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la realidad…
La Realidad Nacional puede ser definida en múltiples formas y con variados contenidos, según
los puntos de vista teóricos que se opten. Y, en base a las consideraciones expuestas hasta aquí,
es posible definirla en los siguientes términos: “Es la totalidad de medios, hechos, fenómenos,
objetos, recursos, conocimientos, capacidades, situaciones o condiciones, multirrelacionadas,
dinámicas y cambiantes, cualitativas y cuantitativas, actuales y potenciales, positivas ó
negativas que presenta el Estado-Nación en un determinado momento, como producto de su
desenvolvimiento histórico”. En suma, la Realidad Nacional es el gran campo donde se
encuentran y desarrollan todos los medios, hechos, fenómenos y actividades de la vida humana
de una nación.
El hombre actual…
La Realidad educativa peruana es dramática porque está atravesada por varias crisis
simultáneas, estructurales e irresueltas: económica, social, cultural y moral. A pesar de los
avances reconocidos en el “Informe 2010 sobre el progreso educativo en el Perú”, elaborado
por el Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina y el Caribe (PREAL),
los adelantos educativos siguen siendo muy modestos y son todavía incapaces de transformar
la sociedad peruana.
¿Qué hacer ante tan monumental problema? No basta tener una visión de conjunto del
fenómeno educativo, hay que actuar urgentemente a profundidad y sin cortapisas a nivel
interno y externo del fenómeno educativo, y ello requiere un compromiso político de largo
plazo supervisado y bien liderado. La necesidad de un esclarecido liderazgo educativo es un
imperativo para superar las tradicionales tres visiones de la educación: económica,
administrativa y tecnificadora. No obstante, el principal obstáculo en la formación de élites
que lideren la imperiosa revolución educativa es el actual clima espiritual relativista, anético,
nihilista y hedonista de nuestros tiempos posmodernos.
Preludio
Introducción
La Realidad educativa peruana es dramática porque está atravesada por varias crisis
simultáneas, estructurales e irresueltas: económica, social, cultural y moral.
¿Qué hacer ante tan monumental problema? No basta tener una visión de conjunto del
fenómeno educativo, hay que actuar urgentemente a profundidad y sin cortapisas a nivel
interno y externo del fenómeno educativo, y ello requiere un compromiso político de largo
plazo supervisado y bien liderado.
El contexto presente
El contexto de la actual realidad educativa peruana puede dividirse en dos grandes partes:
limitaciones y avances. Empezaremos por los avances para ir después a las limitaciones.
CAMBIOS:
• y se han dado los pasos iniciales, es un cambio mínimo, pero en comparación con la situación
de antes es una clara mejora..
DEFECTOS:
• subsisten las inmensas desigualdades entre los estudiantes de áreas urbanas y los de áreas
rurales, y entre los que hablan castellano y los de lenguas nativas.• el presupuesto del sector
sigue siendo bajo con respecto al PBI (2,8% en 2008, igual que en 2003) y sigue lejos de la meta
de 6% propuesta en el Acuerdo Nacional. El gasto por estudiante es uno de los más bajos de la
región (es la tercera parte del de Chile).• El Gobierno no hizo nada para que los estudiantes de
familias pobres accedan a una educación que les permita salir de la pobreza.
Ahora veamos las principales limitaciones de la educación peruana, las cuales son de índole
externa e interna. Al verlas nos daremos cuenta que el Informe PREAL se queda corto. Entre las
restricciones externas encontramos cinco cruciales factores:
1. Caída del nivel socio-económico-cultural. Resulta realmente espantoso que las tres cuartas
partes de la población peruana esté desempleada o subempleada, no goza de planillas,
gratificaciones, horas extras, vacaciones pagadas, seguros médicos y de desempleo, ni
esperanza de una jubilación digna. Cabe anotar aquí, como había sido previsto por Vivian
Forrester (1997), que el capitalismo cibernético está provocando la extinción del trabajo,
haciendo que el desempleo de “coyuntural” se vuelva “estructural”. Esto explica, en parte, que
la educación universitaria se haya vuelto en un negocio que especula con las expectativas
laborales de la juventud, y que no proporciona soluciones reales a la ingente cantidad de
graduados, maestristas y doctorados que no encuentran colocación en el mercado. Y este
descenso del nivel social va de la mano con la decadencia cultural. El deterioro de la calidad
humana en el Perú no sólo es terrorífico, sino totalmente indignante, inmoral e intolerable. No
es extraño entonces que vivamos en medio de una “barbarie civilizada”, donde lo chabacano,
vulgar y pérfido prospere y sea la nota dominante
.2. Desnutrición crónica y contaminación ambiental. Más del 50% de los niños menores de 5
años sufre desnutrición crónica y más de la mitad de las madres gestantes sufren anemia.
Males concentrados en las en las zonas rurales de la sierra y selva peruana. Además, tenemos
problemas medioambientales de contaminación de plomo en la sangre, gases tóxicos, ruido
excesivo y envenenamiento de los ríos y mares por parte de las mineras.
Al respecto, hay que decir, junto con Moraima Montibeller (2008), que en un país con tan ricos
recursos alimenticios andinos se debe recuperar las prácticas ancestrales de autosuficiencia
alimenticia, no encontrándose así justificación para la desnutrición crónica. Y esto no es
incurrir en ninguna utopía arcaica, ni en ficción ideológica alguna, tan penoso para Vargas
Llosa, sino que es un reconocimiento de que la modernidad no tiene salida si no recupera el
acervo cultural ancestral. De esta forma, antes que desterrar el analfabetismo se debe
desterrar la desnutrición crónica, una casa no se construye desde el techo sino desde la base, y
el ser humano que no se nutre no se puede educar. Todo lo demás es demagogia insulsa de
políticos irrealistas.
Hay que darnos cuenta que, en lo que a alimentos se refiere, la cultura moderna está reñida
con los valores tradicionales y se convierte en el verdadero obstáculo para rescatar la cultura
alimenticia andina. Resulta verdaderamente grotesco y ridículo que hoy se ponga a la cocina
peruana como lo más representativo de la cultura nacional cuando el 50% de madres y niños
sufren desnutrición crónica y anemia. Pero la salud también es resultado de la acción
educativa, como muy bien lo ha fundamentado Héctor Rodríguez Barboza (2010), haciendo
que el paradigma biomédico “salud-medicamento” sea insuficiente y en su lugar se tenga que
imponer el paradigma “salud-prevención”.
Niños desnutridos y contaminados tienen más del 70% el riesgo de tener retraso mental,
beodez e imbecilidad. Yo me pregunto, entonces, qué democracia y educación puede
realmente funcionar con tan graves índices de hambruna y contaminación ambiental. Esta
realidad cruel, paradójica y dolorosa la sobrellevamos, sin embargo, con una sonrisa en el
rostro. Y espero que sea de esperanza, cuando no de sed de justicia.
Siendo ya grave que sólo un tercio de la PEA tenga empleo, tenemos que los administrativos,
cesantes y jubilados solo han tenido mendrugos. En la ley de la carrera Pública magisterial los
profesores tienen el incremento de acuerdo a los niveles de carrera, previa aprobación de los
exámenes respectivos.
En este contexto, es sintomático que sólo se nos hablen del PBI, PEA, índice de exportaciones e
importaciones, balanza comercial, superávit, divisas, etc., y se mantenga un silencio cómplice
sobre índices de distribución de la riqueza, los cuales deben ser establecidos como metas bien
definidas del Acuerdo Nacional.
Es difícil no llamar a todo esto la “cultura de la muerte”, porque de nada sirve el desarrollo
económico y social, redistribuir la riqueza, el rol social de la empresa, sin afrontar el problema
decisivo de la capacidad moral global de la sociedad respetando la ecología humana y natural.
Y una de las principales víctimas de este desorden moral es la familia. No podemos guardar
silencio a que la técnica alienta la visión prometeica, inmanentista y autosuficiente del
hombre, sin someterlo a un riguroso uso ético. La familia junto al hombre de nuestro tiempo
se deshacen, porque –como bien lo ha dicho Benedicto XVI (2009)- sin amor y verdad no hay
desarrollo integral del hombre.
En una palabra, el contexto actual de la educación peruana tiene mejoras mínimas frente a
grandes problemas que la cercan y la agobian, y en cuya solución se requiere de un enfoque
edu-político, como expresaba el insigne maestro Emilio Barrantes (1993). Ante esta realidad
educativa es importante plantearnos la pregunta de base: ¿Qué significa educar?
¿Qué es educar?
Se suele repetir con cierto facilismo y carencia de sentido crítico que la educación es:
Muy bien, pero a estas alturas de las lecciones que nos ha dado la modernidad podemos decir
que todo esto es un Mito. Y lo es no sólo porque sigue siendo un problema “cómo” y “sobre
qué” educar, sino que la educación ha seguido siendo solamente “transmisora” de
conocimientos adquiridos en vez de “creadora”.
En este sentido, la primera pregunta que debemos hacernos es: ¿cuál es la responsabilidad
que le cabe a la educación mundial moderna en la debacle ecológica que se cierne sobre el
horizonte? ¿En qué medida la tendencia de las visiones educativas disciplinar, psicológica,
científica, sociológica e industrial han sido cómplices en el proceso de destrucción de la
naturaleza?
También es necesario reparar que justamente son las naciones del Primer Mundo, que
aparentemente ostentan una apreciable “calidad educativa”, los directos responsables de un
Cambio Climático que parece irreversible.
Sin embargo, la educación puede ser activa y por esencia debe serlo. Pues el fin fundamental
de la educación no es aprender conocimientos y destrezas intelectuales, los animales también
aprenden y en muchos casos lo hacen mejor que nosotros.
Por ello, el hombre es una criatura finita pero plantada frente a lo Absoluto, es la inmanencia y
trascendencia a la vez. De manera que por el lado Activo rescatamos al humanismo
Renacentista y a Rousseau, como precursor de los llamados métodos activos, y por el lado
contemplativo hacemos lo mismo con Sócrates y Platón y la escolástica, eximios precursores
de la tendencia moral y trascendente de la educación.
En este marco, hay que insistir en la necesidad de asumir al hombre teórico, práctico,
emocional y volitivo –como lo ha subrayado Víctor Baltodano Azabache (2010)-. Es decir hay
que ver la realidad humana en todas sus dimensiones. Sólo así se iluminará un logos humano
que tiene el poder de “conceptualizar”, pero a su vez de “simbolizar”, es decir, de aprehender
lo inaprensible con imágenes metafóricas. Sin ambages, afirmo que mientras el concepto es
útil para organizar y dominar el mundo, el símbolo y la metáfora lo son para establecer
contacto con lo espiritual y suprarracional de lo real.
Si lo que se requiere es una educación que encaje con una epistemología activa y solidaria, a
partir de la cual se comprenda que nuestra interacción con el mundo es una incitación tanto a
la Acción como a la Contemplación, entonces la realidad educativa por crear incidirá en que en
vez de colocar al Estado o a la propiedad privada en el centro, hay que colocar al Hombre en
comunión con la Trascendencia, como núcleo de su acción transformadora, y sólo así da lugar
al mundo nuevo.
En los actuales tiempos de nihilismo postmoderno, la educación peruana atraviesa por una
grave crisis que también afecta a la educación mundial, en medio de la cual se impone un
modelo formativo mercantil y cortoplacista a través de una formación al servicio del
consumismo.
Ahora bien, la verdadera educación liberadora nos hará ver que de poco sirve vencer la
pobreza, desarrollar las competencias y el espíritu emprendedor si no desarrollamos una
racionalidad humanista integral adaptada a las condiciones de nuestro tiempo y cuya categoría
clave es el reconocimiento de la necesidad de trascendencia en la inmanencia.
Todo este malestar educacional que afecta las raíces de la civilización occidental, se traduce en
que estamos frente a una sociedad que coloca al dinero y a la riqueza como el objetivo
supremo de la vida. Lo cual la incapacita para llevar adelante un verdadero proyecto
educativo.
Conclusión
Bibliografía
Baltodano Azabache, Víctor. Filosofía de las ciencias, Ed. San Marcos, Lima 2010.
Basadre, Jorge. Ante el problema de las Elites, Talleres Villanueva, Lima 1968.
Montibeller Ardiles, Moraima; Los alimentos en el mundo andino, Ed. Cuzco, Lima 2008.
Vargas Llosa, Mario; La utopía arcaica, J. M. Arguedas y las ficciones del indigenismo, FCE, Lima
2004.
*Conferencia pronunciada el jueves 11 de agosto del 2011 en la XIV CONEED organizada por la
Universidad Nacional de Trujillo.
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