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Lo real como imposible en política *

Gloria Perelló **

Resumen

El objetivo de esta presentación es aportar a la comprensión de las confi-


guraciones sociopolíticas y del acto de gobernar en ellas implicado, in-
corporando elementos de la topología lacaniana. A partir de la definición
de política aportada por Ranciere se ubica un Real en el seno de toda co-
munidad política, el cual promueve al trabajo de articulación diferencial
y equivalencial de demandas, en términos de Laclau. Ubicamos las dos
lógicas articulatorias como correspondiendo a ordenes diferentes. Sim-
bólico e Imaginario respectivamente; y ponemos el acento en que estos
tres deben ser comprendidos siempre en relación. Asi, las propiedades
del nudo borromeo nos ofrecen una alternativa para pensar la multiplici-
dad de configuraciones sociopolíticas, en las que el Real allí implicado
opera junto con las formas articulatorias que ubicamos en los órdenes
Simbólico e Imaginario, cada uno poniendo límites y estabilizando a los
demás. Desde la concepción de un sujeto cartesiano se trata de pensar la
política como "el arte de lo posible" y en ese caso basta con que se cal-
culen las posibilidades dentro de un campo previsible, ponderable. Para
lo cual no se requiere de ningún arte, sino más bien de un sujeto del co-
nocimiento que administre a través de medidas derivadas de cálculos y
previsiones científicamente establecidas.
Sin embargo, si estamos advertidos del Real que impulsa a la política,
con la tecnocracia no alcanza. La política entendida como "el arte de lo
imposible" implica, no tanto conocimiento científico sino un saber. Un

Este artículo expresa algunas refecciones cognitivas que surgieron a partir de la in-
vestigación que se realizó en el marco del Proyecto para Nuevos Investigadores (2005-
2006) "En el nombre del pueblo. El populismo kirchnedsta y el retomo del nacionalis-
mo", PNI (S-05/59)- Escuela de Política y Gobierno-Universidad Nacional de San
Martín-UNSAM.
Psicoanalista. Profesora-Investigadora del Centro del Discurso y las Identidades So-
ciopolíticas CEDIS, de la UNSAM. Docente de la UBA y la UNLAM.

Código de referato: SP. 115.XX/11.

STUDIA POLÍTICA: ^ Número 20 ~ otoño 2010


Publicada por la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales,
de la Universidad Católica de Córdoba, Córdoba, República Argentina.
76 STUDIA POLITICE 20 ~ otoño 2010

saber hacer proporcionado por la experiencia de confrontación con lo


Real.

Palabras Clave: Lo Real - Simbólico - Imaginario - Lacan - Heteroge-


neidad

Abstract

This paper contributes to understand sociopolitical configurations and


the act of governing through the Lacanian psychoanalytical topology.
According to this theoretical perspective, the Real is constitutive of any
political community. This means in Laclau's terms that the Real impuls-
es the articulation of differential and equivalential demands. Conse-
quently, we propose that these two articulating logics (differential and
equivalential) correspond to the Lacanian two different orders, respec-
tively: Symbolic and Imaginary. We underline that these two must al-
ways be understood in relation with the Real. Thus, we have the proper-
ties of the Borromean knot as alternative way to think the multiplicity
of sociopolitical configurations; in which the Real implied operates
along with the articulating forms that we located in the Symbolic and
Imaginary order, limiting and stabilizing each other. If we look on the
conception of the Cartesian subject, we find that politics is presented as
"the art of the possible". In this case, it is enough to calculate the possi-
bilities within a foreseeable field. Therefore, we conclude that for the
Cartesian subject, in politics no art is required. Rather we have a subject
that administrates through calculations scientifically established. But if
we are aware of the Real that impulses politics, then we can see why
technocracy is not enough. That is why we propose politics as "the art
of the impossible", which means not only scientific knowledge but
know-how. A know-how provided by the experience of confrontation
with the Real.

Keywords: The Real - Symbolic - Imaginary - Lacan - Heterogeneity

La imposibilidad de la sociedad

E
L objetivo de esta presentación es aportar a la comprensión de las
configuraciones sociopolíticas y del acto de gobemar en ellas impli
cado. Con ese fin aproximamos ciertas disquisiciones teóricas nece-
sarias para comprender tal disposición. Por un lado un antecedente que en-
contramos en la obra de Freud acerca del gobernar y por otro incorpora-
mos elementos de la topología lacaniana asimilable a la teoría de Laclau.
Identificamos el Real implicado en la constitución política de la comuni-
dad y las formas articulatorias que intentan ligar eso que es del orden de lo
insensato y no cesa de no inscribirse.
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Presentamos entonces el antecedente freudiano respecto del acto de gober-


nar, ya que en tres pasajes de su obra Freud hace referencia a las profesio-
nes imposibles, gobemar es una de ellas, junto con educar y analizar. En
uno de estos fragmentos se lee: "Analizar sería la tercera de aquellas profe-
siones 'imposibles' en que se puede dar anticipadamente por cierta la insu-
ficiencia del resultado. Las otras dos, ya de antiguo consabidas, son el edu-
car y el gobemar" (Freud, 1937: 249).
Sabemos que lo imposible de estas profesiones no detiene a los hombres
para su desempeño. Es más, podemos sostener que esa misma imposibili-
dad es la que promueve al trabajo. Ahora bien, para comprender cabahnen-
te el alcance de este enunciado examinaremos los elementos que están en
juego.
En primer lugar podriamos preguntamos qué significa gobemar. Por gober-
nar puede entenderse una forma de guiar, sin descuidar un punto cmcial:
que esta acción de guiar involucra tanto a gobemantes como a gobemados.
Es en la relación entre gobemar y ser gobemados donde se cifra la cuestión
politica. Para ser precisos nos remitimos a la concepción presente en el tex-
to de Ranciere (2001) "Diez tesis acerca de la politica" que remite a la idea
de un arché como el acto de guiar, y en este guiar se entiende que hay al-
guien a la cabeza y que necesariamente hay quienes van detrás. Alcanza
este tema mayor especificidad al determinar qué es lo propio del sujeto de
la politica. Para ello delimita el espacio en el que este sujeto se ubica, a sa-
ber: la relación de gobernar y ser gobemado, ya que lo propiamente politi-
co será para Ranciere la forma de esa relación.
"La 'diferencia' en política que hace posible pensar a este sujeto, debe ser
buscada en la forma de su relación. Si volvemos a la definición arístotélica,
hay un nombre dado al sujeto {politès) que es definido por el tomar-parte
{metexis) en una forma de acción {archein - gobemar) y en experimentar lo
que corresponde a este hacer {archesthai - ser gobemado). Si hay algo
"propio" de la politica, consiste enteramente en esta relación que no es una
relación entre sujetos, sino tma relación entre dos términos contradictorios
a través de los cuales el sujeto se define. La politica desaparece en el mo-
mento en que se deshace este nudo de un sujeto y una relación."(Ranciere;
2001).

Pensada en estos términos la afirmación de Freud acerca de que puede dar-


se anticipadamente la insuficiencia de los resultados, arribamos a que esta
insuficiencia no tiene que ver con la altura de las utopias a las que se aspi-
ra, sino que esta carencia es constitutiva. Para Ranciere (1996, 2001) toda
comunidad politica se constituye como tal siempre que un sujeto reclama
ser incluido en esa comunidad. Una parte que se considera agraviada, ex-
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cluida y reclama su parte, es lo propio de una comunidad política. La para-


doja inclusión/exclusión es una división irreconciliable instaurada en el
seno de toda comunidad política.
Rancière (1996, 2001) parte de las líneas que se suponen fundadoras de la
filosofia política para comprender su especificidad, es por eso que busca en
Aristóteles el punto donde el logos se divide y aparece lo propio de la po-
lítica. Ubica dónde la política aparece, allí donde la tarea consiste en repar-
tir las partes de lo común, en armonizar según la proporción geométrica las
partes de la comunidad y los títulos (axiai) para obtener esas partes. Identi-
fica en Aristóteles tres de estos títulos: "virtud" para el aristoi, "abundan-
cia" para el oligoi, y "libertad" para el demos. En la democracia, en tanto
el "poder del pueblo", Rancière (2001) da por descontado ' que si el atri-
buto del demos es la libertad, en rigor de verdad, éste no marca la diferen-
cia de una parte respecto de las demás, porque la libertad es un atributo de
la totalidad. Entonces la diferencia no se inscribe, así como la no inscrip-
ción de la diferencia sexual llevó a Lacan a alegar que •=> La mujer no
existe y por lo cual no hay relación sexual (Lacan, 1974). Del mismo
modo la imposibilidad de inscripción de una parte respecto de las demás
nos lleva a decir: no hay relación politica o en otras palabras: ^ La comu-
nidad politica no existe. "La imposibilidad de la sociedad" en términos de
Laclau y Mouffe (2000, 160). Este enunciado en rigor no significa que no
haya comunidad o que no haya relación política. Hay, pero es no-toda, es
imposible, es Real (Copjec, 2006).
En esa medida lo imposible entonces es propio de la política, y en psicoa-
nálisis lo imposible es una definición de lo Real. Lo Real como lo imposi-
ble es también lo que no cesa de no inscribirse (Lacan, 1988c: 82). En
otras palabras si hay alguna manera de que se conforme una comunidad
politica es en la medida en que no todo pueda ser inscripto en esa totali-
dad, es lo que Laclau (2005) denomina "heterogeneidad social", eso que
no tiene acceso al campo de representación aunque no como una negativi-
dad antagónica sino más bien como resto, como el residuo del acto de no-
minación de una totalidad, "el campo de representación es un espejo roto y
oscuro, interrumpido constantemente por un "Real" heterogéneo al cual no
puede dominar simbólicamente" (Laclau, 2005: 177).
Y esta imposibilidad es insostenible en tanto Real, la confrontación con el
horror de la disolución social es insoportable y es lo que impulsa intentos
siempre fallidos de conformación de totalidades (Laclau, 1996). Eso que

' Este término no es ingenuo, Rancière hace notar que Aristóteles se equivoca al contar,
no hay tres partes, hay una que no cuenta.
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no se inscríbe pero que insiste, sólo puede ser tratado mediante lo que sí se
inscribe, en términos de Laclau eso que se inscribe son las demandas. Lo
incesante de la no inscripción causa un intento permanente de simboliza-
ción e imaginarización que puede ser analizado a partir de la forma en que
esas demandas se articulan.
En el caso del populismo específicamente, las formas articulatorias de las
demandas son presentadas por Laclau (2005) según dos lógicas: la lógica
de la equivalencia (en tanto articulación de una identidad popular) y la ló-
gica de la diferencia. No debemos olvidar el lugar crucial que ocupa para
Laclau el líder, el conductor del pueblo en ese anudamiento.

El Lider

Laclau recurre a Freud (1920) y su Psicología de las masas y análisis del


yo para escapar de las interpretaciones que centran su análisis en las carac-
terísticas "psicológicas" del líder (demagogo, manipulador, etc.) y la su-
gestión que éste entablaría con la masa; de manera tal que los individuos
perderían sus atributos en cuanto tales (la racionalidad) y al participar de
una multitud adquirirían un comportamiento anómalo o primitivo. Eviden-
temente, tal como lo plantea el autor, este tipo de argumentos sólo puede
llegar a dar cuenta de las intenciones del líder, pero nada nos dicen del por-
qué del liderazgo. La referencia al texto de Freud le permite eludir la lógi-
ca binaria signada por el par de opuestos racional e irracional del que se
derivan normal y patológico, diferenciación social y homogeneidad, indivi-
duo y grupo; y explicar a través del concepto clave de afecto, investidura
libidinal o catexia cómo un conjunto de elementos conforman una unidad.
Ahora bien, presentaremos para este punto los aportes de la perspectiva la-
caniana de la Psicología de las masas y análisis del yo, ya que así el texto
freudiano adquiere mayor potencia explicativa. De esta manera buscamos
precisar los registros Simbólico e Imaginarío en los que ubicamos al ideal
del yo y al yo ideal respectivamente, instancias que intervienen en la cons-
titución de la masa.
Entonces, ¿cómo considerar la dimensión simbólica y la imaginaria ya que
ambas participan de la constitución de la masa? ¿Cómo establecer esta di-
ferencia? Por un lado con la diferenciación entre ideal del yo y yo ideal
como pertenecientes a órdenes diferentes, simbólico e imaginario respecti-
vamente. En La observación sobre el informe de Daniel Lagache, Lacan
(1984: 651) hace uso del modelo óptico para mostrar en esa estmctura el
funcionamiento de las relaciones del yo ideal con el ideal del yo, al poner
de manifiesto el clivaje de lo Simbólico y de lo Imaginario. En breve y a
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riesgo de simplificar demasiado la cuestión: ubica al yo ideal como imagen


con la que se identifica el yo del sujeto, en una relación imaginaria. Sin
embargo para que ese espejismo tenga lugar, esa imagen debe ser ofrecida
desde un lugar simbólico que la signe como amable. El Ideal del yo es ese
lugar simbólico desde el que nos miramos como dignos de ser amados.
Por otro lado, en el Seminario 4, La relación de Objeto (Lacan, 1996) en-
contramos elementos topológicos que nos auxilian para abordar esta
cuestión. En ese texto Lacan analiza el modo en que se articula en la expe-
riencia analítica Lo Imaginario y Lo Simbólico, y para representarlo em-
plea el esquema lambda (L). En palabras del propio Lacan: "Finalizados
estos años de crítica, aquí estamos, armados por lo tanto de cierto número
de términos y de esquemas. La espacialidad de estos últimos no debe to-
marse en el sentido intuitivo del término de esquema, sino en otro sentido,
perfectamente legítimo, que es topológico —no se trata de localizaciones,
sino de relaciones de lugar, por ejemplo interposición o sucesión, secuen-
cia. Nuestra elaboración culmina en un esquema que podemos llamar el es-
quema lambda y que es el siguiente:

Otro

yo (moi) a O^ < ^O A Otro

La relación especular con el otro se encuentra representada en la línea a-a',


pareja de recíproca objetivación Imaginaria como la llama Lacan (1985,
47), en donde el yo y el otro se encuentran en una relación Imaginaria pro-
pia del estadio del espejo. En tanto que los otros dos términos son de orden
Simbólico, el S (lugar del sujeto) y A, el campo del Otro, Otro que no es un
semejante, sino la otredad del campo de la palabra.
Ahora bien, discríminados ideal del yo y yo ideal como términos Simbóli-
co e Imaginario respectivamente y con la ayuda del esquema Lambda (L),
abordemos la lectura del texto freudiano, específicamente esa suerte de
teoría de nudos que presenta en su fórmula de la constitución libidinosa de
la masa: "Ahora bien, las elucidaciones anteriores nos han preparado aca-
badamente para indicar la fórmula de la constitución libidinosa de una
masa; al menos, de una masa del tipo considerado hasta aquí, vale decir.
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que tiene un conductor y no ha podido adquirir secundariamente, por un


exceso de "organización", las propiedades de un individuo. Una masa pri-
maría de esta índole es una multitud de individuos que han puesto un obje-
to, uno y el mismo, en el lugar de su ideal del yo, a consecuencia de lo cual
se han identificado entre sí en su yo. Esta condición admite representación
gráfica": (Freud, 1921: 109-110).

Ideal Objeto
del yo

Objeto
exterior

Comprobamos que tanto en la fórmula de Freud, como en el modelo de La-


can podemos localizar tres lugares en la relación con el semejante, el lugar
del yo del sujeto, el lugar del yo de los demás miembros de la masa (el yo
ideal i(a), el otro con quien se establece la identificación imaginaria); y un
tercer lugar, el del ideal del yo, lugar donde se pone el líder, lugar del I(A),
operador simbólico que sostiene la identificación imaginaria.

imagen ofrecida por el ideal del yo


Identificación yo ideal i( a ) para que e\yo se identifique
(semejante)

Encamado por
•Madre-Padre
»•Conductor o líder

Según el objeto se ponga en el lugar del ideal o en el lugar del yo ideal, el


lazo será de enamoramiento (idealización) o de identificación respectiva-
mente. Por lo tanto, si el lider es ubicado en el lugar del ideal, por parte de
cada miembro de la masa, queda ligado a éstos mediante un lazo identifica-
torio.
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El problema de Freud es saber cómo el individuo empírico se transforma


en un sujeto social. La respuesta de Freud seria que una suma de indivi-
duos, que vive cada uno su propia vida psiquica, supone que todos depo-
nen su ideal del yo personal, erigiendo un ideal del yo en común, un ideal
del yo colectivo gracias a un objeto. En el caso de los grupos con un con-
ductor, el lider es el objeto de lo colectivo. Según el esquema freudiano,
seguido en el sentido de las agujas del reloj, encontramos en un primer
tiempo el objeto exteríor, en el segundo tiempo la erección del ideal del yo
y finalmente, el gmpo haciendo lazo identificatorio. El ideal del yo sostie-
ne el lazo social. Esta pasión del padre, es el motor de lo social; es lo que
se pone justamente en el lugar del objeto.
Observamos en el esquema de lo social que todos los términos están vincu-
lados. Los yoes con los ideales del yo; los ideales del yo entre ellos y los
yoes entre si ligados por identificación. Aquello que no está ligado son los
pequeños objetos entre ellos; es decir, la falta. Simplificando rápidamente
las cosas ubicamos en ese lugar al objeto a lacaniano, ello es en la medida
que vuelve a lo social. Encontramos en este anudamiento de lo social una
especie de juego entre el ideal y la falta.
En definitiva y volviendo a establecer la cuestión en clave laclausiana: la
lógica de la diferencia y la de la equivalencia corresponden a registros di-
ferentes. Por un lado, mediante la articulación equivalencial de demandas
se logra la unidad de un grupo a partir de la alienación imaginaria. Y por
otro lado, la satisfacción diferenciada de las demandas por via institucio-
nal supone una forma de tramitación simbólica. Lo heterogéneo entonces
es aquello imposible de integrarse en ese juego de equivalencias y dife-
rencias.

El nudo

Así queda especificado lo atinente a los tres registros de Lacan: Real, Sim-
bólico e Imaginario. Ahora bien, hay una cuestión decisiva en lo referente
a estos tres, y es que ninguno puede considerarse como aislado de los de-
más, siempre están en relación con los otros dos.
Ya hemos analizado la relación del Real como causando el trabajo de arti-
culación simbólica e imaginaria. A su vez, el Simbólico sólo es pura dife-
rencia y la única forma de dar unidad a la sociedad es ilusoria, es decir
imaginaria. Por otro lado, la unidad imaginaria, es posible sólo si existe un
sostén simbólico que la garantice, que la haga discernible. Esto es en tér-
minos freudianos: para que la identificación imaginaria entre los miembros
de la masa acontezca es necesario que todos pongan el mismo objeto en el
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lugar del ideal (Freud, 1921: 109-110). Siendo el ideal del yo la instancia
simbólica que comanda las relaciones imaginarias.
Una manera de pensar esta interrelación de Real, Simbólico e Imaginario,
es según lo abordado por Lacan (1973-76) en los Seminarios que dicta del
'73 al '76, esto es: mediante la topología del nudo borromeo. De esta ma-
nera Real, Simbólico e Imaginario consisten en tres cuerdas absolutamente
distintas, anudadas de modo tal que al romperse una de ellas se desligan
las otras dos, cualquiera sea el redondel que se corte.
Revisamos los sistemas de representación que hemos utilizado hasta aquí,
para el estudio de las formas articulatorias. Nos encontramos con el gráfico
de coordenadas cartesianas heredado de Saussure, en el cual se representan
las operaciones de selección y combinación al hacer uso del sistema. La
selección o eje paradigmático lo encontramos en ordenadas y la combina-
ción o eje sintagmático en abscisas.
Este esquema se pudo hacer funcionar incluso teniendo en cuenta el anta-
gonismo inherente a todo sistema de significación y que Laclau lo asimila
al objeto a lacaniano. Sin embargo el Real que se ha considerado aquí, es
solamente en tanto precondición para la sistematicidad del sistema de sig-
nificación. ^ Ahora bien, es justamente Laclau quien hace una distinción,
que aunque breve no menos importante: lo heterogéneo no es lo antagóni-
co. Y lo refiere de esta manera:
"La mptura implicada en este tipo de exclusión es más radical que la
inherente en la exclusión antagonística: mientras que el antagonismo
aún presupone alguna clase de inscripción discursiva, el tipo de exte-
rioridad al que nos estamos refiriendo ahora presupone no sólo una ex-
terioridad a algo dentro de un espacio de representación, sino respecto
del espacio de representación como tal. Este tipo de exterioridad es lo
que vamos a denominar heterogeneidad social" (Laclau, 2005: 176)

El antagonismo que habita el discurso, supone ya alguna forma de inscrip-


ción, en tanto contingente pero a la vez necesaria para la constitución del
sistema. Lo heterogéneo en cambio, se aloja entonces en un punto de exti-
midad, ^ no se inscribe, es lo Real en tanto residuo que cae como desecho
del proceso de significación. Es decir que a partir de aqui estamos conside-

- Este nivel de lo Real Lacan lo introdujo a partir de la estructura del lenguaje conside-
rando centralmente el concepto de castración en el pensamiento de Freud.
^ Extimidad, neologismo lacaniano que alude a que lo más íntimo se encuentra en el ex-
terior y anuncia su presencia como un cuerpo extraño que reconoce una ruptura constitu-
tiva de la intimidad. (Lacan, 1988)
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rando el Real no sólo en su relación con el antagonismo, sino centralmente


con lo heterogéneo, como plus de goce.
De ahí la potencia explicativa que adquiere el nudo borromeo para la com-
prensión de las configuraciones socipolíticas, en tanto considera lo hetero-
géneo en la economía de tal conformación. Entonces, la geometría de ejes
de coordenadas ortogonales en cuyo centro se ubica el sujeto cartesiano
queda asi dislocada en el anudamiento borromeo. Ya no es el sujeto del co-
gito lo que se sitúa en el centro del nudo sino el objeto a.

El nudo borromeo

Las propiedades del nudo borromeo nos ofrecen una altemativa para pen-
sar la multiplicidad de configuraciones sociopoliticas en las que el Real allí
implicado opera junto con las formas articulatorías que ubicamos en los ór-
denes Simbólico e Imaginario, cada uno poniendo límites y estabilizando a
las demás.

A modo de conclusión

Retomamos la afirmación freudiana que habíamos presentado al inicio de


nuestra exposición y que ubica al gobernar como una profesión imposible.
Entonces, desde la concepción de un sujeto cartesiano se trata de pensar la
política como "el arte de lo posible" '*, esto es centrarse en el campo de la

'' La frase "la política es el arte de lo posible" se atribuye a Otto von Bismark, el "Can-
ciller de hierro", aunque hay quienes le confieren la autoría a Maquiavelo y otros a los
filósofos griegos.
GLORIA PERELLÓ 85

realidad, que es el campo del fantasma, y si es posible es porque no acon-


tece. Desde esa perspectiva entonces basta con que se calculen las posibili-
dades dentro de un campo previsible, ponderable. Para lo cual no se re-
quiere de ningún arte, sino más bien de un sujeto del conocimiento que
administre a través de medidas derívadas de cálculos y previsiones científi-
camente establecidas.
Sin embargo si estamos advertidos del Real que impulsa a la política, que
fenoménicamente se revela en expresiones como: ¡Esto no puede ser! Y
ciertamente no lo es, pero no le impide existir (o ex-istir). Si este ¡no es po-
sible! es escuchado como un llamado a gobemar, entonces con la tecnocra-
cia no alcanza. La política entendida como "el arte de lo imposible" implica,
no tanto conocimiento científico, más bien se trata de un saber. Un saber ha-
cer proporcionado por la experíencia de confrontación con lo Real. 3 }

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