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Teología y lenguaje funciona de, al menos, dos modos.

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lado estas conferencias y artículos son una introducción .il
pensamiento de Agamben. En ellos se vuelve sobre conceptos
centrales de su obra (homo sacer, soberanía, forma-de-vid.» c G io r g io Ag am ben
infancia) y se ponen en juego los planos del pensamiento sobi c
los que despliega su filosofía: teología y filosofía política pero
también estética y lingüística. Por otro lado, los textos recogi T e o l o g ía y l e n g u a je
dos se proponen como estaciones en la bibliografía del autor.
Del poder de Dios al juego de los niños
Cada uno a su modo dialoga con la obra-Agamben y, por eso,
podrían ser pensados como pre-textos, como cajas de resonan­
cias textuales. En este sentido el lector ya experimentado en el
pensamiento agambeniano podrá leer Teología y lenguaje como
un conjunto de propuestas, como una serie de proto-libros
i i adiic cor
imaginarios.
M a l(.»■> K.ii.»

ISBN 978-987-1501-40-3

78987 501403
LAS C U A R E N T A
Giorgio Agamben

Nació en Roma (Italia) en 1942. Después de


estudiar Leyes en la Universidad de Roma, se
doctoró en Filosofía y se formó en Lingüística
en París: se entiende, pues, cómo su obra va de
la zoé al tratado jurídico, de la arqueología del
juramento al iustitium, del estado de excepción
legal a los enunciados performativos. En paralelo
a su obra filosófica, ha trabajado como profesor
de Estética, Filosofía e, incluso, Iconografía en
diversas universidades italianas (entre las que se
cuentan la Universidad de Verona y el Instituto
Universitario de Arquitectura de Venecia). Por
lo demás, su performance docente y su inclina­
ción por la teología como arcanum del gobierno
han tenido una anticipación en el mundo del
espectáculo: a los veintidós años, Agamben
interpreta al apóstol Felipe en el largometraje El
evangelio según San Mateo de Pier Paolo Pasolini
(en sintonía, ese mismo año publicaba su primer
artículo, “Decadenza”).
Entre sus obras se destacan La comunidad que
viene (1990), Homo sacer. La nuda vida y elpoder
soberano (1995), Lo que queda de Auschwitz
(1998), El reinoy la gloria (2007), Profanaciones
(2005) y Desnudez (2009).
T e o l o g ía y le n g u a je
DEL PODER DE DIOS
AL JUEGO DE LOS NIÑOS

G io r g io Agam ben

TR A D U CTO R: M ATÍAS H. RAIA

C o l e c c i ó n Mitma
T e o l o g ía y le n g u a je
DEL PODER DE DIOS
AL JUEGO DE LOS NI ÑOS

G i o r g i o Ag a m b e n

LAS C U A R E N T A

L
Agamben, Giorgio
Teología y lenguaje : del poder de Dios al juego de los niños
. - la ed. - Buenos Aires : Las Cuarenta, 2012.
72 p .; 21x13.5 cm. - (Mitma)

Traducido por: Matías Raia


ISBN 978-987-1501-40-3

1. Filosofía Contemporánea. I. Raia, Matías, trad. II. Título.

CDD 190

Diseño de tapa y diagramación interior: Las cuarenta


Imagen de tapa: Beto Martínez, “El trompo del ángel”, dibujo, Buenos Aires,
2012.

Teología y lenguaje
Giorgio Agamben
© Las cuarenta, 2012
Puan 376, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
www.lascuarentalibros.com.ar

Primera edición
ISBN 978-987-1501-40-3

Esta publicación no puede ser reproducida en todo ni en parte,


ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación
de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea
mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito
del editor.
Hecho el depósito que previene la Ley 11.723
Derechos reservados
índice
Introducción.................................................................. 11
por Matías H. Raia

Bataille y la paradoja de la soberanía...........................13

Por una filosofía de la infancia.....................................25

La liturgia y el Estado m oderno...................................33

¿Qué es una orden?........................................................47


Introducción

Tal vez sea lícito realizar la siguiente pregunta: ¿por


qué publicar estos cuatro textos del filósofo italiano
Giorgio Agamben? Mi tarea de prologuista sería inten­
tar argumentaciones sesudas y referencias bibliográficas
intensas para justificar un libro como Por una filosofía de
la infancia y otros pre-textos. Pero no lo voy a hacer. No
porque no existan razones para publicar un pseudo-ma-
nifiesto como “Por una filosofía de la infancia” o un work
in progress como “¿Qué es una orden?”, los textos por sí
solos lo demuestran. Más bien prefiero pensar que estos
textos funcionan juntos en consonancia y en disonancia,
como extensiones y como derivas del pensamiento agam-
beniano. Prefiero pensar que dependiendo de la lectura, el
modo en que puede funcionar este artefacto.
Entre Infancia e historia (1978) y Altísima pobreza
(2011), por proponer dos referencias arbitrarias pero tem ­
porales, la filosofía agambeniana ha ido cambiando (los
temas benjaminianos de la experiencia y la historia pasa­
ron a convivir con los temas foucaulteanos de la biopolí-
tica), incorporando temas (la reflexión filosófica en tom o
del lenguaje y del sujeto se fue desplazando hacia la deriva
teológico-política) y encontrando un tono (ciertas figuras
poéticas, ciertos interrogantes abismales, cierta segmenta­
ción textual). Los artículos y conferencias que aquí reco­
gemos se distribuyen en esa línea temporal trazada entre
un libro y otro: “Bataille y la paradoja de la soberanía”
es de 1986; “Por una filosofía de la infancia” es de 1996;
“La liturgia y el Estado moderno” es de 2009; y “¿Qué es
una orden?” de 2011. Cada uno dialoga a su modo con la
obra-Agamben y, por eso, podrían ser pensados como pre­
textos, como cajas de resonancias textuales. Así, por ejem­
plo, durante la lectura de “Por una filosofía de la infancia",
sería inevitable pensar en Infancia e historia o en un artí­
culo como “Forma-de-vida”; o en las páginas de “¿Qué es
una orden?” notar una preocupación concomitante con la
de E l sacramento del lenguaje. Un lector ya experimentado Bataille y la paradoja
en el pensamiento agambeniano podría leer Por una filo­
sofía de la infancia y otros pre-textos como un conjunto de
de la soberanía
propuestas, como una serie de proto-libros imaginarios.
Sin embargo, estos textos también pueden servir de
introducción al pensamiento de Agamben (a pesar de/
por su lateralidad, a pesar de/por ser inéditos). En ellos
se vuelve sobre conceptos centrales de su obra (homo sa-
cer y soberanía, por poner dos ejemplos) y se ponen en
juego los planos del pensamiento sobre los que despliega
su filosofía el autor de E l reino y la gloria-, la teología y la
filosofía política pero también la estética y la lingüística.
Aquel que quisiera introducirse, entonces, en el fascinan­
te mundo agambeniano, podría tranquilamente empezar
por alguno de estos textos y luego partir hacia los libros
centrales del filósofo italiano.
En todo caso, es válido pensar Por una filosofía de la
infancia y otros pre-textos como un manojo de textos
agambenianos, como una máquina que se pone en fun­
cionamiento cuando el lector abre el libro, y así evitar una
posible justificación para publicarlo (o darla sin quererlo,
a pesar suyo).

Matías H . Raia
O toño de 2012
Bataille y la paradoja de la soberanía'

Las reflexiones que siguen se refieren a una anéc­


dota que me fine contada hace algunos años por Pierre
Klossowski, con quien me fui a encontrar en su pequeña
oficina de la calle Vergniot para que me hablara de sus en­
cuentros con W alter Benjamín. Pierre lo recordó perfec­
tamente, con más de cuarenta años de distancia, “de ros­
tro infantil, sobre el que parecía que habían sido pegados
unos bigotes”. En aquel instante, entre las imágenes que
todavía estaban muy vivas en su memoria, estaba también
aquella de Benjamín con las manos levantadas en un ges­
to de advertencia (Klossowski en aquel momento se puso
de pie para imitarlo) quien, a propósito de las activida­
des del grupo Acéphale y, en particular, las ideas expuestas
por Bataille en su ensayo “La noción de gasto” (que había
sido publicado tres años antes en Critique socíale), repetía
“Vous travaillez pour le fascisme! [¡Ustedes trabajan para
el fascismo!]”.
" Giorgio Agamben brindó esta charla durante el seminario sobre
Georges Bataille, en el inicio de 1986, realizado en Italia y orga­
nizado por el Centro Cultural Francés de Roma, bajo la curadu­
ría de Jacqueline Risset con la colaboración de Marina Galleti y
Annamaria Laserra. El texto, “Bataille e il paradosso della sovranitá”,
fue recopilado por primera vez en la publicación Georges Bataille:
ilpolítico e il sacro. [Risset, Jacqueline (org.). Georges Bataille: il po­
lítico e il sacro. Napoli, Liguori Editore, 1987, p. 115-119].
Me he preguntado frecuentemente lo que Benjamín de Bataille y desenvolverla en dirección de una teoría de
pretendía con esta frase. El no era ni un marxista orto­ la comunidad. Me refiero al importante ensayo de Jean-
doxo ni un racionalista influenciado por coiunctivis pro- Luc Nancy sobre La cornrnunauté desouvrée [La comuni­
fessoria, que, incluso después de tantos años de cultura dad desobrada] (publicado en Aléa, 4, 1983) y al texto de
italiana de posguerra, pudiera escandalizarse por los te­ Blanchot La communauté inavouable [La comunidad in­
mas que ocupaban el pensamiento de Bataille. El “mate­ confesable] (Paris, 1983) que constituyen de algún modo
rialismo antropológico”, del que había procurado trazar una reanudación y una prolongación.
un perfil ya en su ensayo sobre el surrealismo de 1929, no Tanto Nancy como Blanchot se mueven por la consta­
parece tan distante -a l menos, a primera vista- del pro­ tación de la crisis radical y la disolución de las comunida­
yecto batailleano de ampliar el horizonte teórico-práctico des en nuestro tiempo e intentan, precisamente, interro­
del marxismo (basta pensar en el tema de la embriaguez garse sobre la posibilidad - o sobre la imposibilidad- de
que, en ese ensayo, ocupa una posición central). Además, un pensamiento y una experiencia comunitaria. Es en
Benjamín conocía bien la fuerte aversión de Bataille por esta perspectiva que ambos buscan en el pensamiento de
el fascismo, que se expresa precisamente esos años en una Bataille. Ellos coinciden en reconocer en Bataille el recha­
serie de artículos y análisis extremadamente agudos. Si no zo de toda comunidad positiva fundada sobre la realiza­
podía ciertamente tratarse de los temas y los contenidos ción o sobre la participación de un presupuesto común.
en el pensamiento de Bataille, ¿qué era lo que podía en­ La experiencia comunitaria implica en realidad, para
tonces entender Benjamín con esa oscura sentencia? Bataille, la imposibilidad del comunismo como una inma­
No creo poder proporcionar una respuesta inmediata nencia absoluta de hombre a hombre y como la ineficacia
a esta pregunta. Pero como estoy convencido de la per­ de toda comunión fusional en una hipóstasis colectiva. A
sistente actualidad de los problemas que ocupaban la re­ esta idea se opone, en Bataille, una comunidad negativa,
flexión de esos años, me gustaría intentar ampliar el ámbi­ cuyas posibilidades se abren en la experiencia de la muer­
to cronológico de la advertencia de Benjamín y preguntar: te. La comunidad revelada por la muerte no instituye
¿en qué sentido se podría decir hoy que también nosotros ninguna ligazón positiva entre los sujetos, sino que está
t rabajamos, sin saber, para el fascismo? O, invirtiendo la frecuentemente ordenada por su desaparición, la muerte
pregunta, <en qué sentido podemos asegurar que no esta­ como aquello que no puede de forma alguna ser transfor­
mos i rabajando para lo que Benjamín podía entender con mado en una substancia o una obra común.
ese término? La comunidad que esta aquí en cuestión tiene, por eso,
I’.ii.i poder establecer esta pregunta, me gustaría prime- una estructura absolutamente singular: ésta asume en sí
1 1 1 m i ii.ii l,i <ii relación a los intentos que me parecen más la imposibilidad de inmanencia propia, la imposibilidad
i ifiii<im>•, p.u.i medir la herencia teórica del pensamiento misma de ser comunitaria en tanto sujeto de comunidad.
La comunidad reposa, en este sentido, de algún modo, en La paradoja del éxtasis batailleano es, en realidad, que
la imposibilidad de comunidad y la experiencia de esta im­ el sujeto debería estar presente donde no puede estarlo, o en
posibilidad funda, por el contrario, la única comunidad viceversa, que el sujeto debe perderse en donde debería estar
posible. Es evidente que, en esta perspectiva, la comuni­ presente. Es esa estructura antinómica de esta experiencia
dad puede ser sencillamente “comunidad de los que no interior la que Bataille procurará por toda la vida aferrar
tienen com unidad”. Y tal será en verdad el modelo de y cuya realización constituía aquello que él definía como
comunidad batailleana: se trata de la comunidad de los “opération souveraine [operación soberana]” o “la souve-
amantes, que Bataille frecuentemente evoca, o la comuni­ raineté de Vétre [la soberanía del otro]”, la soberanía del
dad de los artistas o, más insistentemente, la comunidad ser.
de los amigos, a la cual procuró darle vida con el grupo No es ciertamente por azar que Bataille terminó por
Acéphale, del cual el Collége de Sociologie era una manifes­ preferir la expresión “operación soberana” a otra defi­
tación esotérica -e n todo caso en el centro de esta comu­ nición. Con un sentido agudo en relación al significado
nidad está inscripta la estructura negativa. filosófico de las cuestiones terminológicas, Kojéve, en
Pero ¿cómo se puede atestiguar una comunidad simi­ una carta a Bataille que se conserva en la Bibliothéque
lar? ¿En qué experiencia podrá manifestarse? La privación Nationale de Paris, subraya explícitamente que el térmi­
de cabeza, la acefalidad que sanciona la participación en no más apropiado para el problema de su amigo no puede
ser “soberanía”. Y al final de la sección titulada Position
el grupo batailleano establece ya una primera respuesta:
la exclusión de la cabeza no significa solamente elisión de décisive de la Expérience intérieure [La experiencia inte­
rior], Bataille define de este modo la operación soberana:
racionalidad y exclusión de un jefe sino, ante todo, la mis­
“L’operation souveraine, qui ne tient que d ’elle-méme son
ma autoexclusión de los miembros de la comunidad, que
autorité, expie en méme temps cette autorité. [La operación
están presentes sólo a través de la propia decapitación, de
la propia “pasión” en el sentido estricto de la palabra. soberana, que obtiene su autoridad sólo de sí misma, expía
al mismo tiempo esta autoridad.]”.
Es esa experiencia que Bataille define con el término
extase, éxtasis. De este modo lo vio Blanchot, pero, por ¿Cuál es, en realidad, la paradoja de la soberanía? Si el
soberano es, según la definición de Cari Schmitt, aquel
otro lado, estaba implícita la tradición mística de la cual
que tiene el poder legítimo de proclamar el estado excep­
Bataille, tom ando distancia, recibía el término, la para­
doja decisiva del ektasis, de este absoluto estar-fuera-de-sí ción y de suspender, de tal modo, la validez del ordena­
del sujeto. Esta paradoja consiste en que aquel que hace la miento jurídico, la paradoja del soberano se puede enton­
i \|>< i ioiu ia no está en el instante en el que la experimenta, ces enunciar de esta forma: “el soberano está, al mismo
<1. I>> p m ln sc en el momento mismo en que el que debe-
tiempo, fuera y dentro del ordenam iento”. La precisión
lia < «.11 pivsnm- para hacer la experiencia. “al mismo tiem po” no es superflua: “el soberano, en ver­
BATAILLE Y LA PARADOJA
DE LA SO BERANÍA

dad, teniendo el poder legítimo de suspender la validez de Con una dificultad similar se había debatido mu­
la ley, se coloca legítimamente por fuera de ella.” Por eso, chos años antes otro pensador del éxtasis, el Schelling
la paradoja de la soberanía se puede también formular de de Filosofía delta revelazione, que confió en el éxtasis y el
este modo: “la ley está fuera de sí misma, está fuera de ley; anonadamiento de la razón en la tarea decisiva de pen­
o: yo, el soberano, que estoy fuera-de-ley, declaro que no sar lo que anticipa al pensamiento. La dificultad, que está
hay fuera-de-ley.” aquí en cuestión, es, en realidad, incluso más antigua que
Esta paradoja es muy antigua y, si se observa atenta­ su formulación como paradoja de soberanía. Esta se re­
mente, está explícito en el mismo oxímoron que se en­ m onta a la dualidad que está implícita en el mismo modo
cuentra en la expresión: el sujeto soberano. El sujeto (esto en el que la filosofía occidental intentó pensar al ser (en
es, aquello que etimológicamente está sub) es soberano (es, este sentido, Bataille tenía razón en hablar de “soberanía
por eso, aquello que está sobre). Y tal vez el térm ino sujeto del ser”): el ser como sujeto, materia, upokeityuimenon, y
(en conformidad con la ambigüedad de la raíz indo-euro­ el ser como forma, eidoV; el ser que está desde siempre
pea de la que derivan las preposiciones latinas de sentido presupuesto y el ser que está completamente en presen­
opuesto super y sub) no tiene otro significado que esta pa­ cia. Aristóteles piensa esta dicotomía como dualidad de
radoja, este demorarse donde no está. potencia, dunamiV, y de acto, energeia. Nosotros estamos
Si esa es la paradoja de la soberanía, ¿podemos decir, en­ habituados a pensar el término potencia sobre todo en el
tonces, que Bataille, en su apasionada tentativa de pensar sentido de fuerza, de poder. Pero la potencia es ante todo
la comunidad, consiguió romper el círculo? Intentando potentia passiva, pasión en el sentido etimológico de pa­
pensar más allá del sujeto, intentando pensar el éxtasis decimiento, pasividad, y sólo en un segundo momento
del sujeto, pensó, en verdad, solamente su límite interno, potentia activa y fuerza.
su antinom ia constitutiva: la soberanía del sujeto, el estar Desde esos dos polos a través de los cuales la filosofía
sobre lo que está sub. Es cierto que el propio Bataille se pensó al ser, el pensamiento moderno, de Nietzsche en
da cuenta de esta dificultad. Puede decirse, por el contra­ adelante, pensó constantemente el de la potencia. Por eso
rio, que toda la Expérience intérieure, tal vez su libro más en Bataille -y en pensadores, como Blanchot, que le son
ambicioso, es el intento de pensar esta dificultad, que en más próxim os- es decisiva la experiencia de la pasión, del
cierto punto lo formula como un sostenerse de pie “sobre déchainernent des passions [desencadenamiento de las pa­
la punta de un alfiler”. Pero -y la imposibilidad de llevar siones] del que se desprende el sentido último de lo sa­
a cabo su proyectado trabajo sobre la soberanía es prueba grado. Y que esta pasión fuera entendida en el sentido de
de eso- Bataille no logró llegar al final. Y es tom ando con­ la potentia passiva, en más de una oportunidad Kojéve lo
ciencia de este límite esencial que podemos esperar obte­ subraya, indicando como clave de la Expérience intérieure
ner la exigencia más propia de su pensamiento. el pasaje en el cual se dice que l ’expérience intérieure est le
contraire de Taction [la experiencia interior es lo contrario medida el pensamiento de la pasión puede liberarse tanto
de la acción]”. del acto como de la potencia? ¿La pasión sin sujeto está
Pero como el pensamiento de la soberanía no puede verdaderamente más allá de la subjetividad pura como
salir de los límites de la antinomia de la subjetividad, así potencia de sí? ¿En qué comunidades se puede pensar a
el pensamiento de la pasión es todavía pensamiento del partir de eso, que no sean simplemente una comunidad
ser. El pensamiento contemporáneo, intentando superar negativa?
el ser y el sujeto, abandonó la experiencia del acto, que in­ Es probable que en tanto no podamos responder estas
dicó por siglos el vértice de la metafísica, pero sólo para preguntas -y estamos todavía lejos de poder hacerlo- el
exasperar e impulsar al extremo la polaridad opuesta de la problema de una comunidad hum ana libre de presupues­
potencia. De este modo, sin embargo, este no va más allá tos y sin más sujetos soberanos no pueda ni siquiera ser
del sujeto, sino que lo piensa como la forma más extrema propuesto.
y al extremo: el puro estar sub, o pathos, lapotentiapassiva,
sin conseguir destruir el nexo que la mantiene ligada a su
polo opuesto.
El vínculo que mantiene juntos potencia y acto no es,
en verdad, algo simple y tiene su nodo indisoluble en este
“don del sí mismo a sí mismo” (epidodiVeiVauto) que un
enigmático pasaje de Aristóteles {De an., 417 b) presen­
ta en estos términos: “Sufrir (pascein) no es un término
simple sino que, por una parte, es una certera destrucción
ijqora) por obra del contrario, y por la otra es más bien la
conservación (svteria) de lo que está en potencia en lo que
está en acto... y esto no es un volverse otro en sí, porque
hay don del sí mismo al sí mismo y para el acto.”
Si volvemos ahora a la anécdota benjaminiana de la que
partimos, ¿podemos decir, en la medida en que todavía
estamos en este pensamiento de la pasión y de la potencia,
que trabajamos fuera sino, ciertamente, del fascismo, al
menos de aquel destino totalitario de Occidente, el que
Benjamín tenía en mente con su advertencia? ¿Podemos
decir que escojemos la paradoja de la soberanía? ¿En qué
Por una filosofía de la infancia
Por una filosofía de la infancia

En las aguas frescas de México vive una especie de sa­


lamandra albina que ha atraído la atención de los zoólo­
gos y estudiosos de la evolución animal por largo tiempo.
Quien haya tenido la oportunidad de observar un espé­
cimen en un acuario, habrá sido sorprendido por la apa­
riencia infantil, casi fetal de este anfibio: su cabeza relati­
vamente larga encastrada en su cuerpo, su piel opalescen­
te, levemente veteada de gris en el hocico y encendida en
plateado y rosa en las excrecencias alrededor de sus agallas,
sus delgadas patas en forma de lirio y dedos rojos como
pétalos.
El axolotl (éste es su nombre) fue clasificado en prin­
cipio como una especie discreta, una que mostraba la pe­
culiaridad de mantener a lo largo de su tiempo vital, ca­
racterísticas que son, para un anfibio, típicas de la larva,
como la respiración branquial y un hábitat exclusivamen­
te acuático. Que ésta era una especie autónoma, sin em­
bargo, fue probado más allá de toda duda por el hecho de
que, a pesar de su apariencia infantil, el axolotl fue perfec-

' Este artículo, “Per una filosofía deU’infanzia”, fue publica­


do originalmente en la antología colectiva Perfetti e invisi-
bili [La Cecia, Franco (comp.). Perfetti e invisibili. Milano,
Skira, 1996, pp. 233-240.]
tamente capaz de reproducirse. Sólo después, una serie de mática (cultura) que, más que cualquier marca genética,
experimentos confirmó que, seguido de la administración caracteriza al homo sapiens.
de horm ona tiroidea, el pequeño tritón experimentaba Intentemos imaginar un infante que, al contrario del
la metamorfosis normal de los anfibios: éste perdería sus axolotl, no sólo se instala en su entorno larval, sino que
agallas y, desarrollando la respiración pulmonar, abando­ también se adhiere tanto a su falta de especialización y
naría la vida acuática para transformarse en un espécimen a su totipotencia que rechaza cualquier destino y cual­
adulto de la salamandra manchada (ambistoma tygri- quier entorno específico para solamente seguir su propia
num). Esta circunstancia podría conducir la clasificación indeterminación e inmadurez. Mientras otros animales
del axolotl a un caso de regresión evolutiva, un desafío en (¡los maduros!) simplemente obedecen las instrucciones
la lucha por la vida que compele a un anfibio a renunciar a específicas escritas en sus códigos genéticos, el neoténico
la parte terrestre de su existencia y a prolongar indefinida­ infante se encuentra a sí mismo en la condición de tam­
mente su estado larval. bién ser capaz de prestar atención a aquello que no está
Pero éste no es el caso; y es precisamente este infan­ escrito, de prestar atención a las posibilidades somáticas
tilismo obstinado (paedomorphosis o neotenia) el que ha arbitrarias y no codificadas. En su infantil totipotencia,
ofrecido la llave a una nueva forma de entender la evolu­ estaría arrojado fuera de sí, no como lo están otros seres
ción animal. vivientes, en una aventura y un entorno específicos, sino,
¿Qué seguiría, en este sentido, si los seres humanos no por primera vez, en un mundo. En este sentido, el infante
hubieran evolucionado inicialmente a partir de indivi­ estaría verdaderamente a la escucha del ser y de la posibi­
duos adultos, sino de bebés primates que, como el axo­ lidad. Y, con su voz libre de toda directiva genética, con
lotl, habrían adquirido prematuramente la capacidad de absolutamente nada que decir ni expresar, el niño podría,
reproducirse? al contrario de cualquier otro animal, nombrar las cosas
Esto explicaría un número de características morfoló­ en su lenguaje y, de este modo, abrirse ante sí mismo una
gicas humanas (desde la posición del agujero occipital a infinidad de mundos posibles.
la forma de la aurícula del oído, desde la piel sin pelo a la En la vocación humana específica, la infancia es, en este
estructura de las manos y los pies) que no se corresponden sentido, la preeminente composición de lo posible y de
con aquellas de los antropoides adultos sino con las de sus lo potencial. No es una cuestión, sin embargo, de simple
fetos. Rasgos que son transitorios en los primates, en los posibilidad lógica, de algo no real. Lo que caracteriza al
humanos se han vuelto definitivos, de alguna manera tras­ infante es que él es su propia potencia, él vive su propia
pasando, en carne y hueso, el tipo del eterno niño. Más posibilidad. No es algo parecido a un experimento espe­
allá de todo, sin embargo, la hipótesis nos permite explicar cifico con la infancia, uno que ya no distingue posibili­
de un nuevo modo el lenguaje y toda la tradición exoso- dad y realidad, sino que vuelve a lo posible en la vida en
sí misma. Es en vano que los mayores intenten chequear En este sentido el niño es el paradigma de una vida que
esta inmediata coincidencia entre la vida del niño y la po­ es absolutamente inseparable de su propia forma, una ab­
sibilidad, confinándola a tiempos y lugares limitados: la soluta forma-de-vida sin resto. ¿Qué significa ‘forma de
guardería, los juegos codificados, el tiempo de jugar, y los vida’ en este caso? Significa que el niño nunca es nuda
cuentos de hadas. Ellos saben muy bien que la cuestión vida, que nunca es posible de aislar en un niño algo como
no es de fantasear, sino que en este experimento el niño la nuda vida o la vida biológica.
arriesga toda su vida, poniéndola en juego literalmente en Las políticas con las que estamos familiarizados están
cada instante. El experimentum potentiae del niño, de he­ caracterizadas desde su origen por la diferenciación de la
cho, ni siquiera separa su vida biológica: el niño juega con esfera de la nuda vida (zoé, la simple vida natural, como
su función fisiológica, o, mejor, la juega, y de este modo, opuesta al bios, la vida que está políticamente cualificada
se complace en ella. por los hombres libres), la que, en la polis clásica, fue con­
Los buenos maestros saben esto, son aquellos que en­ finada a los recintos de la casa (el lugar de las mujeres, de
tienden que los juegos son la autopista a la experiencia los niños, de los esclavos) y que, en la ciudad moderna, ha
infantil. Es por eso que ellos triunfan al lograr que el niño incrementadamente y todavía más profundamente llega­
adquiera ciertas costumbres y hábitos. Para que un niño do a entrar en la esfera política (que, al final, se convierte
aprenda a bañarse, por ejemplo, es esencial transformar en esta incesante decisión de vida: el campo de concentra­
el baño en un juego; y es jugando que el futuro adulto ad­ ción como lugar de la nuda vida).
quiere su forma de vida. Si el niño parece escapar a esta estructura y nunca
Heidegger describió la inquietud y el movimiento es­ permite, en sí mismo, la diferencia de la simple vida, no
pecífico de ser-en-el-mundo por la vía del término Dasein, es, como se suele sostener, porque el niño tiene una vida
estar-ahí, estar en el propio-lugar. Es una pregunta, diría­ irreal y misteriosa, una hecha de fantasía y juegos.
mos, acerca de una trascendencia sin un en otra parte, de Es exactamente lo opuesto lo que caracteriza al niño:
un ser fuera de sí mismo y en su propio camino hacia su éste se aferra tan estrechamente a su propia vida fisiológi­
verdadero tener-lugar (Heidegger una vez expresó esta ca que se convierte en indiscernible de ella misma. (Éste es
condición como ‘ser por dentro un afuera’). ¿Cuál es el el verdadero sentido del experimento con lo posible que
Dasein de un niño? Uno podría decir que es una inma­ mencionábamos con anterioridad.) Al igual que la vida
nencia sin lugar ni sujeto, un aferrarse que no se aferra ni a de la mujer, la vida del niño es inaferrable, no porque
m u identidad ni aú n a cosa, sino simplemente a su propia trascienda hacia otro mundo, sino porque se aferra a este
posibilidad y potencialidad. Es una absoluta inmanencia mundo y a su propio cuerpo de un modo que los adultos
•|u< > . mm.mente a nada. encuentran intolerable.
Los latinos tenían una expresión singular, vivere vitam,
que pasó a los idiomas romances modernos como vivre sa
vie, vivere lapropria vita. La fuerza transitiva completa del
verbo vivere’ debe ser restaurada en este punto; una fuer­
za, sin embargo, que no toma un objeto (¡esto es una pa­
radoja!), sino que, diríamos, no tiene un objeto otro que
sí misma. Es una absoluta inmanencia que no obstante se La liturgia y el Estado moderno
mueve y vive.
Tal es, entonces, la vida del niño. Y es por eso que el
niño es el único ser íntegramente histórico, si la historia
es, precisamente, aquello que es absolutamente inma­
nente, sin haber sido identificado de hecho (la batalla de
W aterloo no es ninguno de los hechos que la componen,
y ni siquiera su suma - y sin embargo no hay nada más
que estas cosas). La vida del niño, como resulta, en vez de
parecer completamente dividida en pequeños hechos y
episodios faltos de sentido e historia (como la vida de los
primitivos), permanece inolvidable, la cifra de una histo­
ria mayor.
La liturgia y el Estado moderno*

European Gradúate School - 08/2009

En los últimos años he enfocado mi investigación


primero en el derecho y luego en la teología. ¿Por qué?
La primera respuesta, que es obviamente un chiste pero
todo chiste tiene un centro serio, sería porque éstos son
los únicos dos campos en los que Michel Foucault no
trabajó. La segunda respuesta, aparentemente más seria,
pero toda seriedad tiene un centro de farsa, sería porque
quise entender qué es la política. Y tuve la impresión de
que en las esferas jurídica y teológica, lo que en la filosofía
política se presenta en sí mismo como el arcanum imperii
-e l misterio del poder- se vuelve claro e incluso adquiere
una suerte de transparencia. En estos dos años concentré
mi investigación sobre la liturgia. Esto no debería resultar
sorprendente porque la liturgia es a la teología lo que la
ontología o la metafísica son a la filosofía: il theologia pri­
ma, como los teólogos dicen, así como la ontología es la
philosophia prima.

Esta confcrcncia, “Liturgia and the Modern State”, fue reali­


zada en agosto de 2009 en el Colegio Europeo de Graduados
(European Gradúate School) de Saas Fee, Suiza. La videoconfe-
rencia puede verse en esta dirección: http://www.youtube.com/
watch?v=IIYDSkAAHlO
Por otro lado, me pareció que sólo si podía entender verdadera catástrofe para la ética occidental). Ojficium fue
qué es un acto litúrgico, podría responder a la pregunta a menudo traducido como obligación. No es realmente
de Arendt: ¿qué significa actuar políticamente? De hecho, obligación en latín, pero fue traducido como obligación.
la proximidad entre liturgia y política está implícita en el Pero déjenme empezar mi resumida genealogía de la
mismo término liturgia. El térm ino griego liturgia viene liturgia, eligiendo un lugar en Alemania en la década de
de laos (pueblo) y ergon (obra) y significa, por lo tanto, 1920, la Abadía Benedictina de Maria Laach. Aquí, en los
literalmente acción pública, actividad hecha por el pue­ mismos años en que Marcel Duchamp está trabajando en
blo. En Atenas, la liturgia designaba la actividad, las obras su Grand Verre y M artín Heidegger está preparando su
que el ciudadano que tenía cierto ingreso estaba obligado obra maestra, un monje desconocido, Odo Casel, traba­
a realizar para la ciudad. Por ejemplo: organizar los juegos ja en el nacimiento de lo que sería llamado die liturgische
públicos {gymnasiarchia), o la fiesta pública (corrigia), y Bewegung, el movimiento litúrgico. Los primeros veinte
en caso de guerra, armar un barco (trierarchia). años del siglo XX han sido llamados la edad de los movi­
Como saben, la historia de un término coincide con su mientos. No sólo en la derecha, también en la izquierda
traducción. Y en esta perspectiva, me gustaría destacar la de la escena política, los partidos fueron reemplazados
crucial importancia de dos momentos en la historia del por los movimientos. Incluso en cada campo -literatura,
térm ino liturgia. El primero fue cuando los rabinos ale­ artes- los movimientos tom aron el lugar de las escuelas y
jandrinos que tradujeron la Biblia al griego eligieron el las instituciones (recordarán que cuando en 1914 Freud
térm ino liturgia para traducir el sloir’d hebreo, que signifi­ tuvo que encontrar un nombre para lo que estaba hacien­
caba la actividad cultual en el templo. Lamentablemente, do, pensó primero en “Escuela psicoanalítica”. Luego, eli­
no tengo el tiempo necesario para demorarme aquí en ge “Movimiento psicoanalítico”). Todavía nos falta una
las razones que empujaron a los rabinos a elegir un tér­ investigación seria sobre este fenómeno, sobre por qué el
mino político para nom brar una actividad vinculada con término movimiento adquiere repentinamente tal poder.
el culto. El segundo momento, aún más significativo, Volvamos a Odo Casel. En 1918, realizó su diserta­
fue cuando los padres cristianos latinos, especialmente ción en la Universidad de Bonn, estaba escrita en latín y
Ambrosio (porque fue el primero), eligieron el término su título fue Philosophorum Graecorum Silencio Mystico
latino ojficium para designar en el mismo sentido, como [Sobre el silencio místico en los filósofos griegos]. Aquí
una traducción de liturgia, la práctica cultual del sacerdo­ encontramos más o menos claramente establecidas las dos
te. La importancia de este evento para la cultura occiden­ tesis fundamentales que guiarán sus investigaciones futu­
tal no debería ser desestimada. Una de las consecuencias ras. Primero: los misterios paganos no fueron una doctrina
catastróficas de esta traducción con el térm ino oficio fue secreta, como se dice, sino que estaba prohibido divulgar­
la entrada de la obligación en la esfera de la moral (una los. Los misterios paganos fueron una praxis, una acción
(dromena) que permitía poner en acto la salvación de rica (Mysteriengegenwart) es una tautología porque una
aquellos que tomaban parte en estos misterios. Segundo: presencia pertenece constitutivamente al misterio”.
hay una continuidad genérica entre los misterios paganos Casel era filólogo. En esta perspectiva tuvo una increí­
y la liturgia cristiana. La liturgia cristiana es un misterio, ble cantidad de investigación sobre la historia de la litur­
en el mismo sentido: es una praxis, es una acción. Podría gia; y especialmente se concentró en la teoría patrística y
sugerir que esta tesis, especialmente en el contexto de escolástica de los sacramentos. Ciertamente, el sacramen­
Alemania en ese momento, pudo tener implicaciones an­ to es el centro mismo de la liturgia cristiana. De acuerdo
tisemitas ya que suponía que la liturgia cristiana no habría con esta teoría, el sacramento es una actividad muy pe­
tenido su origen como realmente lo tuvo en la sinagoga culiar: “Los sacramentos ‘ejficient quod jigurant’: realizan,
judía, sino en los misterios paganos. ponen en acto lo que significan.” Inmediatamente pueden
Pero destaquemos lo que fue el núcleo, la conclusión ver que la primera definición de un acto performativo, de
de toda la investigación escolástica y filológica de Casel. un acto de habla, fue elaborada en la teoría de los sacra­
De acuerdo con Casel, la iglesia no es una comunidad de mentos. Los sacramentos realizan lo que significan. El sa­
creyentes, quienes comparten una cierta serie de dogmas cramento es un signo, pero la particularidad de ese signo
y creencias. El cristianismo en su centro no está defini­ es que hace realidad lo que significa. La teoría de los actos
do por una doctrina sino por una acción, una praxis, es de habla fue elaborada primero para explicar la peculiar
decir, por la participación en las actividades cultuales de naturaleza de la acción sacramental.
la liturgia, del misterio de la liturgia. Esto significa en pa­ El historiador de la religión Guy Stroumsa tiene una
labras de Casel que “el cristianismo no es una doctrina teoría interesante en la que opone lo que sucedió en el
sino un misterio”. Y si misterio es el nombre apropiado judaismo a lo que sucedió en el cristianismo: mientras
para las acciones del sacerdote, y más generalmente para después de la destrucción del templo los rabinos espiri­
la praxis cristiana, entonces tuve que entender y definir tualizaron la liturgia y substituyeron el talmud thora, el
los principales aspectos de esta praxis: qué es un misterio li­ estudio de la thora, por el logro ritual de los sacrificios en
túrgico, considerado como el paradigma mismo de la praxis el templo, el cristianismo todavía se centró en el sacrificio.
humana. Pero éste es un sacrificio peculiar, una inmolazio incruenta
Tomemos el ensayo de Casel de 1928 sobre (sin derramar sangre), un misterio en el que Cristo, la pa­
Mysteriengegenwart [La presencia mistérica]. De acuerdo sión y muerte de Cristo, está presente -se hace presente.
con Casel, el misterio litúrgico no es una representado [re­ Pero está presente no como una presencia histórica sino
presentación] sino una presentatio [presentación]. En el en sus efectos, en su efectividad y eficacia (en la medida en
misterio litúrgico, atestiguamos la presencia real, efectiva, que opera la redención del pecado).
lo que se simboliza en éste. “La expresión presencia rnisté-
Continuem os nuestro análisis de la praxis peculiar que que inventó esta teoría fue Petrus (Pierre) de Poitier, un
es el misterio litúrgico. Una de las principales consecuen­ teólogo del siglo XIII quien fue uno de los tres “laberin­
cias de su naturaleza performativa es la elaboración de la tos de Francia” (como se los llamó a Petrus Abaellardus,
distinción entre opus operatum y opus operantis. De acuer­ Petrus Lombardus y Petrus de Poitier, porque eran muy
do con los teólogos, opus operatum nombra la acción sa­ sutiles). Esta teoría, que luego se volvió el paradigma de la
cramental en su efectividad performativa, es decir, porque praxis del sacerdote, fue primero inventada para la acción
provocará ciertos efectos (producirá en todo caso los efec­ del diablo. La idea era ésta: el diablo es también un sier­
tos). Opus operantis nombra el acto en la medida en que vo de Dios, y Dios por lo tanto aprueba sus obras, pero
es realizado por un determinado sujeto, un determinado no aprueba sus opera operantia, las obras mediante las
agente, el sacerdote que tiene una cierta cualidad moral y que el diablo ha actuado, porque éstas siempre son malas.
física. El origen de esta teoría estuvo en las controversias Sólo aprueba sus opera operata, los efectos de la acción.
del siglo III en torno de la validez del bautismo. El proble­ Imaginen cuán embarazozo para los teólogos habrá sido
ma era: si el sacerdote que administra el bautismo es un el hecho de que el paradigma que actuaría como base para
asesino o un apóstata o lo que fuera, ¿el bautismo es váli­ la praxis del sacerdote haya sido elaborado primero para la
do? H ubo una gran discusión pero luego la Iglesia decidió acción del diablo. Es realmente una ironía de la historia.
que independientemente del carácter moral del sacerdote, Lo que importa en esta apuesta, en esta tragedia, creo
el bautismo en cualquier caso es válido. Entonces imagi­ que ya lo han entendido, es por supuesto la separación en­
nen: si suponemos que el sacerdote tuvo la intención de tre la eficacia, la realidad efectiva de una acción, y el sujeto
violar a una mujer y después la bautizó con esta intención, que la lleva a cabo. Entonces, reflexionemos sobre el status
de todos modos, el bautismo es válido. De hecho, el único peculiar de la acción sacerdotal que está separada en dos:
caso en el que el bautismo no es válido es si el sacerdote por un lado, la opus operatum, es decir, la efectividad, la
está bromeando (es muy extraño: la Iglesia no puede so­ realización; por el otro lado, la opus operantis, la modali­
portar la broma, es la única causa que anula el bautismo). dad subjetiva mediante la cual el agente realiza la acción.
Entonces, sí, se trata de una teoría extraña pero fue pen­ El vínculo ético entre el sujeto y sus acciones está roto. Ni
sada para asegurar la validez, la efectividad de la liturgia la necesidad, ni la intención, ni el status moral del agente
sacramental sin ninguna referencia al agente. son de algún modo relevantes. Como las acciones del dia­
Cuando estaba trabajando en esta teoría, me pregun­ blo son realizadas en servicio de Dios, a pesar de que son
taba cuál habría sido el origen, quién habría inventado en sí mismas malas y fatales, de la misma manera la acción
esta teoría, algo que nunca había sido mencionado. Sí, del sacerdote es buena y válida como opus dei aún si el sa­
a veces un determinado teólogo era mencionado pero cerdote es un pecador, un picaro o un asesino.
nunca una referencia al texto. De este modo, la persona
Me gustaría destacar el status peculiar de la subjetivi­ litas, que es parte de una terminología escolástica tardía,
dad en este contexto. El sacerdote es sólo, como dicen los sino effectus, ejficenzia, eficacia. Todos estos términos han
teólogos, un instrum ento viviente, instrumentum anima- aparecido en la primera mitad del siglo III, inventados
tum de un misterio que lo trasciende. Y sin embargo, en por la teología cristiana. El locus de la transformación
tanto que es un ministro, el sacerdote es un agente, lleva ontológica, que se volverá evidente por el anterior mo­
a cabo la acción sacramental que sin él no podría volverse delo, no está en la fe en la creación sino en la liturgia y
real y efectiva. Esta práctica paradójica es lo que los teó­ la teoría de los sacramentos. Mientras energeia fue para
logos llamaron el officium, el oficio. Pienso que inmedia­ Aristóteles un modo del ser, una morada en la presencia
tamente se dan cuenta de la enorme influencia que este basada en el modelo, el ergon, la obra; ahora el ser se vuelve
paradigma práctico ejerció sobre la cultura occidental. El una Wirkluchkeit, una praxis, una actividad, una activi­
paradigma del oficio santo es el mismo que el paradigma dad peculiar, una efectividad, una praxis que coincide con
del oficio civil. El funcionario y el clérigo están justamente sus efectos. Esto cambia completamente el modelo del ser.
en el mismo nivel. Hay una acción que es buena y eficaz Pero pienso que éste es todavía nuestro modo de entender
en sí misma sin relación con el status moral del agente y lo que es el ser, no tenemos más representación del ser que
sin embargo el agente es esencial no como un cuerpo o esta Wirklichkeit o realitas.
una persona, sino en tanto y en cuanto tiene el poder y la Déjenme concluir evocando el contexto histórico cul­
legitimación para actuar, sólo en tanto y en cuanto ejerce tural en el que el movimiento de la liturgia se localizó. <Es
una cierta función. por casualidad que la obra y el desarrollo del movimiento
Entonces, ven esta increíble transformación del para­ litúrgico en la Iglesia coincide con un desarrollo sin prece­
digma de la praxis hum ana que está implícita en este m o­ dentes de los aspectos litúrgicos y ceremoniales del poder
delo. Pero esto implica también una transformación idén­ profano? Así en los mismos años asistimos, primero en la
tica en la ontología. Heidegger en sus lecciones de 1941 Italia fascista y luego en la Alemania nazi, a la elaboración
sobre La metafísica como historia del ser ha analizado la de los rituales políticos en los que la presencia del elemen­
transformación ontológica implícita en la traducción del to litúrgico consciente es evidente. La analogía no sólo
término griego energeia al término latino actualitas que es formal. N o sólo el elemento técnico indispensable en
se convertiría en Wirklichkeit. Heidegger señala el origen toda liturgia, la tan llamada “doxología” o “aclamación”,
romano de esta transformación y además menciona la es retomado y reactualizado por el poder estatal, sino tam­
Iglesia romana, pero estas indicaciones permanecen va­ bién, como Kantorowicz ha mostrado en su libro Laudes
gas y Heidegger se limita a evocar “la fe bíblico-cristiana Regiae, hay un continuo intercambio de aclamaciones
en la creación”. M i investigación mostró que la primera entre la iglesia y el poder estatal. Kantorowicz describe
traducción latina del término griego energeia no es actua- la historia de una aclamación específica: Christus vincit,
Christus regnat, Christus imperat [Cristo vence, Cristo Pero lo mismo encontramos en el dominio del arte,
reina, Cristo manda]. Mientras Pió XI es elegido Papa en hay un estricto vínculo entre las prácticas avantgarde y
1922, en el mismo año cuando Mussolini tom a el poder la liturgia. La evolución de Hugo Ball de la creación del
en Italia, intenta afrontar la nueva energía en la política, dadaísmo al cristianismo bizantino (ese es el título de su
iniciando el festín que llamó Christus Rex [Cristo rey] libro de 1923 \Byzantinisches Christentum\) es extraordi­
y reactualizando la vieja doxología. Pero lo que mostró nariamente significativo. Pienso que no sería incorrecto
Kantorowicz es que unos años después encontramos esta decir que el advenimiento de la creación artística lograda
doxología, esta aclamación de la Iglesia convirtiéndose en por el dadaísmo y el avantgarde señaló en la dirección de la
los rituales fascistas, y será utilizada mezclada con el nom ­ gestualidad puramente litúrgica. Su última consecuencia
bre de Mussolini: Mussolini triunfa, reina, manda. Y tam­ sería el rol de la performance en el arte contemporáneo.
bién la encontraremos durante la guerra civil española, Creo que no podemos entender qué es una performan­
utilizada por los militantes fascistas. Pero también la teo­ ce si no entendemos qué es una práctica litúrgica. Una
ría del “Führertum ” de Cari Schmitt, en la que el Führer práctica puramente litúrgica con todas las características
es concebido no sólo como un símbolo, sino como una de la performance que vimos. Entonces, creo que tal vez
puesta en acto y una realización de “la inmediata presen­ la primera mitad del siglo XX es no sólo la edad de los
cia (Gegenwart) del pueblo alemán”, corresponde exacta­ movimientos, sino también la edad de la liturgia. Y tal vez
mente a la teoría de Casel del mysterium de la Gegenwart todavía vivimos bajo esta herencia.
de Cristo en el sacramento. Si volvemos ahora a la historia de la Iglesia, vemos que
En la primera mitad del siglo XX, la liturgia está en to­ en 1947 -luego de la enorme crisis de la Segunda Guerra
dos lados, creo. N o sólo donde uno podría esperarlo como Mundial- el Papa Pío XII presenta la encíclica Mediator
en Stefan George y el círculo poético o en la Kosmischer Dei, sobre la liturgia precisamente, en la que la teoría de
Runde de Ludwig Klages, sino también donde uno no lo Casel fue confirmada y la celebración del misterio litúrgi­
esperaba como en el grupo Acéphale de Georges Bataille y co es definida como “la actividad suprema de la iglesia”.
en el Collége de Sociologie, donde podemos ver aparente­ Pero si nos preguntamos ahora ¿cuál es la naturaleza úl­
mente intelectuales franceses serios que celebran un ritual tima del misterio, qué es lo que este misterio litúrgico
nocturno llamado “L ’experiéncie [sic] de lajoie devant la concibe como la “suprema actividad de la iglesia” y luego
m o r f (intelectuales que se encuentran en algún punto como la suprema actividad de los hombres? La respuesta,
de la ruta, durante la noche, y realizan la experiencia). creo, sólo puede ser política.
Recuerden que Klossowski decía recordar a Benjamín le­ En 1935 el teólogo más inteligente del siglo XX, Erik
vantando sus brazos al cielo diciendo “ Vous travaillespour Peterson, el mismo que en los ’30 sostuvo un debate con
lefascisme!” [¡Ustedes trabajan para el fascismo!]. Cari Schmitt sobre teología política, escribió un libro en
el que establece que más allá de toda duda la liturgia de
la Iglesia tiene una relación original (eine ursprüngliche
Beziehung) con la esfera política. En todo caso, la hipóte­
sis con la que me gustaría concluir es que este paradigma
litúrgico de la praxis ha ejercido una influencia decisiva
tanto en la ética como en la política de la modernidad. En
este sentido, me gustaría sugerir que la concepción occi­ es una orden?
dental de la acción ética y política ha sido formada por la
idea del oficio (oíficium). Y tal vez no podremos realmen­
te entender el caso Eichmann sin la referencia a esta idea
de un oficio, de un officium. Esta es la razón -siguiendo
un principio metodológico que sostengo firmemente, de
acuerdo al cual la arqueología es la única manera de acce­
der al presente- por la que actualmente estoy inmerso en
una arqueología del oficio.
¿Qué es una orden?'

Kingston University - 28/03/2011

Cuando recién comencé esta investigación inmediata­


mente me di cuenta de que tendría que superar dos di­
ficultades preliminares. La primera fue que la tarea, una
arqueología de la orden", contenía en su misma formu­
lación una paradoja. “Arqueología” como ustedes saben,
es la búsqueda de un áp%y¡> Pero üpxfi tiene en griego un
doble significado: significa tanto comienzo/origen como
m andato/orden. Así, en griego, el verbo significa

Esta conferencia, “W hat is a commandment?” fue realiza­


da el 28 de Marzo de 2011 en el Centro de Investigación en
Filosofía Moderna Europea (Centre for Research in Modern
European Philosophy) de la Universidad de Kingston (Kingston
University), Londres. La conferencia puede escucharse en
esta dirección: http://backdoorbroadcasting.net/2011/03/
giorgio-agamben-%E2%80%93-what-is-a-commandment/
" N. del T.: La palabra commandment tiene varias acepciones y en
español sería posible traducirla como “mandamiento”, “mandato”,
“orden”, etc. Elegimos el término (la) orden ya que el desarrollo
teórico-filosófico de la conferencia se centra en la orden como
forma del lenguaje (en este sentido, la conferencia representa una
obvia continuación de la obra E l sacramento del lenguaje (Adriana
Hidalgo, 2010), en la que Agamben realiza una “arqueología del
juramento”). Sin embargo, en algunos pasajes del texto, puede apa­
recer el término mandato para conservar ciertas expresiones.
empezar, ser el primero en hacer algo, pero también dar
principio fue la palabra”, sino “en la orden fue la palabra”.
un orden, ser el jefe. Y ustedes saben probablemente que
Y si esta traducción -perfectam ente posible- prevalecie­
el ccpxoov, que significa literalmente “aquel que comienza”,
ra, muchas cuestiones serían más claras en la teología y tal
era en la ciudad griega el nombre para la autoridad prin­
vez incluso en la política. De cualquier modo, me gustaría
cipal. Ahora, este tipo de homonimia es bastante común;
dirigir su atención hacia esto: en nuestra cultura, el áp%¡f,
es bastante común encontrarla en nuestros idiomas. Así,
el origen, es siempre ya la orden; el comienzo es también
como ustedes saben, nuestros diccionarios usualmente
la fundación que manda y dirige. Y hay tal vez una irónica
comienzan distinguiendo cuidadosamente los muchos
conciencia de esto en el hecho de que en griego el término
significados de una palabra y luego tenemos a los etimo-
áp%ó<; significa tanto el jefe cuanto el ano. Pienso que el
logistas que tratan de devolver a la unidad lo que pare­
espíritu del lenguaje que implica esta broma transforma
ce completamente divergente. Por lo demás, pienso que
en un juego de palabras la estrategia mediante la cual el
el doble movimiento de la diseminación semántica y la
origen debe ser lo que funda y comanda. Pienso que el
unificación semántica es sustancial a nuestros lenguajes.
status especial, la autoridad del origen en nuestra cultu­
Probablemente, es solamente a través de este doble mo­
ra viene precisamente de este punto: que, en el principio,
vimiento que una palabra puede funcionar. Ahora bien,
está lo que ordena y dirige no sólo la palabra sino también
para el térm ino áp%y¡ esta hom onimia parece de alguna
el desarrollo, el crecimiento, la circulación, la transmisión
manera entendible. No es tan extraño que de la idea de un
-e n una palabra, toda la historia de eso que es el origen
origen o un comienzo uno pueda derivar la idea de man­
(sea lo que sea: una idea, un ser, un saber, una ciencia, una
dato, que del hecho de ser el primero en hacer algo pueda
praxis).
llegarnos la idea de ser el jefe.
El comienzo en nuestra cultura no es un mero inicio
Dicho sea de paso, esto es exactamente lo que tenemos
que luego desaparece en lo que sigue; por el contrario,
en La Biblia. En el principio, év áp%ij, en la traducción grie­
el origen nunca cesa de comenzar, es decir, nunca cesa
ga del Pentateuco, Dios creó el cielo y la tierra. Pero lo hizo
de gobernar y mandar a lo que ha iniciado. Esto es ver­
mediante una orden: ysvr¡§Y¡ru, es decir, a través de un im­
dad en teología, donde como vimos Dios no sólo creó el
perativo. Y lo mismo sucede también en el Evangelio de
m undo sino que también lo gobierna y siempre continúa
Juan: en el principio, év ájo%f¡, fue la Palabra, ó Aóyoq. Pero
gobernándolo, porque si él dejara de dirigirlo, el mundo
una palabra, un lenguaje, que es en el principio sólo puede
colapsaría. La idea aquí es que la creación, creatio, es una
ser una orden, sólo puede ser en forma imperativa, esto
continua creación, creatio continua, que hay una íntima
es: una ley en el comienzo sólo puede ser una orden. Y
conexión entre creación y gobierno. Pero esto también es
yo sugeriría que una posible traducción, tal vez una mejor
verdad, como probablemente sepan, en la filosofía. Y sólo
traducción de la frase év áp%y¡ r¡v ó Aóyo; no sería “en el
mencionaré aquí la decisiva función del concepto ápjpj
(.Anfang, comienzo) en el pensamiento de Heidegger. una especie de grado cero, en la forma de una traza, como
Según Heidegger, el comienzo, Anfang, nunca puede pa­ ustedes saben, mientras la orden es mantenida en la for­
sar, nunca puede volverse pasado. Siempre es presente, ma de un puro deber que no tiene otro contenido que el
porque dirige y gobierna toda la historia del Ser -supongo deber mismo. Pero dejemos este problema de lado. Ahora
que están familiarizados con el juego etimológico que re­ ustedes pueden entender a lo que me refería cuando hablé
envía el térm ino alemán para “historia” (Geschicte) al ver­ de las dificultades e, incluso, de las aporías con las que una
bo schicken, que significa “enviar”, y al término Geschick, arqueología de la orden debe enfrentarse. No hay origen
que significa “destino”- en orden de probar que lo que para una orden porque la orden es el origen o está en el
llamamos una época histórica debe ser concebida como lugar del origen.
un Schickung, como algo que fue enviado por un áp^nj: un La segunda dificultad que mencioné es el hecho de que,
origen que permanece en juego en lo que dirige y ordena. cuando comencé a cuestionarme sobre la orden, descubrí
Aquí tam bién se puede hacer un juego de palabras porque que en la tradición filosófica no hay casi reflexiones sobre
mandare en latín significa “mandar” y también “enviar este problema. Me refiero a que el concepto aparece aquí
una o rd en ”. Así, áfi%r¡ en el sentido de origen y áp^rj en el y allá obviamente, pero no hay un tratamiento sistemáti­
sentido de mandato coinciden nuevamente. Y esta ínti­ co del concepto de origen. Tenemos algunos cuestiona-
ma conexión entre comienzo y orden, envío y destinación mientos muy interesantes sobre la obediencia como el del
define la concepción de Heidegger de la historia del Ser. famoso folleto de La Boétie De Discours de la Servitude
Sólo mencionaré que ese íntim o vínculo entre co­ Volontaire [Discurso de la servidumbre voluntaria], pero
mienzo y orden ha producido dos desarrollos interesan­ la obediencia es analizada como si su necesaria contrapar­
tes en la filosofía post-heideggeriana. El primero sería te, la orden, no existiera. Y, por el contrario, yo tengo la
lo que podríamos llamar una interpretación anárquica idea de que el poder no está definido sólo por su capaci­
de Heidegger. Me refiero al hermoso libro de Reiner dad de ser obedecido sino, antes que nada, por su capaci­
Schürm an, Le principie d ’anarchie [El principio de anar­ dad para dar órdenes y mandatos, incluso si estas órdenes
quía]. £ ste es un intento por escindir y separar origen y no son totalmente obedecidas. Un poder no cae cuando
orden, para alcanzar un puro origen como un venir-a- ya no es obedecido o completamente obedecido, sino
presencia, como el autor lo indica, separado de cualquier cuando cesa de dar órdenes. Si un poder continúa dando
m andato histórico. Entonces es una especie de neutrali­ órdenes, siempre encontrará alguien que obedecerá (tal
zación del áppj. Luego, está la tal vez menos interesante vez, incluso, algunas personas). Pero si un poder cesa, si
pero m ás exitosa, podríamos decir, interpretación demo­ es incapaz de dar órdenes, ése será el único momento en el
crática de Jacques Derrida, la deconstrucción. En ésta, que un poder colapsará.
por el contrario, el origen es neutralizado y reducido a
apofánticos que incluye, entre otros, a la orden. Cito este
De este modo, confrontado con esta falta de investi­
pasaje de la Poética: “el conocimiento de las figuras del
gación sobre el concepto de orden, decidí empezar desde
discurso \ tcl ajr¡fiara rf¡q líhcoc; {Xóyov}] pertenece al arte
el nivel más simple. Decidí empezar con un análisis de la
del actor \pTtoxpirY¡^[ . Curioso, quiero decir, las pregun­
forma lingüística de la orden. <Qué es una orden desde
tas “qué es una orden”, “qué es una plegaria”, “qué es una
el punto de vista del lenguaje, cuál es su lógica e incluso
amenaza”, “qué es una pregunta”, “qué es una narración”
su gramática? Y entonces la primera cuestión que tuve
no conciernen a la poética. Es por esto que no tenemos
que afrontar fue la fundamental partición, la división
que preocuparnos por si Hom ero está errado, cuando
que Aristóteles establece en un pasaje muy im portante
en el comienzo de la litada, confunde una plegaria con
de su libro TIspl ép[¿y¡vsta<; [Sobre la interpretación], que
una orden, diciendo, como ustedes saben, “ \]¿y¡ v i v \ a zid s,
por lo demás es también el origen del desprecio general
$sá” (dioses, canten para mí). Así, en la Poética, la orden
por la orden en la lógica occidental. Permítanme citarles
es mencionada entre las formas no apofánticas del logos,
un fragmento: “no cualquier discurso, no cualquier lo-
pero ni siquiera allí tenemos un tratamiento de la pregun­
gos, no cualquier lenguaje es apofántico, sino sólo aquel
ta. De este modo, el problema de la orden y otras formas
discurso en que la verdad y la falsedad están presentes”
no apofánticas del logos es completamente despreciado.
[á,7co<pavnxó<; ov izó.cdX ’ év d> ró ctlr¡§ev£iv y¡ ■J/Bvdeo'Sai
Reflexionemos un poco sobre esta gran escisión, esta
intápj(£i\. En griego, uno tiene dos palabras, dos verbos:
gran partición que divide según Aristóteles el campo
álrj^svsiv y fm foctiai - “con los que se puede decir la ver­
del lenguaje. Hay un logos, un discurso, que es capaz de
dad o decir la falsedad”. Esto últim o no es posible en todos
apophansis, de manifestación, porque éste significa que
los discursos. Así, por ejemplo, la plegaria, la sv^ tj, es un lo-
cualquier cosa existe o no y que puede, por eso, ser ver­
gos, es un discurso, pero no puede ser verdadero o falso. Es
dadera o falsa. Y hay otros discursos, como la plegaria,
claro, una plegaria no puede ser verdadera o falsa. Por eso,
la orden, la amenaza, la pregunta y podemos agregar, las
abandonamos lo no apofántico: los filósofos ignoraron los
maldiciones, las exclamaciones, las imprecaciones, las ad­
discursos no apofánticos porque el análisis de éstos per­
vertencias, que son indiferentes a la verdad y a la falsedad,
tenece a la retórica y a la poética, mientras que el objeto
porque no manifiestan ni revelan nada en el sentido apo­
de nuestra actual reflexión filosófica es solamente el logos
fántico. La decisión de Aristóteles de ignorar el logos no
apophantikos: un logos, un discurso que puede ser ver­
apofántico fue efectivamente ominosa en el sentido en
dadero o falso. Esto sería extrañamente suficiente, él dijo
que decidió la historia de la lógica occidental. Por siglos,
que esto pertenece a la retórica y a la poética, pero sería ex­
la lógica se enfocó sólo en el análisis de la proposición
trañam ente suficiente. Si uno tom a el libro de Aristóteles
con forma de logos apofántico y esta otra inmensa área
sobre la poética, descubrirá que la exclusión está todavía
del lenguaje, la no apofántica, fue dejada a los retóricos
allí, una exclusión referida a un conjunto de discursos no
o a ios teólogos, cuando no fue completamente ignorada. camente idéntica con el indicativo y a pesar de tener el
Cuando ocasionalmente la orden era mencionada, sim­ mismo kernel semántico (la idea de caminar), “¡Camina!”
plemente se la explicaba como un acto de voluntad y, de como una orden en el modo imperativo no dice nada de
ese modo, se la confinaba a la esfera de la moral. Así, por nadie, no describe un estado de cosas y, sin ser por ello
ejemplo, encontramos una muy pequeña pero interesante falsa, no refiere a algo que es, a algo que existe.
definición de mandato en Elements ofLatu [Elementos de Ahora bien, uno tiene que tener cuidado en este pun­
la ley] de Hobbes. El define al mandato como una expre­ to de esquivar el malentendido relativo al significado del
sión del apetito o de la voluntad. Es sólo en el siglo XX, imperativo y el acto de su ejecución. La orden, por ejem­
como probablemente sepan, que los lógicos comenzaron a plo, dada por un oficial a sus soldados, es cumplida, es per­
analizar lo que llaman “lenguaje prescriptivo”, lenguaje en fecta, por el mero acto de su pronunciación. El hecho de
forma imperativo. N o nos detendremos en este capítulo que los soldados obedezcan o desobedezcan no pone en
de la lógica -q u e es muy interesante, que a veces es refe­ cuestión la validez de la orden. La orden es perfecta en su
rido como “lógica deóntica”; sólo diremos que lo encuen­ mera pronunciación. Debemos, entonces, admitir que la
tro generalmente insatisfactorio, desde mi punto de vista, orden no refiere a algo que existe. Nada que exista en el
porque el problema parece ser sólo cómo transformar una mundo puede responder al imperativo. Y es por eso que
declaración en forma imperativa en una proposición en se dice que el imperativo no implica, no refiere a un “es”,
forma indicativo, en modo indicativo. Mientras que el sino más bien a un “debería”. Y en alemán uno tiene esta
problema es, por el contrario, precisamente comprender distinción entre sein y sollen, que es muy difícil de traducir
el modo imperativo como tal. al inglés: “es” y “debería”. N o tenemos un verbo parecido
Entonces, a continuación, intentemos entender qué que exprese la obligación, en el que como saben Kant basó
sucede cuando pronuncio un discurso no apofántico en su moral y en el que Kelsen ha expresado en el modo más
la forma de un imperativo. Por ejemplo, cuando digo claro cuando escribió (Kelsen, como probablemente se­
“¡Camina!”. Para entender el significado de esta declara­ pan, es un gran teórico de la ley): “cuando un hombre pro­
ción, comparémosla con el mismo verbo en el modo in­ nuncia la voluntad para que otro hombre se comporte de
dicativo: “él camina” o “Charles camina”. Esta segunda una manera determinada, el sentido de este acto no puede
oración es apofántica en el sentido aristotélico porque ser descripto diciendo que el otro hombre se comportará
asevera algo (“él camina”) sobre alguien y puede por lo de tal manera, sino sólo decir que él debería comportarse
tanto: ser verdadera, si Charles está verdaderamente ca­ de ese modo.” \soll\. Entonces, vemos que el significado
minando; o falsa, si Charles no está caminando. Pero en del imperativo no es su ejecución, es solamente el hecho
todo caso, la proposición refiere a algo del mundo; refiere de que uno “debería” \sollen\. Pero, ¿esta dimensión del
al ser, a lo que es. En cambio, a pesar de ser morfológi­ “sollen” o del “debería” (distinguida del ser, del ist) nos
permite entender cuál es el significado de la orden? De una orden. ¿Qué quiero decir con esto? El imperativo es
hecho, otro aspecto que descubrí es que los lingüistas no el kernel semántico desnudo, el sémantéme nu del verbo,
se sienten a gusto cuando tienen que definir la semántica pero sin referencia o denotación. Entonces, intentemos
del imperativo. desarrollar esta curiosa definición. El sémantéme, el con­
En este sentido, mencionemos aquí dos observaciones tenido semántico del término (del verbo, en este caso)
útiles que debemos a dos grandes lingüistas franceses, tal que expresa usualmente la relación ontológica del lengua­
vez los lingüistas franceses más importantes del siglo XX: je con la realidad, aquí es empleado con un objetivo dife­
Antoine Meillet y Emile Benveniste. Meillet subraya la rente que podría parecer no-ontológico o pre-ontológico,
identidad morfológica entre la forma del verbo en modo porque aparentemente no hay referencia a algo que es. Sin
indicativo, que es utilizada para aseverar algo, y la forma embargo, pienso que implica un tipo peculiar de ontología
del verbo que es utilizada en la orden imperativa: “Él ca­ que no tiene la forma apofántica de la aserción sino la de
l u » « . / •» «i » « i •»
mina”, “¡Camina!”. Luego también observa, este punto k orden -n o es sino ¡se! , no hay sino ¡que haya! .
muy interesante, que el imperativo usualmente, en las La relación del lenguaje con la realidad no es aseverada
lenguas europeas, coincide con la raíz, con el tema del ver­ sino ordenada. Sémantéme nu significa esto: la relación
bo: el verbo “amar”, “¡Ama!” -e l imperativo es idéntico ontológica del lenguaje con el mundo, con lo que es, no
al tema del verbo. Finalmente, sugiere que el imperativo está ahí, es ordenada. No “es”: “debería ser” o “debe ser”.
podría ser la forma primitiva del verbo. Entonces, el ver­ Por lo dicho, pienso que podríamos sugerir la siguiente
bo existió primero, según Meillet, en la forma imperati­ hipótesis: en la cultura occidental hay dos ontologías, dis­
va. Esto es sólo en cuanto al fondo morfológico. Y luego tintas y sin embargo relacionadas. La primera es la obvia:
Emile Benveniste, quien fue alumno de Meillet, escribió la ontología de una aserción expresada en el modo indica­
un artículo en el que criticaba la interpretación de la or­ tivo como ustedes saben -algo es. La segunda, la ontología
den y del imperativo como “acto de habla” realizada por de la orden se expresa en el modo imperativo. Podemos,
Austin. Como ustedes saben, Austin menciona a la orden luego, llamar a la primera la ontología del sari, que es el
y al imperativo como un ejemplo de perforinativo, de acto término griego para “es”, y a la segunda la ontología del
de habla, o ilocución. Entonces, Benveniste en este artícu­ sarco, que es el término griego para “¡sé!”, para el impera­
lo, a la vez que critica esta opinión, afirma que el imperati­ tivo. La primera, la ontología del “es” dirige y gobierna el
vo no tiene denotación, no tiene referencia en el m undo y dominio de la filosofía y de la ciencia. La segunda gobier­
no ayuda a comunicar algo. Este es, cito, le sémantéme nu na el no menos importante dominio de la ley y la religión
-es muy difícil traducir esto al inglés- el núcleo semánti­ - y podemos agregar la magia también.
co desnudo. De este modo el imperativo corresponde al Es posible que recuerden la frase del poema de
núcleo semántico desnudo de la palabra empleada como Parménides que como saben inaugura la metafísica mo­
derna. Parménides escribe sari yctp slvai, “hay, pues, ser”. orden. La plegaria tiene la forma de orden. Ahora debe­
Tenemos que colocar junto a esta formulación, otra for­ ríamos reflexionar sobre esta extraña característica: uno
mulación que inaugura una ontología diferente, Zarco yap reza en la forma de la orden. “¡Dános hoy nuestro pan de
slvai, “que haya, pues, ser”. N o sé si se puede traducir de cada día!”. Entonces, uno interpela a Dios en la forma del
ese modo. Si la ontología es la relación entre el lenguaje imperativo. Y esto es verdad en todos lados. Recuerden
y el ser, en la ontología de la orden el acento está puesto que Aristóteles nota que en el principio de la Ilíada
en el lenguaje, que hace que algo sea; mientras en la onto­ Hom ero interpela a los dioses en la forma del imperati­
logía clásica el acento está puesto en el ser o en la corres­ vo. Entonces, ¿esto es una plegaria? Esta esfera, pues, está
pondencia entre lenguaje y realidad (en la otra ontología, basada en la orden y tiene, por ende, su propia ontología.
tenemos sólo una orden de ser). Estas dos ontologías cla­ Y tal vez nadie expresó esta ontología más claramente que
ramente distinguidas y a veces opuestas, continuamente Pablo en su Carta a los Hebreos cuando dice que la fe es la
se cruzan y se entrelazan e incluso luchan en la historia hipóstasis [vitóarden<;), la sustancia de las cosas esperadas
de la cultura occidental. La ontología occidental es en \"Eari M Ttíaric; slm^o(¿svcov vitóora.o'K;], donde VTtóaracric; es
este sentido una máquina doble o bipolar. Nos debemos el término técnico griego, esta vez, para ser. Entonces la
acostumbrar a la idea de que la ontología no tiene sólo fe, la principal categoría de la religión según Pablo, es la
la forma del “es”. Esto es como esto. Hay otra ontología sustancia, la forma en la que las cosas esperadas existen.
que tiene la forma del imperativo. Y el polo del sarco, del Es una formulación ontológica. Pienso que Pablo debió
imperativo, que fue despreciado, como vimos, y que per­ saber mucho de filosofía griega. Y esto es claramente una
maneció en el fondo en los tiempos clásicos comenzando proposición ontológica.
con el cristianismo empieza a volverse progresivamente Intentemos entender la peculiar eficacia que define a
más y más im portante. Pienso que podríamos decir que esta ontología que da una hipóstasis, una sustancia, un ser
la ley, la magia y la religión (que como saben al principio a las cosas que parecen carecer de todo ser. Deberíamos,
son difíciles de distinguir y que, cuando uno realmente por lo tanto, considerar el hecho de que en el famoso libro
se remonta en el tiempo, no se pueden separar entre sí) de 1962 escrito por Austin que ya mencioné, How to do
definen una esfera donde el lenguaje es constitutivamente things with words [Cómo hacer cosas con palabras], la or­
en modo imperativo. Creo que una buena definición de den fue clasificada como un acto de habla, un acto ilocuti-
la ley, la religión y la magia podría ser que son un intento vo, es decir, como un discurso que no significa o describe
de construir todo un mundo sobre el terreno de la orden. un estado de cosas simplemente sino que, mediante su
Esto es verdad, por cierto, en el sentido en que, como sa­ mera pronunciación, produce la verdad como un hecho
ben, Dios habla en la forma de la orden. Pero no es sólo -perdón, el juramento como un hecho. ¿Cómo funciona
esto. Los hombres en la religión hablan en la forma de la un acto de habla? ¿Qué es lo que le da a su mera pronun-
dación la fuerza y la realidad de un hecho? Los lingüistas dad para cooperar, y la gente no se da cuenta de que esas
no lo explican con peculiar eficacia. Como si hubieran son órdenes disfrazadas en las formas de la sugerencia, del
alcanzado aquí una especie de estrato mágico en el len­ consejo, etc. La estupidez del ciudadano moderno no tie­
guaje. Ellos dicen que es de ese modo, como si en estos ne límites. Entonces, lo que intento decir es que tal vez
ejemplos el lenguaje tuviera una especie de poder mágico nosotros no somos conscientes de esto pero el logos no
para producir lo que significa como un hecho. Creo que apofántico está realmente gobernando, en esta forma so­
el problema se vuelve más claro, si volvemos hacia nuestra lapada, a las sociedades. Mientras nosotros continuamos
hipótesis de la doble ontología que gobierna nuestra cul­ pensando en la forma de la aserción, de la ontología cien­
tura. La distinción entre los actos locutivos e ilocutivos tífica y filosófica del “es”, en todos lados esta otra forma, la
corresponde a la doble estructura de la máquina ontoló- forma de la orden, está triunfando.
gica occidental. El acto de habla representa en el lenguaje Les dije que intentaba darles una pequeña muestra de
la presencia de una estructura donde la relación entre las mi investigación arqueológica sobre la orden y tengo algo
palabras y las cosas no era o es apofántica sino más bien más para contarles. Cuando uno empieza a investigar so­
una especie de orden mediante la cual el lenguaje pone en bre la orden, hay otro concepto que no cesa de aparecer
acto y produce esta relación como un hecho. Y creo que al lado de aquel y que parece acompañarlo como un se­
si consideramos el éxito en constante crecimiento de la creto compañero, me refiero al concepto de “voluntad”.
noción de acto de habla, no sólo entre los lingüistas, sino La orden es constantemente explicada como un acto de
también entre los filósofos y los juristas, podríamos tal vez voluntad o volición. Como ya dije hay pocas reflexiones
sugerir la hipótesis de que la centralidad de este concepto sobre el mandato, pero siempre estas reflexiones tienen la
corresponde a que en nuestras sociedades contem porá­ siguiente forma: la orden es obviamente un acto de volun­
neas la ontología del mandato está no sólo erosionando la tad. Desafortunadamente, esto viene a ser lo mismo que
primacía de la ontología del sari sino también lentamente explicar lo obscurum de obscuros (algo oscuro mediante
sobreponiéndose y reemplazándola. Esto significa que, en algo todavía más oscuro) porque, como probablemente
una suerte de retorno de la reprimido, la religión, la magia sepan, nadie nunca pudo explicar qué significa “la volun­
y la ley (y todo el dominio del logos no apofántico que tad”. ¡Es absolutamente imposible! No es fácil definir una
había sido despreciado y puesto en segundo plano) están orden pero dar una definición de la voluntad es algo que
secretamente empezando a gobernar la función de nues­ sólo la gente desquiciada puede intentar. Es por eso que al
tra sociedad secularizada. En nuestras tan llamadas socie­ comienzo de mi investigación decidí tom ar en cuenta la
dades democráticas, las órdenes son dadas usualmente en sugerencia de Nietzsche que invierte los procedimientos y
la forma del consejo, de la sugerencia, de la invitación, de explica la voluntad mediante la orden. “Querer”* signifi-
la publicidad, o uno es interrogado por razones de seguri­ N. del T.: En la conferencia original, el término es “to will” (como
verbo de “will”). En español, elegimos el término querer porque es
ca para Nietzsche simplemente “dar una orden/m andar”. para significar algo necesitan otro verbo no modal que los
Hay un acuerdo general entre los académicos en que el siga. Entonces, yo camino, yo escribo, yo como no están
concepto de voluntad estuvo ausente en el pensamiento vacíos. Pero yo puedo o yo deseo necesitan ser llenados
clásico y que comienza a aparecer primero en el estoicis­ por otro, suplementados por otro verbo. Me gustaría di­
mo romano y, finalmente, en la teología cristiana, donde rigir su atención sobre el punto en que la filosofía trabaja
alcanza su desarrollo total. Cuando uno se detiene sobre precisamente con esos verbos modales vacíos. La filosofía,
este punto, que es parcialmente verdad, y se sigue con cui­ creo, podría ser definida como un intento de aferrar el
dado la formación del verbo “querer” (cómo entra en la significado o de dar un significado a los verbos modales,
filosofía, cómo no estuvo completamente ausente como vacíos. Conocer qué significa poder, qué significa querer;
los académicos dicen), se ve que en el cristianismo, en la y atarlos, unirlos, entrelazar uno con otro.
teología cristiana, la voluntad es realmente introducida en Este entrelazamiento alcanzó tal vez su punto extremo
la filosofía y que, luego, como ustedes saben saltó desde en la drástica, la casi insana formulación mediante la que
aquel momento a la parte mental de la filosofía. De este Kant expresa el núcleo mismo de su moral: M ann rnuss
modo, cuando uno sigue con cuidado esta formación, wollen kónnen. N o sé si puede traducirse al inglés como
nota que el verbo “querer” o el concepto de “voluntad” “uno debe poder querer”. Así, Kant expresa el centro de
crece desarrollándose a partir de otro concepto con el su moral de esta forma: M ann muss wollen kónnen. Esta
que se mantiene estrictamente ligado: ese otro verbo es absurda, insana intersección o entrelazamiento de los tres
el verbo “poder”. Así, el verbo “querer”, cuando aparece, verbos modales define la modernidad. Y también, creo, el
está vinculado con el verbo “poder”. Mientras la filosofía colapso o la imposibilidad de la ética en nuestro tiempo.
griega puso el foco en la potencia, la dynamis y la posibi­ Kant es usualmente señalado como el fundador de la ética
lidad; la teología cristiana y, siguiéndola, el pensamiento moderna, esto es falso. Es exactamente lo contrario. Kant
moderno se enfocaron en la voluntad. Es por eso que en marca la imposibilidad de una ética, porque la ética sólo
los tiempos modernos, el verbo querer reemplaza al ver­ puede tener la forma de una orden, según él, o de un muy
bo poder. El hombre ya no es un ser de posibilidad, un extraño mandato M ann muss... Y así cuando oigo hoy
ser que puede, es un ser que quiere. Actualmente, poder en día a la gente ilusa que repite el slogan pasajero “Yo
y querer como saben también son llamados “verbos mo­ puedo”, no puedo dejar de pensar que lo que realmente
dales” (como los antiguos gramáticos solían decir) por­ quieren decir es “Yo quiero”, es decir, yo ordeno, o mejor,
que les falta la cosa, están vacíos, xevá. ¿Por qué? Porque yo me ordeno a mí mismo obedecer. Entonces, para dar­
les una idea, una idea más precisa sobre esta relación que
el que más se aproxima en el vínculo con el otro término, voluntad. vincula querer y poder, voluntad y potencia, he elegido
Otros verbos posibles como “desear” o “apetecer”, podrían prestarse un ejemplo para mostrarles cómo la voluntad se basa en la
a confusión teórica y textual.
noción de potencia (y posibilidad) para contenerla y limi­ cientos de páginas, porque era escandaloso. Dios es om ­
tarla. Entonces, ¿por qué la voluntad fue introducida en la nipotente, pero entonces si El es omnipotente, El podría
filosofía? Para contener, controlar y limitar a la potencia. mentir, El podría, como dije, salvar a Judas y condenar al
Bien, el ejemplo que elegí es un gran capítulo en la pobre Pedro. Los teólogos son increíbles, hacen las hipó­
historia de la teología, de la teología escolástica, y fue el tesis más absurdas, ya les conté realmente algunas pero,
problema, el problema fundamental como veremos, de por ejemplo, otra hipótesis muy interesante es ésta: pero
la om nipotencia divina. Ustedes saben que la idea de la si Dios es omnipotente, él podría también hacer cosas sin
omnipotencia de Dios adquirió el status de un dogma en sentido, por ejemplo, repentinamente empezar a correr,
el credo Niceno, credimus in unurn deurnpatrem omnipo­ Dios repentinamente empieza a correr, esto parecía es­
tente-. nosotros creemos en un Dios Padre omnipotente. candaloso. Por qué no... ¿Dios haciendo algo de gimnasia?
Sin embargo, este dogma fue una cuestión muy delicada De nuevo, esto era un problema serio para los teólogos.
porque si Dios es omnipotente, si nada es imposible para Ahora bien, la solución, el remedio, elpharmakon para
El, esto significa que El podría hacer o podría haber hecho este lado oscuro de la potencia, de la omnipotencia, fue
cualquier cosa que no implique una contradicción. Así, distinguir entre lo que llamaron potentia absoluta (po­
ésta es la hipótesis que los teólogos realizaron, estoy sólo tencia absoluta) y potentia ordinata (potencia ordenada).
refiriendo el discurso de los teólogos. En este sentido, por Los teólogos argumentan que la potentia absoluta es la
ejemplo, Dios podría haber elegido encarnarse no en Jesús considerada en sí misma, en abstracto: Dios puede, por
sino en una mujer o en una prostituta o podría haber ele­ ende, hacer cualquier cosa, cualquier cosa. En cambio, la
gido condenar a Pedro y salvar a Judas, o inmediatamen­ potentia ordinata es lo que Dios elija hacer, hasta donde
te destruir su creación, o m entir o cometer un crimen. Si su voluntad quiera. Luego, El sólo puede hacer lo que de­
Dios es omnipotente, El podría haber hecho todas esas cidió hacer, lo que deseó, lo que quiso. Potentia ordinata
cosas sin ninguna contradicción. O, también, está otro significa literalmente potencia ordenada (ordinatio signi­
gran problema que discuten los teólogos: Dios podría fica ordenada). Entonces en la potentia absoluta, El podría
deshacer el pasado. Y todavía hay otra cuestión problemá­ haber hecho cualquier cosa; sin embargo, su potencia or­
tica (que yo no sé por qué a los teólogos les gusta tanto) denada, ordenada por su voluntad, está involucrada: El
y por eso tenemos cientos de páginas sobre este proble­ podría hacer sólo lo que hizo. De este modo, pueden ver
ma: Dios podría hacer que una virgen violada recupere su la forma sutil de resolver la contradicción, el problema,
virginidad. Entonces, supongo que ustedes se dan cuenta para lo que los teólogos necesitan el concepto de volun­
del problema. Desde el siglo XI al XIV, esta pregunta es­ tad. Por eso, han introducido el concepto de voluntad. La
candalosa, este lado oscuro de la omnipotencia de Dios voluntad es lo que limita y ordena y dirige a la potencia.
fue debatido y analizado entre los teólogos en cientos y La voluntad es lo que limita y contiene entre sus límites el
escandaloso caos de la potencia. Y esto también es verdad
para el hombre obviamente: lo que fue pensado, lo que
fue dicho sobre Dios fue luego transferido hacia el hom ­
bre. El hombre, como Dios, debe querer, debe ordenarse
a sí mismo, para limitar y controlar lo que puede. Esta es
la razón también por la que él es responsable. No es res­
ponsable de su potencia, es responsable de su voluntad.
Ven que la hipótesis de Nietzsche era correcta: querer es
ordenar. La voluntad es una orden y lo que es ordenado es
la potencia. Entonces, el “querer” ordena al “poder”.
Así, para concluir, me gustaría dejarle la última pala­
bra, en esta breve arqueología de la orden y la voluntad, a
un personaje de Melville a quien aprecio mucho, Bartebly,
el escribiente: al hombre de ley que pregunta continua­
mente, “¿No lo quieres?”, él incesantemente contesta
“Preferiría no quererlo”.
Teología y lenguaje de G iorgio A gam ben
se te rm in ó de im p rim ir en abril de 201 2
en TALLERES G R Á F IC O S "EL A ST ILLE R O ”,
avenida A sam blea 3 2 7 , P arque C h acab u co ,
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