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Cuando se habla de “mística y oración”, nos viene a la memoria lo que se

nos enseñó cuando éramos pequeños: Arrodillarse frente a una imagen


sagrada en algún templo, o a los pies de nuestra cama, y pedir ayuda a
Dios.

Toda persona educada en alguna religión (y dependiendo de la cultura en


la que haya sido levantada), aprendió, memorizó y repitió, ya las letanías
escritas por algún santo, en el caso de los cristianos, por ejemplo, el Ave
María y el Padre Nuestro; en el mundo islámico, la Azalá, oración ritual
que se hace cinco veces al día; y así por el estilo se repite el modelo en
todas las grandes religiones como el Judaísmo, el Hinduismo, etc., donde
tienen sus propias oraciones y formas místicas de rezar. El punto es que la
oración está presente en todas las religiones del mundo.

De hecho, no se conoce religión donde la oración y la mística estén


ausentes. De una forma o de otra, con diferencias mayores o menores, el
misticismo y su ritualística nos han acompañado por millones de años a
todos los pueblos de la tierra.

Toda práctica devocional o culto a la divinidad que hayamos practicado,


no puede sino ser algo de valor para nuestras vidas.

La adoración a la Divinidad es algo maravilloso, porque nos coloca en el


estado primordial, lógico y natural de veneración, amor y agradecimiento
hacia nuestro creador, quien nos ha regalado la vida, el sentido de la
misma y la posibilidad de ser eternamente felices a través de la auto-
realización íntima, seamos o no conscientes de estos extraordinarios
dones.

Sin embargo, y sin hacer desprecio en absoluto de ninguna experiencia o


creencia religiosa, el sentido de la oración que estudiaremos y
practicaremos en este curso práctico encierra una profundidad tan íntima
y tan revolucionaria, que sólo en el seno del esoterismo gnóstico la
podemos encontrar. Lo interesante es que, además, estas prácticas podrían
ser aplicadas o asimiladas en cualquier religión y forma de culto, ya que
son la base del saber orar “per se”, más que una dirección filosófica a
seguir, una creencia en la que creer, o una indicación de a qué Divinidad
orar. No es por casualidad que la sabiduría gnóstica tenga el sinónimo de
“SABIDURÍA UNIVERSAL”.

Abramos nuestras mentes y corazones a la novedad, a un universo de


sutilezas y maravillas especiales porque, la oración (desde las entrañas
insondables de la gnosis eterna), tiene muchísimo más que ofrecernos de
lo que hubiéramos imaginado.

La oración es una de las perlas divinas olvidadas por nuestra humanidad


que necesitamos recuperar, y eso es exactamente lo que vamos a hacer en
este trabajo práctico, recuperar esta capacidad perdida.

Es raro encontrar a alguien, en estos días tan precarios, que dé a la


oración la importancia y el lugar central que merece en su vida espiritual,
pero también es lógico que así sea, es comprensible, primero, porque
nadie nos explicó en la escuela, lo que es la oración (esotéricamente
hablando), y segundo, porque normalmente los estudiantes de gnosis que
reciben las enseñanzas, habitualmente, quedan atrapados en sus
quehaceres diarios, y no practican.
¡Quien no practica las claves esotéricas, jamás logra despertar en su
corazón la valoración de esas claves! Estas claves pueden ser tesoros
preciosos, pero si no las vivimos, no las valoramos. Sólo le tomará el peso
al mundo de la mística y la oración la persona que experimente en su
propia piel el beneficio que estas prácticas proporcionan.

Este curso o trabajo práctico, puede ser para ti una gran oportunidad de
penetrar a fondo en el mundo de la mística, ni más ni menos que uno de
los cuatro pilares que dan sustento a la sabiduría gnóstica: LA MÍSTICA.
¡Adelante, trabajemos juntos y progresemos! ¡Tú puedes hacerlo!

La oración, en nuestros estudios, no solamente abarca el concepto de


“plegaria”, que es el más conocido, es decir, el método de utilizar la
palabra para suplicar, ya sean palabras espontáneas brotadas en un
momento único e irrepetible, oraciones aprendidas de memoria,
penitencias, etc., sino que abarca también la concentración en seres
superiores o secciones de la Divinidad. Para esto, se utiliza la
concentración unida a ciertos mantrams sagrados, prácticas mágicas,
invocaciones, meditación, en fin, muchas fórmulas interesantísimas que
permiten una conexión directa y empírica con lo Divinal, sin que el
intelecto tenga que necesariamente intervenir en el proceso.

Pero no se malinterprete la modalidad “plegaria” como inútil. La plegaria


es parte de las maravillas de la ciencia de la oración, y tiene su razón de
ser y su poder, no estamos entonces hablando de forma derogatoria de la
plegaria, sólo queremos decir que la oración es algo mucho más amplio y
más profundo y que tiene diversas técnicas, siendo la plegaria una de las
tantas a nuestra disposición.

Para que una oración tenga fuerza, se necesita despertar la mística, es


decir, las emociones espirituales, los anhelos ardientes, el fervor, el amor
al Ser. Hay que aprender a sostener de forma consciente, durante las
oraciones, emociones superiores claras y definidas, sin perder jamás la
concentración en lo que estamos haciendo. ¡Orar es toda una ciencia,
imprescindible a nuestro camino, y la vamos a estudiar, comprender y
practicar correctamente, en este curso!

El estado en el que se ora, es tal vez, lo más importante de todo. Muchas


veces, las personas que oran de memoria, ni siquiera vibran con lo que
están diciendo porque no tienen ninguna novedad, no se encuentran en el
estado de “orar”. Por así decirlo, oran con la cáscara de su personalidad,
pero no con la clara y la yema de sus almas. Están embotellados en lo viejo
y así, comprensiblemente, las oraciones se mecanizan, se transforman en
palabras muertas que, aunque se repitan miles de veces, y en apariencia
eso sea una gran entrega al Ser, no dejan de ser, en realidad, sonidos
muertos, aislados del corazón, palabras carentes de vibraciones superiores
y por lo tanto, sin poder creador.

Eso es lo que les sucede a miles de sacerdotes de muy diversas religiones


de oriente y occidente, por no conocer las claves del llamado “tercer
estado de conciencia”. Y por eso los pobres feligreses, cuando salen de sus
cultos, tienen en sus rostros el dibujo del aburrimiento, como si hubieran
estado masticando ajenjo. ¡Lógico, porque no sucedió nada
energéticamente superior!

Mucho más importante que las palabras que pronunciemos, las posturas
que tomemos, la perfección de los métodos o ritualística requerida
durante las oraciones, es “EL ESTADO DE CONCIENCIA” en el que nos
encontremos al orar, el estado de lucidez que logremos reunir, EL
RECUERDO DE SÍ. ¡Eso es lo fundamental!
Sin duda alguna, lo más importante es el estado voluntario y decidido de
estar en alerta íntima, la devoción, la concentración, el amor al Ser, la
actividad de la conciencia, la humildad en la súplica, el arrepentimiento,
la enmienda, el cambio en nuestra forma de pensar y de sentir, lo que
llevará al suplicante a un momento espiritual de altísima vibración. ¡Esta
es la senda de la mística revolucionaria que nos propone la Gnosis!

Cuando se unen: mente, corazón y voluntad en un solo punto de


concentración consciente, los rayos sinceros de nuestra oración, logran
prodigios. Y si no son palabras, sino el silencio místico exquisito brotado
del corazón lo que impulsa la mística, entonces brota igualmente la magia
espiritual, y converge, desde el fondo de nuestro sentir más profundo, la
comunión con el Espíritu. Así es que se produce, durante la oración, ese
pequeño religare entre la esencia y su Ser, entre lo humano y lo divino.
Estas son las oraciones transformadoras capaces de obrar milagros y
atraer a las fuerzas superiores que estamos invocando.

El V.M. Samael nos dice en su Doctrina, lo siguiente: “Realmente, es


necesario aprender a orar científicamente. Quien aprenda a combinar
inteligentemente la oración con la meditación, obtendrá resultados
objetivos maravillosos”.

Un precedente muy interesante que nos indica que la oración es mucho


más de lo que creemos, está en las palabras del V.M. Huiracocha, quien
nos dice: “Si al penetrar en el Santuario secreto que existe en tu íntimo y
en comunión con la Inteligencia Universal, mantienes deseos amables y
bondadosos para con alguien, atraerás influencias y pensamientos
idénticos a los que estás emitiendo”.
Comencemos por recordar las básicas del buen orar:

Reflexiona un poquito en los siguientes puntos, por favor, para que vayan
formando parte de tu trabajo: Enciende siempre una velita para tus
oraciones y prácticas. Procura realizar tus prácticas en el mismo lugar y a
la misma hora todos los días. Utiliza una postura adecuada a la ocasión.
Nunca hagas una oración sin estar primero en el estado de Recuerdo de Sí.
Recuérdalo siempre: ¡Sólo en el Tercer Estado de Conciencia se puede y se
debe orar!

Durante esta semana, vamos a mantralizar un Mantram maravilloso y


muy sagrado: “OM MANI PADME HUM”, por 30 minutos, todos los días
de la semana. Este Mantram se pronuncia así: Oooommm Maaaaniiiii
Paaadmeee Huuuummmm.

Hay que cantarlo de forma rítmica para obtener el mejor resultado. El


sentido del Mantram es “Oh Dios mío en mí”. Obviamente, es un Mantram
de adoración al Ser.

Igual que durante la semana pasada, vamos a realizar una concentración


en el corazón, en el Ser, a través del Recuerdo de Sí, y (en este caso), con el
Mantram OM MANI PADME HUM, haciendo de las tres cosas, una sola.
Recordemos que no tenemos que dejar la mente volar por ahí mientras
hacemos las prácticas, eso no sirve.

La meta de esta práctica está en desarrollar mística: amor al Ser,


emociones superiores, que el corazón se inflame con el fuego Divino. ¡Si
queremos que eso suceda, hay que estar muy concentrados, y sucederá!
Ciertamente, se requiere de cierta tenacidad en la concentración,
¿verdad?, porque hay que estar conscientes de tres cosas al mismo tiempo,
sin olvidarnos de sí mismos ni un ratito, pero este esfuerzo vale la pena.

Después de estos primeros 30 minutos cantando el Mantram OM MANI


PADME HUM, apartemos nuestra mente de todo pensamiento terrenal que
nos pueda llegar, concentrando nuestra mente adentro, exclusivamente en
nuestro Íntimo y en el corazón, por otra media hora. Entonces, la duración
total de la práctica será de una hora.

Durante esta última media hora, hay que hacer el esfuerzo de disparar las
emociones hacia el Ser, es importante que exista INTENSIDAD en el sentir,
para que nuestro corazón se vaya quitando la herrumbre que le cubre, la
frialdad lunar que no nos permite sentir. Entendamos que este trabajo es
profundamente anímico, y con repercusiones espirituales. Se requieren
esfuerzos íntimos y buena voluntad para lograr el máximo resultado y el
mejor desarrollo esotérico para nuestra vida.

¡Te deseamos todo el ánimo del mundo! ¡Busquemos a nuestro Ser, él se


manifestará poco a poco con estos trabajos! ¡Prestemos mucha atención a
nuestros sueños cada noche durante estos esfuerzos místicos, porque es
muy probable que nos traigan mensajes y develaciones importantes!
¡Mucha fuerza! ¡Adelante!

¡Hagamos de la oración, una forma de vida!

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