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Aprendizaje

Servicio y la Evangelización Explícita

Una experiencia de Aprendizaje Servicio, en el contexto de los centros educativos maristas, no está ajena al
modelo de evangelización explícita. Modelo que tiene como núcleo central el Reino de Dios, el que debemos
entenderlo como una realidad dinámica, que significa la acción de Dios de reinar, el ejercicio de su potestad
real. Y si el reino es una acción, las acciones se realizan, se ejecutan, no se construyen. Por tanto, más que
hablar de reino de Dios habría que hablar de reinado de Dios.

El Reinado de Dios se lleva a cabo con la fuerza del amor en el aquí y ahora, en nuestro tiempo. Un
reinado donde nadie queda excluido, donde todos están invitados a ser parte de su reino. Nuestra
espiritualidad marista nos llama a responder, a hacer presente el Reinado de Dios, a vivir lo que Jesús nos
mandó y a lo que quería el Padre Champagnat.

Al respecto nos dice el Santo Padre: “cada uno de los bautizados, cualquiera sea su función en la Iglesia
y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador, y sería inadecuado pensar en un esquema de
evangelización llevado adelante por actores calificados donde el resto del pueblo fiel sea sólo receptivo de sus
acciones. La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados”
(Evangelii gaudium, 2013, N°120)

Evangelización explícita en el mundo colegial

Para comprender la propuesta de evangelización explícita en el mundo colegial, conviene tener


presente el siguiente modelo; que precisamente pretende graficar la manera de cómo se realiza la acción
pastoral en el colegio.

Este modelo tiene un núcleo que corresponde a la


misión y visión de cada colegio, inspirada en el Reinado de
Dios para la promoción de los procesos evangelizadores
desde la educación. Este núcleo se anima a través de seis
dimensiones: vocacional, espiritual, solidaria, comunitaria,
anuncio y litúrgica.

Los procesos que se animan desde todas las


dimensiones de manera integrada y no específica son
cinco: discernimiento cristiano, diálogo con la humanidad,
caminos de discipulado, acompañamiento de las
búsquedas de sentido de vida y de Dios e implicarse con la
realidad.

El conjunto de estos procesos aporta a que la


evangelización en la escuela responda a lo que viven las
personas desde su experiencia de fe; por tanto los resultados esperados son la transformación de la realidad, el
desarrollo de una conciencia discerniente, una comunidad en diálogo evangelizador y la satisfacción en los
procesos de búsquedas.
Dimensiones del modelo

Seis son las dimensiones de la evangelización explícita en los colegios maristas. Dimensiones
interrelacionadas y que deben comprenderse vinculadas entre sí.

a) Solidaria: Tiene pleno sentido aplicar el adjetivo “marista” al valor universal de la solidaridad, por el estilo y
los matices propios que le imprimen María de Nazaret y Marcelino. Desde la misma experiencia fundacional de
Champagnat, la solidaridad ha sido un pilar clave de espiritualidad marista.

Ellos y muchos otros hermanos, laicos y laicas maristas son nuestros modelos al momento de “ver” la
realidad con ojos atentos, “indignarnos” ante el atropello de la dignidad de nuestros hermanos y “abrir nuevos
caminos” con sencillez, creatividad y decisión, sin temor a los riesgos.

Tal como afirmó Juan Pablo II, la solidaridad no es “un sentimiento superficial por los males de tantas
personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien
común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de
todos” (Sollicitudo Rei Socialis, 1987, Nº 38).

De esta forma la solidaridad es percibirse junto a los demás y comprender que somos parte de una
misma comunidad, sólida y amplia, en la que todos somos realmente responsables de todos, especialmente de
los más débiles.

En este sentido el Santo Padre Francisco también nos dice: “cada cristiano y cada comunidad están
llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación de los pobres, de manera que puedan integrarse
plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y
socorrerlo” (Evangelii Gaudium, 2013, N° 187).

Las experiencias de Aprendizaje Servicio tienen una doble relación con la solidaridad, puesto que por
un lado, son la metodología utilizada para la formación en solidaridad de nuestros estudiantes, pero por otra
tiene una intencionalidad solidaria con un tercero, quien vive una situación inicial que deseamos cambiar,
transformar o mejorar.

b) Vocacional: La dimensión vocacional se propone ayudarnos a soñar el sentido y la meta de nuestras vidas. La
vocación no se puede reducir a una llamada, la concebimos, más bien como una conversación diaria y de toda
la vida con Dios.

La vocación se refiere a lo que me siento llamado a “ser” en la vida. Es preguntarnos los motivos por los
cuales vale la pena vivir, el sentido que le queremos dar a nuestra vida.

Jesús llama a todos y a algunos en particular. Cuando lo hace, su gracia se manifiesta a través de
elementos humanos: una cadena de personas, amigos, familiares, comunidad escolar, que han creado el
ambiente, el contexto propicio para que se desarrolle y crezca esa vocación laica o religiosa. A ese ambiente
propicio que suscita preguntas existenciales y vocacionales, se le llama “cultura vocacional”.

Las experiencias de Aprendizaje Servicio son medios que permiten a los estudiantes descubrir su
vocación como niños, jóvenes y futuros adultos. Son medios que les permiten poner en práctica los
aprendizajes recibidos en el aula.
c) Espiritual: La vivencia del sentido o una vida según el espíritu pasa inevitablemente por el sentido de la
relación con otros, es decir, la vida sólo puede ser completa en la medida que otros puedan recibir esa vida que
está para compartirse, transformándose en fuente de vida para otros.

La espiritualidad debe ser visible en la cotidianeidad, en el estudio, en el trabajo, en el desarrollo de


cada día, en el encuentro con las personas en todo lo que esto hace irradiar desde cada uno.

“Cultivar y fomentar la espiritualidad cristiana es lo mismo que defender la vida de los seres humanos;
respetar la vida de todas las personas; potenciar la vida de los que, por la razón que sea, se sienten
amenazados; y hasta lograr el gozo y el disfrute de la vida para todas las mujeres y todos los hombres, en la
medida que eso sea posible” (José María Castillo, El Reino de Dios).

Estas últimas palabras muestran el vínculo con la metodología, en cuanto, precisamente lo que se
busca con los proyectos de aprendizaje-servicio son todos los elementos anteriormente mencionados.

d) Liturgia: Toda persona en diferentes momentos de su vida tiene la intención de solemnizar la vida, dar un
tiempo y un espacio para celebrarla por algún hecho o acontecimiento vital que lo lleva a compartir lo que ha
sucedido en lo más profundo de su intimidad.

Quieren dar respuesta a la exigencia profundamente radicada en el corazón del hombre de expresar y
compartir los sentimientos, los acontecimientos personales y comunitarios que expresan el proceso de su
desarrollo; ya sea en sus naturales alegrías, como también en las esperanzas y motivos que fortalecen en el
dolor. De allí que la liturgia responda a las aspiraciones y exigencias de cada una de las personas en la etapa de
crecimiento que esta se encuentre.

La liturgia es un espacio para celebrar y compartir el pan, así como lo hizo Jesús con los discípulos de
Emaús, esencialmente en comunidad, es un espacio de celebración privilegiado para el encuentro con “ese
Dios que está en la vida aunque aparezca como un desconocido”(Evangelizadores entre los jóvenes, N°1771).

De este modo, la oración y la liturgia son momentos de encuentro con Dios, momentos para pedir por
los demás y para dar gracias por lo que se vivirá, se vive o se vivió en las experiencias de Aprendizaje Servicio.

e) Anuncio: El anuncio lo podemos entender sólo como una transmisión de verdades o conocimientos donde
generalmente hay uno que sabe y otro que no. La tarea fundamental desde esta perspectiva es hacer que
crean los que no lo hacen para transformar sus vidas a las verdades de la fe.

Pero también podemos entender el anuncio como un diálogo evangelizador donde el mensaje
responde al anhelo de buscar sentido a la vida para ser Buena Noticia. El anuncio entonces es la Buena Noticia
que se comparte, es la que nos hace parte del proyecto de Dios que es su Reinado.

La evangelización por tanto debe ser un auténtico diálogo entre interlocutores. Jesús nos enseña que
evangelizar es mucho más que repetir frases de la Biblia. “El anuncio se convierte en Buen Noticia cuando
responde a las aspiraciones y angustias de las personas” (EEJ 175).


1 En adelante EEJ
Precisamente esta Buena Noticia es la que deberíamos compartir con los demás en las experiencias de
Aprendizaje Servicio. Las experiencias de Aprendizaje Servicio se presentan como un espacio primordial de
empatía y diálogo, como un canal de anunciación de la buena noticia.

f) Comunidad: La llamada a vivir en comunidad es regalo y tarea por construir fraternidad desde la realidad de
lo que cada persona es, entregando sus dones y puliendo, en el contacto diario, las aristas que posee.

Una de las claves de esta vivencia comunitaria es la fraternidad, que es la posibilidad abierta de
encontrarnos cada día unos con otros para ser persona, por lo tanto es como un proceso que va y viene, es
decir, que es una dinámica en evolución que va experimentando distintos momentos ya sean buenos, malos,
de avance y retroceso, etc.

Como se mencionó anteriormente, las experiencias de Aprendizaje Servicio involucran comprendernos


como parte de una comunidad amplia, donde educadores, estudiantes y destinatarios somos miembros. Donde
nos encontramos y vinculamos, donde aprendemos y crecemos, donde somos mutuamente responsables de
los problemas y soluciones de las problemáticas que nos afectan. En definitiva, la dimensión comunitaria no es
ajena a las experiencias de Aprendizaje Servicio.

Para finalizar esta parte del documento, conviene tener presente que estas seis dimensiones
representan diversas formas de evangelización en los colegios, pero que también se encuentran vinculadas
entre sí, una actividad solidaria no es ajena a una comunitaria, o la liturgia no es ajena a lo comunitario o el
anuncio, etc.

A su vez, los agentes pastorales (docentes, estudiantes, etc.) responden a estas dimensiones de
diversas maneras, dándole más valor a unas versus otras, vinculando su fe o la evangelización con algunas, etc;
pero todas son maneras de evangelizar si tenemos presente que el núcleo de nuestra acción es el Reinado de
Dios.

Procesos del modelo

La evangelización explícita se da siguiendo una serie de procesos, los que deben entenderse
entrelazados. A su vez, la metodología como medio que es, se vincula con fuertemente con los procesos.

a) Discernimiento cristiano: Discernir quiere decir discriminar, separar, distinguir algo de otra cosa, señalando
la diferencia que hay entre ellas. Intentar “deshojar” lo que está ocurriendo en mi vida o en mi contexto social
y reconocer los elementos que están allí presentes. Es reconocer por dónde nos quiere llevar Dios para
dejarnos llevar por Él y colaborarle en la instauración de su Reinado.

Discernir implica “dejarse afectar” por lo que sucede en mi entorno e incluso cuestionarse el por qué
algo no me afecta. Seguir y captar las causas de lo que sucede. Descubrir, a la luz de la fe, cuál es la voluntad de
Dios (…esto es de Dios…esto es del Espíritu…) y seguirla, hacer lo que Él nos sugiere.
Por lo mismo, el discernimiento conlleva acción en medio del mundo. El discernimiento apostólico,
personal y comunitario, es el medio ordinario para descubrir la mejor manera de hacer presente a Cristo en
nuestro mundo.

Ahora bien, en una experiencia de Aprendizaje Servicio, para poder desarrollar una opción del lugar,
acción, tarea que intervendrán en la comunidad debemos escoger. De este modo podemos entender que ese
proceso es también de discernimiento, especialmente, si incluyéramos lo que quiere Dios para nuestra
comunidad.

b) Diálogo con la Humanidad: Como proceso refiere al camino que hacemos de asumir la cultura y el contexto
que vivimos pero con una mirada puesta en el Evangelio, reconociendo que en sí, la cultura no es enemiga del
evangelio sino más bien que en ella está la Semilla de Dios que atentamente nosotros aprendemos a mirar,
potenciar y estimular en cada una de las realidades que vivimos.

El diálogo con la humanidad es aprender a mirar con los ojos de Jesús, con los criterios del Evangelio la
realidad que nos rodea, buscando en ella la mano que Dios que conduce la historia. Es un proceso que busca
aprender a descubrir cómo Dios está hablando hoy en nuestro tiempo.

Los currículum educativos están o debieran estar en diálogo con la cultura; son parte de ella y reflejan
una interacción de menor o mayor fluidez con la misma. De esta manera la intencionalidad pedagógica de los
proyectos de Aprendizaje-Servicio refleja un cierto diálogo con la humanidad.

Por otra parte, los docentes, jóvenes y niños están en diálogo con la cultura y son parlantes de los
cambios y fuerzas que en ella se dan, desde ese lugar entonces es que, los proyectos que muevan los alumnos
serán una voz de este diálogo, una señal de por dónde va hablando Dios en ellos en este entorno cultural.

c) Caminos de discipulado: Desde la perspectiva cristiana, Jesús es el maestro y sus seguidores somos sus
discípulos siempre. Los caminos de discipulado no son caminos de imitación de Cristo, ya que una
espiritualidad auténticamente evangélica no puede estar montada sobre el mecanismo de la imitación. Sino
que lo central es el seguimiento de Jesús, así como lo hicieron los primeros discípulos.

Todo camino de seguimiento a Cristo está basado en cuatro premisas básicas que deben cumplir los
discípulos: “Disponibilidad, compromiso, alegría y radicalidad” (“El seguimiento de Cristo” de José María
Castillo).

Por lo tanto, lo que le interesa a Jesús no son los sentimientos internos de conversión, devoción,
piedad o arrepentimiento; lo que le interesa son los hechos, es la acción de entrega a los demás.

Si pensamos el Reinado del amor de Dios como el norte de Jesús, Aprendizaje Servicio es una expresión
de ello. Jesús propone más que justicia en la construcción de la sociedad, propone: el buen Samaritano,
devolverle la vista al ciego, que los paralíticos anden, sanar a los enfermos, etc.

¿Qué hacen las experiencias de Aprendizaje Servicio? poner a disposición de la comunidad las
capacidades que tienen desde el currículum, transformando el entorno haciéndolo más humano, más digno de
las personas que habitan esos espacios o dinámicas. Eso es expresión del Reino.
d) Acompañamiento de las búsquedas de sentido de vida y de Dios: Acompañamos como lo hace Jesús con los
discípulos de Emaús, como una inspiración pedagógica fundamental.

Todo empieza con el gesto de cercanía a los discípulos, respetando el momento personal que están
viviendo. Luego, escucha, interroga, dialoga y comparte. No impone su visión de los hechos.

No es una pedagogía de respuestas preparadas de antemano ni de propuestas predefinidas. Toma en


consideración sus necesidades; así los discípulos se sienten acogidos y encuentran un lugar donde expresarse,
desahogar su corazón y relatar su experiencia sin temores ni prejuicios y algo se “consolida” en su interior.

Jesús ilumina su situación con la Palabra de Dios, respondiendo a las aspiraciones y búsquedas de las
personas, alimentando la esperanza. Después de este momento, el corazón puede arder y desear el encuentro
profundo con Jesús y con los compañeros de camino. Llega así el momento para hacer fiesta y celebrar la vida.
(cfr. EEJ 170-179)

Cada grupo de Aprendizaje Servicio, tienen sus propios intereses y preguntas para la realidad que les
rodea. Que un grupo decida intervenir en una plaza, o en un centro de abuelitos, o desde el arte, o desde la
tecnología, etc. responde a esas inquietudes personales que se provocan y promueven en cada uno y en los
grupos como unidad pensante y sintiente. De esta manera, los proyectos son reveladores de las búsquedas de
sentido de los docentes, estudiantes, etc.

e) Implicarse con la realidad: Implicarse significa entrañarse, involucrarse, comprometerse con una realidad
hasta el punto de sentirla genuinamente propia. En la dimensión solidaria podemos decir que una persona se
ha implicado con las necesidades, los dolores y las injusticias del mundo, toda vez que las vive de tal manera
que se duele e indigna con ellas, y se reconoce a sí mismo como parte del problema y de las soluciones: no es
el problema de un “otro” que sufre, sino que es “mi propio problema”.

Esta idea de implicarse, es una disposición, una actitud y una manifestación patente de la solidaridad
que da cuenta de una virtud cristiana: “actitud moral que cambia la vida de la persona en orden a implicarla
con el destino del otro”

Esta solidaridad cristiana es una solidaridad universal que nace del reconocimiento de todos como
hijos de Dios, los que debemos velar por el conjunto de la humanidad y por la creación.

El compromiso con la causa escogida y con la comunidad en una experiencia de Aprendizaje Servicio,
trae la necesidad de hacerse cargo de la problemática y hacerla propia, de implicarse con ella.
Resultados del modelo

Aprendizaje Servicio es una metodología y como tal es medio para conseguir ciertos resultados.
Resultados que en términos de evangelización explícita, podemos describir como:

a) Satisfacción en los procesos de búsquedas: “La Pastoral, como oferta de educación integral, quiere ayudar a
que los jóvenes, a partir de sus propias realidades, actúen de una manera cada vez más reflexiva, intencional,
consciente, contextualizada y organizada, con vistas a promover una renovación en la Iglesia y una
transformación en la sociedad”. (EEJ 113).

“Nuestro principal deseo, para nosotros y nuestros interlocutores, es llevar una vida feliz y crear un
mundo nuevo”. (EEJ 190)

b) Comunidad en diálogo evangelizador: Buscamos construir, en un proceso continuo y constante, una


comunidad educativa que es capaz de pararse dentro del contexto cultural que vivimos con los ojos del
Evangelio.

Esta comunidad sería capaz de automirarse así misma, dentro del contexto cultural que tiene, con
criterios de Evangelio y mirar la realidad también con estos criterios, descubriendo la semilla de Dios en ella.

Es una comunidad discerniente de los procesos culturales, abierta a los cambios que se han dado,
atenta a la metamorfosis de lo sagrado y atenta en especial a las personas, para en ellas descubrir cómo Dios
está hablando en estos nuevos tiempos.

c) Desarrollo de una conciencia discerniente: Es el arte de orar y vivir de manera discerniente, encontrando a
Dios en todas las cosas, con el corazón atento a seguir su voluntad. De esta manera podemos mirarnos
cotidianamente a nosotros y mirar a los otros y a la realidad desde esta perspectiva y ser capaces de encontrar
a Dios y su mensaje en medio del mundo ahí.

Cuando hablamos de discernimiento, hablamos de la conciencia que está en el fondo de nuestro ser y
que brota como una voz muchas veces insistente. El gran criterio de discernimiento humano es la propia
conciencia.

d) Transformación de la realidad: Se percibe al otro – independiente de su condición o de las circunstancias


por las que atraviesa - como formando parte de una misma unidad (comunidad, familia, sociedad, etc.), en la
que todos somos iguales en derechos y dignidad.

Debido a esto, se busca solucionar los problemas de base que crean las diferencias entre las personas,
es decir, si todos somos iguales se debe solucionar aquellas problemáticas que generan las distancias y
asimetrías sociales. Se busca solucionar las condiciones estructurales que hacen necesaria la solidaridad.

Pretende cambiar las situaciones de fondo que originan el problema y las diferencias entre “el que
ayuda y el necesitado”. Rompe la verticalidad de la acción (de arriba a abajo), ya que aspira a integrarlos a
todos en una misma comunidad que asume las problemáticas sociales como algo común, como “nuestro
problema.

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