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Animales utilizables.
Parecería en principio que los primates, por su semejanza con el hombre, son los
animales más deseables. Pero precisamente por eso, la utilización de estos animales
suscita más reparos morales. Y por ser más parecidas también sus enfermedades,
presentan mayor riesgo de contagio infeccioso. Además, sus camadas suelen ser únicas
y sus crías de crecimiento lento.
Problemas técnicos.
Existen, hoy por hoy, tres grandes obstáculos al xenotrasplante: rechazo inmunológico,
incompatibilidad fisiológica y riesgo de infección.
Rechazos inmunológicos.
Días después del rechazo hiperagudo sobreviene el rechazo xenogénico tardío, y más
tarde aún el rechazo celular. Estos otros tipos de rechazo están siendo más difíciles de
solucionar. Y obligarían a aumentar las dosis de drogas inmunosupresoras con todos sus
efectos indeseables.
Incompatibilidades fisiológicas.
” Por eso cabe esperar mayor viabilidad de los órganos bioquímicamente más inertes,
como el corazón.
Riesgos infecciosos.
Más incontrolables serían las infecciones producidas por retrovirus endógenos latentes
en el genoma de las células animales. Estos retrovirus, imposibles de eliminar
previamente, podrían reactivarse o recombinarse en el huésped.
Problemas éticos.
La historia de la medicina nos recuerda que casi todas las grandes epidemias históricas
han tenido un origen animal.
La existencia de leyendas de híbridos y quimeras así como de mitos sobre la fusión del
hombre y la bestia requiere deshacer todos los temores y prejuicios que se asocian con
ello.
El xenotrasplante no parece, desde luego, indigno del ser humano ni capaz de alterar la
identidad o la psicología humana. Habrá que vigilar, no obstante, el posible impacto
psicológico. Y mantener confidencialidad y secreto médico para evitar los juicios
negativos y la discriminación de los receptores.
Vulneración de los derechos o el interés de los animales
Este problema es más acusado con primates que con cerdos. Y siempre obligará a evitar
el sufrimiento animal inútil o desproporcionado.
Algunos países han establecido moratorias para su uso en humanos. En España existe
una subcomisión de xenotrasplante que deberá evaluar todos los ensayos. Antes de
autorizar el trasplante a humanos, exige, entre otras cosas, demostrar supervivencias
mínimas de 6 meses en animales de experimentación y ausencia de transmisión de
agentes infecciosos.
Los recursos vitales que resultan insuficientes para todos no deben distribuirse
siguiendo las reglas del libre mercado.
Existen, en esquema, dos criterios de distribución distintos, aunque pueden llegar a ser
complementarios.
1. Una justicia de principios. Es la que parte de alguna concepción “de principio” acerca
de cómo distribuir recursos (según mérito, necesidad, derechos adquiridos,
compensación del infortunio, etc.). El principio más aceptado es el de igualdad, que a su
vez puede ser entendido como derecho a recursos iguales, o como derecho a un nivel de
salud igual, asumiendo gastos diferentes para cada individuo, y dando más al que más
necesita.
2. Una justicia de consecuencias (utilitarista). Es la que persigue el mayor bien del
mayor número. Pero, según el bien que se persiga, hay que diferenciar:
Pero puede inducir a postergar a los pacientes más necesitados o más desfavorecidos
por la suerte, simplemente porque en ellos una misma cantidad de recursos produce
menos resultados sanitarios objetivos.
Los sistemas nacionales que respetan estas exigencias tienen las siguientes
características:
• Aplican sobre todo criterios médicos como son la necesidad médica del receptor y la
probabilidad de éxito del trasplante.
• Se rigen por normas públicas debatidas, consensuadas y supervisadas por las distintas
organizaciones y asociaciones.
2. Compatibilidad: los órganos son para el grupo de receptores compatibles según grupo
sanguíneo y tamaño.
SELECCIÓN DE RECEPTORES
El candidato es remitido a un centro trasplantador que evalúa los posibles beneficios del
trasplante, teniendo en cuenta que estos beneficios deben ser exclusivamente médicos y
no sociales.
Son admitidos los pacientes que tienen una cierta probabilidad de éxito significativo y
los que forman parte de una investigación que contribuye al progreso científico.
Se desechan los que no tienen indicación médica, o los que tienen alguna
contraindicación.
• Sólo se excluyen los pacientes cuya condición médica o psicopatológica hace muy
improbable, o muy pequeño, el beneficio.
En esta etapa son más objetables los criterios puramente utilitaristas y los principios
distintos a la igualdad.
1. Urgencia vital (también llamada urgencia 0). Constituye prioridad nacional para
enviar el órgano.
2. Proximidad geográfica y grupo sanguíneo compatible. El órgano se ofrece en primer
lugar al centro que lo ha obtenido, después sucesivamente a la ciudad, comunidad, país
y otros países.
Las altas tasas de donación y el buen éxito de los trasplantes dependen de la existencia
de una organización general unificadora y de una red de hospitales acreditados.
Gracias a estos aspectos organizativos, España mantiene desde hace bastantes años las
tasas de donaciones más altas del mundo. Por lo que el llamado “modelo español” ha
sido recomendado y exportado a muchos otros países.
La oficina central efectúa la coordinación y los cometidos más generales, entre los que
destaca la organización de conferencias y documentos de consenso.
La figura clave del sistema es el coordinador local de trasplantes que existe en cada
hospital, el coordinador local forma un equipo con varias enfermeras, integrando la
unidad de coordinación de trasplantes.
• Organización de la extracción.
BIBLIOGRAFIA
Sánchez M. 2013. Bioética en ciencias de la salud. Trasplante de órganos. Elsevier
España. Págs. 373-385.