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Las Patologías del Acto y su relación con la Angustia

Comenzando con las primeras conceptualizaciones que Freud realiza acerca de la


angustia, éste la ubica en un primer momento como parte de los síntomas de la
neurosis de angustia. Nuevo cuadro que él distingue de la neuroastenia y que forma
parte, junto con esta última, de lo que llamará las Neurosis Actuales.
Su etiología es sexual, pero no en relación a la vivencia traumática y la fantasía sino a
una mala o nula práctica sexual. Ubica el déficit en lo que denomina la “acción
específica” respecto de la descarga de este quantum, que no se convierte en libido, en
energía psíquica.
El mecanismo que determina las neurosis de angustia se basa en que la excitación
sexual somática es desviada de lo psíquico y por eso recibe un “empleo anormal”. De
esta forma, las manifestaciones que se presentan son sustitutas del orgasmo, en tanto
descarga somática frente a la ausencia de acción específica y de tensión libidinal.

Años más tarde, en “Inhibición, Síntoma y Angustia”, Freud dará un giro a su teoría de
la angustia, sosteniendo que es la angustia la crea la represión y no, como afirmaba
anteriormente, que la misma provenía del proceso represivo. En dicho texto Freud
dirá: “La angustia es la reacción frente a un peligro”1. El peligro es definido en este
momento de su enseñanza como la “perturbación económica” que podría poner en
riesgo la homeostasis del aparato psíquico, quebrando la “protección antiestímulo” e
inundando el aparato con grandes volúmenes de excitación no tramitables. Con el
aumento de tensión en el aparato, la angustia es producida como algo nuevo, es el
“núcleo genuino del peligro”. Dicha perturbación económica puede remitirse a la
exigencia pulsional.
De esta forma, Freud ubica dos situaciones ligadas a la angustia: la situación
traumática, asociada al desvalimiento vivenciado y tomando como arquetipo el trauma
del nacimiento; y la situación de peligro como expectativa y repetición amenguada del
trauma, donde el yo con la señal pone en juego sus mecanismos defensivos. “Así se
atribuían dos modalidades al origen de la angustia en la vida posterior: una
involuntaria, automática, económicamente justificada en cada caso, cuando se había
producido una situación de peligro análoga a la del nacimiento; la otra, generada por el
yo cuando una situación amenazaba solamente, y a fin de movilizar su evitación. (…)

1
FREUD, S.: (1926) ”Inhibición, Síntoma y Angustia”, en: Obras completas, t XX, Amorrortu, Bs.As., 1979
El yo se representa por así decir vívidamente la situación de peligro, con la inequívoca
tendencia de limitar ese vivenciar penoso a una indicación, una señal”.2

En su retorno a Freud, Lacan tomará el tema de la angustia y la definirá en su


seminario X como un “afecto que no engaña”. Afecto desamarrado, a la deriva, no
reprimido. “Se lo encuentra desplazado, loco, invertido, metabolizado, pero no
reprimido”.3 Los que están reprimidos son los significantes que lo amarran.
Respecto a esto dirá Lacan que la angustia surge cuando en el lugar de la falta
(estructural) aparece lo unheinleich, lo siniestro. “Lo umheinlich es lo que surge donde
debería estar el menos phi. De donde todo parte, en efecto, es de la castración
imaginaria, porque no hay imagen de la falta y con razón. Cuando algo surge ahí, lo
que ocurre, si puedo expresarme así, es que la falta viene a faltar” 4 El sujeto del
psicoanálisis es un sujeto barrado, marcado por el significante en el campo del Otro
(A) y hay en el sentido de la división un resto, el objeto a. Falta radical de la estructura
que funciona como objeto que causa el deseo. La angustia es, según Lacan, la única
traducción subjetiva del objeto a.

Frente a la presencia del objeto a, la angustia puede transformarse en un pasaje al


acto o un acting out, respuestas sintomáticas ante la presencia angustiante del a.
Diana Ravinobich escribirá la serie: pasaje al acto, acto, acting-out como “Patologías
del Acto”. En relación a esto ubica: “Me refiero a un amplio campo de perturbaciones
que presentan dificultades particulares en el establecimiento de la relación
psicoanalítica, de la transferencia como tal, en las cuales el paciente llega al análisis
en posición de objeto y donde se registran lo que hoy podemos llamar, con expresión
muy general que merece ser precisada, perturbaciones de la demanda”5. Dirá a su vez
que estas patologías están del lado del fantasma y remiten al autoerotismo.

Retomando a Lacan, en su seminario X, distinguirá el Pasaje al Acto y el Acting Out.


Concibe al primero como un “dejar caer”; es el sujeto quien se mueve en dirección a
evadirse de la escena, apareciendo borrado al máximo por la barra. Diferencia de este
modo la escena del Otro, lugar done el sujeto se constituye, y el mundo, allí donde lo
real se precipita.
Dice Lacan: “El momento del pasaje al acto es el del mayor embarazo del sujeto, con
el añadido comportamental de la emoción como desorden del movimiento.” Ubicará

2
Ibid.
a
LACAN, J: El seminario, Libro 10, La angustia, Clase 5/12/1962, Paidós, Bs.As., 2006.
4
LACAN, J: El seminario, Libro 10, La angustia, Clase 28/11/1962, Paidós, Bs.As., 2006.
5
RABINOVICH, D.: “Una clínica de la pulsión: las impulsiones”, Manantial, Bs.As., 1992.
dos condiciones para la presentación de un pasaje al acto. La primera es la
identificación absoluta con el a al cual se reduce. La segunda es la confrontación del
deseo y la ley.

Respecto al acting out, Lacan lo definirá como “algo en la conducta del sujeto que se
muestra”6. Destaca de este modo el acento demostrativo que, a diferencia del pasaje
al acto, está orientado hacia el Otro. Lo ubica como un síntoma, en tanto este último
también se muestra como distinto de lo que es. Sin embargo, mientras el síntoma -en
tanto goce revestido- no busca ser interpretado, el acting out llama a la interpretación.
Dirá Lacan: “A diferencia del síntoma el acting out, por su parte, pues bien, es el
esbozo de la transferencia. Es la transferencia salvaje. La transferencia sin análisis es
el acting out. El acting out sin análisis es la transferencia”. 7
Tomando algunas puntualizaciones de Phyllus Greenacre, ésta dirá que hay tres
posibilidades de actuar frente al acting out. Se lo puede interpretar, se lo puede
prohibir o se puede reforzar al yo. Lacan muestra que con la interpretación el sujeto no
alcanza a ser tocado, ya que no es el sentido lo que cuenta sino el resto. La
prohibición produce más bien su exacerbación y con el refuerzo del yo, se está lejos
de lo que está concernido que es la dimensión del sujeto y la causa de su deseo. Se
podría considerar que tanto el acting out y el pasaje al acto son modalidades que
ponen a prueba la posición del analista. Requieren pasar por un tiempo de
comprender, exigen cautela en las intervenciones y muestran que la sola presencia del
analista no es sin consecuencias.

DAIANA CAROLINA ALVAREZ

Bibliografía

 FREUD, S.: (1895) “Sobre la justificación de separar de la neuroastenia un


determinado síndrome en calidad de “neurosis de angutia”, en: Obras
completas, t III, Amorrortu, Bs.As., 1976.

 FREUD, S.: (1926) ”Inhibición, Síntoma y Angustia”, en: Obras completas, t XX,
Amorrortu, Bs.As., 1979

 LACAN, J: El seminario, Libro 10, La angustia, Paidós, Bs.As., 2006.

6
LACAN, J: El seminario, Libro 10, La angustia, Clase 22/01/1963, Paidós, Bs.As., 2006.
7
Ibid.
 RABINOVICH, D.: “Una clínica de la pulsión: las impulsiones”, Manantial,
Bs.As., 1992.

 SOLER, C.: “El acting out en la cura”, en: Finales de análisis, Manantial,
Bs.As., 1988.

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