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CAPÍTULO 3

El paradigma de la psicología comunitaria y su fundamentación ética y relacional


Sobre modelos y paradigmas:
La psicología comunitaria es una expresión del paradigma relativista cuántico. Éste se
manifiesta a partir de las maneras de hacer, determinando sus actores, a los agentes externos
e internos, reconsiderando sus roles e indicando su campo de acción compartido. Todo ello
con la finalidad de construir un marco teórico desde la acción y reflexión.
Cuando se habla de paradigma de la construcción y transformación crítica se está refiriendo
a la psicología comunitaria, y se alude a la forma de hacer y comprender para generar un
nuevo conocimiento. Este modelo comparte espacio y tiempo con otros modelos alternativos
y, además, cumple una función estructuradora y organizadora en la generación del saber.
Para tener una noción de lo que es paradigma lo que requerimos hacer primero es definirla,
por lo que podemos mencionar que paradigma es un modelo o modo de conocer, que
involucra una idea de un individuo capaz de conocer, así como el de una idea del mundo
donde éste vive y la relación entre los dos.
Existen ciertas exigencias que la psicología comunitaria cumple para ser considerada un
paradigma, éstas exigencias son crear una comunidad científica diferenciada que disponga
de canales de comunicación particular, compartiendo un mismo sentido epistemológico,
utilizando un lenguaje teórico común, usando una metodología propia y asumiendo escala de
valores similares. Precisamente la ardua labor de la comunidad de la comunidad de
psicólogos comunitarios trajo consigo la producción de cinco dimensiones: ontológica,
epistemológica, metodológica, ética y política.
Respecto a la estructura paradigmática de los modelos científicos, podemos indicar que la
epistemología, ontología y metodología son considerados como las estructuras básicas de
un paradigma científico. Debido a la constante examinación crítica de la psicología
comunitaria, llevó a que dieran cabida a aspectos éticos y políticos que no estaban siendo
tomados en cuenta en la producción de conocimientos.
Configuración de la psicología comunitaria en cada una de las cinco dimensiones:
Dimensión ontológica: referida a que el individuo construye la realidad y protagoniza la vida
diaria, en otras palabras, es una persona que posee conocimientos y frecuentemente los está
produciendo, sumando su saber con la acción. Esta dimensión permite desechar toda
consideración pasiva de la comunidad y, además, los miembros tienen el derecho a decidir
sobre los temas que les atañen y de comprometerse a llevarlas a cabo.
Dimensión epistemológica: Es la naturaleza de la producción del conocimiento. Se plantea
una relación monista, es decir, entre sujeto y objeto no hay distancia, no se los trata como
entes separados e independientes. Se trata de que ambos, sujeto y objeto, son considerados
parte de una misma dimensión en una relación de mutua influencia. Este desarrollo es social
y relativo, puesto que la realidad está en el sujeto y alrededor de él; a su vez, el sujeto está
en la realidad, es parte de ella, y no es posible separarlos.
Los aspectos epistemológicos y ontológicos proponen una relación entre sujeto cognoscente
y objeto cognoscible, la cual cambia la aproximación al objeto de estudio planteada por la
psicología tradicional. Por lo tanto, es necesario plantear una relación sujeto-sujeto/objeto,
pues hay un doble sujeto cognoscente. Para ello desarrollaremos las siguientes dimensiones.
Dimensión metodológica: El detalle más trascendental en la dimensión metodológica
comunitaria está en la necesidad de crear procedimientos que cambien al ritmo que se
transforman las comunidades. Esta metodología debería de ser dialógica, dinámica y
transformadora que involucre a la comunidad a su autoestudio, ampliando la dialéctica en
analéctica.
Dimensión ética: Esta dimensión tiene como base la definición del Otro y su inclusión en la
producción de conocimiento. Su objetivo primordial es la relación con el Otro en términos de
igualdad y respeto, que incluye la responsabilidad que cada quien tiene respecto del Otro.
Esta responsabilidad se comprende no al hecho de responder a, más bien, al hecho de
responder por el Otro.
La ética de la relación: En el campo comunitario se habla de una ética de la relación, que
implica una expresión de considerar el interés común por encima del bienestar personal. No
sólo es reconocer el carácter humano y digno del otro, sino además que la otredad no es una
brecha o diferencia, tampoco es algo que distingue o separa, sino que es parte del yo. Es
comprender que cada uno es otro y que cada otro es un yo.
Para la psicología comunitaria, el respeto del otro, su inclusión en toda su diversidad, su
igualdad, sus derechos y obligaciones se manifiestan en el terreno de la ontología, en la
explicación de su objeto de estudio; en los aspectos epistemológicos, en la relación de
producción de conocimiento conjunta entre agentes externos e internos, y en esa forma de
definirlos en tanto que productores de saber; en la dimensión metodológica, en cuanto
transforma los modos y las vías para conocer, y en los aspectos políticos de la disciplina, al
señalar sus objetivos y el efecto que pueden tener en el espacio público y en la sociedad en
general.
Ética, moral y deontología: conceptos relacionados, pero no sinónimos:
Los códigos de ética hacen uso de regulaciones deontológicas referentes a las diferentes
prácticas profesionales. Así mismo, la deontología trata de los deberes y de su buen
cumplimiento, por lo que, cumplir con el código de ética de la profesión psicológica, por
ejemplo, es hacerlo mediante una buena práctica, mirando las normas que regulan el ejercicio
de la profesión.
La ética se refiere al elemento sobre el cual se fundamentan las prácticas deseadas y
deseables y consideradas como buenas en cada cultura (moral), y a partir de las cuales se
reglamenta el comportamiento juzgado como óptimo para cada profesión (deontología).
La moral es el conjunto de recomendaciones y de normas culturales a través de las cuales
se expresa la ética, cuyo cumplimiento se induce a seguir en una era y en una sociedad o en
una cultura determinadas. La moral implica a los modos de hacer y de comportarse.
Por lo tanto, ética y moral van juntas, la primera influyendo en la segunda, pero no son
términos intercambiables. La deontología es el puñado de reglas a seguir para registrar una
conducta moralmente intachable, pero no necesaria y completamente ética, pues las normas
socialmente aceptables pueden excluir ciertas categorías o grupos, o pueden permitir
prácticas que los lesionen.
La coautoría y la propiedad del conocimiento:
Esta referida al hecho de que existe una autoría compartida en la producción de conocimiento
en el trabajo comunitario. Esta coautoría debe quedar claramente establecida en los informes
que se produzcan, es decir, se debe citar quién hizo qué, sea un artículo o una obra
académica elaborada a partir de un trabajo realizado por un agente externo, se debe indicar
en la obra lo que hicieron las personas de la comunidad, y se debe contar con su autorización
si se piensa en publicar.
Dimensión política: El carácter político del accionar comunitario se basa en el propósito del
conocimiento producido, así como el espacio de aplicación y sus efectos sociales. La política
encierra todo lo relacionado a lo público, al entorno ciudadano y cómo las personas se
relacionan en la ciudad.
La psicología comunitaria propone una participación cuyo carácter político se muestra en la
función de desalinear y concientizar que se plantean como procesos que forman parte de la
reflexión que busca contrarrestar los efectos ideológicos de estructuras de poder y de
dependencia.
Una episteme de la relación:
A inicio de la segunda mitad del siglo XX comienza a hacerse presente en el terreno de las
ciencias sociales en Latinoamérica la idea de la relación como ámbito de suma importancia
del ser y del conocer. Se entiende la necesidad de comprender que el conocimiento no se
produce en individuos aislados, sino en la intersubjetividad, la cual es producto de la relación.
Lo esencial de lo social radica que no sólo se está en la relación, sino que se es en la relación,
puesto que nadie puede ser excluyendo al otro, así como ese otro es el correlato del yo.
La psicología comunitaria se entiende como una psicología de relaciones creada para un
mundo relacional. Su objetivo se centra en las formas específicas de relación entre personas
unidas por lazos identitarios construidos en relaciones históricamente establecidas, que a su
vez construyen y delimitan un campo: la comunidad.
Una perspectiva holista de los paradigmas:
Las cinco dimensiones de un paradigma: ontología, epistemología, metodología, ética y
política deben considerarse como una suma integradora. Dentro de la psicología comunitaria
las cinco dimensiones son consideradas como aspectos inseparables al proceso de
construcción de conocimiento, es decir, están siempre presentes y marcan la forma de
conocer, ya que los límites entre las cinco dimensiones no son impermeables. No son cinco
esferas separadas, sino de una totalidad que incluye a todas. Todas son interdependientes.
Cada una de ellas toca a todas las demás en una sola relación.
La humanidad se adquiere en las relaciones sociales, por lo que no se puede considerar a
los seres humanos separados de la sociedad como humanos, ellos son sólo individuos. Dicho
esto, podemos afirmar que el conocimiento surge en las relaciones, da tal forma que la
presencia del otro siempre está presente, así se haya trabajado en solitario, ya que la soledad
no elimina la historia, ni las experiencias, ni afectos producto de los eventos socializadores.
Agregando a lo mencionado hasta ahora, todo conocimiento afecta al grupo, a la sociedad,
por lo cual, al excluir al grupo de sus beneficios o al aplicarles sus aspectos negativos, se
ejerce poder sobre ellos. Y al respetar y admitir la capacidad constructora de conocimientos
de cualquier categoría social, al escuchar las voces de los individuos que la integran, estamos
respetando su derecho al espacio público. Y eso es política.
COMENTARIO CRÍTICO
La lectura estudiada nos permite conocer más de cerca el modelo a través del cual se hace
psicología, así como saber que está integrada por un paradigma que contribuye a producir y
organizar el conocimiento para la comprensión del ser humano y mundo donde vive. Creo
que es importante que esta teoría se base en la acción para la transformación, dado que para
lograr dicha transformación se requiere de la relación entre investigadores y sujetos, forman
parte del mismo contexto.
Con relación a las cinco dimensiones que constituyen el paradigma, podemos manifestar que
nos pareció interesante ver, en primer lugar, que desde la ontología se le considera al
individuo poseedor y constructor de conocimiento y que éste lo pone al servicio de la
comunidad. Epistemológicamente, creemos que para psicología comunitaria es vital no
separar al sujeto y objeto, puesto que ambos son importantes en la formación del
conocimiento en aras de la comunidad. Como todo paradigma, existe aquí también una
dimensión metodológica enfocada a la transformación de las comunidades, la cual nos
pareció importante, puesto que ésta se aleja de la metodología tradicional de la psicología
que sólo involucra al individuo, por ejemplo, no se puede utilizar un mismo método de
intervención para unos vecinos que viven en La Molina que para los vecinos que viven en
San Juan de Lurigancho. Desde el punto de vista ético, creo que es importante que todos
quienes nos preparamos para ser psicólogos tengamos como base la consideración del Otro
en términos de igualdad y respeto. Respecto a la dimensión política, podemos mencionar que
ésta está en función de cómo las personas se relacionan entre sí y a las acciones que se
hacen públicas.
En momentos en los que en el Perú estamos pasando por situaciones complicadas por las
consecuencias del fenómeno del niño costero, creo que la aplicación de estas cinco
dimensiones de la psicología comunitaria, podrían sumar a la reconstrucción del país. Se
podría escuchar a los propios ciudadanos, involucrarlos en los planes de acción para empezar
a reconstruir todo, en la que el individuo (sujeto) y los desastres ocurridos (objeto) no sean
separados para la solución de los problemas, por el contrario, éstas se deben pensar en
conjunto para ambos. A ello se le debe agregar una metodología transformadora, que no sólo
se limite a construir casas nuevas o reubicación de los vecinos, sino también a una
transformación de la forma de pensar de los vecinos, en las que ellos se hagan responsables
de sus decisiones. Creo que en esta coyuntura hemos venido demostrando que el Otro si
tiene vital importancia en la comunidad, desde ciudadanos comunes, militares y el gobierno
se le vienen dando un trato con mucho respeto a los damnificados. Creo que todo lo que se
viene haciendo en favor de los damnificados se viene haciendo público a través de los medios
de comunicación y las redes sociales, podemos ver también, que a pesar de las adversidades
la relación entre los ciudadanos peruanos ha mejorado un poco.
Como he tratado de sintetizar en el ejemplo, creo que las cinco dimensiones están integradas
y que todas son importantes si es que pretendemos contribuir desde la psicología comunitaria
al desarrollo y bienestar de las comunidades de nuestros países, así como el de cada uno de
sus integrantes. Considero que si elegimos formar parte de la comunidad de psicólogos
comunitarios el conocimiento del paradigma en la que ésta se sustenta, incluido, las cinco
dimensiones, son un paso importante para la contribución en la mejora de los individuos en
sus comunidades.

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