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El mercado de capitales es aquel al que acuden los agentes del mercado tanto para
financiarse a medio y largo plazo (superior a 18 meses) como para realizar inversiones.
Al negociarse activos a más largo plazo que en el mercado monetario, incorpora un
mayor riesgo.
En este mercado se negocian títulos de renta fija (bonos, letras, etc), y por tanto su
poseedor es un acreedor de la empresa emisora. En los mercados de renta variable el
poseedor de una acción está comprando una parte de la compañía. Por tanto, los
poseedores de activos de renta fija o de acciones tienen una posición jurídica distinta, y
esto se verá reflejado en las obligaciones que cada uno debe afrontar ante un evento
crediticio, las diferencias son notables.
Es el mercado donde se negocian acciones, conocido como la bolsa. Para ello, las
empresas que cotizan en bolsa, dividen su capital en partes y a eso es a lo que
denominan acciones (participaciones en el capital de la empresa).
Las empresas pueden optar por poner todo o parte de sus acciones (capital) a la venta,
normalmente mediante una Oferta Pública de Venta.
Hay que hacer mención del enorme crecimiento que ha tenido la operativa sobre
derivados de crédito en los últimos años. En el caso de los derivados financieros, en
general, al poder intervenir en cualquier mercado, dependiendo del tipo de derivado y
del activo subyacente, podemos concluir con que está presentes en cualquier mercado.
IMPORTANCIA
Cabe destacar que para que dicha función se logre con cabalidad es de suma
importancia la existencia de un mercado de valores eficiente, transparente, libre y
dinámico; donde los inversionistas puedan depositar sus ahorros y quienes lo necesiten
puedan recibirlo a través de un mercado eficaz.
ORIGEN
El origen de la Bolsa como institución data de finales del siglo XV en las ferias
medievales de la Europa Occidental. En esas ferias se inició la práctica de las
transacciones de valores mobiliarios y títulos. El termino Bolsa surgió de la ciudad de
Brujas, de la región de Flandes de los Países Bajos, una familia noble, encabezada por
Van Der Buërse, que realizaba reuniones de carácter mercantil, y en su palacio se
organizó un mercado de títulos valores. El escudo de armas de esta familia estaba
representado por tres bolsas de piel, que significaban las monederas de la época. El
volumen de las negociaciones, la importancia de esta familia y las transacciones que allí
se realizaban le dieron el nombre a lo que actualmente se conoce como "bolsa", en
relación al apellido Buërse y el escudo de su familia. Este término se traduce al francés
como bourse, en alemán se utiliza la palabra börse y en italiano el vocablo borsa. En el
inglés se usa el término Stock Exchange, aunque en ocasiones se aplica también bourse
como galicismo.
En 1460 se creó la Bolsa de Amberes, que fue la primera institución bursátil en sentido
moderno. Posteriormente, se creó la Bolsa de Londres en 1570, en 1595 la de Lyon,
Francia. Estas se consolidaron tras el auge de las sociedades anónimas.
Actualmente existen estas instituciones en muchos países, siendo la más importante del
mundo la Bolsa de Nueva York, fundada en 1792, siendo ésta la primera en el
continente americano, que recientemente comenzó su transformación para convertirse
en una red de negociación similar al mercado Nasdaq (el mercado electrónico de valores
mas grande del mundo), también estadounidense, logrando que se plantee una seria
competencia entre ambos como polo de atracción de inversiones. En la casi totalidad de
los países existen bolsas de valores, salvo en algunos muy pequeños y otros de régimen
comunista, como Cuba y Corea del Norte
Las últimas dos décadas hemos sido testigos de un crecimiento espectacular de los
mercados financieros en el mundo, incluyendo los mercados cambiarios, los
euromercados y los mercados de bonos internacionales. Por ejemplo, el volumen diario
de los mercados cambiarios, es superior a un billón de dólares diarios, lo que es
equivalente a casi 10 veces el volumen de transacciones comerciales tanto de bienes
como de servicios en el ámbito mundial, y el volumen diario de operaciones bursátiles
en el mundo llega a dos billones setecientos mil millones de dólares. Esta importancia
se deriva de las transacciones que tienen las compañías multinacionales y, sobre todo,
de los intermediarios financieros (casas de bolsa, bancos y casas de cambio), que operan
en mercados bien establecidos como Londres, Nueva York, Tokio, etc. y en mercados
emergentes tales como Singapur, Corea, Brasil, México, Argentina, Chile, Turquía, etc.
Todo esto, junto con la volatilidad de los tipos de cambio, tasas de interés, precios de
los commodities (incluyendo el petróleo) y de los precios de los activos bursátiles,
implica que los principales elementos de las finanzas internacionales tienen cada vez
mayor relevancia, no solo para los operadores financieros, sino también para los
administradores de cualquier entidad publica o privada que tenga algún contacto con el
exterior, así sea de manera directa o indirecta. Estos factores son los que dan sustento a
toda la actividad financiera, y los mercados locales no pueden estar exentos de los
movimientos de capitales alrededor del mundo. El conocimiento y el correcto manejo de
los instrumentos y herramientas financieras que existen en el mundo deberían beneficiar
a una nación y consecuentemente a sus habitantes, si es que toman conciencia de la
utilidad que le puede generar.
Para tener una noción comparativa del volumen de negocios de los mercados
financieros en el mundo se puede observar el promedio de negocios del índice Dow
Jones, representativo de la Bolsa de New York, durante los años 2004 a 2007, y el
primer bimestre de 2008, donde se observa que el promedio diario de negociaciones
varió de doscientos veinte mil millones de dólares en el 2004 a trescientos veinte mil
millones de dólares en el 2008.
En cambio la bolsa de Buenos Aires durante el años 2006 tuvo un volumen diario de
ciento sesenta y un millones de dólares promedio, y un total anual de cuarenta y un mil
novecientos millones de dólares. Esta comparación significa que el Mercado de Valores
de New York es un mil ochocientas veces más grande que el Mercado de Valores de
Buenos Aires, lo que significa que el mercado local en un año no logra generar
operaciones que superen medio día de operaciones en el NYSE.
Estados Unidos tiene varias Bolsas en las que operan mercados de valores con grandes
volúmenes, como el Nasdaq, el Mercado de Futuros de Chicago, y el NYSE, pero
también Europa tiene Bolsas de gran importancia por el volumen como ser la de
Londres, la de Paris, de Frankfurt, de Milán, etc., siendo que conjunto de bolsas del
mundo operan un volumen anual de setecientos seis billones de dólares anuales de
operaciones. Volviendo a hacer una comparación con la Bolsa de Buenos Aires, en el
año 2007 en el mercado local se opero ciento cuarenta y seis mil millones de dólares,
equivalente a dos por diez mil (0.02%) de lo que se opera en los mercados de valores a
nivel mundial.
Para tener una magnitud de lo chico que es el mercado argentino, el Producto Bruto
Mundial (PBI) es aproximadamente de ochenta billones de dólares anuales, que
equivale al 11,33% de las operaciones mundiales en los Mercados de Valores del
mundo. El PBI de Argentina en el año 2007 equivale al 100% de las operaciones en los
mercados de valores de Argentina, lo que equivale a decir que por cada dólar de PBI en
Argentina se mueve un dólar en el Mercado de Valores, y en el mundo por cada dólar de
PBI se mueven nueve dólares. Esta relación muestra la falta de inversión para apuntalar
el crecimiento argentino.
Para analizar la incidencia de cifras tan gigantescas de la economía mundial hay que ver
las balanzas de pago del mundo, de América latina y de Argentina en particular, para
encontrar el punto donde se genera la conexión mundial de los mercados de valores, y
como afecta nuestro país. El volumen total operado en una bolsa no significa
necesariamente movimiento de fondos por esa cifra, ya que las liquidaciones a final del
día de operación se realizan por el neto operado por agente, y no por todo lo comprado y
todo lo vendido.
En las economías existen agentes dispuestos a postergar consumo presente por consumo
futuro, a cambio de una retribución o beneficio, son los que se denominan unidades
superavitarias.
Por otro lado, existen entidades que necesitan fondos para realizar sus proyectos y que
están dispuestas a pagar por la obtención de éstos, las que se denominan unidades
deficitarias (Sociedades Anónimas, Fondos de Inversión, etc.).
Lógicamente, este traspaso requiere que el que entrega su dinero reciba una retribución
por este acto y quien utiliza los recursos hoy, pague un costo por el uso de los fondos,
ya sea en forma de interés o algún tipo de beneficio.
Para obtener financiamiento en estos mercados, las unidades deficitarias emiten valores
(bonos y/o acciones), los que son colocados en el mercado, a través de agentes
intermediarios, para que sean adquiridos por las unidades superavitarias. También se
pueden financiar con préstamos bancarios, en este caso quien intermedia sería el banco,
que utiliza los fondos captados de las unidades superavitarias, para colocarlas en las
unidades deficitarias.
OBJETIVO