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Juan Pablo II

(Wadowice, Cracovia, 1920 - Roma, 2005) Papa polaco, de nombre Karol Wojtila, nacido en Wadowice
(Cracovia), en el seno de una familia obrera. Durante la II Guerra Mundial trabajó en unas canteras y
más tarde en una fábrica de productos químicos. Ordenado sacerdote en 1946, amplió sus estudios en
Roma, donde obtuvo el doctorado en teología por el Angelicum, con una tesis sobre san Juan de la Cruz.

De regreso a Polonia, enseñó ética en la Universidad de Lublin y en la Facultad católica de Cracovia.


Fue consagrado obispo de Ombi en 1958 y nombrado arzobispo de Cracovia en 1964. Durante el
Concilio Vaticano II participó activamente en la redacción del documento sobre la Iglesia en el mundo
actual.

Elevado al cardenalato en 1967, fue elegido papa el 16 de octubre de 1978. Su nombramiento no sólo
aportaba la novedad de ser el primer papa no italiano durante más de cuatro siglos (desde la muerte, en
1523, del holandés Adriano VI), sino que ponía a la cabeza de la Iglesia a una persona de perfiles hasta
entonces poco habituales en los pontífices romanos: obrero, actor, dramaturgo, poeta, alpinista, políglota,
con la experiencia personal de haber ejercido su ministerio bajo las dictaduras del nazismo y del
comunismo y hondamente imbuido, en fin, de la espiritualidad de la Europa oriental.

Juan Pablo II ha desplegado desde el primer momento una intensa actividad viajera. Ha visitado
prácticamente todos los países de la Tierra, con las notables excepciones de Rusia y China. En sus
desplazamientos ha revelado una inigualable capacidad de convocatoria y extraordinarias dotes de
comunicador de masas.

Ha sido asimismo muy notable la labor docente de Juan Pablo II a través de numerosas encíclicas y
documentos magisteriales. Las encíclicas Laborem exercens (1981), Sollicitudo rei socialis (1987) y
Centesimus annus (1991) analizan los más acuciantes problemas socio-laborales de la actualidad, con
particular insistencia en las necesidades y los derechos de las capas más humildes de la población.

Ha provocado polémicas, con todo, la posición negativa adoptada por la instrucción Libertad cristiana y
liberación (1986) frente a la llamada «teología de la liberación». No menos controvertidas son algunas de
las posiciones de Veritatis splendor (1993) y Evangelium vitae (1995) sobre diversas cuestiones de ética
sexual y matrimonial, con su frontal rechazo del aborto, de las relaciones sexuales prematrimoniales y de
los métodos anticonceptivos artificiales. No es menos tajante su negativa, en Ordinatio sacerdotalis
(1994), al sacerdocio femenino.

Estas enseñanzas pontificias, fruto de una innegable preocupación por la conservación de la


pureza de la fe y de las costumbres cristianas, han registrado algunos episodios dolorosos, debido a la
aplicación de medidas disciplinarias (tales como la prohibición de enseñar y de escribir) y a la
introducción de procesos contra algunos de los más señalados «disidentes». Algunos observadores
hablan incluso de un movimiento de «restauración católica» de signo opuesto a las posturas aperturistas
de Juan XXIII y del Vaticano II.

Las dos obras de mayor alcance de Juan Pablo II, llamadas a tener honda y prolongada influencia en el
mundo católico, han sido la promulgación, en enero de 1983, del nuevo Código de Derecho Canónico y
el Catecismo de la Iglesia católica (octubre 1992).

El pontificado de Juan Pablo II tiene indudables repercusiones en la esfera internacional. Ha firmado un


nuevo concordato (1984) con Italia y culminado con éxito la labor de mediación de la Santa Sede entre
Argentina y Chile en el conflicto por la soberanía del canal de Beagle (1984). La descomposición de la
URSS pareció confirmar su enérgica cruzada contra el ateísmo marxista y consolidó su autoridad moral
sobre todo en el espacio europeo oriental, con la contrapartida -negativa para el ecumenismo- del
aumento de la rivalidad de la jerarquía ortodoxa rusa, temerosa de que el prestigio del papa romano
genere una merma de su propia autoridad.

En este contexto, no puede ignorarse que el ecumenismo registra su etapa de más baja intensidad
desde el Vaticano II. Pueden señalarse, no obstante, algunas importantes aportaciones en este campo,
como el discurso ante el Consejo Ecuménico de la Iglesia (1984), los contactos con dirigentes de varias
Iglesias ortodoxas o la encíclica Ut unum sint (1995). Parece también advertirse un cierto acercamiento
por parte de algunos miembros del ala conservadora de la Iglesia anglicana. Entre las novedades
directamente atribuibles a la personalidad de Juan Pablo II puede citarse la publicación, bajo la forma de
entrevistas de un periodista, del libro Cruzando el umbral de la esperanza (1994).

El 31 de mayo de 1981 el papa sufrió un atentado, cuando en el transcurso de una ceremonia pública en
la plaza de San Pedro, en el Vaticano, el turco Mehmet Ali Agca disparó contra él, causándole gravísimas
heridas, de las que pronto se recuperó.

Sollicitudo Reí Socialis

Es la segunda encíclica social de Juan Pablo II; la primera fue LE. La publicación el 30-12-1987 coincide
con los veinte años de PP de Pablo VI. La Comisión lustitia et Pax fue la que sugirió la publicación de
una encíclica social en relación a PP. El Papa reafirma en esta encíclica la importancia de la Doctrina
Social de la Iglesia como parte constitutiva de la Revelación, del Magisterio y de la Teología Moral.

Partes de que consta S.R.S. La encíclica se compone de una introducción, cinco partes y una
conclusión. 1.° La novedad de PR 2.° El mundo contemporáneo. 3.° El auténtico desarrollo humano. 4.°
Una lectura teológica de los tiempos modernos. 5.° Algunas orientaciones particulares.

Contenidos de S.R.S.

- Se nos recuerdan las novedades de PP: el carácter ético del desarrollo, la responsabilidad de todos en
las cuestiones sociales y la relación entre desarrollo y paz.

- Las novedades ocurridas en los últimos veinte años: hoy tenemos menos esperanzas en las
posibilidades del desarrollo. Esta afirmación se constata por los siguientes hechos: hoy hay más
personas y pueblos que viven en la miseria, ha aumentado la distancia entre el Norte y el Sur, el
subdesarrollo de muchos países, la falta de viviendas y de trabajo para sectores grandes de la sociedad,
y el aumento de la deuda externa de los países más pobres.

- Las causas de esta alarmante situación según Juan Pablo II son las siguientes: el egoísmo y la
irresponsabilidad de los países desarrollados, la estructura del sistema económico, la política de bloques
(Este-Oeste) influye en la distancia Norte-Sur, el comercio injusto, los refugiados y el comercio de armas.
El Papa también cita algunos aspectos positivos, que aunque son pocos son significativos: una mayor
conciencia de los derechos humanos, la interdependencia solidaria en la búsqueda de soluciones, el
anhelo común de paz y la concientización de la escasez de los recursos naturales.

-Ante este panorama Juan Pablo II dice que desarrollarse como imagen de Dios engloba todos los
aspectos (económico, político, religioso y ecológico). El desarrollo humano sólo es posible si hay
intervenciones humanas explícitas y eficaces.

El Papa ubica el auténtico desarrollo en la historia de la salvación que comenzó en al creación y que
culminó en Jesucristo; este camino se ve constantemente amenazado por el pecado, pues el peor de los
males está en la falta de carlidad y de jerarquía de valores. La Iglesia es continuadora de la misión de
Jesús en la praxis comprometida con un auténtico desarrollo humano según la vocación del hombre
creado a imagen de Dios y redimido por Jesucristo.

“SOLLICITUDO REI SOCIALIS” (30/12/1987)

Está considerada como la primera encíclica del Papa acerca de los problemas socioeconómicos, ya que
la Laborem exercens trataba más bien del mundo del trabajo, y pretende continuar y conmemorar la
famosa encíclica promulgada 20 años antes por Pablo VI. Juan Pablo II pide a los cristianos que se
priven no solo de lo superfluo, sino también de lo necesario “para aliviar la miseria de los que sufren
cerca o lejos”. Entre otros factores, el Papa achaca el fracaso del desarrollo económico en el Tercer
Mundo a la división del mundo en bloques. Asimismo, afirma que la Iglesia es crítica tanto frente al
“capitalismo liberalista” como frente al “colectivismo marxista”. En el texto se atribuye a los trabajadores
católicos polacos del sindicato Solidaridad el derrumbamiento del sistema comunista de los países del
Este europeo.

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