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Andorra, Agosto 2017 María Antón Sancho

TEMA 7
LITURGIA Y VIDA

RESUMEN

I. INTRODUCCIÓN

Las celebraciones no son esferas cerradas, sino realidades abiertas


que se proyectan sobre la vida (existencia interior de los bautizados)
de los miembros de la comunidad que participan en ellas.

La celebración asume la vida para transformarla desde dentro, la


vida no es un mero empeño personal, sino que nace de la fuerza que
transmite la celebración del misterio Pascual de Jesucristo.

Vida es la existencia interior de todos los bautizados, con dos


dimensiones:
• Subjetiva: todo cuanto mana de la fuente espiritual (acción del ES
en el alma del creyente. Teología espiritual.
• Objetiva: todo cuanto mana de la fuente sacramental (realidad
que nace de las celebraciones del misterio). Teología litúrgica.

II. LA TRILOGÍA “MISTERIO - CELEBRACIÓN - VIDA”


1. Origen y dinamismo de la vida en Cristo.
El origen de la llamada a la santidad es Dios. Y a la vez la vida
del bautizado se convierte en memoria y presencia de la Vida de
Cristo.
Entramado: Misterio (lex credendi), celebración (lex orandi) y vida
(lex vivendi). Resultado: el bautizado celebra el misterio desde su
sacerdocio bautismal, anuncia a Cristo como testigo, y sirve a Dios y
los hombres por la caridad que Dios le otorga.

2. El entramado “Misterio - Celebración - Vida”


La liturgia precisa del misterio y la vida para conservar su
autenticidad; a su vez, la fe no se hace vida al margen de la
celebración; ni la vida penetra en el misterio sino a través de la
participación en el rito.
Andorra, Agosto 2017 María Antón Sancho

3. El trenzado de los tres elementos


Flujo ascendente desde la vida hasta el misterio, con base en la
glorificación de Dios.
Flujo descendente desde el misterio hasta la vida, con base en la
santificación del hombre:
*Misterio - celebración: el misterio se anuncia, actualiza y
comunica por la celebración.
*Celebración - vida: la vida tras la celebración brota de ella y
tiende a ella.

III. LA PROYECCIÓN “CELEBRACIÓN VIDA”


4. El más allá de la celebración.
La celebración no acaba con el rito de conclusión, se extiende a la
vida del cristiano a través de al misión, que llama a prolongar
existencialmente el misterio celebrado. Del mismo modo que hay
algo antes de la celebración: la convocación.

5. Convocación y misión.
La celebración dispone a la comunidad para que pueda reproducir
existencialmente lo vivido por su Cabeza: Cristo es convocado a su
propia Pascua por la Encarnación, y enviado por la Unción en el
Jordán.

6. La proyección de la celebración sobre la vida.


La Iglesia nos llama a traducir en la vida el misterio pascual
celebrado en la liturgia.

IV. CULTO ESPIRITUAL Y CELEBRACIÓN LITÚRGICA


7. La vida de Cristo como culto espiritual.
En Cristo los conceptos de culto, sacerdocio y sacrificio adquieren
su auténtico valor, los del AT eran sólo sombra o figura del
Sacrificio por excelencia: el de Cristo: desde su obediencia al Padre
a su Muerte en la Cruz. Él es la Víctima y el Oferente. Instituye el
nuevo culto y sacrificio cristianos.
Su vida alcanza y transforma nuestra vida a través de la mediación
litúrgica.

8. La vida de los bautizados como culto espiritual.


El culto existencial de Cristo debe ser imitado por los fieles. Su
sacerdocio común es existencial, la vida en Cristo se vive como una
realidad cultual, se vive la vida como donación a Dios y a los
demás.
Andorra, Agosto 2017 María Antón Sancho

9. Culto espiritual y celebración litúrgica.


Esa vida hecha donación a Dios y los demás no es una obra
exclusivamente humana, sino sobre todo resultado de la acción
divina.
Hacer vida propia el sacramento, y a la vez insertar en la ofrenda
eucarística todas nuestras acciones.

10.Sacerdocio real y sacerdocio ministerial.


Prioridad sustancial del sacerdocio real sobre el ministerial, porque
lo primero es ser cristiano. Los fieles no son meros receptores de la
acción de los ministros.
Pero prioridad funcional del sacerdocio ministerial: los fieles
necesitan del ministro para enriquecerse con el don eucarístico.

11. El sacrificio eucarístico sacramentaliza los sacrificios espirituales.


Por la acción del ES los sacrificios de los fieles se pone en
comunión con el sacrificio de Cristo. Por el sacrificio eucarístico ya
no es sólo Cristo quien se ofrece al Padre, sino Él con su Iglesia.

12. Algunas expresiones litúrgicas de esa sacramentalización.


El propio texto litúrgico expresa esta unión del sacrificio de los
fieles con el de Cristo por el ES, que se ofrece como Víctima.

13.Conclusión.
El sacerdocio de Cristo no son actos aislados como los sacrificios
del AT, sino el ofrecimiento de su Vida. Al participar en la liturgia
ejercemos el sacrificio de Cristo, uniendo nuestra vida a la de
Cristo.
La celebración ritual representa el momento celebrativo del
sacerdocio, de ese vivir cada momento como ofrenda agradable a
Dios: santidad. No es sólo esfuerzo personal (respuesta a la acción
del ES) sino sobre todo consecuencia de la unión con Cristo. Por eso
la vida se convierte en culto y el culto en vida.

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