeruginosa.

SÍNTOMAS DE UNA INFECCIÓN POR LA BACTERIA PSEUDOMONAS


AERUGINOSA

La Pseudomonas aeruginosa puede


infectar prácticamente a cualquier tejido
del cuerpo que esté comprometido (por
ejemplo, tejidos dañados o débiles a
causa de una lesión o enfermedad).
Puede infectar el tracto urinario, el
sistema respiratorio, la piel, los tejidos
blancos, las válvulas cardíacas, los
oídos, los huesos, las articulaciones y el tracto gastrointestinal. Muchas infecciones
por Pseudomonas aeruginosa se contraen en hospitales.

Tracto respiratorio

Entre los síntomas de una infección respiratoria se incluyen: la tos productiva


crónica, la pérdida del apetito, el descenso de peso, las sibilancias, la respiración
rápida, la fiebre, los escalofríos, la dificultad para respirar, la piel de color azulado y
la confusión.
Válvulas cardíacas

Entre los síntomas de una infección en las válvulas cardíacas se incluyen: la fiebre,
el soplo, la fatiga, el líquido en los pulmones, la retención de líquidos, los mareos, la
debilidad y el ritmo cardíaco acelerado e irregular.

Sistema nervioso central

La fiebre alta, la rigidez en el cuello y la espalda, las cefaleas intensas y la confusión


son síntomas de una infección en el sistema nervioso central.

Oídos, ojos y piel

Entre los síntomas de una infección en el oído se encuentran el dolor, la picazón, la


supuración, la inflamación, la fiebre, la sensibilidad extrema y la parálisis de los
nervios del rostro. Los síntomas de una infección ocular incluyen el dolor, el
enrojecimiento, la inflamación y los problemas en la vista. Las uñas verdes, el olor
frutado, la pus verde azulado, la picazón y las lesiones son síntomas de una infección
en la piel.

Huesos y articulaciones

Entre los síntomas de una infección en huesos y articulaciones se encuentran el dolor


en el cuello, el dolor de espalda, la inflamación y el malestar en la articulación
afectada y la fiebre.

Gastrointestinal

La irritabilidad, los vómitos, la diarrea, la deshidratación, las cefaleas, la fiebre y la


distensión y el dolor abdominal son síntomas de una infección en el tracto
gastrointestinal.
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