SEMBLANZA DE “EL NAZARENO” DE D. W.
GRIFFITH Y EL JESÚS DE LA BIBLIA
“El Nazareno” (Intolerance, 1916)
D. W. Griffith, en su filme Intolerance (1916), centra
la influencia benefactora de su adaptación crística “El
Nazareno” (Howard Gaye) en el antagonismo de este
último con los fariseos, quienes hacen el papel de
“entrometidos” de aquella época neotestamentaria.
Dicho énfasis relega a un plano periférico la
trascendencia de María en dicho pasaje, lo cual se
puede evidenciar en la ausencia de diálogos en los
escasos segundos en que aparece en escena. No
obstante, esta circunstancia se ve compensada por la
primacía que ostentan otras figuras femeninas del
filme, tales como La Preciosidad y La Chica de la
Montaña, quienes arriesgan sus vidas para velar por la
salvación de sus amados.
Griffith (1916) pone directamente la alusión a “El
Nazareno” como “glotón y bebedor, amigo de
publicanos y pecadores” (1:13:45) en boca de los
fariseos. No obstante, retrata cómo aquél, aunque
reunido con algunos de los referidos personajes,
rechaza abiertamente las invitaciones a beber que éstos
le hacen y, en la escena con la mujer adúltera, reafirma 19), para luego aludir a la economía de la salvación
la versión bíblica del “Tampoco yo te condeno; vete y
no vuelvas a pecar” (1:15:48). Esto no ocurre con su
contraparte, el Padre Nazarino, en el Nazarín (1959)
de Luis Buñuel, quien se ve de lleno inmerso y
comprometido en las situaciones de pecado a las que lo
precipitan los atribulados personajes que intenta
ayudar en su ministerio sacerdotal.
“El Nazareno”, también llamado “Hombre de los
Hombres” en el filme de Griffith (1916), es postulado
como “el mayor enemigo de la intolerancia” (0:8:39),
representada por los fariseos que rezan diciendo para
sus adentros “Oh Dios, te doy gracias por se mejor que
otros hombres” (0:10:45). Esto guarda sendas
correspondencias con el Jesús bíblico y se contrasta
con el intransigente personaje de Johannes en la
adaptación de C. T. Dreyer Ordet (1955) quien, tras
Jesús (Biblia)
Como reza el pasaje evangélico de las bodas de
Caná de Galilea (Jn 2, 1-12), el milagro de la
conversión del agua en vino, que obra Jesús en
beneficio de los anfitriones, se da en un primer
momento por la intercesión de su madre María,
quien reclama a su hijo la ausencia del preciado
líquido (anticipándose al tiempo de su parusía) y
dispone la irrupción del prodigio con aquel “haced
lo que él os diga (Jn 2, 5) con el que extendía al
resto de la humanidad el “Hágase en mí según tu
Palabra” (Lc 1, 38) mediante el cual Dios había
obrado y seguía obrando en ella. No hay alusión
directa a los fariseos ni a ningún otro grupo que se
entrometa o interponga en la economía de la
salvación.
Al referirse a los enviados de Juan el Bautista, el
Espíritu Santo por mediación del evangelista San
Lucas expone el concepto que del “Hijo del
hombre” se habían formado sus coetáneos; como un
“glotón y bebedor, amigo de gente de mala fama y
de los que cobran impuestos para Roma” (Mt 11,
y a su eficacia reflejada en los frutos que de ella
derivan. Encuentra eco aquí la tendencia mesiánica
a decantarse por los humildes (Mt 18, 1-5, Mc 9,
33-37; Lc 9, 46-48), los pecadores (Mt 18, 10-14;
Lc 15, 3-7) y los marginados (Mt 20, 1-16). Las
citadas parábolas encuentran su pleno sentido en el
pasaje donde Jesús salva a la mujer adúltera de ser
lapidada (Jn 8, 1-11).
La finalidad de las enseñanzas y las obras de Jesús
en los Evangelios se encuentra sintetizada en el
pasaje “Porque Dios no envió a su Hijo al mundo
para condenar al mundo, sino para salvarlo” (Jn 3,
17). Allí radican los preceptos que resumen en el
amor toda posible observancia de los designios de
Dios y hacen de la tolerancia la puerta de entrada
necesaria para que cada quien comprenda, acepte y,
finalmente, ame a su prójimo como a sí mismo (Mt
tergiversar lo planteado por Kierkegaard, asume una 22, 39) y así como el propio Cristo nos ha amado
postura de árbitro de la moralidad en gran medida (Jn 13, 14). La tolerancia, no obstante, es sólo la
cercana al fariseísmo y diametralmente opuesta las manifestación humana de la misericordia divina
enseñanzas de Jesucristo. expresada en plenitud por Jesucristo.

EJEMPLOS
Primer fotograma: “El Nazareno”, aunque reunido con quienes los fariseos tiladaban de
pecadores, rechaza abiertamente las invitaciones a beber que éstos le hacen (Intolerance, 1916,
1:14:00).

Segundo fotograma: el Padre Nazario recibe el “perdón” que predicaba y “una paseadita” en la
celda a la que lo lleva la incomprensión por parte de la gente del pueblo, quienes lo acusan de
estar en contradicción con la Iglesia y finalmente lo tildan de loco (Nazarín, 1959, 1:26:04).