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Para poder usar este término de “acoso”, debe existir, por tanto, un desequilibrio de
fuerzas, un abuso de poder (una relación de poder asimétrica): el alumno expuesto a las
acciones negativas tiene dificultad en defenderse, no encuentra los medios para una
confrontación de poderes ni los procedimientos para expresar su situación por la
desigualdad física o psicológica. El maltrato entre iguales supone una perversión de las
relaciones entre éstos, al desaparecer una de sus características fundamentales, el
carácter horizontal de la interacción, es decir, la relación de igualdad, que es sustituida
por una relación jerárquica de dominación sumisión entre el agresor y la víctima .
Generalmente, los “acosadores” suelen ser personas débiles y sin autoestima, que
necesitan provocar a los demás para reafirmarse a sí mismos. Así pues, “acosadores” y
“acosados” necesitarán ayuda. Los “espectadores”, suelen soslayar la información y
ocultar los hechos, mostrando falta de solidaridad, frialdad ante la injusticia, sentimiento
de “a mi no me ha pasado, mejor no meterme en líos” y pueden promover y/o participar
activamente, apoyar pasivamente, rechazar o enfrentarse activamente a las agresiones.
Es la fuerza de los compañeros la que determina en muchos casos si una agresión cesa o
se incrementa.
Conflicto: Es un desacuerdo de opiniones, intereses o posiciones. Puede darse en uno
mismo, entre dos o más personas y entre grupos. El conflicto es consustancial a la vida
humana, algo natural y por tanto inevitable. Así, más que eliminar el conflicto, de lo que
se trata es de saber regularlo creativa y constructivamente de forma no-violenta, ya que
es una energía y una oportunidad para el cambio. Se trata de enseñar y aprender a
resolverlo de forma pacífica a través del diálogo y del acuerdo.
Cuando el conflicto se intenta resolver por la fuerza, estamos hablando de violencia y de
agresión. En este sentido se habla también de la necesidad de prevenir los conflictos,
cuando en realidad lo que queremos prevenir son los comportamientos violentos
(generalmente comienzan por agresiones verbales) que, por otra parte, no ayudan a la
convivencia, sino a aumentar la situación conflictiva.