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PRÁCTICA 2

Comentario crítico del ‘Plan de Acción para los Derechos Humanos y la


Democracia’ de la Unión Europea

Andrés Fernández Carretero

La Unión Europea (en adelante UE) tiene como núcleo fundamental de su actuación el
ser la protectora de los derechos humanos y la democracia entre los países de la propia
Unión y en el mundo. Tanto es así que en su Tratado dedica los artículos 2 y 3 a establecer
un marco de valores y unos objetivos entre los que destacan estos de defensa de los
derechos humanos y el buen gobierno. Con la finalidad de hacerlos efectivos elaboró un
‘Plan de Acción para los Derechos Humanos y la Democracia’ para el período de tiempo
2015-2019 y, a modo de breve introducción, este documento incluye una serie de
propósitos como la inclusión de todo tipo de agentes en la protección de los Derechos
Humanos, cómo abordar los retos en esta materia, y un aumento de la cohesión política
en materia de democracia y Derechos Humanos.

De este Plan de Acción conclusiones dispares se pueden extraer. Por empezar por las
positivas, este documento sirve como una base ‘estándar’ de qué objetivos tiene la UE en
materia de Derechos Humanos en relación tanto con los países que ya son miembros como
los que no lo son y tienen algún tipo de relación, ya sea económica o de negociación de
la adhesión, con la UE. Además, pone de manifiesto que en el horizonte social y político
de la UE siempre están la defensa de la democracia y de los Derechos Humanos. Por
último, ante la triple crisis que está padeciendo la UE y algunos de sus Estados miembros,
este documento sirve de puesta en escena de una ‘buena fe’ en relación con los objetivos
que persigue la Unión desde que se plasmaron en el artículo 2 del Tratado de la UE.

Por el contrario, diversos elementos críticos se pueden observar a raíz de una lectura de
este documento. La primera es que resulta de difícil comprensión práctica el uso constante
de verbos poco precisos y que únicamente dibujan buenas intenciones. Los más repetidos
son: ‘fomentar, promover, incentivar, emprender, garantizar, alentar etc’. De ello se
desprende una difusa y poco detallada aplicación de todos los puntos que este Plan de
Acción recoge. En segundo lugar cabe destacar el punto 16-b del capítulo II titulado
‘abordar los retos en materia de derechos humanos’, el cual dice que la UE deberá
‘Fomentar el intercambio de mejores prácticas con países socios sobre estrategias y
políticas para combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas
conexas de intolerancia’. Resulta complicado ver cómo exactamente va a llevar a cabo la
UE un objetivo como este teniendo la sombra de partidos ultraderechistas y que beben de
un discurso altamente xenófobo por toda la Unión.

La otra gran crítica realizable a este documento es en materia de refugiados. El año 2016
fue el año crítico en esta materia y la propia UE definió esta situación como ‘en los dos
últimos años, Europa ha experimentado el mayor desplazamiento masivo de personas
desde la Segunda Guerra Mundial. Más de un millón de refugiados y migrantes han
llegado a la Unión Europea (UE), la mayor parte de ellos huyendo de la guerra y el terror
en Siria y en otros países en conflicto1’. Ante esta crisis la UE adoptó el compromiso de
que los Estados miembro acogieran a estas personas con el fin último de salvar su vida.
No obstante, esta buena intención también plasmada en el presente Plan de Acción va
manifiestamente mal ya que, por ejemplo cercano, Amnistía Internacional denunció en
junio de este año que España había acogido a menos del 10% del que se comprometió al
principio de esta crisis. La reflexión que cabe realizarse (vistos también los malos
resultados que tuvo Angela Merkel en las pasadas elecciones de septiembre) es que si la
tendencia de acogida se va a incrementar cumpliendo así con el objetivo comunitario o,
por el contrario, va a quedarse muy lejos de ser alcanzada y va a ser público y notorio la
mala gestión de la UE ante esta crisis humanitaria.

En conclusión, el ánimo de este comentario crítico no es el de transmitir un


euroescepticismo absoluto con la UE sino el de poner sobre la mesa, con una actitud
eurocrítica, las deficiencias prácticas que arrastra la UE. Que los Derechos Humanos y la
Democracia estén permanentemente en la agenda pública de la Unión es buen síntoma,
pero hasta que no se concreten medidas eficaces de llevarlos a cabo caerán en saco roto
y pasarán a formar parte del siguiente Plan de Acción.

1
Página de la Comisión dedicada a la crisis de los refugiados:
http://publications.europa.eu/webpub/com/factsheets/refugee-crisis/es/

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